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Versión Biblia Libre, Nuevo Testamento (2018)

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Josué

1  1 Tras la muerte de Moisés, el siervo del Señor, el Señor habló con Josué, el hijo de Nun, que había sido asistente de Moisés. Y le dijo: 2 “Mi siervo Moisés ha muerto. Así que ve y cruza el Jordán, tú y todo el pueblo, y entren en el país que yo le entrego a los israelitas. 3 Como se lo prometí a Moisés, dondequiera que pongas un pie, será tierra que yo te daré,[fn] 4 desde el desierto hasta el Líbano, y hasta el río Éufrates; toda la tierra de los hititas, y hasta la costa oeste del Mar Mediterráneo. Este será su territorio. 5 Nadie podrá enfrentarse a ti mientras vivas. Tal como lo hice con Moisés, estaré contigo. Nunca te dejaré y nunca te abandonaré.

6 “¡Sé fuerte! ¡Sé valiente! Serás el líder del pueblo mientras habiten la tierra que le prometí a sus antepasados. 7 Sé fuerte y muy valiente, y asegúrate de obedecer toda la ley que mi siervo Moisés te ha ordenado seguir. No te apartes de ella, ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito en todo lo que hagas. 8 Sigue recordándole al pueblo la ley.[fn] Mediten en ella de día y de noche, para estés seguro de hacer lo que es debido. Entonces tendrás éxito y prosperarás en lo que hagas. 9 No te olvides lo que te dije: ¡Sé fuerte! ¡Sé valiente! ¡No tengas miedo! ¡No te desanimes! Porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas”.

10 Entonces Josué le dio una orden a los líderes del pueblo: 11 “Vayan por todo el campamento y díganle al pueblo: ‘Preparen todo, porque en tres días cruzaremos el Jordán, para ir a tomar la tierra que Dios les da’”.

12 Pero a las tribus de Rubén y Gad, y a la mitad de la tribu de Manasés, Josué les dijo: 13 “Recuerden lo que Moisés, el siervo del Señor, les ordenó hacer: ‘El Señor su Dios les está dando descanso, y les dará esta tierra’. 14 Sus esposas, hijos, y su ganado se quedarán aquí en la tierra que Moisés les asignó[fn] cuando estaban al oriente del Jordán. Pero todos sus hombres armados, listos para la batalla, irán delante y cruzarán primero para ayudarles, 15 hasta que el Señor les de descanso, como los ha dejado descansar a ustedes, y cuando hayan tomado posesión de la tierra que el Señor les entrega. Entonces podrán regresar y ocupar la tierra que Moisés les asignó al oriente del Jordán”.

16 Entonces ellos le dijeron a Josué: “Haremos todo lo que nos has dicho, e iremos a donde nos envíes. 17 Te obedeceremos como obedecimos a Moisés en todo. Que el Señor Dios esté contigo como estuvo con Moisés. 18 Cualquiera que se rebele contra lo que dices y no siga tus órdenes, y quienquieraque no obedezca todo lo que dices, será ejecutado. ¡Sé fuerte! Sé valiente!”

2  1 Entonces Josué, hijo de Nun, envió en secreto a dos espías de Sitín.[fn] Y les dijo: “Vayan y exploren[fn] la tierra, especialmente el territorio de Jericó”. Entonces ellos se fueron, y se hospedaron en la casa de una mujer llamada Rahab, que era una prostituta. Allí pasaron la noche. 2 Pero al rey de Jericó le informaron: “Mira, unos israelitas han venido aquí esta noche para espiar el territorio”. 3 Así que el rey de Jericó envió órdenes a Rahab, diciéndole: “Entrega a los hombres que vinieron a visitarte y quédate en tu casa, porque han venido a espiar todo nuestro país”.

4 La mujer se había llevado a los dos hombres y los había escondido. Y le dijo a los mensajeros del rey:[fn] “Sí, es verdad, los hombres vinieron a visitarme, pero no sabía de dónde eran. 5 Se fueron al atardecer, justo cuando se cerraba la puerta de la ciudad. No tengo ni idea de adónde fueron. Si son rápidos, pueden ir tras ellos y quizás los alcancen”. 6 (Ella los había llevado hasta el tejado y los había escondido debajo de unos fardos de lino que tenía allí).

7 Los mensajeros del rey fueron tras los hombres por el camino que lleva a la orilla del río Jordán. Tan pronto como los perseguidores se fueron, la puerta de la ciudad se cerró tras de ellos.

8 Antes de que los espías se durmieran, Rahabsubió al tejado para hablar con ellos. 9 Les dijo: “Sé que el Señor les ha dado esta tierra. Todos estamos aterrorizados de ustedes. Todos los que viven aquí temen en gran manera desde que ustedes llegaron. 10 Hemos oído cómo el Señor secó las aguas del Mar Rojo delante ustedes cuando salieron de Egipto, y lo que le hicieron a los dos reyes de los amorreos al Este del Jordán, Sijón y Og, a quienes destruyeron por completo. 11 Al oír esto, nuestro ánimo decayó. A nadie le quedó ningún espíritu de lucha por causa de ustedes. Porque el Señor su Dios es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra. 12 Así que ahora prométanme en el nombre del Señor que como he actuado de buena fe con ustedes, entonces ustedes harán lo mismo por mi familia. Denme una señal de que puedo confiar en ustedes, 13 y que apartarán a mi padre y a mi madre, así como a mis hermanos y hermanas, y a todos los que forman parte de sus familias, y que los salvarán de la muerte”.

14 “¡Nuestras vidas por las vidas de ellos!” le respondieron los hombres. “Si no le dices a nadie sobre esto, te trataremos justa y fielmente cuando el Señor nos entregue la tierra”.

15 Entonces ella los hizo descender con una cuerda por la ventana, pues la casa donde vivía estaba construida en el exterior de la muralla de la ciudad.

16 “Corran hacia las colinas”, les dijo. “Así quienes los persiguen no los encontrarán. Quédense allí tres días hasta que ellos se hayan ido a casa, y entonces podrán seguir su camino”.

17 Los hombres le habían dicho: “Seremos liberados de la promesa que nos hiciste jurar, 18 a menos que cuando entremos en esta tierra, cuelgues un cordón escarlata en la ventana por la que nos bajaste. Debes reunir en la casa a tu padre, tu madre y tus hermanos, y a toda la familia. 19 Si alguien sale de tu casa y es asesinado, es su culpa y no somos responsables de su muerte. Pero si alguien pone una mano sobre alguien que está dentro de su casa, asumimos toda la responsabilidad de su muerte. 20 Pero si le dices a alguien sobre esto entonces seremos liberados de la promesa que nos hiciste jurar”.

21 “Estoy de acuerdo, que sea como ustedes lo han dicho”, respondió. Y así los envió, y colgó un cordón escarlata en su ventana.

22 Ellos subieron a las colinas y se quedaron allí tres días. Los hombres que los perseguían buscaron por todo elcamino pero no pudieron encontrarlos, así que volvieron a casa. 23 Entonces los dos hombres regresaron. Bajaron de las colinas y cruzaron el Jordán. Fueron a ver a Josué y le explicaron todo lo que les había pasado.

24 “El Señor ha puesto esta tierra en nuestras manos”, le aseguraron. “¡Toda la gente que vive allí se muere de espanto por causa de nosotros!”

3  1 A la mañana siguiente, Josué y los israelitas salieron de Sitín y llegaron a la orilla del Jordán. Allí pasaron la noche antes de cruzar.

2 Tres días después, los líderes del pueblo pasaron por el campamento 3 diciéndoles: “Cuando vean el Arca del Pacto del Señor su Dios siendo llevada por los sacerdotes, los levitas, deben salir del lugar donde estén y seguirla. 4 Así sabrán qué camino tomar, ya que no han estado aquí antes. Mantengan una distancia de 3.000 pies entre ustedes y el Arca. ¡No se acerquen!”

5 Entonces Josué le dijo al pueblo: “Asegúrense de estar puros,[fn] porque mañana el Señor hará cosas asombrosas entre ustedes”.

6 Josuéles habló a los sacerdotes:[fn] “Tomen el Arca del Pacto y vayan delante del pueblo”. Entonces ellos levantaron el Arca del Pacto y marcharon delante del pueblo.

7 El Señor le dijo a Josué: “Lo que hago hoy te confirmará como gran líder a la vista de todos los israelitas, para que se den cuenta de que así como estuve con Moisés, estaré contigo. 8 Dile a los sacerdotes que llevan el Arca del Pacto: ‘Cuando lleguen a cruce del Jordán, den unos pasos hacia el agua y luego deténganse allí’”.

9 Entonces Josué les dijo a los israelitas: “Vengan aquí y escuchen lo que el Señor su Dios les quiere decir. 10 Así sabrán que el Dios vivo está aquí con ustedes”, les dijo. “Tengan la seguridad de que Él expulsará delante de ustedes a los cananeos, a los hititas, a los heveos, a los ferezeos, a los guirgaseos, a los amorreos y a los jebuseos. 11 Sólo recuerden: el Arca del Pacto del Señor de toda la tierra cruzará el Jordánantes que ustedes. 12 Elijan doce hombres de las tribus de Israel, uno por tribu.[fn] 13 En el momento en que los sacerdotes que llevan el Arca pisen el agua, el río dejará de fluir y el agua se amontonará”. 14 Así que el pueblo recogió el campamento y se dispuso a cruzar el Jordán, y los sacerdotes que llevaban el Arca iban adelante.

15 Como era la temporada de la cosecha, el Jordán estaba lleno de agua, y sus orillas se desbordaban. Pero tan ponto como los sacerdotes que llevaban el Arca entraron en el agua, el río dejó de fluir. 16 El agua se amontonó mucho más arriba, en la ciudad de Adán, cerca de Zaretán, mientras que río abajo ya no fluía más agua hacia el Mar Muerto. De este modo el pueblo pudo cruzar el río, frente a Jericó. 17 Los sacerdotes que llevaban el Arca se mantuvieron firmes y en pie en el lecho seco del río Jordán mientras todo el pueblo pasaba. Y se quedaron allí hasta que todos hubieron cruzado y se encontraban en tierra seca.

4  1 Cuando toda la nación terminó de cruzar el Jordán, el Señor le dijo a Josué: 2 “Escoge doce hombres del pueblo, uno por tribu, 3 y diles: ‘Recojan doce piedras del medio del Jordán, donde están los sacerdotes. Luego llévenlas y déjenlas en el lugar donde acamparán esta noche’”. 4 Entonces Josué mandó llamar a los doce hombres que había elegido, uno de cada tribu, 5 y les dijo: “Vuelvan y entren hasta la mitad del Jordán, justo delante del Arca del Pacto del Señor su Dios, y cada uno de ustedes, elija una piedra y llévenla sobre sus hombros, uno por cada una de las tribus de Israel. 6 Este será un monumento entre ustedes, para que un día, cuando sus hijos pregunten: ‘¿Qué significan estas piedras?’ 7 ustedes puedan responderles: ‘Son un recordatorio de cuando el río Jordán dejó de fluir mientras el Arca del Pacto del Señor cruzaba el río. Cuando el arca cruzó, el agua se detuvo. Estas piedras son un recordatorio eterno para el pueblo de Israel’”.

8 Entonces el pueblo de Israel hizo lo que Josué les dijo. Los hombres recogieron doce piedras del medio del Jordán como el Señor le había ordenado a Josué. Las llevaron al lugar donde acamparon durante la noche y las colocaron allí, una por cada una de las tribus de Israel. 9 Josué también colocó doce piedras en medio del Jordán justo donde los sacerdotes que llevaban el Arca del Pacto se habían quedado en pie, y siguen allí hasta el día de hoy.

10 Los sacerdotes que llevaban el Arca permanecieron de pie en medio del Jordán hasta que todo se hizo tal como el Señor le había dicho al pueblo, todo lo que Moisés le había dicho a Josué.[fn] Y el pueblo cruzó rápidamente. 11 Después que todo el pueblo cruzó, pudieron ver a los sacerdotes llevando el Arca del Señor.[fn]

12 Los hombres armados de las tribus de Rubén y Gad, y la mitad de la tribu de Manasés cruzaron, yendo a la cabeza del pueblo de Israel, como Moisés lo había estipulado. 13 Fueronunos 40.000 hombres, armados y listos para la batalla, los que cruzaron en presencia del Señor a las llanuras de Jericó.

14 Ese día el Señor confirmó a Josué como gran líder a la vista de todos los israelitas, y ellos se maravillaron de él como lo habían hecho con Moisés.

15 El Señor le había dicho a Josué: 16 “Dile a los sacerdotes que llevan el Arca del Testimonio[fn] que salgan del Jordán”. 17 Así que Josué les dijo a los sacerdotes, “Salgan del Jordán”. 18 Los sacerdotes salieron del Jordán llevando el Arca del Testimonio, y tan pronto como sus pies tocaron tierra seca, las aguas del Jordán volvieron a donde habían estado, desbordando sus orillas como antes.

19 El pueblo salió del Jordán y acampó en Gilgal, al oriente de Jericó, el décimo día del primer mes.[fn] 20 Josué colocó en Gilgal las doce piedras que habían sido tomadas del Jordán. 21 Y entonces les dijo a los israelitas: “El día que sus hijos les pregunten a sus padres: ‘¿Qué significan estas piedras?’ 22 ustedes podrán explicarles: ‘Aquí es donde los israelitas cruzaron el Jordán en tierra seca’. 23 Porque el Señor su Dios hizo que el río Jordán se secara delante de ustedes para que todos pudieran cruzarlo, así como lo hizo en el Mar Rojo, que se secó para que todos pudiéramos cruzarlo. 24 Y lo hizo para que todos en la tierra supieran cuán poderoso es el Señor, y para que ustedes se maravillaran del Señor su Dios para siempre”.

5  1 Cuando todos los reyes amorreos al Oeste del Jordán y todos los reyes cananeos de la costa mediterránea oyeron cómo el Señor había secado las aguas del río Jordán para que los israelitas pudieran cruzarlo, su ánimo decayó y ya no tenían ningún espíritu de lucha para enfrentarse a los israelitas.

2 En ese momento, el Señor le dijo a Josué: “Haz cuchillos de piedra y circuncida a la nueva generación[fn] de israelitas”. 3 Josué mandó a hacer cuchillos de piedra y todos los israelitas varones fueron circuncidados en el lugar que más adelante se conoció como “la colina de los prepucios”. 4 Y esta es la razón por la que Josué los hizo circuncidar a todos: todos los que salieron de Egipto, los hombres en edad de luchar, habían muerto en el viaje, en medio del desierto, después del Éxodo. 5 Todos habían sido circuncidados cuando salieron de Egipto, pero los nacidos en el viaje desde entonces no lo habían hecho. 6 Durante cuarenta años los israelitas viajaron por el desierto hasta que todos los hombres en edad de luchar cuando salieron de Egipto ya habían muerto, porque no habían hecho lo que el Señor les había dicho que hicieran. Así que el Señor había prometido que no les dejaría ver la tierra que había prometido a sus antepasados que nos daría, una tierra que fluye leche y miel. 7 El Señor los reemplazó con sus hijos, y estos fueron los que Josué circuncidó. No estaban circuncidados porque no habían sido circuncidados en el camino. 8 Una vez que todos fueron circuncidados, se quedaron en el campo hasta que se recuperaron.

9 Entonces el Señor le dijo a Josué: “Hoy he quitado de todos ustedes la desgracia de Egipto”.[fn] Así que ese lugar se ha llamado Gilgal hasta hoy. 10 Los israelitas acamparon en Gilgal y celebraron allí la Pascua en la tarde del día 14 del primer mes. 11 A partir del día siguiente, comenzaron a comer los productos de la tierra: pan sin levadura y grano asado. 12 El mismo día en que comenzaron a comer el producto de la tierra no hubo más maná. Desde ese momento, los israelitas no volvieron a comer maná, y en cambio comíanlo que la tierra de Canaán producía.

13 Un día, cuando Josué estaba cerca de Jericó, levantó la vista y vio a un hombre parado frente a él con una espada desenvainada en su mano. Josué se acercó a él y le preguntó: “¿Estás a favor o en contra de nosotros?”

“Ninguna de las dos cosas”, dijo el hombre. “Soy el comandante del ejército del Señor. ¡Ahora estoy aquí!”

14 Josué cayó al suelo con el rostro en alto. Y entonces dijo: “¿Qué órdenes tiene mi señor para su siervo?”

15 El comandante del ejército del Señor le dijo a Josué: “Quítate las sandalias, porque el lugar donde estás es tierra santa”. Y Josué lo hizo.

6  1 Las puertas de Jericó se cerraron y se prohibieron por culpa de los israelitas. No se le permitía a nadie entrar o salir. 2 Pero el Señor le dijo a Josué: “Te entrego la ciudad de Jericó, junto con su rey y su ejército de guerreros. 3 Marcha alrededor de la ciudad con tus hombres armados una vez al día durante seis días. 4 Siete sacerdotes irán delante del Arca, cada uno con un cuerno de carnero. El séptimo día, marchen siete veces alrededor de la ciudad, con los sacerdotes soplando sus cuernos de carnero. 5 Cuando escuchen un largo golpe en los cuernos de los carneros, todos darán un grito muy fuerte. Las murallas de la ciudad se derrumbarán, y todo el mundo podrá entrar”.

6 Así que Josué, hijo de Nun, mandó a llamar a los sacerdotes, y les dijo: “Levanten el Arca del Pacto, y que siete sacerdotes lleven siete cuernos de carnero y vayan delante del Arca del Señor”. 7 Luego le dijo al pueblo: “¡Muévanse! ¡Marchen alrededor de la ciudad con los hombres armados delante del Arca del Señor!” 8 Cuando Josué terminó de hablarle al pueblo, los siete sacerdotes que llevaban los siete cuernos de carnero en presencia del Señor, comenzaron a soplar los cuernos, con el Arca tras ellos. 9 Algunos de los hombres armados marchaban delante de los sacerdotes haciendo sonar los cuernos, mientras que otros seguían el Arca, haciendo sonar los cuernos continuamente. 10 Sin embargo, Josué les ordenó: “No griten, ni hablen. No digan nada hasta que yo les de la orden de gritar, ¡solo entonces griten!” 11 Así que el Arca del Señor fue llevada por todo alrededor de la ciudad, y dieron una vuelta. Luego regresaron al campamento y pasaron la noche allí.

12 Josué se levantó temprano en la mañana, y los sacerdotes recogieron el Arca del Señor. 13 Los siete sacerdotes con los siete cuernos de carnero iban delante del Arca del Señor, haciendo sonar los cuernos. Los hombres armados iban adelante ellos y detrás del Arca del Señor, haciendo sonar continuamente los cuernos. 14 Así que el segundo día marcharon alrededor de la ciudad, dándole una vuelta, y volvieron al campamento. E hicieron esto por un total de seis días.

15 El séptimo día, se levantaron al amanecer y marcharon alrededor de la ciudad de la manera habitual, salvo que este día le dieron siete vueltas a la ciudad. 16 La séptima vez, cuando los sacerdotes soplaron los cuernos, Josué le dijo al pueblo: “¡Griten, porque hoy el Señor nos ha dado la ciudad! 17 La ciudad y todo lo que hay en ella será apartado para el Señor y destruido.[fn] Sólo Rahab, la prostituta, y todos los que estén con ella en su casa se salvarán, porque ella escondió a los espías que enviamos. 18 Pero no se acerquen a ninguna de las cosas que se han apartado para el Señor, porque si se llevan algo, ustedes también serán destruidos, y además provocarán un desastre en el campamento de Israel. 19 Así que toda la plata y el oro, y todo lo que sea de bronce y hierro, son sagrados para el Señor y deben ser puestos en el tesoro del Señor”.

20 Tan pronto como oyeron el sonido de las bocinas, el pueblo dio un fuerte grito,[fn] y las murallas de la ciudad se derrumbaron. Los hombres entraron de inmediato y capturaron la ciudad. 21 Destruyeron todo lo que había en la ciudad: hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, ganado, ovejas y burros, todos fueron asesinados con espada.

22 Josué lehabía dicho a los dos hombres que habían ido a explorar la tierra: “Vayan a la casa de la prostituta Rahab y sáquenla junto con toda su familia, tal como se lo prometieron” 23 Así que los espías fueron y sacaron a Rahab, a su padre y a su madre, y a todos los que estaban con ella. Sacaron a toda la familia y los llevaron a un lugar cerca del campamento israelita.

24 Los israelitas quemaron la ciudad y todo lo que había en ella, excepto la plata y el oro, y todo lo que estaba hecho de bronce y hierro, lo cual pusieron en el tesoro de la casa del Señor. 25 Josué salvó a Rahab, la prostituta, y a su familia porque escondió a los hombres que Josué había enviado a espiar a Jericó. Y ella vive entre los israelitas hasta el día de hoy.

26 En ese momento Josué declaró una maldición, diciendo: “Maldito sea ante el Señor todo aquel que intente reconstruir esta ciudad de Jericó. Él pone sus cimientos a costa de su hijo primogénito; él pone sus puertas a costa de su hijo menor”.

27 Y el Señor estaba con Josué, y su fama se extendió por toda la tierra.

7  1 Sin embargo, los israelitas no habían sido fieles respecto a las cosas apartadas para el Señor. Acán había tomado algunas de ellas, lo cual hizo que el Señor se enojara mucho con los israelitas. Acán era hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá. 2 Josué envió hombres desde el campamento cerca[fn] de Jericó a la ciudad de Hai, que está cerca de Bet-avén, al este de Bet-el. “Vayan y exploren la tierra”, les dijo. Así que fueron y exploraron alrededor de Hai. 3 Cuando regresaron, le dijeron a Josué: “No necesitamos a todo el ejército. Dos o tres mil hombres serán suficientes para atacar la ciudad de Hai. No te molestes en enviarlos a todos, pues sólo hay unos pocos”. 4 Así que alrededor de tres mil hombres fueron a luchar, pero fueron golpeados por los hombres de Hai y tuvieron que irse huyendo. 5 Los hombres de Hai mataron a unos treinta y seis de ellos, persiguiendo a los israelitas desde la puerta del pueblo hasta que fueron derrotados,[fn] matándolos mientras descendían. Los israelitas se asustaron y perdieron todo su espíritu para luchar.

6 Entonces Josué rasgó sus ropas[fn] y cayó de bruces al suelo delante del Arca del Señor hasta la noche. Los ancianos hicieron lo mismo, y él y los ancianos se echaron polvo en la cabeza. 7 Josué gritó: “¿Por qué, oh por qué, Señor Dios, nos trajiste al otro lado del río Jordán sólo para entregarnos a los amorreos para que nos destruyan? ¡Deberíamos habernos conformado con quedarnos al otro lado del Jordán! 8 Perdona, Señor, pero ¿qué puedo decir ahora que Israel ha dado la espalda y ha huido de sus enemigos? 9 Los cananeos y todos los que viven en la tierra vendrán y nos rodearán y nos aniquilarán tan completamente que incluso nuestro nombre será olvidado. ¿Y qué pasará con tu gran nombre?”

10 Pero el Señor le respondió a Josué: “¡Levántate! ¿Qué crees que haces acostado sobre tu rostro de esa manera? 11 Israel ha pecado y ha quebrantado[fn] mi acuerdo, el cual les ordené cumplir. Se han llevado algunas de las cosas que me habían apartado; han actuado con deshonestidad; han escondido los objetos robados junto con sus propias pertenencias. 12 Por eso los israelitas no pueden hacer frente a sus enemigos. Por eso dan la espalda y huyen de sus enemigos, y han sido apartados para la destrucción.[fn] No podrán hacer frente a sus enemigos hasta que no hayan quitado de entre ustedes lascosas apartadas para la destrucción. 13 Levántate y asegúrate de que el pueblo esté puro. Diles: ‘Purifíquense para mañana, porque así lo dice el Señor, el Dios de Israel: Hay cosas reservadas para mí que están escondidas entre ustedes, pueblo de Israel. No podrán enfrentarse a sus enemigos hasta que tales cosas sean eliminadas por completo. 14 Por la mañana, te presentarás, tribu por tribu. La tribu que elija[fn] el Señor se presentará clan por clan. El clan que el Señor elija se presentará familia por familia. La familia que el Señor elija se presentará hombre por hombre. 15 El que sea sorprendido en posesión de lo que fue apartado para la destrucción, será quemado con fuego,[fn] junto con todo lo que es suyo, porque rompió el acuerdo del Señor y cometió un acto terrible en Israel’”.

16 Josué se levantó temprano a la mañana siguiente y llamó a Israel al frente, tribu por tribu. 17 La tribu de Judá fue elegida. Los clanes de Judá se presentaron y los zerahitas fueron elegidos. El clan de los zerahitas se presentó y se eligió a la familia de Zabdi.[fn] 18 La familia de Zabdi se presentó, y Acán, hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá, fue elegido.

19 Entonces Josué le dijo a Acán: “Hijo mío, honra a Jehová, el Dios de Israel, y confiesa. Dime lo que has hecho. No me lo ocultes”.

20 “¡Es verdad!” respondió Acán. “He pecado contra el Señor, el Dios de Israel. Yo lo he hecho. 21 A Entre el botín vi un hermoso manto de Babilonia, doscientos siclos de plata y un lingote de oro que pesaba cincuenta siclos.[fn] En realidad deseaba tenerlos, así que los tomé. Están escondidos en el suelo dentro de mi tienda, con la plata enterrada más profundamente”. 22 Josué envió hombres que corrieron a revisar la tienda. Encontraron lo que estaba escondido, con la plata enterrada aún más profundamente. 23 Los hombres sacaron las cosas de la tienda y se las llevaron a Josué y a todos los israelitas. Allí las extendieron ante el Señor.

24 Entonces Josué, con todos los israelitas, tomó a Acán, hijo de Zera, la plata, el manto y el lingote de oro, junto con sus hijos e hijas, su ganado, sus asnos, sus ovejas y su tienda – todo lo que tenía – ylos llevó al valle de Acor.[fn] 25 Entonces Josué dijo a Acán: “¿Por qué nos has traído tantos problemas? Hoy el Señor te traerá problemas”. Todos los israelitas apedrearon a Acán. Luego, cuando apedrearon a los demás, quemaron sus cuerpos. 26 Colocaron sobre él un gran montón de piedras que aún perdura. El Señor ya no estaba enojado. Por eso el lugar fue llamado el Valle de Acor desde entonces.

8  1 El Señor le dijo a Josué: “¡No tengas miedo ni te desanimes! Toma a todos los combatientes contigo y ataca a Hai, porque te voy a entregar al rey de Hai, a su pueblo, a su ciudad y a su tierra. 2 Harás con Hai y su rey lo mismo que hiciste con Jericó y su rey. Sin embargo, esta vez podrán quedarse con el botín y el ganado. Preparen una emboscada detrás de la ciudad”.

3 Así que Josué y todo el pueblo se prepararon para atacar a Hai. Escogió a treinta mil de sus mejores combatientes y los envió de noche. 4 Les ordenó: “Pongan una emboscada detrás de la ciudad, no muy lejos. Todos deben estar preparados. 5 Cuando yo y el resto de los hombres que me acompañan nos acerquemos a la ciudad, los defensores saldrán corriendo a atacarnos como antes, y nosotros huiremos de ellos. 6 Nos perseguirán mientras los alejamos de la ciudad, porque se dirán unos a otros: ‘Están huyendo de nosotros igual que antes’. 7 Mientras nosotros huimos de ellos, ustedes se levantarán de sus posiciones de emboscada y tomarán la ciudad, pues el Señor Dios se las entregará. 8 Una vez que hayan capturado la ciudad, préndanle fuego, como lo ha ordenado el Señor. Sigan sus órdenes”.

9 Josué los envió, y fueron a tender una emboscada entre Betel y el lado occidental de Hai. Pero esa noche Josué se quedó con el pueblo en el campamento. 10 A la mañana siguiente, Josué se levantó temprano, reunió al pueblo y subió a atacar a Hai, acompañado por los ancianos de Israel. 11 Todos los combatientes que estaban con él se acercaron al frente de la ciudad y acamparon allí, en el lado norte, con un valle entre ellos y Hai. 12 Tomó unos cinco mil hombres y los puso en emboscada entre Betel y Hai, al oeste de la ciudad. 13 Así que el ejército tomó sus posiciones: el ejército principal al norte de la ciudad, y la emboscada al oeste. Josué fue esa noche al valle.

14 En cuanto el rey de Hai se percató de la situación, salió de madrugada con todos sus hombres para atacar a los israelitas en el mismo lugar donde lo habían hecho antes, en un lugar que daba al valle del Jordán.[fn] Él no sabía de la emboscada que les esperaba al otro lado de la ciudad. 15 Josué y los israelitas se dejaron llevar y huyeron en dirección al desierto. 16 Todos los hombres de la ciudad fueron llamados a salir a perseguirlos, y mientras perseguían a Josué, se alejaron de la ciudad. 17 No quedó un solo hombre en Hai y Betel[fn] que no saliera a perseguir a los israelitas. Así dejaron la ciudad indefensa mientras perseguían a los israelitas. 18 Entonces el Señor le dijo a Josué: “Levanta la lanza que tienes en la mano y apunta a Hai, porque te la voy a entregar”. Así que Josué levantó la lanza en su mano y apuntó a la ciudad.

19 En cuanto vieron esta señal, los hombres que estaban emboscados se levantaron y entraron corriendo en la ciudad. La capturaron y rápidamente le prendieron fuego. 20 Cuando los hombres de Hai miraron hacia atrás, vieron el humo que se elevaba hacia el cielo desde la ciudad. No tenían adonde huir, porque los israelitas que habían estado huyendo hacia el desierto se volvieron ahora contra sus perseguidores. 21 Cuando Josué y los israelitas vieron que el grupo de la emboscada había capturado la ciudad y que de ella salía humo, se volvieron y atacaron a los hombres de Hai. 22 Los hombres de la emboscada también salieron de la ciudad y los atacaron, por lo que quedaron atrapados en la mitad, con los israelitas a ambos lados. Los israelitas los redujeron, y ni un solo hombre sobrevivió o pudo escapar. 23 Sólo el rey de Hai fue capturado vivo, y fue llevado ante Josué.

24 Cuando los israelitas terminaron de matar a los hombres de Hai que los habían perseguido hacia el desierto – unavez que todos habían sido pasados por la espada –, todo el ejército israelita regresó a la ciudad y mató a todos los que vivían allí. 25 Los muertos de aquel día, contando hombres y mujeres, fueron doce mil, quienes eran todos los habitantes de Hai. 26 Porque Josué había continuado con su lanza hasta que todo el pueblo de Hai había sido destruido.[fn] 27 Los israelitas sólo se llevaron el ganado y el botín de la ciudad, como el Señor le lo había ordenado a Josué. 28 Así que Josué quemó la ciudad de Hai, convirtiéndola definitivamente en un montón de ruinas donde nadie vive hasta el día de hoy. 29 Mató al rey de Hai y colgó su cuerpo en un árbol hasta la noche. Cuando se puso el sol, Josué ordenó que bajaran el cuerpo. Lo arrojaron frente a la entrada de la puerta de la ciudad y amontonaron sobre él un montón de piedras que todavía está allí.

30 Luego Josué construyó un altar en el monte Ebal para el Señor, el Dios de Israel. 31 Hizo lo que Moisés, el siervo del Señor, le había dicho a los israelitas que hicieran, según consta en el libro de la Ley de Moisés: un altar de piedras sin cortar que nadie hubiera trabajado con herramientas de hierro. Sobre el altar hicieron holocaustos y sacrificios de comunión al Señor. 32 Allí, en presencia de los israelitas, Josué inscribió en las piedras una copia de la Ley de Moisés. 33 Todos los israelitas, los ancianos, los oficiales y los jueces se colocaron en dos grupos uno frente al otro, con los sacerdotes, los levitas y el Arca del Acuerdo del Señor entre ellos. La mitad de ellos se colocó frente al monte Gerizim, y la otra mitad frente al monte Ebal, tal como Moisés había ordenado, para la bendición del pueblo esta primera vez.[fn] 34 Entonces Josué leyó en voz alta toda la Ley: todas las bendiciones y maldiciones registradas en el libro de la Ley. 35 Josué leyó cada palabra de las instrucciones de Moisés a toda la asamblea israelita, incluidas las mujeres, los niños y los extranjeros que vivían entre ellos.

9  1 Todos los reyes al oeste del Jordán se enteraron de lo sucedido. Entre ellos estaban los reyes de los hititas, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos que vivían en la región de las colinas, en las tierras bajas y a lo largo de la costa hasta el Líbano. 2 Así que se reunieron para luchar juntos como un ejército unido contra Josué y los israelitas.

3 Pero cuando el pueblo de Gabaón se enteró de lo que Josué le había hecho a Jericó y a Hai, 4 decidieron un plan astuto. Enviaron mensajeros a Josué, con sus burros que llevaban monturas desgastadas y cargaban odres viejos que estaban rotos y remendados. 5 Se pusieron sandalias gastadas que habían sido remendadas y llevaban ropas viejas. Todo su pan estaba seco y enmohecido.[fn] 6 Se dirigieron a Josué en el campamento de Gilgal y le dijeron a él y a los hombres de Israel: “Hemos venido de una tierra lejana, así que por favor hagan un tratado[fn] con nosotros”.

7 Pero los israelitas dijeron a los heveos: “Tal vez ustedes vivan cerca. Si es así, no podemos hacer un tratado con ustedes”.

8 “Somos sus siervos”, respondieron.

“Pero ¿quiénes son ustedes? ¿De dónde vienen?” preguntó Josué.

9 “Nosotros tus siervos hemos venido de una tierra lejana”, respondieron. “Porque hemos oído hablar de la reputación del Señor, su Dios, y de todo lo que hizo en Egipto, 10 y de lo que hizo a los dos reyes amorreos al este del Jordán: a Sejón, rey de Hesbón, y a Og, rey de Basán, que gobernaba en Astarot.[fn] 11 Así que nuestros jefes[fn] nos djieron a nosotros y a todos los habitantes de nuestra tierra: Llévense lo que necesiten para el viaje. Únanse a ellos y díganles: ‘Somos tus siervos. Por favor, hagan un tratado con nosotros’. 12 ‘Miren este pan. Estaba caliente cuando lo sacamos de nuestras casas el día que salimos para venir aquí. Pero ahora está seco y mohoso, como pueden ver. 13 Estos odres eran nuevos cuando los llenamos, pero mírenlos ahora: están rotos y dañados. Estas ropas nuestras y nuestras sandalias están desgastadas porque el viaje ha sido muy largo’”. 14 Los israelitas probaron algunos de los alimentos. Sin embargo, no consultaron al Señor. 15 Entonces Josué hizo un tratado con ellos, prometiendo perdonarles la vida, y los líderes de la asamblea hicieron un juramento para garantizarlo.

16 Tres días después de haber hecho el tratado, los israelitas se enteraron de que los gabaonitas vivían cerca, ¡justo en medio de ellos! 17 Entonces los israelitas partieron para ir a las ciudades gabaonitas, y llegaron allí al tercer día. Las ciudades eran Gabaón, Cafira, Berot y Quiriat Yearín. 18 Pero los israelitas no los atacaron debido al tratado que habían jurado los líderes de la asamblea en nombre del Señor, el Dios de Israel. Ante esto, todos los israelitas protestaron contra los líderes. 19 Pero los líderes respondieron al pueblo: “Les hemos jurado por el Señor, el Dios de Israel, así que ahora no podemos ponerles la mano encima. 20 Así que esto es lo que vamos a hacer con ellos. Los dejaremos vivir, para que no seamos castigados por romper el juramento que les hicimos”. 21 Los líderes concluyeron: “Déjenlos vivir”. Así que los gabaonitas se convirtieron en leñadores y aguadores al servicio de toda la asamblea, como habían ordenado los líderes israelitas.

22 Entonces Josué convocó a los gabaonitas y les preguntó: “¿Por qué nos han engañado? ¡Nos dijeron que vivíamos lejos de ustedes, pero resulta que ustedes viven al lado de nosotros! 23 Ahora, como consecuencia, ustedes estarán bajo una maldición. Desde ahora serán para siempre siervos, leñadores y aguadores de la casa de mi Dios”.

24 Entonces ellos le respondieron a Josué: “A nosotros, tus siervos, se nos dijo muy claramente que el Señor, tu Dios, le había ordenado a Moisés que te diera toda esta tierra, y que todos sus habitantes debían ser exterminados ante ustedes. Así que temimos mucho por nuestras vidas a causa de ustedes. Por eso hicimos lo que hicimos. 25 Ahora estamos en tus manos. Haz con nosotros lo que consideres justo y correcto”.

26 Josué hizo lo que había dicho. Los salvó de los israelitas, para que no los mataran. 27 Aquel día Josué los nombró leñadores y aguadores al servicio de toda la asamblea y para el altar del Señor dondequieraque el Señor quisiera. Eso es lo que hacen hasta el día de hoy.

10  1 Adonisedec, rey de Jerusalén, se enteró de que Josué había capturado a Hai y había destruido la ciudad por completo, como también lo había hecho con Jericó, y que había matado a su rey, al igual que al rey de Jericó. También se enteró de que los gabaonitas habían hecho la paz con los israelitas y se habían aliado con ellos. 2 El pueblo de Jerusalén se asustó mucho por esto, porque Gabaón era una ciudad grande, tan grande como cualquier ciudad gobernada por el rey, aún más grande que Hai, y sus hombres eran fuertes luchadores.

3 Así que Adoni-zedek, rey de Jerusalén, envió un mensaje a Hoham, rey de Hebrón, a Piram, rey de Jarmut, a Jafía, rey de Laquis, y a Debir, rey de Eglón, diciendo: 4 “Vengan y ayúdenme a atacar a Gabaón porque han hecho la paz con Josué y los israelitas”. 5 Así que estos cinco reyes amorreos (los reyes de Jerusalén, Hebrón, Jarmut, Laquis y Eglón) y sus ejércitos se reunieron y partieron. Rodearon a Gabaón y comenzaron su ataque.

6 Los gabaonitas enviaron un mensaje a Josué en el campamento de Gilgal, diciendo: “¡Por favor, no nos abandones, tus siervos! ¡Ven rápido y sálvanos! Necesitamos tu ayuda, pues todos los reyes amorreos de la región montañosa se han unido para atacarnos”.

7 Así que Josué, con todos sus hombres de combate y sus mejores combatientes, partió de Gilgal. 8 El Señor le dijo a Josué: “No tengas miedo de ellos, porque los vencerás. Ni uno solo podrá enfrentarse a ti”.

9 Al marchar toda la noche desde Gilgal, Josué llegó sin avisar. 10 El Señor hizo entrar en pánico a los ejércitos amorreos cuando vieron a los israelitas. Los abatió con un gran golpe en Gabaón; los persiguió hasta Bet-horón, y los redujo en el camino hacia Azeca y Maceda. 11 Mientras huían de los israelitas por la ladera de Bet Jorón, el Señor les arrojó grandes piedras de granizo desde el cielo hasta Azeca. Fueron más los muertos por las piedras de granizo que los muertos por las espadas de los israelitas.

12 El día en que el Señor entregó a los amorreos a los israelitas, Josué habló por[fn] el Señor en presencia de los israelitas, diciendo: “¡Sol, detente sobre Gabaón! ¡Luna, detente sobre el Valle de Ajalón!” 13 El sol dejó de moverse y la luna se quedó quieta, hasta que la nación de Israel infligió la derrota a sus enemigos. (Esto está registrado en el Libro de Jashar[fn]). El sol se detuvo en medio del cielo y no se puso durante un día entero. 14 Nunca antes ni después hubo un día así en el que el Señor escuchara una voz humana de tal manera. Era porque el Señor estaba luchando por Israel. 15 Entonces Josué y todo el ejército regresaron al campamento de Gilgal.

16 Los cinco reyes habían huido y se habían escondido en una cueva en Maceda. 17 Cuando Josué se enteró de que los cinco reyes se habían escondido en una cueva en Maceda, 18 dio esta orden: “Haz rodar algunas piedras grandes para bloquear la entrada de la cueva y haz que algunos hombres la vigilen. 19 Pero no te quedes allí. Persigue al enemigo y atácalo por la retaguardia. No dejes que escapen a sus ciudades, porque el Señor te los ha entregado para que los derrotes”.[fn] 20 Así, Josué y los israelitas los derrotaron totalmente, abatiéndolos y matándolos. Sólo unos pocos sobrevivieron y escaparon a sus ciudades. 21 El ejército regresó con Josué al campamento de Maceda, y nadie se atrevió siquiera a amenazar a los israelitas.[fn]

22 Entonces Josué dijo: “Abran la entrada de la cueva y saquen de ella a los cinco reyes”. 23 Así lo hicieron, sacando a los cinco reyes de la cueva: los reyes de Jerusalén, Hebrón, Jarmut, Laquis y Eglón. 24 Cuando trajeron a los reyes a Josué, éste convocó a todos los combatientes y dijo a los comandantes que habían ido con él: “Vengan aquí y pongan sus pies sobre los cuellos de estos reyes”. Así que se acercaron y les pusieron los pies en el cuello. 25 Josué les dijo: “¡Nuncantengan miedo ni se desanimen! ¡Sean fuertes y valientes! Porque el Señor va a hacer lo mismo con todos los enemigos que ustedes van a combatir” 26 Entonces Josué mató a los reyes y colgó sus cuerpos en cinco árboles y los dejó allí colgados hasta el atardecer.[fn] 27 Al ponerse el sol, Josué dio la orden de bajar sus cuerpos de los árboles y arrojarlos a la cueva donde se habían escondido. Entonces los israelitas amontonaron piedras sobre la entrada de la cueva, y allí permanecen hasta el día de hoy.

28 Ese día Josué capturó a la ciudad de Maceda, matando a todos sus habitantes, incluido el rey. La apartó y la destruyó por completo, así como a todos los que estaban en ella,[fn] sin dejar supervivientes. Mató al rey de Macedatal como había matado al rey de Jericó.

29 Entonces Josué y el ejército israelita salieron de Maceda y fueron a atacar Libna, 30 y el Señor le entregó la ciudad y a su rey a los israelitas. Josué mandó matar a todos los que estaban en ella, sin dejar supervivientes. Mató a su rey como había matado al rey de Jericó.

31 Entonces Josué y el ejército israelita pasaron de Libna a Laquis, rodearon la ciudad y la atacaron. 32 El Señor entregó la ciudad a los israelitas, que la capturaron al segundo día. Josué hizo matar a todos los que estaban en ella, tal como había hecho en Libna. 33 Entonces Horam, rey de Gezer, vino con su ejército a ayudar a Laquis, pero Josué y sus hombres los mataron, sin dejar sobrevivientes.

34 Josué y el ejército israelita avanzaron desde Laquis hasta Eglón, rodeando la ciudad y atacándola. 35 Ese mismo día la capturaron. Josué hizo matar a todos los que estaban en ella ese mismo día. La apartó y la destruyó por completo, tal como había hecho en Laquis.

36 Josué y el ejército israelita dejaron Eglón y fueron a atacar Hebrón. 37 Capturaron la ciudad, así como los pueblos cercanos. Josué hizo matar a todos los habitantes, sin dejar supervivientes. Al igual que había hecho en Eglón, la apartó y la destruyó por completo con todos sus habitantes.

38 Entonces Josué y el ejército israelita se volvieron y fueron a atacar Debir. 39 La capturó, así como a su rey y a todas las ciudades cercanas. Josué hizo matar a todos los habitantes, sin dejar supervivientes. Al igual que había hecho en Hebrón, la apartó y la destruyó por completo, así como a todos sus habitantes. Mató al rey de Debir como había matado al rey de Libna.

40 Así, Josué conquistó toda la tierra – la región montañosa, el Néguev, las estribaciones y las laderas- y a todos sus reyes. No dejó ni un solo sobreviviente. Mató a todos,[fn] tal como el Señor, el Dios de Israel, había ordenado. 41 Josué los destruyó desde Cades-barnea hasta Gaza y toda la tierra desde Gosén[fn] hasta Gabaón. 42 Todos los reyes y sus tierras fueron conquistados por Josué en una sola campaña porque el Señor, el Dios de Israel, luchaba por los israelitas. 43 Josué y el ejército israelita regresaron entonces al campamento de Gilgal.

11  1 Cuando Jabín, rey de Hazor, se enteró de lo sucedido, envió un mensaje[fn] a Jobab, rey de Madón, a los reyes de Simrón y Ajsaf, 2 y a los reyes de la región montañosa del norte, del valle del Jordán al sur de Quinéret,[fn] de las estribaciones del oeste y las estribaciones de Dor al oeste, 3 a los reyes de los cananeos, tanto al este como al oeste, a los amorreos, a los hititas, a los ferezeos, a los jebuseos en la región montañosa, y a los heveos que viven cerca del monte Hermón en la tierra de Mizpa. 4 Todos sus ejércitos se reunieron, una vasta horda tan numerosa como la arena de la orilla del mar, junto con muchísimos caballos y carros. 5 Todos estos reyes unieron sus fuerzas y acamparon junto a las aguas de Merón para luchar contra Israel.

6 El Señor le dijo a Josué: “No temas por ellos, porque mañana a esta hora yo mismo los entregaré a todos a Israel, muertos. Inutiliza sus caballos y quema sus carros”.

7 Josué y el ejército israelita fueron y los atacaron sin previo aviso en las aguas de Merón. 8 El Señor los entregó a los israelitas, que los redujeron y los persiguieron hasta la Gran Sidón y Misrefot Maim, y al este hasta el valle de Mizpa, matándolos hasta que no quedó ninguno. 9 Después Josué hizo lo que el Señor le había ordenado: quebró las patas de los caballos y quemó los carros.

10 Entonces Josué se volvió contra Hazor. La capturó y mató a su rey, pues Hazor era en ese momento el principal de todos estos reinos.[fn] 11 Josué hizo matar a todos los habitantes, sin dejar supervivientes. La apartó y la destruyó por completo: no quedó nadie vivo. Luego incendió Hazor.

12 Josué capturó todas estas ciudades y mató a sus reyes. Las apartó y las destruyó por completo, como lo había ordenado Moisés, el siervo del Señor. 13 Sin embargo, Israel no quemó ninguna de las ciudades construidas sobre montículos, excepto Hazor, que Josué sí quemó. 14 Los israelitas sí tomaron para sí todo el botín y el ganado de estas ciudades. Pero mataron a todos los habitantes, destruyéndolos a todos para que no quedara ninguno vivo. 15 Como el Señor había instruido a Moisés, así Moisés había instruido a Josué. Josué hizo lo que le habían dicho: hizo todo lo que el Señor le había indicado a Moisés.

16 Así, Josué conquistó toda la tierra: la región montañosa, el Néguev, toda la tierra de Gosén, las estribaciones occidentales, el valle del Jordán, las montañas de Israel y las estribaciones orientales. 17 Esto abarcaba la tierra desde el monte Halac que lleva a Seír en el sur, hasta Baal Gad en el norte, debajo del monte Hermón en el valle del Líbano. Josué capturó y mató a todos sus reyes. 18 Josuélibró una larga guerra con todos estos reyes. 19 Ni un solo pueblo hizo la paz con los israelitas, excepto los heveos, los habitantes de Gabaón. Todos los demás fueron conquistados en batalla. 20 Porque el Señor los hizo obstinados, queriendo combatir a los israelitas para que fueran apartados y destruidos por completo, aniquilados sin piedad, como el Señor había instruido a Moisés.

21 Durante este tiempo Josué también aniquiló a los descendientes de Anaki[fn] que vivían en la región montañosa de Hebrón, Debir y Anab, y toda la región montañosa de Judá e Israel. Josué apartó y destruyó completamente sus ciudades, 22 y no quedaron descendientes de Anac en la tierra de Israel, sólo algunos en Gaza, Gat y Asdod.[fn]

23 Así que Josué tomó toda la tierra de acuerdo con lo que el Señor le había ordenado a Moisés, dándosela a Israel para que la poseyera tal como estaba repartida entre las tribus. Entonces la tierra quedó en paz.[fn]

12  1 Estos son los reyes que los israelitas derrotaron cuando tomaron posesión de su tierra al este del Jordán, desde el valle de Arnón en el sur hasta el monte Hermón en el norte, incluyendo toda la tierra del lado oriental del Jordán. 2 Sehón, rey de los amorreos, que vivía en Hesbón, gobernaba desde Aroer, en el borde del valle de Arnón, todo el camino desde la mitad del valle hasta el río Jaboc, la frontera con los amonitas (e incluía la mitad de Galaad). 3 Su territorio también incluía el valle del Jordán hasta el mar de Cineret y la tierra al este, y todo el camino hasta el Mar Salado, al este hacia Beth-jeshimoth y al sur hasta las laderas de Pisga. 4 El rey Og de Basán, uno de los últimos de los refaítas, que vivía en Astarot y Edrei, 5 gobernaba en el norte, desde el monte Hermón hasta Sacalé, y todo Basán al este, y al oeste hasta las fronteras de los guesuritas y los maacatitas, junto con la mitad de Galaad hasta la frontera de Sehón, rey de Hesbón.

6 Moisés, el siervo del Señor, y los israelitas los habían derrotado, y Moisés había asignado la tierra a las tribus de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés.

7 Estos son los reyes de la tierra que Josué y los israelitas derrotaron al oeste del Jordán, desde Baal Gad, en el valle del Líbano, hasta el monte Halak que conduce a Seír. Josué la entregó a las tribus de Israel para que la poseyeran tal y como les fue asignada. 8 La tierra incluía la región montañosa, las estribaciones, el valle del Jordán, las laderas y el desierto del Néguev: la tierra de los hititas, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos.[fn]

9 El rey de Jericó. El rey de Hai, cerca de Betel. 10 El rey de Jerusalén. El rey de Hebrón. 11 El rey de Jarmut. El rey de Laquis. 12 El rey de Eglón. El rey de Gezer. 13 El rey de Debir. El rey de Geder. 14 El rey de Horma. El rey de Arad. 15 El rey de Libna. El rey de Adulam. 16 El rey de Maceda. El rey de Betel. 17 El rey de Tappúajh. El rey de Hefer. 18 El rey de Afec. El rey de Lasharon. 19 El rey de Madón. El rey de Hazor. 20 El rey de Simrón-merón. El rey de Acsaf. 21 El rey de Taanac. El rey de Meguido. 22 El rey de Cedes. El rey de Jocneam en el Carmelo. 23 El rey de Doren Nafat-dor. El rey de Goim en Gilgal.[fn] 24 El rey de Tirsa. El total de todos los reyes es de 31.

13  1 Habían pasado muchos años y Josué había envejecido. El Señor le habló diciendo: “Ya eres un anciano, pero aún te queda mucha tierra por conquistar.

2 “Esta es la tierra que queda: el territorio de todos los filisteos y de todos los gesureos, 3 desde el río Sihor, en la frontera con Egipto, hacia el norte, hasta la frontera de Ecrón; todo esto se cuenta como cananeo, pero está bajo los cinco señores filisteos de Gaza, Asdod, Ascalón, Gat y Ecrón. Además está la tierra de los avvitas 4 en el sur, toda la tierra de los cananeos, y Meará que pertenece a los sidonios, hasta Afec en la frontera con los amorreos, 5 así como la tierra de los giblitas y la zona del Líbano desde la ciudad de Baal-gad hasta las laderas del monte Hermón hasta Lebo-hamat, 6 Y todos los que viven en la región montañosa desde el Líbano hasta Misrefot Maim, incluyendo toda la tierra de los sidonios.

“Yo mismo los expulsaré delante de los israelitas. Sólo asigna la tierra a Israel para que la posea,[fn] como te he ordenado. 7 Así que reparte esta tierra entre las nueve tribus y la media tribu de Manasés para que la posean”.

8 La otra mitad de la tribu de Manasés, y las tribus de Rubén y Gad, ya habían recibido su concesión de tierras en el lado oriental del Jordán, tal como les fue asignada por Moisés, el siervo del Señor. 9 Se extendía desde Aroer, al borde del valle de Arnón, desde la ciudad situada en medio del valle, y toda la meseta de Medeba, hasta Dibón; 10 y todas las ciudades que pertenecían a Sehón, rey de los amorreos, que gobernaba en Hesbón, hasta la frontera con los amonitas. 11 Además, incluía Galaad, la tierra de los guesuritas y de los maacatitas, todo el monte Hermón y todo Basán hasta Salecá, 12 así como toda la tierra del reino de Og de Basán, que había gobernado en Astarot y Edrei. Era uno de los últimos de los refaítas. Moisés los había derrotado y expulsado. 13 Pero los israelitas no habían expulsado a los gueshuritas ni a los maacateos, que aún viven entre ellos hasta el día de hoy. 14 Moisés no asignó ninguna tierra a los levitas. En cambio, les asignó las ofrendas hechas con fuego al Señor, el Dios de Israel, como el Señor les había prometido.

15 Esta fue la tierra que Moisés asignó a la tribu de Rubén, por familias: 16 Su territorio se extendía desde Aroer, al borde del valle de Arnón, desde la ciudad en medio del valle, y toda la meseta de Medeba; 17 Hesbón y todas las ciudades en la meseta -Dibón, Bamot Baal, Bet Baal Meón, 18 Jahaza, Cedemot, Mefaat, 19 Quiriatáim, Sibma, Zeret-Sahar, en una colina del valle, 20 Bet Peor, las laderas de Pisga, Bet Jesimot, 21 todas las ciudades de la meseta y todo el reino de Sehón, el rey amorreo, que gobernaba en Hesbón. Fue derrotado por Moisés, así como por los líderes madianitas Evi, Rekem, Zur, Hur y Reba, príncipes que vivían en el reino y que eran aliados de Sejón. 22 Al mismo tiempo, los israelitas mataron a Balaam, hijo de Beor, el adivino, junto con los demás que fueron sacrificados. 23 El Jordán era el límite de la tribu de Rubén. Esta era la tierra, las ciudades y las aldeas, asignadas a la tribu de Rubén, por familias.

24 Esta fue la tierra que Moisés asignó a la tribu de Gad, por familias: 25 Su territorio era Jazer, todas las ciudades de Galaad y la mitad de la tierra de los amonitas hasta Aroer,[fn] cerca de Rabá;[fn] 26 que se extendía desde Hesbón hasta Ramat-mizpa y Betonim, y desde Mahanaim hasta la región de Debir. 27 I En el valle del Jordán estaban Bet-haram, Bet-nimra, Sucot y Zafón, el resto del reino de Sehón, rey de Hesbón. La frontera corría a lo largo del Jordán hasta el extremo inferior del mar de Cineret y luego corría hacia el este. 28 Esta era la tierra, las ciudades y las aldeas, asignadas a la tribu de Gad, por familias.

29 Esta fue la tierra que Moisés asignó a la media tribu de Manasés, es decir, a la mitad de la tribu de los descendientes de Manasés, por familias: 30 Su territorio se extendía desde Manahaim por todo Basán, todo el reino de Og y todas las ciudades de Jair en Basán: sesenta en total. 31 También incluía Galaad, Astarot y Edrei, las ciudades del rey Og en Basán. Esta fue la tierra asignada a los descendientes de Maquir, hijo de Manasés, para la mitad de ellos, por familias. 32 Estas fueron las asignaciones que hizo Moisés cuando estuvo en las llanuras de Moab, al otro lado del Jordán, al este de Jericó. 33 Sin embargo, Moisés no asignó ninguna tierra a los levitas, porque el Señor, el Dios de Israel, les había prometido que él sería su asignación.[fn]

14  1 Esta fue la tierra que se asignó a los israelitas para que la poseyeran en la tierra de Canaán por el sacerdote Eleazar, Josué, hijo de Nun, y los jefes de las tribus. 2 La decisión sobre el reparto de la tierra entre las nueve tribus y media se hizo echando suertes, como el Señor había instruido a Moisés. 3 Moisés había asignado tierras a las dos tribus y media al este del Jordán, pero no había hecho ninguna asignación a los levitas entre ellas. 4 Los descendientes de José se habían convertido en dos tribus, Manasés y Efraín. A los levitas no se les dio ninguna tierra, sólo ciudades para vivir y pastos para sus rebaños y manadas.[fn] 5 Así que los israelitas siguieron las instrucciones que el Señor le había dado a Moisés al repartir la tierra.

6 Los líderes de la tribu de Judá se acercaron a Josué en Gilgal, y Caleb, hijo de Jefone el cenecista, le dijo: “Recuerdas lo que el Señor le dijo a Moisés, el siervo de Dios, en Cades-barnea acerca de mí y de ti. 7 Yo tenía cuarenta años cuando Moisés, el siervo de Dios, me envió desde Cades-barnea a espiar la tierra. Cuando regresé, dije la verdad en mi informe. 8 Pero los que iban conmigo hicieron que nuestro pueblo tuviera miedo. Sin embargo, he seguido fielmente al Señor, mi Dios. 9 En ese momento Moisés me hizo una promesa solemne, diciéndome: ‘La tierra por la que has caminado te pertenecerá a ti y a tus hijos para siempre, porque has seguido fielmente al Señor mi Dios’. 10 Mira: el Señor me ha mantenido con vida estos últimos cuarenta y cinco años, tal como lo prometió, desde que el Señor le dijo esto a Moisés mientras Israel vagaba por el desierto. Ahora tengo ochenta y cinco años, 11 pero sigo siendo tan fuerte como cuando Moisés me envió. Soy tan fuerte y estoy listo para la batalla o para lo que pueda venir como lo era entonces. 12 Así que dame la región montañosa de la que habló el Señor. Ya oíste hablar entonces de los descendientes de Anac que vivían allí en grandes ciudades fortificadas. Si el Señor está conmigo, los expulsaré como el Señor prometió”.

13 Así que Josué bendijo a Caleb y le concedió la propiedad de Hebrón. 14 Así que Hebrón perteneció a Caleb, hijo de Jefone el cenecista, desde aquel día hasta hoy, porque había seguido fielmente al Señor, el Dios de Israel. 15 (Hebrón se llamaba antes Quiriat-arba, en honor a un gran jefe de los descendientes de Anac). Y la tierra estaba en paz.

15  1 Esta fue la tierra asignada a la tribu de Judá, por familias: se extendía hacia el sur hasta la frontera de Edom, hasta el desierto de Zin en el extremo sur. 2 Su frontera comenzaba[fn] en el extremo del Mar Salado – la bahía que mira hacia el sur — 3 Hai luego iba hacia el sur del Paso de los escorpiones,[fn] a través del desierto de Zin, para luego dirigirse al sur de Cades-barnea hasta Hezrón. Desde allí subía hasta Adar y luego giraba hacia Carca, 4 pasando por Azmon y saliendo al Wadi de Egipto, terminando en el mar.[fn] Esta era su frontera sur.

5 La frontera oriental de Judá era el Mar Salado, hasta donde termina el río Jordán.

El límite septentrional iba desde la bahía septentrional del mar donde termina el Jordán,

6 hasta el límite de Bet-Joglá, y luego al norte de Bet-arabá hasta la Piedra de Bohán (hijo de Rubén). 7 Desde allí iba hasta el límite de Debir por el valle de Acor, y giraba al norte hacia Gilgal,[fn] frente a las alturas de Adumín, al sur del valle. Luego el límite continuaba hasta las aguas de En-semes y hasta En-rogel. 8 El límite pasaba entonces por el valle de Ben-Hinón, a lo largo de la ladera sur de los jebuseos, (es decir, Jerusalén), y luego subía a la cima de la montaña que domina el valle de Hinón hasta el extremo norte del valle de Refayín. 9 Desde allí, el límite iba desde la cima de la montaña hasta el manantial de agua de Neftoa y hasta las ciudades del monte Efrón. Luego se doblaba hacia Balá (Quiriath-Yearín). 10 Luego el límite daba la vuelta al oeste de Baalá hasta el monte Seir y pasaba por la ladera norte del monte Yearín hasta la ciudad de Kesalón, bajaba a Bet Semes y seguía hasta Timná. 11 El límite seguía hasta la ladera norte de Ecrón y se doblaba hacia Siquerón, pasando por el monte Balá, hasta Jabneel y terminaba en el mar.

12 El límite occidental era la costa del Gran Mar.

Estos eran los límites alrededor de la tribu de Judá, por familias.

13 El Señor le había ordenado a Josué que asignara algunas tierras en el territorio de Judá a Caleb, hijo de Jefone, y así se le dio la ciudad de Quiriat-arba, o Hebrón. (Arba era el padre de Anac). 14 Caleb expulsó a tres grupos familiares: Sesay, Ajimán y Talmai, descendientes de Anac.[fn] 15 Desde allí fue a atacar a los habitantes de Debir (antes conocida como Quiriat-sefer). 16 Caleb anunció: “Al que ataque a Quiriat-sefer y lo capture, le daré a mi hija Acsa para que se case con él”. 17 Otniel, hijo de Quenaz, hermano de Caleb, capturó la ciudad, por lo que Caleb le dio a su hija Acsa para que se casara.

18 Cuando ella se acercó,[fn] él laconvenció[fn] para que le pidiera un campo a su padre.Y cuando ella se bajó del asno, Caleb le preguntó: “¿Qué quieres?” . 19 Ella respondió: “Por favor, dame una bendición. Ya que me has dado una tierra que es como el desierto, por favor, te pido que también me des manantiales de agua”. Entonces él le dio tanto el manantial superior como el inferior.

20 Esta fue la tierra asignada a la tribu de Judá, por familias.

21 Las ciudades para la tribu de Judá en el extremo sur, en la frontera con Edom: Cabzeel, Edar, Jagur, 22 Quiná, Dimoná, Adadá, 23 Cedes, Jazor, Itnán, 24 Zif, Telén, Bealot, 25 Jazor-jadatá, Queriot-Jezrón (o Jazor), 26 Amán, Semá, Moladá, 27 Jazar-Gadá, Hesmón, Bet-pelet, 28 Jazar-súal, Beerseba, Biziotiá, 29 Balá, Iyín, Esen, 30 Eltolad, Quesil, Jormá, 31 Siclag, Madmana, Sansaná, 32 Lebaot, Sijín, Ayín, y Rimón, es decir, veintinueve ciudades con sus aldeas.

33 Las ciudades de las estribaciones occidentales: Estaol, Zora, Asena, 34 Zanoa, Enganín, Tapúaj, Enam, 35 Jarmut, Adulán, Soco, Azeca, 36 Sajarayin, Aditatin, Guederá, y Guederotayin, es decir, diez ciudades con sus aldeas.

37 También: Zenán, Jadasá, Migdal-gad, 38 Dileán, Mizpa, Joctel, 39 Laquis, Bocat, Eglón, 40 Cabón, Lajmás, Quitlís, 41 Guederot, Bet-dagón, Noamá, y Maceda, es deicr, diez ciudades con sus aldeas.

42 Además: Libná, Éter, Asán, 43 Jifta, Asena, Nezib, 44 Queilá, Aczib y Maresá. Es decir, nueve ciudades con sus aldeas.

45 Ecrón, con sus ciudades y aldeas, 46 desde Ecrón hasta el mar las ciudades cercanas a Asdod y sus aldeas, 47 Asdod y sus ciudades con sus aldeas, y Gaza con sus ciudades y aldeas, hasta el Wadi de Egipto, y a lo largo de la costa del mar.

48 En la región de las colinas: Samir, Jatir, Soco, 49 Daná, Quiriat Saná (o Debir), 50 Anab, Estemoa, Anín, 51 Gosén, Holón y Guiló. Es decir, once ciudades con sus aldeas.

52 También: Arab, Dumá, Esán, 53 Yanún, Bet-tapúaj, Afecá, 54 Humtá, Quiriat-arba (o Hebrón), y Sior. Es decir, nueve ciudades con sus aldeas.

55 Además: Maón, Carmelo, Zif, Yutá, 56 Jezrel, Jocdeán, Zanoa, 57 Caín, Guibeá y Timná. Es deicr, diez ciudades con sus aldeas.

58 También: Jaljul, Betsur, Guedor, 59 Marat, Beth Anot y Eltecón. Es decir, seis ciudades con sus aldeas.

60 Además: Quiriat Baal (o Quiriat-Yearín) y Rabá. Es decir, dos ciudades con sus aldeas.

61 En el desierto: Bet-arabá, Midín, Secacá, 62 Nibsán, la Ciudad de la Sal, y Engadi. Es decir, seis ciudades con sus aldea.

63 Sin embargo, la tribu de Judá no pudo expulsar a los jebuseos, los habitantes de Jerusalén, por lo que los jebuseos viven entre la tribu de Judá en Jerusalén hasta el día de hoy.

16  1 La frontera para el reparto a los descendientes de José iba desde el Jordán cerca de Jericó, luego al este de las fuentes de Jericó y a través del desierto desde Jericó hasta la región montañosa de Betel. 2 Desde Betel (o Luz) continuaba hasta el límite de Atarot el arquita. 3 Luego descendía hacia el oeste hasta el límite de los jafletitas y el límite de la parte baja de Bet-horón, hasta Gezer, y luego hasta el mar. 4 Esta fue la asignación que recibieron los descendientes de José, Efraín y Manasés.

5 Este fue el territorio asignado a la tribu de Efraín, por familias. El límite de su asignación iba desde Atarot-addar, en el este, hasta la parte alta de Bet-horón 6 y luego hasta el mar. Desde Micmetat, en el norte, el límite giraba hacia el este, pasando por Tanat-Siló, al este de Janoa. 7 Desde Janoa bajaba hasta Atarot y Nará, luego tocaba Jericó y terminaba en el Jordán. 8 Desde Tapúaj, el límite corría hacia el oeste hasta el arroyo de Caná y luego salía al mar. Esta era la tierra asignada a la tribu de Efraín, por familias. 9 También se le asignaron a la tribu de Efraín algunas ciudades con sus aldeas que estaban en la tierra asignada a la tribu de Manasés. 10 Sin embargo, no expulsaron a los cananeos que vivían en Gezer, por lo que los cananeos viven en medio de la tribu de Efraín hasta el día de hoy, pero sometidos a trabajos forzados.

17  1 Esta fue la asignación a la tribu de Manasés, el hijo primogénito de José. Maquir era el hijo primogénito de Manasés, que era el padre de Galaad. Como Maquir había sido un excelente combatiente, Galaad y Basán ya le habían sido asignados. 2 La asignación fue para el resto de la tribu de Manasés, a las familias de Abiezer, Jelec, Asriel, Siquén, Héfer y Semidá. Estos eran los descendientes varones de Manasés, hijo de José, por familias.

3 Pero Zelofehad, hijo de Héfer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, no tuvo hijos. Sólo tuvo hijas, cuyos nombres eran Majlá, Noa, Joglá, Milca y Tirsá. 4 Se acercaron al sacerdote Eleazar, a Josué, hijo de Nun, y a los dirigentes, y les dijeron: “El Señor ordenó a Moisés que nos diera una asignación de tierras junto con nuestros hermanos”. Así que Josué les asignó tierras junto con sus hermanos, como el Señor había ordenado. 5 En consecuencia, Manasés recibió diez cuotas de tierra junto a la tierra de Galaad y Basán, al otro lado del Jordán, 6 porque las hijas de la tribu de Manasés recibieron una asignación junto con los hijos. (La tierra de Galaad había sido asignada al resto de los descendientes de Manasés).

7 Elterritorio de la tribu de Manasés iba desde Aser hasta Micmetat, cerca de Siquem, y luego hacia el sur hasta el manantial de Tappúaj. 8 La tierra alrededor de Tapúajle fue asignada a Manasés, pero la ciudad de Tappúaj, que estaba en la frontera de la tierra de Manasés, fue asignada a Efraín. 9 Desde allí la frontera bajaba hasta el valle de Caná. Al sur del valle, algunos pueblos pertenecían a Efraín entre los pueblos de Manasés. El límite corría a lo largo del lado norte del valle y terminaba en el mar. 10 Al sur, la tierra pertenecía a Efraín, y al norte, a Manasés. El mar era el límite. Al norte limitaba con Aser, y al oriente con Isacar. 11 Las siguientes ciudades con sus aldeas le fueron asignadas a Manasés, pero se encontraban en la tierra de Isacar y Aser: Bet-san, Ibleam, Dor (en la costa), Endor, Taanac y Meguido.[fn] 12 Pero los descendientes de Manasés no pudieron tomar posesión de estas ciudades porque los cananeos estaban decididos a seguir ocupando la tierra. 13 Sin embargo, más tarde, cuando los israelitas se hicieron suficientemente fuertes, obligaron a los cananeos a realizar trabajos forzados, pero no los expulsaron.

14 Entonces los descendientes de José se acercaron a Josué y le preguntaron: “¿Por qué nos has dado sólo una asignación -una parte de la tierra- cuando somos tantos porque el Señor nos ha bendecido mucho?”

15 Josué les dijo: “Si son tantos, si la región montañosa de Efraín es demasiado pequeña para ustedes, vayan a despejar la tierra del bosque en el país de los ferezeos y de los refaítas”.

16 Los descendientes de Josué respondieron: “La región montañosa no es lo suficientemente grande para nosotros, pero los cananeos que viven en las tierras bajas tienen carros de hierro, tanto los de Bet-sán y sus aldeas como los del valle de Jezreel”.

17 Josué ledijo a las tribus de Efraín y Manasés, los descendientes de José: “Como son tantos y tan fuertes, se les dará más que una parte. 18 Seles asignará además la región montañosa. Aunque sea un bosque, lo despejarán y lo poseerán, de un extremo a otro. Expulsarán a los cananeos, aunque tengan carros de hierro, y aunque sean fuertes”.

18  1 La tierra había sido sometida[fn] y estaba ante ellos. Los israelitas se reunieron en Silo[fn] e instalaron el Tabernáculo de Reunión.[fn] 2 Sin embargo, siete de las tribus israelitas no habían recibido sus asignaciones de tierras.[fn] 3 Entonces Josué les preguntó a los israelitas: “¿Hasta cuándo seguirán siendo reacios a ir a tomar posesión de la tierra que el Señor le dio a sus antepasados? 4 Elijan a tres hombres de cada tribu y los enviaré a explorar la tierra. Luego podrán escribir una descripción sobre la distribución de la tierra y traérmela. 5 Deben dividir la tierra en siete partes, hasta el límite de la tierra de Judá en el sur y la de José[fn] en el norte. 6 Una vez que hayas escrito la descripción de la tierra, dividiéndola en siete partes, me la traerás aquí y yo te echaré suertes en presencia del Señor, nuestro Dios.

7 “Pero los levitas no reciben una parte, pues su función como sacerdotes del Señor es su asignación. Además, Gad, Rubén y la media tribu de Manasés ya han recibido su asignación que Moisés, el siervo del Señor, les dio en el lado oriental del Jordán”.

8 Cuando los hombres se pusieron en camino para explorar la tierra Josué les dijo: “Recorran la tierra y escriban una descripción de lo que encuentren. Luego vuelvan a mí y yo les echaré suertes en presencia del Señor, aquí en Silo”. 9 Así que los hombres fueron y exploraron la tierra y escribieron en un pergamino una descripción de las siete partes, registrando los pueblos de cada parte. Luego regresaron con Josué al campamento de Silo 10 w donde Josué les echó suertes en presencia del Señor. Allí Josué dividió la tierra y asignó las diferentes partes a las tribus israelitas que quedaban.[fn]

11 La primera suerte echada fue para la tribu de Benjamín, por familias. La tierra asignada estaba entre la de la tribu de Judá y la de la tribu de José. 12 Su límite comenzaba en el Jordán, iba al norte de la ladera de Jericó, al oeste a través de la región montañosa, y salía al desierto de Bet-aven. 13 Luego el límite iba hacia el sur hasta Luz (o Betel) y bajaba hasta Atarot-adar en la montaña al sur de la parte baja de Bet-horón. 14 Aquí el límite giraba hacia el sur a lo largo del lado occidental de la montaña frente a Bet-horón, terminando en Quiriat-baal (o Quiriat-Yearín), una ciudad de la tribu de Judá. Este era el límite occidental.

15 El límite sur comenzaba en el límite de Quiriat-Yearín. Corría[fn] hasta el manantial de Neftoa, 16 y luego bajaba hasta el pie de la montaña que da al valle de Ben-hinom, en el extremo norte del valle de Refayín. Luego bajaba por el valle de Hinom, por la ladera cercana a la ciudad jebusea,[fn] al sur, hacia En-rogel. 17 Desde allí se dirigía hacia el norte, hacia En-semes y hacia Gelilot, frente a las alturas de Adumín, y luego bajó hasta la Piedra de Bohán (hijo de Rubén). 18 Luego recorría la cordillera frente al valle del Jordán, hacia el norte, y después bajaban al mismo valle del Jordán. 19 Desde allí corría a lo largo de la ladera norte de Bet-hogá, terminando en la bahía norte del Mar Salado, el extremo sur del Jordán. Este era el límite sur.

20 El límite oriental era el Jordán.

Estos eran los límites alrededor de la tierra de la tribu de Benjamín, por familias.

21 Estas eran las ciudades de la tribu de Benjamín, por familias: Jericó, Bet-hogá, Emec-casis, 22 Bet-arabá, Zemaryin, Betel, 23 Avīn, Pará, Ofra, 24 Quefar-amoní, Ofni y Gueba. En total, doce ciudades con sus correspondientes aldeas. 25 Además: Gabaón, Ramá, Beerot, 26 Mizpa, Kefira, Moza, 27 Rekem, Irpeel, Taralá, 28 Zela, Haelef, Jebús (o Jerusalén), Guibeá y Quiriat-Yearín, es decir, catorce ciudades con sus aldeas correspondientes. Esta fue la tierra asignada a la tribu de Benjamín, por familias.

19  1 Lasuerte para la segunda asignación cayó sobre la tribu de Simeón, por familias. El territorio estaba dentro de la tierra asignada a la tribu de Judá. 2 Su asignación incluía Beerseba, Seba,[fn] Moladá, 3 Jazar-súal, Balá, Esen, 4 Eltolad, Betul, Jormá, 5 Siclag, Bet-marcabot, Jazar-Susá, 6 Bet-lebaot, y Sarujén. Es decir, trece ciudades con sus aldeas. 7 También: Ayin, Rimón, Éter y Asán, es decir, cuatro ciudades con sus aldeas, 8 así como todas las aldeas alrededor de estas ciudades hasta Baalath-beer (o Ramá del Néguev). Esta fue la tierra asignada a la tribu de Simeón, por familias. 9 La asignación de la tribu de Simeón fue parte de la que se le dio a la tribu de Judá, ya que lo que había recibido la tribu de Judá era demasiado grande para ellos.

10 Lasuerte para la tercera asignación cayó sobre la tribu de Zabulón, por familias. El límite de su asignación comenzaba en Sarid, 11 y luego iba hacia el oeste pasando por Maralá, tocaba Dabesé y luego el arroyo cerca de Jocneán. 12 Siguiendo el otro camino[fn] desde Sarid, el límite se dirigía hacia el este hasta el límite de Kislot-tabor, pasando por Daberat, y luego hasta Japhia. 13 Desde allí corría hacia el este hasta Gath-hepher, Eth-kazin, y hasta Rimmon, y giraba hacia Neah. 14 Allí el límite giraba hacia el norte, hacia Hannatón, y terminaba en el valle de Iphtah-el. 15 T Las ciudades eran: Kattath, Nahalal, Shimron, Idalah, y Bethlehem[fn] – doce ciudades con sus aldeas. 16 Este fue el reparto de tierra, de ciudades y de aldeas que se le dieron a la tribu de Zabulón, por familias.

17 La suerte para la cuarta asignación cayó sobre la tribu de Isacar, por familias. 18 Su territorio incluía estas ciudades: Jezreel, Quesulot, Sunén, 19 Jafarayín, Sijón, Anajarat, 20 Rabit, Cisón, Abez, 21 Rémet, Enganín, Enadá y Bet Pasés. 22 El límite también llegaba a las ciudades de Tabor, Sajazimá y Beth-Semes, y terminaba en el río Jordán. En total eran dieciséis ciudades con sus aldeas. 23 Este fue el reparto de territorio, ciudades y aldeas que se le dio a la tribu de Zabulón, por familias.

24 La suerte para la quinta asignación cayó sobre la tribu de Aser, por familias. 25 Su asignación incluía las ciudades de Jelkat, Jalí, Betén, Acsaf, 26 Alamélec, Amad y Miseal. Su límite llegaba hasta el Carmelo y Sijor-libnat en el oeste. 27 Luego giraba hacia el este, hacia Bet-dagón, llegando a la tierra de Zabulón y al valle de Iphtah-el. Desde allí se dirigía al norte hacia Bet-Emec y Neiel, y continuaba hacia el norte hasta Cabul, y seguía hasta 28 Ebrón,[fn] Rejob, Hamón, y Caná, y tocaba Gran Sidón. 29 El límite giraba entonces hacia Ramá y luego hacia la ciudad fortificada de Tiro, girando hacia Josá y terminaba en el mar. Las ciudades incluían Mehebel, Aczib, 30 Uma, Afec y Rejob – veintidósciudades con sus aldeas. 31 Este fue el reparto -la tierra, las ciudades y las aldeas – que se le asignó a la tribu de Aser, por familias.

32 Lasuerte para la sexta asignación cayó sobre la tribu de Neftalí, por familias. 33 Su límite comenzaba en Jélef, junto a la encina de Sananín, y seguía hasta Adaminéqueb, Jabnel, y continuaba hasta Lacún, terminando en el Jordán. 34 Luego se dirigía hacia el oeste hasta Aznot-tabor, y seguía hasta Hucoc. Llegaba a la tierra de Zabulón por el sur, a la tierra de Aser por el oeste y al Jordán por el este. 35 Las ciudades fortificadas eran: Sidín, Ser, Jamat, Racat, Quinéret, 36 Adamá, Ramá, Jazor, 37 Cedes, Edrey, Enjazor, 38 Irón, Migdal El, Jorén, Bet Anat, y Bet Semes. En total eran diecinueve ciudades con sus aldeas. 39 Este fue el territorio – latierra, las ciudades y las aldeas – que se le dieron a la tribu de Neftalí, por familias.

40 La suerte para la séptima asignación cayó sobre la tribu de Dan, por familias. 41 Su asignación incluía las ciudades de Zora, Estaol, Ir-semes, 42 Sagalbīn, Ayalón, Jetlá, 43 Elón, Timná, Ecrón, 44 Eltequé, Guibetón, Balat, 45 Jehúd, Bené Berac, Gat-rimón, 46 Mejarcón, Racón, junto con el territorio frente a Jope 47 Sin embargo, la tribu de Dan no pudo conservar la tierra que le había sido asignada, así que fue a atacar Lesén y la capturó. Mataron a sus habitantes y se apoderaron de la ciudad, estableciéndose en ella. Cambiaron el nombre de Lesénpor el de Dan, en honor a su antepasado. 48 Este fue el territorio – latierra, las ciudades y las aldeas – quese le dio a la tribu de Dan, por familias.

49 Cuando terminaron de asignar la tierra y establecer sus fronteras, los israelitas le dieron a Josué, hijo de Nun, una asignación entre ellos. 50 Siguiendo la orden del Señor, le dieron la ciudad que pidió: Timnat Sera, en la región montañosa de Efraín. Él reconstruyó la ciudad y se estableció allí.

51 Estas fueron las asignaciones distribuidas por el sacerdote Eleazar, por Josué, hijo de Nun, y por los jefes de las tribus israelitas. Se hicieron echando suertes en Silo, en presencia del Señor, a la entrada de la Tienda del Encuentro. Así terminaron de repartir la tierra.

20  1 Entonces el Señor le dijo a Josué: 2 “Dile a los israelitas: ‘Asigna ciudades santuario, como te lo ordené por medio de Moisés. 3 Así, cualquier hombre que mate a alguien por accidente, sin intención, podrá correr hacia allí y será protegido de los que quieran vengarse.[fn] 4 Cuando llegue a una de estas ciudades, expondrá su caso a los ancianos a las puertas de la ciudad. Ellos deberán permitirle la entrada, y también le prepararán un lugar para alojarse. 5 Si el que busca venganza viene a buscar al hombre, no deben entregarle al que cometió el homicidio, porque mató a alguien sin intención y sin odio deliberado. 6 Permanecerá en esa ciudad hasta que se le celebre un juicio público y se emita un veredicto, y hasta la muerte del sumo sacerdote de turno. Entonces será libre de volver a su casa, a la ciudad de la que huyó’”.

7 Así que asignaron las siguientes ciudades santuario Cedes de Galilea, en la región montañosa de Neftalí; Siquem, en la región montañosa de Efraín; y Quiriat-arba (o Hebrón), en la región montañosa de Judá. 8 Al otro lado del Jordán, al este de Jericó, asignaron: Bezer, en el desierto de la meseta, de la tribu de Rubén; Ramot en Galaad, de la tribu de Gad; y Golán en Basán, de la tribu de Manasés.

9 Estasfueron las ciudades asignadas para todos los israelitas, así como para los extranjeros que vivían entre ellos. Cualquiera que matara a alguien involuntariamente podía ir allí para no ser asesinado por quienes quisieran vengarse antes de que se le hiciera un juicio público y se le diera un veredicto de culpabilidad.[fn]

21  1 Los jefes de la tribu de Leví se acercaron al sacerdote Eleazar, a Josué hijo de Nun y a los jefes de las tribus israelitas. 2 Les hablaron en Silo, en Canaán, diciendo: “El Señor dio instrucciones por medio de Moisés de darnos ciudades para vivir y pastos para nuestros rebaños”.

3 Así que, siguiendo las instrucciones del Señor, los israelitas dieron ciudades y pastos a los levitas de sus propias asignaciones.

4 Se echó la suerte a las familias de los ceutíes. A estos levitas, descendientes de Aarón, se les asignaron trece ciudades de las tribus de Judá, Simeón y Benjamín.[fn] 5 A las familias restantes de los descendientes de Cota se les asignaron diez ciudades de las tribus de Efraín, Dan y la media tribu de Manasés.

6 A las familias de los descendientes de Gersón se les asignaron trece ciudades de las tribus de Isacar, Aser, Neftalí y la media tribu de Manasés que vivían en Basán.

7 A las familias de los descendientes de Merari se les asignaron doce ciudades de las tribus de Rubén, Gad y Zabulón.

8 Así los israelitas dieron a los levitas por sorteo estas ciudades y pastos, tal como el Señor lo había ordenado por medio de Moisés.

9 Dieron de la tribu de Judá y de la tribu de Simeón las siguientes ciudades, específicamente nombradas, 10 a las familias de los coatitas, descendientes de Aarón, de la tribu de Leví, ya que la primera suerte les correspondió a ellos: 11 Quiriat-arba (o Hebrón), en la región montañosa de Judá, junto con los pastos que la rodean. (Arba era el antepasado de Anac). 12 Pero los campos más alejados de la ciudad y las aldeas habían sido dados en propiedad a Caleb hijo de Jefone.

13 Dieron a los descendientes del sacerdote Aarón las siguientes ciudades y sus pastos Hebrón (una ciudad santuario para los que accidentalmente cometieran un asesinato), Libna, 14 Jatir, Estemoa, 15 Holón, Debir, 16 Ain, Yutá y Bet Semes: nueve ciudades de estas dos tribus. 17 De la tribu de Benjamín, las siguientes cuatro ciudades y sus pastos Gabaón, Geba, 18 Anatot y Almón. 19 En total, trece ciudades y sus pastos fueron entregados a los sacerdotes, los descendientes de Aarón.

20 En cuanto a las demás familias de los hijos de Clota de la tribu de Leví, se les dio por sorteo cuatro ciudades con sus pastos de la tribu de Efraín: 21 Siquem en la región montañosa de Efraín (una ciudad santuario para los que cometieran un asesinato accidental), Gezer, 22 Quibsayín y Bet-Jorón.

23 De la tribu de Dan, las siguientes cuatro ciudades y sus pastos Eltequé, Guibetón, 24 Ayalón y Gath-Rimón.

25 De la media tribu de Manasés, las siguientes dos ciudades con sus pastos Tanac y Gat-rimón. 26 Así que en total se dieron diez ciudades y sus pastos a las familias restantes de los descendientes de Koat.

27 Las familias de los descendientes de Gersón de la tribu de Leví recibieron las siguientes dos ciudades y sus pastos de la media tribu de Manasés Golán en Basán (una ciudad santuario para los que accidentalmente cometieron un asesinato), y Besterá.

28 De la tribu de Isacar las siguientes cuatro ciudades y sus pastos: Cisón, Daberat, 29 Jarmut y Enganín.

30 De la tribu de Aser, las siguientes cuatro ciudades con sus pastos Miseal, Abdón, 31 Jelcat y Rejob.

32 De la tribu de Neftalí, las siguientes tres ciudades con sus pastos Cedes en Galilea (una ciudad santuario para los que accidentalmente cometieron un asesinato), Jamot-Dor y Cartán. 33 En total, trece ciudades y sus pastos fueron asignados a las familias de Gersón.

34 Las familias de los descendientes de Merari, los que quedaron de la tribu de Leví, recibieron las siguientes cuatro ciudades y sus pastos de la tribu de Zabulón: Jocneán, Caráa, 35 Dimná y Nalal.

36 De la tribu de Rubén, las siguientes cuatro ciudades con sus pastos Béser, Yahaza, 37 Cedemot y Mefat.

38 De la tribu de Gad, las siguientes cuatro ciudades con sus pastos Ramot de Galaad (ciudad santuario para los que cometieron un asesinato accidental), Mahanaim, 39 Hesbón y Jazer. 40 Así que en total se asignaron doce ciudades a las familias de Merari, las que quedaban de la tribu de Leví.

41 Los levitas recibieron un total de cuarenta y ocho ciudades y pastos dentro de la tierra de los israelitas. 42 Cada una de estas ciudades tenía pastos a su alrededor.

43 Así, el Señor dio a los israelitas toda la tierra que había prometido a sus antepasados. Ellos se apoderaron de ella y se establecieronallí. 44 El Señor les dio la paz[fn] por todas partes, como había prometido a sus antepasados. Ni uno solo de sus enemigos pudo enfrentarse a ellos, porque el Señor les había entregado a sus enemigos para que los derrotaran. 45 No faltó ni una sola de las cosas buenas que el Señor le había prometido a Israel.Todo se había hecho realidad.[fn]

22  1 Entonces Josué convocó a las tribus de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés. 2 Les dijo: “Ustedes han hecho todo lo que Moisés, el siervo del Señor, les dijo que hicieran, y han seguido todos los mandatos que les di. 3 En todo este tiempo, y hasta el día de hoy nunca han abandonado a sus hermanos. Han seguido cuidadosamente lo que el Señor, su Dios, les ordenó hacer. 4 Ahora que el Señor su Dios le ha dado la paz a sus hermanos, como lo prometió, ustedes deben regresar a su tierra, la que Moisés el siervo del Señor, les dio al otro lado del Jordán. 5 Pero asegúrense de cumplir los mandamientos y la ley, tal como se los instruyó Moisés. Amen al Señor, su Dios, sigan todos sus caminos, guarden sus mandamientos, permanezcan junto a él y sírvanle con todo su ser”. 6 Josué los bendijo, los despidió y se fueron a casa.

7 Moisés había dado a la media tribu de Manasés la tierra de Basán, y a la otra mitad de la tribu Josué le había dado tierras al oeste del Jordán. Así que Josué los bendijo y los envió a casa.

8 Les dijo: “Llévense a casa todas las riquezas que se han ganado: los grandes rebaños de ganado, los objetos de oro, plata, cobre y hierro, la gran cantidad de ropa. Compartan todo este botín con sus hermanos”.

9 Así que las tribus de Rubén y Gad y la media tribu de Manasés dejaron al resto de los israelitas en Silo, en la tierra de Canaán, y regresaron a su tierra en Galaad, la cual habían recibido por orden del Señor a través de Moisés.

10 Cuando se acercaron a la región del Jordán, todavía en la tierra de Canaán, las tribus de Rubén y Gad, y la media tribu de Manasés construyeron un altar grande e impresionante[fn] junto al río Jordán.

11 Se les dijo a los israelitas: “Miren, las tribus de Rubén y Gad, y la media tribu de Manasés han construido un altar en la región del Jordán de la tierra de Canaán, del lado que pertenece a los israelitas”.

12 Los israelitas se reunieron en Silo para ir a la guerra contra ellos. 13 Antes de hacerlo, enviaron a Finés, hijo del sacerdote Eleazar, a las tribus de Rubén y Gad, y a la media tribu de Manasés en la tierra de Galaad. 14 Con él iban diez jefes, uno de cada una de las diez tribus de Israel, y cada uno el jefe de su familia. 15 Cuando llegaron, les dijeron a las tribus de Rubén y Gad, y a la media tribu de Manasés: 16 “Esto es lo que dice todo el pueblo del Señor: ‘¿Qué acto desleal es este que han cometido contra el Dios de Israel al construiros un altar? ¿Cómo pudieron apartarse de él ahora con tanta rebeldía? 17 ¿No fue suficiente nuestro pecado en Peors?[fn] Ni siquiera ahora estamos limpios de la plaga que atacó al pueblo del Señor.[fn] 18 Entonces, ¿por qué se alejan ahora del Señor? Si hoy se rebelan contra el Señor, mañana se enfadará con todos nosotros.

19 “Pero si creen que su tierra está contaminada,[fn] entonces vengan a la tierra del Señor, donde se encuentra el Tabernáculo del Señor, y compartan parte de nuestra tierra con nosotros. Pero no se rebelen contra el Señor, ni contra nosotros,[fn] construyendo para ustedes un altar distinto del altar del Señor, nuestro Dios. 20 Cuando Acán, hijo de Zéraj, actuó deslealmente al tomar cosas consagradas,[fn] ¿no sufrió el castigo todo Israel? No fue el único que murió a causa de su pecado’”.

21 Entonces las tribus de Rubén y Gad, y la media tribu de Manasés, respondieron a los dirigentes israelitas:

22 “El Señor es Dios de dioses,[fn] el Señor es Dios de dioses y él lo sabe! ¡Que lo sepa Israel también![fn] Si nos rebelamos contra Dios o le somos desleales, ¡mátennos ahora mismo! 23 Si nuestra acción de construir un altar fue para alejarnos del Señor, o para usar el altar para hacer holocaustos u ofrendas de grano o de comunión, entonces que el Señor nos castigue.

24 “Lo hicimos porque nos preocupaba que en el futuro tus descendientes dijeran a los nuestros: ‘¿Qué tienes que ver con el Señor, el Dios de Israel? 25 El Señor puso una frontera – elrío Jordán- entre nosotros y ustedes, descendientes de Rubén y Gad. Ustedes no pertenecen al Señor’. Así tus descendientes podrían impedir que los nuestros adorasen al Señor.

26 “Así que dijimos: ‘Construyamos un altar, no para holocaustos ni para sacrificios, 27 sino como testimonio entre nosotros y ustedes, y para las generaciones que vengan después de nosotros, de que vendremos a adorar al Señor en su presencia con nuestros holocaustos, sacrificios y ofrendas de comunión’. Entonces tus descendientes no podrán decir a los nuestros en el futuro: ‘Tú no perteneces al Señor’.

28 “Si lo hicieran en el futuro, nuestros descendientes podrían responder: ‘Mira esta réplica del altar del Señor que hicieron nuestros antepasados, no para los holocaustos ni para los sacrificios, sino como testimonio entre nosotros y tú’.

29 “Jamás se nos ocurriría rebelarnos contra el Señor o alejarnos de él construyendo un altar para hacer holocaustos o ofrendas de grano o sacrificios. El único altar del Señor, nuestro Dios, es el que está frente a su Tabernáculo”.

30 Cuando Finés y los jefes israelitas oyeron esto de las tribus de Rubén y Gad y de la media tribu de Manasés, se alegraron.[fn] 31 Finés respondió a las tribus de Rubén y Gad y a la media tribu de Manasés: “Hoy sabemos que el Señor está con nosotros porque ustedes no han actuado deslealmente al hacer esto. Ahora han salvado a los israelitas de ser castigados por el Señor”.[fn]

32 Entonces Finés y los líderes israelitas dejaron a las tribus de Rubén y Gad y a la media tribu de Manasés en la tierra de Galaad y regresaron a la tierra de Canaán para explicar la situación a los israelitas.

33 Los israelitas se alegraron del informe y Dios los bendijo. Ya no hablaron de ir a la guerra para destruir la tierra donde vivían las tribus de Rubén y Gad. 34 Las tribus de Rubén y Gad llamaron al altar “Testigo”, porque dijeron: “Es un testigo entre nosotros de que el Señor es también nuestro Dios”.

23  1 Mucho tiempo después, una vez que el Señor había dado la paz a los israelitas del conflicto con los enemigos que los rodeaban, Josué, ya siendo muy anciano, 2 convocó a todos los israelitas – los ancianos, los líderes, los jueces y los funcionarios – y les dijo: “Yo estoy viejo, y me estoy envejeciendo aún más. 3 Ustedes han visto todo lo que el Señor, su Dios, ha hecho por ustedes ante todas las naciones.El Señor, su Dios, ha luchado por ustedes.

4 “Les he asignado la tierra de las naciones restantes para que la posean, así como las naciones ya conquistadas, desde el Jordán hasta el Mar Mediterráneo. 5 El Señor, tu Dios, las hará retroceder ante ti. Los expulsará ante ti y tomarás posesión de su tierra, como el Señor, tu Dios, te ha prometido.

6 “Asegúrate de observar todo lo que está escrito en el libro de la Ley de Moisés. No te desvíes de ella, ni a la izquierda ni a la derecha. 7 No te asocies[fn] on las naciones que quedan. No menciones los nombres de sus dioses, ni jures por ellos, ni los adores, ni te inclines ante ellos. 8 Mantente cerca del Señor, tu Dios, como has hecho hasta ahora. 9 El Señor ha expulsado ante ti a naciones fuertes y poderosas. Nadie ha podido enfrentarse a ti hasta el día de hoy. 10 Uno solo de ustedes puede ahuyentar a mil enemigos, porque el Señor, su Dios, lucha por ustedes, como se los ha prometido. 11 Procurenamar al Señor, su Dios. 12 Porque si se apartan de él y siguen los caminos de las naciones que quedan, si se unen en matrimonio, mezclándose unos con otros, 13 pueden estar absolutamente seguros de que el Señor, su Dios, no expulsará definitivamente a estas naciones delante de ustedes. Por el contrario,[fn] serán una trampa y un lazo, un látigo en su espalda y como espinas en sus ojos hasta que desaparezcan completamente de esta buena tierra que el Señor su Dios les ha dado.

14 “Ahora estoy a punto de morir, el destino de todo ser viviente en la tierra. En el fondo sabes que no ha fallado ni una sola de las buenas promesas del Señor. Todo se ha cumplido. Ni una sola ha fallado. 15 Pero de la misma manera que recibiste todas las cosas buenas que el Señor, tu Dios, te prometió, el Señor traerá sobre ti todas las cosas malas con las que te ha amenazado, hasta que seas completamente eliminado de esta buena tierra que el Señor, tu Dios, te ha dado. 16 Si rompes el acuerdo que el Señor tu Dios hizo contigo y vas a adorar a otros dioses, inclinándote ante ellos, entonces el Señor se enojará contigo y serás rápidamente borrado de la buena tierra que te ha dado”.

24  1 Josué convocó a todas las tribus de Israel en Siquem. Luego llamó a los ancianos, a los líderes, a los jueces y a los funcionarios, y vinieron y se pusieron de pie ante el Tabernáculo de Dios. 2 Josué dijo a todo el pueblo: “El Señor, el Dios de Israel, dice esto: ‘Hace mucho, mucho tiempo, tus antepasados, incluso Taré, padre de Abraham y de Nacor, vivían más allá del río Éufrates, y adoraban a otros dioses. 3 Yo traje a tu padre Abraham desde el otro lado del Éufrates y lo conduje por toda la tierra de Canaán y le di muchos descendientes. Le di a Isaac. 4 A Isaac le di Jacob y Esaú. A Esaú le di en propiedad la región montañosa de Seír, pero Jacob y sus hijos bajaron a Egipto.

5 “Envié a Moisés y a Aarón, e hice caer plagas sobre el pueblo de Egipto, y te saqué a ti.[fn] 6 Sí, saqué a tus antepasados, pero cuando llegaste al Mar Rojo los egipcios perseguían a tus antepasados con carros y jinetes. 7 Tus antepasados le pidieron ayuda al Señor, y él puso la oscuridad entre ustedes y los egipcios. Luego hizo que el mar volviera sobre ellos y se ahogaron. Viste con tus propios ojos lo que hizo en Egipto. Luego vivieron muchos años en el desierto.

8 “Después te llevé a la tierra de los amorreos que vivían al otro lado del Jordán. Ellos lucharon contra ti, pero te los entregué para que los derrotaras y te apoderaras de su tierra. Yo los destruí delante de ti.

9 “Cuando Balac, hijo de Zipor, el rey de Moab, quiso luchar contra Israel, mandó a llamar a Balaam, hijo de Beor, para que viniera a maldecirte. 10 Pero no estaba dispuesto a escuchar a Balaam, así que en su lugar te bendijo repetidamente y te salvó de Balac.

11 “Cruzaste el Jordán y llegaste a Jericó, donde los hombres de Jericó lucharon contra ti. También lo hicieron los amorreos, los ferezeos, los cananeos, los hititas, los gergeseos, los heveos y los jebuseos. 12 Pero te los entregué para que los derrotaras. Y envié al hornete[fn] delante de ti para que expulsara a los dos reyes de los amorreos. ¡No ganaron con sus propias espadas y arcos! 13 Les di una tierra por la que no trabajaron y ciudades que no construyeron. Ahora viven en ellas y comen de viñas y olivares que no plantaron’.

14 “Así que respeten al Señor y adórenlo, sincera y fielmente. Desháganse de los dioses que sus antepasados adoraron más allá del Éufrates y en Egipto, y adoren al Señor. 15 Pero si no quieren adorar al Señor, ¡elijan hoy a quién quieren adorar! ¿Adorarána los dioses que adoraron sus antepasados más allá del Éufrates? ¿O a los dioses de los amorreos en cuya tierra viven ahora? Pero yo y mi familia adoraremos al Señor”.

16 El pueblo respondió: “¡Nunca abandonaremos al Señor ni adoraremos a otros dioses! 17 Porque el Señor, nuestro Dios, nos sacó a nosotros y a nuestros antepasados de la esclavitud en Egipto. Él fue quien hizo grandes milagros ante nuestros ojos. Él cuidó de nosotros en el camino mientras viajábamos por las tierras de muchas naciones. 18 El Señor expulsó ante nosotros a los amorreos y a todas las demás naciones que habitaban la tierra. Así que adoraremos al Señor, porque es nuestro Dios”.

19 Josué le dijo al pueblo: “Recuerden que el Señor es un Dios santo y celoso. No podrán adorarle, ni perdonará su rebeldía nisus pecados 20 si renuncian a él y adoran a dioses extranjeros. Se volverá contra ustedes y los destruirá a pesar de todo el bien que ha hecho por ustedes”. 21 “¡No digas eso!”[fn] respondió el pueblo. “¡Adoraremos al Señor!”

22 Entonces Josué advirtió al pueblo: “Hoy se han convertido en testigos contra ustedes mismos al decir que han elegido adorar al Señor”.[fn]

“Sí, somos testigos”, respondió el pueblo.

23 “Entonces desháganse de esos dioses extranjeros que tienen y prometan ser leales sólo al Señor, el Dios de Israel”, les dijo Josué.

24 El pueblo respondió a Josué: “Adoraremos al Señor, nuestro Dios, y le obedeceremos”.

25 Así que Josué hizo un acuerdo solemne entre el pueblo y el Señor ese día en Siquem, obligándolos a seguir todas las leyes e instrucciones del Señor. 26 Josué lo anotó en el Libro de la Ley de Dios, y colocó una gran piedra bajo la encina, cerca del santuario del Señor.

27 Josué dijo al pueblo: “Miren esta piedra. Está aquí como testigo contra nosotros, pues ha oído todo lo que el Señor nos ha dicho, y será testigo contra ustedes si alguna vez niegan lo que le han prometido a su Dios”. 28 Entonces Josué despidió al pueblo, enviándolo a sus tierras asignadas.

29 Más tarde, después de todo esto, Josué, hijo de Nun, siervo del Señor, murió a la edad de ciento diez años. 30 Lo enterraron en Timnat-serah, en la región montañosa de Efraín, al norte del monte Gaas, la tierra que le había sido asignada.

31 Los israelitas siguieron adorando al Señor durante toda la vida de Josué y durante toda la vida de los ancianos que le sobrevivieron, los que habían visto todo lo que el Señor había hecho por Israel. 32 Los huesos de José, que los israelitas habían traído consigo desde Egipto, los enterraron en Siquem, en el pedazo de tierra que Jacob había comprado a los hijos de Jamor, el padre de Siquem, por cien piezas de plata. Esta tierra fue heredada por los hijos de José. 33 Eleazar, hijo de Aarón, murió y lo enterraron en Guibeá, en la región montañosa de Efraín, tierra que había sido dada a su hijo Finés.

Footnotes

1.3 Refiriéndose no a Josué, sino a todo el pueblo.

1.8 Literalmente: “El rollo de la ley no se apartará de tu boca”.

1.14 Parece que, en general, las divisiones de la tierra se decidían echando suertes, por lo que esta parece ser la mejor palabra en este caso.

2.1 El sitio donde acampaban los israelitas en ese momento.

2.1 Literalmente, “vayan a pie”.

2.4 “Mensajeros del rey”: implícito.

3.5 “Puros”: un concepto de pureza religiosa logrado a través de rituales específicos.

3.6 Se presume que se refiere al día siguiente.

3.12 Este verso parece fuera de lugar y se repite en 4:2.

4.10 Esta repetición y la mención adicional de Moisés llevan a algunos comentaristas a creer que el autor estaba utilizando múltiples fuentes para su relato.

4.11 O “Una vez que todo el pueblo hubo cruzado, el Arca del Señor fue llevada por los sacerdotes e iban delante del pueblo”.

4.16 El Arca también recibió esta designación, ya que contenía los diez mandamientos, el testimonio o el testimonio de Dios para su pueblo.

4.19 Finales de marzo o principios de abril.

5.2 “Circuncida a la nueva generación”: literalmente, “circuncidar de nuevo o por segunda vez”. No se trataba de una orden de repetir la circuncisión en los ya circuncidados, sino de circuncidar a la nueva generación que había nacido durante el tiempo en el desierto.

5.9 No se define explícitamente en qué consistía esta desgracia. Algunos lo relacionan con la esclavitud en Egipto, pero lo más probable es que esté relacionada con la rebelión de los israelitas en Cades (Números 14) y la decisión de Dios de no permitir que esa generación entre en la Tierra Prometida. Inicialmente había amenazado con destruirlos, pero Moisés intervino, mencionando lo mucho que esto complacería a los egipcios (Números 14:13). La desgracia sería entonces que los israelitas habían fallado a Dios al rebelarse contra él, y Dios sería percibido por los egipcios y otros como incapaz de cumplir su promesa. El acto de la circuncisión (una señal del favor de Dios) cerró el círculo de la situación para volver al Éxodo, y ahora a la entrada en la Tierra Prometida.

6.17 El término utilizado significa que está “apartado”, “consagrado” o “dedicado” al Señor, lo que en este caso significaba que nadie debía beneficiarse de nada en Jericó: todo debía ser destruido. Esto es similar a la idea de lo “sagrado” y lo “santo” – dedicado únicamente a Dios. En cierto modo, la “separación” de Jericó era similar a una prohibición: pertenecía sólo a Dios.

6.20 El texto hebreo dice que el pueblo gritó y que los cuernos sonaron, y que cuando oyeron los cuernos, el pueblo gritó. Como se considera que hubo un solo acontecimiento, la repetición de los cuernos y el grito parece superflua.

7.2 “El campamento cercano”: implícito. Evidentemente, no se trata de hombres de Jericó.

7.5 “Hasta que fueron derrotados”: o, “a las canteras”.

7.6 Un símbolo de dolor.

7.11 Literalmente, “transgredieron”, en el sentido de salirse de lo prometido. La palabra real significa “pasar por encima”, o “cruzar”, y es exactamente la misma palabra que usa Josué cuando pregunta por qué el Señor los llevó al otro lado del Jordán. Así que, en un paralelismo del lenguaje moderno, Josué pregunta por qué el Señor se molestó en ayudar a los israelitas a “cruzar” el río, y el Señor le responde que lo han “cruzado” (o incluso “traicionado”).

7.12 Se hicieron susceptibles de ser destruidos porque habían tomado cosas que debían ser destruidas. Véase 6:18.

7.14 Parece que la decisión se tomó echando suertes.

7.15 Esto no significa que el culpable fuera quemado vivo, como queda claro en los versículos siguientes.

7.17 “La familia de Zabdi” (algunos manuscritos hebreos). Otros van directamente al individuo elegido, e identifican a Zimri, aunque el versículo siguiente lo hace problemático.

7.21 Unas cinco libras de plata y más de una libra de oro.

7.24 Significa “valle de los problemas”.

8.14 Al Este de la ciudad.

8.17 Es de suponer que los hombres de la cercana ciudad de Betel se unieron a lo que creían que era la derrota de los israelitas. La Septuaginta omite la mención de Betel.

8.26 “Destruido”: La palabra para destrucción aquí es la misma que se usa para la destrucción de Jericó: “consagrado al Señor”. Véase la nota a pie de página de 6:17.

8.33 La primera bendición al entrar en la Tierra Prometida.

9.5 O “se desmoronó”.

9.6 “Hacer un tratado”: literalmente, “cortar un pacto”. A los israelitas se les permitía hacer tratados con pueblos de tierras lejanas, pero no con los cercanos. Véase Deuteronomio 7:1-2 Deuteronomio 20:10-15.

9.10 Es interesante que omitan deliberadamente toda mención de Jericó y Hai porque no habrían sabido de estas victorias recientes si hubieran venido de un país lejano.

9.11 Al parecer, los gabaonitas no tenían rey.

10.12 “Por”: o “a causa de”. Aunque a menudo se traduce como “para”, el sentido aquí indica la aprobación divina más que una conversación.

10.13 “Libro de Jasher”: O “Libro de los Justos”. Este libro ya no se conoce. También se menciona en 2 Samuel 1:18.

10.19 “Para que los derrotes”: literalmente, “en tu mano”.

10.21 En otras palabras, los pueblos circundantes se sintieron tan intimidados por este éxito que ni siquiera se atrevieron a hablar contra los israelitas, y mucho menos a atacarlos.

10.26 Véase Deuteronomio 21:22-23.

10.28 Véase la explicación en 6:17.

10.40 Literalmente, “todo lo que respiraba”. Sin embargo, esto no se refería a los animales.

10.41 No el Gosén de Egipto.

11.1 Una llamada a las armas.

11.2 “Quinéret”: el mar de Galilea.

11.10 El rey de Hazor había sido el líder de la coalición contra Israel-véase 10:1.

11.21 Una raza de gigantes que había aterrorizado a los espías enviados originalmente a la Tierra Prometida. Ver Números 13:28-33.

11.22 Ciudades filisteas en la llanura costera.

11.23 “En paz”: literalmente, “descansado de la guerra”.

12.8 Véase la lista en Deuteronomio 7:1.

12.23 La Septuaginta dice “Galilea”.

13.6 “Posser” o “comoherencia”.

13.25 No es la misma ciudad que se menciona en 13:16.

13.25 La actual Ammán.

13.33 Véase 13:14.

14.4 “Rebaños”: Literalmente, “posesiones”, es decir, bienes muebles.

15.2 Muchas de las indicaciones dadas en el texto están en tiempo presente. Sin embargo, como ahora miramos hacia atrás históricamente, aquí se utiliza el tiempo pasado.

15.3 También se menciona por su nombre en Jueces 1:36 y Números 34:4.

15.4 El mediterráneo.

15.7 No el Gilgal cerca de Jericó.

15.14 Véase Números 13:22. Dado que estos nombres se mencionan más de cuarenta años antes, parece que se trata de nombres para los grupos familiares más grandes.

15.18 Algunos creen que esto se refiere al día de la boda.

15.18 Algunos manuscritos griegos tienen “la animó”.

17.11 El hebreo al final del verso es difícil de entender. Dice literalmente “tres de las alturas”. Una posible solución es que se trata de una referencia a la tercera ciudad nombrada, Dor, que ahora se identifica específicamente como “la de la costa”, o Nafat-dor. Véase 12:23.

18.1 Aunque sometida, no había sido conquistada del todo, como demuestran los acontecimientos de la época y posteriores.

18.1 “Silo” significa “lugar de descanso”.

18.1 El Tabernáculo.

18.2 De lo que sigue se desprende que el problema no era la asignación de la tierra, sino la falta de deseo de ir a tomar posesión de ella.

18.5 Refiriéndose a Efraín y Manasés.

18.10 “Que quedaban”: implícito.

18.15 El texto dice “oeste” pero esta es la dirección equivocada.

18.16 Jerusalén.

19.2 “Saba”: Probablemente se trata de una repetición de la palabra anterior, y debería suprimirse, ya que esto haría el número catorce y no trece como se indica en el versículo 6.

19.12 “Que va por el otro lado”: implícito.

19.15 No el Belén cercano a Jerusalén.

19.28 “Ebrón”: Algunos creen que este lugar debe ser “Abdón”

20.3 “Venganza”: literalmente “vengador de la sangre”.

20.9 “Y se le diera un veredicto de culpabilidad”: implícito.

21.4 Ciudadespreviamenteasignadas.

21.44 “Paz”: literalmente, descanso.

21.45 Es evidente que se trata de una hipérbole; sin embargo, si Israel hubiera seguido más de cerca los mandatos del Señor, esto habría sido indudablemente cierto.

22.10 Literalmente, “por apariencia”. Esto puede indicar también que el altar no debía funcionar como lugar para el sacrificio, sino simplemente que parecía uno.

22.17 Números 25:1-9. Es probable que hablara Finés, como líder de la delegación, y que fuera él quien hubiera tomado la acción decisiva, como se registra en Números 25:7-8.

22.17 Esto puede significar que la enfermedad todavía estaba presente, pero los efectos de los parientes perdidos todavía tenían un efecto. Además, puede significar que la causa de la plaga -la adoración de dioses falsos- seguía siendo un problema, como lo indica la advertencia de Dios contra ellos en 24:14-23.

22.19 Una posible razón para construir un altar podría ser que la tierra se consideraba “impura” y necesitaba ser “purificada”.

22.19 “Ni contra nosotros”: o, “ni nos conviertan en rebeldes también”.

22.20 Véase 7:1-26.

22.22 O “¡El Señor, el Poderoso, es Dios!”

22.22 En otras palabras, Dios conoce sus motivos para construir el altar, y los líderes israelitas también deberían conocer sus motivos.

22.30 “Se alegraron”: literalmente, “fue bueno a sus ojos”.

22.31 Si los israelitas hubieran ido erróneamente a la guerra contra las otras tribus, esto seguramente habría traído sobre ellos el juicio divino.

23.7 Especialmente en lo que respecta a los matrimonios mixtos. Véase el versículo 12.

23.13 Implícito.

24.5 El relato utiliza indistintamente “a tus antepasados” y “a ti”.

24.12 O“pánico”. Véanse declaraciones similares en Éxodo 23:28 y Deuteronomio 7:20.

24.21 “¡No digas eso!”: literalmente, “¡No!”

24.22 En otras palabras, nunca podrán decir que no eran conscientes de esta elección, ya que la habían reconocido públicamente.