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Versión Biblia Libre, Nuevo Testamento (2018)

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Génesis

1  1 En el principio, Dios creó los cielos y la tierra. 2 La tierra carecía de forma y estaba vacía; la oscuridad cubría la superficie del abismo y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas.

3 Y Dios dijo: “¡Que haya luz!” y hubo luz. 4 Dios vio que la luz era buena, y separó a la luz de la oscuridad. 5 Entonces Dios llamó a la luz “día” y a la oscuridad le llamó “noche”. Así que hubo noche y mañana, lo cual fue el primer día.[fn]

6 Entonces Dios dijo: “Que haya expansión[fn] en medio de las aguas para dividirlas”. 7 Así que Dios hizo una expansión para separar las aguas que estaban arriba de las aguas, de las aguas que estaban debajo. Y así sucedió. 8 Dios llamó a la expansión “cielo”.Entonces hubo noche y mañana, lo cual fue el segundo día.

9 Dios dijo: “Que las aguas que están debajo del cielo se junten en un solo lugar para que aparezca la tierra”.Y así sucedió. 10 Entonces Dios llamó al suelo “tierra” y a las aguas les llamó “mares”.Y Dios vio que era bueno.

11 Dios dijo: “Que la tierra produzca vegetación: plantas que produzcan semillas y árboles que produzcan frutos con semillas, cada uno de su propia clase”.Y así sucedió. 12 La tierra produjo vegetación: plantas que producen semillas y árboles que producen frutos con semillas, cada uno de su propia clase. Entonces Dios vio que era bueno. 13 Así que hubo noche y mañana, lo cual fue el tercer día.

14 Dios dijo: “Que haya luces en el cielo para separar el día de la noche, y para que exista una forma de marcar las estaciones, los días y los años. 15 Habrá luces en el cielo que brillen sobre la tierra”.Y así sucedió. 16 Dios creó dos grandes luces:[fn] la más grande a cargo del día, y la más pequeña a cargo de la noche. También creó las estrellas. 17 Dios puso estas luces en el cielo para que brillaran sobre la tierra, 18 para que estuvieran a cargo del día y de la noche, y para separar la luz de la oscuridad. Y Dios vio que era bueno. 19 Así que hubo noche y mañana, lo cual fue el cuarto día.

20 Y Dios dijo: “Que las aguas se llenen de criaturas vivientes, y que las aves vuelen por encima de la tierra, en el cielo”. 21 Así que Dios creó enormes animales marinos y todos los seres vivos que nadan y que habitan en las aguas, cada uno de su propia clase; así como cada ave que vuela, cada una según su especie. Y Dios vio que era bueno. 22 Dios los bendijo y dijo: “Reprodúzcanse y multiplíquense, y llenen las aguas del mar, y que se multipliquen las aves en toda la tierra”. 23 Y así hubo noche y después mañana, lo cual fue el quinto día.

24 Entonces Dios dijo: “Que la tierra produzca criaturas vivientes, cada una según su especie: rebaños, ganado, las criaturas reptiles, los animales salvajes, cada uno de su propia clase”.Y sucedió así. 25 Dios hizo a los animales salvajes, al ganado, y a los reptiles, a todos según su propia especie. Y Dios vio que esto era bueno.

26 Entonces Dios dijo: “Hagamos seres humanos según nuestra imagen, y que sean como nosotros.[fn] Ellos tendrán autoridad sobre los peces del mar y sobre las aves que vuelan por los aires, sobre los animales y sobre toda la tierra y las criaturas que se muevensobre ella”. 27 Así que Dios creó a los seres humanos según su propia imagen. Los creó a la imagen de Dios, como varón y hembra.[fn] 28 Dios los bendijo y les dijo: “Reprodúzcanse y multiplíquense; vayan por toda la tierray gobiérnenla. Tengan autoridad sobre los peces que están en el mar y sobre las aves que vuelan por los aires, y sobre cada criatura que se mueve sobre la tierra”.

29 Y Dios dijo: “Miren, les he dado como alimento cada planta que produce semilla de toda la tierra, y cada árbol que produce fruto con semilla. 30 Todas las plantas verdes las he dado a todos los animales de la tierra, a las aves, y a cada criatura que se mueve sobre la tierra, es decir, a todo ser vivo”. Y así sucedió.

31 Entonces Dios vio todo lo que había creado, y una vez más vio que era muy bueno. Así hubo tarde y luego mañana, lo cual fue el sexto día.

2  1 La creación de los cielos, la tierra y todo lo que hay en ellos[fn] quedó terminada. 2 Cuando llegó el séptimo día, Dios había terminado el trabajo que había hecho, y descansó en el séptimo día de todo el trabajo que había estado haciendo. 3 Entonces Dios bendijo el séptimo día y lo apartó como día santo, porque en él descansó de todo el trabajo que había hecho en la creación.

4 Este es el relato de la creación del Señor Dios cuando hizo los cielos y la tierra.

5 Hasta este momento no había plantas silvestres[fn] ni cultivos creciendo sobre la tierra, porque el Señor Dios no había enviado la lluvia, y porque no había quien cultivara el suelo. 6 El rocío brotaba de la tierra y hacía que la superficie del suelo estuviera húmeda. 7 Entonces el Señor formó al hombre Adán[fn] con polvo de la tierra. Y sopló en sus fosas nasales el aliento de vida, y Adán se convirtió en un ser vivo.

8 Entonces el Señor sembró un jardín en Edén, al oriente. Allí puso al hombre Adán, a quien había creado. 9 El Señor creó toda clase de árboles para que crecieran en el jardín, árboles hermosos y árboles que producían frutas agradables al paladar. El árbol de la vida se encontraba en medio del jardín, así como el árbol del conocimiento del bien y del mal. 10 De Edén salía un río que regaba el jardín, y desde allí se dividía en cuatro brazos. 11 El primero fue llamado Pisón, y pasaba por toda la tierra de Havila, donde había oro. 12 (El oro de esta tierra es puro. Allí también hay bedelio[fn] y ónice). 13 El segundo brazo fue llamado Gijón y rodea toda la tierra de Cus.[fn] 14 El tercer brazo fue llamado Tigris[fn] y rodeaba el oriente de la ciudad de Asur. El cuarto brazo fue llamado Éufrates.[fn]

15 El Señor Dios puso al hombre en el Jardín de Edén para que lo cultivara y cuidara de él. 16 El Señor Dios le dio orden a Adán: “Eres libre de comer el fruto de todos los árboles del jardín, 17 pero no debes comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, porque el día que comas de él, será seguro que morirás”.

18 Entonces el Señor Dios dijo: “No es bueno que Adán esté solo. Haré a alguien que lo ayude, alguien que sea como él”.

19 El Señor Dios usó la tierra para hacer a los animales salvajes y a todas las aves. A todos los animales los trajo hasta donde estaba Adán para que les pusiera nombre, y Adán puso nombre a cada criatura viviente. 20 Adán le puso nombre a todo el ganado, a todas las aves, y a los animales salvajes. Pero Adán no encontraba a nadie que pudiera ayudarlo.

21 Así que el Señor hizo que Adán durmiera profundamente, y mientras dormía Dios quitó una de las costillas de Adán y después volvió a cerrar el lugar del cual tomó el tejido. 22 Y el Señor hizo a una mujer, usando la costilla que había tomado de Adán, y entonces se la presentó a Adán.

23 “¡Por fin!” dijo Adán. “Esta es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Ella será llamada mujer, porque fue sacada del hombre”.[fn]

24 Esta es la razón por la cual el hombre deja a su padre y a su madre y se une[fn] a su esposa, y los dos se vuelven un solo ser. 25 Adán y su esposa Eva[fn] estaban desnudos, pero no sentían vergüenza por ello.

3  1 La serpiente era más astuta que cualquiera de los otros animales salvajes que el Señor Dios había hecho. Y le preguntó a Eva: “¿En serio Dios dijo que no pueden comer del fruto de todos los árboles[fn] del jardín?”

2 Entonces Eva le respondió a la serpiente: “Podemos comer de los árboles del jardín, pero no del fruto del árbol que está en medio del jardín. 3 Dios nos dijo: ‘No deben comer de ese árbol, y ni siquiera tocarlo, pues de lo contrario morirán’”.[fn]

4 “Por supuesto que no morirán”, le dijo la serpiente a Eva. 5 “Lo que sucede es que Dios sabe que tan pronto coman de él verán las cosas de una manera distinta, y serán como Dios, conociendo el bien y el mal”.

6 Eva vio que el fruto del árbol lucía bueno para comer. El fruto se veía muy atractivo. Y Eva lo deseaba para obtener sabiduría. Así que tomó del fruto y lo comió, y lo compartió con su esposo, que estaba con ella, y él también comió. 7 Tan pronto como comieron del fruto, vieron todo diferente y se dieron cuenta de que estaban desnudos. Así que cosieron hojas de higuera para cubrirse.

8 Al caer la noche, y cuando soplaba la brisa del atardecer, escucharon al Señor caminando en el jardín. Entonces Adán y Eva se escondieron de la presencia del Señor entre los árboles del jardín.

9 Entonces el Señor llamó a Adán: “¿Dónde estás?”

10 “Te escuché caminando por el jardín y me asusté porque estaba desnudo, y por eso me escondí”, respondió Adán.

11 “¿Quién te dijo que estabas desnudo?” le preguntó el Señor Dios. “¿Acaso comiste del árbol que te dije que no comieras?”

12 “Fue la mujer que me diste quien me brindó del fruto del árbol, y yo lo comí”, respondió Adán.

13 Entonces el Señor le preguntó a Eva: “¿Por qué has hecho esto?”

“La serpiente me engañó, y yo lo comí”, respondió ella.

14 Entonces el Señor le dijo a la serpiente: “Por lo que has hecho, serás maldita entre todos los animales. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo mientras vivas. 15 Me aseguraré de que tú y tus hijos, así como la mujer y sus hijos, sean enemigos. Uno de sus hijos aplastará tu cabeza, y tú herirás su talón”.

16 Dios le dijo a Eva: “Haré que el embarazo sea más penoso y que dar a luz sea más doloroso. Sin embargo, tendrás deseo por tu esposo y él te gobernará”.[fn]

17 Y Dios le dijo a Adán: “Por haber hecho[fn] lo que te dijo tu esposa, y comiste del fruto del árbol sobre el cual te dije ‘No comas del fruto de este árbol,’ el suelo ahora estará maldito por tu culpa. Tendrás que trabajar arduamente para cultivar los alimentos durante toda tu vida. 18 Los cultivos tendrán cardos y espinas, y tendrás que comer plantas silvestres.[fn] 19 Tendrás que sudar para cultivar suficiente comida hasta que mueras y regreses a la tierra. Porque fuiste hecho del polvo de la tierra, y al mismo polvo regresarás”.

20 Adán le puso por nombre Eva a su esposa, porque ella sería la madre de todos los seres humanos. 21 El Señor hizo vestiduras con piel de animales para Adán y Eva y lo vistió.

22 Entonces el Señor miró una vez más: “Veo que los seres humanos[fn] se han convertido en uno más como nosotros, y conocen ahora tanto el bien como el mal. Ahora bien, si llegasen a tomar el fruto del árbol de la vida y lo comen, vivirían para siempre.” 23 Así que el Señor los expulsó del jardín de Edén. Envió a Adán a cultivar el suelo a partir del cual él mismo fue creado. 24 Después de sacarlos del jardín, el Señor puso al oriente del jardín ángeles y una espada que daba su resplandor en todas las direcciones. Esto con el fin de que no pudieran acceder al árbol de la vida.

4  1 Adán durmió con su esposa Eva y ella quedó embarazada. Y dio a luz a Caín, y dijo: “Con la ayuda de Dios he hecho a un hombre”. 2 Después dio a luz a su hermano Abel. Él se convirtió en un pastor de ovejas, mientras que Caín era un agricultor.

3 Algún tiempo después, Caín trajo el fruto de su cosecha como ofrenda al Señor. 4 Abel también trajo una ofrenda: el primogénito de su rebaño, eligiendo las mejores partes como ofrenda. El Señor se sintió agradado de Abel y su ofrenda, 5 pero no se agradó de Caín ni de su ofrenda, lo cual enojó a Caín en gran manera y frunció el ceño con enfado.

6 Entonces el Señor le preguntó a Caín: “¿Por qué estás enojado? ¿Por qué te ves tan enfadado? 7 Si hicieras lo correcto, lucirías contento.[fn] Pero si no haces lo correcto, el pecado será como animales agazapados en la puerta de tu casa, listos para atacarte. El pecado desea apoderarse de ti, pero tú debes mantener el control”.

8 Más tarde, mientras Caín hablaba con su hermano Abel,[fn] e iban por los campos, Caín atacó a su hermano y lo mató.

9 “¿Dónde está tu hermano Abel?” le preguntó el Señor a Caín.

“¿Cómo podría saberlo?” respondió Caín. “¿Acaso se supone que debo ser el cuidador de mi hermano?”

10 “¿Qué has hecho?” le preguntó el Señor. “La sangre de tu hermano clama a mi desde la tierra. 11 Por esto ahora estarás más maldito que la tierra, porque la has impregnado con la sangre de tu hermano. 12 Y cuando cultives la tierra, no producirá cosechas para ti. Siempre serás un prófugo, errando por toda la tierra”.

13 “Mi castigo es más de lo que puedo soportar”, respondió Caín. 14 “¡Mira! Me expulsas en este instante, maldiciendo la tierra y echándome de tu presencia. Ahora tendré que esconderme y seré siempre un prófugo, errante por toda la tierra. ¡Y cualquiera que me encuentre me matará!”

15 Pero el Señor respondió: “No, Caín. Cualquiera que te mate será castigado siete veces más”. El Señor puso una marca sobre Caín para que ninguno lo matase.

16 Así que Caín se fue de la presencia del Señor y se fue a vivir al país llamado Nod, al oriente de Edén.[fn]

17 Caín se acostó con su esposa y ella quedó embarazada. Y tuvo un hijo llamado Enoc. En ese tiempo Caín estaba construyendo una ciudad, y le puso el mismo nombre que su hijo Enoc. 18 Enoc tuvo un hijo llamado Irad. E Irad fue el padre de Mejuyael, y luego Mejuyael fue el padre de Metusael, y Metusael fue el padre de Lamec. 19 Lamec se casó con dos mujeres. La primera se llamaba Ada, y la segunda se llamaba Selá. 20 Ada tuvo un hijo llamado Jabal. Él fue el padre[fn] de los que viven en tiendas y tienen rebaños. 21 Él tuvo un hermano llamado Jubal. Y Jubal era el padre de todos los que tocan instrumentos de cuerda y de viento. 22 Selá también tuvo un hijo que se llamaba Tubal-Caín y era un herrero que forjaba toda clase de herramientas de hierro y bronce. La hermana de Tubal-Caín se llamaba Naamá.

23 En cierta ocasión, Lamec le dijo a sus esposas: “Ada y Selá, escúchenme. Ustedes, esposas de Lamec, presten atención a lo que les voy a decir. Yo maté a un hombre y él me hirió. Maté a un hombre joven porque atentó contra mi. 24 Si la sentencia por matar a Caín era de ser castigado siete veces más, entonces si alguien me mata a mí, el castigo debería ser setenta y siete veces más”.

25 Adán volvió a acostarse con su esposa otra vez, y tuvieron un hijo llamado Set,[fn] con la explicación: “Dios me ha dado otro hijo para tomar el lugar de Abel, el que mató Caín”. 26 Después Set tuvo un hijo llamado Enós,[fn] porque en ese tiempo las personas habían comenzado a adorar al Señor por su nombre.

5  1 Este es el registro de los descendientes de Adán. Cuando Dios creó a los seres humanos, los hizo semejantes a él. 2 Los creó varón y hembra, y los bendijo. El día que los creó, los llamó “humanos”.[fn]

3 Cuando Adán cumplió la edad de 130 años, tuvo un hijo semejante a él, hecho a su imagen, y le puso el nombre de Set. 4 Después del nacimiento de Set, Adán vivió 800 años más, y tuvo más hijos e hijas. 5 Y Adán vivió en total 930 años, y entonces murió.

6 Cuando Set cumplió la edad de 105 años, tuvo a Enoc. 7 Después del nacimiento de Enoc, Set vivió 807 años más, y tuvo más hijos e hijas. 8 Enós vivió en total 912 años, y entonces murió.

9 Cuando Enós cumplió la edad de 90 años, tuvo a Cainán. 10 Después del Nacimiento de Cainán, Enoc vivió 815 años más y tuvo más hijos e hijas. 11 Enoc vivió en total 905 ños y entonces murió.

12 Cuando Cainán cumplió la edad de 70 años, tuvo a Malalel. 13 Después del Nacimiento de Malalel, Cainán vivió 840 años más, y tuvo más hijos e hijas. 14 Y Cainán vivió en total 910 años, y entonces murió. 15 Cuando Malalel cumplió la edad de 65 años, tuvo a Jared. 16 Y después del Nacimiento de Jared, Malalel vivió 830 años más y tuvo más hijos e hijas. 17 Y Malalel vivió en total 895 años, y entonces murió.

18 Cuando Jared cumplió la edad de 162 años, tuvo a Enoc. 19 Después del Nacimiento de Enoc, Jared vivió 800 años más y tuvo más hijos e hijas. 20 Y Jared vivió en total 962 años, y entonces murió.

21 Cuando Enoc cumplió 65 años, tuvo a Matusalén. 22 Y Enoc tuvo una relación muy estrecha con Dios. Después del nacimiento de Matusalén, Enoc vivió 300 años más y tuvo más hijos e hijas. 23 Y Enoc vivió en total 365 años. 24 Pero Enoc tenía una relación tan estrecha con Dios que no murió,[fn] sino que desapareció porque Dios se lo llevó.

25 Cuando Matusalén cumplió la edad de 187 años, tuvo a Lamec. 26 Después del Nacimiento de Lamec, Matusalén vivió 782 años más y tuvo más hijos e hijas. 27 Y Maturalén vivió en total 969 años, y entonces murió.

28 Cuando Lamec cumplió 182 años, tuvo un hijo. 29 Y le puso por nombre Noé,[fn] con la explicación “Él nos dará alivio del arduo trabajo que debemos hacer para cultivar la tierra que el Señor maldijo”. 30 Después del Nacimiento de Noé, Lamec vivió 595 años más y tuvo más hijos e hijas. 31 Y Lamec vivió en total 777 años, y entonces murió.

32 Noé vivió 500 años antes de tener a Sem, Cam y Jafet.[fn]

6  1 Y los seres humanos comenzaron a multiplicarse y a esparcirse por toda la tierra. Y tenían hijas, 2 y los hijos de Dios[fn] se dieron cuenta de que estas mujeres eran hermosas, y tomaban para sí las que querían.

3 Entonces el Señor dijo: “Mi espíritu de vida no permanecerá con este pueblo para siempre, porque son mortales. Ahora el tiempo de vida será de 120 años”.[fn]

4 En esos días había gigantes[fn] en la tierra y, aún después, los hubo también. Estos nacieron después de que los hijos de Dios se acostaran con las hijas de este pueblo. Sus hijos se volvieron grandes guerreros y hombres de renombre en la antigüedad.

5 Y el Señor se dio cuenta de cuán malvados se habían vuelto los habitantes de la tierra, pues cada uno de los pensamientos en sus mentes estaban llenos de maldad. 6 El Señor se lamentó de haber creado a los seres humanos para habitar la tierra, y le entristeció este pensamiento. 7 Así que el Señor dijo: “Voy a eliminar de la tierra a estas personas que he creado; y no solo a ellos, sino también a los animales, a los reptiles y a las aves, porque me lamento de haberlos creado”.

8 Pero el Señor se agradó de Noé.

9 Esta es la historia de Noé y su familia. Noé era un hombre íntegro, que vivía una vida con principios morales entre las personas de su época. Él tenía una relación estrecha con Dios. 10 Y Noé tenía tres hijos: Sem, Cam, y Jafet.

11 Dios vio cuán inmoral se había vuelto el mundo entero, lleno de violencia y de personas que actuaban sin ley. 12 Dios se dio cuenta de que la perversión del mundo se debía a que todos vivían vidas inmorales. 13 Entonces Dios le dijo a Noé: “He decidido poner fin a todos los habitantes de la tierra porque todos son violentos y viven sin ley. Yo mismo los voy a destruir a todos, y a la tierra misma junto con ellos.

14 “Construye un arca[fn] de madera de ciprés. Haz habitaciones dentro del arca, y cúbrela con alquitrán, por dentro y por fuera. 15 Y así es como deberás construirla: El arca debe medir 300 codos de largo, 50 codos de ancho, y 30 codos de alto. 16 Hazle un techo al arca, dejando una ventana del tamaño de un codo entre el techo y la parte superior de los lados.[fn] Coloca una puerta lateral en el arca, y haz el arca de tres cubiertas.

17 “Yo mismo voy a enviar un diluvio a la tierra que destruirá todo lo que respire. Todo ser vivo sobre la tierra morirá. 18 Pero yo guardaré mi pacto contigo. Tu entrarás al arca, tomarás contigo a tu esposa, a tus hijos y a sus esposas. 19 Tomarás un par - macho y hembra - de cada especie de animal, y te asegurarás de preservarlos con vida. 20 Harás lo mismo con cada especie de ave, ganado, y con los reptiles: un par de cada uno vendrá a ti para que puedas mantenerlos con vida. 21 Lleva contigo toda clase de alimentos y almacénala para que tú y los animales tengan suficiente para comer”.

22 Y Noé hizo exactamente lo que Dios le ordenó que hiciera.

7  1 El Señor le dijo a Noé: “Entra al arca con toda tu familia. Porque he visto que eres un hombre íntegro, que vive una vida moral en medio de la gente de esta generación. 2 Toma contigo siete parejas - macho y hembra - de cada especie de animal limpio; y un par - macho y hembra - de cada especie de animal impuro. 3 Además, toma siete parejas - macho y hembra - de todas las aves, para que todas las especies de toda la tierra puedan sobrevivir. 4 En siete días hare llover por cuarenta días y cuarenta noches. Voy a erradicar de la superficie de la tierra a todos los seres que he creado”.

5 Y Noé hizo exactamente lo que el Señor le ordenó que hiciera.

6 Noé tenía 600 años cuando las aguas inundaron la tierra. 7 Noé entró al arca, junto con su esposa y sus hijos, y las esposas de sus hijos, por causa del diluvio. 8 Animales impuros e impuros, aves y reptiles, 9 entraron en el arca que construyó Noé. 10 Después de siete días, las aguas cayeron sobre la tierra.

11 Noé había cumplido 600 años, cuando en el día número diecisiete del segundo mes, todas las aguas que estaban debajo de la tierra estallaron y atravesaron el suelo, y una fuerte lluvia cayó del cielo. 12 La lluvia siguió cayendo sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches.

13 Ese fue el día[fn] en que el Noé, su esposa, sus hijos Sem, Cam y Jafet, junto a sus esposas, entraron en el arca. 14 Con ellos entró toda especie de animales salvajes, ganado, reptiles y aves, así como todo animal alado. 15 Todos entraron con Noé al arca; todos los seres vivos, y en pares. 16 De cada criatura entró el macho con su hembra, tal como Dios le dijo a Noé. Entonces el Señor cerró la puerta.

17 Y la lluvia cayó sobre la tierra por cuarenta días, haciendo flotar el arca por encima del suelo. 18 Las aguas subieron cada vez más y se hacían profundas, pero el arca flotaba en la superficie. 19 Finalmente, el agua aumentó tanto de nivel que hasta las montañas más altas quedaron cubiertas, y solo se podía ver el cielo. 20 El agua subió tanto, que sobrepasó la altura de las montañas hasta quince codos más. 21 Y todo lo que habitaba sobre la tierra pereció: las aves, el ganado, los animales salvajes, todos los reptiles, y todas las personas también. 22 Murió todo ser vivo que estaba sobre la tierra y que podía respirar. 23 El Señor exterminó a todo ser viviente: desde los seres humanos, hasta el ganado, los reptiles y las aves. Todos murieron y solo sobrevivieron los que estaban con Noé en el arca. 24 Y la tierra permaneció inundada por 150 días.

8  1 Pero Dios no se había olvidado de Noé ni de todos los animales salvajes y el ganado que estaba en el carca con él. Dios envió un viento fuerte sobre la tierra, y las aguas comenzaron a bajar. 2 Las aguas subterráneas se cerraron, y la lluvia se detuvo. 3 Poco a poco, las aguas comenzaron a retirarse de la tierra. Bajaron tanto que 150 días después del diluvio 4 el arca se posó sobre el monte Ararat. Esto sucedió en el día diecisiete del séptimo mes. 5 Las aguas siguieron bajando hasta que el primer día del décimo mes, ya se podía ver la cumbre de las montañas.

6 Cuarenta días después, Noé abrió la ventana que había hecho en el arca, 7 y envió a un cuervo fuera del arca. El cuervo iba y venía hasta que el agua sobre la tierra se hubo secado. 8 Entonces Noé envió una paloma para comprobar si las aguas habían bajado lo suficiente como para que hubiera tierra seca. 9 Pero la paloma no pudo encontrar ningún lugar donde posarse. Así que regresó a Noé porque el agua aún cubría toda la tierra. Noé sacó su mano y tomó a la paloma, y la trajo consigo de nuevo dentro del arca. 10 Entonces Noé esperó siete días más y volvió a enviar a la paloma fuera del arca. 11 Cuando la paloma regresó en la noche, trajo en su pico una hoja fresca de olivo, de modo que Noé supo así que las aguas se habían ido en gran parte de la tierra. 12 Una vez más, Noé esperó otros siete días más, y entonces volvió a enviar a la paloma, pero esta vez la paloma no regresó.

13 Noé había cumplido ahora 601 años, y era el primer día del primer mes, cuando las aguas se habían secado por completo. Noé retiró la cubierta del arca y pudo ver que el suelo se estaba secando. 14 En el vigésimo séptimo día del segundo mes, la tierra estaba seca.

15 Entonces Dios le dijo a Noé: 16 “Salgan del arca tú, tu esposa, tus hijos, y sus esposas. 17 Dejen ir a todos los animales; a las aves, a los animales salvajes, a los reptiles, para que se multipliquen y llenen en la tierra”. 18 Así que Noé y su esposa, así como sus hijos y sus esposas salieron del arca. 19 También todos los animales, los reptiles y las aves, todo ser vivo que estaba en el arca salió, todosagrupados por especie.

20 Entonces Noé construyó un altar y sacrificó a algunos de los animales limpios, así como a algunas aves, a manera de ofrenda. 21 El Señor aceptó[fn] tal sacrificio, y dijo para sí mismo: “No volveré a maldecir a la tierra por culpa de los seres humanos, aunque cada uno de sus pensamientos sea perverso desde su niñez. Y no volveré a destruir a los seres vivos como lo acabo de hacer. 22 En tanto exista la tierra, no faltará la temporada de siembra y de cosecha, el frío y el calor, el verano y el invierno, así como el día y la noche”.

9  1 Y Dios bendijo a Noé y a sus hijos, y les dijo: “¡Reprodúzcanse, multiplíquense y llenen toda la tierra! 2 Todos los animales te temerán, incluso las aves, las criaturas que se arrastran por el suelo, y los peces del mar. Ahora estás a cargo de ellos. 3 Todo ser vivo que se mueve será alimento para ti, así como las plantas verdes.[fn] 4 Pero no comerás carne que aún tenga sangre de vida en ella. 5 Si tu sangre es derramada por causa de un animal, yo pediré cuentas por ello; y si tu sangre es derramada por otra personas, yo se lo reclamaré. 6 Si alguno derrama sangre de otro ser humano, otro ser humano derramará su sangre también. Porque Dios creó a los seres humanos según su propia imagen. 7 ¡Así que reprodúzcanse, multiplíquense y llenen la tierra de muchos descendientes!”

8 Entonces Dios le dijo a Noé y a sus hijos que estaban con él: 9 “Escuchen, yo hoy hago mi pacto con ustedes y con sus descendientes, 10 y también con todos los animales, las aves, el ganado y todos los animales salvajes de la tierra, así como todo animal que estuvo en el arca. 11 En este pacto yo les prometo que no volveré a destruir a los seres vivos por medio de un diluvio, y que no habrá nuevamente un diluvio destructor como este”.

12 Entonces Dios dijo: “Les daré una señal para confirmar el acuerdo que hago hoy entre mi y ustedes, y todos los seres vivos. Un acuerdo que durará por todas las generaciones. 13 He puesto mi arcoíris en las nubes, y esta será la señal de mi acuerdo contigo y con toda la vida que hay sobre la tierra. 14 Cada vez que haya nubes sobre la tierra y aparezca el arcoíris, 15 me recordará de mi pactoentre mi y ustedes, así como cada criatura viviente, de que las aguas no volverán a destruir todo ser viviente sobre la tierra. 16 Y veré el arcoíris en las nubes, y me acordaré de este acuerdo eterno entre Dios y cada ser vivo que habita sobre la tierra”.

17 Entonces Dios le dijo a Noé: “Esta es la señal del acuerdo que hago hoy con cada criatura sobre la tierra”.

18 Los hijos de Noé que salieron del arca eran Sem, Cam y Jafet. (Cam fue el padre de los cananeos). 19 Y todos los seres humanos que están esparcidos por el mundo son descendientes de estos tres hijos de Noé.

20 Noé comenzó a cultivar la tierra como un granjero, y plantó un viñedo. 21 Entonces bebió del vino que produjo su viñedo, se emborrachó y se quedó dormido desnudo en su tienda. 22 Cam, el padre de Canaán vio las partes íntimas de su padre y fue y se lo dijo a sus hermanos que estaban afuera. 23 Entonces Sem y Jafet tomaron un manto, y poniéndolo sobre sus hombros, caminaron de espaldas y cubrieron las partes privadas de su padre. Y se aseguraron de mirar hacia otro lado, a fin de no ver las partes privadas de su padre.

24 Cuando Noé se levantó de su sueño por la embriaguez, se dio cuenta de los que su hijo menor había hecho, 25 y dijo: “¡Maldito seas, Canaán![fn] ¡Serás el esclavo de menor clase, y servirás a tus hermanos!”

26 Entonces Noé continuó: “Bendito sea el Señor, Dios de Sem, y que Canaán sea su esclavo. 27 Que Dios le de a Jafet mucho espacio para sus descendientes, y que vivan en paz con el pueblo de Sem, y que Canaán sea su esclavo también”.

28 Y después del diluvio, Noé vivió 350 años más. 29 Noé vivió en total 950 años, y entonces murió.

10  1 Las siguientes son las genealogías[fn] de los hijos de Noé: Sem, Cam, y Jafet. Ellos tuvieron hijos después del diluvio.

2 Los hijos[fn] de Jafet: Gomer, Magog, Madai, Jabán, Tubal, Mésec y Tirás.

3 Los hijos de Gomer: Asquenaz, Rifat, y Togarmá.

4 Los hijos de Jabán: Elisá, Tarsis, Quitín, y Rodanín.[fn] 5 Los descendientes de estos ancestros se esparcieron por las áreas costeras, cada grupo con su propio idioma, con sus familias que se convirtieron en diferentes naciones.

6 Los hijos de Cam: Cus, Misrayin, Fut, y Canaán.

7 Los hijos de Cus: Seba, Javilá, Sabtá, Ragama y Sabteca.

Los hijos de Ragama: Sabá y Dedán.

8 Cus también fue el padre de Nimrod, quien se destacó como el primer tirano en la tierra. 9 Fue un guerrero que desafió[fn] al Señor, y es la razón por la que existe el dicho: “Como Nimrod, un poderoso guerrero que desafió al Señor”. 10 Su reino comenzó en las ciudades de Babel,[fn] Erec, Acad, y Calné, todas ellas ubicadas en la tierra de Sinar.[fn] 11 De allí se mudó a Asiria[fn] y construyó las ciudades de Nínive, Rejobot Ir, Cala, 12 y Resén, la cual queda entre Nínive y la gran ciudad de Cala.

13 Misrayin fue el padre de los ludeos, los anameos, los leabitas, los naftuitas 14 los patruseos, los caslujitas y los caftoritas (ancestros de los filisteos).[fn]

15 Canaán fue el padre de Sidòn, su primogénito, y de los hititas,[fn] 16 de los jebuseos, de los amorreos, de los gergeseos, 17 de los heveos, los araceos, los sineos, 18 los arvadeos, los zemareos y los jamatitas.

Luego las tribus de Canaán se esparcieron 19 y el territorio de los caananitas se extendió desde Sidón hasta Guerar y hasta Gaza, luego hacia Sodoma, Gomorra Admá, y Zeboyín, hasta Lasa. 20 Estos fueron los hijos de Cam según sus tribus, idiomas, territorios y nación.

21 Sem, cuyo hermano mayor[fn] era Jafet, también tuvo hijos. Sem fue el padre de todos los hijos de Eber.

22 Los hijos de Sem: Elam, Asur, Arfaxad, Lud, y Harán.

23 Los hijos de Harán: Uz, Hul, Guéter, y Mas.[fn]

24 Arfaxad fue el padre de Selaj. Y Selaj fue el padre de Éber.

25 Éber tuvo dos hijos. Uno se llamó Peleg,[fn] porque en su tiempo se dividió la tierra; y el nombre de su hermano era Joctán.

26 Joctán fue el padre de Almodad, Sélef, Jazar Mávet, Yerah, 27 Hadorán, Uzal, Diclá, 28 Obal, Abimael, Sabá, 29 Ofir, Javilá y Jobab. Todos estos fueron hijos de Joctán. 30 Ellos vivieron en la región entre Mesá hasta Sefar, en la región montañosa oriental.

31 Estos fueron los hijos de Sem, sus tribus, idiomas, territorios y naciones.

32 Todas estas fueron las tribus descendientes de los hijos de Noé, según su descendencia y naciones. A partir de estos ancestros se formaron las distintas naciones de la tierra que se expandieron en todo el mundo después del diluvio.

11  1 En ese tiempo se hablaba en todo el mundo un solo idioma y todos usaban palabras con el mismo significado. 2 Al trasladarse hacia el oriente, descubrieron una llanura en la región del Sinar y se asentaron allí.

3 Y se dijeron unos a otros: “Vengan, juntemos ladrillos y cocinémoslos con fuego”. (Usaron ladrillo en lugar de piedra, y alquitrán en lugar de cemento).[fn] 4 Y entonces dijeron: “Construyamos ahora una ciudad para nosotros mismos con una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo. Así lograremos tener una gran reputación y no andaremos dispersos por todo el mundo”.

5 Pero el Señor descendió para mirar la ciudad y la torre que estas personas estaban construyendo. 6 Y el Señor dijo: “Miren cómo estas personas están unidas y hablando el mismo idioma. ¡Si pueden lograr todo esto tan solo comenzando, nada les será imposible si se fijan un propósito! 7 Necesitamos bajar allí y confundir su idioma para que no puedan entender lo que se dicen unos a otros”.

8 Y entonces el Señor los expulsó de allí e hizo que se dispersaran por todo el mundo, y dejaron de construir la ciudad. 9 Por eso la ciudad fue llamada Babel,[fn] porque el Señor confundió el idioma que se hablaba en el mundo.

10 La siguiente es la genealogía de Sem. Cuando Sem tuvo 100 años, nació su hijo Arfaxad. Esto sucedió dos años después del diluvio. 11 Después del nacimiento de Arfaxad, Sem vivió 500 años más y tuvo más hijos e hijas.

12 Cuando Arfaxad tuvo 35 años, nació su hijo Selaj. 13 Después del nacimiento de Selaj, Arfaxad vivió 403 años más y tuvo más hijos e hijas.

14 Cuando Selaj tuvo 30 años, nació su hijo Éber. 15 Después del nacimiento de Éber, Selaj vivió 403 años más y tuvo más hijos e hijas.

16 Cuando Éber tuvo 34 años, nació su hijo Peleg. 17 Después del nacimiento de Peleg, Éber vivió 430 años más y tuvo más hijos e hijas.

18 Cuando Peleg tuvo 30 años, nació su hijo Reú. 19 Después del nacimiento de Reú, Peleg vivió 209 años más y tuvo más hijos e hijas.

20 Cuando Reú tuvo 32 años, nació su hijo Serug. 21 Después del nacimiento de Serug, Reú vivió 207 años más, y tuvo más hijos e hijas.

22 Cuando Serug tuvo 30 años, nació su hijo Nacor. 23 Después del nacimiento de Nacor, Serug vivió 200 años más y tuvo más hijos e hijas.

24 Cuando Nacor tuvo 29 años, nació su hijo Téraj. 25 Después del nacimiento de Téraj, Nacor vivió 119 años más, y tuvo más hijos e hijas.

26 Cuando Téraj tuvi 70 años, nacieron sus hijos Abram, Nacor y Harán.[fn]

27 Esta es la genealogía de Téraj. Téraj fue el padre de Abram, Nacor y Harán. Harán fue el padre de Lot. 28 Sin embargo, Harán murió cuando si padre Téraj aún vivía en Ur de los caldeos, la tierra donde nació. 29 Tanto Abram como Nacor se casaron. La esposa de Abram se llamaba Sarai, y la esposa de Nacor se llamaba Milca. (Milca era hija de Harán, quien era padre tanto de Milca como de Jiscá). 30 Sarai no podia quedar embarazada, por lo tanto no tenía hijos.

31 Téraj tomó a su hijo Abram, a su nieto Lot, (quien era el hijo de Arám), a su nuera Sarai, (que era la esposa de su hijo Abram), y se fue de Ur de los caldeos para mudarse a Canaán. Llegaron hasta Harán y se quedaron a vivir allí. 32 Téraj vivió 205 años y murió en Harán.

12  1 Y el Señor le dijo a Abram: “Deja tu país, tu familia y el hogar de tu familia,[fn] y vete al país que yo te mostraré. 2 Te convertiré en el predecesor de una gran nación y te bendeciré. Te daré una gran reputación y haré que seas una bendición para otros. 3 Bendeciré a los que te bendigan, y maldeciré a los que te maldigan. Todos en la tierra serán benditos a través de ti”.

4 Así que Abram siguió las instrucciones del Señor, y Lot también se fue con él. Abram tenía 75 años cuando se fue de Harán. 5 Junto a él iba su esposa Sarai, su sobrino Lot, y llevaron consigo todas las posesiones que habían acumulado, así como a las personas que se les unieron[fn] en Harán. Salieron y se fueron hacia la tierra de Canaán.

Cuando llegaron allí, 6 Abram viajó por todo el país hasta que llegó a un lugar llamado Siquén, haciendo una pausa en el roble que estaba en Moré. En ese tiempo, el país estaba ocupado por los caananitas.

7 Entonces el Señor se le apareció a Abram y le dijo: “Esta tierra te la daré a ti y a tus descendientes”. Así que Abram construyó un altar allí porque allí se le apareció el Señor. 8 Y entonces se mudó hacia la región montañosa, al oriente de Betel y armó su campamento allí. Betel estaba en el occidente Ay quedaba en el oriente. Abram construyó allí un altar al Señor y lo adoró. 9 Después se fue de allí, camino al Neguev.[fn]

10 Pero sucedió que una gran hambruna había azotado esta tierra. De modo que Abram siguió hacia Egipto, con planes de vivir allí, pues la hambruna era muy severa. 11 Al acercarse a Egipto, cuando estaba a punto de cruzar la frontera, Abram le dijo a su esposa Sarai: “Yo sé que eres una mujer muy hermosa. 12 Y cuando los egipcios te vean, dirán, ‘ella es su esposa,’ y me matarán, pero no a ti. 13 Así que mejor diles que eres mi hermana, para que me traten bien por ti, y así mi vida estará a salvo gracias a ti”.

14 Cuando Abram llegó a Egipto, la gente allí notó lo hermosa que era Sarai. 15 Los oficiales del faraón se dieron cuenta también y le hablaron al faraón bien de Sarai. Así que Sarai fue llevada a su palacio para convertirse en una de sus esposas.[fn] 16 Y el faraón trataba bien a Abram por causa de ella, y le dio ovejas y ganado, así como asnos y asnas, y además sirvientes tanto hombres como mujeres, y camellos.

17 Pero el Señor hizo que el faraón y los que habitaban en su palacio sufrieran una terrible enfermedad por causa de Sarai, la esposa de Abram. 18 Así que el faraón ordernó que trajeran a Abram delante de él, y le dijo: “¿Qué me has hecho? ¿Por qué no me dijiste que ella era tu esposa? 19 ¿Por qué dijiste ‘ella es mi hermana,’ y me dejaste traerla para convertirse en una de mis esposas? ¡Aquí tienes a tu esposa! ¡Llévatela y vete!”

20 Y el faraón dio orden a sus guardas para que lo expulsaran a él y a su esposa del país, junto a todos los que iban con él y todas sus posesiones.

13  1 Así que Abram se fue de Egipto y regresó al Neguev con Sarai, Lot, y todos los que iban con él, así como sus posesiones. 2 Abram era muy rico, y tenía muchas manadas de ganado y mucha plata y oro. 3 Se fue el Neguevy comenzó su viaje por partes hasta Betel, de regreso al lugar donde había acampado antes, entre Betel y Ay. 4 Fue aquí donde había construido un altar por primera vez. Entonces adoró al Señor allí, como lo había hecho antes.

5 Lot, quien viajaba con Abram, también tenía muchos rebaños, manadas y tiendas, 6 tantas que la tierra disponible no alcanzaba para que ambos vivieran allí, pues tenían tanto ganado, que ya no podrían habitar juntos en el mismo lugar. 7 Los granjeros de Abram discutían con los de Lot; además los cananeos y los fereceos también habitaban la tierra en ese momento.

8 Así que Abram le dijo a Lot: “Por favor, evitemos las discordias entre nosotros y entre nuestros granjeros, pues somos familia. 9 ¿Ves toda esta tierra disponible delante de ti? Debemos dividirnos. Así que si decides ir por la izquierda, yo iré por la derecha; y si decides ir por la derecha, yo iré por la izquierda”.

10 Lot miró todo el valle del Jordán, en dirección a Zoar, y vio que estaba bien abastecido de agua, y que lucía como el jardín de Edén, como la tierra de Egipto. (Esto era antes de que el Señor destruyera a Sodoma y Gomorra). 11 Así que Lot eligió todo el valle del Jordán y se fue hacia el oriente, y así los dos se separaron. 12 Abram se fue a vivir a la tierra de Canán mientras que Lot se asentó entre las ciudades del valle, estableciendo su campamento en Sodoma. 13 (El pueblo de Sodoma era muy perverso, y cometían pecados terribles que ofendían al Señor).

14 Después de separarse de Lot, el Señor le dijo a Abram: “Desde donde estás, mira a tu alrededor, hacia el norte, el sur, el oriente y el occidente. 15 Toda esta tierra que ves, te la daré a ti y a tus descendientes para siempre. 16 Y tendrás tantos descendientes que serán como el polvo de la tierra. ¡Quien quiera contar tus descendientes será quien pueda contar el polvo de la tierra! 17 Ve y camina por toda la tierra, en todas las direcciones, porque yo te la he dado”.

18 Así que Abram se fue a vivir a Hebrón, y estableció su campamento entre los robles de Mamré, donde construyó un altar al Señor.

14  1 En aquél tiempo Amrafel era el rey de Sumeria,[fn] y se había aliado con Arioc, rey de Elasar, Quedorlaómer, rey de Elam, y con Tidal, rey de Goyim. 2 Juntos atacaron a Bera, el rey de Sodoma, a Birsá, rey de Gomorra, a Sinab, rey de Admá, a Semeber, rey de Zeboyín, y al rey de Bela (que también se le conocía como Zoar).

3 Todos estos en el segundo grupo[fn] se aliaron en el Valle de Sidín (el valle del Mar Muerto). 4 Habían estado bajo el gobierno de Quedorlaómer durante doce años, pero en el decimotercer año se rebelaron contra él. 5 En el decimocuarto año, Querdolaómer los invadió junto con sus reyes aliados. Vencieron a los refaítas en Astarot Carnayin, a los zuzitas en Jam, a los emitas en Save Quiriatayin, 6 y a los horeos en su propia región montañosa de Seir, llegando hasta El Parán, junto al desierto. 7 Entonces regresaron y atacaron a Enmispat (conocida también como Cades) y conquistaron todo el país que le pertenecía a los amalecitas, así como a los amorreos que vivían en Jazezón Tamar.

8 Entonces los reyes de Sodoma, Gomorra, Admá, Zeboyín y Bela (es decir, Zoar), marcharon y se prepararon para la batalla en el Valle de Sidín. 9 Pelearon contra Quedorlaómer, rey de Elam; Tidal, rey de Goyim; Amrafel, rey de Sumeria; y Aric, rey de Elasar. Eran cuatro reyes uno al lado del otro contra cinco.

10 En ese tiempo, había muchos pozos de alquitrán en el Valle de Sidín, y cuando los reyes de Sodoma y Gomorra huían tras ser vencidos, algunos de sus hombres[fn] cayeron en ellos, mientras los demás corrieron hacia las montañas. 11 Los invasores saquearon todas las posesiones y alimento de Sodoma y Gomorra, y se fueron. 12 También capturaron a Lot, el sobrino de Abram, y tomaron sus posesiones, porque también vivía en Sodoma. 13 Pero uno de los capturados escapó y fue a decirle a Abram el hebreo[fn] lo que había sucedido. Abram vivía entre los robles de Mamré el amorreo, quien era hermano de Escol y Aner. Todos ellos eran aliados de Abram.

14 Cuando Abram se enteró de que su sobrino había sido capturado, convocó a 318 hombres guerreros que habían nacido en su hogar para que los persiguieran hasta llegar a Dan. 15 Allí dividió a sus hombres en grupos y atacaron por la noche, venciendo al enemigo y persiguiéndolos hasta llegar a Hobá, al norte de Damasco. 16 Abram recuperó todo lo que ellos habían tomado, incluyendo a Lot y sus posesiones, y además trajo consigo a las mujeres y a otras personas que habían sido capturadas.

17 Cuando Abram regresó después de conquistar a Quedorlaómer y a sus aliados, el rey de Sodoma salió a su encuentro en el Valle de Save (o Valle del Rey). 18 Melquisedec, rey de Salem, trajo pan y vino. Él era sacerdote del Dios Altísimo. 19 Y bendijo a Abram, diciéndole: “Que tú, Abram, seas bendito por el Altísimo, Creador del cielo y de la tierra. 20 Que el Altísimo sea alabado, por entregar en tu mano a tus enemigos”. Entonces Abram le dio a Melquisedec una décima parte de todo.

21 El rey de Sodoma le dijo a Abram: “Devuélveme a mi gente, y quédate con todo lo demás”.

22 Pero Abram le respondió al rey de Sodoma: “Levanto mi mano, haciendo una promesa solemne al Señor, al Dios Altísimo, Creador del cielo y de la tierra, 23 que me niego a guardar cualquiera de tus pertenencias, ni siquiera un hilo ni la correa de una sandalia. De lo contrario podrías decir: ‘¡Yo fui quien hizo rico a Abram!’ 24 Por lo tanto no me quedaré con nada, excepto lo que mis hombres han comido, y la parte de los que me han acompañado, es decir, permite que Aner, Escol, y Mamré conserven su parte”.

15  1 Después de todo esto, Dios habló con Abram en una visión, y le dijo: “¡No tengas miedo, Abram! ¡Yo soy tu protector y tu gran recompensa!”

2 Pero Abram respondió: “Señor Dios, ¿de qué me beneficiará cualquier cosa que me des? No tengo hijos, y el único heredero de todo lo que tengo es Eliezer de Damasco”.[fn] 3 Y Abram continuó, expresando tu queja: “¡Mira, no me has dado hijos, y me toca darle toda mi herencia a un sirviente de mi casa!”

4 Pero entonces el Señor le dijo: “Este hombre no será tu heredero. Tu heredero será tu propio hijo”.

5 Entonces el Señor llevó a Abram afuera y le dijo: “Mira al cielo, y dime si puedes contar las estrellas. ¡Así será la cantidad de descendientes que tendrás!”

6 Y Abram creyó en lo que el Señor le dijo, y el Señor concluyó que Abram y él tenían una relación buena.

7 El Señor también le dijo: “Yo soy el Señor, que te saqué de Ur de los caldeos para darte esta tierra”.

8 “Pero Señor, ¿cómo podré estar seguro de que es mía?” preguntó Abram.

9 Entonces el Señor me dijo: “Tráeme una vaca, una cabra y un carnero, todos de tres años de edad, y además una paloma adulta y una paloma joven”. 10 Así que Abram mató a los tres animales, luego los cortó por la mitad, y puso cada mitad frente a la otra. Sin embargo, no cortó a las aves por la mitad. 11 Cuando los buitres descendían para comerse los cadáveres, Abram los espantaba.

12 Cuando se puso el sol, Abram sintió mucho sueño, y a la vez una oscuridad espesa y terrible se posó sobre él. 13 Entonces el Señor le explicó a Abram: “Puedes estar seguro de que tus descendientes serán extranjeros en otras naciones, donde sufrirán esclavitud y maltratados por 400 años. 14 Sin embargo, yo castigaré a la nación que los tendrá como esclavos, y después tus descendientes saldrán, llevándose muchas posesiones de gran valor. 15 Pero en lo que a ti concierne, morirás en paz y serás sepultado después de haber vivido una buena vida. 16 Cuatro generaciones más tarde, tus descendientes volverán para vivir aquí, porque ahora mismo los pecados de los amonitas no han logrado su máximo alcance”.

17 Después de que el sol se puso y se hizo de noche, de repente apareció un horno echando humo y una antorcha encendida que pasaba entre las mitades de los cadáveres de los animales. 18 Así fue como el Señor hizo un acuerdo con Abram ese día, prometiéndole: “Yo le daré esta tierra a tus descendientes. Se extiende desde el Wadi de Egypto[fn] hasta el gran río Éufrates, 19 e incluye el territorio de los quenitas, los quenizitas, los cadmoneos, 20 los heteos, los ferezeos, los refaítas, 21 los amorreos, los cananeos, los gergeseos, y los jebuseos”.

16  1 Sarai, la esposa de Abram, no había podido darle hijos. Sin embargo, ella poseía una esclava egipcia cuyo nombre era Agar, 2 así que Sarai le dijo a Abram: “Por favor, escúchame. El Señor no me permite tener hijos. Así que por favor ve y acuéstate con mi esclava. Depronto así podré tener una familia por medio de ella”. Abram aceptó la sugerencia de Sarai. 3 Así que Sarai, la esposa de Abram, tomó a su esclava egipcia Agar, y se la entregó a su esposo como su esposa. Abram había estado viviendo en la tierra de Canaán por diez años cuando esto sucedió.

4 Abram se acostó con Agar y ella quedó embarazada. Cuando ella se dio cuenta de que estaba embarazada, comenzó a tratar a Sarai con desdén.[fn]

5 Entonces Sarai se quejó con Abram: “¡Esto que estoy sufriendo es por tu culpa! Te entregué a mi esclava para que te acostaras con ella, y ahora que sabe que está embarazada me trata con menosprecio. ¡Que el Señor decida entre los dos quién es el culpable, si tú o yo!”

6 “¡Es tu esclava!” respondió Abram. “Puedes hacer con ella lo que quieras”. Y Sarai trataba a Agar con tanta crueldad, que Agar huyó.[fn]

7 Entonces el ángel del Señor vino al encuentro de Agar junto un manantial en el desierto que está de camino al sur.

8 Y le preguntó: “¿De dónde vienes, Agar, esclava de Sarai, y hacia dónde vas?”

“Estoy huyendo de mi señora Sarai”, respondió Agar.

9 “Vuelve a donde tu señora y obedécele”, le dijo el ángel del Señor. 10 Y continuó diciendo: “Yo te daré muchos descendientes, y serán tantos que no podrán contarse”. 11 Y siguió diciéndole: “Escucha, ahora estás embarazada y tendrás un hijo. Le pondrás por nombre Ismael,[fn] porque el Señor ha escuchado cuánto has sufrido. 12 Él será como un asno salvaje, que peleará con todos, y todos pelearán con él. Siempre estará en discordia con sus familiares”.

13 Desde ese momento, Agar clamó al Señor que habló con ella: “Eres el Dios que me ve”, porque ella dijo: “Aquí vi al que me ve”. 14 Es por ese que ese pozo[fn] se llama “el pozo del Ser Viviente que me ve”. Aún existe entre Cades y Béred.

15 Agar dio a luz un hijo para Abram, y Abram le puso por nombre Ismael. 16 Cuando Agar tuvo a Ismael, Abram tenían 86 años.

17  1 Cuando Abram tenía 99 años, el Señor se le apreció y le dijo: “Yo soy el Dios Altísimo. Vive en mi presencia y haz el bien.[fn] 2 Yo haré mi pacto contigo, y te daré muchos descendientes”.

3 Abram se inclinó y puso su rostro en el suelo. Y Dios le dijo: 4 “¡Escucha, Abram! Este es el acuerdo que hago contigo. Serás el padre de muchas naciones, 5 así que tu nombre ya no será más Abram. En su lugar, tunombre será Abraham[fn] porque yo te haré padre de muchas naciones. 6 Yo me aseguraré de que tengas un gran número de descendientes. Ellos se transformarán en muchas naciones y algunos de sus reyes también vendrán de tu linaje. 7 Yo te prometo guardar mi pacto contigo, y con tus descendientes, por todas las generaciones futuras. Este es un pacto eterno. Yo siempre seré tu Dios y el Dios de tus descendientes. 8 Yo te daré a ti y a tus descendientes todo el país de Canaán—donde has vivido como extranjero—como tu tierra para siempre, y yo seré su Dios”.

9 Entonces Dios le dijo a Abraham: “Tu parte consiste en guardar mi pacto, tanto tú como tus descendientes, por todas las generaciones futuras. 10 Este es mi acuerdo contigo y con tus descendientes, el acuerdo que debes guardar: Todo hombre entre ustedes será circuncidado. 11 Vas a circuncidar la carne de tu prepucio, y esta será la señal del pacto entre mi y ustedes. 12 Desde ahora y por todas las generaciones, todo hombre entre ustedes será circuncidado a los 8 días después de nacer. Esto no solo se aplicará a tus hijos sino a todo varón que nazca en tu casa, o que sea comprado de los extranjeros. 13 Debes circuncidar a los varones nacidos en tu casa o comprado de los extranjeros, como señal externa de mi pacto. 14 Cualquier varón incircunciso que se niegue a circuncidarse será expulsado del pueblo, porque habrá quebrantado mi pacto”.

15 Entonces Dios le dijo a Abraham: “Ahora, en lo que concierne a Sarai, tu esposa, nunca más la llamarán Sarai. Ahora su nombre será Sara. 16 Yo la bendeciré y prometo darte un hijo por medio de ella. Yo la bendeciré para que se convierta en la madre de todas las naciones, y habrá reyes entre sus descendientes”.

17 Abraham se inclinó y puso su rostro en el suelo. Pero por dentro se reía, y se preguntaba: “¿Cómo podré tener un hijo a la edad de cien años? ¿Cómo podría Sara tener un hijo a sus noventa años?”

18 Abraham le dijo a Dios: “¡Que Ismael viva siempre con tu bendición!”

19 “¡No, será tu esposa Sara quien te dará un hijo!” respondió Dios. “Lo llamarás Isaac.[fn] Yo guardaré mi pacto con él y con sus descendientes como un pacto eterno. 20 Ahora bien, en lo que a Ismael se refiere, escuché lo que dijiste y también lo bendeciré. Me aseguraré de que tenga muchos descendientes. Será el padre de doce príncipes, y yo lo convertiré en una gran nación. 21 Pero guardaré mi pacto con Isaac, el hijo que tendrá Sara para estos días el próximo año”. 22 Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró de su presencia.

23 Ese día Abraham circuncidó a su hijo Ismael y a todos los que habían nacido en su casa, así como a los que había comprado, y todos los varones que habitaban en su casa, tal como Dios se lo dijo. 24 Abraham tenían 99 años cuando fue circuncidado, 25 y su hijo Ismael tenía 13 años. 26 Tanto Abraham como su hijo Ismael fueron circuncidados en el miso día. 27 Todos los hombres en la casa de Abraham, incluyendo los nacidos o comprados como esclavos extranjeros, fueron circuncidados con él.

18  1 El Señor se le apareció a Abraham en medio de los robles de Mamré. Abraham estaba sentado a la entrada de su tienda, pues hacía mucho calor ese día. 2 Abraham levantó la vista y de repente vio a tres hombres en pie. Al verlos, corrió a su encuentro y se inclinó hasta el suelo.

3 Entonces les dijo: “Señor,[fn] si le parece bien, no siga su camino sin antes hospedarse conmigo, en la casa de su siervo. 4 Permítanme traerles agua para lavarse sus pies, y para que descansen junto al árbol. 5 También permítanme traerles algo de comer para que puedan recobrar sus fuerzas cuando sigan el camino, ahora que ha venido a visitarme”.

“Nos parece bien”, respondieron ellos. “Haz lo que has dicho”.

6 Abraham se apresuró a la tienda y le dijo a Sara: “¡Apresúrate! Prepara pan con tres medidas grandes[fn] de la mejor harina. Amasa la masa y prepara el pan”. 7 Entonces Abraham corrió hasta donde estaba el ganado y eligió un becerro bueno y joven, y se lo dio a su siervo, quien lo mató y lo cocinó rápidamente. 8 Entonces Abraham tomó un poco de yogurt yleche, y cocinó la carne. Luego trajo la comida delante de los tres hombres y se quedó cerca junto a un árbol mientras ellos comían.

9 “¿Dónde está tu esposa Sara?” le preguntaron.

“Está allá adentro, en la tienda”, les contestó.

10 Entonces uno de ellos le dijo: “Te prometo que el próximo año volveré a visitarte por estos días, y tu esposa Sara tendrá un hijo”.Y Sara estaba escuchando mientras se ocultaba a la entrada de la tienda, detrás de él.

11 Abraham y Sara ya estaban viejos y eran de edad avanzada. Y Sara ya había pasado su edad fértil. 12 Sara se estaba riendo dentro de la tienda, y decía para sí: “¿Cómo podría experimentar placer alguno ahora que estoy vieja y cansada? ¡Mi esposo también está viejo!”

13 Entonces el Señor le preguntó a Abraham: “¿Por qué Sara se rió, y preguntó ‘¿cómo podré tener un hijo ahora que estoy tan vieja?’ 14 ¿Acaso hay algo difícil para el Señor? Volveré el próximo año durante la primavera, tal como te lo dije, y para entonces Sara tendrá un hijo”.

15 Entonces Sara tuvo temor y negó el hecho, diciendo: “Yo no me reí”.

“Sí, te reíste”, respondió el Señor.

16 Entonces los hombres se fueron. Miraron en dirección a Sodoma[fn] y se dirigieron hacia allá. Y Abraham los acompañó parte del camino.

17 Entonces el Señor dijo: “¿Debería ocultarle a Abraham lo que voy a hacer? 18 Abraham sin duda será una nación grande y ponderosa, y todas las naciones de la tierra serán benditas a través de él. 19 Yo lo he elegido para que le enseñe a sus hijos y a su familia a seguir el camino del Señor haciendo lo que es bueno, a fin de que yo, el Señor, pueda cumplir lo que le he prometido a Abraham”.

20 Entonces el Señor continuó diciendo: “Hay muchas quejas expresadas contra Sodoma y Gomorra a causa de su pecado descarado. 21 Voy a ver si estas quejas son ciertas. Si no lo son, de seguro lo sabré”.

22 Los dos hombres se dieron la vuelta y se dirigieron a Sodoma, pero el Señor se quedó con Abraham.

23 Entonces Abraham se le acercó y le preguntó: “¿En serio vas a destruir a las personas buenas junto con las malvadas? 24 ¿Qué pasa si hay cincuenta buenas personas en la ciudad? ¿Vas a destruir la ciudad a pesar de que haya cincuenta personas buenas allí? 25 ¡No puedes hacer algo así! No puedes matar a las personas buenas junto con las malvadas, pues estarías tratando a buenos y malos del mismo modo. ¡No puedes actuar así! ¿No actuará con justicia el Juez de toda la tierra?”

26 “Si encuentro a cincuenta personas buenas en Sodoma, perdonaré a toda la ciudad por causa de ellos”, respondió el Señor.

27 “Como ya comencé, permíteme seguir hablando con mi Señor, aunque no soy nadie sino apenas polvo y cenizas”, continuó Abraham. 28 “¿Qué si hay cuarenta y cinco personas buenas – solo cinco menos – ¿Aun así vas a destruir toda la ciudad solo porque son menos personas buenas?”

“No la destruiré si encuentro cuarenta y cinco personas buenas”, respondió el Señor.

29 Entonces Abraham habló nuevamente y le preguntó al Señor: “¿Qué pasaría y solo hay cuarenta?”

“No lo hare por causa de las cuarenta personas”, respondió el Señor.

30 “Mi Señor, no te enojes conmigo”, continuó Abraham. “Pero permíteme preguntarte esto: ¿Qué pasaría si hay treinta?”

“No lo hare por causa de las treinta personas”, respondió el Señor.

31 “Debo admitir que he sido osado en hablar de esta manera con mi Señor”, dijo Abraham. “¿Qué sucedería si solo hubiera veinte personas buenas?”

“No lo haré por causa de las 20 personas”, respondió el Señor.

32 “Por favor, no te enojes conmigo, mi Señor”, dijo Abraham. “Solo permíteme preguntar una cosa más. ¿Qué pasaría si hay solamente diez personas buenas?”

“No la destruiré por causa de las diez personas”, respondió el Señor.

33 Entonces el Señor se fue cuando terminó de hablar con Abraham, y Abraham se fue a casa.

19  1 Los dos ángeles[fn] llegaron esa noche a Sodoma. Lot estaba sentado en la puerta de la ciudad. Y cuando vio a los hombres se levantó para recibirlos, y se inclinó con su rostro en tierra.

2 “Señores, por favor, entren y quédense en mi casa esta noche”, les dijo. “Pueden lavar sus pies y seguir su camino temprano por la mañana”.

Pero ellos le respondieron: “No te preocupes. Pasaremos la noche aquí en la plaza”.

3 Pero Lot insistió y los dos hombres fueron con él a su casa. Les preparó alimentos y coció pan para que comieran. 4 Pero ellos ni siquiera se habían ido aún a la cama cuando unos hombres de Sodoma, jóvenes y adultos, de cada parte de la ciudad, vinieron y rodearon la casa. 5 Entonces le gritaron a Lot: “¿Dónde están los hombres que se hospedaron en tu casa esta noche? Tráelos, pues queremos tener sexo con ellos”.

6 Entonces Lot saió a hablar con ellos en la entrada de su casa, cerrando la puerta al salir.

7 “¡Amigos, por favor, no cometan tal perversidad! 8 Como verán, tengo dos hijas vírgenes. Puedo traerlas para que hagan con ellas lo que quieran, pero por favor no le hagan nada a estos hombres. Yo soy responsable de cuidarlos”.[fn]

9 “¡Apártate de nuestro camino!” gritaron. “¿Quién crees que eres, que vienes a vivir aquí, y ahora tratas de juzgarnos? ¡A ti te haremos peores cosas que las que íbamos a hacerles a ellos!” Entonces empujaron a Lot y trataban de derribar la puerta.

10 Pero los hombres que estaban dentro de la casa salieron y tomaron a Lot, lo trajeron dentro y cerraron la puerta de golpe. 11 Entonces hicieron que todos los hombres que estaban en la entrada de la casa, jóvenes y adultos, quedasen ciegos, así que no podían encontrar la puerta.

12 Entonces los dos hombres le preguntaron a Lot: “¿Hay alguien más en tu familia, como yernos, hijos e hijas, o alguna otra persona en la ciudad? Si es así, asegúrate de que se vayan, 13 porque estamos a punto de destruir este lugar. Las quejas que han subido hasta el Señor son tan graves que él nos ha enviado a destruirla”.

14 De inmediato Lot fue a hablar con los hombres que estaban comprometidos con sus hijas. “¡Levántense y salgan de aquí!” les dijo, “porque el Señor está a punto de destruir la ciudad!” Pero ellos pensaron que se trataba de una broma.

15 Al atardecer, los ángeles le rogaron a Lot que se apresurara, diciéndole: “¡Apúrate! Sal ahora mismo con tu esposa y con tus dos hijas de aquí, de lo contrario serán destruidas cuando caiga el castigo sobre la ciudad”. 16 Pero Lot dudó. Entonces los hombres tomaron a Lot, a su esposa y a sus hijas por la mano, y los arrastraron hasta llevarlos fuera de la ciudad. El Señor fue misericordioso en hacer esto con ellos.

17 Tan pronto salieron de la ciudad, uno de los hombres dijo: “¡Corran y salven sus vidas! ¡No miren hacia atrás y no se detengan en ninguna parte para ir por el valle! ¡Corran hacia las montañas, o serán destruidos!”

18 “¡Señor, por favor, no me hagas esto!” respondió Lot. 19 “Si bien te parece, ya que has sido tan misericordioso en salvar mi vida, no me hagas correr hacia las montañas, pues no podré lograrlo. ¡La destrucción me alcanzará y moriré! 20 Hay una ciudad cerca, a la cual puedo correr y es muy pequeña. Por favor, déjame correr hasta allí, pues es muy pequeña y así podré salvar mi vida”.

21 “Está bien. Haré lo que me pides”, respondió el Señor. “No destruiré la ciudad que me has mencionado. 22 Pero apresúrate y vete allí rápidamente, porque no podré continuar hasta que estés allí”. (Por esto esta ciudad se llamó Zoar).[fn]

23 Cuando Lot llegó a Zoar ya había salido el sol. 24 Entonces el Señor hizo llover fuego y azufre desde el cielo sobre Sodoma y Gomorra. 25 Y destruyó las ciudades por completo con todos sus habitantes, así como el valle y todos los cultivos que estaban creciendo allí. 26 Pero la esposa de Lot, que se había quedado atrás, miró hacia atrás y de inmediato se convirtió en una estatua de sal.

27 A la mañana siguiente, Abraham se levantó temprano y regresó al lugar donde había hablado con el Señor. 28 Y miró en dirección de Sodoma y Gomorra, así como todo el valle, y vio la tierra ardiendo en llamas, expulsando humo como si fuera un horno.

29 Cuando Dios destruyó las ciudades del valle, no se olvidó de la promesa que le había hecho a Abraham, y salvó a Lot de la destrucción de las ciudades donde él vivía.

30 Lot tuvo miedo de quedarse en Zoar, así que salió de la ciudad y se fue a vivir con sus dos hijas en una cueva, en las montañas. 31 Algún tiempo después, la hija mayor de Lot le dijo a su hermana menor: “Nuestro padre está envejeciendo, y no queda ningún hombre que nos pueda dar hijos como a las demás. 32 Emborrachemos a nuestro padre con vino, y acostémonos con él para que podamos hacer crecer esta familia”.

33 Así que esa noche emborracharon a su padre con vino. La hija mayor se acostó con él, y él no se dio cuenta cuando ella se acostó, ni cuando se levantó.

34 Al día siguiente, la hija mayor le dijo a la hija menor : “Anoche yo me acosté con nuestro padre. Emborrachémoslo esta noche otra vez para que tú puedas acostarte con él y podamos hacer crecer esta familia”.

35 Así que una vez más, esa noche emborracharon a su padre con vino, y la hija menor fue y se acostó con él. Y Lot no se dio cuenta cuando ella se acostó ni cuando se levantó.

36 Fue así como ambas hijas de Lot quedaron embarazadas de su propio padre. 37 La hija mayor tuvo un hijo, al que llamó Moab.[fn] Él es el ancestro de los moabitas hasta hoy. 38 La hija menor también tuvo un hijo, al que llamó Ben-ammi.[fn] Él es el ancestro de los amonitas hasta hoy.

20  1 Abraham emprendió viaje hacia el Neguev, y se quedó entre Cades y Sur. Después se mudó y se fue a vivir a Gerar. 2 Mientras vivía allí, cada vez que hablaba de Sara decía “Es mi hermana”. De modo que Abimelec,[fn] el rey de Gerar, mandó a llamar a Sara y la tomó para que fuera una de sus esposas.[fn]

3 Pero Dios se le apareció a Abimelec en un sueño, y le dijo: “¡Presta atención! Morirás, porque la mujer que has tomado ya está casada. Ella tiene un esposo”.

4 Abimelec no había tocado a Sara, y preguntó: “Señor, ¿acaso tú matas a las personas buenas? 5 ¿Acaso no me dijo el mismo Abraham ‘ella es mi hermana,’ y acaso no dijo ella misma ‘él es mi hermano’? ¡Hice esto siendo inocente y mi conciencia está limpia!”

6 Dios le dijo en el sueño: “Sí, sé que hiciste esto con toda inocencia, y evité que pecaras contra mi. Por eso no permití que la tocaras. 7 Envía a esta mujer con su esposo. Él es un profeta, y orará por ti, y tú vivirás. Pero si no la envías de regreso, debes saber que tú y toda tu familia morirán”.

8 Abimelec se levantó temprano a la mañana siguiente y reunió a todos sus sirvientes. Les explicó lo ocurrido, y todos estaban aterrorizados. 9 Entonces Abimelec mandó a llamar a Abraham y le preguntó: “¿Qué has venido a hacernos? ¿Qué mal te he hecho para que me trates de esta manera, trayendo este pecado terrible sobre mi y mi reino? ¡Has hecho cosas que nadie debería hacer!”

10 Y Abimelec le preguntó a Abraham: “¿En qué estabas pensando cuando hiciste esto?”

11 “Pues yo dije para mí: ‘Nadie respeta a Dios en este lugar. Me matarán para quedarse con mi esposa,’” respondió Abraham. 12 “De cualquier modo, ella es mi hermana, porque es la hija de mi padre, pero no de mi madre, y yo me casé con ella. 13 Ya que Dios me hizo dejar a mi familia, le dije: ‘Si de verdad me amas, dondequiera que vayas conmigo dirás: Él es mi hermano’”.

14 Entonces Abimelec le dio a Abraham regalos de ovejas, rebaños, esclavos y esclavas, y le devolvió a Sara. 15 Y le dijo: “Contempla mi tierra, y elige dónde quieres vivir”. 16 Y a Sara le dijo: “Ten en cuenta que le he dado a tu esposo mil piezas de plata. Esto es para compensar el mal que te hemos hecho ante los ojos de los que estaban contigo, y para que tu nombre quede limpio ante todos los demás”.

17 Entonces Abraham oró a Dios, y Dios sanó a Abimelec ya su esposa; y también sanó a sus esclavas, a fin de que nuevamente pudieran engendrar hijos. 18 Porque el Señor había hecho que las mujeres fueran infértiles porque se habían llevado a Sara,[fn] la esposa de Abraham.

21  1 Y el Señor vino a ayudar a Sara, tal como se lo había prometido. El Señor cumplió la promesa que le había hecho a Sara. 2 Sara quedó embarazada y tuvo un hijo de Abraham cuando ya era viejo, en el tiempo exacto, como Dios lo había dicho. 3 Abraham llamó a su hijo Isaac. 4 Y lo circuncidó a los ocho días de nacido, según el mandato de Dios. 5 Y Abraham tenía 100 años cuando nació Isaac.

6 Sara entonces declaró: “Dios me ha hecho reír,[fn] y todos los que escuchen acerca de esto se reirán conmigo”. 7 Además dijo: “¿Habría podido alguien decirle a Abraham que Sara tendría que dar de mamar a un hijo suyo? ¡Y ahora he tenido un hijo de Abraham aún su vejez!”

8 Y el bebé creció, y el día que fue destetado Abraham hizo una gran fiesta. 9 Pero Sara se dio cuenta de que Ismael, el hijo que la esclava egipcia Agar había tenido para Abraham, se burlaba de Isaac. 10 Entonces Sara fue donde Abraham y le dijo: “Tienes que deshacerte de esa mujer esclava y de su hijo! ¡Un hijo de esa esclava no será coheredero con mi hijo Isaac!”

11 Abraham se sintió muy triste porque Ismael era su hijo también. 12 Pero Dios le dijo a Abraham: “No te sientas mal en cuanto al hijo de la mujer esclava. Haz lo que Sara te pide, porque tu descendencia será contada a través de Isaac. 13 Así que no te preocupes, porque yo también convertiré al hijo de la esclava en una gran nación, porque él también es tu hijo”.

14 A la mañana siguiente, Abraham se levantó temprano. Empacó alimentos y un odre con agua para Agar, y puso todo esto en sus hombros. Entonces los despidió. Ella se fue y anduvo errante por el desierto de Beerseba.

15 Cuando se le acabó el agua, dejó al niño en medio de unos arbustos. 16 Entonces se fue y se sentó a cierta distancia, a unos cientos de yardas de distancia,[fn] pues pensaba: “¡No podré soportar ver a mi hijo morir!” Y al sentarse, reventó en llanto.

17 Dios escuchó el llanto del niño, y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le preguntó: “¿Qué ocurre, Agar? ¡No tengas miedo! Dios ha escuchado el llanto del niño desde donde está. 18 Levántate, ve a ayudar a tu hijo y consuélalo, porque yo lo convertiré en una gran nación”.

19 Entonces Dios abrió sus ojos y ella pudo ver un pozo que estaba cerca. Así que fue y llenó su odre de agua y le dio de beber al niño.

20 Dios bendijo a Ismael y él creció, viviendo en el desierto. Se convirtió en un arquero con una gran habilidad. 21 Vivió en el desierto de Parán. Su madre le eligió una esposa de la tierra de Egipto.

22 En aquél mismo tiempo, Abimelec y Ficol, jefe de su ejército, vinieron a ver a Abraham. Y Abimelec le dijo: “Dios te bendice en todo lo que haces”. 23 Y continuó: “Así que júrame aquí y hora que no me traicionarás, ni a mis hijos, ni a mis descendientes. Del mismo modo que te he demostrado mi lealtad, haz lo mismo conmigo y con mi nación, en la cual vives”.

24 “Así lo juro”, respondió Abraham. 25 Entonces Abraham planteó ante Abimelec un problema relacionado con un pozo del que los siervos de Abimelec se habían apoderado a la fuerza.

26 “No sé quién hizo esto, y no lo habías mencionado antes. Nunca había oído acerca de esto hasta hoy”, respondió Abimelec.

27 Entonces Abraham le dio a Abimelec algunas de sus ovejas y ganado, y los dos hicieron un pacto. 28 Abraham también apartó siete corderas del rebaño.

29 “¿Qué significan esas siete corderas que has apartado del rebaño?” le preguntó Abimelec.

30 “Te doy estas siete corderas como compensación por tu reconocimiento de que yo cavé este pozo”, respondió Abraham. 31 Por eso llamaron ese lugar Beerseba,[fn] porque ahí los dos juraron e hicieron un pacto.

32 Después de haber hecho el pacto en Beerseba, Abimelec y Ficol – el comandante de su ejército –, se fueron y llegaron a la tierra de los filisteos. 33 Abraham plantó un árbol de tamarisco en Beerseba y allí adoró al Señor, al Dios eterno. 34 Y Abraham vivió en el país de los filisteos por muchos años.

22  1 Algún tiempo después, Dios puso a prueba a Abraham. Y lo llamó: “¡Abraham!”

“Aquí estoy”, respondió Abraham.

2 Entonces Dios le dijo: “Ve con tu hijo, el hijo al que amas, tu único hijo, a la tierra de Moriah y sacrifícalo como una ofrenda quemada sobre el altar en una de las montañas que yo te mostraré”.

3 A la mañana siguiente, Abraham se levantó temprano y ensilló su asno. Tomó consigo a dos siervos y a Isaac, y se fue a cortar leña para quemar la ofrenda. Y se fue con ellos al lugar que Dios le había dicho.

4 Después de viajar por tres días, Abraham pudo finalmente ver el lugar a la distancia. 5 Y le dijo a sus siervos: “Esperen aquí con el asno mientras yo voy con mi hijo y adoro a Dios. Después regresaremos”.

6 Entonces Abraham hizo que Isaac cargara la leña para la ofrenda que debía quemar, mientras que él llevaba el fuego y el cuchillo, y caminaron juntos.

7 Isaac le dijo a Abraham, “Padre…”

“Dime, hijo…” respondió Abraham.

“Puedo ver que tenemos el fuego y la madera, pero ¿dónde está el cordero para la ofrenda que vamos a quemar?” preguntó Isaac.

8 “Dios proveerá el cordero para la ofrenda que vamos a quemar, hijo mío”, respondió Abraham, y siguieron caminando juntos.

9 Cuando llegaron al lugar que Dios les había mostrado, Abraham construyó un altar y puso sobre él la leña. Entonces amarró a su hijo Isaac y lo puso sobe el altar sobre la madera. 10 Y Abraham tomó el cuchillo, listo para sacrificar a su hijo.

11 Pero el ángel del Señor le gritó fuerte desde el cielo, diciendo “¡Abraham! ¡Abraham!”

“Sí, aquí estoy”, respondió.

12 Entonces el ángel le dijo: “¡No toques al niño! No le hagas nada, porque ahora sé que realmente obedeces a Dios, pues no te negaste a darme a tu hijo, a tu único hijo”.

13 Abraham entonces elevó su mirada y vio a un carnero que estaba enredado con sus cuernos en medio de los arbustos. Trajo al carnero y lo sacrificó como ofrenda en lugar de su hijo. 14 Y Abraham llamó a aquél lugar “El Señor proveerá”.Esa es una frase que la gente usa aun hoy: “El Señor proveerá en esta montaña”.

15 Entonces el ángel del Señor gritó otra vez a Abraham desde el cielo: 16 “Te juro por mí mismo, dice el Señor, que por lo que has hecho y por no haberte negado a darme a tu hijo, a tu único hijo, 17 puedes estar seguro de que te bendeciré y te daré muchos descendientes. Serán tan numerosos como las estrellas del cielo y la arena del mar, y conquistarán a sus enemigos.[fn] 18 Y todas las naciones de la tierra serán benditas por tus descendientes porque tú me obedeciste”.

19 Entonces Abraham regresó donde estaban sus siervos, y se fueron juntos a Beerseba, donde vivía Abraham.

20 Algún tiempo después, a Abraham le informaron: “Milca ha tenido hijos con tu hermano Nacor”. 21 Uz fue el primogénito, luego nació su hermano Buz, después Quemuel (quien vino a ser el ancestro de los arameos), 22 Quesed, Hazo, Pildas, Jidlaf, y Betuel. 23 (Betuel fue el padre de Rebeca). Milca tuvo estos ocho hijos con Nacor, el hermano de Abraham. 24 Además, su concubina Reúma tuvo a Tebahj, a Gajam, a Tajas, y a Maaca.

23  1 Sara vivió hasta los 127 años, 2 y entonces murió en Quiriat-Arba (o Hebrón) en la tierra de Canaán. Abraham fue adentro[fn] para lamentar su muerte y llorar por ella.

3 Entonces Abraham se levantó y fue a hablar con los líderes de los hititas. 4 “Yo soy un extranjero, un extraño que vive entre ustedes”, les dijo. “Por favor, permítanme comprar un lugar de sepultura para que pueda sepultar a mi difunta esposa”.

5 Entonces los hititas le respondieron a Abraham, diciéndole: 6 “Escucha, mi señor, tú eres un príncipe muy respetado entre nosotros. Elige el mejor lugar para sepultar a tu difunta. Ninguno de nosotros se opondrá”.

7 Abraham se levantó y después se inclinó ante estos hititas, 8 y les dijo: “Si les parece bien ayudarme a sepultar a mi difunta, escuchen mi propuesta. ¿Podrían, por favor, pedirle a Efrón, hijo de Zojar, 9 que me venda la cueva de Macpela que está ubicada en el extremo del campo que es de su propiedad? Estoy dispuesto a pagarle el precio total aquí en presencia de ustedes, para así yo tener un lugar de sepultura”.

10 Efrónel hitita estaba allí sentado en medio de su pueblo. Y le respondió a Abraham en presencia de los hititas que estaban en las puertas de la ciudad. 11 “No, mi señor”, le dijo. “Por favor, escúchame. Yo te regalaré el campo y la cueva que está allí. Te lo regalo y mi pueblo es testigo. Por favor, ve y sepulta a tu difunta”.

12 Abraham se inclinó ante los habitantes locales, 13 y para que todos lo escucharan, le dijo a Efrón: “Por favor, escúchame. Yo pagaré el precio del campo. Toma el dinero y déjame ir a sepultar a mi difunta allí”.

14 Efrón le respondió a Abraham, diciéndole: 15 “Mi señor, escúchame, por favor. La tierra vale cuatrocientas piezas de plata.[fn] ¿Pero qué valor tiene eso para nosotros? Ve y sepulta a tu difunta”.

16 Abraham aceptó la oferta de Efrón y Abraham calculó el peso y le dio a Efrón las cuatrocientas piezas de plata que había dicho, usando el peso estándar que usaban los mercaderes, y delante de los hititas como testigos.

17 De esta manera, la propiedad se traspasó legalmente. Incluía el campo de Efrón en Macpela, cerca de Mamré, tanto el campo como la cueva estaban incluidos en el precio, así como los árboles plantados dentro del campo, y toda el área hasta los límites. 18 Todo esto vino a ser entonces propiedad de Abraham, y los hititas que se encontraban a las puertas de la ciudad fueron testigos de esta transacción.

19 Entonces Abraham fue y sepultó a su esposa Sara en la cueva que estaba en el campo de Macpela, cerca de Mamré (o Hebrón) en la tierra de Canaán. 20 La propiedad del campo y de la cueva fue transferida de los hititas a Abraham para que fuera su lugar de sepultura.

24  1 Abraham ya estaba muy avanzado en años, y el Señor lo había bendecido de todas las formas posibles. 2 Y Abraham le dijo a su siervo más viejo que estaba a cargo de toda su casa: “Pon tu mano bajo mi muslo,[fn] 3 y júrame por el Señor, el Dios del cielo y de la tierra, que no dejarás que mi hijo se case con una de las hijas de los caananitas entre los cuales vivo. 4 En lugar de ello, irás a mi tierra donde viven mis familiares, y encontrarás allí una esposa para mi hijo Isaac”.

5 “¿Y qué pasará si la mujer se niega a venir conmigo a este país?” preguntó el siervo. “¿Debería entonces traerme a tu hijo al país de donde vienes?”

6 “No, no debes llevarte a mi hijo para allá”, respondió Abraham. 7 “El Señor, el Dios del cielo, me tomó del seno de mi familia y de mi propio país. Habló conmigo y me juró, haciendo un voto con la promesa: ‘Yo le daré esta tierra a tus descendientes’. Él es quien enviará a su ángel delante de ti para que puedas encontrar a una esposa para mi hijo. 8 Sin embargo, si la mujer se rehúsa a venir aquí contigo, entonces quedarás libre de este juramento. Pero asegúrate de no llevarte a mi hijo para allá”.

9 El siervo puso su mano bajo el muslo de su señor Abraham y juró un voto de hacer conforme él se lo había dicho. 10 Entonces el siervo preparó diez camellos de su señor para llevar todo tipo de regalos de parte de Abraham y se fue hacia la ciudad de Nacor, en Harán-Najaraim.[fn] 11 Al llegar en la noche, hizo que los camellos se arrodillaran junto a un fuente que estaba a las afueras de la ciudad. Esta era la hora en que las mujeres salían a buscar agua.

12 Y el siervo oró: “Señor, Dios de mi señor Abraham, por favor, haz que este sea un día exitoso, y muestra tu fidelidad[fn] hacia mi señor Abraham. 13 Ahora pues, me encuentro junto a esta fuente, y las mujeres jóvenes de la ciudad vendrán a buscar agua. 14 Haz que suceda de la siguiente manera: Que la joven a quien yo le diga ‘por favor, sostén tu cántaro para que yo pueda beber,’ y me responda ‘por favor bebe tú y tus camellos también,’ que sea ella la mujer que has elegido como esposa de tu siervo Isaac. De esta forma sabré que has mostrado fidelidad a mi señor”.

15 Y aún no había terminado de orar cuando vio a Rebeca que venía a buscar agua, llevando el agua en un cántaro sobre su hombro. Ella era la hija de Betuel, hijo de Milcá. Milcá era la esposa de Nacor, el hermano de Abraham. 16 Ella era una mujer muy hermosa, y era virgen porque nadie se había acostado con ella. Ella descendió hasta la fuente, llenó su cántaro, y regresó. 17 Entonces el siervo se apresuró para alcanzarla y le preguntó: “Por favor, déjame beber unos cuantos sorbos de agua de tu cántaro”.

18 “Por favor, bebe, mi señor”, respondió. Y rápidamente tomó su cántaro de sus hombres y lo sostuvo para que él pudiera beber. 19 Cuando terminó de ayudarle a beber, le dijo: “Permíteme darle de beber a tus camellos también, hasta que se sacien”.

20 Ella vació rápidamente su cántaro en el bebedero de los camellos, y corrió hasta la fuente para buscar más agua. Y trajo suficiente agua para sus camellos.

21 El hombre la observaba en silencio para ver si el Señor había hecho de este un día exitoso. 22 Cuando los camellos terminaron de beber, él le dio un zarcillo de oro y puso dos brazaletes pesados en sus muñecas.[fn]

23 Entonces le preguntó: “¿Quién es tu padre? ¿Sabes si puedo encontrar posada en la casa de tu padre para pasar la noche?”

24 Y ella respondió: “Soy la hija de Betuel, el hijo de Milcá y Nacor”.Y continuó: “Tenemos suficiente lugar paja y comida para los camellos, 25 y desde luego tenemos posada para ti esta noche”.

26 El hombre se arrodilló y se inclinó en actitud de adoración al Señor. 27 Y oró: “Gracias Señor, Dios de mi señor Abraham”. “No has olvidado tu promesa y tu fidelidad con mi señor. ¡Y Señor, tú me has guiado directamente al hogar de los familiares de mi señor Abraham!”

28 Ella corrió a la casa de su madre y le contó a su familia lo que había sucedido. 29 Rebeca tenía un hermano llamado Labán, y él corrió al encuentro del hombre que se había quedado junto a la fuente. 30 Labán había notado el zarcillo y los brazaletes que ella estaba usando, y había escuchado a su hermana Rebeca decir: “Esto es lo que me dijo aquél hombre”. Cuando llegó, todavía el hombre estaba de pie con sus camellos junto a la fuente.

31 “Por favor, ven conmigo, bendito del Señor”, le dijo Labán. “¿Qué esperas aquí? Tengo la casa preparada para ti, y un lugar donde los camellos pueden estar”.

32 Así que el hombre se fue con él a su casa. Labán descargó los camellos y les dio paja y comida. También trajo agua para que el hombre lavara sus pies, y también para los hombres que venían con él. 33 Entonces Labán mandó a traer alimentos.

Pero el hombre le dijo: “No voy a comer hasta que les haya dicho por qué estoy aquí”.

“Por favor, explícanos”, le respondió Labán.

34 “Soy el siervo de Abraham”, comenzó el hombre. 35 “El Señor a bendecido abundantemente a mi señor y ahora es un hombre rico y poderoso. El Señor le ha dado ovejas, rebaños, plata y oro, siervos y siervas, así como camellos y asnos. 36 Su esposa Sara tuvo un hijo de mi señor incluso siendo avanzada de edad, y mi señor le ha dado todo lo que posee. 37 Mi señor Abraham me ha hecho jurarle un voto, diciendo: ‘No debes buscar esposa para mi hijo entre las hijas caananitas entre quienes vivo. 38 Sino ve a la tierra done vive mi familia, y busca allí una esposa para mi hijo Isaac’.

39 “Y yo le dije a mi señor Abraham: ‘¿Qué pasa si esta mujer no desea venir aquí conmigo?’

40 “Y él me dijo: ‘El Señor, en cuya presencia he vivido mi vida, enviará a su ángel contigo, y hará que tu viaje sea exitoso. Encontrarás una esposa entre mi familia, de la familia de mi padre. 41 Serás liberado de tu juramento si al ir a mi familia, ellos se niegan a dejarla regresar contigo’.

42 “Hoy cuando llegué a la fuente, oré al Señor: Dios de mi señor Abraham, por favor haz que sea un día exitoso. 43 Ahora que me encuentro aquí junto a la fuente, haz que si una joven viene a buscar agua, y yo le pida diciendo ‘Por favor, dame de beber un poco de agua,’ 44 y ella me diga: ‘Por favor, bebe y yo traeré agua para los camellos también’, que esa sea la que has elegido como esposa para tu siervo Isaac”.

45 “Yo aún no había terminado de orar en silencio cuando vi a Rebeca que iba a buscar agua, cargando su cántaro sobre su hombro. Descendió hasta la fuente para buscar agua, y le dije: ‘Por favor, dame de beber’. 46 Y ella de inmediato tomó el cántaro de su hombre y me dijo: ‘Por favor, bebe, y yo traeré para tus camellos también’. Así que bebí y ella trajo agua para los camellos.

47 “Yo le pregunté: ‘¿Quién es tu padre?’ Y ella respondió: ‘Soy la hija de Betuel, el hijo de Milcá y Nacor’. Así que puse un zarcillo en su nariz, y los brazaletes en su muñeca.

48 “Entonces me arrodilé y me incliné para adorar al Señor. Le agradecí al Señor, al Dios de mi señor Abraham, porque me condujo directamente hasta la sobrina de mi señor Abraham para su hijo. 49 Así que díganme ahora su ustedes mostrarán compromiso y fidelidad a mi señor Abraham? Dígan me si aceptarán o no para que yo pueda decidir qué hacer”.

50 Entonces Labán y Betuel respondieron: “Sin duda todo esto viene del Señor, así que no podemos oponernos de ninguna manera. 51 Rebeca está aquí, puedes tomarla y llevártela. Ella puede ser la esposa del hijo de tu señor Abraham, tal como lo ha decidido el Señor”.

52 Tan pronto como el siervo de Abraham escuchó esta decisión, se inclinó y adoró al Señor. 53 Entonces desempacó las joyas de plata y oro, así como ropas finas, y se las dio a Rebeca. También le dio regalos de valor a su hermano y a su madre. 54 Entonces el siervo y sus hombres comieron y bebieron, y pasaron la noche allí. Cuando se levantaron por la mañana, dijo “Es mejor que me vaya ahora a cada de mi señor Abraham”.

55 Pero su hermano y su madre dijeron: “Déjala permanecer con nosotros diez días más, y después podrá irse”.

56 “Por favor no me hagan demorar”, les dijo él. “El Señor me ha dado éxito en este viaje, así que déjenme ir donde está mi señor”.

57 “Llamemos a Rebeca y preguntémosle lo que ella desea hacer”, sugirieron ellos.

58 Entonces llamaron a Rebeca y le preguntaron: “¿Quieres irte ahora mismo con este hombre?”

“Sí, me iré”, respondió ella.

59 Entonces dejaron que Rebeca, la hermana de Labán se fuera con el siervo de Abraham, junto a la criada que la había cuidado desde pequeña. 60 Pidieron una bendición sobre ella diciendo: “Nuestra querida hermana, que seas la madre de miles de descendientes, y que tus hijos conquisten a sus enemigos”. 61 Entonces Receba y su sierva se subieron en sus camellos. Siguieron al siervo de Abraham, y se fueron.

62 Mientras tanto, Isaac, que vivía en el Neguev, acababa de regresar de Beer-lahai-roi. 63 Salió a los campos una tarde para pensar las cosas.[fn] Entonces miró a la distancia y vio venir los camellos.

64 Rebeca también miraba desde la distancia. Y cuando vio a Isaac, descendió del camello. 65 Y le preguntó al siervo: “¿Quién es ese que viene en camino a nuestro encuentro?”

“Él es mi señor, Isaac”,[fn] respondió. Entonces ella se puso el velo para cubrirse.

66 Y el siervo le dijo a Isaac todo lo que había hecho. 67 Entonces Isaac tomó a Rebeca y la llevó a la tienda de su madre Sara y se casó con ella. La amó, y ella le dio consuelo por la muerte de su madre.

25  1 Abraham se casó con otra mujer. Su nombre era Quetura. 2 Con ella tuvo los siguientes hijos: Zimrán, Jocsán, Medán, Madián, Isbac y Súaj. 3 Jocsán fue el padre de Seba y Dedán. Los descendientes de Dedán fueron lo asureos, los letusitas y los leumitas. 4 Los hijos de Madián fueron Efa, Efer, Hanoc, Abida y Eldaa. Todos estos fueron los hijos de Quetura.

5 Abraham le dejó todas sus posesiones a Isaac. 6 Pero mientras aún estaba con vida, le dio regalos a los hijos de sus concubinas y las envió al oriente, para que vivieran lejos de Isaac.

7 Abraham vivió hasta la edad de 175 años 8 cuando dio su último suspiro y murió en buena vejez, habiendo vivido suficientes años. Había vivido una vida plena y ahora se había unido a sus antepasados en la muerte. 9 Sus hijos Isaac e Ismael lo sepultaron en la cueva de Macpela, cerca de Mamré, en el campo que antes había pertenecido a Efrón, hijo de Zojar, el hitita. 10 Esre fue el terreno que Abraham le había comprador a los hititas. Y Abraham fue sepultado allí, junto a su esposa Sara. 11 Después de la muerte de Abraham, Dios bendijo a su hijo Isaac, quien vivía cerca de Beer-lahai-roi.

12 Esta es la genealogía de Ismael, hijo de Abraham: Su madre Agar fue la esclava egipcia de Sara. 13 Y estos fueron los nombres de los hijos de Ismael, según su familia genealógica: Nebayot, (primogénito), Quedar, Adbeel, Mibsam, 14 Misma, Duma, Masá, 15 Hadad, Tema, Jetur, Nafis, y Quedema. 16 Estos fueron los hijos de Ismael, y también fueron los nombres de los lugares donde vivieron y acamparon: Las doce familias líderes de sus tribus. 17 Ismael vivió hasta la edad de 137 años. Entonces dio un último suspiro, y se unió a sus antepasados en la muerte. 18 Los descendientes de Ismael habitaron la región de Havila hasta Sur, cerca de la frontera de Egipto, en dirección de Asur. Y siempre estaban peleando unos con otros.[fn]

19 La siguiente es la genealogía Isaac, hijo de Abraham: Abraham fue el padre de Isaac. 20 Cuando Isaac cumplió los 40 años, se casó con Rebeca, la hija de Betuel el arameo de Padán-Harán y hermana de Labán el arameo.

21 Isaac oró al Señor pidiendo su ayuda en favor de su esposa porque no podía tener hijos. El Señor respondió su oración y ella quedó embarazada. 22 Los dos hijos que tuvo eran gemelos y peleaban dentro de su vientre. Entonces ella le preguntó al Señor: “¿Por qué me pasa esto a mí?”

23 “Tienes dentro de ti dos naciones”, respondió el Señor. “Darás a luz a dos hijos que competiránel uno contra el otro. Uno será más fuerte que el otro, y el mayor será siervo del menor”.

24 Cuando llegó el momento, Rebeca tuvo dos gemelos. 25 El primero en salir estaba rojo al nacer, y estaba cubierto de mucho cabello, como si fuera un cabrito. Por eso lo llamaron Esaú.[fn] 26 Luego salió su hermano gemelo, quien salió de la matriz agarrando el talón de Esaú. Por eso lo llamaron Jacob.[fn] Isaac tenía 60 años cuando sus dos hijos nacieron.

27 Estos dos hijos de Isaac crecieron, y Esaú se convirtió en un cazador de gran talento en el campo. Jacob era tranquilo y se quedaba en casa, en las tiendas. 28 Isaac amaba a Esaú porque le preparaba comida con los animales que cazaba, mientras que Rebeca amaba a Jacob.

29 Cierto día, Jacob estaba preparando un guisado cuando Esaú regresó del campo, cansado y muy hambriento. 30 “Dame un poco de ese guisado rojo”, le dijo Esaú a Jacob. “¡Muero de hambre!” (Fue así como Esaú obtuvo su otro nombre: “Edom”, que significa “rojo”).

31 “Primero véndeme tus derechos de primogénito”, le respondió Jacob.

32 “¡Mira! ¡Me estoy muriendo! ¿De qué me sirven esos derechos de primogénito?” dijo Esaú.

33 “Primero tienes que jurármelo”, exigió Jacob. Así que Esaú hizo juramento vendiéndole a Jacob sus derechos de primogénito. 34 Entonces Jacob le dio a Esaú un poco de pan, y un guisado de lentejas. Esaú comió y bebió hasta que se sació y se fue. Al hacer esto, Esaú demostró cuán poco le importaban sus derechos como hijo primogénito.

26  1 Y hubo un gran hambruna en el país, no la misma que la que ocurrió en el tiempo de Abraham, sino más tarde. Así que Isaac se mudó a Gerar, en el territorio de Abimelec, rey de los filisteos.

2 El Señor se le apareció a Isaac y le dijo: “No vayas a Egipto, sino al país que yo te mostraré. 3 Quédate aquí en este país. Yo estaré contigo y te bendeciré, porque voy a darte a ti y a tus descendientes todas estas tierras. Yo guardaré la promesa solemne que yo le juré a tu padre Abraham. 4 Yo haré que tu descendencia sea tan numerosa como las estrellas del cielo, y les daré todas estas tierras. Todas las naciones de la tierra serán benditas por tus descendientes, 5 porque Abraham hizo lo que yo le dije, y siguió mis órdenes, mis mandamientos, mis preceptos y mis leyes”.

6 Así que Isaac se quedó en Gerar. 7 Cuando los hombres de esa tierra le preguntaron por su esposa, él respondió diciendo: “Ella es mi hermana”, porque tuvo miedo. Pues pensó para sí mismo: “Si digo que ella es mi esposa, me matarán para quedarse con Rebeca, pues es muy hermosa”. 8 Pero más tarde, después de haber vivido allí por un tiempo, Abimelec, rey de los filisteos, miró por la ventana y vio a Isaac acariciando a su esposa Rebeca.

9 Abimelec entonces mandó a buscar a Isaac y le planteó su queja. “¿Según lo que vi, ella es claramente tu esposa!” le dijo. “¿Por qué decidiste decir ‘es mi hermana’?”

“Porque pensé que me matarían por causa de ella”, respondió Isaac.

10 “¿Por qué nos hiciste esto?” le preguntó Abimelec. “¡Uno de los hombres aquí pudo haberse acostado con tu esposa, y tú nos habrías hecho culpables a todos!”

11 Abimelec emitió una orden a todo el pueblo, advirtiéndoles: “Cualquiera que toque a este hombre o a su esposa, será ejecutado”.

12 Isaac volvió a sembrar ese año, y el Señor lo bendijo con una cosecha que fue cien veces más grande que lo que había sembrado. 13 Se volvió un hombre rico, y su riqueza creciócontinuamente hasta que se volvió muy rico. 14 Y poseía muchos rebaños de ovejas, manadas de bueyes, y muchos esclavos. Tanía tantas riquezas que los filisteos comenzaron a sentir celos de él. 15 Así que los filisteos usaron basura para tapar todos los pozos que su Padre Abraham había cavado.

16 Entonces Abimelec le dijo a Isaac: “Tienes que abandonar nuestro país, porque te has vuelto demasiado poderoso para nosotros”.

17 Así que Isaac se fue y estableció su campamentoen el valle de Gerar, donde se quedó a vivir. 18 Allí destapó los pozos que había cavado su padre Abraham en su tiempo, los que los filisteos habían tapado después de la muerte de Abraham. Y les puso los mismos nombres que su padre les había puesto.

19 Los siervos de Isaac también cavaron un pozo en el valle y encontraron una fuente de agua. 20 Pero los pastores de Gerar comenzaron a tener discordias con los pastores de Isaac, diciendo: “¡Esa agua es nuestra!” Así que Isaac llamó a aquel pozo “Discordia”, porque allí tuvieron discordia con él. 21 Isaac tenía otro pozo cavado, y allí también hubo discordias. A ese pozo le llamó “Oposición”.[fn] 22 Así que se fueron de allí y cavaron otro pozo. Esta vez no hubo ninguna discordia respecto a este pozo, y lo llamó “Libertad”,[fn] diciendo: “Ahora el Señor nos ha dado libertad para crecer y ser exitosos en esta tierra”.

23 De allí Isaac se fue hacia Beerseba. 24 Y esa noche el Señor se le apareció y le dijo: “Yo soy el Dios de tu padre Abraham. No tengas miedo, porque yo estoy contigo. Te bendeciré y te daré muchos descendientes por causa de mi siervo Abraham”. 25 Isaac entonces construyó un altar y adoró al Señor. También estableció sus tiendas, y sus siervos cavaron un pozo en ese lugar.

26 Algún tiempo después, Abimelec vino desde Gerar con su consejero Ahuzat y con Ficol, jefe de su ejército, para ver a Isaac.[fn] 27 “¿Por qué han venido a verme?” les preguntó Isaac. “¡Antes me odiaban y me pidieron que me fuera!”

28 “Ahora nos hemos dado cuenta de que el Señor está contigo”, le respondieron. “Así que hemos decidido hacer un pacto contigo con juramento. 29 Tu nos prometerás que no nos harás daño, así como nosotros nunca te hemos hecho daño. Reconocerás que siempre te hemos tratado bien, y cuando te pedimos que te marcharas lo hicimos con bondad. ¡Y mira cómo el Señor te bendice ahora!”

30 Así que Isaac mandó a preparar una comida especial para celebrar este pacto. Comieron y bebieron, 31 y se levantaron temprano en la mañana y cada uno hizo juramento al otro. Entonces Isaac los dejó ir, y ellos se fueron en paz.

32 Ese fue el día en que los siervos de Isaac que habían estado cavando un pozo vinieron a decirle: “¡Hemos hallado agua!” 33 Así que Isaac llamó a ese pozo “juramento”, y por eso hasta el día de hoy, el nombre de esa ciudad es “Pozo del juramento” (Beerseba).

34 Cuando Esaú cumplió 40 años, se casó con Judit, hija de Beri, el hitita, y también con Basemat, hija de Elón, el hitita. 35 Y ellas le causaron muchas amarguras a Isaac y Rebeca.

27  1 Isaac estaba viejo y se estaba quedando ciego. Así que llamó a su hijo mayor Esaú, diciendo: “Hijo mío”. Y Esaú contestó: “Aquí estoy”.

2 “Ya estoy viejo”, dijo Isaac, “Es posible que muera pronto. 3 Así que toma tu arco y tus flechas, ve a cazar y tráeme algo de carne. 4 Prepárame una comida de buen sabor para que yo coma, y para bendecirte antes de morir”.

5 Rebeca escuchó lo que Isaac le dijo a Esaú. Así que cuando Esaú se fue al campo a buscar carne de caza, 6 Rebeca le dijo a su hijo Jacob: “¡Escucha! Acabo de oír a tu padre decirle a tu hermano, 7 ‘Tráeme carne de caza y prepárame una buena comida de buen sabor para comer y bendecirte en presencia del Señor antes de morir’. 8 Ahora, hijo, escúchame y haz exactamente lo que yo te diré. 9 Ve al rebaño y tráeme dos cabras jóvenes. Yo las cocinaré y prepararé la comida de buen sabor que a tu padre más le gusta. 10 Entonces se la llevarás a tu padre para comer, para que te bendiga en la presencia del Señor antes de morir”.

11 “Pero escucha”, le respondió Jacob a su madre Rebeca, “mi hermano Esaú es un hombre velludo, y yo soy lampiño. 12 De pronto mi padre se dará cuenta cuando me toque. Entonces parecerá como que lo estoy engañando y en lugar de bendición, recibiré una maldición”.

13 “Que la maldición caiga sobre mí, hijo mío”, respondió su madre. “Solo haz lo que te digo. Ve y tráeme las cabras jóvenes”.

14 Así que Jacob fue a buscarlas y las trajo para su madre, y ella preparó una comida de buen sabor, tal como le gustaba a su padre. 15 Entonces Rebeca fue y tomó la mejor ropa de su hijo mayor Esaú que ella tenía en su casa, y se la puso a Jacob, su hijo menor. 16 Y puso la piel de los corderos en sus manos, y en su cuello. 17 Entonces le entregó a su hijo Jacob la comida y el pan que había preparado.

18 Jacob entró a ver a su padre, y lo llamó diciendo: “Padre mío, aquí estoy”.

“¿Cuál de mis hijos eres?” preguntó Isaac.

19 “Soy Esaú, tu hijo mayor”, le dijo Jacob a su padre. “Hice lo que me pediste. Por favor, siéntate y come la carne de caza que hice para ti, para que puedas bendecirme”.

20 “¿Cómo pudiste encontrar tan rápido a un animal, hijo mío?” le preguntó Isaac.

“Es porque el Señor lo envió para mí”, respondió Jacob.

21 “Ven aquí para que pueda tocarte, hijo mío”, le dijo Isaac a Jacob, “así sabré si eres en verdad Esaú”.

22 Así que Jacob se acercó a su padre Isaac, quien al tocarlo dijo: “Es la voz de Jacob, pero son las manos de Esaú”. 23 Isaac no se dio cuenta de que era Jacob porque tenía las manos con vellos como Esaú, así que se preparó para bendecirlo.

24 “En realidad eres tú mi hijo Esaú?” preguntó de nuevo. “Si, soy yo”, respondió Jacob.

25 Entonces dijo: “Hijo mío, tráeme de la comida de caza que me has preparado para comer, y así podré darte mi bendición”.Así que Jacob trajo para su padre Isaac comida para comer y vino para beber.

26 Después Isaac le dijo a Jacob: “Ven y bésame, hijo mío”. 27 Entonces Jacob se inclinó y lo besó, e Isaac pudo oler la ropa que Jacob estaba usando. Así que procedió a darle su bendición, pensado para sí: “El olor de mi hijo es como el olor de un campo que el Señor ha bendecido”.

28 “¡Que Dios use el rocío del cielo y la tierra fértil para darte ricas cosechas de grano y vino nuevo! 29 Que los pueblos de distintas naciones te sirvan y se inclinen ante ti. Que todos los que te maldigan sean malditos, y que sean benditos todos los que te bendigan”.

30 Después de que Isaac terminó de bendecir a Jacob—de hecho, Jacob ya se había ido de la presencia de su padre—Esaú regresó de su viaje de caza. 31 También había preparado una comida de buen sabor, y se la trajo a su padre. Entonces Esaúle dijo a Isaac, “Siéntate padre, y come de mi carne de caza para que puedas bendecirme”.

32 “¿Quién eres?” le preguntó Isaac.

“Soy tu hijo Esaú, tu primogénito”, respondió.

33 Isaac entonces comenzó a temblar y preguntó: “¿Quién fue el que se fue de cacería y me trajo la comida? Ya la comí toda antes de que llegaras y lo bendije. No puedo retirar su bendición ya”.

34 Cuando Esaú escuchó las palabras de su padre, gritó de rabia y amargura, y le rogó a su padre: “Por favor, bendíceme a mí también, padre!”

35 Pero Isaac respondió: “Tu hermano vino y me engañó. ¡Él se ha robado tu bendición!”

36 “¡Con toda razón su nombre es Jacob, el impostor!”[fn] dijo Esaú. “Me ha engañado dos veces. ¡Primero se apropió de mi primogenitura y ahora se ha robado mi bendición! ¿No has guardado una bendición para mi?”

37 Entonces Isaac le contestó a Esaú: “Lo he hecho tu señor, y he dicho que todos sus parientes serán sus siervos. He declarado que no le faltará el grano ni el nuevo vino. ¿Qué puedo dejar para ti, hijo mío?”

38 “¿Acaso solo tienes una bendición, padre mío?” preguntó Esaú. “¡Por favor bendíceme a mi también!” Entonces Esaú comenzó a llorar a gritos.

39 Entonces su padre Isaac declaró: “¡Escucha, hijo! Vivirás lejos de la tierra fértil, lejos del rocío que cae del cielo. 40 Te ganarás el sustento con espada, y serás el siervo de tu hermano. Pero cuando te rebeles, quitarás su yugo de tu cuello”.

41 Desde entonces Esaú sintió odio hacia Jacob, por causa de la bendición de su padre. Esaú se dijo a sí mismo: “Pronto llegará el tiempo en que lamentaré la muerte de mi padre. ¡Y entonces mataré a mi hermano Jacob!”

42 Sin embargo, Rebeca escuchó lo que había dicho Esaú, y mandó a llamar a Jacob. “Mira”, le dijo, “tu hermano Esaú siente consuelo en hacer planes de matarte. 43 Así que, escúchame atentamente, hijo mío, lo que te voy a decir. Vete inmediatamente a donde mi hermano Labán en Arám. 44 Quédate con él hasta que la rabia de tu hermano se calme. 45 Cuando esté en calma y se le olvide, yo te mandaré a buscar de nuevo. Porque no quisiera perderlos a los dos en un solo día”

46 Entonces Rebeca fue y le dijo a Isaac: “Estoy cansada de estas mujeres hititas . ¡Están arruinando mi vida! ¡Prefiero morir antes de que Jacob llegue a casarse con una mujer hitita como ellas, una de esas habitantes locales!”

28  1 Isaac llamó a Jacob y lo bendijo. “No te cases con una mujer cananea”, le ordenó. 2 “Vete ahora mismo a Padán Harán, a la casa de Betuel, el padre de tu madre. Busca allí una esposa, una hija de Labán, el hermano de tu madre. 3 El Dios Altísimo te bendiga y que tus descendientes sean tan numerosos que llegues a ser el ancestro de muchas naciones. 4 Que Dios te concede a ti y a tus descendientes la misma bendición que le dio a Abraham, para que poseas la tierra en la que eres extranjero, la tierra que Dios le dio a Abraham”.

5 Así que Isaac envió a Jacob, y Jacob se fue de viaje a Paddan-aram, a la casa de Labán, hijo de Betuel, el arameo. Labán era el hermano de Rebeca, la madre de Jacob y Esaú.

6 Esaú descubrió que Isaac había bendecido a Jacob y que lo había enviado a Paddan-aram para encontrar allí una esposa, y que cuando lo bendijo, le dijo: “No te cases con una mujer cananea”. 7 También se enteró de que Jacob había obedecido a su padre y ahora se dirigía hacia Paddan-aram. 8 Esto hizo que Esaú descubriera cuánto su padre aborrecía a las mujeres cananeas. 9 Así que Esaú fue a donde la familia de Ismael, y se casó con otra mujer llamada Majalat, la hija de Ismael, hijo de Abraham, y hermana de Nebaiot.

10 Mientras tanto, Jacob había salido de Beerseba e iba de camino hacia Arán. 11 Llegó allí después de la puesta de sol, y se quedó esa noche en un lugar. Tomó una piedra, la puso bajo su cabeza, y se acostó a dormir.

12 Y Jacob tuvo un sueño en el que veía una escalera que comenzaba en la tierra, y llegaba hasta el cielo. Vio a los ángeles de Dios que subían y bajaban en ella. 13 Entonces vio al Señor que estaba en pie sobre él,[fn] y que dijo: “Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abraham, y el Dios de Isaac. Yo te doy a ti y a tus descendientes la tierra en la que estás acostado ahora. 14 Tus descendientes serán tantos como el polvo de la tierra, y se esparcirán de oriente a occidente, y de norte a sur. Todos sobre la tierra serán benditos por tus descendientes. 15 ¡Escucha! Yo estoy contigo y te cuidaré dondequiera que vayas. Yo te traeré de regreso a esta tierra. No te abandonaré, porque voy a hacer lo que te prometí”.

16 Cuando Jacob se despertó, se dijo a sí mismo: “¡El Señor está aquí, en este lugar, y no me había dado cuenta!”[fn] 17 Entonces se asustó y dijo: “¡Este es un lugar terrible! Debe ser la casa de Dios y la entrada al cielo”.

18 Cuando Jacob se levantó en la mañana, tomó la Piedra que había puesto bajo su cabeza, y la colocó en forma vertical, como un pilar de piedra, y roció aceite de oliva sobre ella. 19 Y le puso por nombre a ese lugar “Betel”,[fn] (anteriormente su nombre era Luz). 20 Jacob también hizo una promesa solemne, diciendo: “Dios, si vas conmigo y me cuidas durante mi viaje, y me das alimento y bebida, así como ropa para vestir 21 para que pueda regresar a salvo a la casa de mi padre, entonces tú, Señor, serás mi Dios. 22 Y este pilar que he levantado aquí, será la casa de Dios,[fn] y yo te daré la décima parte de lo que me des”.

29  1 Jacob se apresuró y se puso en marcha,[fn] y llegó a la tierra de los orientales. 2 Al contemplar a su alrededor, vio un pozo en un campo y a tres rebaños de ovejas acostadas junto a él, esperando recibir agua. Una gran piedra cubría la boca del pozo. 3 La práctica común era que[fn] cuando todos los rebaños llegaban, los pastores rodaban la piedra de la boca del pozo y le daban agua a las ovejas, y luego colocaban la piedra en su lugar nuevamente.

4 Y Jacob les preguntó: “Hermanos míos, ¿de dónde son ustedes?”

“Somos de Harán”, respondieron.

5 “¿Conocen a Labán, el nieto de Nacor?” les preguntó.

“Si, lo conocemos”, respondieron.

6 “¿Cómo está él?” preguntó.

“Está bien”, respondieron. “¡Mira! De hecho, la que viene allí con las ovejas es su hija Raquel”.

7 “Todavía es temprano”, dijo Jacob. “Es muy pronto para guardar las ovejas. ¿Por qué no les dan agua de beber y las dejan pastar un poco más?”

8 “No podemos hasta que hayan llegado todos los rebaños”, le dijeron los pastores. “Entonces rodamos la piedra del pozo y las dejamos beber agua”.

9 Mientras aún hablaban, llegó Raquel con el rebaño que pastoreaba para su padre. 10 Cuando Jacob vio a Raquel, la hija de Labán, que era el hermano de su madre, subió y rodó la piedra del pozo para que las ovejas de Labán pudieran beber agua. 11 Entonces Jacob besó a Raquel y lloró de alegría. 12 (Le había dicho ya que él era el hijo del hermano de Labán y de Rebeca). Y ella corrió y le contó a su padre lo que había sucedido.

13 Tan pronto como Labán escuchó la noticia acerca de Jacob, salió corriendo a su encuentro. Lo abrazó y lo besó, y se lo llevó a casa. Después de que Jacob le explicó todo a Labán, 14 Labán le dijo: “¡No hay duda alguna, eres carne de mi carne y sangre de mi sangre!” Y Jacob se quedó con Labán durante un mes.

15 Un día, Labán le dijo: “¡Eres mi pariente, así que no es justo que trabajes sin una compensación por ello! Dime entonces, ¿cuánto debo pagarte?”

16 Labán tenía dos hijas. La mayor se llamaba Lea, y la más joven se llamaba Raquel. 17 Lea tenía ojos que expresaban amabilidad,[fn] pero Raquel tenía un cuerpo armonioso y una apariencia hermosa. 18 Jacob se enamoró de Raquel, así que le prometió a Labán: “Trabajaré siete años[fn] para ti por Raquel, tu hija menor”.

19 “Pues para mi es mejor dártela a ti que a cualquier otro”, respondió Labán. “Así que quédate y trabaja para mi”. 20 Y Jacob trabajó para Labán por siete años, pero para él fueron como días, porque realmente la amaba.

21 Entonces Jacob le dijo a Labán: “Ha llegado el tiempo que acordamos. Ahora dame a tu hija para que sea mi esposa”.

22 Y Labán organizó un banquete de bodas[fn] y invitó a todos para que vinieran al banquete. 23 Pero al caer la noche, Labán trajo donde Jacob a su hija Lea, y Jacob se acostó con ella. 24 (Labán se había encargado de que su sierva Zilpá fuera la criada personal de Lea).

25 ¡Al amanecer, Jacob se dio cuenta de que era Lea! Así que fue donde Labán y con enojo le preguntó: “¿Qué me has hecho? ¡Trabajé para ti por Raquel! ¿Por qué me has engañado?”

26 “Aquí no entregamos a la hija menor en matrimonio antes que a la hija mayor”, respondió Labán. 27 “Deja que la semana de celebración por la boda termine, y entonces te daré a mi otra hija también, pero con la condición de que trabajes siete años más para mi”.

28 Jacob estuvo de acuerdo. Terminó la semana de celebración por la boda con Lea, y entonces Labán le dio a su hija Raquel como esposa también. 29 (Labán también se encargó de que su sierva Bila fuera la criada personal de Raquel). 30 Así que Jacob se acostó con Raquel, y amó a Raquel más que a Lea. Y trabajó para Labán siete años más por Raquel.

31 Y el Señor vio que Lea no era amada, y la ayudó a tener hijos. Pero no hizo lo mismo con Raquel. 32 Así que Lea quedó embarazada, y tuvo un hijo a quien llamó Rubén,[fn] pues dijo: “¡El Señor vio lo mucho que he sufrido y ahora mi esposo me amará!”

33 Entonces Lea volvió a quedar embarazada, y tuvo un hijo. Y dijo: “El Señor ha esuchado que no soy amada, y me ha dado otro hijo”. Así que le puso por nombre Simeón.[fn]

34 Lea volvió a quedar embarazada por tercera vez, y tuvo otro hijo. Y dijo: “Finalmente mi esposo se sentirá unido a mi, porque ahora le he dado tres hijos”. Por eso le puso por nombre Leví.[fn]

35 Una vez más, Lea quedó embarazada y tuvo otro hijo. Lo llamó Judá,[fn] pues dijo: “¡Ahora realmente puedo alabar al Señor!” Y no tuvo más hijos después de esto.

30  1 Cuando Raquel se dio cuenta de que no podía tener hijos con Jacob, sintió celos de su hermana. Entonces Raquel puso su queja con Jacob: “¡Moriré si no me das hijos!”

2 Jacob se enojó con Raquel y le dijo: “¿Acaso soy Dios? ¿Crees que soy el que impide que puedas tener hijos?”

3 “Aquí está mi criada personal, Bila” respondió Raquel. “Acuéstate con ella para que ella tenga hijos por mi, y así yo también tenga una familia”. 4 Y Raquel le dio a Jacob a su criada personal Bila como esposa, y Jacob se acostó con ella. 5 Entonces Bila quedó embarazada y tuvo un hijo de Jacob. 6 Y Raquel dijo: “¡Dios ha juzgado a mi favor! Me escuchó y me ha dado un hijo”. Y a este hijo lo llamó Dan.[fn] 7 Bila, la criada personal de Raquel volvió a quedar embarazada y tuvo un segundo hijo de Jacob. 8 Y Raquel dijo: “He tenido una contienda con mi hermana, pero ahora he ganado”. Y a este hijo lo llamó Neftalí.[fn]

9 Lea se dio cuenta de que no estaba teniendo más hijos, así que le dio a Jacob a su criada personal Zilpá como esposa para Jacob. 10 Y Zilpá tuvo un hijo de Jacob. 11 Entonces Lea dijo: “¡Cuán afortunada soy!” Y a este hijo lo llamó Gad.[fn] 12 Entonces Zilpá, la criada personal de Lea volvió a quedar embarazada y tuvo otro hijo de Jacob. 13 Entonces Lea dijo: “Soy muy feliz, y las otras mujeres también lo dirán!” Y a este hijo lo llamó Aser.[fn]

14 Durante el tiempo de la cosecha de trigo, Rubén encontró algunas plantas de mandrágoras mientras andaba por los campos de cultivos. Y los llevó a su madre Lea. Entonces Raquel le dijo a Lea: “Por favor, dame algunas de las mandrágoras que tu hijo encontró”.

15 “¿Acaso no te basta con haberme robado a mi esposo?” respondió Lea. “¿Vas a tomar también las mandrágoras de mi hijo?”

“Bueno, podrás acostarte con él esta noche si me das algunas mandrágoras a cambio”, respondió Raquel.

16 Cuando Jacob regresó de los campos esa noche, Lea fue a su encuentro. “Debes acostarte conmigo esta noche porque he pagado por ti con las mandrágoras de mi hijo”, ella le dijo. Así que Jacob durmió con ella aquella noche. 17 Dios escuchó la petición de Lea, y quedó embarazada y tuvo un quinto hijo con Jacob. 18 Entonces Lea dijo: “El Señor me ha premiado por haberle dado a mi esposo mi criada personal”. Y a este hijo lo llamó Isacar.[fn] 19 Entonces Lea volvió a quedar embarazada y tuvo un sexto hijo con Jacob. 20 Y Lea dijo: “Dios me ha dado un buen regalo. Ahora mi esposo me honrará porque le he dado seis hijos”.Y a este hijo lo llamó Zabulón.[fn] 21 Tiempo después, Lea tuvo una hija a la cual llamó Dina.

22 Entonces Dios prestó atención a Raquel, y escuchó sus plegarias, y la ayudó a tener hijos. 23 Entonces Raquel quedó embarazada y tuvo un hijo. Y dijo: “Dios ha quitado mi desgracia”. 24 Y a este hijo lo llamó José,[fn] diciendo: “Que el Señor me de un hijo más”.

25 Cuando José nació, Jacob le dijo a Labán: “Déjame ir para volver a casa y a mi propio país. 26 Dame a mis esposas y a mis hijos porque he trabajado por tenerlos. Déjame ir ahora porque conoces todo el trabajo que he hecho para ti”.

27 “Por favor, quédate”, respondió Labán, “porque he descubierto[fn] que el Señor me ha bendecido por tu causa”. 28 Entonces Labán continuó: “Dime cuánto debo pagarte”.

29 “Tú sabes bien cuánto trabajo he hecho para ti, y el buen cuidado que he provisto a tus rebaños. 30 ¡Cuando yo llegué no tenías mucho, pero ahora tienes muchas cosas! El Señor te ha bendecido por lo que yo he hecho. ¿Cuándo podré proveer para mi propia familia?”

31 “¿Qué me propones como pago hacia ti?” preguntó Labán nuevamente.

“No tienes que darme nada”, respondió Jacob. “Si quieres hacer algo por mí, qué te parece esto: Seguiré cuidando y alimentando tus rebaños. 32 Permíteme visitar tus rebaños hoy, y yo tomaré todas las ovejas que tienen pecas o manchas, y todas las de lana oscura, y de igual manera con los cabritos. Eso será mi pago. 33 En el futuro, podrás probar que he sido honesto. Cuando miren mis rebaños, cualquier cabrito y oveja que no tenga manchas, o que no sea de lana oscura, podrá considerarse que fue robada de tus rebaños”.

34 “Muy bien”, aceptó Labán. “Lo haremos como has dicho”. 35 Sin embargo, ese mismo día, Labán salió y apartó a todos los cabritos machos con manchas y con rayas, así como todas las cabras con manchas y de pelaje oscuro. Pidió a sus hijos que los cuidaran y los ma ndó lejos 36 para que estuvieran a tres días de camino separados de Jacob, mientras que Jacob cuidaba del resto de los rebaños de Labán.

37 Entonces Jacob cortó unas varas de álamo, de almendro, y de plátano cuya madera era blanca bajo la corteza. Peló la corteza, e hizo varas que lucían con rayas blancas. 38 Y puso las varas que había pelado en los bebederos de los rebaños, pues ahí era donde se apareaban. 39 Los rebaños se apareaban frente a las varas y producían crías con rayas, con pintas y con manchas. 40 Entonces Jacob separó a todos estos. Entonces hizo que su rebaño se pusiera de frente al rebaño de Labán que tenía rayas y era de pelaje oscuro. Así fue como pudo mantener a su rebaño separado del rebaño de Labán.

41 Cuando las hembras estaban a punto de dar a luz, Jacob ponía las varas en los bebederos donde los rebaños pudieran verlas mientras se apareaban. 42 Pero Jacob no hizo esto con las hembras más débiles. Las más débiles se fueron del lado de Labán, y las más fuertes se fueron del lado de Jacob. 43 Así Jacob se volvió muy rico, con un gran rebaño, y con muchos esclavos y esclavas, así como camellos y asnos.

31  1 Jacob descubrió que los hijos Labán decían: “Jacob se ha quedado con todo lo que le pertenecía a nuestro padre. Toda su riqueza la obtuvo de nuestro padre”. 2 Jacob también se dio cuenta de que Labán lo había comenzado a tratar de manera diferente.

3 Entonces el Señor le dijo a Jacob: “Regresa al país de tus antepasados, al hogar de tus padres. Y yo estaré contigo”.

4 Jacob mandó a buscar a Raquel y a Lea, pidiéndoles que vinieran a su encuentroen los campos donde estaba apacentando los rebaños. 5 “He notado que su padre me está tratando diferente a la manera como me trataba antes”, les dijo. “Pero el Dios de mi padre estará conmigo. 6 Ustedes saben cuán duro he trabajado para su padre. 7 ¡Pero me ha estado engañando, y ha reducido mi salario diez veces! Sin embargo, Dios no ha dejado que me haga mal. 8 Cuando dijo: ‘Te pagaré con cabras pintadas,’ entonces en todo el rebaño solo había cabritas jóvenes pintadas. Cuando dijo: ‘Te pagaré con cabras con rayas,’ entonces en todo el rebaño solo había cabras jóvenes con rayas. 9 Por eso Dios tomó todo el rebaño de su padre y me lo dio a mi. 10 Cuando el rebaño se estaba apareando, tuve un sueño en el que vi a las cabras macho apareándose con el rebaño donde todas las cabras eran de rayas, con pintas o manchas. 11 Entonces en el sueño, el ángel del Señor me habló y me dijo: ‘Jacob!’ y yo respondí: ‘Aquí estoy’.

12 “Y me dijo: ‘Mira y te darás cuenta de que las cabras macho que se aparean con el resto del rebaño, tienen rayas, o tienen pintas o manchas, porque he visto lo que Labán te hizo. 13 Yo soy el Dios de Betel, donde echaste el aceite de oliva sobre el pilar de piedra y me hiciste una promesa solemne. Ahora prepárate para salir de esta tierra, y devuélvete a la tierra de tus padres’”.

14 “No tenemos heredad de nuestro padre de todas formas”, respondieron Raquel y Lea. 15 “Él nos trata como extranjeras porque nos vendió a ti, y ahora ha gastado todo ese dinero. 16 Toda la riqueza que Dios le ha arrebatado ahora nos pertenece a nosotras y a nuestros hijos, ¡así que haz lo que Dios te ha dicho!”

17 Así que Jacob se alistó. Ayudó a sus hijos ya sus esposas a subir a los camellos, 18 y condujo a su rebaño frente a él. Llevó consigo todas las posesiones que había ganado mientras vivió en Padan-Harán, y partió de allí para volver a la tierra de su padre en Canaán.

19 Mientras Labán estaba lejos de casa esquilando sus ovejas, Raquel robó los ídolos de la casa[fn] que le pertenecían a su padre. 20 Jacob también engañó a Labán el arameo al no decirle que se escaparía. 21 Así que Jacob se apresuró para irse con todo lo que tenía, cruzó el río Éufrates, y se encaminó hacia la región montañosa de Galaad.

22 Tres días después, Labán descubrió que Jacob había huido. 23 Tomando consigo a algunos de sus familiares, salió a perseguir a Jacob y se encontró con él siete días más tarde en el país montañoso de Galaad. 24 Pero por la noche Dios visitó a Labán en un sueño y le dijo: “Ten cuidado con lo que le dices a Jacob. No trates de persuadirlo para que regrese, ni lo amenaces”.[fn]

25 Jacob había establecido su campamento con tiendas en Galaad cuando Labán se encontró con él. Así que Labán y sus familiares hicieron lo mismo. 26 “¿Por qué me engañaste de esta manera?” le preguntó Labán a Jacob. “¡Tomaste a mis hijas como si fueran prisioneras llevadas al cautiverio con espadas! 27 ¿Por qué te fuiste huyendo en secreto, tratando de ponerme una trampa? ¿Por qué no viniste a decírmelo? Si lo hubieras hecho, te habría preparado una Buena despedida, con música con panderetas y liras. 28 ¡Ni siquiera me dejaste despedirme de mis nietos y nietas! ¡Has actuado de forma muy insensata! 29 Podría castigarte, pero el Dios de tu padre me habló anoche y me dijo: ‘Cuidado con lo que le dices a Jacob. No intentes persuadirlo para que vuelva, ni tampoco lo amenaces’. 30 Es evidente que querías irte y volver a la casa de tu familia, pero ¿por qué tenías que robar mis ídolos?”

31 “Huí porque tenía miedo”, le explicó Jacob a Labán. “Tenía miedo de que me quitaras a tus hijas a la fuerza. 32 En cuanto a tus ídolos, cualquiera que los tenga morirá. Puedes buscar delante de nuestra familia, y si encuentras cualquier cosa que te pertenezca, puedes tomarla”. (Jacob no sabía que Raquel había robado los ídolos de la casa).

33 Entonces Labán comenzó a buscar en las tiendas de Jacob, Lea y las dos criadas personales, pero no encontró nada, y entonces entró a la tienda de Raquel. 34 Raquel había puesto los ídolos de la casa en una alforja de camello y estaba sentada en ella. Labán buscó cuidadosamente en toda la tienda pero no los encontró. 35 Entonces le dijo a su padre: “Señor, por favor, no se enfade conmigo por no estar en pie en su presencia, pero tengo mi período menstrual”.Labán buscó en todas partes, pero no encontró los ídolos.

36 Jacob se enojó con Labán y lo confrontó, diciendo: “¿De qué crimen soy culpable? ¿Qué mal te he hecho para que vengas a buscarme? 37 Has buscado entre todas mis posesiones. ¿Has encontrado algo que te pertenezca? ¡Si es así, tráelo aquí delante de nuestras familias y que sean ellos los que decidan quién tiene razón!

38 “He trabajado para ti durante estos últimos veinte años, y durante ese tiempo ninguna de tus ovejas y cabras ha abortado, ni yo he comido ni un solo carnero de tu rebaño. 39 Si alguno de ellos fue asesinado por los animales salvajes, ni siquiera te traje el cadáver para demostrarte la pérdida, sino que yo mismo la soporté. Pero tú, por el contrario, siempre me has hecho compensar por los animales robados, ya fuera de noche o a plena luz del día.

40 “Ya fuera sudando en el calor del día o congelándome en el frío de la noche cuando no podía dormir, seguí trabajando para tu casa durante veinte años. 41 Trabajé catorce años por tus dos hijas, y seis años más con tus rebaños. ¡Y me redujiste el sueldo diez veces! 42 Si no fuera por el Dios de mi padre, el Dios de Abraham, el increíble Dios[fn] de Isaac, quien me cuidó, me habrías despedido sin nada. Pero Dios vio mi sufrimiento, lo duro que trabajé y te condenó anoche”.

43 Labán respondió: “¡Estas son mis hijas, estos son mis hijos, y estos son mis rebaños! De hecho, ¡Todo lo que ven aquí es mío! Sin embargo, ¿qué puedo hacer ahora con mis hijas y sus hijos? 44 Así que hagamos un acuerdo solemne entre tu y yo, y será testimonio de nuestro compromiso mutuo”.

45 Entonces Jacob tomó una piedra y la puso en pie como un pilar. 46 Luego le dijo a sus parientes: “Vayan y recojan algunas piedras”. Y todos[fn] construyeron un pilar de piedras y se sentaron junto a él para comer. 47 Labán lo llamó Yegar-Saduta, pero Jacob lo llamó Galaad.[fn]

48 Entonces Labán anunció: “Este montón de piedras sirve de testigo entre nosotros dos”. Por eso se le llamó Galeed. 49 También se le llamó Mizpa,[fn] porque como dijo Labán: “Que el Señor nos vigile de cerca a los dos cuando no estemos juntos. 50 Si tratas mal a mis hijas, o te casas con otras esposas además de ellas, ¡Dios verá lo que haces aunque nadie más se entere!”

51 Entonces Labán le dijo a Jacob: “Mira este altar de piedras que he construido en memoria del acuerdo[fn] entre los dos. 52 También son testimonio de nuestras solemnes promesas mutuas: No las pasaré por alto para atacarte, nitú las pasarás por alto para atacarme. 53 Que el Dios de Abraham y el Dios de Nacor, el Dios de nuestros antepasados, sea el que juzgue entre nosotros cualquier disputa”. Jacob, a su vez, hizo la solemne promesa en nombre de maravilloso Dios de su padre Isaac.

54 Luego ofreció un sacrificio en la montaña e invitó a todos sus parientes a comer allí. Pasaron la noche en la montaña. 55 Labán se levantó temprano por la mañana y dio un beso de despedida a sus nietos e hijas. Los bendijo y luego se fue para volver a casa.

32  1 Jacob siguió su camino y unos ángeles de Dios vinieron a su encuentro. 2 Cuando los vio dijo: “¡Este debe ser el campamento de Dios!” Y llamó al lugar “Dos campamentos”.

3 Entonces envió mensajeros a su hermano Esaú, que vivía en la región de Seír, en el país de Edom. 4 Y les dijo: “Esto es lo que deben decirle a mi señor Esaú: Tu siervo Jacob te envía este mensaje. He estado con Labán hasta ahora, 5 y tengo ganado, asnos, ovejas y cabras, así como esclavos y esclavas. He enviado a estos mensajeros para explicarte esto, mi señor, esperando que te alegresde verme”.

6 Los mensajeros volvieron a Jacob y le dijeron: “¡Su hermano Esaú viene a recibirle con 400 hombres armados!” 7 Cuando Jacob escuchó esto, estaba absolutamente aterrorizado. Dividió a toda la gente con él, junto con las ovejas, las cabras, el ganado y los camellos, en dos grupos, 8 diciéndose a sí mismo: “Si Esaú viene y destruye un grupo, el otro puede escapar”.

9 Entonces Jacob oró: “¡Dios de mi abuelo Abraham, Dios de mi padre Isaac! Señor, tú fuiste quien me dijo: ‘Vuelve a tu país y a la casa de tu familia, y te trataré bien’ 10 No merezco todo el amor y la fidelidad que has mostrado a tu siervo. Crucé el Jordán hace años[fn] con sólo mi bastón, y ahora tengo dos grandes campamentos. 11 Por favor, sálvame de mi hermano; ¡defiéndeme de Esaú! Me aterra que venga a atacarme a mí, a mis mujeres y a mis hijos. 12 Tú mismo me dijiste: ‘Sin duda alguna te trataré bien. Haré que tus descendientes sean tan numerosos como la arena de la playa, demasiados para contarlos’”.

13 Jacob pasó la noche allí. Luego escogió animales como regalo para su hermano Esaú: 14 200 cabras hembras, 20 cabras machos; 200 ovejas, 20 carneros; 15 30 camellos hembras con sus crías, 40 vacas, 10 toros; 20 burros hembras, 10 burros machos. 16 Puso a sus sirvientes a cargo de cada uno de los rebaños y les dijo: “Adelántense y mantengan una buena distancia entre los rebaños”.

17 A los que tenían el primer rebaño les dio estas instrucciones: “Cuando mi hermano Esaú se encuentre con ustedes y les pregunte: ‘¿Quién es su amo, a dónde van, y de quién son estos animales que vienen con ustedes’ 18 deberán decirle: ‘Tu siervo Jacob envía estos como regalo a mi señor Esaú, y viene detrás de nosotros’”. 19 A los que tenían el segundo, el tercero, y todos los rebaños subsiguientes lesdio las mismas instrucciones, diciéndoles: “Esto es lo que deben decirle a Esaú cuando se encuentre con ustedes. 20 Y también deben decirle: ‘Tu siervo Jacob viene justo detrás de nosotros’”.

21 Así que los regalos iban adelante mientras Jacob pasaba la noche en el campamento.

22 Se levantó durante la noche y tomó a sus dos esposas y a las dos criadas personales y a sus once hijos, y cruzó el río Jaboc. 23 Después de ayudarles a cruzar, también les envió todo lo que les pertenecía. 24 Pero Jacob se quedó allí solo. Un hombre vino y luchó con él hasta el amanecer. 25 Cuando el hombre se dio cuenta de que no podía vencer a Jacob, golpeó la cavidad de la cadera de Jacob y la desarticuló mientras luchaba con él.

26 Entonces el hombre dijo: “Déjame ir porque ya casi ha amanecido”.

“No te dejaré ir a menos que me bendigas”, respondió Jacob.

27 “¿Cómo te llamas?” le preguntó el hombre.

“Jacob”, respondió él.

28 “Tu nombre no será más Jacob”, dijo el hombre. “En su lugar te llamarás Israel, porque luchaste con Dios y con los hombres, y ganaste”.

29 “Por favor, dime tu nombre”, preguntó Jacob.

“¿Por qué me preguntas mi nombre?” respondió el hombre. Entonces bendijo a Jacob allí.

30 Jacob nombró el lugar Peniel, diciendo: “¡Vi a Dios cara a cara y todavía estoy vivo!” 31 Y cuando Jacob se fue de Peniel, ya salía el sol, e iba cojeando por su cadera fracturada. 32 (Por eso, aún hoy, los israelitas no se comen el tendón del muslo que está unido a la cuenca de la cadera, porque ahí es donde el hombre golpeó la cuenca de la cadera de Jacob).

33  1 Jacob vio a Esaú a lo lejos, viniendo hacia él con cuatrocientos hombres. Así que dividió a los niños entre Lea, Raquel y las dos sirvientas personales. 2 Colocó a las dos sirvientas personales con sus hijos primero, luego a Lea y sus hijos, y al final a Raquel y José. 3 Luego Jacob se adelantó a ellas y se inclinó hasta el suelo siete veces antes de acercarse a su hermano. 4 Esaú corrió hacia él y lo abrazó. Puso sus brazos alrededor de su cuello y lo besó. Los dos lloraron.

5 Entonces Esaú miró a su alrededor, a las mujeres y los niños. “¿Quiénes son estas personas que están contigo?” preguntó.

“Son los hijos que Dios le dio a tu siervo”, respondió Jacob.

6 Las sirvientas personales y sus hijos se acercaron y se inclinaron. 7 Entonces Lea y sus hijos se acercaron y se inclinaron. Por último, José y Raquel se acercaron y se inclinaron.

8 “¿Para qué eran todos los animales que encontré en el camino?” Preguntó Esaú.

“Son un regalo para ti, mi señor, para que me trates bien”, respondió Jacob. 9 “¡Tengo más que suficiente, hermano mío! Guarda lo que tienes”, dijo Esaú.

10 “¡No, por favor!” Jacob insistió. “Si eres feliz conmigo, entonces por favor acepta el regalo que te estoy dando. Ahora que he vuelto a ver tu rostro es como ver el rostro de Dios, ¡y me has acogido tan amablemente! 11 Por favor, acepta el regalo que te he traído porque Dios me ha tratado muy bien y tengo mucho”. Así que Esaú lo aceptó.

12 “Sigamos nuestro camino”, dijo Esaú. “Yo iré delante de ti”.

13 “Mi señor puede ver que los niños son débiles”, respondió Jacob. “También las cabras, las ovejas y el ganado están amamantando a sus crías, y si los presiono demasiado, todos morirán. 14 Sigue adelante, mi señor, y tu siervo vendrá lentamente, caminando con los niños, y me reuniré contigo en Seir”.

15 “Bien, pero déjame dejar algunos de mis hombres contigo”, dijo Esaú.

“Eres muy amable, pero no hay necesidad de hacer eso”, respondió Jacob.

16 Así que Esaú comenzó su camino de regreso a Seír ese día. 17 Pero Jacob se dirigió a Sucot, donde se construyó una casa y refugios para el ganado. Por eso el lugar se llama Sucot.[fn]

18 Más tarde Jacob continuó su viaje desde Paddan-aram. Llegó a salvo a Siquem en el país de Canaán donde acampó en las afueras del pueblo. 19 Compró el terreno donde acampaba a los hijos de Hamor, el fundador de Siquem, por 100 monedas.[fn] 20 Construyó un altar allí y lo llamó El-Elohe-Israel.[fn]

34  1 Dina, la hija de Jacob y Lea, fue a visitar a algunas de las mujeres locales. 2 Siquem, hijo de Hamor el heveo, el gobernante de esa zona, la vio. La agarró y la violó. 3 Sin embargo, luego se enamoró profundamente de Dina y trató de que ella también lo amara. 4 Fue y le pidió a su padre, “Trae a esta joven para que me case con ella”.

5 Jacob descubrió que Siquem había violado[fn] a su hija Dina, pero como sus hijos estaban lejos cuidando los rebaños en los campos no dijo nada hasta que volvieron a casa. 6 Mientras tanto, Hamor, el padre de Siquem, llegó para hablar con Jacob. 7 Cuando los hijos de Jacob regresaron de los campos se molestaron mucho al oír la noticia y se enojaron mucho porque Siquem había hecho algo indignante en Israel al tener relaciones sexuales con la hija de Jacob, algo que nunca debería hacerse.

8 Hamor les dijo: “Mi hijo Siquem está muy enamorado de su hija y de su hermana Dina.[fn] Please allow him to marry her. 9 De hecho, podemos tener más matrimonios. Pueden darnos a sus hijas y pueden tener a nuestras hijas. 10 Puedes vivir entre nosotros y establecerte donde quieras. Podéis ir donde queráis y comprar tierras para vosotros mismos”.

11 Entonces el propio Shechem habló y le dijo al padre y a los hermanos de Dina: “Por favor, acéptenme a mi y a mi propuesta, y haré lo que me pidan. 12 Puedes poner el precio de la novia tan alto como quieras, y yo lo pagaré junto con todos los regalos que daré. Sólo déjame tener a la chica para poder casarme con ella”.

13 Los hijos de Jacob no fueron honestos cuando le contestaron a él y a su padre Hamor porque Siquem había violado a su hermana Dina. 14 Les dijeron: “¡No podemos hacer esto! No podemos permitir que nuestra hermana se case con un hombre que no está circuncidado. Eso nos traería la desgracia. 15 Sólo lo aceptaremos con esta condición: todos ustedes deben ser circuncidados como nosotros. 16 Entonces os daremos nuestras hijas y tomaremos vuestras hijas, y viviremos entre vosotros y nos convertiremos en una familia. 17 Pero si no estáis de acuerdo con nosotros en que debéis circuncidaros, entonces tomaremos a nuestra hermana y nos iremos”.

18 Hamor y su hijo Siquem estuvieron de acuerdo con lo que se propuso. 19 El joven Siquem no perdió tiempo en arreglar esto porque estaba encaprichado con la hija de Jacob, y se le consideraba la persona más importante de la familia de su padre. 20 Hamor y Siquem fueron a la puerta del pueblo y hablaron con los otros líderes allí.

21 “Estos hombres son nuestros amigos”, les dijeron. “Hagamos que vivan aquí en nuestro país y permitámosles ir a donde quieran, es lo suficientemente grande para todos ellos también. Podemos tomar a sus hijas como esposas, y podemos darles nuestras hijas para que se casen. 22 Pero sólo aceptarán esto con una condición: sólo se unirán a nosotros y se convertirán en una familia si cada hombre de entre nosotros es circuncidado como ellos. 23 Si eso ocurre, ¿no acabarán perteneciéndonos todo su ganado y sus propiedades, todos sus animales? Sólo tenemos que estar de acuerdo con esto y ellos vendrán a vivir entre nosotros”.

24 Todos los que estaban en la puerta del pueblo estaban de acuerdo con Hamor y Siquem, así que todos los hombres del pueblo fueron circuncidados. 25 Tres días después, mientras aún sufrían dolor, Simeón y Levi, dos de los hijos de Jacob y los hermanos de Dina, llegaron con sus espadas a la ciudad. Sin oponerse, mataron a todos los hombres. 26 Mataron a Hamor y a Siquem con sus espadas, tomaron a Dina de la casa de Siquem y se fueron.

27 Los otros hijos de Jacob llegaron, robaron los cadáveres y saquearon la ciudad donde su hermana había sido violada. 28 Se llevaron sus ovejas, cabras, ganado y burros. Tomaron todo lo que había en el pueblo y en los campos, 29 es decir, todas sus posesiones. Capturaron a todas sus mujeres y niños, y saquearon todo lo que había en sus casas.

30 Pero Jacob criticó a Simeón y a Leví, diciéndoles: “¡Ustedes me han causado muchos problemas! Han hecho que sea como un mal olor entre los habitantes de este país, entre los cananeos y los ferezeos. Sólo tengo unos pocos hombres, y si esta gente se reúne para atacarme, yo y toda mi familia seremos aniquilados”.

31 Pero ellos respondieron: “¿Deberíamos haber dejado que tratara a nuestra hermana como una prostituta?”

35  1 Entonces Dios le dijo a Jacob: “Prepárate para ir a Betel y vivir allí. Construye allí un altar a Dios, que se te apareció cuando estabas huyendo de tu hermano Esaú”.[fn] 2 Entonces Jacob le dijo a su familia y a todos los que estaban con él: “Deshazte de los ídolos paganos que tienes contigo. Purifíquense y cambien su ropa. 3 Debemos prepararnos e ir a Betel para construir un altar a Dios que me respondió en mi tiempo de angustia. Él ha estado conmigo donde quiera que haya ido”.

4 Entregaron a Jacob todos los ídolos paganos que tenían, así como sus pendientes,[fn] y los enterró bajo el roble de Siquem. 5 Al partir en su viaje, el terror de Dios se extendió por todos los pueblos de alrededor, así que nadie intentó tomar represalias contra los hijos de Jacob.

6 Jacob y todos los que lo acompañaban llegaron a Luz (también conocida como Bethel) en el país de Canaán. 7 Construyó un altar allí y llamó al lugar El-Bethel,[fn] porque allí se le había aparecido Dios cuando huía de su hermano Esaú.

8 Deborah, la enfermera de Rebeca, murió y fue enterrada bajo el roble cerca de Bethel. Así que se le llamó “el roble del llanto”.

9 Dios se le apareció de nuevo a Jacob y lo bendijo después de su regreso de Paddan-aram. 10 Dios le dijo: “Jacob no será más tu nombre. En lugar de Jacob tu nombre será Israel”. Así que Dios le llamó Israel.

11 Entonces Dios dijo: “¡Yo soy el Dios Todopoderoso! Reproduce, aumenta, y te convertirás en una nación - de hecho un grupo de naciones - y los reyes estarán entre tus descendientes. 12 Te daré a ti y a tus descendientes la tierra que también di a Abraham e Isaac”. 13 Entonces Dios dejó el lugar donde había estado hablando con Jacob. 14 Después Jacob puso un pilar de piedra en el lugar donde Dios había hablado con él. Derramó una ofrenda de bebida sobre ella, y también aceite de oliva. 15 Jacob llamó al lugar Betel, porque allí había hablado con Dios.

16 Luego se fueron de Betel. Cuando aún estaban a cierta distancia de Efrat, Raquel se puso de parto y tuvo grandes dificultades para dar a luz. 17 Cuando tuvo los peores dolores de parto, la comadrona le dijo: “No te rindas, tienes otro hijo” 18 Pero ella se estaba muriendo, y con su último aliento le puso el nombre de Benoni.[fn] Pero su padre le puso el nombre de Benjamín.[fn] 19 Raquel murió y fue enterrada camino de Efrat (también conocida como Belén). 20 Jacob colocó una piedra conmemorativa sobre la tumba de Raquel, y sigue ahí hasta hoy.

21 Israel[fn] siguió adelante y acampó más allá de la torre de vigilancia en Eder. 22 Durante el tiempo que vivió allí, Rubén fue y se acostó con Bilhá, la concubina de su padre, e Israel se enteró de ello.[fn]

Estos fueron los doce hijos de Jacob:

23 Los hijos de Lea: Rubén (el primogénito de Jacob), Simeón, Leví, Judá, Isacar, y Zabulón.

24 Los hijos de Raquel: Joséy Benjamín.

25 Los hijos de Bila, la criada personal de Raquel: Dan y Neftalí.

26 Los hijos de Zilpá, la criada personal de Lea: Gad y Aser.

Estos fueron los hijos de Jacob, que nacieron cuando vivía en Padán-Arán.

27 Jacob regresó a casa de su padre Isaac en Mamre, cerca de Quiriat-arba (también conocida como Hebrón), donde habían vivido Abraham e Isaac. 28 Isaac vivió hasta la edad de 180 años, 29 cuando respiró por última vez y murió a una edad avanzada. Había vivido una vida plena y ahora se unió a sus antepasados en la muerte. Sus hijos Esaú y Jacob lo enterraron.

36  1 La siguiente es la genealogía de Esaú (también llamado Edom). 2 Esaú se casó con dos mujeres cananeas: Ada, hija de Elón el hitita, y Aholibama, hija de Aná, y nieta de Zibeón el heveo. 3 Además se casó también con Basemat, hija de Ismael, y hermana de Nebayot.

4 Adah tuvo un hijo para Esaú llamado Elifaz. Basemath tuvo a Reuel. 5 Aholibama tuvo a Jeús, Jalán y Coré. Estos fueron los hijos de Esaú, que le nacieron en Canaán.

6 Esaú tomó a sus esposas, hijos e hijas, y a todos los de su casa, junto con su ganado, todos sus otros animales y todas las posesiones que había ganado mientras estaba en Canaán, y se fue a vivir a un país lejano de su hermano Jacob. 7 Lo hizo porque la tierra en la que vivían no podía mantenerlos a ambos con todo su ganado. 8 Esaú se estableció en la región montañosa de Seír.

9 La siguiente es la genealogía de Esaú, padre de los edomitas, que vivía en las colinas de Seír:

10 Estos eran los nombres de los hijos de Esaú: Elifaz, hijo de la esposa de Esaú, Ada, y Reuel, hijo de la esposa de Esaú, Basemath. 11 Los hijos de Elifaz eran: Teman, Omar, Zefo, Gatam y Cenaz. 12 Timna, la concubina del hijo de Esaú, Elifaz, tenía a Amalec como hijo de Elifaz. Estos eran los descendientes de la esposa de Esaú, Ada.

13 Estos fueron los hijos de Reuel: Najat, Zera, Sama y Mizá. Eran los descendientes de Basemat, la esposa de Esaú.

14 Estos fueron los hijos de la esposa de Esaú, Aholibama, hija de Aná y nieta de Zibeón, a quien tuvo con Esaú: Jeús, Jalam y Coré.

15 Estos fueron los jefes de las tribus de los hijos de Esaú. Los jefes de las tribus de los hijos de Elifaz (el primogénito de Esaú) eran Temán, Omar, Zefo, Quenaz, 16 Coré,[fn] Gatán y Amalec. Fueron los jefes de las tribus de Elifaz en el país de Edom, y eran los descendientes de Ada.

17 Estos fueron los hijos del hijo de Esaú, Reuel: los líderes de las tribus Najat, Zera, Sama y Mizá. Fueron los jefes de las tribus descendientes de Reuel en el país de Edom, y eran los descendientes de la esposa de Esaú, Basemath.

18 Estos fueron los hijos de la esposa de Esaú Aholibama: los jefes de las tribus Jeús, Jalán y Coré; fueron los jefes de las tribus descendientes de la esposa de Esaú Aholibama, hija de Aná. 19 Todos ellos eran hijos de Esaú (también llamado Edom), y fueronlos jefes de sus tribus.

20 Estos fueron los hijos de Seír el horeo, que vivían en el país: Lotán, Sobal, Zibeón, Aná, 21 Disón, Ezer y Disán; eran los jefes de la tribu de los horeos, los descendientes de Seír en la tierra de Edom.

22 Los hijos de Lotán fueron Hori y Hemam. Timna era la hermana de Lotan.

23 Estos fueron los hijos de Sobal: Alvánn, Manajat, Ebal, Sefó y Onam.

24 Estos fueron los hijos de Zibeón: Ayá y Aná. (Este fue el mismo Aná que descubrió las fuentes termales[fn] en el desierto mientras cuidaba los asnos de su padre Zibeón).

25 Estos fueron los hijos de Aná: Disón y Aholibamah, hija de Aná.

26 Estos fueron los hijos de Disón: Hemdán, Esbán, Itrán y Querán.

27 Estos fueron los hijos de Ezer: Bilán, Zaván y Acán.

28 Estos fueron los hijos de Disán: Uz y Arán.

29 Estos fueron los jefes de las tribus de los horeos: Lotán, Sobal, Zibeón, Anaá 30 Disón, Ezer y Disán. Eran los jefes de las tribus de los horeos, listados según sus tribus en el país de Seír.

31 Estos fueron los reyes que gobernaban en la tierra de Edom antes de que hubiera un rey que gobernara sobre los israelitas:

32 Bela, hijo de Beor, gobernaba en Edom y el nombre de su ciudad era Dinaba.

33 Cuando murió Bela, Jobab, hijo de Zera de Bosra, asumió el cargo de rey.

34 Cuando murió Jobab, Jusán, de la tierra de los temanitas, asumió el cargo de rey.

35 Cuando murió Husam, Hadad, hijo de Bedad, asumió el cargo de rey. Fue él quien derrotó a los madianitas en el país de Moab, y el nombre de su ciudad era Avit.

36 Cuando murió Hadad, Samla de Masreca se hizo cargo de la corona.

37 Cuando Samla murió, Saúl de Rejobot en el Éufrates se hizo cargo como rey.

38 Cuando Saúl murió, Baal Janán, hijo de Acbor, se hizo cargo como rey.

39 Cuando Baal Janán, hijo de Acbor, murió, Hadad se hizo cargo como rey. El nombre de su pueblo era Pau, y el nombre de su esposa era Mehitabel. Yera hija de Matred, hija de Mezab.

40 Estos fueron los nombres de los jefes de las tribus descendientes de Esaú, según sus familias y el lugar donde vivían, enumerados por nombre: los jefes de las tribus Timná, Alvá, Jetet, 41 Aholibamah, Elá, Pinón, 42 Quenaz, Temán, Mibzar, 43 Magdiel e Iram. Estos fueron los jefes de las tribus de Edom, listados según los lugares donde vivían en el país. Esaú fue el antepasado de los edomitas.

37  1 Jacob se estableció y vivió en Canaán como lo había hecho su padre.

2 Esta es la historia de Jacob y su familia: José tenía diecisiete años y ayudaba a cuidar el rebaño junto con sus hermanos, los hijos de Bila y Zilpá, las esposas de su padre. José le contó a su padre algunas de las cosas malas que sus hermanos estaban haciendo.

3 Israel[fn] amaba a José más que a cualquiera de sus otros hijos, porque José le había nacido cuando ya era viejo. E hizo una túnica de colores y de mangas largas para José. 4 Cuando sus hermanos se dieron cuenta de que su padre lo amaba más que a cualquiera de ellos, lo odiaron y no tenían nada bueno que decir de él.

5 José tuvo un sueño, y cuando se lo contó a sus hermanos, lo odiaron aún más. 6 “Escuchen este sueño que tuve”, les dijo. 7 “Estábamos atando fardos de grano en los campos cuando de repente mi fardo se levantó, y sus fardos se acercaron y se inclinaron ante el mío”.

8 “¿De verdad crees que vas a ser nuestro rey?” le preguntaron ellos. “¿De verdad crees que vas a gobernar sobre nosotros?” Y lo odiaron aún más por su sueño y por cómo lo describía.

9 Luego José tuvo otro sueño y se lo contó a sus hermanos. “Escuchen, tuve otro sueño”, explicó. “El sol y la luna y once estrellas se inclinaban ante mí”.

10 También se lo contó a su padre y a sus hermanos, y su padre se lo recriminó, diciendo: “¿Qué es este sueño que has tenido? ¿Vamos a venir nosotros, tu madre y tus hermanos a inclinarnos hasta el suelo ante ti?”

11 Los hermanos de José se pusieron celosos de él, pero su padre no entendía el significado del sueño.

12 Un día los hermanos de José llevaban los rebaños de su padre a pastar cerca de Siquem.

13 Israel le dijo a José: “Tus hermanos cuidan las ovejas cerca de Siquem. Prepárate porque quiero que vayas a verlos”.

“Así lo haré”, respondió José.

14 Así que Jacob le dijo: “Ve a ver cómo están tus hermanos y los rebaños, y vuelve y házmelo saber”. Así que lo despidió, y José partió del Valle de Hebrón, 15 y llegó a Siquem. Un hombre lo encontró vagando por el campo, y le preguntó: “¿Qué buscas?” 16 “Estoy buscando a mis hermanos”, respondió José. “¿Puedes decirme por favor dónde están cuidando el rebaño?”

17 “Ya se han ido”, respondió el hombre. “Les oí decir: ‘Vamos a Dotán’”. Así que José siguió a sus hermanos y los alcanzó en Dotán.

18 Pero lo vieron venir a lo lejos, y antes de que llegara a ellos, hicieron planes para matarlo. 19 “¡Mira, aquí viene el Señor de los Sueños!” se dijeron entre ellos. 20 “Vamos, matémoslo y arrojémoslo a una de las fosas. Diremos que algún animal salvaje se lo ha comido. ¡Entonces veremos qué pasa con sus sueños!”

21 Cuando Rubén escuchó todo esto, trató de salvar a José de ellos. 22 “No lo ataquemos ni lo matemos”, sugirió. “No lo asesinen, sólo arrójenlo a esta fosa aquí en el desierto. No necesitamos ser culpables de violencia”.[fn] Rubén dijo esto para poder regresar más tarde y rescatar a José de ellos y llevarlo a casa con su padre.

23 Así que cuando llegó José, sus hermanos le arrancaron la túnica – la colorida túnica de manga larga que llevaba puesta – 24 lo agarraron y lo arrojaron a una fosa. (La fosa estaba vacía y no tenía agua). 25 Estaban sentados para comer cuando vieron una caravana de ismaelitas que venía de Galaad. Sus camellos llevaban especias aromáticas, bálsamo y mirra para llevarlos a Egipto.

26 “¿Qué sentido tiene matar a nuestro hermano?” preguntó Judá a sus hermanos. “¡Entonces tendríamos que encubrir su muerte! 27 En vez de eso, ¿por qué no lo vendemos a estos ismaelitas? No tenemos que matarlo. Después de todo, es nuestro hermano, nuestra propia carne y sangre”. Sus hermanos estuvieron de acuerdo.

28 Así que cuando los ismaelitas (que eran comerciantes de Madián)[fn] llegaron, sacaron a José de la fosa y se lo vendieron por veinte piezas de plata. Los ismaelitas lo llevaron a Egipto.

29 Cuando Rubén regresó más tarde y miró en la fosa, José se había ido. Rasgó sus ropas en señal de dolor. 30 Regresó con sus hermanos. “¡El muchacho se ha ido!”, gimió. “¿Qué voy a hacer ahora?”

31 Mataron una cabra y mojaron la túnica de José en la sangre. 32 Luego enviaron la colorida túnica a su padre con el mensaje: “Encontramos esto. Por favor, examínalo y ve si es la túnica de tu hijo o no”.

33 El padre la reconoció de inmediato y dijo: “¡Esta es la túnica de mi hijo! Algún animal salvaje debe habérselo comido. El pobre José ha sido despedazado, ¡no hay duda de ello!”

34 Entonces Jacob rasgó sus ropas en señal de lamento y se vistió con un saco. Lloró la muerte de su hijo durante mucho tiempo. 35 Todos sus hijos e hijas trataron de consolarlo, pero él rechazaba sus intentos. “No”, dijo, “bajaré a mi tumba llorando por mi hijo”. Así que el padre de José siguió llorando por él.

36 Mientras tanto, los ismaelitas habían llegado a Egipto y le habían vendido a José a Potifar. Potifar era uno de los oficiales del faraón, era el capitán de la guardia.

38  1 Por esta época, Judá dejó a sus hermanos y montó su campamentoen Adulán, cerca de un hombre local llamado Hirá. 2 Allí Judá vio por casualidad a la hija de un cananeo llamado Súa y se casó con ella. Se acostó con ella, 3 y ella quedó embarazada y tuvo un hijo, al que llamó Er. 4 Luego ella quedó embarazada de nuevo y tuvo un hijo que llamó Onán. 5 Luego tuvo otro hijo llamado Selá que nació en Quezib.

6 Mucho más tarde, Judá hizo que Er, su primogénito, se casara con una mujer llamada Tamar. 7 Pero Er hizo lo que era malo a los ojos del Señor, así que el Señor le dio muerte. 8 Judá le dijo a Onán, “Ve y acuéstate con la mujer de tu hermano para cumplir los requisitos de un cuñado para tener hijos en nombre de tu hermano”.

9 Onán se dio cuenta de que los hijos que tuviera no serían suyos, así que siempre que se acostaba con la mujer de su hermano se aseguraba de que no se quedara embarazada retirando y derramando su semen en el suelo. De esta manera evitaba que nacieran niños en nombre de su hermano. 10 Pero lo que hizo fue malo a los ojos del Señor, así que también mató a Onán.

11 Entonces Judá le dijo a su nuera Tamar, “Ve a la casa de tu padre y vive allí como una viuda hasta que mi hijo Selá crezca”. Porque pensó: “Quizá él también muera, como sus hermanos”. Así que Tamar se fue y se quedó en la casa de su padre.

12 Mucho tiempo después murió la esposa de Judá, la hija de Súa. Cuando Judá terminó el tiempo de luto, fue a visitar a sus esquiladores en Timná con su amigo Hirá de Adulán. 13 A Tamar le dijeron: “Tu suegro va a Timná a esquilar sus ovejas” 14 Así que se quitó la ropa de viuda y se cubrió con un velo, disfrazándose. Se sentó junto a la entrada de Enayin, que está en el camino a Timná. Se había dado cuenta de que aunque Selá había crecido, no se había hecho nada para que se casara con él.

15 Judá la vio y pensó que debía ser una prostituta porque se había cubierto la cara. 16 Se acercó a ella a un lado de la carretera y le dijo: “Quiero acostarme contigo”. Pero no sabía que era su nuera.

“¿Qué me darás si te dejo dormir conmigo?” preguntó ella.

17 “Te enviaré una cabra joven de mi rebaño”, respondió él.

“¿Qué garantía me darás para asegurarme de que la enviarás?” preguntó ella.

18 “¿Qué garantía tengo que darte?” preguntó él.

“Tu sello de sello y su cordón, y tu bastón que sostienes”, respondió ella. Él se los entregó. Se acostó con ella y quedó embarazada. 19 Se fuea casa, se quitó el velo y se puso la ropa de viuda.

20 Judá envió a su amigo Hirá de Adulán con una cabra joven para que le devolviera sus pertenencias que había dejado como garantía de la mujer, pero no pudo encontrarla. 21 Hirále preguntó a los hombres de allí, “¿Dónde está la prostituta de culto que se sienta en el camino de entrada a Enayin?”

“Aquí no hay ninguna prostituta de culto”, respondieron.

22 Hirá regresó a Judá y le dijo: “No pude encontrarla, y los hombres de allí dijeron: ‘Aquí no hay ninguna prostituta de culto’”.

23 “Que se quede con lo que le di”, respondió Judá. “Quedaremos en ridículo si seguimos buscando. En cualquier caso, intenté enviarle la cabra joven como prometí, pero no la encontraron”.

24 Unos tres meses después le dijeron a Judá: “Tamar, tu nuera ha tenido relaciones sexuales como una prostituta y ahora está embarazada”.

“¡Sáquenla y quémenla hasta la muerte!” ordenó Judá.

25 Cuando la sacaron, envió un mensaje a su suegro, diciendo: “Estoy embarazada del hombre que posee estas cosas”. Luego añadió: “Por favor, miren con atención este sello, el cordón del sello, y este bastón. ¿A quién le pertenecen?”

26 Judá los reconoció de inmediato y dijo: “Ella ha honrado la ley más que yo, porque no la entregué en matrimonio a mi hijo Selá”. Y no volvió a acostarse con Tamar.

27 Cuando llegó el momento en que Tamar debía dara luz, se descubrió que llevaba gemelos. 28 Un bebé extendió su mano, y la comadrona le ató un hilo escarlata en su muñeca y dijo: “Este salió primero” 29 Pero entonces él retiró su mano y su hermano nació primero, y ella dijo, “¿cómo saliste tú?” Así que lo llamaron Fares.[fn] 30 Después nació su hermano con el hilo escarlata en la muñeca, y lo llamaron Zera.[fn]

39  1 José había sido llevado a Egipto por los ismaelitas, quienes lo habían vendido a Potifar, un egipcio que era uno de los oficiales del faraón, el comandante de la guardia real.

2 El Señor estaba con José y lo hacía triunfar. Vivía en la casa de su amo egipcio. 3 Su maestro se dio cuenta de que el Señor estaba con él y le otorgaba éxito en todo lo que hacía. 4 Potifar apreció a José y su servicio, y lo puso a cargo de su casa y lo hizo responsable de todo lo que poseía. 5 Desde que puso a José a cargo y le confió todo lo que tenía, el Señor bendijo la casa de Potifar por causa de José. El Señor bendecía todo lo que tenía, tanto en su casa como en sus campos. 6 Así que Potifar dejó que José cuidara de todo lo que tenía. No se preocupaba de nada, excepto de decidir qué comida iba a comer.

Ahora José era guapo, tenía un buen físico, 7 y algún tiempo después llamó la atención de la esposa de su amo. Ella le propuso matrimonio, diciendo: “¡Ven aquí! ¡Acuéstate conmigo!”

8 Pero él la rechazó, diciéndole a la esposa de su amo: “Mira, mi amo confía tanto en mí,[fn] que ni siquiera se molesta en averiguar cómo funciona su casa. Me ha puesto a cargo de todo lo que posee. 9 ¡Nadie en esta casa tiene más autoridad que yo! No me ha ocultado nada excepto a ti, porque eres su esposa. Entonces, ¿cómo podría hacer algo tan malo como esto, y pecar contra Dios?”

10 Día tras día ella insistía en preguntarle, pero él se negaba a dormir con ella y trataba de evitarla. 11 Pero un día entró en la casa para hacer su trabajo y ninguno de los otros sirvientes estaba allí. 12 Ella lo agarró por la ropa,[fn] y le exigió: “¡Acuéstate conmigo!” Pero dejando su ropa en su mano, salió corriendo de la casa.

13 Viendo que había dejado su ropa en su mano y había salido corriendo de la casa, 14 ella gritó a sus sirvientes: “¡Miren! ¡Él[fn] trajo a este esclavo hebreo aquí para deshonrarnos! Este hombre vino a tratar de violarme, pero yo grité con todas mis fuerzas. 15 Cuando me oyó gritar pidiendo ayuda, dejó su ropa a mi lado y salió corriendo”

16 Y guardó la ropa de José hasta que su marido volvió a casa. 17 Luego le contó su historia. Y esto fue lo que le dijo: “Ese esclavo hebreo que trajiste aquí trató de venir a deshonrarme. 18 Pero tan pronto como grité y pedí ayuda, dejó su ropa a mi lado y salió corriendo”.

19 Cuando Potifar oyó la historia que le contó su mujer, diciendo: “Esto es lo que tu siervo me hizo”, se enfadó. 20 Tomó a José y lo metió en la prisión donde estaban los prisioneros del rey, y allí se quedó. 21 Pero el Señor estaba con José, mostrándole un amor digno de confianza, e hizo que el carcelero principal sintiera agrado de él. 22 El carcelero principal puso a José a cargo de todos los prisioneros y le dio la responsabilidad de dirigir la prisión. 23 El carcelero principal no se preocupaba de nada porque José se ocupaba de todo, pues el Señor estaba con él y le daba éxito.

40  1 Más tarde, el copero y el panadero cometieron alguna ofensa contra su amo, el rey de Egipto. 2 El Faraón se enojó con estos dos oficiales reales – el copero y el panadero principal— 3 y los encarceló en la casa del comandante de la guardia, la misma prisión donde estaba José. 4 El comandante de la guardia les asignó a José como su asistente personal. Fueron mantenidos en prisión por algún tiempo.

5 Una noche, mientras estaban en la cárcel, el copero y el panadero del rey de Egipto tuvieron un sueño. Eran sueños diferentes, cada uno con su propio significado. 6 Cuando José llegó a la mañana siguiente notó que ambos parecían deprimidos. 7 Así que le preguntó a los oficiales del faraón que estaban presos con él en la casa de su amo, “¿Por qué te ves tan deprimido?”

8 “Los dos hemos tenido sueños, pero no encontramos a nadie que nos explique lo que significan”, dijeron.

Así que José les dijo, “¿No es Dios el que puede interpretar el significado de los sueños? Cuéntame tus sueños”

9 El copero principal le contó a José su sueño. “En mi sueño había una vid justo delante de mí”, explicó. 10 “La vid tenía tres ramas. Tan pronto como brotaba, florecía y producía racimos de uvas maduras. 11 Yo sostenía la copa de vino del Faraón, así que recogí las uvas y las metí en la copa y se la di al Faraón”.

12 “Este es el significado”, le dijo José. “Las tres ramas representan tres días. 13 Dentro de tres días el Faraón te sacará de la cárcel y te devolverá tu trabajo, y tú le entregarás al Faraón su copa como solías hacerlo. 14 Pero cuando las cosas te vayan bien, por favor, acuérdate de mi y habla con el Faraón en mi nombre, y por favor sácame de esta prisión. 15 Fui cruelmente secuestrado en la tierra de los hebreos, y ahora estoy aquí en esta fosa a pesar de que no he hecho nada malo”.

16 Cuando el jefe de los panaderos vio que la interpretación era positiva, le dijo a José: “Yo también tuve un sueño. Tenía tres cestas de pasteles en mi cabeza. 17 En la cesta de arriba estaban todos los pasteles y pastas para que los comiera el Faraón, y los pájaros se los comían de la cesta de mi cabeza”.

18 “Este es el significado”, le dijo José. “Las tres cestas representan tres días. 19 Dentro de tres días el Faraón te sacará de la cárcel y te colgará en un palo, y los pájaros se comerán tu carne”.

20 Tres días más tarde era el cumpleaños del Faraón, y organizó un banquete para todos sus oficiales. Hizo que el copero y el panadero jefe fueran liberados de la prisión y llevados allí ante sus oficiales. 21 Le devolvió el trabajo al copero jefe y volvió a sus deberes de entregar al Faraón su copa. 22 Pero colgó al jefe de los panaderos tal como José había dicho cuando interpretó sus sueños. 23 Pero el copero jefe no se acordó de decir nada sobre José; de hecho, se olvidó de él.

41  1 Dos años más tarde, el Faraón soñó que estaba de pie junto al río Nilo. 2 Vio siete vacas que subían del río. Parecían bien alimentadas y sanas mientras pastaban entre los juncos. 3 Luego vio otras siete vacas que subían por detrás de ellas. Se veían feas y flacas mientras estaban junto a las otras vacas en la orilla del Nilo. 4 Luego las vacas feas y flacas se comieron a las vacas bien alimentadas y sanas. Entonces el Faraón se despertó.

5 El Faraón se durmió de nuevo y tuvo un segundo sueño. En un tallo crecían siete cabezas de grano, maduras y sanas. 6 Entonces siete cabezas de grano crecieron después de ellas, delgadas y secas por el viento del este. 7 Las siete cabezas de grano delgadas y secas se tragaron las maduras y sanas. Entonces el Faraón se despertó y se dio cuenta de que había estado soñando.

8 A la mañana siguiente el Faraón estaba preocupado por sus sueños,[fn] así que mandó llamar a todos los magos y sabios de Egipto. El Faraón les habló de sus sueños, pero nadie pudo interpretar su significado para él.

9 Pero entonces el copero principal habló. “Hoy acabo de recordar un grave error que he cometido”, explicó. 10 “Su Majestad se enfadó con algunos de sus oficiales y me encarceló en la casa del comandante de la guardia, junto con el panadero jefe. 11 Cada uno de nosotros tuvo un sueño. Eran sueños diferentes, cada uno con su propio significado. 12 Un joven hebreo estaba allí con nosotros, un esclavo del comandante de la guardia. Cuando le contamos nuestros sueños, nos interpretó el significado de nuestros diferentes sueños. 13 Todo sucedió tal y como él dijo que sucedería, me devolvieron mi trabajo y colgaron al panadero”.

14 El Faraón convocó a José, y rápidamente lo trajeron de la prisión. Después de que se afeitara y se cambiara de ropa, fue presentado al Faraón.

15 El Faraón le dijo a José: “Tuve un sueño, pero nadie puede interpretar su significado. Pero he oído que cuando alguien te cuenta un sueño sabes cómo interpretarlo”.

16 “No soy yo quien puede hacer esto”, respondió José. “Pero Dios explicará su significado para tranquilizar la mente de Su Majestad”

17 El Faraón le explicó a José, “En mi sueño estaba parado a la orilla del Nilo. 18 Vi siete vacas que subían del río. Parecían bien alimentadas y sanas mientras pastaban entre los juncos. 19 Luego vi otras siete vacas que subían por detrás de ellas. Se veían enfermas, feas y flacas. ¡Nunca había visto vacas tan feas en todo Egipto! 20 Estas vacas flacas y feas se comieron las primeras siete vacas de aspecto saludable. 21 Pero después no se podía saber que se las habían comido porque se veían tan flacas y feas como antes. Entonces me desperté.

22 “Luego me volví a dormir. En mi segundo sueño vi siete cabezas de grano creciendo en un tallo, maduras y sanas. 23 Después de ellos crecieron siete cabezas de grano, marchitas y delgadas y secas por el viento del este. 24 Las siete delgadas cabezas de grano se tragaron las sanas. Les dije todo esto a los magos, pero ninguno de ellos pudo explicarme su significado”.

25 “Los sueños del faraón significan lo mismo”, respondió José. “Dios le está diciendo a Faraón lo que va a hacer. 26 Las siete buenas vacas y las siete buenas cabezas de grano representan siete buenos años de cosecha.[fn] Los sueños significan lo mismo. 27 Las siete vacas flacas y feas que vinieron después de ellas y las siete finas cabezas de grano secadas por el viento del este representan siete años de hambruna. 28 Es tal como le dije a Su Majestad: Dios ha mostrado al Faraón lo que va a hacer. 29 Van a ser siete años con mucha comida producida en todo el país de Egipto. 30 Pero después de ellos vendrán siete años de hambruna. La gente olvidará la época en que había mucha comida en todo Egipto. La hambruna arruinará el país. 31 El tiempo de abundancia se olvidará por completo porque la hambruna que le sigue será terrible. 32 El hecho de que el sueño se repitiera dos veces significa que definitivamente ha sido decidido por Dios, y que Dios lo hará pronto.

33 “Así que Su Majestad debería elegir un hombre con perspicacia y sabiduría, y ponerlo a cargo de todo el país de Egipto. 34 Su Majestad también debe nombrar funcionarios para que estén a cargo de la tierra, y hacer que recojan una quinta parte del producto del país durante los siete años de abundancia. 35 Deben recoger todos los alimentos durante los años buenos que se avecinan, y almacenar el grano bajo la autoridad del Faraón, manteniéndolo bajo vigilancia para proporcionar alimentos a los pueblos. 36 Esto será una reserva de alimentos para el país durante los siete años de hambruna para que la gente no muera de hambre”.

37 El Faraón y todos sus oficiales pensaron que la propuesta de José era una buena idea. 38 Así que el Faraón les preguntó: “¿Dónde podemos encontrar a un hombre como este que tiene el espíritu de Dios en él?” 39 Entonces el Faraón habló con José, diciéndole: “Puesto que Dios te ha revelado todo esto, y no hay nadie como tú con tanta perspicacia y sabiduría, 40 tú estarás a cargo de todos mis asuntos, y todo mi pueblo obedecerá tus órdenes. Sólo yo, con mi condición de rey[fn] seré más grande que tú”.

41 Entonces el Faraón le dijo a José: “Mira, te pongo a cargo de todo el país de Egipto”. 42 El Faraón se quitó el anillo del sello del dedo y lo puso en el dedo de José. Lo vistió con ropas de lino fino y le puso una cadena de oro alrededor del cuello. 43 Hizo que José viajara en el carro designado para su segundo al mando mientras sus asistentes se adelantaron gritando, “¡Inclínate!”[fn] Así es como el Faraón le dio a José autoridad sobre todo Egipto.

44 Entonces el Faraón le dijo a José, “Yo soy el Faraón, pero sin tu permiso nadie levantará una mano o un pie en todo el país”. 45 El Faraón le dio a José el nombre de Zafnat Paneajab,[fn] y arregló que se casara con Asenat, la hija de Potifera, sacerdote de On. Así es como José se elevó al poder en todo Egipto.

46 José tenía treinta años cuando empezó a trabajar para el Faraón, rey de Egipto. Después de dejar al Faraón, José viajó en una gira de inspección[fn] por todo Egipto. 47 Durante los siete años de buenas cosechas, la tierra produjo muchos alimentos. 48 Recolectó todos los alimentos durante los siete años buenos, y almacenó el grano producido en los campos locales de cada ciudad. 49 José apiló tanto grano que era como la arena de la orilla del mar. Eventualmente dejó de llevar registros porque había mucho.

50 Fue durante este tiempo, antes de que llegaran los años de hambruna, que José tuvo dos hijos con Asenat, la hija de Potifera, sacerdote de On. 51 José nombró a su primogénito Manasés,[fn] porque dijo: “El Señor me ha hecho olvidar todos mis problemas y toda la familia de mi padre”. 52 A su segundo hijo le puso el nombre de Efraín,[fn] porque dijo: “Dios me ha hecho fructífero en el país de mi miseria”.

53 Los siete años de abundancia en Egipto llegaron a su fin, 54 y los siete años de hambruna comenzaron, tal como José había dicho. Había hambruna en todos los demás países, pero todo Egipto tenía comida. 55 Cuando todo Egipto tuvo hambre, la gente clamó al Faraón por comida, y él les dijo a todos: “Vayan a ver a José y hagan lo que él les diga”. 56 La hambruna se había extendido por todo el país, así que José abrió todos los almacenes y vendió el grano al pueblo de Egipto. La hambruna era muy mala en Egipto, 57 de hecho, la hambruna era muy mala en todas partes, así que la gente de otros países de todo el mundo vino a Egipto para comprar grano a José.

42  1 Cuando Jacob se enteró de que había grano disponible en Egipto, preguntó a sus hijos: “¿Por qué siguen mirándose para hacer algo? 2 He oído que hay grano en Egipto. ¡Ve allí y compra un poco para nosotros para que podamos seguir vivos, si no, vamos a morir!”

3 Así que diez de los hermanos de José fueron a Egipto a comprar grano. 4 Pero Jacob no envió al hermano de José, Benjamín, con sus otros hermanos, porque dijo: “Tengo miedo de que le pase algo malo”. 5 Así que los hijos de Israel fueron a comprar grano junto con todos los demás, porque también había hambre en Canaán.

6 José era el gobernador del país y vendía grano a todo el pueblo de allí. Los hermanos de José fueron a él y se inclinaron ante él con el rostro en tierra. 7 José los reconoció en cuanto los vio, pero se comportó como un extraño con ellos y les habló con severidad, diciendo: “¿De dónde vienen?”

“Del país de Canaán”, le respondieron. “Hemos venido a comprar comida”.

8 Aunque José reconoció a sus hermanos, ellos no lo reconocieron a él. 9 José pensó en los sueños que había tenido con ellos y les dijo: “¡No! ¡Son espías! ¡Habéis venido a descubrir las debilidades de nuestro país!”

10 “¡Eso no es cierto, mi señor!” respondieron. “Nosotros, sus siervos, hemos venido a comprar”

11 “Todos somos hijos de un hombre y somos honestos. ¡No somos espías!”

12 “¡Claro que no! ¡Ustedes han venido a descubrir la debilidad de nuestra nación!” insistió.

13 “Tus siervos son doce hermanos, hijos de un hombre que vive en el país de Canaán”, explicaron. “El más joven está ahora mismo con nuestro padre, y uno ha fallecido”.

14 “Como dije antes, ¡son espías!” declaró José. 15 “Así es como se comprobará su historia: Juro por la vida del Faraón que nunca dejarán este país a menos que su hermano menor venga aquí. 16 Uno de ustedes tendrá que regresar y traer a su otro hermano aquí. Los demás se quedarán aquí en la cárcel hasta que esté claro que dicen la verdad. Si no, entonces juro por la vida del Faraón que esa será la prueba de que son espías”

17 Así que José los puso a todos en prisión por tres días. 18 Al tercer día les dijo: “Como respeto a Dios, hagan lo que les digo y vivirán. 19 Si son verdaderamente honestos, elijan a uno de sus hermanos para que se quede aquí en la cárcel. El resto de podrá volver a casa con grano para sus familias hambrientas. 20 Pero deben traer a su hermano menor aquí para demostrar que lo que dicen es verdad. Si no, todos ustedes morirán”.Ellos estuvieron de acuerdo en hacer esto.

21 “Claramente estamos siendo castigados por lo que le hicimos a nuestro hermano”, se decían unos a otros. “Lo vimos en agonía suplicándonos misericordia, pero nos negamos a escucharlo. Es por eso que tenemos todos estos problemas”.

22 Rubén les dijo: “¿No les dije: ‘No le hagan daño al muchacho’? Pero no me escucharon. Ahora estamos pagando el precio por lo que le hicimos”.[fn] 23 No se daban cuenta de que José entendía lo que decían porque le hablaban a través de un intérprete. 24 José se alejó de ellos porque empezó a llorar. Volvió cuando pudo hablarles de nuevo. Eligió a Simeón y lo tuvo atado mientras ellos miraban.

25 José dio la orden de llenar sus sacos con grano, y también de devolver el dinero que habían pagado poniéndolo también en los sacos. También ordenó que se les proveyera de comida para el viaje de vuelta a casa. Todo esto se hizo. 26 Los hermanos cargaron el grano en sus asnos y luego se pusieron en marcha.

27 En el camino, se detuvieron para pasar la noche y uno de ellos abrió su saco para darle algo de comer a su asno y vio su dinero allí en la parte superior del saco. 28 Entonces les dijo a sus hermanos: “Me han devuelto mi dinero. ¡Está aquí mismo en la parte superior de mi saco!” ¡Estaban horrorizados! Temblando de miedo se preguntaron: “¿Qué es esto que Dios nos ha hecho?”

29 Cuando llegaron a casa en Canaán, le contaron a su padre Jacob todo lo que había pasado. 30 “El hombre que es el gobernador del país nos habló de manera severa y nos acusó de espiar la tierra”, explicaron. 31 “Le dijimos: ‘Somos hombres honestos. ¡No somos espías! 32 Somos doce hermanos, hijos de un solo padre. Uno ha fallecido y el más joven está ahora mismo con nuestro padre en el país de Canaán’. 33 Entonces el gobernador del país nos dijo: ‘Así es como sabré si dicen la verdad: dejen a uno de sus hermanos aquí conmigo mientras los demás llevan grano a casa para sus familias hambrientas. 34 Entonces tráiganme a su hermano menor. Así sabré que no son espías, sino que dicen la verdad. Les entregaré a su hermano y podrán quedarse en el país y hacer negocios’”.

35 Mientras vaciaban sus sacos, la bolsa de dinero de cada uno estaba allí en su saco. Cuando ellos y su padre vieron las bolsas de dinero, se horrorizaron. 36 Jacob, su padre, los acusó: “Me han quitado a José, ¡se ha ido! ¡Simeón también se ha ido! ¡Ahora quieren llevarse a Benjamín! ¡Soy yo el que está sufriendo por todo esto!”[fn]

37 “Puedes matar a mis dos hijos si no te lo devuelvo”, le aseguró Rubén. “Confíameloa mí, y yo mismo te lo traeré a casa”.

38 “¡Mi hijo no irá allí con ustedes!” declaró Jacob. “Su hermano está muerto, y es el único que me queda. Si le pasa algo malo en el viaje, la tristeza llevará a este viejo a la tumba”.

43  1 La hambruna continuó siendo muy grave en Canaán, 2 así que una vez que se acabó el grano que habían traído de Egipto, su padre les dijo: “Tienen que volver y comprar más grano”.

3 Pero Judá respondió: “El hombre fue firme cuando nos advirtió: ‘No los veré a menos que su hermano venga con ustedes’. 4 Si envías a nuestro hermano Benjamín con nosotros, entonces iremos a comprar comida para ti. 5 Pero si no lo envías, entonces no iremos, porque el hombre fue muy claro, ‘No los veré a menos que su hermano venga con ustedes’”.

6 “¿Por qué me hancomplicado las cosas al decirle al hombre que tenían otro hermano?” preguntó Israel.

7 “El hombre seguía haciendo preguntas directas sobre nosotros y nuestra familia, como: ‘¿Su padre sigue vivo?’ y ‘¿Tienen otro hermano?’” respondieron ellos. “Sólo respondimos a sus preguntas. ¿Cómo íbamos a saber que él diría, ‘¡Traigan a su hermano aquí!’”

8 Judá le dijo a su padre Israel: “Envía al muchacho bajo mi cuidado, y nos iremos inmediatamente, para que podamos seguir vivos y no morir, ¡y eso te incluye a ti, a nosotros y a nuestros hijos! 9 Prometo cuidarlo y seré personalmente responsable de traerlo de vuelta a ti. ¡Si no lo hago, entonces cargaré siempre con la culpa! 10 Ahora vamos, porque si no hubiéramos dudado, ya podríamos haber ido y vuelto dos veces”.

11 “Si tiene que ser así, entonces esto es lo que harán”, respondió Israel. “Llévense lo mejor que produce nuestro país. Empaquen sus bolsas con regalos para este hombre: bálsamo, un poco de miel, especias, mirra, pistachos y almendras. 12 Lleven el doble del dinero que les han devuelto en tus sacos, tal vez fue un error. 13 Tomen a su hermano y regresen de inmediato donde este hombre. 14 Que Dios Todopoderoso haga que este hombre los trate bien para que cuando se presenten ante él libere a su otro hermano y envíe a Benjamín de regreso. En cuanto a mí, si voy a perder a todos mis hijos, que así sea”.

15 Así que empacaron los regalos, tomaron el doble de dinero y se fueron, acompañados por Benjamín. Llegaron a Egipto y fueron a tener una audiencia con José. 16 Cuando José vio que Benjamín estaba con ellos, le dijo al encargado de su casa: “Lleva a estos hombres a mi casa. Maten un animal y preparen una comida, porque van a comer conmigo al mediodía”.

17 El hombre hizo lo que le ordenó José y los llevó a la casa de José. 18 Ellos estaban muy asustados de que los llevaran a la casa de José. “Es por el dinero que se estaba en nuestros sacos la primera vez que vinimos”, se dijeron entre ellos. “¡Por eso nos traen para acusarnos y atacarnos! ¡Nos convertirá en sus esclavos y se llevará nuestros asnos!”

19 Así que fueron y hablaron con el supervisor de la casa de José en la entrada de la casa. 20 “Por favor, discúlpenos, mi señor”, dijeron. “Bajamos la primera vez para comprar comida, 21 y cuando nos detuvimos para pasar la noche, abrimos nuestros sacos y cada uno de nosotros encontró su dinero, la cantidad exacta, en la parte superior de nuestros sacos. Así que lo trajimos de vuelta con nosotros. 22 También hemos traído más dinero para comprar comida. ¡No tenemos ni idea de quién puso nuestro dinero en nuestros sacos!”

23 “¡Todo está bien!” les dijo. “¡No se preocupen! Su Dios, el Dios de su padre, debe haberles dado el tesoro[fn] escondido en sus sacos. Yo tengo su dinero”. Luego trajo a Simeón para que se encontrara con ellos. 24 El mayordomo los llevó dentro de la casa de José, les dio agua para que se lavaran los pies, y les dio comida para sus asnos. 25 Prepararon sus regalos para cuando José viniera al mediodía, porque se habían enterado de que iban a comer allí.

26 Cuando José llegó a la casa le dieron los regalos que le habían traído y se inclinaron hasta el suelo ante él. 27 José preguntó cómo estaban, y luego les preguntó: “¿Cómo está su anciano padre del cual me hablaron? ¿Sigue vivo?”

28 “Sí, tu siervo, nuestro padre, sigue vivo y está bien”, respondieron, y se inclinaron en señal de respeto.

29 Entonces José miró a su hermano Benjamín, el hijo de su propia madre. “¿Es este su hermano más joven del que me hablaron?” preguntó. “Dios sea misericordioso contigo, hijo mío”, dijo.

30 José tuvo que salir corriendo rápidamente porque se estaba poniendo muy emotivo al ver a su hermano.[fn]Buscó un lugar para llorar, y se fue a su habitación para llorar allí. 31 Luego se lavó la cara, controló sus emociones y volvió a salir. “Sirvan la comida”, ordenó.

32 José fue servido en una mesa para él solo, y sus hermanos fueron servidos en una mesa separada. A los egipcios también se les sirvió en otra mesa, porque los egipcios no podrían comer con los hebreos, porque les resultaba repulsivo.[fn] 33 Los hermanos se habían sentado frente a él en orden de edad, desde el primogénito, el mayor, hasta el más joven, y se miraron con absoluta sorpresa.[fn] 34 La comida se les sirvió de la mesa de José, y Benjamín recibió cinco veces más que cualquier otro. Así que comieron y bebieron mucho con él.

44  1 José le ordenó al mayordomo de la casa: “Llena los sacos de los hombres con todo el grano que puedan contener y pon el dinero de cada hombre en la parte superior de su saco. 2 Luego pon mi taza de plata especial en la parte superior del saco del más joven, junto con el dinero para su grano”.El mayordomo hizo lo que le dijo José. 3 Al amanecer, fueron enviados de camino con sus asnos. 4 Apenas habían salido de la ciudad cuando José le dijo al mayordomo de su casa: “Ve tras esos hombres, y cuando los alcances, pregúntales: ‘¿Por qué han devuelto el bien con el mal, robando la copa de plata de mi amo?[fn] 5 Esta es la copa de la que él personalmente bebe, y que usa para adivinar.[fn] Lo que han hecho es realmente malo!’”

6 Cuando los alcanzó, les dijo lo que José había dicho.

7 “Señor mío, ¿qué estás diciendo?” le contestaron. “¡Nosotros, tus siervos, no haríamos algo así! 8 Recuerda que trajimos el dinero que encontramos en la parte superior de nuestros sacos cuando volvimos de Canaán. ¿Por qué robaríamos plata u oro de la casa de tu señor? 9 Si alguno de nosotros es encontrado con él, morirá, y todos nosotros nos convertiremos en tus esclavos”.

10 “Lo que ustedes digan”, respondió el hombre, “pero sólo el que sea encontrado con él se convertirá en mi esclavo, ya que el resto de ustedes estarán libres de toda culpa”. 11 Todos descargaron sus sacos y los pusieron en el suelo. Cada uno abrió su propio saco. 12 El supervisor de la casa registró los sacos, empezando por el más viejo y bajando hasta el más joven. La taza fue encontrada en el saco de Benjamín. 13 Los hermanos rasgaron sus ropas en señal de lamento. Luego cargaron los sacos en sus burros y se dirigieron a la ciudad.

14 José todavía estaba en casa cuando Judá y sus hermanos llegaron, y cayeron al suelo delante de él. 15 “¿Por qué hicieron esto?” preguntó José. “¿No saben que un hombre como yo puede darse cuenta de estas cosas por medio de la adivinación?”

16 “Mi señor, ¿qué podemos decir?” respondió Judá. “¿Cómo podemos explicarte esto? ¿De qué manera podemos probar nuestra inocencia? Dios ha expuesto la culpa de tus siervos. Mi señor, somos tus esclavos, todos nosotros, incluyendo el que fue encontrado con la copa”

17 “¡Yo no haría nada de eso!” respondió José. “Sólo el hombre que fue encontrado con la copa se convertirá en mi esclavo. El resto de ustedes puede regresar con su padre”.

18 Judá se acercó y le dijo: “Si te complace, mi señor, deja que tu siervo diga una palabra. Por favor, no te enfades con tu siervo, aunque seas tan poderoso como el propio Faraón. 19 Mi señor, antes nos preguntaste: ‘¿Tienen un padre o un hermano?’ 20 Y respondimos, mi señor: ‘Tenemos un padre anciano y un hermano menor, que nació cuando nuestro padre ya era anciano. El hermano del muchacho está muerto. Es el único de los hijos de su madre que queda, y su padre lo quiere mucho’.

21 “Entonces tú nos ordenaste: ‘Tráiganlo aquí para que pueda verlo’. 22 Y te dijimos: ‘El muchacho no puede dejar a su padre; porque si lo hiciera, su padre moriría’. 23 Pero tú nos dijiste: ‘Si su hermano menor no viene con ustedes, no me volverán a ver’.

24 “Así que cuando volvimos con tu siervo, nuestro padre, le explicamos todo lo que nos habías dicho. 25 Sin embargo, más tarde, nuestro padre nos dijo: ‘Vuelvan y compren más comida’. 26 Pero nosotros le dijimos: ‘No podemos volver a menos que Benjamín, nuestro hermano menor, vaya con nosotros, porque no podremos ver a este hombre si Benjamín no va con nosotros’.

27 “Entonces mi padre nos dijo: ‘Se dan cuenta de que mi mujer[fn] tuvo dos hijos para mí. 28 Uno ya no está, sin duda quedó hecho pedazos,[fn] porque no lo he visto desde entonces. 29 Si me quitan a éste también, y le pasa algo malo, la tristeza llevará a este viejo a la tumba’.

30 “Así que si el muchacho no está con nosotros cuando regrese a mi padre, cuya vida depende de la vida del muchacho, 31 tan pronto como vea que el muchacho no está allí morirá, y realmente enviaremos a este anciano, nuestro padre, a su tumba con tristeza. 32 De hecho me di a mí mismo como garantía del muchacho a mi padre. Le dije: ‘¡Si no lo traigo de vuelta a ti, siempre cargaré con la culpa!’

33 “Así que, por favor, déjame quedarme aquí como esclavo de mi señor en lugar del niño. Deja que vuelva a casa con sus hermanos. 34 Porque, ¿cómo podría volver a mi padre si el niño no estuviera conmigo? No podría soportar ver la angustia que causaría a mi padre”.

45  1 José no pudo controlar sus emociones por más tiempo mientras todos sus asistentes estaban allí, así que gritó: “¡Todos déjenme solo!” Así que no había nadie más cuando José reveló quién era a sus hermanos. 2 Pero gritó tan fuerte que los egipcios pudieron oírlo, y se lo contaron a la casa del Faraón.

3 “¡Yo soy José!” les anunció a sus hermanos. “¿Mi padre sigue vivo?” No pudieron responderle porque se sorprendieron mucho al verle cara a cara.

4 “Por favor, acérquense a mí”, les dijo a sus hermanos. Se acercaron a él. “Soy su hermano José, a quien vendieron como esclavo en Egipto. 5 Pero no se preocupen ni se enojen con ustedes mismos por haberme vendido como esclavo aquí, porque fue Dios quien me envió antes que ustedes para salvar vidas. 6 El país ha sufrido de hambruna durante dos años ya, pero habrá cinco años más sin arar ni cosechar. 7 Dios me envió delante de ustedes para asegurarse de que todavía tuvieran descendencia, para salvar sus vidas de esta forma milagrosa.[fn] 8 Así que no fueron ustedes quienes me enviaron aquí, sino Dios. Él fue quien me convirtió en el consejero principal[fn] del Faraón a cargo de todos sus asuntos, y gobernante de todo el país de Egipto.

9 “¡Ahora apúrense! Vuelvan donde está mi padre y díganle: ‘Este mensaje es de tu hijo José: Dios me ha hecho gobernante de todo Egipto. Ven a mí ahora, sin tardar. 10 Vivirás en la tierra de Gosén para estar cerca de mí con tus hijos y nietos, y con tus rebaños y manadas y todo lo que te pertenece. 11 Me aseguraré de que tengan comida, porque aún quedan cinco años de hambruna por venir. De lo contrario, tú y tu familia y tus animales van a morir de hambre’”.

12 Entonces José dijo a sus hermanos,[fn] “¡Todos pueden ver por ustedes mismos, incluyendo a mi hermano Benjamín, que realmente soy yo quien les habla! 13 Díganle a mi padre cuánto me respetan en Egipto. Cuéntenle todo lo que han visto. ¡Deprisa! ¡Traigan a mi padre aquí rápidamente!” 14 Abrazó a Benjamín, y Benjamín le devolvió el abrazo. Ambos lloraron de alegría. 15 Besó a todos sus hermanos y lloró por ellos, y después de eso, sus hermanos pudieron empezar a hablar con él.

16 Pronto llegó al palacio del faraón la noticia de que los hermanos de José habían llegado. El Faraón y sus oficiales se alegraron de escuchar la noticia.

17 El faraón le dijo a José: “Dile a tus hermanos: ‘Esto es lo que deben hacer: Carguen sus asnos con grano y vuelvan a la tierra de Canaán. 18 Entonces traigan a su padre y a sus familias y vuelvan aquí conmigo. Les daré la mejor tierra de Egipto y comerán la mejor comida que el país pueda ofrecerles’.

19 “Diles que hagan esto también: ‘Tomen algunos carros de Egipto para sus hijos y sus esposas. Tráiganlos a ellos y a su padre aquí. 20 No se preocupen por traer sus posesiones, porque lo mejor de todo Egipto ya les pertenece’”.

21 Así que los hijos de Israel hicieron justamente eso. José les proporcionó carros, como el faraón lo había ordenado. También les dio provisiones para su viaje. 22 Les dio a cada uno de ellos ropa nueva. Pero a Benjamín le dio cinco juegos de ropa y 300 piezas de plata. 23 José también envió a su padre lo siguiente: diez asnos que llevaban las mejores cosas de Egipto, y diez asnas que llevaban el grano y el pan y los suministros necesarios para el viaje de su padre.

24 Luego vio a sus hermanos irse, y cuando se fueron les dijo: “¡No discutan en el camino!” 25 Así que salieron de Egipto y volvieron a la casa de su padre Jacob, en el país de Canaán.

26 “¡José sigue vivo!” le dijeron. “¡Es verdad, y él es el gobernante de todo el país de Egipto!” Jacob se quedó atónito con la noticia, ¡no podía creerlo! 27 Pero cuando le contaron todo lo que José les había dicho, y cuando vio los carros que José había enviado para llevarlo a Egipto, Jacob volvió en sí. 28 Israel dijo, “¡Está bien, les creo! ¡Mi hijo José sigue vivo! Voy a ir a verlo antes de morir”.

46  1 Así que Israel se fue a Egipto con todo lo que tenía. Cuando llegó a Beerseba ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac. 2 Durante la noche Dios habló a Israel en una visión. “¡Jacob! ¡Jacob!” llamó.

“Estoy aquí”, respondió.

3 “¡Yo soy Dios, el Dios de tu padre! No temas ir a Egipto, porque te convertiré a ti y a tus descendientes[fn] en una gran nación. 4 Iré a Egipto contigo, y prometo traerte de vuelta. Y José personalmente cerrará tus ojos cuando mueras”.

5 Entonces Jacob dejó Beerseba. Sus hijos lo llevaron a él, a sus hijos y a sus esposas a Egipto usando los carros que el Faraón había enviado. 6 También se llevaron todo su ganado y todas las pertenencias personales que habían acumulado en el país de Canaán.

Así pues, Jacob y todos los miembros de su extensa familia fueron a Egipto, 7 incluyendo todos sus hijos y nietos, hijas y nietas.

8 La siguiente es la genealogía de Israel y sus hijos que fueron a Egipto: Rubén, el primogénito de Jacob.

9 Los hijos de Rubén: Janoc, Falú, Jezrón y Carmi.

10 Los hijos de Simeón: Jemuel, Jamín, Ohad, Jachín, Zojar y Saúl, hijo de una mujer cananea.

11 Los hijos de Leví: Gersón, Coat y Merari.

12 Los hijos de Judá: Onán, Selá, Fares y Zera. Sin embargo, Er y Onán murieron en Canaán.

Los hijos de Fares: Hezrón y Hamul.

13 Los hijos de Isacar: Tola, Fuvá, Job,[fn] y Simrón.

14 Los hijos de Zabulón: Séred, Elón y Yalel.

15 Estos son los hijos que Lea tuvo para Jacob en Padán Harán, así como su hija Dina. El número total de hijos e hijas y nietos fue de treinta y tres.

16 Los hijos de Gad: Zefón, Jaguí, Suni, Esbón, Erí, Arodí y Arelí.

17 Los hijos de Aser: Imná, Isvá, Isví, Beriá, y su hermana Sera.

Los hijos de Beriá: Heber y Malquiel.

18 Estos son los hijos que Jacob tuvo con Zilpá, la sierva dada por Labán a su hija Lea. Fue en total dieciséis hijos y nietos.

19 Los hijos de la esposa de Jacob, Raquel: José y Benjamín.

20 Los hijos que José tuvo en la tierra de Egipto con Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On: Manasés y Efraín.

21 Los hijos de Benjamín: Bela, Béquer, Asbel, Guerá, Naamán, Ehí, Ros, Mupín, Jupín y Ard. 22 Estos son los hijos que Raquel tuvo con Jacob, y fueron en total catorce hijos y nietos.

23 El hijo de Dan: Jusín.

24 Los hijos de Neftalí: Yasel, Guní, Jéser y Silén.

25 Estos son los hijos que Jacob tuvo con Bilhá, la sierva dada por Labán para su hija Raquel. Fue un total de siete hijos y nietos.

26 Todos los que formaban parte de la familia de Jacob que vinieron a Egipto (sus parientes de sangre, aparte de las esposas de los hijos de Jacob) sumaban un total de sesenta y seis. 27 Incluyendo los dos hijos que José tuvo en Egipto, el número total de la familia de Jacob que se encontraba en Egipto era de setenta.

28 Jacob envió a Judá por delante para que se reuniera con José y averiguara el camino a Gosén. Cuando llegaron a Gosén, 29 José ordenó que prepararan su carro y fue a encontrarse allí con su padre Israel. Tan pronto como llegó, abrazó a su padre y lloró por mucho tiempo.

30 “Ahora puedo morir en paz porque he visto tu rostro de nuevo y sé que sigues vivo”, le dijo Israel a José.

31 José dijo a sus hermanos y a la familia de su padre: “Voy a ir a informar al Faraón y a decirle: ‘Mis hermanos y la familia de mi padre han llegado del país de Canaán para unirse a mí. 32 Son pastores y tienen ganado. Han traído con ellos sus rebaños y manadas y todas sus posesiones’.

33 “Cuando el Faraón los llame y les pregunte: ‘¿Qué trabajo hacen ustedes?’ 34 díganle: ‘Tus siervos han cuidado ganado desde que éramos niños, tanto nosotros como nuestros padres antes que nosotros’. Así podrán vivir aquí en Gosén, porque los egipcios desprecian a los pastores”.

47  1 José fue a informar al faraón y le dijo: “Mi padre y mis hermanos, junto con sus rebaños y manadas y todas sus posesiones, han llegado de la tierra de Canaán y ahora están aquí en Gosén”. 2 José tomó a cinco de sus hermanos para que lo acompañaran y se los presentó al Faraón.

3 El faraón les preguntó a los hermanos: “¿Qué trabajo hacen ustedes?”

“Nosotros, sus siervos, somos pastores, como nuestros padres antes que nosotros”, respondieron ellos.

4 “Hemos venido a vivir a Egipto porque no queda hierba en Canaán para que nuestros rebaños coman”, explicaron. “La hambruna es muy grave en Canaán. Así que nos gustaría pedir permiso para vivir en Gosén”.

5 El faraón le dijo a José: “Ahora que tu padre y tus hermanos han llegado para unirse a ti, 6 puedes elegir el lugar que quieras en Egipto, el mejor lugar, para que ellos vivan. Déjalos vivir en Gosén. Si conoces a alguno de ellos que sea bueno en lo que hace, ponlo también a cargo de mi ganado”.

7 Entonces José fue con su padre Jacob y le presentó al faraón. Después de que Jacob bendijera al faraón, 8 el faraón le preguntó: “¿Cuánto tiempo has vivido?”

9 “He estado andando de aquí para allá durante 130 años”, respondió Jacob. “Mi vida ha sido corta y difícil; no he vivido tanto como mis antepasados que también vagaban de un lugar a otro”. 10 Entonces Jacob bendijo de nuevo al faraón antes de dejarlo.

11 Entonces José dispuso que su padre y sus hermanos vivieran en Egipto y les dio tierra en la mejor parte, cerca de Ramsés, como el Faraón lo había ordenado. 12 También les proporcionó alimentos a todos ellos: a su padre, a sus hermanos y a toda la familia de su padre, según el tamaño de cada familia.

13 No quedaba comida en todo el país porque la hambruna se había vuelto muy grave. A lo largo de Egipto y Canaán la gente se moría de hambre. 14 Mediante la venta de grano, José recogió todo el dinero en Egipto y Canaán, y lo colocó en el tesoro del Faraón. 15 Una vez que el dinero de Egipto y Canaán se había acabado, todos los egipcios vinieron a José y le exigieron: “¡Danos comida! ¿Quieres que muramos delante de ti? ¡Hemos perdido todo nuestro dinero!”

16 “Tráiganme su ganado”, les dijo José. “Si se han quedado sin dinero, les daré grano a cambio de su ganado”.

17 Así que los egipcios le trajeron a José su ganado, y él les dio grano a cambio de sus caballos, ovejas, cabras, ganado y burros. Durante ese año, José les dio grano a cambio de su ganado.

18 Pero cuando terminó ese año, vinieron a él al año siguiente y le dijeron: “Mi señor, no podemos ocultarte el hecho de que nuestro dinero ha desaparecido y que ahora eres dueño de nuestro ganado. Todo lo que nos queda por darte son nuestros cuerpos y nuestra tierra. 19 ¿Quieres que muramos delante de ti? Entonces cómpranos a nosotros y a nuestra tierra a cambio de comida. Entonces nuestra tierra pertenecerá al Faraón, y seremos sus esclavos. Danos grano para que podamos vivir y no muramos, y así la tierra no quedará abandonada”.

20 Así que José compró toda la tierra de Egipto para el Faraón. Todos y cada uno de los egipcios vendieron sus campos, porque la hambruna les estaba haciendo mucho daño. La tierra terminó siendo propiedad del Faraón, 21 y todo el pueblo se convirtió en esclavos suyos,[fn] de un extremo a otro de Egipto. 22 La única tierra que no compró fue la de los sacerdotes porque tenían una asignación de alimentos que les proporcionó el Faraón, así que no tuvieron que vender sus tierras.

23 Entonces José le dijo al pueblo: “¡Escúchenme! Ahora que los he comprado a ustedes y a su tierra para el Faraón, les daré semillas para que siembren los campos. 24 Sin embargo, cuando recojan la cosecha, tienen que dar una quinta parte al Faraón. Las otras cuatro quintas partes las podrán guardar como semilla para los campos y como alimento para ustedes mismos, sus hogares y sus hijos”.

25 “Nos has salvado la vida”, declararon. “Ojalá sigas tratándonos bien, mi señor, y seremos esclavos del Faraón”.

26 Así que José hizo una ley para Egipto, que sigue vigente hoy en día: Que una quinta parte de todos los productos de la tierra pertenecen al Faraón. Sólo la tierra de los sacerdotes estaba exenta ya que no pertenecía al Faraón.

27 Los israelitas se establecieron en Gosén, en Egipto, donde se convirtieron en prósperos terratenientes y aumentaron rápidamente en número de habitantes. 28 Jacob vivió en Egipto durante diecisiete años, por lo que vivió en total 137 años.

29 Cuando llegó el momento de su muerte, Israel llamó a su hijo José y le dijo: “Si me consideras, pon tu mano debajo de mi muslo y promete tratarme con amor y fidelidad. No me entierres aquí en Egipto. 30 Cuando muera, entiérrame con mis antepasados. Deben llevar mi cuerpo desde Egipto hasta la tumba familiar y enterrarme con ellos”.

“Haré lo que tú digas”, prometió José.

31 “Júrame que lo harás”, dijo. Y José juró que lo haría. Entonces Israel se inclinó en actitud de adoración en la cabecera de su cama.

48  1 Algún tiempo después de esto, le dijeron a José: “Tu padre está enfermo”. Así que José fue a verlo, llevándose a sus dos hijos Manasés y Efraín.

2 Cuando le dijeron a Jacob: “Tu hijo José ha venido a verte”, reunió sus fuerzas y se sentó en la cama. 3 Jacob le dijo a José: “El Dios Todopoderoso se me apareció en Luz, en el país de Canaán, y me bendijo allí. 4 Me dijo: ‘¡Escucha! Te haré próspero y haré que tu descendencia sea tan numerosa que te convertirás en el antepasado de muchas naciones, y daré esta tierra a tus descendientes para que la posean para siempre’.

5 “Cuento como míos a tus dos hijos Efraín y Manasés que nacieron aquí en Egipto antes de que yo llegara, así como Rubén y Simeón son míos. 6 Cualquier otro hijo que tengas después de ellos será tuyo, y compartirás su herencia dentro de la tierra de sus hermanos mayores. 7 Hago esto porque[fn] trágicamente para mí, cuando regresaba de Padán Harán, Raquel murió en Canaán, a cierta distancia de Efrata. La enterré allí de camino a Efrata” (también conocida como Belén).

8 Israel vio a los hijos de José y dijo: “¿Son estos son tus hijos, entonces?”

9 “Sí, estos son los hijos que Dios me dio aquí”, le dijo José a su padre.

“Tráelos aquí para que pueda bendecirlos”, dijo.

10 La vista de Israel estaba fallando debido a su edad y no podía ver bien, así que José los acercó a su padre, y él los besó y los abrazó. 11 Entonces Israel le dijo a José: “Nunca pensé que volvería a ver tu cara, y ahora Dios me ha dejado ver a tus hijos”.

12 José tomó a sus hijos de entre las rodillas de Israel, y se inclinó con el rostro hacia el suelo. 13 Entonces José puso a Efraín a su derecha para que estuviera a la izquierda de Israel, y a Manasés a su izquierda para que estuviera a la derecha de Israel, y luego los trajo a Israel. 14 Pero cuando Israel extendió sus manos, las cruzó y colocó su mano derecha sobre Efraín, el hijo menor, y colocó la izquierda sobre Manasés, el primogénito. 15 Bendijo a José, diciendo:

“Que el Dios que mi abuelo Abraham y mi padre adoraron, el Dios que me ha cuidado como un pastor a lo largo de mi vida hasta ahora, 16 el Ángel que me ha salvado de todo tipo de problemas, bendiga a estos muchachos. Que mi nombre y los nombres de mi abuelo Abraham y de mi padre Isaac continúen a través de ellos, y que tengan muchos descendientes que se extiendan por toda la tierra”.

17 José se sintió infeliz cuando vio que su padre había puesto su mano derecha sobre Efraín, así que tomó la mano de su padre para tratar de moverla de la cabeza de Efraín a la de Manasés. 18 “Así no, padre, este es el primogénito; pon tu mano derecha sobre su cabeza”, le dijo José.

19 Pero su padre se negó, diciendo: “Yo sé lo que hago. Manasés también se convertirá en un pueblo importante, pero su hermano menor será más grande que él, y sus descendientes se convertirán en una gran nación”.

20 Así que Israel los bendijo ese día y dijo: “En el futuro, el pueblo de Israel usará sus nombres para dar una bendición, diciendo: ‘Que Dios los bendiga como lo hizo con Efraín y Manasés’”. Al decir esto, puso a Efraín antes que a Manasés.

21 Entonces Israel dijo a José: “Voy a morir pronto, pero Dios estará con ustedes y los devolverá a la tierra de sus padres. 22 También te doy algo además de lo que le doy a tus hermanos: un trozo de tierra en la ladera de la montaña de Siquem[fn] que le quité a los amorreos con mi espada y mi arco”.

49  1 Jacob entonces llamó a sus hijos y les dijo: “Reúnanse para que pueda decirles lo que les va a pasar en el futuro. 2 Vengan aquí, hijos de Jacob, y escuchen a su padre Israel.

3 “Rubén: Tú eres mi primogénito, concebido cuando era fuerte, nacido cuando era vigoroso. Estuviste por encima de todos los demás en posición y en poder. 4 Pero tú hierves como el agua, así que ya no estarás más por encima de nadie, porque fuiste y te acostaste con mi concubina;[fn] violaste mi lecho matrimonial.

5 “Simeón y Levi son dos de la misma clase, usan sus armas para la violencia destructiva.[fn] 6 Me niego a ser parte de sus decisiones; me niego a participar en lo que hacen. Porque mataron a los hombres en su ira; lisiaron al ganado sólo por diversión. 7 Maldigo su ira porque es demasiado dura; maldigo su furia porque es demasiado cruel. Separaré a sus descendientes a través de Jacob; los dispersaré por todo Israel.

8 “Judá: tus hermanos te alabarán. Derrotarás a tus enemigos. Los hijos de tu padre se inclinarán ante ti en señal de respeto. 9 Mi hijo Judá es un joven león que vuelve después de comersea su presa. Se agacha y se acuesta como un león. Así como un león, ¿quién se atrevería a molestarlo? 10 Judá siempre sostendrá el cetro, y el bastón de la autoridad estará siempre a sus pies hasta que venga Siloé;[fn] las naciones le obedecerán. 11 Ata su asno a la vid, y el potro de su asno a la mejor vid. Lava sus ropas en vino, sus túnicas en el jugo rojo de las uvas.[fn] 12 Sus ojos brillan más que el vino, y sus dientes son más blancos que la leche.

13 “Zabulón vivirá a la orilla del mar y será un puerto para los barcos; su territorio se extenderá hacia Sidón.

14 “Isacar es un asno fuerte, acostado entre dos alforjas.[fn] 15 Ve que el lugar donde descansa es bueno, y la tierra es encantadora, por lo que está dispuesto a inclinar la espalda para aceptar la carga y trabajar como esclavo.

16 “Dan juzgará[fn] a su pueblo como una de las tribus de Israel. 17 Dan será tan peligroso como una serpiente al lado del camino, una víbora por el sendero que muerde el talón del caballo, haciendo caer a su jinete de espaldas.

18 “Confío en ti para que me salves, Señor.

19 “Los jinetes atacarán a Gad, pero él atacará sus talones.

20 “Aser tendrá una comida deliciosa, producirá comida de lujo para la realeza.

21 “Neftalí es un ciervo que puede correr libremente; da a luz a hermosos cervatillos.[fn]

22 “José es un árbol fructífero, un árbol fructífero al lado de un manantial, cuyas ramas trepan por la pared. 23 Los arqueros lo atacaron vilmente; le dispararon sus flechas con odio. 24 Pero él mantuvo su arco firme, y sus brazos y manos se movieron rápidamente con la fuerza del Poderoso de Jacob, que se llama el Pastor, la Roca de Israel. 25 El Dios de tu padre te ayudará y el Todopoderoso te bendecirá con bendiciones de los cielos de arriba, con bendiciones de las profundidades abajo, con bendiciones para muchos hijos.[fn] 26 Las bendiciones que recibió tu padre fueron mayores que las bendiciones de sus antepasados, más que las bendiciones de las montañas eternas.[fn] Que estén sobre la cabeza de José, en la frente del que se apartó como líder de sus hermanos.

27 “Benjamín es un lobo feroz. Por la mañana destruye a sus enemigos,[fn] por la tarde divide el botín”.

28 Estas son todas las doce tribus de Israel, y esto es lo que les dijo su padre al bendecirlas, cada una según sus respectivas bendiciones.

29 Luego les dio las siguientes instrucciones: “Voy a morir pronto. Entiérrenme con mis antepasados en la cueva que está en el campo de Efrón el hitita. 30 Esta es la cueva que está en el campo de Macpela, cerca de Mamré, en Canaán, y que Abraham compró junto con el campo de Efrón el Hitita para tenerlo como lugar de sepultura. 31 Abraham y su esposa Sara fueron enterrados allí, Isaac y su esposa Rebeca fueron enterrados allí, y yo enterré a Lea allí. 32 El campo y la cueva fueron comprados a los hititas”.

33 Cuando Jacob terminó de dar estas instrucciones levantó los pies en el lecho, respiró por última vez y se unió a sus antepasados en la muerte.

50  1 José fue y abrazó a su padre, llorando sobre él y besándolo. 2 Luego José instruyó a los médicos que trabajaban para él que embalsamaran el cuerpo de su padre. Así que los médicos embalsamaron a Israel. 3 Esto tomó 40 días, el tiempo normal para el proceso, y los egipcios lloraron por él durante 70 días.

4 Una vez terminado el tiempo de luto, José dijo a los oficiales del Faraón: “Si son tan amables, por favor hablen con el Faraón en mi nombre y explíquenle que 5 mi padre me hizo hacer un juramento, diciéndome: ‘Debes enterrarme en la tumba que he preparado para mí en Canaán’. Por favor, permíteme ir a enterrar a mi padre y luego volveré”.

6 El Faraón respondió: “Ve y entierra a tu padre como te hizo jurar”.

7 José fue a enterrar a su padre, y todos los oficiales del Faraón fueron con él, todos los consejeros principales del Faraón y todos los líderes de Egipto, 8 así como la familia de José, sus hermanos y la familia de su padre. Sólo dejaron a los niños pequeños y sus rebaños y manadas en Gosén. 9 Fueron acompañados por carros y jinetes, una procesión muy grande.

10 Cuando llegaron a la era de Atad, al otro lado del Jordán, lloraron con gritos de dolor. José celebró una ceremonia de siete días de luto por su padre allí. 11 Los cananeos que vivían allí vieron la ceremonia de duelo en la era de Atad. Dijeron: “Este es un momento muy triste de luto para los egipcios”, así que rebautizaron el lugar como Abel-Mizraim,[fn] que está al otro lado del Jordán.

12 Los hijos de Jacob hicieron lo que él les había ordenado. 13 Llevaron su cuerpo a Canaán y lo enterraron en la cueva de Macpela, en el campo cerca de Mamre, el cual Abraham le había comprado a Efrón el hitita como lugar de sepultura.

14 Después de enterrar a su padre, José y sus hermanos regresaron a Egipto junto con todos los que habían ido con ellos. 15 Sin embargo, ahora que su padre había muerto, los hermanos de José se preocuparon diciendo: “Tal vez José nos guarde rencor y nos pague por todas las cosas malas que le hicimos”.

16 Así que enviaron un mensaje a José para decirle: “Antes de que tu padre muriera, dio esta orden, 17 ‘Esto es lo que debes decirle a José: Perdona a tus hermanos sus pecados, las cosas malas que te hicieron, tratándote de una manera tan desagradable’. Ahora, por favor, perdona nuestros pecados, nosotros que somos siervos del Dios de tu padre”. Cuando José recibió el mensaje, lloró.

18 Entonces sus hermanos vinieron y se postraron ante José y le dijeron: “¡Somos tus esclavos!”

19 “¡No necesitan tener miedo!” les dijo. “No me pongo en el lugar de Dios, ¿verdad? 20 Aunque ustedes conspiraron cosas malas para mí, Dios planeó para el bien, a fin de que muchas vidas pudieran ser salvadas.[fn] 21 Así que no se preocupen. Seguiré cuidando de ustedes y de sus hijos”. Hablando amablemente así los calmó.

22 Y José permaneció en Egipto, junto con toda la familia de su padre. Vivió hasta los 110 años, 23 y vio tres generaciones de su hijo Efraín, y los hijos de Maquir, el hijo de Manasés, fueron puestos en su regazo cuando nacieron.

24 “Voy a morir pronto”, les dijo José a sus hermanos, “pero Dios estará con ustedes, y los llevará fuera de este país a la tierra que juró dar a Abraham, Isaac y Jacob”.

25 José hizo jurar a los hijos de Israel, diciendo: “Cuando Dios venga a estar con ustedes, deben llevarse mis huesos cuando se vayan”.[fn] 26 José murió cuando tenía 110 años. Después de que su cuerpo fue embalsamado, fue colocado en un ataúd en Egipto.

Footnotes

1.5 Es importante decir que el “día” se mide desde la oscuridad a la luz, que sigue siendo el método judío para calcular los días.

1.6 “Expansión:” Las traducciones más antiguas a menudo han convertido esta palabra en “firmamento”, tomando prestado del latín “firmamentum”. Esto se refería a una antigua creencia de que el cielo era como una cúpula de metal forjado, y por lo tanto era un objeto físico tangible. Ahora se ha demostrado que esta es una idea equivocada. De hecho, las traducciones latinas de los siglos XVI y XVII suelen utilizar la palabra “expansionem”.

1.16 El hebreo tiene palabras para el sol y la luna, pero no se usan aquí, tal vez para evitar cualquier tentación de adorar al sol y a la luna.

1.26 Este aspecto de ser “como” Dios transmite la idea de ser “modelado” por Dios. La palabra también se traduce como “similitud”, “figura” o “forma”. El aspecto más esencial de esta semejanza es seguramente el del carácter.

1.27 La repetición de “creado” en este versículo es significativa sin duda, por lo que se coloca en primer lugar en cada frase.

2.1 “Todo lo que hay en ellos”: literalmente, “todo el conjunto de ellos”. La palabra usada para “conjunto” es usualmente un término militar que designa la formación de un ejército de soldados.

2.5 “Plantas silvestres”: el término también puede significar “arbustos” o “matorrales”.

2.7 La palabra para hombre es Adán, así que sirve para identificar tanto al primer hombre como su nombre personal. Como no siempre está claro si el término se refiere al hombre genéricamente o a la persona de Adán, esta versión ha optado en la mayoría de los casos por traducir “hombre” como Adán, y luego por extensión, “la mujer” como Eva, aunque no se la nombre específicamente hasta el versículo 3:20. De esta manera el relato se lleva a un nivel más personal. Además, nótese que la palabra para tierra es “adamah”, mostrando la estrecha conexión del hombre con la tierra.

2.12 “Bedelio”: referencias posteriores afirman que se trata de una resina aromática. No se sabe si es la misma sustancia que se menciona aquí.

2.13 “Cus”: en gran parte del Antiguo Testamento este es otro nombre para Etiopía; es incierto saber si es el caso aquí.

2.14 “Tigris”: literalmente “Hidekel”, que se cree que es el antiguo nombre hebreo del Tigris. Ver también Daniel 10:4.

2.14 “Éufrates”: literalmente “Parat”, usualmente considerado como sinónimo del Éufrates.

2.23 “Hombre”: Tanto aquí como en el siguiente versículo se usa una palabra hebrea diferente.

2.24 “Se une”: literalmente, “se aferra” o “se pega”.

2.25 Ver la nota en el versículo 2:7.

3.1 “Cualquiera”: la palabra también podría ser traducida como “todos”; sin embargo, esto significaría entonces que la serpiente estaba sugiriendo que Dios le había dicho a Adán y Eva que no comieran la fruta de ningún árbol del jardín, lo que parece menos probable.

3.3 “De lo contrario, morirás:” La palabra utilizada para “de lo contrario” puede indicar una posibilidad de que algo suceda, en lugar de una certeza absoluta. Así que la frase podría ser traducida, “de lo contrario podrías morir”, una diferencia con la clara prohibición de Dios, también afirmando que Dios había dicho que el fruto no debía ser tocado.

3.16 “Él tendrá el control sobre ti” o “también te deseará”.

3.17 “Hecho”: la palabra es “escuchado”, pero no en el sentido de sólo escuchar algo. Significa actuar conforme a lo que se ha escuchado, u obedecer.

3.18 Las plantas fueron originalmente asignadas a los animales. Ver 1:30 .

3.22 “Los seres humanos”: literalmente, “el hombre”, pero debe entenderse de manera inclusiva ya que Eva también había caído.

4.7 “Te verías contento”: literalmente, “animado”. En el versículo anterior, el significado literal es que el “rostro de Caín decayó”. Así que lo opuesto sería que su rostro fuera “levantado”, en otras palabras, se vería feliz.

4.8 La Septuaginta y algunas otras versiones antiguas añaden aquí, “salgamos a los campos”. La forma en que la frase está estructurada en el hebreo sugiere que faltan algunas palabras.

4.16 “Nod” significa “deambulando”.

4.20 “Padre” también puede significar “ancestro”.

4.25 “Set”, significa “sustituto”, o “regalado”.

4.26 “Enós”, significa “humanidad” o “gente”.

5.2 “Humano”: literalmente, “Adán”, u “hombre”.

5.24 “No murió”: añadido con fines explicativos. Ver Hebreos 11:5.

5.29 “Noé”: nombre asociado con el significado de “alivio”, “descanso”, y “consuelo”.

5.32 A partir de las pruebas internas en el Génesis, parece que Jafet era el mayor y Cam era el más joven. Normalmente los hermanos se enumeran por orden de nacimiento en el Antiguo Testamento, aunque por ejemplo Moisés, a pesar de ser más joven que Aarón, aparece en primer lugar. Aquí parece que Sem es considerado más importante, y por lo tanto aparece en primer lugar.

6.2 “Hijos de Dios”: algunos han visto esto como una referencia a los ángeles, pero Jesús dijo claramente que los ángeles no se casan (Mateo 22:30), y en el siguiente versículo el castigo recae sobre todos como seres humanos. Los hijos de Dios pueden ser identificados como aquellos en el linaje de Set, distinguidos de estas mujeres que son descendientes de Caín. Acaban de presentarse las genealogías de ambos grupos (capítulos 4 y 5).

6.3 Que esto se refiera a un nuevo máximo de vida parece poco probable, ya que muchos después de este tiempo vivieron mucho más de 120 años. El hebreo dice literalmente, “Sus días serán 120 años”. Aquí los “días” pueden ser tomados simplemente como tiempo, o incluso tiempo restante, hasta que llegara el Diluvio.

6.4 “Gigantes”: literalmente, “Nefilim”. Esta palabra se traduce como “gigantes” en la Septuaginta. Sin embargo, algunos toman la palabra como base de la palabra hebrea “caído”. A estos “gigantes” también se les hace referencia más adelante (ver Números 13:33). En la traducción griega de Symmachus, el término “Nefiilim” queda traducido como “los violentos”.

6.14 La palabra usada aquí para “arca” es diferente a la usada más tarde para describir el Arca del Pacto del Señor.

6.16 El significado hebreo de esta última frase no está claro.

7.13 “Ese fue el día”: se refiere al día mencionado en el versículo 11.

8.21 “Aceptó”: literalmente, “olió un aroma agradable”. Esta es una “extensión figurativa” de este proceso sensorial que indica que del mismo modo que nos gusta algo y por extensión lo aceptamos, así mismo lo hace Dios.

9.3 De acuerdo con 1:30, las plantas verdes estaban originalmente destinadas a los animales. Ahora, tanto las plantas como los propios animales están permitidos como alimento humano. Después del diluvio habría habido poca comida disponible inmediatamente.

9.25 Por qué Canaán es el maldito y no Cam es un tema de debate desde hace mucho tiempo. Una sugerencia es que los cananeos posteriores fueron los enemigos particulares de Israel y fueron subyugados por ellos, por lo que Canaán era proféticamente más significativo como símbolo.

10.1 Estas genealogías se repiten en 1 Crónicas 1:5-27.

10.2 Nótese que “hijos” en este capítulo también puede significar “descendientes”.

10.4 “Rodanín”: la Septuaginta presenta la ortografía de Rodanín como lo hace el pasaje paralelo en 1 Crónicas 1:7. Nótese que los dos últimos nombres por lo menos son probablemente los de un grupo de personas en lugar de un nombre personal.

10.9 “Desafió”: En la Septuaginta se lee como “contra” o “en contra”.

10.10 “Babel” o “Babilonia”. Nimrod es la primera persona en la Escritura descrita como poseedor de un reino, normalmente asociado con un gobierno impuesto por la fuerza.

10.10 “Sinar”: o “Babilonia”.

10.11 “Asiria”: en Miqueas 5:6 Asiria es llamada “la tierra de Nimrod”.

10.14 Ver Jeremías 47:4 y Amós 9:7.

10.15 “Los hititas”: literalmente “Heta”.

10.21 Ver la nota en Gén. 5:32.

10.23 “Mas”: En la Septuaginta y 1 Crónicas 1:17 se lee “Mesec”.

10.25 La palabra significa “dividido”.

11.3 Esto se debía a que en la llanura babilónica no había piedras para usarse en las construcciones.

11.9 El sonido Babel es como la palabra hebrea que se usa para el término “confundir”.

11.26 Una vez más (ver nota del 5:32) estos hijos no están listados en orden de nacimiento. Abram aparece en primer lugar debido a su importancia

12.1 “El hogar de tu familia”: literalmente, “la casa de tu padre”.

12.5 “Las personas que se les unieron”: esto incluiría a los sirvientes, pero el término utilizado no es específico y se aplica a cualquiera que se haya unido al grupo de Abram por cualquier razón.

12.9 “El Neguev”: la zona desértica al sur.

12.15 “Convertirse en una de sus esposas”: añadido para mayor claridad.

14.1 “Sinar”: un antiguo nombre para Babilonia.

14.3 “En el segundo grupo”, añadido para mayor claridad

14.10 “Algunos de sus hombres”: aunque el texto parece sugerir que los reyes cayeron en los pozos de alquitrán, el versículo 17 deja claro que al menos el rey de Sodoma no había muerto.

14.13 “Abram, el hebreo”: es la primera vez que Abram es llamado hebreo, y puede ser la forma en que era identificado por la gente de la época.

15.2 Era una práctica común en la época que las parejas sin hijos nombraran a su sirviente de más confianza como su heredero.

15.18 “Wadi de Egipto”: No el Nilo, sino lo que hoy se conoce como el Wadi Arish. Ver Números 34:5; Josué 15:4, Josué 15:47.

16.4 “Comenzó a tratar a Sarai con desdén”, literalmente, “su señora se veía pequeña ante sus ojos”. Otra traducción sería “miraba a su señora con desprecio”.

16.6 “Huyó”: el hebreo dice “huyó de ella”, pero Agar no solo huyó de Sarai, sino del campamento.

16.11 Ismael significa “Dios oye”.

16.14 Este pozo es la misma fuente de agua a la que se le llama manantial en el versículo 7.

17.1 “Vive en mi presencia y no hagas el mal”, literalmente, “camina delante de mí y sé inocente”.

17.5 El cambio de nombre suele interpretarse como un cambio de Abram (“padre exaltado”) a Abraham (“padre de muchos”).

17.19 Isaac significa “él se ríe”.

18.3 Parece que Abraham se dirigía a uno de ellos, tal vez viéndolo como su líder.

18.6 “Medidas grandes”: literalmente “seahs”, que se estiman como aproximadamente 20 kilos o 44 libras.

18.16 Claramente podían ver a Sodoma abajo en el valle, desde su punto de vista más alto.

19.1 “Ángeles”: el relato alterna entre llamar a los dos visitantes “ángeles” y “hombres”.

19.8 “Es mi responsabilidad cuidar de ellos”: literalmente, “Han venido para estar seguros bajo mi techo”.

19.22 Zoar significa “lugar pequeño”. Originalmente se llamaba Bela (ver 14:2).

19.37 “Moab”: Se entiende que significaba “hijo de mi padre”.

19.38 “Ben-ammi”: “hijo de mi pueblo”.

20.2 “Abimelec” significa “mi padre es el rey”, o “mi padre es Molec”, un dios cananeo. Esto bien podría haber sido un título formal en lugar de un nombre personal (ver también 26:8).

20.2 “Convertirse en una de sus esposas”: Añadido para mayor claridad.

20.18 “Se habían llevado a Sara”: añadido para mayor claridad.

21.6 Isaac significa “él se ríe”.

21.16 “A unos pocos cientos de metros de distancia”: literalmente, “a un disparo de arco”.

21.31 Beerseba significa tanto “pozo del juramento” como “pozo de las siete”.

22.17 “Conquistar a sus enemigos”: literalmente, “tomar posesión de las puertas de sus enemigos”.

23.2 “Fue adentro”: posiblemente a la tienda, donde yacía el cuerpo.

23.15 “Cuatrocientas piezas de plata”: Se ha aceptado de manera general que era una cantidad exorbitante.

24.2 Era costumbre hacer esto al jurar y hacer pacto.

24.10 “Harán-naharaim”: or “Mesopotamia”.

24.12 “Fidelidad”: esta palabra, a menudo traducida como “amor fiel”, en este escenario tiene que ver realmente con “lealtad”, “compromiso”, e incluso “amabilidad”.

24.22 Los pesos se describen como medio siclo para el aro de la nariz, y diez siclos para los brazaletes. Como no se conoce el precio del oro en ese momento, es imposible estimar su valor. Sin embargo, fueron regalos significativos.

24.63 “Pensar las cosas”: a menudo se traduce como “meditar”, pero el significado de estas palabras es incierto. Sin embargo, Isaac podría saber que su futura esposa estaba por venir, el cual era un evento de gran importancia para su vida.

24.65 No se identifica específicamente a Isaac en este texto; sin embargo, el sirviente simplemente dice: “Él es mi amo”, lo que normalmente significaría Abraham.

25.18 El significado hebreo de este versículo no está claro. Sin embargo, nótese el versículo 16:12.

25.25 Esaú suena como la palabra usada para “cabello”.

25.26 Jacob suena como las palabras “talón” o “engañador”.

26.21 “Oposición”: La palabra es, de hecho, la forma femenina de la palabra “satán”, que quiere decir oponente o adversario.

26.22 “Libertad”: literalmente, “espacio amplio/abierto”, que a menudo se utiliza en hebreo como sinónimo de libertad, ya que entonces se le da a la gente espacio para moverse. Véase, por ejemplo, Job 36:16; Salmos 118:5

26.26 Ver 21:22. En vista del tiempo que transcurre entre estos eventos, es poco probable que sean los mismos individuos. Probablemente se trataba de títulos oficiales más que de nombres personales.

27.36 “Engañador”. Ver Génesis 25:26.

28.13 “Sobre él”: o, “sobre ella (la escalera)”.

28.16 Jacob parece sorprenderse de que el Señor esté presente en cualquier lugar y no en algún “lugar sagrado” regular.

28.19 “Betel” significa “casa de Dios”.

28.22 En otras palabras, un lugar de culto.

29.1 “Se apresuró y se puso en marcha”: literalmente, “levantó los pies”.

29.3 “La práctica común era que”: añadido para mayor claridad.

29.17 “Amabilidad”: literalmente, “suave” o “gentil”.

29.18 “Trabajaré siete años”: a diferencia de lo que hizo el siervo de Abraham, Eliezer (capítulo 24), Jacob había llegado sin regalos y sin dote, por lo que ofreció su servicio como pago en especie.

29.22 “Un banquete de bodas”: la palabra en realidad significa “una fiesta para beber”, que es probablemente la única manera en que el engaño pudo haber tenido éxito.

29.32 “Rubén” significa “¡Miren, un hijo!” y también suena como “él vio mi sufrimiento”.

29.33 “Simeón” significa “él escucha”.

29.34 “Leví” significa “conectado” o “unido”.

29.35 “Judá” significa “alabanza”.

30.6 Dan significa “juez”.

30.8 Neftalí significa “lucha”.

30.11 Gad significa “afortunado”.

30.13 Aser significa “feliz”.

30.18 Isacar significa “recompensa”.

30.20 Zabulón se asocia con las palabras para “regalo” y “honra”.

30.24 José puede significar tanto que “que añada” o como “él quita”, refiriéndose a la “desgracia” de Raquel.

30.27 “Descubierto”: o, “me enteré por adivinación”.

31.19 “Ídolos de la casa”: pequeñas figuras consideradas importantes y “de suerte”, representativas de los dioses paganos y consultadas para la toma de decisiones. A menudo eran figuras femeninas, y se asociaban con la fertilidad. También parecen ser importantes para determinar asuntos de propiedad y tierras, que es quizás otra razón por la que Raquel las tomó y por la que Labán tenía tanto interés en tenerlas de vuelta.

31.24 “No trates de persuadirlo para que regrese, ni lo amenaces”: literalmente, “de bueno a malo”. Esta expresión idiomática cubría el rango de posibles enfoques que Labán pudo haber estado tentado a tomar, ya fuera tratar de inducir a Jacob a regresar ofreciéndole alguna recompensa, hasta amenazarlo por la fuerza o imponerle algún tipo de castigo.

31.42 “El increíble Dios”: literalmente “El Miedo”.

31.46 “Todos”: incluyendo ambos grupos.

31.47 Ambos nombres significan “pila de piedras”, el primero es en arameo, el segundo es en hebreo.

31.49 “Mizpa”: significa “torre de vigilancia”.

31.51 “En memoria del acuerdo”: añadido para mayor claridad.

32.10 “Hace años”: añadido para mayor claridad.

33.17 “Sucot” significa “refugios” o “establos”.

33.19 “Monedas”: literalmente, “kesitah”, cuyo valor es desconocido.

33.20 “El-Elohe-Israel”: que significa “Dios es el Dios de Israel”.

34.5 “Violado”: La palabra usada aquí está vinculada con ser impuro.

34.8 “Su hermana Dina”: añadido para mayor claridad, pues Hamor se está dirigiendo tanto a Jacob como a los hijos de Jacob.

35.1 Ver 28:11 en adelante.

35.4 “Pendientes”: algunos comentaristas creen que estos pendientes también tenían alguna conexión religiosa.

35.7 “El-Bethel”: que significa “el Dios de Betel”. Betel a su vez significa “la casa de Dios” (ver 28:19).

35.18 “Benoni” significa “hijo de mi sufrimiento”.

35.18 “Benjamín” significa “hijo de mi mano derecha”. La mano derecha se consideraba más favorable.

35.21 “Israel”: refiriéndose por supuesto a Jacob después de su cambio de nombre.

35.22 La Septuaginta añade: “y fue muy angustioso para él”.

36.16 “Coré”: de la manera que aparece aquí se considera a menudo que fue un error del copista, ya que aparece como un hijo de Esaú en el versículo 14.

36.24 “Fuentes termales”: el significado de este versículo en el hebreo es incierto.

37.3 “Israel”, es decir, Jacob.

37.22 “No necesitamos ser culpables de violencia”: literalmente “no debemos poner una mano contra él”. Rubén está sugiriendo que no tienen que matar activamente a José, pero si lo arrojan a una fosa morirá sin que sean culpables de cometer un asesinato.

37.28 En ocasiones el texto se refiere a ellos como ismaelitas, y a veces como madianitas, pero claramente son el mismo grupo. Ver también el versículo 36.

38.29 “Fares” significa “irrumpir”.

38.30 “Zera” significa “naciente” (como en “sol”) con la implicación quizás del color rojo.

39.8 “Confía tanto en mi”: añadido para mayor claridad.

39.12 “Ropa”: la palabra hebrea es una palabra general para la ropa y no es específica. Sin embargo, el arte egipcio antiguo muestra a los sirvientes usando sólo taparrabos, y es probable que esto sea lo que José estaba usando en ese momento. También encaja con la historia el hecho de que este trozo de tela podría haber sido fácilmente arrancado de su cuerpo. Sin embargo, ya que no se menciona nada específico, aquí usamos el término general.

39.14 Refiriéndose a su marido. Es interesante que ella simplemente se refiera a su marido como “él”, demostrando su falta de respeto hacia él, también evidenciada por su voluntad de cometer adulterio.

41.8 “Por sus sueños”: añadido para mayor claridad.

41.26 “De cosecha”: añadido para mayor claridad.

41.40 “Mi condición de rey”: literalmente “el trono”.

41.43 “¡Inclínate!” Esta palabra prestada del idioma egipcio cuenta con varias traducciones: “¡Atención!” “¡Abran paso!” “¡Alaben!” “¡Gloria!” Todos se relacionan con la honra a un gran dignatario.

41.45 Quiere decir “El Dios habla y él (el sujeto) vive”.

41.46 “Gira de inspección”: añadido para mayor claridad.

41.51 “Manasés” significa “que hace olvidar”.

41.52 “Efraín” significa “fructífero”.

42.22 Literalmente, “Ahora se requiere su sangre”. El concepto es que la sangre de la víctima clama por venganza.

42.36 La frase es literalmente, “sobre mí están todas estas cosas”. La construcción hebrea se centra “sobre mí” dejando claro que Jacob los hace responsables de su sufrimiento.

43.23 “Tesoro”: la palabra se refiere, por supuesto, al dinero, y es la que se usa para describir el dinero que está escondido o enterrado.

43.30 No había visto a Benjamín por más de 20 años.

43.32 Parece que como los egipcios veneraban a la diosa vaca Isis, considereaban inmundo a cualquiera (incluyendo a los hebreos) que comiera carne.

43.33 Por supuesto, esto habría sido imposible para cualquiera que no conociera la intimidad de la familia.

44.4 “Robando la copa de plata de mi amo”: Adición de la Septuaginta, para mayor claridad.

44.5 “Adivinación”: una forma de descubrir secretos o conocimientos ocultos. A veces esto se acerca a la magia, pero, en este caso, puede ser que José esté usando una superstición común para encubrir su plan.

44.27 “Mi esposa”: Refiriéndose a Raquel. Evidentemente Jacob la consideraba como su verdadera esposa.

44.28 Ver 37:33.

45.7 “De esta forma milagrosa”: o “con muchos sobrevivientes”.

45.8 “El consejero principal del Faraón”: literalmente, “un padre para el Faraón”.

45.12 “Entonces José dijo a sus hermanos”: añadido para mayor claridad, mostrando que José se dirige directamente a sus hermanos de nuevo.

46.3 “Y a tus descendientes”: añadido para mayor claridad.

46.13 “Job” se presenta como “Jasub” en Números 26:24 y 1 Crónicas 7:1.

47.21 “Y todo el pueblo se convirtió en esclavos suyos”: Dicho por la Septuaginta y otras traducciones antiguas. El hebreo dice “los trasladó a las ciudades”.

48.7 “Hago esto porque”: añadido para proporcionar contexto. El sentido parece ser que debido a que Raquel murió al dar a luz teniendo a Benjamín, no pudo tener más hijos, así que Jacob en su mente ve a los hijos de José como una especie de recompensa.

48.22 La palabra utilizada aquí que significa “hombro”, y se refiere tanto a la ladera de una montaña como a la ciudad de Siquem, que lleva el nombre de dicha ladera. En 33:18, se registra que Jacob compró un pedazo de tierra en Siquem, y en Josué 24:32 se afirma que José fue enterrado allí más tarde. También se hace referencia en Juan 4:5 como la tierra que Jacob le dio a José.

49.4 Ver 35:22.

49.5 Ver 34:25.

49.10 “Siloé”: hay un considerable desacuerdo entre los comentaristas sobre esta palabra. Muchos ven esto como una profecía relacionada con el Mesías.

49.11 La intención de este versículo es que los descendientes de Judá tuvieran tal prosperidad que pudieran permitirse atar asnos a sus viñas y tener tanto vino que pudieran lavar sus ropas con él.

49.14 “Alforjas”: o, “rediles”.

49.16 Dan significa juez, ver 30:6.

49.21 “Da a luz a hermosos cervatillos”: o “transmite hermosas palabras”.

49.25 “Muchos hijos”: literalmente “pechos y matriz”.

49.26 El hebreo de este versículo no está claro.

49.27 “Destruye a sus enemigos”: literalmente “come de la presa”.

50.11 “Abel-Mizraim”: significa “luto de los egipcios”.

50.20 Ver 45:5, 45:7.

50.25 “Cuando te vayas”: añadido para mayor claridad.