Salmos. 121. Un cántico para los peregrinos que van a Jerusalén. Alzo la vista hacia los montes, pero, ¿Es de allí de donde viene mi ayuda? Mi ayuda viene del Señor, quien hizo los cielos y la tierra. Él no te dejará caer; Él, que cuida de ti no caerá dormido. De hecho, Él, que te cuida, no toma siestas ni se adormece nunca. El Señor es quien te cuida; el Señor es quien te protege; Él permanece a tu lado. El sol no te herirá durante el día, ni la luna durante la noche. El Señor te protegerá de todos los malos; y te mantendrá a salvo. El Señor te protegerá en tu entrar y en tu salir, desde ahora y para siempre.