¿Por qué estás lejos, Jehová? ¿por qué te escondes en los tiempos de la angustia? Con arrogancia el malo persigue al pobre; sean tomados en los pensamientos que pensaron. Por cuanto se alabó el malo del deseo de su alma: y diciendo bien del robador, blasfema de Jehová. El malo por la altivez de su rostro no busca a Dios: no hay Dios en todos sus pensamientos. Sus caminos atormentan en todo tiempo: altura son tus juicios delante de él: en todos sus enemigos resopla. Dice en su corazón: No seré movido de generación a generación, porque no fuí en mal. De maldición hinchió su boca, y de engaños y fraude: debajo de su lengua molestia y maldad. Está en las asechanzas de las aldeas; en los escondrijos mata al inocente: sus ojos están mirando por el pobre. Asecha de encubierto, como el león desde su cama: asecha para arrebatar al pobre: arrebata al pobre trayéndole en su red. 10 Encógese, abájase, y cae en sus fuerzas multitud de afligidos. 11 Dice en su corazón: Dios está olvidado, ha encubierto su rostro, nunca lo vio. 12 ¶ Levántate, o! Jehová Dios, alza tu mano: no te olvides de los pobres. 13 ¿Por qué ensaña el malo a Dios? dijo en su corazón: No inquirirás. 14  has visto: porque tú miras el trabajo, y el enojo, para dar en tus manos: a ti se remite el pobre; al huérfano tú fuiste ayudador. 15 Quebranta el brazo del depravado y del maligno: buscarás su maldad, y no la hallarás. 16 Jehová, Rey eterno y perpetuo; de su tierra fueron destruidas las gentes. 17 El deseo de los humildes oíste, o! Jehová: tú dispones su corazón, y haces atento tu oído: 18 Para juzgar al huérfano y al pobre; no volverá más a quebrantar el hombre de la tierra.