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Reina-Valera 1865 Spanish translation

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EL LIBRO DE LAS PROFECÍAS DE ISAÍAS

1  1 Visión de Isaías, hijo de Amós, la cual vio sobre Judá y Jerusalem, en días de Ozías, Joatam, Acaz, y Ezequías, reyes de Judá, 2 Oíd, cielos, y escucha, tierra; porque habla Jehová. Crié hijos, y los levanté a grandes; y ellos se rebelaron contra mí. 3 El buey conoció a su dueño, y el asno el pesebre de su señor: Israel no conoció, mi pueblo no entendió. 4 ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos corrompedores! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al santo de Israel, tornáronse atrás. 5 ¿Para qué seréis castigados aun? todavía os rebelaréis. Toda cabeza enferma, y todo corazón doliente. 6 Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa entera: herida, hinchazón, y llaga podrida: no son curadas, ni vendadas, ni ablandadas, con aceite. 7 Vuestra tierra destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida de extranjeros, y asolada como en asolamiento de extraños. 8 Y quedará la hija de Sión como choza en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada. 9 Si Jehová de los ejércitos no hubiera hecho que nos quedasen sobras muy pocas, como Sodoma fuéramos, y semejantes a Gomorra. 10 ¶ Príncipes de Sodoma, oíd la palabra de Jehová: escuchád la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra. 11 ¿Para qué a mí la multitud de vuestros sacrificios? dice Jehová. Harto estoy de holocaustos de carneros, y de sebo de animales gruesos: no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos de cabrío. 12 ¿Quién demandó esto de vuestras manos, cuando vinieseis a ver mi rostro, a hollar mis patios? 13 No me traigáis más presente vano: el perfume me es abominación. Luna nueva, y sábado, convocar convocación, no podré sufrir: iniquidad y solemnidad. 14 Vuestras lunas nuevas, y vuestras solemnidades tiene aborrecidas mi alma: hánme sido carga: cansado estoy de llevarlas. 15 Cuando extendiereis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; también cuando multiplicareis la oración, yo no oiré: llenas están de sangre vuestras manos. 16 ¶ Lavád, limpiaos, quitád la iniquidad de vuestras obras de la presencia de mis ojos: dejád de hacer lo malo: 17 Aprendéd a bien hacer, buscád juicio, restituíd al agraviado, oíd a derecho al huérfano, amparád la viuda. 18 Veníd pues, dirá Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos: si fueren rojos como el carmesí, serán tornados como la lana. 19 Si quisiereis, y oyereis, comeréis el bien de la tierra. 20 Si no quisiereis, y fuereis rebeldes, seréis consumidos a cuchillo; porque la boca de Jehová lo ha dicho. 21 ¶ ¡Cómo te has tornado ramera, o ciudad fiel! Llena estuvo de juicio, y equidad habitó en ella: mas ahora, homicidas. 22 Tu plata se ha tornado escorias; y tu vino es mezclado con agua. 23 Tus príncipes prevaricadores, y compañeros de ladrones: todos aman los presentes, y siguen los salarios: no oyen a juicio al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda. 24 Por tanto dice el Señor Jehová de los ejércitos, Fuerte de Israel: Ea, tomaré satisfacción de mis enemigos, vengarme he de mis adversarios. 25 Y volveré mi mano sobre ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré todo tu estaño. 26 Y restituiré tus jueces como al principio, y tus consejeros como de primero: entonces te llamarán, ciudad de justicia, ciudad fiel. 27 Sión con juicio será rescatada, y los que a ella volvieren, con justicia. 28 Mas los rebeldes y pecadores a una serán quebrantados; y los que dejaron a Jehová serán consumidos. 29 Entonces los olmos que amasteis os avergonzarán; y los bosques que escogisteis os afrentarán. 30 Porque seréis como el olmo que se le cae la hoja, y como huerto que le faltaron las aguas. 31 Y el fuerte será como estopa, y el que lo hizo, como centella; y ambos serán encendidos juntamente, y no habrá quien apague. 2  1 Palabra que vio Isaías, hijo de Amós, tocante a Judá, y a Jerusalem. 2 Y acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová por cabeza de los montes, y será ensalzado sobre los collados; y correrán a él todas las naciones. 3 Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Veníd, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob, y enseñarnos ha en sus caminos, y caminaremos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalem la palabra de Jehová. 4 Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en azadones, y sus lanzas en hoces: no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra. 5 Veníd, o! casa de Jacob, y caminemos a la luz de Jehová. 6 ¶ Ciertamente tú has dejado tu pueblo, a la casa de Jacob; porque se han henchido de oriente, y de agoreros, como los Filisteos, y en hijos ajenos descansaron. 7 Su tierra está llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin: también está llena su tierra de caballos, ni sus carros tienen número. 8 También está llena su tierra de ídolos; y a la obra de sus manos se han arrodillado, a lo que fabricaron sus dedos. 9 Y todo hombre se ha inclinado, y todo varón se ha humillado: por tanto no los perdonarás. 10 ¶ Métete en la piedra, escóndete en el polvo de la presencia espantosa de Jehová, y del resplandor de su majestad. 11 La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será abajada; y Jehová solo será ensalzado en aquel día. 12 Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, y sobre todo ensalzado, y será abajado; 13 Y sobre todos los cedros del Líbano, altos y sublimes; y sobre todos los alcornoques de Basán; 14 Y sobre todos los montes altos, y sobre todos los collados levantados; 15 Y sobre toda torre alta, y sobre todo muro fuerte; 16 Y sobre todas las naves de Társis; y sobre todas pinturas preciadas. 17 Y la altivez del hombre será abajada, y la soberbia de los hombres será abatida; y Jehová solo será ensalzado en aquel día. 18 Y quitará totalmente los ídolos; 19 Y meterse han en las cavernas de las peñas, y en las aberturas de la tierra de la presencia espantosa de Jehová, y del resplandor de su majestad, cuando él se levantará para herir la tierra. 20 Aquel día el hombre arrojará en las cuevas, de los topos, y de los murciélagos, sus ídolos de plata, y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase. 21 Y meterse han en las hendeduras de las piedras, y en las cavernas de las peñas delante de la presencia temerosa de Jehová, y del resplandor de su majestad, cuando se levantará para herir la tierra. 22 Dejáos, pues, del hombre, cuyo espíritu está en su nariz; porque, ¿de qué es estimado él? 3  1 Porque he aquí que el Señor Jehová de los ejércitos quita de Jerusalem, y de Judá, el sustentador y la sustentadora, todo el vigor del pan, y todo el vigor del agua: 2 Valiente y varón de guerra, juez y profeta, adivino, y anciano, 3 Capitán de cincuenta, y hombre de respeto, consejero, y artífice excelente, y sabio de elocuencia. 4 Y ponerles he mozos por príncipes, y muchachos serán sus señores. 5 Y el pueblo hará violencia los unos a los otros, cada hombre contra su vecino: el mozo se levantará contra el viejo, y el plebeyo contra el noble. 6 Cuando alguno trabare de su hermano de la familia de su padre, y le dijere: ¿Qué vestir tienes? Tú serás nuestro príncipe: sea en tu mano esta perdición. 7 El jurará aquel día, diciendo: No tomaré ese cuidado; porque en mi casa ni hay pan, ni que vestir: no me hagáis príncipe del pueblo. 8 Cierto arruinado se ha Jerusalem, y caído ha Judá; porque la lengua de ellos y sus obras han sido contra Jehová, para irritar los ojos de su majestad. 9 ¶ La prueba del rostro de ellos los convencerá: que como Sodoma predicaron su pecado, no lo disimularon: ¡ay de su vida! porque allegaron mal para sí. 10 Decíd: Al justo bien le irá; porque comerá de los frutos de sus manos. 11 ¡Ay del impío! mal le irá; porque según las obras de sus manos le será pagado. 12 ¶ Los exactores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. Pueblo mío, los que te guian se engañan, y tuercen la carrera de tus caminos. 13 Jehová está en pie para litigar, y está para juzgar los pueblos. 14 Jehová vendrá a juicio contra los ancianos de su pueblo, y contra sus príncipes; porque vosotros pacisteis la viña, y el despojo del pobre está en vuestras casas. 15 ¿Qué tenéis vosotros, que majáis mi pueblo, y moléis las caras de los pobres? dice el Señor Jehová de los ejércitos. 16 ¶ Dice también Jehová: Porque las hijas de Sión se ensoberbecen, y andan el cuello levantado, y los ojos descompuestos, y cuando andan van como danzando, y haciendo son con los pies: 17 Por tanto herirá el Señor, con roña, la mollera de las hijas de Sión, y Jehová descubrirá sus vergüenzas. 18 Aquel día quitará el Señor el atavío de los calzados, y las redecillas, y las lunetas, 19 Las bujetas, las ajorcas, y las diademas, 20 Las tiaras, los atavíos de las piernas, las vendas, las ampollas, y los zarcillos, 21 Los anillos, y los joyeles de las narices, 22 Las ropas de remuda, las manteletas, las escofias, y los alfileres, 23 Los espejos, los pañizuelos, las tocas, y los tocados. 24 Y será que en lugar de los perfumes aromáticos vendrá hediondez, y rompimiento en lugar de la cinta; y en lugar de la compostura de los cabellos peladura, y en lugar de la faja ceñimiento de saco, y quemadura en lugar de la hermosura. 25 Tus varones caerán a cuchillo; y tu fuerza en guerra. 26 Sus puertas se entristecerán y se enlutarán; y ella desamparada se asentará en tierra. 4  1 Y echarán mano de un hombre siete mujeres en aquel tiempo, diciendo: Nosotras comeremos de nuestro pan, y nos vestiremos de nuestras ropas: solamente sea llamado tu nombre sobre nosotras: quita nuestra vergüenza. 2 ¶ En aquel tiempo el renuevo de Jehová será para hermosura y gloria, y el fruto de la tierra para grandeza y honra en los librados de Israel. 3 Y acontecerá que el que quedare en Sión, y el que fuere dejado en Jerusalem, se llame santo: todos los que quedaren en Jerusalem escritos entre los vivientes: 4 Cuando el Señor lavare las inmundicias de las hijas de Sión, y limpiare las sangres de Jerusalem de en medio de ella, con espíritu de juicio, y con espíritu de abrasamiento. 5 ¶ Y creará Jehová sobre toda la morada del monte de Sión, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas; porque sobre toda gloria habrá cobertura. 6 Y habrá sombrajo para sombra contra el calor del día, para acogida y escondedero contra el turbión, y contra el aguacero. 5  1 Ahora pues cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Mi amado tenía una viña en un recuesto lugar fértil. 2 Habíala cercado, y despedregádola, y plantádola de plantas escogidas: había edificado en medio de ella una torre, y también asentado en ella un lagar; y esperaba que llevase uvas, y llevó uvas montesinas. 3 Ahora pues, vecinos de Jerusalem, y varones de Judá, juzgád ahora entre mí y mi viña. 4 ¿Qué más se había de hacer a mi viña, que yo no hice en ella? ¿Cómo esperando yo que llevase uvas, llevó uvas montesinas? 5 Ahora, pues, mostraros he lo que yo haré a mi viña: quitarle he su vallado, y será para ser pacida: aportillaré su cerca, y será para ser hollada. 6 Haré que quede desierta: no será podada, ni cavada; y crecerá el cardo, y las espinas; y aun a las nubes mandaré que no lluevan sobre ella lluvia. 7 Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos la casa de Israel es, y todo hombre de Judá planta suya deleitosa. Esperaba de ahí juicio, y he aquí, opresión: justicia, y he aquí, clamor. 8 ¶ ¡Ay de los que juntan casa con casa, y allegan heredad a heredad, hasta acabar el término! ¿Habitaréis vosotros solos en medio de la tierra? 9 Esto, a los oídos de Jehová de los ejércitos. Si las muchas casas no fueren asoladas, las grandes y hermosas sin morador. 10 Y aun, si diez huebras de viña no dieren una arroba, y una hanega de simiente la décima parte. 11 ¶ ¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez, que se están hasta la noche, hasta que el vino los enciende! 12 Y en sus banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles, flautas, y vino; y no miran la obra de Jehová, ni ven la obra de sus manos. 13 Por tanto mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo ciencia; y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed. 14 Por tanto el infierno ensanchó su alma, y sin medida extendió su boca; y su gloria, y su multitud descendió allá; y su fausto, y el que se holgó en él. 15 Y todo hombre será humillado, y todo varón será abatido, y los ojos de los altivos serán abajados. 16 Mas Jehová de los ejércitos será ensalzado con juicio, y el Dios santo será santificado con justicia. 17 Y los corderos serán apacentados según su costumbre, y extraños comerán las gruesas desamparadas. 18 ¶ ¡Ay de los que traen tirando la iniquidad con sogas de vanidad, y el pecado como con látigos de carreta: 19 De los que dicen: Venga ya: dése priesa su obra, y veamos: acérquese, y venga el consejo del santo de Israel, para que sepamos! 20 ¶ ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo: que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz: que tornan de lo amargo dulce, y de lo dulce amargo! 21 ¶ ¡Ay de los sabios en sus ojos, y de los que son prudentes delante de si mismos! 22 ¶ ¡Ay de los que son valientes para beber vino, y varones fuertes para mezclar bebida: 23 Los que dan por justo al impío por cohechos, y al justo quitan su justicia! 24 Por tanto, como la lengua del fuego consume las aristas, y la paja es deshecha de la llama, así será su raíz como podrición, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del santo de Israel. 25 ¶ Por esta causa se encendió el furor de Jehová contra su pueblo; y extendiendo sobre él su mano le hirió, y los montes se estremecieron, y el cuerpo de ellos cortado en piezas fue echado en medio de las calles; y con todo esto no ha cesado su furor, antes todavía su mano está extendida. 26 ¶ Y alzará pendón a naciones de lejos, y silbará al que está en el cabo de la tierra, y, he aquí que vendrá ligero y liviano. 27 No habrá entre ellos cansado, ni que tropiece: ninguno se dormirá, ni le tomará sueño: a ninguno se le desatará el cinto de los lomos, ni se le romperá la correa de sus zapatos. 28 Sus saetas aguzadas, y todos sus arcos entesados: las uñas de sus caballos parecerán como de pedernal, y las ruedas de sus carros como torbellino. 29 Su bramido como de león, bramará como leoncillos: batirá los dientes, y arrebatará la presa: apañará los despojos, y nadie se los quitará. 30 Y bramará sobre él en aquel día como bramido de la mar: entonces mirará hacia la tierra, y he aquí tinieblas de tribulación, y en sus cielos se oscurecerá la luz. 6  1 En el año que murió el rey Ozías, ví al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus extremidades henchían el templo. 2 Y encima de él estaban serafines: cada uno tenía seis alas: con dos cubrían sus rostros, y con otras dos cubrían sus pies, y con las otras dos volaban. 3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, Santo, Santo, Jehová de los ejércitos: toda la tierra está llena de su gloria. 4 Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se hinchió de humo. 5 Entonces yo dije: ¡Ay de mi! que soy muerto, que siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. 6 Entonces uno de los serafines voló hacia mí, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; 7 Y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó a tus labios, y quitará tu culpa, y tu pecado será limpiado. 8 Después de esto oí una voz del Señor que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces yo respondí: Heme aquí: envíame a mí. 9 Entonces dijo: Anda, y di a este pueblo: Oyendo oíd, y no entendáis: viendo ved, y no sepáis. 10 Engruesa el corazón de aqueste pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos; para que no vea de sus ojos, ni oiga de sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad. 11 ¶ Y yo dije: ¿Hasta cuándo Señor? Y respondió: Hasta que las ciudades se asuelen, y no quede en ellas morador, ni hombre en las casas, y la tierra sea asolada de asolamiento. 12 Hasta que quite Jehová lejos los hombres, y haya grande soledad en medio de la tierra. 13 Y quedará en ella la décima parte, y volverá, y será asolada, como el olmo, y como el alcornoque, de los cuales en la tala queda el tronco: así en esta quedará su tronco, simiente santa. 7  1 Aconteció en los días de Acaz, hijo de Joatam, hijo de Ozías, rey de Judá, que Rezín rey de Siria, y Face, hijo de Romelías, rey de Israel, subieron a Jerusalem para combatirla, mas no la pudieron tomar. 2 Y vino la nueva a la casa de David, diciendo, como Siria se había confederado con Efraím; y estremeciósele el corazón, y el corazón de su pueblo, como se estremecen los árboles del monte a causa del viento. 3 Entonces Jehová dijo a Isaías: Sal ahora al encuentro a Acaz, tú, y Searjasub tu hijo, al cabo del conducto de la pesquera de arriba, en el camino de la heredad del batanero. 4 Y díle: Guarda, y repósate: no temas, ni se enternezca tu corazón a causa de estos dos cabos de tizones que humean, es a saber, por el furor de la ira de Rezín y del Siro, y del hijo de Romelías: 5 Por haber acordado maligno consejo contra ti el Siro, con Efraím, y con el hijo de Romelías, diciendo: 6 Vamos contra Judá, y despertarla hemos, y partirla hemos entre nosotros, y pondremos en medio de ella por rey al hijo de Tabeal. 7 El Señor Jehová dice así: No permanecerá, y no será. 8 Porque la cabeza de Siria será Damasco, y la cabeza de Damasco Rezín. Y dentro de sesenta y cinco años Efraím será quebrantado, y nunca más será pueblo: 9 Entre tanto la cabeza de Efraím será Samaria, y la cabeza de Samaria el hijo de Romelías. Si no creyereis, cierto no permaneceréis. 10 ¶ Y habló más Jehová a Acaz, diciendo: 11 Pide para ti señal de Jehová tu Dios, demandando en el profundo, o arriba en lo alto. 12 Y respondió Acaz: No pediré, y no tentaré a Jehová. 13 Y dijo: Ahora oíd, casa de David: ¿No os basta ser molestos a los hombres, si no que también lo seáis a mi Dios? 14 ¶ Por tanto el mismo Señor os dará señal. He aquí que la virgen concebirá, y parirá hijo, y llamará su nombre Emmanuel. 15 Comerá manteca y miel, hasta que sepa desechar lo malo, y escoger lo bueno. 16 Porque antes que el niño sepa desechar lo malo, y escoger lo bueno, la tierra que tu aborreces será dejada de sus dos reyes. 17 ¶ Jehová hará venir sobre ti, y sobre tu pueblo, y sobre la casa de tu padre días, cuales nunca vinieron desde el día que Efraím se apartó de Judá, es a saber, al rey de Asiria. 18 Y acontecerá que aquel día silbará Jehová a la mosca que está en el fin de los ríos de Egipto, y a la abeja que está en la tierra de Asiria; 19 Y vendrán, y asentarse han todos en los valles desiertos, y en las cavernas de las piedras, y en todos los zarzales, y en todas las matas. 20 En aquel día raerá el Señor con navaja alquilada, con los que habitan de la otra parte del río, es a saber, con el rey de Asiria, cabeza y pelos de los pies; y aun la barba también quitará. 21 Y acontecerá en aquel tiempo, que crie un hombre una res vacuna, y dos ovejas: 22 Y acontecerá, que a causa de la multitud de la leche que le darán, comerá manteca: cierto manteca y miel comerá el que quedare en medio de la tierra. 23 Acontecerá también en aquel tiempo, acontecerá, que el lugar donde había mil vides que valían mil siclos de plata, será para los espinos y para los cardos. 24 Con saetas y arco irán allá; porque toda la tierra será espinos, y cardos. 25 Mas a todos los montes que se cavan con azada, no llegará allá el temor de los espinos y de los cardos: mas serán para pasto de vacas, y para ser hollados de ovejas. 8  1 Y díjome Jehová: Tómate un gran volumen, y escribe en él en estilo vulgar: dáte priesa al despojo, apresúrate a la presa. 2 Y junté conmigo por testigos fieles a Urías sacerdote, y a Zacarías, hijo de Jebaraquías. 3 Y juntéme con la profetisa, la cual concibió, y parió un hijo. Y díjome Jehová: Pónle por nombre: dáte priesa al despojo, apresúrate a la presa. 4 Porque antes que el niño sepa decir, padre mío, y madre mía, será quitada la fuerza de Damasco, y los despojos de Samaria serán en la presencia del rey de Asiria. 5 ¶ Otra vez me tornó Jehová a hablar, diciendo: 6 Porque desechó este pueblo las aguas de Siloé que corren mansamente, y con Rezín, y con el hijo de Romelías se holgó: 7 Por tanto he aquí que el Señor hace subir sobre ellos aguas de río impetuosas y muchas, es a saber, al rey de Asiria, y a toda su gloria; el cual subirá sobre todos sus ríos, y pasará sobre todas sus riberas. 8 Y pasando hasta Judá, pasará, y sobrepujará, y llegará hasta la garganta; y extendiendo sus alas henchirá la anchura de tu tierra, o! Emmanuel. 9 Juntáos, pueblos, y seréis quebrantados: oíd todos los que sois de tierras lejanas, ponéos a punto, y seréis quebrantados: ponéos a punto, y seréis quebrantados. 10 Acordád consejo, y deshacerse ha: hablád palabra, y no será firme; porque Dios con nosotros. 11 ¶ Porque Jehová me dijo de esta manera, y apretándome la mano me enseñó, que no caminase por el camino de este pueblo, diciendo: 12 No digáis: Conjuración, a todas las cosas a que este pueblo dice: Conjuración; ni temáis su temor, ni le tengáis miedo. 13 A Jehová de los ejércitos, a él santificád; él sea vuestro temor, y él sea vuestro miedo. 14 ¶ Entonces él será por santuario; y a las dos casas de Israel por piedra para tropezar, y por tropezadero para caer, por lazo, y por red al morador de Jerusalem. 15 Y muchos tropezarán entre ellos, y caerán, y serán quebrantados, enredarse han, y serán presos. 16 Ata el testimonio, sella la ley entre mis discípulos. 17 Esperaré pues a Jehová, el cual escondió su rostro de la casa de Jacob, y a él esperaré. 18 He aquí yo, y los hijos que me dio Jehová por señales y prodigios en Israel, por Jehová de los ejércitos, que mora en el monte de Sión. 19 Y si os dijeren: Preguntád a los pitones, y a los adivinos que zonzorrean hablando. ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿por los vivos, a los muertos? 20 A la ley, y al testimonio: si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido. 21 ¶ Entonces pasarán por esta tierra fatigados y hambrientos; y acontecerá que teniendo hambre, se enojarán, y maldecirán a su rey, y a su Dios. Y levantando el rostro en alto, 22 Y mirando a la tierra, he aquí tribulación y tinieblas, oscuridad, y angustia; y a la oscuridad, empellón. 9  1 Aunque no será esta oscuridad semejante a la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón, y a la tierra de Neftalí: ni después cuando agravaron por la vía de la mar de esa parte del Jordán en Galilea de las naciones. 2 Pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz: los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos. 3 Aumentando la nación, no aumentaste la alegría. Alegrarse han delante de ti, como se alegran en la segada, como se gozan cuando reparten despojos. 4 Porque tú quebraste el yugo de su carga, y la vara de su hombro, y el cetro de su exactor, como en el día de Madián. 5 Porque toda batalla de quien pelea es con estruendo, y con revolcamiento de vestidura en sangre: esta será con quema, y tragamiento de fuego. 6 Porque niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado es asentado sobre su hombro; y llamarse ha Admirable, Consejero, Dios, Fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz: 7 La multitud del señorío y la paz no tendrán término, sobre el trono de David, y sobre su reino, disponiéndole, y confirmándole en juicio y en justicia desde ahora para siempre. El zelo de Jehová de los ejércitos hará esto. 8 ¶ El Señor envió palabra a Jacob, y cayó en Israel. 9 Y sabrá el pueblo, todo él, Efraím y los moradores de Samaria, que con soberbia y con altivez de corazón, dicen: 10 Ladrillos cayeron, mas de cantería edificaremos: cortaron cabrahígos, mas cedros pondremos en su lugar. 11 Mas Jehová ensalzará los enemigos de Rezín contra él, y juntará sus enemigos: 12 Por delante a Siria, y por las espaldas a los Filisteos; y con toda la boca se tragarán a Israel. Ni con todo eso cesará su furor, antes todavía su mano extendida. 13 Mas el pueblo no se convirtió al que le hería, ni buscaron a Jehová de los ejércitos. 14 Y Jehová cortará de Israel cabeza y cola, ramo y caña en un mismo día. 15 El viejo y venerable de rostro es la cabeza: el profeta que enseña mentira, este es cola. 16 Porque los gobernadores de este pueblo son engañadores; y sus gobernados, perdidos. 17 Por tanto el Señor no tomará contentamiento en sus mancebos, ni de sus huérfanos y viudas tendrá misericordia; porque todos son falsos y malignos; y toda boca habla locura: con todo esto no cesará su furor, antes todavía su mano extendida. 18 Porque la maldad se encendió como fuego, cardos y espinas tragará; y encendióse en lo espeso de la breña, y fueron alzados como humo. 19 Por la ira de Jehová de los ejércitos la tierra se oscureció, y será el pueblo como tragamiento de fuego: hombre no tendrá piedad de su hermano. 20 Cada uno hurtará a la mano derecha, y tendrá hambre; y comerá a la izquierda, y no se hartará: cada cual comerá la carne de su brazo: 21 Manasés a Efraím, y Efraím a Manasés, y ambos ellos contra Judá. Ni con todo esto cesará su furor, antes todavía su mano extendida. 10  1 ¡Ay de los que establecen leyes injustas, y determinando determinan tiranía: 2 Por apartar del juicio a los pobres, y por quitar el derecho a los afligidos de mi pueblo: por despojar las viudas, y robar los huérfanos! 3 ¿Y qué haréis en el día de la visitación? ¿y a quién os acogeréis que os ayude, cuando viniere de lejos el asolamiento? ¿y en dónde dejaréis vuestra gloria? 4 Sin mí se inclinaron entre los presos; y cayeron entre los muertos. Ni con todo eso cesará su furor, antes todavía su mano extendida. 5 O! Asur, vara de mi furor, y palo él mismo, mi enojo en la mano de ellos. 6 Enviarle he contra nación fingida; y sobre pueblo de mi ira le enviaré, para que despoje despojos, y robe presa, y que lo ponga que sea hollado, como lodo de las calles. 7 ¶ Aunque él no lo pensará así, ni su corazón lo imaginará de esta manera: mas su pensamiento será de desarraigar, y cortar naciones no pocas. 8 Porque él dirá: ¿Mis príncipes no son todos reyes? 9 ¿No es Calno como Carcamis; Armad como Arfad; y Samaria como Damasco? 10 Como halló mi mano los reinos de los ídolos, siendo sus imágenes más que Jerusalem y Samaria: 11 Como hice a Samaria y a sus ídolos, ¿no haré también así a Jerusalem y a sus ídolos? 12 Mas acontecerá, que después que el Señor hubiere acabado toda su obra en el monte de Sión, y en Jerusalem, visitaré sobre el fruto de la soberbia del corazón del rey de Asiria, y sobre la gloria de la altivez de sus ojos: 13 Porque dijo: Con fortaleza de mi mano lo he hecho, y con mi sabiduría, porque he sido prudente: que quité los términos de los pueblos, y sus tesoros saqueé; y derribé como valiente los que estaban sentados. 14 Y halló mi mano las riquezas de los pueblos, como nido; y como se cojen los huevos dejados, así apañé yo toda la tierra; y no hubo quien moviese ala, o abriese boca y graznase. 15 ¶ ¿Gloriarse ha la segur contra el que corta con ella? ¿ensoberbecerse ha la sierra contra el que la mueve? como si el bordón se levantase contra los que lo levantan; como si la vara se levantase: ¿no es leño? 16 Por tanto el Señor Jehová de los ejércitos enviará flaqueza sobre sus gordos; y debajo de su gloria encenderá encendimiento, como encendimiento de fuego. 17 Y la luz de Israel será por fuego, y su Santo por llama que abrase y consuma en un día sus cardos y sus espinas. 18 La gloria de su breña, y de su campo fértil consumirá desde el alma hasta la carne; y será como deshecha de alférez. 19 Y los árboles que quedaren en su breña, serán por cuenta, que un niño los pueda contar. 20 Y acontecerá en aquel tiempo, que los que hubieren quedado de Israel, y los que hubieren quedado de la casa de Jacob, nunca más estriben sobre el que los hirió; porque estribarán sobre Jehová, Santo de Israel, con verdad. 21 ¶ Los restos se convertirán, los restos de Jacob, al Dios fuerte. 22 Porque si tu pueblo, o! Israel, fuere como las arenas de la mar, los restos se convertirán en él. La consumación fenecida inunda justicia. 23 Por tanto el Señor Jehová de los ejércitos hará consumación, y fenecimiento en medio de toda la tierra. 24 ¶ Por tanto el Señor Jehová de los ejércitos dice así: No temas, pueblo mío, morador de Sión, del Asur. Con vara te herirá, y contra ti alzará su palo por la vía de Egipto: 25 Mas desde aun poco, un poquito, se acabará el furor, y mi enojo, para fenecimiento de ellos. 26 Y levantará Jehová de los ejércitos azote contra él, como la matanza de Madián a la peña de Horeb; y alzará su vara sobre la mar, por la vía de Egipto. 27 Y acaecerá en aquel tiempo, que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz; y el yugo se empodrecerá delante de la unción. 28 ¶ Vino hasta Ajad, pasó hasta Migrón: en Micmas contará su ejército. 29 Pasaron el vado: alojaron en Geba: Rama tembló: Gabaa de Saul huyó. 30 Grita a alta voz hija de Gallim: Laisa, haz que te oiga la pobrecilla Anatot. 31 Madmena se alborotó: los moradores de Gebim se juntarán. 32 Aun vendrá día cuando reposará en Nob: alzará su mano al monte de la hija de Sión, al collado de Jerusalem. 33 He aquí que el Señor Jehová de los ejércitos desgajará el ramo con fortaleza; y los de grande altura serán cortados, y los altos serán humillados. 34 Y cortará con hierro la espesura de la breña; y el Líbano caerá con fortaleza. 11  1 Y saldrá una vara del tronco de Isaí, y un renuevo retoñecerá de sus raíces. 2 Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. 3 Y harále entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oyesen sus oídos. 4 ¶ Mas juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. 5 Y será la justicia cinta de sus lomos; y la fe cinta de sus riñones. 6 ¶ Morará el lobo con el cordero, y el tigre con el cabrito se acostará: el becerro, y el león, y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. 7 La vaca y la osa pacerán, sus crias se echarán juntas; y el león, como buey, comerá paja. 8 Y jugará el niño sobre la cueva del áspid; y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna del basilisco. 9 No harán mal, ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena de conocimiento de Jehová, como las aguas cubren la mar. 10 ¶ Y acontecerá en aquel tiempo, que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada de las naciones; y su holganza será gloria. 11 ¶ Y acontecerá en aquel tiempo, que Jehová tornará a poner su mano otra vez, para poseer los restos de su pueblo, que fueron dejados de Asur, y de Egipto, y de Partia, y de Etiopía, y de Persia, y de Caldea, y de Hamat, y de las islas de la mar, 12 Y levantará pendón a las naciones, y congregará los desterrados de Israel, y juntará los esparcidos de Judá de los cuatro cantones de la tierra. 13 Y deshacerse ha la envidia de Efraím, y los enemigos de Judá serán talados. Efraím no tendrá envidia contra Judá, ni Judá afligirá a Efraím. 14 Mas volarán sobre los hombros de los Filisteos al occidente: meterán también a saco a los de oriente: Edom y Moab les servirán, y los hijos de Ammón les darán obediencia. 15 Y secará Jehová la lengua de la mar de Egipto; y levantará su mano con fortaleza de su espíritu sobre el río, y herirle ha en siete riberas, y hará que pasen por él con zapatos. 16 Y habrá camino para los restos de su pueblo, los que quedaron de Asur, de la manera que lo hubo para Israel el día que subió de la tierra de Egipto. 12  1 Y dirás en aquel día: Cantaré a ti, o! Jehová: que aunque te enojaste contra mí, tu furor se apartó, y me consolaste. 2 He aquí, Dios, salud mía: asegurarme he, y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es Jah Jehová, el cual ha sido salud para mí. 3 Sacaréis aguas en gozo de las fuentes de la salud. 4 Y diréis en aquel día: Cantád a Jehová, invocád su nombre: hacéd célebres en los pueblos sus obras: hacéd memorable, como su nombre es engrandecido. 5 Cantád salmos a Jehová, porque ha hecho cosas magníficas: sea sabido esto por toda la tierra. 6 Jubila y canta, o! moradora de Sión: porque grande es en medio de ti el Santo de Israel. 13  1 Carga de Babilonia, que vio Isaías, hijo de Amós. 2 Levantád bandera sobre un alto monte; alzád la voz a ellos: alzád la mano para que entren por las puertas de los príncipes. 3 Yo mandé a mis santificados, asimismo llamé a mis valientes para mi ira, que se alegran con mi gloria. 4 Murmullo de multitud suena en los montes, como de mucho pueblo: murmullo de sonido de reinos, de naciones congregadas. Jehová de los ejércitos ordena las haces de la batalla. 5 Vienen de tierra lejana, de lo postrero de los cielos, Jehová y los instrumentos de su furor, para destruir toda la tierra. 6 Aullád, porque cerca está el día de Jehová: como asolamiento del Todopoderoso vendrá. 7 Por tanto todas manos se descoyuntarán; y todo corazón de hombre se desleirá, 8 Y henchirse han de terror: angustias y dolores los comprenderán: tendrán dolores como mujer de parto: cada uno se embelesará mirando a su compañero: sus rostros, rostros de llamas. 9 He aquí que el día de Jehová viene cruel; y enojo, y ardor de ira, para tornar la tierra en soledad, y raer de ella sus pecadores. 10 Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no derramarán su lumbre: el sol se oscurecerá en naciendo, y la luna no echará su resplandor. 11 Y visitaré la maldad sobre el mundo, y sobre los impíos su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y la altivez de los fuertes abatiré. 12 Haré más precioso que el oro fino al varón; y al hombre, más que el oro de Ofir. 13 Porque haré estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar en la indignación de Jehová de los ejércitos, y en el día de la ira de su furor. 14 Y será como corza amontada, y como oveja sin pastor: cada cual mirará hacia su pueblo, y cada cual huirá a su tierra. 15 Cualquiera que fuere hallado, será traspasado; y cualquiera que a ellos se juntare, caerá a cuchillo. 16 Sus niños serán estrellados delante de ellos: sus casas serán saqueadas, y forzadas sus mujeres. 17 He aquí que yo despierto contra ellos a los Medos, que no cuidarán de la plata, ni codiciarán oro. 18 Mas con arcos tirarán a los niños, y no tendrán misericordia de fruto de vientre, ni su ojo perdonará a hijos. 19 Y Babilonia, hermosura de reinos, y ornamento de la grandeza de los Caldeos, será como Sodoma y Gomorra a quienes trastornó Dios. 20 Nunca más se habitará, ni se morará de generación en generación: ni hincará allí tienda el Árabe, ni pastores tendrán allí majada. 21 Mas bestias fieras dormirán allí; y sus casas se henchirán de hurones: allí habitarán hijas del búho, y allí saltarán faunos. 22 Y en sus palacios gritarán gatos cervales, y dragones en sus casas de deleite; y cercano está para venir su tiempo, y sus días no se alargarán. 14  1 Porque Jehová tendrá piedad de Jacob, y todavía escogerá a Israel; y hacerles ha que descansen sobre su tierra; y juntarse han a ellos extranjeros, y allegarse han a la familia de Jacob. 2 Y tomarlos han pueblos, y traerlos han a su lugar; y la casa de Israel los poseerá por siervos y criadas en la tierra de Jehová; y cautivarán a los que los cautivaron, y señorearán a los que los oprimieron. 3 ¶ Y será que en el día que Jehová te diere reposo de tu trabajo, y de tu temor, y de la dura servidumbre en que te hicieron servir, 4 Entonces levantarás esta parábola sobre el rey de Babilonia, y dirás: ¿Cómo cesó el exactor, reposó la codiciosa del oro? 5 Quebrantó Jehová el bastón de los impíos, el cetro de los señores. 6 Que con ira hería los pueblos de llaga perpetua; que con furor se enseñoreaba de las naciones: al perseguido no defendió. 7 Descansó, sosegó toda la tierra, cantaron alabanza. 8 Aun las hayas se holgaron de ti, los cedros del Líbano, diciendo: Desde que moriste, no ha subido cortador contra nosotros. 9 El infierno abajo se espantó de ti: despertóte muertos que en tu venida saliesen a recebirte: todos los príncipes de la tierra hizo levantar de sus tronos, a todos los reyes de las naciones. 10 Todos ellos darán voces, y te dirán: ¿Tú también enfermaste como nosotros? ¿fuiste como nosotros? 11 Descendió al sepulcro tu soberbia, y el sonido de tus vihuelas: gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán. 12 ¡Cómo caíste del cielo, o! Lucero, hijo de la mañana! ¡cortado fuiste por tierra, el que debilitabas las naciones! 13 Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo: en lo alto junto a las estrellas de Dios ensalzaré mi trono; y en el monte del testimonio me asentaré, en los lados del aquilón. 14 Sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. 15 Mas tú derribado eres en el sepulcro, a los lados de la huesa. 16 Inclinarse han hacia ti los que te vieren, y considerarte han, diciendo: ¿Es este aquel varón, que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos, 17 Que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades, que a sus presos nunca abrió la cárcel? 18 Todos los reyes de las naciones, todos ellos yacen con honra cada uno en su casa. 19 Mas tú echado eres de tu sepulcro, como tronco abominable: como vestido de muertos a estocadas de espada, que descendieron a los fundamentos de la sepultura: como cuerpo muerto hollado. 20 No serás contado con ellos en la sepultura; porque tu destruiste tu tierra, mataste tu pueblo. No será para siempre la simiente de los malignos. 21 Aparejád sus hijos para el matadero por la maldad de sus padres; no se levanten, y posean la tierra, e hinchan la haz del mundo de ciudades. 22 ¶ Porque yo me levantaré sobre ellos, dice Jehová de los ejércitos, y raeré de Babilonia el nombre, y los residuos, hijo y nieto, dice Jehová. 23 Y ponerla he en posesión de erizos, y en lagunas de aguas; y barrerla he con escoba de destrucción, dice Jehová de los ejércitos. 24 Jehová de los ejércitos juró, diciendo: Si no se hiciere de la manera que lo he pensado; y si no será confirmado, como lo he determinado. 25 Que quebrantaré al Asur en mi tierra, y en mis montes le hollaré; y su yugo será apartado de ellos, y su carga será quitada de su hombro. 26 Este es aquel consejo, que está acordado sobre toda la tierra; y esta es aquella mano extendida sobre todas las naciones. 27 Porque Jehová de los ejércitos lo ha determinado, ¿y quién lo invalidará? Y aquella su mano extendida, ¿quién la hará tornar? 28 ¶ En el año que murió el rey Acaz fue esta carga: 29 No te alegres tú, toda Filistea, por haberse quebrado la vara del que te hería; porque de la raíz de la culebra saldrá basilisco, y su fruto ceraste volador. 30 Y los primogénitos de los pobres serán apacentados, y los menesterosos se acostarán seguramente; y haré morir de hambre tu raíz, y tus residuos matará él. 31 Aulla, o! puerta, clama, o! ciudad, desleida, Filistea, toda tú; porque humo vendrá del aquilón: no quedará uno solo en sus congregaciones. 32 ¿Y qué se responderá a los mensajeros de la gentilidad? Que Jehová fundó a Sión, y que en ella tendrán confianza los afligidos de su pueblo. 15  1 Carga de Moab. Cierto de noche fue destruida Ar-Moab, fue puesta en silencio. Cierto de noche fue destruida Kir-Moab, fue puesta en silencio. 2 Subió a Bait, y a Dibón, altares, a llorar: sobre Nebo, y sobre Medaba aullará Moab: toda cabeza de ella se mesará y toda barba será raída. 3 Ceñirse han de sacos en sus plazas: en sus terrados, y en sus calles todos aullarán, descenderán a lloro. 4 Jesebón y Eleale gritarán, hasta Jahaz se oirá su voz, porque los armados de Moab aullarán: el alma de cada uno se aullará a sí. 5 Mi corazón dará gritos por Moab: sus fugitivos subirán con lloro por la subida de Luhit hasta Zoar, novilla de tres años: levantarán llanto de quebrantamiento por el camino de Oronaim. 6 Las aguas de Nimrim se agotaron, la grama se secó, faltó la yerba, verdura no hubo. 7 Por lo cual lo que cada uno guardó, y sus riquezas sobre el arroyo de los sauces serán llevadas. 8 El llanto cercó los términos de Moab; hasta Eglaim llegó su alarido, y hasta Beerelim llegó su alarido. 9 Porque las aguas de Dimón se henchirán de sangre; porque yo pondré sobre Dimón añadidura, leones a los que escaparen de Moab, y a los residuos de la tierra. 16  1 Enviád cordero al enseñoreador de la tierra, desde la Piedra del desierto al monte de la hija de Sión. 2 Y será como ave espantada, que se huye de su nido, así serán las hijas de Moab a los vados de Arnón. 3 Toma consejo, haz juicio: pon tu sombra en el mediodía como la noche: esconde los desterrados, no descubras al huido. 4 Moren en ti mis desterrados, o! Moab: séles escondedero de la presencia del destruidor; porque el chupador fenecerá, el destruidor tendrá fin, el hollador será consumido de sobre la tierra. 5 Y componerse ha trono en misericordia; y asentarse ha sobre él en firmeza en el tabernáculo de David quien juzgue, y busque el juicio, y apresure la justicia. 6 Oído hemos la soberbia de Moab, soberbio mucho: su soberbia, y su arrogancia, y su altivez: mas sus mentiras no serán firmes. 7 Por tanto aullará Moab, todo él aullará: gemiréis por los fundamentos de Kir-jareset, empero heridos. 8 Porque las vides de Jesebón fueron taladas, y las vides de Sibma: señores de naciones hollaron sus generosos sarmientos que habían llegado hasta Jazer: habían cundido hasta el desierto: sus nobles plantas se extendieron, pasaron la mar. 9 Por lo cual lamentaré con lloro a Jazer de la viña de Sibma: embriagarte he de mis lágrimas, o! Jesebón, y Eleale; porque sobre tus cosechas, y sobre tu segada caerá la canción. 10 Quitado es el gozo y la alegría del campo fértil: en las viñas no cantarán, ni jubilarán: no pisará vino en los lagares el pisador: la canción hice cesar. 11 Por tanto mis entrañas sonarán como arpa sobre Moab; y mis intestinos sobre Kir-jareset. 12 Y acaecerá que cuando Moab pareciere que está cansado sobre los altos, entonces vendrá a su santuario a orar, y no podrá. 13 Esta es la palabra que pronunció Jehová sobre Moab desde aquel tiempo. 14 Empero ahora habló Jehová, diciendo: Dentro de tres años, como años de mozo de soldada, será abatida la gloria de Moab con toda su multitud, aunque grande; y sus residuos serán pocos, pequeños, no fuertes. 17  1 Carga de Damasco. He aquí que Damasco dejó de ser ciudad, y será montón de ruina. 2 Las ciudades de Aroer desamparadas, en majadas se tornarán: dormirán allí, y no habrá quien los espante. 3 Y cesará el socorro de Efraím, y el reino de Damasco; y lo que quedare de Siria, será como la gloria de los hijos de Israel, dice Jehová de los ejércitos. 4 ¶ Y será que en aquel tiempo la gloria de Jacob se adelgazará, y la grosura de su carne se enflaquecerá. 5 Y será como el segador que coge la mies, y con su brazo siega las espigas: será también como el que coge espigas en el valle de Refaim. 6 Y quedarán en él rebuscos, como cuando sacuden el aceituno, que quedan allí dos o tres granos en la punta del ramo, cuatro o cinco en sus ramas fructíferas, dice Jehová Dios de Israel. 7 En aquel día mirará el hombre a su Hacedor, y sus ojos contemplarán al Santo de Israel. 8 Y no mirará a los altares que hicieron sus manos, ni mirará a lo que hicieron sus dedos, ni a los bosques, ni a las imágenes del sol. 9 En aquel día las ciudades de su fortaleza serán como los frutos que quedan en los pimpollos, y en las ramas, como lo que dejaron ante la faz de los hijos de Israel; y será asolamiento. 10 Porque te olvidaste del Dios de tu salud, y no te acordaste de la Roca de tu fortaleza. Por tanto plantarás plantas hermosas, y sembrarás sarmiento extraño. 11 El día que las plantares, las harás crecer; y harás que tu simiente brote de mañana: mas en el día del coger huirá la cosecha, y será dolor desesperado. 12 ¶ ¡Ay! multitud de muchos pueblos, que sonarán, como sonido de la mar; y murmullo de naciones hará alboroto, como murmullo de muchas aguas. 13 Pueblos harán ruido a manera de ruido de grandes aguas: mas reprenderlo ha, y huirá lejos: será ahuyentado como el tamo de los montes delante del viento, y como el cardo delante del torbellino. 14 Al tiempo de la tarde, he aquí, turbación: antes que la mañana venga, ella no será. Esta es la parte de los que nos huellan, y la suerte de los que nos saquean. 18  1 ¡Ay de la tierra que hace sombra con las alas, que está tras los ríos de Etiopía! 2 ¶ El que envía mensajeros por la mar, y en navíos de junco sobre las aguas: Andád ligeros mensajeros a la nación arrastrada, y repelada: al pueblo temeroso desde su principio, y después: nación harta de esperar, y hollada, cuya tierra destruyeron los ríos, 3 Todos los moradores del mundo, y los vecinos de la tierra, cuando levantare bandera en los montes verla heis; y cuando tocare trompeta, oírla heis. 4 Porque Jehová me dijo así: Reposarme he, y miraré desde mi morada: como sol claro después de la lluvia, y como nube cargada de rocío en el calor de la segada. 5 ¶ Porque antes de la siega, cuando el fruto fuere perfecto, y pasada la flor, los frutos fueren maduros, entonces podará con podaderas los ramitos, y cortará, y quitará las ramas. 6 Y serán dejados todos a las aves de los montes, y a las bestias de la tierra: sobre ellos tendrán el verano las aves, e invernarán todas las bestias de la tierra. 7 ¶ En aquel tiempo será traído presente a Jehová de los ejércitos, el pueblo arrastrado, y repelado, el pueblo temeroso desde su principio, y después, gente harta de esperar, y hollada, cuya tierra destruyeron los ríos, al lugar del nombre de Jehová de los ejércitos, al monte de Sión. 19  1 Carga de Egipto. He aquí que Jehová cabalga sobre una nube ligera, y vendrá en Egipto, y los ídolos de Egipto se moverán delante de él, y el corazón de Egipto se desleirá en medio de él. 2 Y revolveré Egipcios con Egipcios, y cada uno peleará contra su hermano, cada uno contra su prójimo, ciudad contra ciudad, y reino contra reino. 3 Y el espíritu de Egipto se desvanecerá en medio de él, y destruiré su consejo; y pregunten a sus imágenes, a sus mágicos, a sus pitones, y a sus adivinos. 4 Y entregaré a Egipto en manos de señor duro; y rey violento se enseñoreará de ellos, dice el Señor Jehová de los ejércitos. 5 Y las aguas de la mar faltarán; y el río se agotará, y se secará. 6 Y los ríos se alejarán: agotarse han, y secarse han las corientes de los fosos: la caña y el carrizo serán cortados. 7 Las verduras de junto al río, de junto a la ribera del río, y toda sementera del río se secará; perderse ha, y no será. 8 Los pescadores también se entristecerán; y enlutarse han todos los que echan anzuelo en el río; y los que extienden red sobre las aguas desfallecerán. 9 Avergonzarse han los que labran lino fino, y los que tejen redes. 10 Porque todas sus redes serán rotas; y todos los que hacen estanques para criar peces se entristecerán. 11 Ciertamente son insensatos los príncipes de Zoán: el consejo de los prudentes consejeros de Faraón se ha desvanecido: ¿Cómo diréis por Faraón: Yo soy hijo de los sabios, e hijo de los reyes antiguos? 12 ¿Dónde están ahora aquellos tus prudentes? Dígante ahora, o hágante saber que es lo que Jehová de los ejércitos ha determinado sobre Egipto. 13 Desvanecido se han los príncipes de Zoán: engañádose han los príncipes de Nof: engañaron a Egipto las esquinas de sus familias. 14 Jehová mezcló espíritu de perversidades en medio de él; e hicieron errar a Egipto en toda su obra, como yerra el borracho en su vómito. 15 Y no aprovechará a Egipto cosa que haga, cabeza o cola, ramo o junco. 16 En aquel día será Egipto como mujeres; porque se asombrará, y temerá en la presencia de la mano alta de Jehová de los ejércitos, que él ha de levantar sobre él. 17 Y la tierra de Judá será espantable a Egipto: todo hombre que de ella se acordare, se asombrará de ella, por causa del consejo que Jehová de los ejércitos acordó sobre él. 18 ¶ En aquel tiempo habrá cinco ciudades en la tierra de Egipto, que hablen la lengua de Canaán, y que juren por Jehová de los ejércitos: la una se llamará ciudad Herez. 19 En aquel tiempo habrá altar para Jehová en medio de la tierra de Egipto, y título a Jehová junto a su término. 20 Y será por señal, y por testimonio a Jehová de los ejércitos en la tierra de Egipto; porque a Jehová clamarán por sus opresores, y él les enviará salvador y príncipe que los libre. 21 Y Jehová será conocido de Egipto, y los de Egipto conocerán a Jehová en aquel día; y harán sacrificio, y oblación; y hará votos a Jehová, y pagarlos han. 22 Y herirá Jehová a Egipto hiriendo, y sanando; y convertirse han a Jehová; y serles ha clemente, y sanarlos ha. 23 En aquel tiempo habrá una calzada de Egipto en Asiria; y Asirios vendrán en Egipto, y Egipcios en Asiria; y los Egipcios servirán con los Asirios a Jehová. 24 En aquel tiempo Israel será tercero con Egipto, y con Asiria, naciones benditas en medio de la tierra. 25 Porque Jehová de los ejércitos los bendecirá, diciendo: Bendito el pueblo mío Egipto, y el Asirio obra de mis manos, y heredad mía Israel. 20  1 En el año que vino Tartán en Azoto, cuando le envió Sargón, rey de Asiria, y peleó contra Azoto, y la tomó: 2 En aquel tiempo habló Jehová por Isaías hijo de Amós, diciendo: Vé, y quita el saco de tus lomos, y descalza los zapatos de tus pies; e hízolo así, andando desnudo y descalzo. 3 Y dijo Jehová: De la manera que anduvo mi siervo Isaías desnudo y descalzo tres años, señal y pronóstico sobre Egipto, y sobre Etiopía; 4 Así llevará el rey de Asiria la cautividad de Egipto, y la transmigración de Etiopía, de mozos y de viejos, desnuda y descalza, y descubiertas las nalgas, para vergüenza de Egipto. 5 Y quebrantarse han, y avergonzarse han de Etiopía su esperanza, y de Egipto su gloria. 6 Y dirá en aquel día el morador de esta isla: Mirád que tal fue nuestra esperanza, donde nos acogimos por socorro, para ser libres de la presencia del rey de Asiria. ¿Y cómo escaparemos? 21  1 Carga del desierto de la mar. Como los torbellinos que pasan por el desierto en la región del mediodía, que vienen de la tierra horrible. 2 Visión dura me ha sido mostrada: para un prevaricador, otro prevaricador; y para un destruidor, otro destruidor. Sube, Persa: cerca, Medo. Todo su gemido hice cesar. 3 Por tanto mis lomos se hinchieron de dolor: angustias me comprendieron, como angustias de mujer de parto: agobiéme oyendo, y espantéme viendo. 4 Mi corazón se despavorió, asombróme el horror: la noche de mi deseo me tornó en espanto. 5 Pon la mesa: mira de la atalaya: come, bebe, levantáos, príncipes, ungíd escudo. 6 Porque el Señor me dijo así: Vé, pon centinela, que haga saber lo que viere. 7 Y vio un carro de un par de caballeros, un carro de asno, y un carro de camello: luego miró muy más atentamente, 8 Y dijo a voces: León sobre atalaya: Señor, yo estoy continuamente todo el día, y las noches enteras sobre mi guarda. 9 Y, he aquí, este carro de hombres viene, un par de caballeros. Y habló, y dijo: Cayó, cayó Babilonia; y todos los ídolos de sus dioses quebrantó en tierra. 10 Trilla mía, y paja de mi era: díchoos he lo que oí de Jehová de los ejércitos, Dios de Israel. 11 ¶ Carga de Duma. Dánme voces de Seir: Guarda, ¿qué hay esta noche? Guarda, ¿qué hay esta noche? 12 El que guarda respondió: La mañana viene, y después la noche. Si preguntareis, preguntád, volvéd, y veníd. 13 ¶ Carga sobre Arabia. En el monte tendréis la noche en Arabia, o! caminantes de Dedanim. 14 Salió al encuentro llevando aguas al sediento, o! moradores de tierra de Tema: socorréd con su pan al que huye. 15 Porque de la presencia de las espadas huyen, de la presencia de la espada desnuda, de la presencia del arco entesado, de la presencia del peso de la batalla. 16 Porque Jehová me ha dicho así: De aquí a un año, semejante a años de mozo de soldada, se deshará toda la gloria de Cedar. 17 Y los restos del número de los valientes flecheros, hijos de Cedar, serán apocados; porque Jehová Dios de Israel lo ha dicho. 22  1 Carga del valle de la visión: ¿Qué has ahora, que toda tú te has subido sobre los tejados? 2 Llena de alborotos, ciudad turbulenta, ciudad alegre. Tus muertos, no muertos a cuchillo, ni muertos en guerra. 3 Todos tus príncipes juntos huyeron del arco: fueron atados. Todos los que en ti se hallaron, fueron atados juntamente: lejos se habían huido. 4 Por esto dije: Dejádme; lloraré amargamente: no os trabajéis por consolarme de la destrucción de la hija de mi pueblo. 5 Porque día de alboroto, y de huella, y de fatiga por el Señor Jehová de los ejércitos es enviado en el valle de la visión, para derribar al muro, y dar grita al monte. 6 También Elam tomó aljaba en carro de hombres, y de caballeros; y Cir descubrió escudo. 7 Y acaeció que tus hermosos valles fueron llenos de carros; y soldados pusieron de hecho sus haces a la puerta. 8 Y desnudó la cobertura de Judá, y miraste en aquel día hacia la casa de armas del bosque. 9 Y visteis las roturas de la ciudad de David, que se multiplicaron; y juntasteis las aguas de la pesquera de abajo. 10 Y contasteis las casas de Jerusalem; y derribasteis casas para fortalecer el muro. 11 E hicisteis foso entre los dos muros con las aguas de la pesquera vieja; y no tuvisteis respeto al que la hizo, ni mirasteis de lejos al que la labró. 12 Por tanto el Señor Jehová de los ejércitos llamó en este día a llanto y a endechas, a mesar y a vestir saco. 13 Y veis aquí gozo y alegría, matando vacas, y degollando ovejas, comer carne, y beber vino: comer y beber, que mañana moriremos. 14 Esto fue revelado a mis oídos de parte de Jehová de los ejércitos: Que este pecado no os será perdonado hasta que muráis, dice el Señor Jehová de los ejércitos. 15 ¶ Jehová de los ejércitos dice así: Vé, entra a este tesorero, a Sobna el mayordomo: 16 ¿Qué tienes tú aquí? ¿o a quién tienes tú aquí que labraste para ti aquí sepulcro, como el que labra en lugar alto su sepultura, o el que esculpe en peñasco morada para sí? 17 He aquí que Jehová te trasporta de traspuesta de varón, y cubriendo te cubrirá. 18 Arrojarte ha rodando, como a bola por tierra larga de términos: allá morirás, y allá fenecerán los carros de tu gloria, vergüenza de la casa de tu señor. 19 Y alanzarte he de tu lugar, y de tu asiento te rempujaré. 20 Y será, que en aquel día llamaré a mi siervo Eliacim, hijo de Elcías; 21 Y vestirle he de tus vestiduras; y fortalecerle he con tu talabarte; y entregaré en sus manos tu potestad; y será padre al morador de Jerusalem, y a la casa de Judá. 22 Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará: cerrará, y nadie abrirá. 23 E hincarle he como clavo en lugar firme; y será por asiento de honra a la casa de su padre. 24 Y colgarán de él toda la honra de la casa de su padre, los hijos, y los nietos, todos los vasos menores desde los vasos de beber hasta todos los instrumentos de música. 25 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, el clavo hincado en lugar firme será quitado, y será quebrado, y caerá; y la carga que sobre él se puso se echará a perder; porque Jehová habló. 23  1 Carga de Tiro. Aullád, naves de Társis; porque destruida es, hasta no quedar casa ni entrada: de la tierra de Quitim es revelado a ellos. 2 Callád moradores de la isla, mercader de Sidón: que pasando la mar te henchían. 3 Su provisión solía ser de las sementeras que crecen con las muchas aguas del Nilo, de la mies del río. Fue también feria de naciones. 4 Avergüénzate Sidón, porque la mar, la fortaleza de la mar, diciendo dijo: Nunca estuve de parto, ni parí, ni crié mancebos, ni levanté vírgenes. 5 En llegando la fama a Egipto, tendrán dolor de las nuevas de Tiro. 6 Pasáos a Társis: aullád moradores de la isla. 7 ¿No es esta vuestra alegre? Su antigüedad de muchos días: sus pies la llevarán a peregrinar lejos, 8 ¿Quién decretó esto sobre Tiro la coronada, cuyos negociantes eran príncipes, cuyos mercaderes los nobles de la tierra? 9 Jehová de los ejércitos lo decretó, para envilecer la soberbia de toda gloria, y para abatir todos los ilustres de la tierra. 10 Pásate, como río, de tu tierra a la hija de Társis; porque no tendrás ya más fortaleza. 11 Extendió su mano sobre la mar: hizo temblar los reinos. Jehová mandó sobre Canaán, que sus fuerzas sean debilitadas. 12 Y dijo: Nunca más te alegrarás, o! oprimida virgen hija de Sidón. Levántate para pasarte a Quitim; y aun allí no tendrás reposo. 13 Mira la tierra de los Caldeos: este pueblo no era antes: Asur la fundó para las naves, levantando sus fortalezas: minaron sus casas, pusiéronla por tierra. 14 Aullád naves de Társis, porque destruida es vuestra fortaleza. 15 ¶ Y acontecerá en aquel día, que Tiro será puesta en olvido por setenta años, como días de un rey: después de los setenta años cantará Tiro canción como de ramera. 16 Toma arpa, y rodea la ciudad, o! ramera olvidada: haz buena melodía, reitera la canción, para que tornes en memoria. 17 Y acontecerá, que al fin de los setenta años visitará Jehová a Tiro; y tornarse ha a su ganancia; y otra vez fornicará con todos los reinos de la tierra sobre la haz de la tierra. 18 Mas su negociación, y su ganancia, será santa a Jehová, no se guardará ni se atesorará; porque su negociación será para los que estuvieren delante de Jehová, para que coman hasta hartarse, y vistan honradamente. 24  1 He aquí que Jehová vacía la tierra, y la desnuda, y trastorna su haz, y hace esparcir sus moradores. 2 Y será, como el pueblo tal el sacerdote; como el siervo tal su señor; como la criada tal su señora; tal el que compra, como el que vende; tal el que da emprestado, como el que toma emprestado; tal el que da a logro, como el que lo recibe. 3 Vaciando será vaciada la tierra, y de saco será saqueada; porque Jehová pronunció esta palabra. 4 Destruyóse, cayó la tierra: enfermó, cayó el mundo: enfermaron los altos pueblos de la tierra. 5 Y la tierra fue mentirosa debajo de sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, rompieron el pacto sempiterno. 6 Por esta causa el quebrantamiento del juramento consumió a la tierra, y sus moradores fueron asolados, por esta causa fueron consumidos los moradores de la tierra, y los hombres se apocaron. 7 Perdióse el vino, enfermó la vid: gimieron todos los que eran alegres de corazón. 8 Cesó el regocijo de los panderos, acabóse el estruendo de los que se huelgan, reposó la alegría de la arpa. 9 No beberán vino con cantar: la bebida será amarga a los que la bebieren. 10 Quebrantada es la ciudad de la vanidad: toda casa se ha cerrado, porque no entre nadie. 11 Voces sobre el vino en las plazas: todo gozo se oscureció, la alegría se desterró de la tierra. 12 Quedó en la ciudad soledad, y con asolamiento fue herida la puerta. 13 Porque así será en medio de la tierra, en medio de los pueblos como aceituno sacudido, como rebuscos, acabada la vendimia. 14 ¶ Estos alzarán su voz, jubilarán en la grandeza de Jehová, relincharán desde la mar, 15 Glorificád por esto a Jehová en los valles: en islas de la mar sea nombrado Jehová, Dios de Israel. 16 De lo postrero de la tierra salmos oímos: Gloria al justo. Y yo dije: ¡Mi secreto a mí, mi secreto a mí, ay de mí! Prevaricadores han prevaricado; y con prevaricación de prevaricadores han prevaricado. 17 Terror, y sima, y lazo sobre ti, o! morador de la tierra. 18 Y acontecerá, que el que huirá de la voz del terror, caerá en la sima; y el que saliere de en medio de la sima, será preso del lazo; porque de lo alto se abrieron ventanas, y los fundamentos de la tierra temblarán. 19 Con quebrantamiento es quebrantada la tierra, con desmenuzamiento es desmenuzada la tierra, con removimiento es removida la tierra. 20 Con temblor temblará la tierra, como un borracho; y será traspasada, como una choza; y su pecado se agravará sobre ella; y caerá, y nunca más se levantará. 21 Y acontecerá en aquel día, que Jehová visitará sobre el ejército sublime en lo alto; y sobre los reyes de la tierra sobre la tierra. 22 Y serán amontonados de amontonamiento como encarcelados en mazmorra; y serán encerrados en cárcel; y serán visitados de multitud de días. 23 La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reinare en el monte de Sión, y en Jerusalem, y delante de sus ancianos fuere glorioso. 25  1 Jehová, Dios mío eres tú: ensalzarte he, y alabaré tu nombre; porque has hecho maravillas; los consejos antiguos, la verdad firme. 2 Que tornaste la ciudad en montón, la ciudad fuerte en ruina: el alcázar de los extraños que no sea ciudad, ni nunca para siempre sea reedificada. 3 Por esto te dará gloria el pueblo fuerte: la ciudad de naciones robustas te temerá. 4 Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, amparo contra el turbión, sombra contra el calor, porque el ímpetu de los violentos, como turbión contra hastial. 5 Como el calor en lugar seco, así humillarás el orgullo de los extraños; y como con calor que quema debajo de nube, harás marchitar el pimpollo de los robustos. 6 ¶ Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos convite de engordados, convite de purificados, de gruesos tuétanos, de purificados líquidos. 7 Y deshará en este monte la máscara de la cobertura con que están cubiertos todos los pueblos, y la cubierta que está extendida sobre todas las naciones. 8 Destruirá a la muerte para siempre; y limpiará el Señor Jehová toda lágrima de todos los rostros; y quitará la vergüenza de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho. 9 Y dirá en aquel día: He aquí, este es nuestro Dios, a quien esperamos, y salvarnos ha: este es Jehová a quien esperamos, gozarnos hemos y alegrarnos hemos en su salud. 10 Porque la mano de Jehová reposará en este monte; y Moab será trillado debajo de él, como es trillada la paja en el muladar. 11 Y extenderá su mano por medio de él, como la extiende el nadador para nadar; y abatirá su soberbia con los brazos de sus manos. 12 Y allanará la fortaleza de tus muros altos: humillarla ha, derribarla ha a tierra, hasta el polvo. 26  1 En aquel día cantarán este cantar en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos: salud puso por muros y antemuro. 2 Abríd las puertas, y entrará la nación justa, guardadora de verdades. 3 Sentencia firme: Que guardarás paz, paz; porque en ti se han confiado, 4 Confiád en Jehová perpetuamente; porque en Jah Jehová está la fortaleza de los siglos. 5 ¶ Porque él derribó los que moraban en lugar sublime: humilló la ciudad ensalzada, humillóla hasta la tierra, la derribó hasta el polvo. 6 Hollarla ha pie, pies de afligido, pasos de menesterosos. 7 ¶ Camino derecho para el justo: , recto, pesas el camino del justo. 8 Aun en el camino de tus juicios, o! Jehová, te esperamos: a tu nombre, y a tu memoria es el deseo del alma. 9 Con mi alma te deseo en la noche; y entre tanto que me durare el espíritu en medio de mí, madrugaré a buscarte; porque desde que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia. 10 ¶ Alcanzará piedad el impío, no aprendará justicia: en tierra de rectitud hará iniquidad, y no mirará a la majestad de Jehová. 11 Jehová, por mucho que se levante tu mano, no verán: verán, y avergonzarse han con zelo del pueblo; y a tus enemigos fuego los consumirá. 12 Jehová, aparejarnos has paz; porque también obraste en nosotros todas nuestras obras, 13 Jehová Dios nuestro, señores se enseñorearon de nosotros sin ti; mas en ti solamente nos acordaremos de tu nombre. 14 Muertos, no vivirán: privados de la vida no resucitarán; porque los visitaste, y destruiste, y deshiciste toda su memoria. 15 Añadiste a la nación, o! Jehová, añadiste a la nación: hicístete glorioso: extendiste hasta todos los términos de la tierra. 16 Jehová, en la tribulación te visitaron: derramaron oración cuando los castigaste. 17 ¶ Como la preñada cuando se acerca al parto gime, y da gritos con sus dolores, así hemos sido delante de ti, o! Jehová. 18 Concebimos, tuvimos dolores de parto, parimos como viento: saludes no se hicieron en la tierra, ni cayeron los moradores del mundo. 19 ¶ Tus muertos vivirán, y junto con mi cuerpo resucitarán. Despertád, y cantád moradores del polvo, porque tu rocío, como rocío de hortalizas; y la tierra echará los muertos. 20 Anda pues, pueblo mío, éntrate en tus cámaras, cierra tus puertas tras ti: escóndete un poquito, por un momento, entre tanto que pasa la ira. 21 Porque he aquí que Jehová sale de su lugar, para visitar la maldad del morador de la tierra contra él; y la tierra descubrirá sus sangres, y más no encubrirá sus muertos. 27  1 En aquel día Jehová visitará con su espada dura, grande, y fuerte, sobre el leviatán, serpiente rolliza, y sobre el leviatán, serpiente retuerta; y matará al dragón que está en la mar. 2 En aquel día, la viña de Hemer, cantád de ella. 3 Yo Jehová la guardo, cada momento la regaré: de noche y de día la guardaré, porque el enemigo no la visite. 4 No hay en mi enojo: ¿quién me dará espinas y cardos? En pelea pasara por ella, la encendiera juntamente. 5 ¿O quién forzará mi fortaleza para hacer conmigo paz, para hacer conmigo paz? 6 Días vendrán, cuando Jacob echará raíces, florecerá y echará renuevos Israel, y la haz del mundo se henchirá de fruto. 7 ¶ ¿Si ha sido herido, como quien le hirió? ¿Si ha sido muerto, como los que le mataron? 8 Con medida la castigarás en sus metidas, aun cuando soplare con su viento recio en día de solano. 9 Por tanto de esta manera será purgada la iniquidad de Jacob, y este será todo el fruto, apartamiento de su pecado, cuando tornare todas las piedras del altar, como piedras de cal desmenuzadas; porque no se levanten los bosques, ni las imágenes del sol. 10 De otra manera la ciudad fortalecida será asolada: la morada será desamparada, y dejada como un desierto: allí se apacentará el becerro, allí tendrá su majada; y acabará sus ramas. 11 Cuando sus ramas se secaren, y serán quebradas, mujeres vendrán a encenderla; porque aquel no es pueblo de entendimiento. Por tanto su hacedor no habrá misericordia de él: ni se compadecerá de él el que le formó. 12 Y acontecerá en aquel día, que aventará Jehová desde la ribera del río hasta el río de Egipto, y vosotros, hijos de Israel, seréis congregados uno a uno. 13 Acontecerá también en aquel día, que será tañido con gran voz de trompeta; y vendrán, los que habían sido esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habían sido echados en tierra de Egipto, y adorarán a Jehová en el monte santo en Jerusalem. 28  1 ¡Ay de la corona de soberbia, de los borrachos de Efraím, y de la flor caduca de la hermosura de su gloria, que está sobre la cabeza, del valle fértil, oprimidos del vino! 2 He aquí que la valentía, y la fortaleza de Jehová viene como turbión de granizo, y como torbellino trastornador, como ímpetu de recias aguas que salen de madre, que con fuerza derriba a tierra. 3 Con los pies será hollada la corona de soberbia de los borrachos de Efraím. 4 Y será la flor caduca de la hermosura de su gloria, que está sobre la cabeza del valle fértil, como la breva temprana, que viene primero que los otros frutos del verano, la cual, en viéndola el que la ve, en teniéndola en la mano, se la traga. 5 ¶ En aquel día Jehová de los ejércitos será por corona de gloria, y diadema de hermosura a los residuos de su pueblo: 6 Y por espíritu de juicio al que se sentare sobre la silla del juicio; y por fortaleza a los que harán retraer la batalla hasta la puerta. 7 Mas también estos erraron con el vino, y con la sidra se entontecieron. El sacerdote y el profeta, erraron con la sidra, fueron trastornados del vino, entonteciéronse con la sidra, erraron en la visión, tropezaron en el juicio. 8 Porque todas las mesas están llenas de vómito y suciedad, hasta no haber lugar. 9 ¿A quién se enseñará ciencia, o a quién se hará entender doctrina? ¿a los quitados de la leche? ¿a los arrancados de los pechos? 10 Porque mandamiento tras mandamiento, mandamiento tras mandamiento: renglón tras renglón, renglón tras renglón: un poquito allí, otro poquito allí: 11 Porque con labios tartamudos, y en lengua extraña hablará a este pueblo, 12 A los cuales él dijo: Este es el reposo: dad reposo al cansado; y este es el refrigerio; y no quisieron oír. 13 Serles ha pues la palabra de Jehová: Mandamiento tras mandamiento, mandamiento tras mandamiento: renglón tras renglón, renglón tras renglón: un poquito allí, otro poquito allí, que vayan, y caigan por las espaldas, y se desmenucen, y se enreden, y sean presos. 14 Por tanto varones burladores, que estáis enseñoreados sobre este pueblo que está en Jerusalem, oíd la palabra de Jehová. 15 Porque habéis dicho: Concierto tenemos hecho con la muerte, y con la sepultura: hicimos acuerdo, que cuando pasare el turbión del azote, no llegará a nosotros; porque pusimos nuestra acogida en mentira, y en falsedad nos esconderemos. 16 Por tanto el Señor Jehová dice así: He aquí que yo fundo en Sión una piedra, piedra de fortaleza, de esquina, de precio, de cimiento cimentado: el que creyere, no se apresure. 17 Y ajustaré el jucio a cordel, y a nivel la justicia; y granizo barrerá la acogida en mentira, y aguas arroyarán el escondrijo. 18 Y anularse ha vuestro concierto con la muerte; y vuestro acuerdo con la sepultura no será firme: cuando pasare el turbión del azote seréis de él hollados. 19 Luego que comenzare a pasar, él os arrebatará; porque de mañana de mañana pasará, de día y de noche; y será que el espanto solamente haga entender lo oído. 20 Porque la cama es angosta, que no basta; y la cubierta estrecha para recoger. 21 Porque Jehová se levantará, como en el monte Perazim, y como en el valle de Gabaón se enojará para hacer su obra, su extraña obra; y para hacer su operación, su extraña operación. 22 Por tanto no os burléis ahora, porque no se arrecien vuestros castigos; porque consumación y acabamiento sobre toda la tierra he oído del Señor Jehová de los ejércitos. 23 ¶ Estád atentos, y oíd mi voz: estád atentos, y oíd mi dicho. 24 ¿Arará todo el día el que ara para sembrar? ¿romperá, y quebrará los terrones de la tierra? 25 ¿Después que hubiere igualado su haz, no derramará el ajenuz, sembrará el comino, pondrá el trigo por su orden, y la cebada en su señal, y la avena en su término? 26 Porque su Dios le enseña para saber juzgar, y le instruye, 27 Que el ajenuz no se trillará con trillo, ni sobre el comino rodará rueda de carreta: mas con un palo se sacude el ajenuz, y el comino con una vara. 28 El pan se trilla: mas no perpetuamente lo trillará, ni lo molerá con la rueda de su carreta, ni lo quebrantará con los dientes de su trillo. 29 Aun hasta esto salió de Jehová de los ejércitos, para hacer maravilloso el consejo, y engrandecer la sabiduría. 29  1 ¡Ay de Ariel, ciudad donde habitó David! Añadíd un año a otro: los corderos cesarán. 2 Porque pondré a Ariel en apretura, y será desconsolada y triste; y será a mí como Ariel. 3 Porque asentaré campo contra ti en derredor, y combatirte he con ingenios; y levantaré contra ti baluartes. 4 Entonces serás humillada: hablarás desde la tierra, y tu habla saldrá del polvo; y será tu voz de la tierra, como voz de pitón, y tu habla murmurará del polvo. 5 Más el estrépito de tus extranjeros será como polvo menudo, y la multitud de los fuertes como tamo que pasa; y será repentinamente, en un momento. 6 De Jehová de los ejércitos serás visitada con truenos, y con terremotos, y con gran ruido, con torbellino, y tempestad, y llama de fuego consumidor. 7 Y será como sueño de visión de noche la multitud de todas las naciones, que pelearán contra Ariel, y todos los que pelearán contra ella, y sus ingenios, y los que la pondrán en apretura. 8 Será pues como el que sueña que tiene hambre, y parece que come: mas cuando se despierta, su alma está vacía; y como el que sueña que tiene sed, y parece que bebe: mas cuando se despierta, hállase cansado, y su alma todavía sedienta: así será la multitud de todas las naciones que pelearán contra el monte de Sión. 9 Entontecéos, y entontecéd: cegáos, y cegád: emborracháos, y no de vino: titubeád, y no de sidra. 10 Porque Jehová extendió sobre vosotros espíritu de sueño, y cerró vuestros ojos; cubrió de sueño vuestros profetas, y vuestros principales videntes. 11 Y es a vosotros toda visión, como palabras de libro sellado, el cual si dieren al que sabe leer, y le dijeren: Leed ahora esto; dirá: No puedo, porque está sellado. 12 Y si se diere el libro al que no sabe leer, y se le diga: Leed ahora esto; él dirá: No sé leer. 13 ¶ Dice pues el Señor: Porque este pueblo de su boca se acercó, y de sus labios me honra, mas su corazón alejó de mí, y su temor para conmigo fue enseñado por mandamiento de hombres: 14 Por tanto he aquí que yo volveré a hacer admirable este pueblo con milagro espantoso; porque la sabiduría de sus sabios se perderá, y la prudencia de sus prudentes se desvanecerá. 15 ¶ ¡Ay de los que se esconden de Jehová, encubriendo el consejo! y son sus obras en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, o quién nos conoce? 16 Vuestra subversión ciertamente será como el barro del ollero. ¿La obra dirá de su hacedor: No me hizo; y el vaso dirá del que le obró: No entendió? 17 ¿No será tornado de aquí aun poquito, poquito el Líbano en Carmelo, y el Carmelo no será estimado por bosque? 18 ¶ Y en aquel tiempo los sordos oirán las palabras del libro; y los ojos de los ciegos verán de la oscuridad, y de las tinieblas. 19 Entonces los humildes crecerán en alegría en Jehová; y los pobres de los hombres se gozarán en el Santo de Israel. 20 Porque el violento será acabado, y el escarnecedor será consumido; y serán talados todos los que madrugaban a la iniquidad; 21 Los que hacían pecar al hombre en palabra; los que armaban lazo al que reprendía en la puerta, y torcieron lo justo en vanidad. 22 Por tanto así dice Jehová a la casa de Jacob, el que redimió a Abraham: No será por ahora confuso Jacob ni sus faces se pararán amarillas: 23 Porque verá sus hijos, obra de mis manos en medio de sí, que santificarán mi nombre; y santificarán al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel: 24 Y los errados de espíritu aprenderán inteligencia, y los murmuradores aprenderán doctrina. 30  1 ¡Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para hacer consejo, y no de mí: para cubrirse con cobertura, y no por mi Espíritu, añadiendo pecado a pecado! 2 Pártense para descender a Egipto, y no han preguntado mi boca: para fortificarse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de Egipto. 3 Mas la fortaleza de Faraón se os tornará en vergüenza, y el amparo en la sombra de Egipto en confusión. 4 Porque fueron sus príncipes a Zoán, y sus embajadores vinieron a Hanes. 5 Todos se avergonzarán con el pueblo que no les aprovechará, ni les ayudará, ni les traerá provecho: antes les será para vergüenza, y aun para confusión. 6 Carga de las bestias del mediodía. Por tierra de aflicción y de angustia: leones y leonas en ella, basilisco y áspid volador: llevando sobre hombros de bestias sus riquezas, y sus tesoros sobre corcobas de camellos, a pueblo que no les aprovechará. 7 Ciertamente Egipto en vano y por demás dará ayuda: por tanto yo le di voces; que se reposase en su fuerza. 8 Vé pues ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y escúlpela en libro, para que quede hasta el postrero día para siempre, por todos los siglos: 9 Que este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová: 10 Que dicen a los que ven: No veais; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decídnos halagos, profetizád errores: 11 Dejád el camino, apartáos de la senda, hacéd apartar de nuestra presencia el Santo de Israel. 12 Por tanto el Santo de Israel dice así: Porque desachasteis esta palabra, y confiasteis en violencia y en iniquidad, y sobre ella estribasteis: 13 Por tanto este pecado os será como pared abierta que se va a caer, y como corcoba en muro alto, cuya caída viene súbita, y repentinamente. 14 Y quebrarle ha como quebrantamiento de vaso de olleros, que sin misericordia le hacen pedazos: ni entre los pedazos se halla un tiesto para traer fuego del hogar, o para coger agua de una poza. 15 Porque así dijo el Señor Jehová, el Santo de Israel: En descanso, y en reposo seréis salvos: en quietud, y en confianza, será vuestra fortaleza; y no quisisteis. 16 Mas dijisteis: No; antes con caballos huiremos: por tanto vosotros huiréis. Sobre ligeros cabalgaremos: por tanto serán más ligeros vuestros perseguidores. 17 Un millar huirá a la amenaza de uno: a la amenaza de cinco vosotros todos huiréis, hasta que quedéis como mástil en la cumbre del monte, y como bandera sobre cabezo. 18 ¶ Por tanto Jehová os esperará para haber misericordia de vosotros; y por tanto será ensalzado, teniendo de vosotros piedad; porque Jehová es Dios de juicio: bienaventurados todos los que a él esperan. 19 Ciertamente pueblo morará en Sión, y en Jerusalem: nunca más llorarás: el que tiene misericordia, tendrá misericordia de ti: a la voz de tu clamor, en oyendo te responderá. 20 Mas daros ha el Señor pan de congoja, y agua de angustia: tus enseñadores nunca más te serán quitados, mas tus ojos verán tus enseñadores. 21 Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andád por él; porque no echéis a la mano derecha, y porque no echéis a la mano izquierda. 22 Entonces profanarás la cobertura de tus esculturas de plata, y la vestidura de tu vaciadizo de oro; y apartarlas has como trapo manchado de menstruo; y decirles has: Sal fuera. 23 Entonces dará lluvia a tu sementera, cuando sembrares la tierra; y pan del fruto de la tierra; y será fértil y grueso; y tus ganados en aquel tiempo serán apacentados en anchas dehesas. 24 Tus bueyes, y tus asnos que labran la tierra, comerán limpio grano, el cual será aventado con pala y zaranda. 25 Y habrá sobre todo monte alto, y sobre todo collado subido ríos, corrientes de aguas, el día de la gran matanza, cuando caerán las torres. 26 Y la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol siete veces mayor, como luz de siete días, el día que soldará Jehová la quebradura de su pueblo, y curará la llaga de su herida. 27 ¶ He aquí que el nombre de Jehová viene de lejos: su rostro encendido, y grave de sufrir: sus labios llenos de ira, y su lengua como fuego que consume; 28 Y su espíritu, como arroyo que sale de madre: partirá hasta el cuello, para zarandar las naciones con zaranda de vanidad; y poner freno que haga errar en las mejillas de los pueblos. 29 Vosotros tendréis canción, como en noche, en la cual se celebra pascua, y alegría de corazón, como el que va con flauta, para venir al monte de Jehová, al Fuerte de Israel. 30 Y Jehová hará oír la potencia de su voz; y hará ver el descendimiento de su brazo con furor de rostro, y llama de fuego consumidor, con disipación, con avenida, y piedra de granizo. 31 Porque Asur que hirió con palo, con la voz de Jehová será quebrantado. 32 Y en todo mal paso habrá madero fundado, el cual Jehová hará hincar sobre él con tamboriles, y vihuelas, y con batallas de altura peleará contra ella. 33 Porque Tofet está diputada desde ayer; para el rey también está aparejada: a la cual ahondó y ensanchó: su hoguera de fuego, y mucha leña: soplo de Jehová, como arroyo de azufre, que la encienda. 31  1 ¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda; y confían en caballos, y en carros ponen su esperanza, porque son muchos, y en caballeros, porque son valientes; y no miraron al Santo de Israel, ni buscaron a Jehová! 2 Mas él también es sabio para guiar el mal, ni hará mentirosas sus palabras. Levantarse ha pues contra la casa de los malignos, y contra el auxilio de los obradores de iniquidad. 3 Y los Egipcios hombres son, no Dios; y sus caballos, carne, y no espíritu: de manera que en extendiendo Jehová su mano, caerá el ayudador, y caerá el ayudado, y todos ellos desfallecerán a una. 4 ¶ Porque Jehová me dijo a mí de esta manera: Como el león, y el cachorro del león, brama sobre su presa, contra el cual si es allegada cuadrilla de pastores, por las voces de ellos no temerá, ni se acobardará por su tropel: así Jehová de los ejércitos descenderá a pelear por el monte de Sión, y por su collado. 5 Como las aves que vuelan, así amparará Jehová de los ejércitos a Jerusalem, amparando, librando, pasando, y salvando. 6 Convertíos al que habéis profundamente rebelado, o! hijos de Israel. 7 Porque en aquel día arrojará el hombre los ídolos de su plata, y los ídolos de su oro, que os hicieron vuestras manos pecadoras. 8 Entonces caerá el Asur por espada, no de varón; y espada, no de hombre, le consumirá; y huirá de la presencia de la espada, y sus mancebos serán tributarios. 9 Y de miedo se pasará a su fortaleza; y sus príncipes tendrán pavor de la bandera, dice Jehová, cuyo fuego está en Sión, y su horno en Jerusalem. 32  1 He aquí que para justicia reinará rey, y príncipes presidirán para juicio. 2 Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como acogida contra el turbión, como riberas de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa. 3 No se cegarán entonces los ojos de los que ven, y los oídos de los que oyen oirán. 4 Y el corazón de los tontos entenderá para saber, y la lengua de los tartamudos será desenvuelta para hablar claramente. 5 ¶ El mezquino nunca más será llamado liberal, ni será dicho largo el avariento. 6 Porque el mezquino hablará mezquindades, y su corazón fabricará iniquidad para hacer la impiedad, y para hablar escarnio contra Jehová, dejando vacía el alma hambrienta, y quitando la bebida al sediento. 7 Cierto el avaro malas medidas tiene: él maquina pensamientos para enredar a los simples con palabras cautelosas, y para hablar en juicio contra el pobre. 8 Mas el liberal pensará liberalidades; y por liberalidades subirá. 9 ¶ Mujeres reposadas, levantáos: oíd mi voz, confiadas, escuchád mi razón. 10 Días y años tendréis espanto, o! confiadas; porque la vendimia faltará, y la cosecha no acudirá. 11 Temblád, o! reposadas, turbáos, o! confiadas: despojáos, desnudáos, ceñíd los lomos. 12 Sobre los pechos endecharán, sobre los campos deleitosos, sobre la vid fértil. 13 Sobre la tierra de mi pueblo subirán espinas y cardos; y aun sobre todas las casas de placer en la ciudad de alegría. 14 Porque los palacios serán desiertos, la multitud de la ciudad cesará: las torres y fortalezas se tornarán cuevas para siempre, donde huelguen asnos monteses, y ganados hagan majada: 15 Hasta que sobre nosotros sea derramado espíritu de lo alto, y el desierto se torne campo labrado, y el campo labrado sea estimado por bosque. 16 Y habitará el juicio en el desierto; y en el campo labrado asentará la justicia. 17 Y el efecto de la justicia será paz, y la labor de justicia reposo, y seguridad para siempre. 18 Y mi pueblo habitará en morada de paz, y en habitaciones de confianzas, y en refrigerios de reposo. 19 Y el granizo, cuando descendiere, será en los montes; y la ciudad será asentada en lugar bajo. 20 ¡O dichosos vosotros, los que sembráis sobre todas aguas, los que metéis pie de buey y de asno! 33  1 ¡Ay de ti, el que saquéas, y nunca fuiste saqueado: el que haces deslealtad, y que nadie la hizo contra ti! Cuando acabares de saquear serás tu también saqueado; y cuando acabares de hacer deslealtad, se hará también contra ti. 2 O! Jehová, ten misericordia de nosotros, a ti esperamos: tú que fuiste brazo de ellos en la mañana, sé también nuestra salud en tiempo de la tribulación. 3 Pueblos huyeron de la voz del estruendo: naciones fueron esparcidas, cuando tú te levantabas contra ellas. 4 Vuestra presa será cogida como cuando cogen pulgón: como cuando van a la langosta que anda en algún lugar. 5 Jehová será ensalzado, el cual mora en las alturas; porque hinchió a Sión de juicio y de justicia. 6 Y habrá firmeza de tus tiempos: fortaleza, saludes, sabiduría, y ciencia: el temor de Jehová será su tesoro. 7 He aquí que sus embajadores darán voces afuera; los mensajeros de paz llorarán amargamente. 8 Las calzadas serán deshechas, los caminantes cesarán: anuló la alianza, aborreció las ciudades, tuvo los hombres en nada. 9 Enlutóse, enfermó la tierra: el Líbano se avergonzó, y fue cortado: Sarón fue tornado como desierto: Basán, y Carmelo fueron sacudidos. 10 Ahora me levantaré, dice Jehová: ahora seré ensalzado, ahora seré engrandecido. 11 Concebisteis hojarascas, pariréis aristas: el soplo de vuestro fuego os consumirá. 12 Y los pueblos serán cal quemada: espinas cortadas, serán quemadas con fuego. 13 Oíd los que estáis lejos, lo que he hecho: conocéd los cercanos mi potencia. 14 Los pecadores se asombraron en Sión, espanto comprendió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas? 15 El que camina en justicias, el que habla rectitud, el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos de recibir cohecho, el que tapa su oreja por no oír sangres, el que cierra sus ojos por no ver cosa mala: 16 Este habitará en las alturas: fortalezas de rocas serán su lugar de acogimiento: a este se dará su pan, y sus aguas serán ciertas. 17 Tus ojos verán al rey en su hermosura: verán la tierra que está lejos. 18 Tu corazón imaginará el espanto. ¿Qué es del escribano? ¿Qué es del pesador? ¿Qué es del que pone en lista las casas más insignes? 19 No verás aquel pueblo espantable, pueblo de lengua oscura de entender, de lengua tartamuda que no le comprendas. 20 Verás a Sión ciudad de nuestras solemnidades: tus ojos verán a Jerusalem morada de quietud, tienda que no será desarmada: ni sus estacas serán arrancadas, ni ninguna de sus cuerdas será rompida. 21 Porque ciertamente allí será fuerte a nosotros Jehová, lugar de riberas, de arroyos muy anchos: por el cual no andará galera, y por el cual no pasará grande navío. 22 Porque Jehová será nuestro juez, Jehová nuestro dador de leyes, Jehová será nuestro rey: el mismo nos salvará. 23 Tus cuerdas se aflojaron: no afirmaron su mástil, ni entesaron la vela: repartióse presa de muchos despojos: hasta los cojos arrebataron presa. 24 No dirá el morador: Estoy enfermo: el pueblo que morare en ella será absuelto de pecado. 34  1 Naciones, allegáos a oír; y escuchád, pueblos. Oiga la tierra, y lo que la hinche: el mundo, y todo lo que produce. 2 Porque Jehová está airado sobre todas las naciones, y enojado sobre todo el ejército de ellas: destruirlas ha, y entregarlas ha al matadero. 3 Y los muertos de ellas serán echados por ahí, y de sus cuerpos muertos se levantará hedor; y los montes se desleirán por la multitud de su sangre. 4 Y todo el ejército de los cielos se corromperá, y plegarse han los cielos como un libro; y todo su ejército caerá, como se cae la hoja de la parra, y como se cae la de la higuera. 5 Porque en los cielos se embriagará mi espada: he aquí que descenderá sobre Edom en juicio, y sobre el pueblo de mi anatema. 6 Llena está de sangre la espada de Jehová, engrasada está de grosura de sangre de corderos y de cabritos, de grosura de riñones de carneros; porque Jehová tiene sacrificio en Bosra, y grande matanza en tierra de Edom. 7 Y con ellos descenderán unicornios, y toros con becerros; y su tierra se emborrachará de sangre, y su polvo se engrasará de grosura. 8 Porque será día de venganza de Jehová: año de pagamientos en el pleito de Sión. 9 Y sus arroyos se tornarán en pez, y su polvo en azufre, y su tierra en pez ardiente. 10 No se apagará de noche ni de día, perpetuamente subirá su humo: de generación en generación será asolada, para siempre nadie pasará por ella. 11 Y tomarla han en posesión el pelícano y el mochuelo, la lechuza y el cuervo morarán en ella; y extenderse ha sobre ella cordel de nada, y niveles de vanidad. 12 Llamarán a sus príncipes, príncipes sin reino: y todos sus grandes serán nada. 13 En sus alcázares crecerán espinas y hortigas, y cardos en sus fortalezas; y serán morada de dragones, y patio para los pollos de los avestruces. 14 Y las bestias monteses se encontrarán con los gatos cervales, y el fauno gritará a su compañero: lamia también tendrá allí asiento, y hallará reposo para sí. 15 Allí anidará el cuquillo, conservará sus huevos, y sacará sus pollos, y juntarlos ha debajo de sus alas. También se juntarán allí buitres, cada uno con su compañera. 16 Preguntád de lo que está escrito en el libro de Jehová, y leed, si faltó alguno de ellos: ninguno faltó con su compañera; porque su boca mandó, y su mismo espíritu las congregó. 17 Y él les echó las suertes, y su mano les repartió con cordel: por tanto para siempre la tendrán por heredad, de generación en generación morarán allí. 35  1 Alegrarse han el desierto y la soledad: el yermo se gozará, y florecerá como lirio. 2 Floreciendo florecerá, y también con gozo se alegrará, y cantará: honra del Líbano le será dada, hermosura de Carmelo, y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro. 3 Confortád a las manos cansadas: esforzád las rodillas que titubean. 4 Decíd a los medrosos de corazón: Confortáos, no temáis: he aquí que vuestro Dios viene con venganza, con pago, el mismo Dios vendrá, y os salvará. 5 Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. 6 Entonces el cojo saltará como un ciervo, y la lengua del mudo cantará; porque aguas serán cavadas en el desierto, y arroyos en la soledad. 7 El lugar seco será tornado en estanque, y el secadal en manaderos de aguas: en la habitación de dragones, en su cama, será lugar de cañas y de juncos. 8 Y habrá allí calzada y camino, y llamarse ha, Camino de santidad: no pasará por él hombre inmundo; y habrá para ellos en él quien vaya camino, de tal manera que los insensatos no yerren. 9 No habrá allí león, ni bestia fiera subirá por él, ni se hallará ahí: para que caminen los redimidos. 10 Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sión con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y retendrán al gozo y a la alegría, y huirá tristeza y gemido. 36  1 Aconteció en el año catorce del rey Ezequías, que Senaquerib, rey de Asiria, subió contra todas las ciudades fuertes de Judá y las tomó. 2 Y el rey de Asiria envió a Rabsaces con grande ejército desde Laquis a Jerusalem al rey Ezequías. Y asentó el campo a los caños de la pesquera de arriba, en el camino de la heredad del batanero. 3 Y salió a él Eliacim, hijo de Helcías, mayordomo, y Sobna escriba, y Joá, hijo de Asaf, canciller. 4 A los cuales dijo Rabsaces: Ahora pues diréis a Ezequías: El gran rey, el rey de Asiria, dice así: ¿Qué confianza es esta en que confías? 5 Yo dije ciertamente, palabras de labios, consejo, y fortaleza es menester para la guerra. Ahora pues, ¿en qué confías, que te rebelas contra mí? 6 He aquí que confías sobre este bordón de caña frágil, sobre Egipto: sobre el cual si alguien se recostare, entrarsele ha por la mano, y horadársela ha. Tal es Faraón, rey de Egipto, para con todos los que en él confían. 7 Y si me dijeres: En Jehová nuestro Dios confiamos: ¿No es este aquel cuyos excelsos y altares hizo quitar Ezequías; y dijo a Judá y a Jerusalem: Delante de este altar adoraréis? 8 Ahora pues yo te ruego que des rehenes al rey de Asiria mi señor; y yo te daré dos mil caballos, si pudieres tú dar caballeros que cabalguen sobre ellos. 9 ¿Cómo pues harás volver el rostro de un capitán de los más pequeños siervos de mi señor, aunque estés confiado en Egipto por sus carros y hombres de a caballo? 10 ¿Y por ventura vine yo ahora a esta tierra para destruirla sin Jehová? Jehová me dijo: Sube a esta tierra para destruirla. 11 Y dijo Eliacim, y Sobna, y Joá a Rabsaces: Rogámoste que hables a tus siervos en lengua de Siria, porque nosotros la entendemos; y no hables con nosotros en lengua Judaica, oyéndolo el pueblo que está sobre el muro. 12 Y dijo Rabsaces: ¿Envióme mi señor a ti y a tu señor, a que dijese estas palabras, o a los hombres que están sobre el muro, para comer su estiércol, y beber su orina con vosotros? 13 Y paróse Rabsaces, y gritó a grande voz en lengua Judaica, diciendo: Oíd las palabras del gran rey, el rey de Asiria. 14 El rey dice así: No os engañe Ezequías; porque no os podrá librar. 15 Ni os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente Jehová nos librará: no será entregada esta ciudad en la mano del rey de Asiria. 16 No escuchéis a Ezequías; porque el rey de Asiria dice así: Hacéd conmigo bendición, y salíd a mí, y coma cada uno de su viña, y cada uno de su higuera, y beba cada uno las aguas de su pozo; 17 Hasta que yo venga, y traspasaros he a una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas. 18 Mirád no os engañe Ezequías, diciendo: Jehová nos librará: ¿Libraron los dioses de las naciones de la mano del rey de Asiria cada uno a su tierra? 19 ¿Dónde está el dios de Emat, y de Arfad? ¿Dónde está el dios de Sefarvaim? ¿Libraron a Samaria de mi mano? 20 ¿Qué dios hay entre todos los dioses de estas tierras, que haya librado su tierra de mi mano, para que libre Jehová a Jerusalem de mi mano? 21 Callaron, y no le respondieron palabra, porque el rey se lo había mandado así, diciendo: No le respondáis. 22 Vinieron pues Eliacim, hijo de Helcías, mayordomo, y Sobna escriba, y Joá, hijo de Asaf, canciller, a Ezequías, rotos sus vestidos, y contáronle las palabras de Rabsaces. 37  1 Aconteció pues que el rey Ezequías, oído esto, rompió sus vestidos, y cubierto de saco vino a la casa de Jehová. 2 Y envió a Eliacim mayordomo, y a Sobna escriba, y a los ancianos de los sacerdotes cubiertos de sacos a Isaías profeta, hijo de Amós. 3 Los cuales le dijeron: Ezequías dice así: día de angustia, de reprensión, y de blasfemia es este día; porque los hijos han llegado hasta la rotura, y no hay fuerza en la que pare. 4 Quizá oirá Jehová tu Dios las palabras de Rabsaces, al cual envió el rey de Asiria su señor a blasfemar al Dios vivo, y a reprender con las palabras que oyó Jehová tu Dios: alza pues oración tú por los restos que han aun quedado. 5 Vinieron pues los siervos de Ezequías a Isaías. 6 Y díjoles Isaías: Diréis así a vuestro señor: Jehová dice así: No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria. 7 He aquí que yo doy en él un espíritu, y oirá un rumor, y volverse ha a su tierra; y yo haré que en su tierra caiga a cuchillo. 8 Vuelto pues Rabsaces halló al rey de Asiria, que batía a Lebna; porque ya había oído que se había apartado de Laquis. 9 ¶ Mas oyendo decir de Taraca, rey de Etiopía: He aquí que ha salido para hacerte guerra: en oyéndolo, envió mensajeros a Ezequías, diciendo: 10 Diréis así a Ezequías, rey de Judá: No te engañe tu Dios, en quien tú confías, diciendo: Jerusalem no será entregada en mano del rey de Asiria. 11 He aquí que tu oíste lo que hicieron los reyes de Asiria a todas las tierras, como las destruyeron: ¿escaparte has tú? 12 ¿Libraron los dioses de las naciones a los que destruyeron mis antepasados, a Gozán, y Harán, Rezef, y a los hijos de Edén, que moraban en Telasar? 13 ¿Dónde está el rey de Hamat, y el rey de Arfad, el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Ana, y de Hava? 14 ¶ Y tomó Ezequías las cartas de las manos de los mensajeros, y leyólas, y subió a la casa de Jehová, y extendiólas delante de Jehová. 15 Entonces Ezequías oró a Jehová, diciendo: 16 Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines, tú eres Dios solo sobre todos los reinos de la tierra: tú hiciste los cielos, y la tierra. 17 Inclina, o! Jehová, tu oído, y oye: abre, o! Jehová, tus ojos, y mira, y oye todas las palabras de Senaquerib, el cual envió a blasfemar al Dios viviente. 18 Ciertamente, o! Jehová, los reyes de Asiria destruyeron todas las tierras, y sus comarcas; 19 Y a los dioses de ellos pusieron en fuego; porque no eran dioses, mas obra de manos de hombre, madero y piedra; por eso los deshicieron. 20 Ahora pues, Jehová Dios nuestro, líbranos de su mano, para que todos los reinos de la tierra conozcan, que tú, o! Jehová, eres solo. 21 ¶ Entonces Isaías, hijo de Amós, envió a decir a Ezequías: Jehová Dios de Israel dice así: Acerca de lo que me rogaste de Senaquerib, rey de Asiria; 22 Esto es lo que Jehová habló de él: ¿Háte menospreciado? ¿ha hecho escarnio de ti, o! virgen hija de Sión? ¿meneó su cabeza a tus espaldas, o! hija de Jerusalem? 23 ¿A quién injuriaste, y a quién blasfemaste? ¿Contra quién alzaste tu voz, y alzaste tus ojos en alto? Contra el alto Santo de Israel. 24 Por mano de tus siervos denostaste al Señor, y dijiste: Yo con la multitud de mis carros subiré a las alturas de los montes, a las cuestas del Líbano: cortaré sus altos cedros, sus hayas escogidas: después vendré a lo alto de su fin, al monte de su Carmelo. 25 Yo cavé, y bebí las aguas: con las pisadas de mis pies secaré todos los ríos de munición. 26 ¿No has oído decir, que yo la hice de luengo tiempo, que yo la formé de días antiguos? Ahora la he hecho venir, y será para destrucción de ciudades fuertes en montones de asolamiento. 27 Y sus moradores, cortos de manos, quebrantados, y avergonzados: serán grama del campo, y hortaliza verde: yerba de los tejados, que antes de madura se seca. 28 Tu estada, tu salida, y tu entrada, he entendido; y tu furor contra mí. 29 Porque te airaste contra mí, y tu estruendo ha subido a mis oídos: pondré pues mi anzuelo en tu nariz, y mi freno en tus labios, y hacerte he tornar por el camino por donde veniste. 30 Y esto te será por señal: Comerás este año lo que nace de suyo; y el año segundo también lo que nace de suyo; y el año tercero sembraréis, y segaréis, y plantaréis viñas, y comeréis el fruto de ellos. 31 Y lo que hubiere escapado de la casa de Judá, tornará a echar raíz abajo, y hará fruto arriba. 32 Porque de Jerusalem saldrán residuos, y del monte de Sión escapada. El zelo de Jehová de los ejércitos hará esto. 33 Por tanto así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella: no vendrá delante de ella escudo, ni será echado sobre ella baluarte. 34 Por el camino que vino, se tornará, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová. 35 Y yo ampararé a esta ciudad para salvarla por amor de mí, y por amor de David mi siervo. 36 ¶ Y salió el ángel de Jehová, e hirió ciento y ochenta y cinco mil en el campo de los Asirios; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos. 37 Entonces Senaquerib rey de Asiria partiéndose se fue, y se tornó; e hizo su morada en Nínive. 38 Y acaeció, que estando orando en el templo de Nisroc su dios, Adramelec y Sarezer sus hijos le hirieron a cuchillo, y huyeron a la tierra de Armenia; y reinó en su lugar Asaradón su hijo. 38  1 En aquellos días Ezequías cayó enfermo para morir, y vino a él Isaías profeta, hijo de Amós, y díjole: Jehová dice así: Ordena de tu casa, porque tú morirás, y no vivirás. 2 Entonces Ezequías volvió su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová. 3 Y dijo: O! Jehová, ruégote que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad, y en corazón perfecto, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro. 4 Y fue palabra de Jehová a Isaías, diciendo: 5 Vé, y di a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre dice así: Tu oración he oído, y tus lágrimas he visto: he aquí que yo añado a tus días quince años. 6 Y de mano del rey de Asiria te libraré, y a esta ciudad; y a esta ciudad ampararé. 7 Y esto te será señal de parte de Jehová, que Jehová hará esto que ha dicho. 8 He aquí que yo vuelvo atrás la sombra de los grados, que ha descendido en el reloj de Acaz por el sol, diez grados. Y el sol fue tornado diez grados atrás, por los cuales había ya descendido. 9 ¶ Escritura de Ezequías, rey de Judá, de cuando enfermó, y sanó de su enfermedad: 10 Yo dije en el cortamiento de mis días: iré a las puertas de la sepultura: privado soy del resto de mis años. 11 Dije: No veré a Jehová, a Jehová en la tierra de los que viven: ya no veré más hombre con los moradores del mundo. 12 Mi morada ha sido movida, y traspasada de mí, como tienda de pastor. Corté mi vida como el tejedor: cortarme ha con la enfermedad: entre el día y la noche me consumirás. 13 Contaba hasta la mañana. Como un león molió todos mis huesos: de la mañana a la noche me acabarás. 14 Como la grulla, y como la golondrina me quejaba: gemía como la paloma: alzaba en alto mis ojos: Jehová, violencia padezco, confórtame. 15 ¿Qué diré? El que me lo dijo, él mismo lo hizo. Andaré temblando con amargura de mi alma todos los días de mi vida. 16 Señor, aun a todos los que vivirán sobre ellos, anunciaré la vida de mi espíritu en ellos; y como me hiciste dormir, y después me has dado vida. 17 He aquí, amargura amarga para mí en la paz: mas a ti plugo librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados. 18 Porque el sepulcro no te glorificará, ni la muerte te alabará: ni los que descienden en el hoyo esperarán tu verdad. 19 El que vive, el que vive, éste te glorificará, como yo hoy. El padre hará a los hijos notoria tu verdad. 20 Jehová para salvarme: por tanto cantaremos nuestros salmos en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida. 21 Dijo pues Isaías: Tomen masa de higos, y pónganla en la llaga, y sanará. 22 Y Ezequías había dicho: ¿Qué señal será que tengo de subir a la casa de Jehová? 39  1 En aquel tiempo Merodac-baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y presentes a Ezequías; porque había oído que había estado enfermo, y que había convalecido. 2 Y holgóse con ellos Ezequías, y enseñóles la casa de su tesoro, plata, y oro, y especierías, y ungüentos preciosos, y toda su casa de armas, y todo lo que se pudo hallar en sus tesoros: no hubo cosa en su casa, y en todo su señorío, que Ezequías no les mostrase. 3 ¶ Entonces Isaías profeta vino al rey Ezequías, y díjole: ¿Qué dicen estos hombres, y de dónde han venido a ti? Y Ezequías respondió: De tierra muy lejos han venido a mí, de Babilonia. 4 Dijo entonces: ¿Qué han visto en tu casa? Y dijo Ezequías: Todo lo que hay en mi casa han visto, y ninguna cosa hay en mis tesoros que no les haya mostrado. 5 Entonces Isaías dijo a Ezequías: Oye palabra de Jehová de los ejércitos: 6 He aquí que vienen días en que todo lo que hay en tu casa será llevado a Babilonia, y todo lo que tus padres han guardado hasta hoy: ninguna cosa quedará, dice Jehová. 7 De tus hijos, que hubieren salido de ti, y que engendraste, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia. 8 Y dijo Ezequías a Isaías: La palabra de Jehová que hablaste es buena. Y dijo: A lo menos haya paz y verdad en mis días. 40  1 Consolád, consolád a mi pueblo, dice vuestro Dios. 2 Hablád según el corazón de Jerusalem: decídle a voces que su tiempo es ya cumplido: que su pecado es perdonado: que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados. 3 Voz que clama en el desierto: Barréd camino a Jehová, enderezád calzada en la soledad a nuestro Dios. 4 Todo valle sea alzado, y todo monte y collado se abaje, y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. 5 Y la gloria de Jehová se manifestará; y toda carne juntamente verá; que la boca de Jehová habló. 6 ¶ Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo de decir a voces? Toda carne yerba; y toda su gloria como flor del campo. 7 La yerba se seca, y la flor se cae; porque el viento de Jehová sopló en ella. Ciertamente yerba es el pueblo. 8 Sécase la yerba, cáese la flor: mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre. 9 Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sión: levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalem: levanta, no temas. Di a las ciudades de Judá: Ved aquí el Dios vuestro. 10 He aquí que el Señor Jehová vendrá con fortaleza, y su brazo se enseñoreará. He aquí que su salario viene con él, y su obra delante de su rostro. 11 Como pastor apacentará su rebaño: en su brazo cogerá los corderos, y en su sobaco los llevará: pastoreará suavemente las paridas. 12 ¶ ¿Quién midió las aguas con su puño; y aderezó los cielos con su palmo; y con tres dedos apañó el polvo de la tierra; y pesó los montes con balanza; y los collados con peso? 13 ¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová, o le aconsejó enseñándole? 14 ¿A quién demandó consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, o le enseñó ciencia, o le mostró la carrera de prudencia? 15 He aquí que las naciones son estimadas como la gota de un acetre; y como el orín del peso: he aquí que hace desaparecer las islas como un polvo. 16 Ni todo el Líbano bastará para el fuego, ni todos sus animales para sacrificio. 17 Como nada son todas las naciones delante de él; y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y que lo que no es. 18 ¿A qué pues haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis? 19 El artífice apareja la imagen de talla: el platero la extiende el oro, y el platero le funde cadenas de plata. 20 El pobre escoge para ofrecerle madera que no se corrompa: búscase un maestro sabio, que le haga una imagen de talla de manera que no se mueva. 21 ¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó? 22 El está asentado sobre el globo de la tierra, cuyos moradores le son como langostas: él extiende los cielos como una cortina, tiéndelos como una tienda para morar. 23 El torna en nada los poderosos; y a los que gobiernan la tierra, hace como que no hubieran sido. 24 Como si nunca fueran plantados, como si nunca fueran sembrados, como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra; y aun soplando en ellos se secan, y el torbellino los lleva como hojarascas. 25 ¿Y a qué me haréis semejante para que sea semejante, dice el Santo? 26 Levantád en alto vuestros ojos y mirád quien creó estas cosas: él saca por cuenta su ejército: a todas llama por sus nombres: ninguna faltará por la multitud de sus fuerzas, y por la fortaleza de la fuerza. 27 ¿Por qué dices Jacob, y hablas Israel: Mi camino es escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio? 28 ¿No has sabido? ¿No has oído, que el Dios del siglo es Jehová, el cual creó los términos de la tierra? No se trabaja, ni se fatiga con cansancio; y su entendimiento no hay quien lo alcance. 29 El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. 30 Los mancebos se fatigan, y se cansan: los mozos cayendo caen: 31 Mas los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas, levantarán las alas como águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán. 41  1 Escuchádme islas, y esfuércense los pueblos: alléguense, y entonces hablen: estemos juntamente a juicio. 2 ¿Quién despertó del oriente la justicia, y le llamó para que le siguiese? entregó delante de él naciones, e hízole enseñorear de reyes: como polvo los entregó a su espada, y como hojarascas arrebatadas a su arco. 3 Siguiólos; pasó en paz por camino por donde sus pies nunca habían entrado. 4 ¿Quién obró, e hizo? ¿Quién llama las generaciones desde el principio? Yo Jehová primero, y yo mismo con los postreros. 5 Las islas vieron, y tuvieron temor: los términos de la tierra se espantaron: congregáronse, y vinieron. 6 Cada cual ayudó a su cercano, y dijo a su hermano: Esfuérzate. 7 El carpintero animó al platero, y el que alisa con martillo al que batía en el yunque, diciendo: Buena es la soldadura. Y afirmólo con clavos, porque no se moviese. 8 Mas tú Israel, siervo mío, Jacob a quien yo escogí, simiente de Abraham mi amigo. 9 Porque te eché mano de los extremos de la tierra, y de sus principales te llamé, y te dije: Mi siervo serás tú; te escogí, y no te deseché. 10 No temas, que yo soy contigo: no desmayes, que yo soy tu Dios: que te esfuerzo: siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. 11 He aquí que todos los que se enojan contra ti, se avergonzarán, y serán confusos: serán como nada: los que contigo contendieren, perecerán. 12 Mirarás por ellos, y no los hallarás: los que tienen contienda contigo, serán como nada; y los que contigo tienen pendencia, como cosa que no es. 13 Porque yo Jehová soy tu Dios, que te traba de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudé. 14 No temas gusano de Jacob, apocados de Israel; yo te socorrí, dice Jehová, y tu Redentor el Santo de Israel. 15 He aquí que yo te he puesto por trillo, trillo nuevo, lleno de dientes: trillarás montes, y molerlos has; y collados tornarás en tamo. 16 Aventarlos has, y el viento los llevará, y el torbellino los esparcirá. Tu, empero, exultarás en Jehová: en el Santo de Israel te glorificarás. 17 Los afligidos y menesterosos buscan las aguas, que no hay: su lengua se secó de sed: yo Jehová los oiré: yo el Dios de Israel no los desampararé. 18 En los cabezos altos abriré ríos, y fuentes en mitad de los llanos: tornaré el desierto en estanques de aguas; y la tierra seca en manederos de aguas. 19 Daré en el desierto cedros, espinos, arrayanes, y olivas: pondré en la soledad hayas, olmos, y álamos juntamente: 20 Porque vean, y conozcan, y adviertan, y entiendan todos, que la mano de Jehová hace esto; y que el Santo de Israel lo creó. 21 Alegád por vuestra causa, dice Jehová: traed vuestros fundamentos, dice el Rey de Jacob. 22 Traigan, y anúnciennos lo que ha de venir: dígannos lo que ha pasado desde el principio, y pondremos nuestro corazón: y sepamos su postrimería, y hacédnos entender lo que ha de venir. 23 Dádnos nuevas de lo que ha de ser después, para que sepamos que vosotros sois dioses: o a lo menos hacéd bien o mal, para que tengamos que contar, y juntamente nos maravillemos. 24 He aquí que vosotros sois de nada, y vuestras obras de vanidad: abominación os escogió. 25 Del norte le desperté, y vendrá: del nacimiento del sol llamará en mi nombre; y vendrá sobre príncipes como sobre lodo, y como el ollero pisa el barro. 26 ¿Quién dio nuevas desde el principio, para que sepamos; y de antes, y diremos: Justo es? Cierto no hay quien lo anuncie, cierto no hay quien lo enseñe, cierto no hay quien oiga vuestras palabras. 27 Yo soy el primero que he enseñado estas cosas a Sión, y a Jerusalem di la nueva. 28 Miré, y no había ninguno; y pregunté de estas cosas, y ningún consejero hubo: les pregunté, y no respondieron palabra. 29 He aquí, todos son iniquidad; y las obras de ellos nada: viento y vanidad sus vaciadizos. 42  1 He aquí mi siervo, reclinarme he sobre él: escogido mío en quien mi alma toma contentamiento: puse mi Espíritu sobre él, dará juicio a las naciones. 2 No clamará, ni alzará, ni hará oír su voz en las plazas. 3 No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare: sacará el juicio a la verdad. 4 No se cansará, ni desmayará, hasta que ponga en la tierra juicio; y las islas esperarán su ley. 5 Así dice el Dios Jehová, Creador de los cielos, y el que los extiende: el que extiende la tierra y sus verduras: el que da resuello al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan: 6 Yo Jehová te llamé en justicia, y por tu mano te tendré: guardarte he, y ponerte he por alianza de pueblo, por luz de naciones: 7 Para que abras ojos de ciegos; para que saques presos de mazmorras, y de casas de prisión a asentados en tinieblas. 8 Yo Jehová: este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas. 9 Las cosas primeras, he aquí, vinieron: y yo anuncio nuevas cosas: antes que salgan a luz, yo os las haré notorias. 10 Cantád a Jehová cantar nuevo, su alabanza desde el fin de la tierra, los que descendéis a la mar, y lo que la hinche: islas, y los moradores de ellas. 11 Alcen la voz el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar: canten los moradores de la piedra, y desde las cumbres de los montes jubilen. 12 Den gloria a Jehová, y prediquen sus loores en las islas. 13 Jehová saldrá como gigante, y como hombre de guerra despertará zelo: gritará, hará algazara, y esforzarse ha sobre sus enemigos. 14 Desde el siglo he callado, he tenido silencio, y heme detenido: daré voces como la que está de parto: asolaré y tragaré juntamente. 15 Tornaré en soledad montes y collados: haré secar toda su yerba: los ríos tornaré en islas, y secaré los estanques. 16 Y guiaré los ciegos por camino que nunca supieron: hacerles he pisar por las sendas que nunca conocieron: delante de ellos tornaré las tinieblas en luz, y los rodeos en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé. 17 ¶ Serán tornados atrás, y serán avergonzados de vergüenza, los que confían en la escultura, y dicen al vaciadizo: Vosotros sois nuestros dioses. 18 O! sordos, oíd; y ciegos, mirád para ver. 19 ¿Quién ciego, si no mi siervo? ¿Quién tan sordo como mi mensajero, a quien envío? ¿Quién ciego como el perfecto, y ciego como el siervo de Jehová, 20 Que ve muchas cosas, y no advierte: que abre las orejas, y no para oír? 21 Jehová, zeloso por su justicia, magnificará la ley, y engrandecerla ha. 22 Por tanto este pueblo saqueado, y hollado: todos ellos han de ser enlazados en cavernas, y escondidos en cárceles: serán puestos a saco, y no habrá quien los libre: serán hollados, y no habrá quien diga: Restituíd. 23 ¿Quién de vosotros oirá esto, advertirá, y considerará al fin? 24 ¿Quién dio a Jacob en presa, y entregó a Israel a saqueadores? ¿No fue Jehová? porque pecamos contra él, y no quisieron andar en sus caminos, ni oyeron su ley. 25 Por tanto derramó sobre él el furor de su ira, y fortaleza de guerra: púsole fuego de todas partes, y no lo conoció: y encendió en él, y no echó de ver. 43  1 Y ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, o! Jacob, y formador tuyo, o! Israel: No temas, porque yo te redimí: yo te puse nombre, mío eres tú. 2 Cuando pasares por las aguas, yo seré contigo; y en los ríos, no te anegarán. Cuando pasares por el mismo fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. 3 Porque yo Jehová Dios tuyo, Santo de Israel, Guardador tuyo: A Egipto he dado por tu rescate; a Etiopía, y a Sabá por ti. 4 Porque en mis ojos fuiste de grande estima: fuiste honorable, y yo te amé; y daré hombres por ti, y naciones por tu alma. 5 No temas, porque yo soy contigo: del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré. 6 Diré al aquilón: Da acá; y al mediodía: No detengas: trae de luengas tierras mis hijos, y mis hijas de lo postrero de la tierra: 7 Todos llamados de mi nombre; y para gloria mía los crié, los formé, y los hice: 8 Sacando al pueblo ciego, que tiene ojos; y a los sordos, que tienen oídos. 9 ¶ Congréguense juntamente todas las naciones, y júntense pueblos: ¿Quién de ellos hay que nos dé nuevas de esto, y que nos haga oír las cosas primeras? Presenten sus testigos, y serán sentenciados por justos: oigan, y digan verdad. 10 Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo, que yo escogí: para que me conozcáis, y creáis, y entendáis, que yo mismo soy: antes de mí no fue formado Dios, ni lo será después de mí. 11 Yo, yo Jehová; y fuera de mí no hay quien salve. 12 Yo anuncié, y salvé, e hice oír, y no hubo entre vosotros dios extraño. Vosotros pues sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios. 13 Aun antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano escape: si yo hiciere, ¿quién lo estorbará? 14 Así dice Jehová, Redentor vuestro, Santo de Israel: Por vosotros envié a Babilonia, e hice descender fugitivos todos ellos, y clamor de Caldeos en las naves. 15 Yo Jehová, Santo vuestro, Creador de Israel, Rey vuestro. 16 Así dice Jehová, el que da camino en la mar, y senda en las aguas impetuosas. 17 Cuando él saca carro, y caballo, ejército y fuerza caen juntamente, para no levantarse: quedan apagados, como pábilo quedan apagados. 18 No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. 19 He aquí que yo hago cosa nueva: presto saldrá a luz: ¿No la sabréis? Otra vez, pondré camino en el desierto, y ríos en la soledad. 20 La bestia del campo me honrará, los dragones, y los pollos del avestruz; porque daré aguas en el desierto, ríos en la soledad, para que beba mi pueblo, mi escogido. 21 Este pueblo crié para mí, mis alabanzas contará. 22 Y no me invocaste a mí, o! Jacob: antes en mí te cansaste, o! Israel. 23 No me trajiste a mí los animales de tus holocaustos, ni me honraste a mí con tus sacrificios; no te hice servir con presente, ni te hice fatigar con perfume. 24 No compraste para mí caña aromática por dinero, ni me hartaste con la grosura de tus sacrificios: antes me hiciste servir en tus pecados, y en tus maldades me hiciste fatigar. 25 Yo, yo soy el que raigo tus rebeliones por amor de mí; y no me acordaré de tus pecados. 26 Házme acordar, entremos en juicio juntamente: cuenta tú para abonarte. 27 Tu primer padre pecó, y tus enseñadores prevaricaron contra mí. 28 Por tanto yo profané los príncipes del santuario, y puse por anatema a Jacob, y a Israel por vergüenza. 44  1 Ahora pues oye, Jacob, siervo mío, Israel, a quien yo escogí. 2 Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre: Ayudarte ha. No temas, siervo mío Jacob, el Recto a quien yo escogí: 3 Porque yo derramaré aguas sobre el secadal, y ríos sobre la secura: derramaré mi Espíritu sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos; 4 Y brotarán como entre yerba, como sauces junto a las riberas de las aguas. 5 Este dirá: Yo soy de Jehová: el otro se llamará del nombre de Jacob. El otro escribirá con su mano: A Jehová: otro se pondrá por sobre nombre: De Israel. 6 ¶ Así dice Jehová, Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo el primero, y yo el postrero, y fuera de mi no hay Dios. 7 ¿Y quién llamará como yo, y denunciará antes esto, y me ordenará lo otro, desde que hice el pueblo del mundo? Anúncienles lo que viene de cerca, y lo que está por venir. 8 No temáis, ni os amedrentéis: ¿No te hice oír desde entonces, y te dije antes lo que estaba por venir? Luego vosotros sois mis testigos, que no haya Dios si no yo; y que no haya fuerte, que yo no conozca. 9 Los formadores de la escultura, todos ellos son vanidad, y lo más precioso de ellos para nada es útil; y testigos de ellos ellos mismos, que ni ven, ni entienden: por tanto se avergonzarán. 10 ¿Quién formó a Dios? ¿y quién fundió escultura que para nada es de provecho? 11 He aquí que todos sus compañeros serán avergonzados; porque los mismos artífices son de los hombres. Todos ellos se juntarán, estarán, asombrarse han y avergonzarse han a una. 12 El herrero tomará la tenaza, obrará en las ascuas, darle ha forma con los martillos, obrará en ella con el brazo de su fortaleza: aunque esté hambriento, y le falten las fuerzas, no beberá agua, aunque se desmaye. 13 El carpintero tiende la regla, señálala con almagre, lábrala con los cepillos, dále figura con el compás, hácela a forma de varón, a semejanza de hombre hermoso, para estar en casa. 14 Cortarse ha cedros, y tomará encina y alcornoque, y esforzarse ha contra los árboles del bosque: plantará pino, que se crie con la lluvia. 15 El hombre después se servirá de él para quemar, y tomará de ellos para calentarse: encenderá también el horno, y cocerá panes: hará también un dios, y adorarle ha: fabricará un ídolo, y arrodillarse ha delante de él. 16 Parte de él quemará en el fuego, con otra parte de él comerá carne, asará asado, y hartarse ha: después se calentará, y dirá: O! calentádome he, fuego he visto. 17 Las sobras de él torna en dios, en su escultura: humíllase delante de él, le adora, y ruégale, diciendo: Líbrame, que mi dios eres tú. 18 No supieron, ni entendieron; porque untó sus ojos, porque no vean, su corazón, porque no entiendan. 19 No torna en sí, no tiene sentido, ni entendimiento para decir: Parte de ello quemé en el fuego, y sobre sus brasas cocí pan: asé carne, y comí: ¿lo que de él quedó tengo de tornar en abominación? ¿delante de un tronco de árbol me tengo de humillar? 20 La ceniza apacienta: su corazón engañado le inclina para que no libre su alma, y diga: ¿No está la mentira a mi mano derecha? 21 ¶ Acuérdate de estas cosas, o! Jacob, e Israel, que mi siervo eres: Yo te formé, mi siervo eres: Israel, no me olvides. 22 Yo deshice, como nube, tus rebeliones, y tus pecados, como niebla: tórnate a mí, porque yo te redimí. 23 Cantád loores, o! cielos, que Jehová hizo: jubilád, o! lugares bajos de la tierra: montes, rompéd en alabanza: bosque, y todo árbol que en él está; porque Jehová redimió a Jacob, y en Israel será glorificado. 24 Así dice Jehová, Redentor tuyo, y formador tuyo desde el vientre: Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mi mismo: 25 Que deshago las señales de los adivinos, que enloquezco los agoreros, que hago tornar atrás los sabios, y que desvanezco su sabiduría: 26 Que despierta la palabra de su siervo, y que cumple el consejo de sus mensajeros: que dice a Jerusalem: Serás habitada; y a las ciudades de Judá: Serán reedificadas, y sus ruinas levantaré: 27 Que digo al profundo: Sécate; y tus ríos haré secar: 28 Que llamo a Ciro, mi pastor; y todo lo que yo quiero cumplirá; en diciendo a Jerusalem: Serás edificada; y al templo: Serás fundado. 45  1 Así dice Jehová a su Mesías Ciro, al cual yo tomé por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él, y desatar lomos de reyes: para abrir delante de él puertas; y puertas no se cerrarán. 2 Yo iré delante de ti, y los rodeos enderezaré: quebrantaré puertas de metal; y cerrojos de hierro haré pedazos. 3 Y darte he los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados: para que sepas que yo soy Jehová, que te pongo nombre, el Dios de Israel. 4 Por mi siervo Jacob, y por Israel mi escogido te llamé por tu nombre: púsete tu sobrenombre, aunque no me conociste. 5 Yo Jehová y ninguno más de yo: no hay Dios más de yo. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste: 6 Para que se sepa desde el nacimiento del sol, y desde donde se pone, que no hay más de yo. Yo Jehová, y ninguno más de yo: 7 Que formo la luz, y que crio las tinieblas: que hago la paz, y que crio el mal: Yo Jehová, que hago todo esto. 8 Rociád, cielos, de arriba, y las nubes goteen la justicia: ábrase la tierra, y frutifíquense la salud y la justicia: háganse producir juntamente. Yo Jehová lo crié. 9 ¶ ¡Ay de él que pleitéa con su Hacedor! El tiesto contra los tiestos de la tierra. ¿Dirá el barro al que lo labra: Qué haces? ¿y tu obra no tiene manos? 10 Ay! de el que dice al padre: ¿Por qué engendraste? y a la mujer: ¿Por qué pariste? 11 Así dice Jehová el Santo de Israel, y su formador: Preguntádme de las cosas por venir: mandádme acerca de mis hijos, y a cerca de la obra de mis manos. 12 Yo hice la tierra, y yo crié sobre ella el hombre. Yo, mis manos extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé. 13 Yo le desperté en justicia, y todos sus caminos enderezaré: él edificará mi ciudad, y soltará mis cautivos, no por precio, ni por dones, dice Jehová de los ejércitos. 14 Así dijo Jehová: El trabajo de Egipto, las mercaderías de Etiopía, y los altos de Sabá se pasarán a ti, y serán tuyos: tras ti irán, pasarán con grillos: a ti harán reverencia, y a ti suplicarán. Cierto en ti está Dios; y no hay otro fuera de Dios. 15 Verdaderamente tú eres Dios que te encubres, Dios de Israel, que salvas. 16 Avergonzarse han, y todos ellos se afrentarán: irán con vergüenza todos los fabricadores de imágenes. 17 Israel es salvo en Jehová, salud eterna: no os avergonzaréis, ni os afrentaréis por todos los siglos. 18 Porque así dijo Jehová, que cria los cielos, él mismo, el Dios que forma la tierra, el que la hizo, y la compuso: No la creó para nada, para que fuese habitada la creó: Yo Jehová, y ninguno más de yo. 19 No hablé en escondido, en lugar de tierra de tinieblas: no dije a la generación de Jacob: En vano me buscáis. Yo Jehová que hablo justicia, que anuncio rectitud. 20 Congregáos y veníd, allegáos todos los escapados de las naciones: no saben los que levantan el madero de su escultura, y los que ruegan al dios que no salva. 21 Publicád, y hacéd llegar, y entren todos en consulta: ¿Quién hizo oír esto desde el principio, y desde entonces lo tiene dicho, si no yo Jehová? y no hay más Dios que yo: Dios justo y salvador, no mas de yo. 22 Mirád a mí, y sed salvos todos los términos de la tierra; porque yo soy Dios, y no hay más. 23 Por mí hice juramento: de mi boca salió palabra en justicia, la cual no se tornará: Que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua. 24 Y a mí dirá: Cierto en Jehová está la justicia y la fuerza, hasta él vendrá; y todos los que se enojan contra él serán avergonzados. 25 En Jehová serán justificados, y se gloriarán toda la generación de Israel. 46  1 Postróse Bel, abatióse Nebo, sus imágenes fueron puestas sobre bestias, y sobre animales de carga, que os llevarán, cargadas de vosotros, carga de cansancio. 2 Fueron encorvados, fueron abatidos juntamente; y no pudieron escaparse de la carga; y su alma hubo de ir en cautividad. 3 ¶ Oídme, o! casa de Jacob, y todo el resto de la casa de Israel, los que sois traídos de vientre, los que sois llevados de matriz. 4 Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas yo suportaré: yo hice, yo llevaré, yo suportaré y guardaré. 5 ¿A quién me hacéis semejante, y me igualáis, y me comparáis para ser semejante? 6 Sacan oro de su talegón, y pesan plata con balanzas: alquilan un platero para hacer dios de él: humíllanse, y adoran. 7 Echánsele sobre los hombros, llévanle, y asiéntanle en su lugar, y allí se está, y no se mueve de su lugar: dánle voces, y tampoco responde, ni libra de la tribulación. 8 ¶ Acordáos de esto, y tenéd vergüenza: tornád en vosotros, prevaricadores. 9 Acordáos de las cosas pasadas desde el siglo; porque yo soy Dios; y no hay más dios; y nada hay a mí semejante: 10 Que anuncio lo por venir desde el principio; y desde antiguamente lo que aun no era hecho: que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quisiere: 11 Que llamo desde el oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo: yo hablé, por eso lo haré venir: lo pensé, hacerlo he también. 12 Oídme, duros de corazón, que estáis lejos de la justicia. 13 Haré a mí justicia que se acerque, y no se alejará; y mi salud no se detendrá. Y pondré salud en Sión; y mi gloria, en Israel. 47  1 Desciende, y asiéntate en el polvo virgen hija de Babilonia: asiéntate en la tierra sin trono, hija de los Caldeos: que nunca más te llamarán tierna, y delicada. 2 Toma el molino, y muele harina: descubre tus guedejas, descalza los pies, descubre las piernas, pasa los ríos. 3 Será descubierta tu vergüenza, y tu deshonor será visto: tomaré venganza, y no encontraré como hombre. 4 Nuestro Redentor, Jehová de los ejércitos es su nombre, Santo de Israel. 5 Siéntate, calla, y entra en tinieblas, hija de los Caldeos; porque nunca más te llamarán Señora de reinos. 6 Enojéme contra mi pueblo; profané mi heredad, y los entregué en tu mano: no les hiciste misericordias: sobre el viejo agravaste mucho tu yugo, 7 Y dijiste: Para siempre seré señora. Hasta ahora no has pensado en esto, ni te acordaste de tu postrimería. 8 Oye pues ahora esto, delicada, la que está sentada confiadamente, la que dice en su corazón: Yo soy, y fuera de mi no hay más: no quedaré viuda, ni conoceré orfandad. 9 Estas dos cosas te vendrán de repente en un mismo día, orfandad, y viudez: en toda su perfección vendrán sobre ti, por la multitud de tus adivinanzas, y por la copia de tus muchos agüeros. 10 Porque te confiaste en tu maldad, diciendo: Nadie me vé. Tu sabiduría, y tu misma ciencia te engañó, a que dijeses en tu corazón: Yo, y no más. 11 Vendrá pues sobre ti mal, cuyo nacimiento no sabrás: caerá sobre ti quebrantamiento, el cual no podrás remediar; y vendrá sobre ti de repente destrucción, la cual tú no conocerás. 12 Estáte ahora entre tus adivinanzas, y en la multitud de tus agüeros, en los cuales te fatigaste desde tu niñez: quizá podrás mejorarte, quizá te fortificarás. 13 Háste fatigado en la multitud de tus consejos: parezcan ahora, y defiéndante los contempladores de los cielos, los especuladores de las estrellas, los que enseñan los cursos de la luna, de lo que vendrá sobre ti. 14 He aquí que serán como tamo, fuego los quemará: no salvarán sus vidas de la mano de la llama: no quedará brasa para calentarse, ni lumbre a la cual se sienten. 15 Así te serán aquellos con quienes te fatigaste, tus negociantes, desde tu niñez: cada uno echará por su camino, no habrá quien te escape. 48  1 Oíd esto, casa de Jacob, que os llamáis del nombre de Israel: los que salieron de las aguas de Judá, los que juran en el nombre de Jehová, y hacen memoria del Dios de Israel, no en verdad, ni en justicia: 2 Porque de la santa ciudad se nombran, y en el Dios de Israel confían: su nombre, Jehová de los ejércitos. 3 Lo que pasó, ya días ha que lo dije, y de mi boca salió: lo publiqué; hícelo presto, y vino. 4 Porque conozco que eres duro, y nervio de hierro tu cerviz, y tu frente de metal. 5 Díjetelo ya días ha: antes que viniese te lo enseñé; porque no dijeses: Mi ídolo lo hizo, mi escultura y mi vaciadizo mandó estas cosas. 6 Oístelo, vístelo todo: ¿vosotros pues no lo anunciaréis? Ahora pues, ya te hice oír nuevas y ocultas cosas, que tú no sabías. 7 Ahora fueron criadas, no en días pasados, ni antes de este día las habías oído; porque no digas: He aquí que yo lo sabía. 8 Cierto nunca lo habías oído, cierto nunca lo habías conocido, cierto nunca antes se abrió tu oído; porque sabía que desobedeciendo habías de desobedecer, por tanto te llamé rebelde desde el vientre. 9 Por causa de mi nombre dilataré mi furor, y para alabanza mía te esperaré luengamente, para no talarte. 10 He aquí, te he purificado, y no como a plata: héte escogido en horno de aflicción. 11 Por mí, por mí, haré: de otra manera, ¿cómo sería profanado? y mi honra no la daré a otro. 12 Oyeme, Jacob, e Israel, llamado mío: Yo mismo, yo el primero, también yo el postrero. 13 Ciertamente mi mano fundó la tierra, y mi mano derecha midió los cielos con el palmo: en llamándolos yo, parecieron juntamente. 14 Juntáos, todos vosotros, y oíd: ¿Quién hay entre ellos que anuncie estas cosas? Jehová le amó, el cual ejecutará su voluntad en Babilonia, y su brazo en los Caldeos. 15 Yo, yo hablé, y le llamé, y le traje: por tanto será prosperado su camino. 16 Allegáos a mí, oíd esto: Desde el principio no hablé en escondido: desde que la cosa se hizo, estuve allí; y ahora el Señor Jehová me ha enviado, y su Espíritu. 17 Así dijo Jehová, Redentor tuyo, el Santo de Israel: yo Jehová Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino en que andas. 18 ¡Ojalá tú miraras a mis mandamientos! fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas de la mar: 19 Fuera como la arena tu simiente, y los renuevos de tus entrañas como las pedrezuelas de ella: nunca su nombre fuera cortado, ni raído de mi presencia. 20 ¶ Salíd de Babilonia, huid de entre los Caldeos: dad nuevas de esto con voz de alegría: publicádlo, llevádlo hasta lo postrero de la tierra: decíd: Redimió Jehová a su siervo Jacob. 21 Y nunca tuvieron sed cuando los llevó por los desiertos: hízoles correr agua de la piedra: cortó la peña, y corrieron aguas. 22 No hay paz para los malos, dijo Jehová. 49  1 Oídme islas, y escuchád, pueblos lejanos. Jehová me llamó desde el vientre: desde las entrañas de mi madre hizo mención de mi nombre. 2 Y puso mi boca como espada aguda: con la sombra de su mano me cubrió; y púsome por saeta limpia: guardóme en su aljaba. 3 Y díjome: Mi siervo eres, o! Israel, que en ti me gloriaré. 4 Yo empero dije: Por demás he trabajado, en vano y sin provecho he consumido mi fortaleza: mas mi juicio delante de Jehová está, mi obra, delante de mi Dios. 5 Ahora pues, dice Jehová, el que me formó desde el vientre por su siervo, para que convierta a él a Jacob: Mas si Israel no se congregará, yo empero estimado seré en los ojos de Jehová, y el Dios mío será mi fortaleza. 6 Y dijo: Poco es que tú me seas siervo, para despertar las tribus de Jacob, y para que restituyas los asolamientos de Israel: también te di por luz de las naciones, para que seas mi salud hasta lo postrero de la tierra. 7 Así dijo Jehová, Redentor de Israel, Santo suyo, al menospreciado de alma, al abominado de las naciones, al siervo de los tiranos: Verán reyes, y levantarse han príncipes, y adorarán por Jehová: porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió. 8 Así dijo Jehová: En hora de contentamiento te oí, y en día de salud te ayudé; y guardarte he, y darte he por alianza de pueblo, para que despiertes la tierra, para que heredes heredades asoladas. 9 Para que digas a los presos: Salíd; y a los que están en tinieblas: Manifestáos. Sobre los caminos serán apacentados, y en todas las cumbres serán sus pastos. 10 Nunca tendrán hambre ni sed, ni el calor los afligirá, ni el sol; porque el que de ellos ha misericordia, los guiará, y a manaderos de aguas los pastoreará. 11 Y todos mis montes tornaré camino; y mis calzadas serán levantadas. 12 He aquí, estos vendrán de lejos; y he aquí, estotros del norte y del occidente; y estotros de la tierra del mediodía. 13 Cantád alabanzas, o! cielos, y alégrate, tierra, y rompéd en alabanza, o! montes; porque Jehová ha consolado su pueblo, y de sus pobres tendrá misericordia. 14 ¶ Mas Sión dijo: Dejóme Jehová, y el Señor se olvidó de mí. 15 ¿Olvidarse ha la mujer de lo que parió, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque estas se olviden, yo no me olvidaré de ti. 16 He aquí que en las palmas te tengo esculpida: delante de mí están siempre tus muros. 17 Tus edificadores vendrán a priesa: tus destruidores, y tus asoladores saldrán de ti. 18 Alza tus ojos al derredor, y mira: todos estos se han congregado, a ti han venido. Vivo yo, dice Jehová, que de todos, como de vestidura de honra, serás vestida; y de ellos serás ceñida como novia. 19 Porque tus asolamientos, y tus destrucciones, y tu tierra desierta, ahora será angosta por la multitud de los moradores; y tus destruidores serán apartados lejos. 20 Aun los hijos de tu orfandad dirán a tus oídos: Angosto es para mí este lugar, apártate por amor de mí a otra parte para que yo more. 21 Y dirás en tu corazón: ¿Quién me engendró estos? porque yo deshijada, y sola, peregrina y desterrada era: ¿Quién pues crió estos? He aquí, yo dejada era sola, ¿estos de donde vinieron ellos aquí? 22 Así dijo el Señor Jehová: He aquí que yo alzaré mi mano a las naciones, y a los pueblos levantaré mi bandera; y traerán en brazos tus hijos, y tus hijas serán traídas sobre hombros. 23 Y reyes serán tus alimentadores, y sus reinas tus nodrizas: el rostro inclinado a tierra te adorarán, y el polvo de tus pies lamerán; y conocerás, que yo soy Jehová, que no se avergonzarán los que me esperan. 24 ¿Quitarán la presa al valiente? ¿o la cautividad justa darse ha por libre? 25 Así pues dice Jehová: Cierto la cautividad será quitada al valiente, y la presa del robusto será librada; y tu pleito yo lo pleitearé, y a tus hijos yo los salvaré. 26 Y a los que te despojaron, haré comer sus carnes; y con su sangre serán embriagados, como con mosto; y toda carne conocerá, que yo soy Jehová, Salvador tuyo, y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob. 50  1 Así dijo Jehová: ¿Qué es de esta carta de repudio de vuestra madre, a la cual yo repudié? ¿o quién son mis acreedores, a quien yo os he vendido? He aquí que por vuestras maldades sois vendidos; y por vuestras rebeliones fue repudiada vuestra madre. 2 Porque vine, y nadie pareció: llamé, y nadie respondió. ¿Acortóse mi mano acortándose, para no redimir? ¿No hay en mí poder para librar? He aquí que con mi reprensión hago secar la mar: torno los ríos en desierto, hasta podrirse sus peces, y morirse de sed por falta de agua. 3 Visto los cielos de oscuridad, y torno como saco su cobertura. 4 ¶ El Señor Jehová me dio lengua de sabios, para saber dar en su sazón palabra al cansado: despertará de mañana, de mañana me despertará oído, para que oiga, como los sabios. 5 El Señor Jehová me abrió el oído, y yo no fuí rebelde; no me torné atrás. 6 Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los peladores: no escondí mi rostro de las injurias y escupidura. 7 Porque el Señor Jehová me ayudará, por tanto no me avergoncé: por eso puse mi rostro como un pedernal; y sé que no seré avergonzado. 8 Cercano está de mí el que me justifica, ¿quién contenderá conmigo? juntémonos. ¿Quién es el adversario de mi causa? acérquese a mí. 9 He aquí que el Señor Jehová me ayudará, ¿quién hay que me condene? He aquí que todos ellos como ropa de vestir se envejecerán: polilla los comerá. 10 ¿Quién hay entre vosotros que tema a Jehová? Oiga la voz de su siervo. El que anduvo en tinieblas, y el que careció de luz, confíe en el nombre de Jehová, y recuéstese sobre su Dios. 11 He aquí que todos vosotros encendéis fuego, y estáis cercados de centellas. Andád a la lumbre de vuestro fuego; y a las centellas que encendisteis. De mi mano os vino esto: en dolor seréis sepultados. 51  1 Oídme, los que seguís justicia, los que buscáis a Jehová: mirád a la piedra de donde fuisteis cortados, y a la caverna del hoyo de donde fuisteis arrancados. 2 Mirád a Abraham vuestro padre, y a Sara la que os parió; porque solo le llamé, y le bendije, y le multipliqué. 3 Ciertamente consolará Jehová a Sión, consolará todas sus soledades; y tornará su desierto como Paraíso, y su soledad como huerto de Jehová: hallarse ha en ella alegría y gozo, confesión y voz de cantar. 4 Estád atentos a mí, pueblo mío, y oídme, nación mía; porque de mí saldrá la ley, y mi juicio descubriré para luz de pueblos. 5 Cercana está mi justicia, salido ha mi salud, y mis brazos juzgarán a los pueblos. A mí esperarán las islas, y en mi brazo pondrán su esperanza. 6 Alzád a los cielos vuestros ojos, y mirád abajo a la tierra; porque los cielos serán deshechos como humo, y la tierra se envejecerá como ropa de vestir; y de la misma manera perecerán sus moradores: mas mi salud será para siempre, y mi justicia no perecerá. 7 Oídme, los que conocéis justicia, pueblo en cuyo corazón está mi ley: No temáis afrenta de hombre, ni desmayéis por sus denuestos: 8 Porque como a vestidura los comerá polilla, como a lana los comerá gusano: mas mi justicia permanecerá perpetuamente, y mi salud para siglo de siglos. 9 ¶ Despiértate, despiértate, vístete de fortaleza, o! brazo de Jehová: despiértate como en el tiempo antiguo, en los siglos pasados. ¿No eres tú el que cortó al soberbio, el que hirió al dragón? 10 ¿No eres tú el que secó la mar, las aguas de la gran hondura: el que al profundo de la mar tornó en camino, para que pasasen los redimidos? 11 ¶ Cierto los redimidos de Jehová tornarán: volverán a Sión cantando; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas: poseerán gozo y alegría; y el dolor y el gemido huirán. 12 Yo, yo soy vuestro consolador: ¿quién eres tú para que tengas temor del hombre que es mortal, y del hijo del hombre que por heno será contado? 13 Y has te ya olvidado de Jehová tu Hacedor, que extendió los cielos, y fundó la tierra; y todo el día tuviste temor continuamente del furor del que aflige, cuando se dispone para destruir, ¿mas a dónde está el furor del que aflige? 14 ¶ El preso se da priesa para ser suelto, por no morir en la mazmorra, y que le falte su pan. 15 Y yo Jehová soy tu Dios que parto la mar, y suenan sus ondas: Jehová de los ejércitos es su nombre. 16 Que puse en tu boca mis palabras, y con la sombra de mi mano te cubrí, para que plantases los cielos, y fundases la tierra, y que dijeses a Sión: Pueblo mío eres tú. 17 ¶ Despiértate, despiértate, levanta, o! Jerusalem, que bebiste de la mano de Jehová el cáliz de su furor: las heces del cáliz de ponzoña bebiste, y chupaste. 18 De todos los hijos que parió, no hay quien la gobierne: no hay quien la tome por su mano de todos los hijos que crió. 19 Estas dos cosas te han acaecido, ¿quién se dolerá de ti? asolamiento y quebrantamiento, hambre y espada: ¿quién te consolará? 20 Tus hijos desmayaron, estuvieron tendidos en las encrucijadas de todos los caminos, como buey montés en la red, llenos del furor de Jehová, de la ira del Dios tuyo. 21 Oye pues ahora esto, miserable, borracha, y no de vino: 22 Así dijo tu Señor Jehová, y tu Dios, el que pleitéa por su pueblo: He aquí, he quitado de tu mano el cáliz de la ponzoña, la hez del cáliz de mi furor: nunca más lo beberás. 23 Y ponerlo he en la mano de tus angustiadores, que dijeron a tu alma: Abájate, y pasaremos; y tú pusiste tu cuerpo como tierra, y como camino a los que pasan. 52  1 Despiértate, despiértate: vístete tu fortaleza, o! Sión: vístete tus ropas de hermosura, o! Jerusalem, ciudad santa; porque nunca más acontecerá que venga en ti incircunciso, ni inmundo. 2 Sacúdete del polvo, levántate, asiéntate Jerusalem: suéltate de las ataduras de tu cuello, cautiva hija de Sión. 3 Porque así dice Jehová: De balde fuisteis vendidos, por tanto sin dinero seréis rescatados. 4 Porque así dijo el Señor Jehová: Mi pueblo descendió en Egipto en tiempo pasado, para peregrinar allá; y el Asur le cautivó sin razón. 5 Y ahora, ¿Qué a mí aquí, dice Jehová, que mi pueblo sea tomado sin porqué; y los que en él se enseñorean, le hagan aullar, dice Jehová; y continuamente mi nombre sea blasfemado todo el día? 6 Por tanto mi pueblo sabrá mi nombre por esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí, estaré presente. 7 ¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que publica la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salud, del que dice a Sión: Tu Dios reina! 8 Voz de tus atalayas: alzarán la voz, juntamente jubilarán; porque ojo a ojo verán, como torna Jehová a traer a Sión. 9 Cantád alabanzas, alegráos juntamente, las soledades de Jerusalem: porque Jehová ha consolado su pueblo, ha redimido a Jerusalem. 10 Jehová desnudó el brazo de su santidad delante de los ojos de todas las naciones; y todos los términos de la tierra verán la salud del Dios nuestro. 11 ¶ Apartáos, apartáos, salíd de ahí; no toquéis cosa inmunda: salíd de en medio de ella: sed limpios los que lleváis los vasos de Jehová. 12 Porque no saldréis apresurados, ni iréis huyendo; porque Jehová irá delante de vosotros, y el Dios de Israel os congregará, 13 He aquí que mi siervo será prosperado, será engrandecido, y será ensalzado, y será muy sublimado. 14 ¶ Como te abominaron muchos, en tanta manera fue desfigurado de los hombres su parecer; y su hermosura, de los hijos de los hombres: 15 Así salpicará muchas naciones: los reyes cerrarán sobre él sus bocas: porque verán lo que nunca les fue contado; y entenderán lo que nunca oyeron. 53  1 ¿Quién creyó a nuestro dicho? ¿Y el brazo de Jehová, sobre quien se ha manifestado? 2 Y subirá, como renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca. No hay parecer en él, ni hermosura: le veremos, y sin parecer, tanto que le deseemos. 3 Despreciado, y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en flaqueza; y como que escondimos de él el rostro: menospreciado, y no le estimamos. 4 ¶ Ciertamente nuestras enfermedades él las llevó, y él sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos a él por azotado, herido, y abatido de Dios. 5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él; y por su llaga hubo cura para nosotros. 6 Todos nosotros nos perdimos como ovejas, cada cual se apartó por su camino: mas Jehová traspuso en él el pecado de todos nosotros. 7 ¶ Angustiado él, y afligido, no abrió su boca: como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. 8 De la cárcel, y del juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes: por la rebelión de mi pueblo plaga a él. 9 Y puso con los impíos su sepultura, y su muerte con los ricos: aunque nunca él hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. 10 Con todo eso, Jehová le quiso moler, sujetándole a enfermedad. Cuando hubiere puesto su vida por expiación, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será prosperada en su mano. 11 Del trabajo de su alma verá, y se hartará. Y con su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos; y él llevará las iniquidades de ellos. 12 Por tanto yo le daré parte con los grandes, y a los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida a la muerte, y fue contado con los transgresores habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores. 54  1 Alégrate, o! estéril, la que no paría: levanta canción, y jubila, la que nunca estuvo de parto; porque más serán los hijos de la dejada, que los de la casada, dijo Jehová. 2 Ensancha el sitio de tu cabaña, y las cortinas de tus tiendas sean extendidas, no seas escasa; alarga tus cuerdas, y fortifica tus estacas. 3 Porque a la mano derecha, y a la mano izquierda has de crecer; y tu simiente heredará naciones, y habitarán las ciudades asoladas. 4 No temas, que no serás avergonzada; y no te avergüences, que no serás afrentada: antes te olvidarás de la vergüenza de tu mocedad, y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria. 5 Porque tu marido será tu Hacedor, Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel, Dios de toda la tierra será llamado. 6 Porque como a mujer dejada, y triste de espíritu te llamó Jehová; y como a mujer moza que es repudiada, dijo el Dios tuyo, 7 Por un momento pequeño te dejé: mas con grandes misericordias te recogeré. 8 Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento: mas con misericordia eterna habré misericordia de ti, dijo tu Redentor Jehová. 9 Porque esto me será como las aguas de Noé: que juré que nunca más las aguas de Noé pasarían sobre la tierra: así también juré que no me enojaré más contra ti, ni te reñiré. 10 Porque los montes se moverán, y los collados temblarán: mas mi misericordia no se apartará de ti, ni el concierto de mi paz vacilará, dijo Jehová, el que ha misericordia de ti. 11 Pobrecica, fatigada con tempestad, sin consuelo, he aquí que yo acimentaré tus piedras sobre carbúnculo; y sobre zafiros te fundaré. 12 Tus ventanas pondré de piedras preciosas, y tus puertas de piedras de carbúnculo, y todo tu término de piedras de codicia. 13 Y todos tus hijos serán enseñados de Jehová, y multiplicará la paz de tus hijos. 14 Con justicia serás adornada: estarás lejos de opresión, porque no la temerás; y de temor, porque no se acercará de ti. 15 Si alguno conspirare contra ti, será sin mí: el que contra ti conspirare, delante de ti caerá. 16 He aquí que yo crié al herrero que sopla las ascuas en el fuego, y que saca la herramienta para su obra; y yo crié al destruidor para destruir. 17 Toda herramienta que fuere fabricada contra ti, no prosperará; y a toda lengua que se levantaré contra ti en juicio, condenarás. Esta es la heredad de los siervos de Jehová, y su justicia de por mí, dijo Jehová. 55  1 O, todos los sedientos, veníd a las aguas; y los que no tienen dinero, veníd, comprád, y coméd: veníd, comprád, sin dinero y sin precio, vino y leche. 2 ¿Por qué gastáis el dinero no en pan, y vuestro trabajo en no por hartura? Oídme oyendo, y coméd del bien, y deleitarse ha vuestra alma con grosura. 3 Abajád vuestras orejas, y veníd a mí: oíd, y vivirá vuestra alma. Y haré con vosotros concierto eterno, las misericordias firmes a David. 4 He aquí que yo le di por testigo a pueblos, por capitán, y por maestro a pueblos. 5 He aquí que a nación que no conociste, llamarás; y naciones que no te conocieron, correrán a ti, por causa de Jehová tu Dios, y del Santo de Israel que te ha honrado. 6 Buscád a Jehová, mientras se halla: llamádle, entre tanto que está cercano. 7 ¶ Deje el impío su camino, y el varón inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será grande para perdonar. 8 Porque mis pensamientos no son como vuestros pensamientos, ni vuestros caminos como mis caminos, dijo Jehová. 9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son más altos mis caminos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. 10 Porque como desciende de los cielos la lluvia, y la nieve, y no vuelve allá, mas harta la tierra, y la hace engendrar, y producir, y da simiente al que siembra, y pan al que come: 11 Así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mi vacía, mas hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié. 12 Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos: los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo os aplaudirán con las manos. 13 En lugar de la zarza crecerá haya; y en lugar de la ortiga crecerá arrayan; y será a Jehová por nombre, por señal eterna, que nunca será raída. 56  1 Así dijo Jehová: Guardád derecho, y hacéd justicia; porque cercana está mi salud para venir, y mi justicia para manifestarse. 2 Bienaventurado el hombre que esto hiciere, y el hijo del hombre que tomare esto: Que guarda el sábado de contaminarle, y que guarda su mano de hacer todo mal. 3 Y no diga el hijo del extranjero allegado a Jehová, diciendo: Apartando me apartará Jehová de su pueblo; ni diga el castrado: He aquí, yo soy árbol seco. 4 Porque así dijo Jehová a los castrados, que guardaren mis sábados, y escogieren lo que yo quiero, y tomaren mi concierto: 5 Yo les daré lugar en mi casa, y dentro de mis muros: y nombre mejor que a los hijos y a las hijas: nombre perpetuo les daré que nunca perecerá. 6 Y a los hijos de los extranjeros que se llegaren a Jehová para ministrarle, y que amaren el nombre de Jehová para ser sus siervos: todos los que guardaren el sábado de contaminarle, y tomaren mi concierto: 7 Yo los llevaré al monte de mi santidad, y festejarlos he en la casa de mi oración: sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa, casa de oración será llamada de todos los pueblos. 8 Dice el Señor Jehová, el que junta los echados de Israel: Aun juntaré sobre él sus congregados. 9 ¶ Todas las bestias del campo, veníd a tragar, todas las bestias del monte. 10 Sus atalayas, ciegos: todos ellos ignorantes, todos ellos perros mudos: no pueden ladrar, dormidos, echados, aman el dormir. 11 Y aquellos perros animosos no conocen hartura; y los mismos pastores no supieron entender: todos ellos miran a sus caminos, cada uno a su provecho, cada uno por su cabo. 12 Veníd, tomaré vino, embriaguémosnos de sidra; y será el día de mañana como este, mucho más excelente. 57  1 Perece el justo, y no hay quien eche de ver; y los varones piadosos son recogidos, y no hay quien entienda que delante de la aflicción es recogido el justo. 2 Vendrá la paz, descansarán sobre sus camas todos los que andan delante de él. 3 Y vosotros, llegáos acá, hijos de la agorera: generación de adúltero y de fornicaria. 4 ¿De quién escarnecisteis? ¿Contra quién ensanchasteis la boca, y alongasteis la lengua? ¿Vosotros no sois hijos rebeldes, simiente mentirosa? 5 ¿Qué os calentáis con los alcornoques debajo de todo árbol sombrío? ¿qué sacrificáis los hijos en los valles debajo de los peñascos? 6 En las polidas peñas del valle es tu parte: estas, estas son tu suerte. A estas también derramaste derramadura, ofreciste presente. ¿No me tengo de vengar de estas cosas? 7 Sobre el monte alto y enhiesto pusiste tu cama: allí también subiste a sacrificar sacrificio. 8 Y tras la puerta y el lumbral pusiste tu memorial; porque a otro que a mí te descubriste; y subiste, y ensanchaste tu cama, e hiciste con ellos alianza: amaste su cama donde quiera que veías. 9 Y fuiste al rey con óleo, y multiplicaste tus olores: y enviaste tus embajadores lejos, y abatístete hasta el profundo. 10 En la multitud de tus caminos te cansaste, y no dijiste: No hay remedio: hallaste lo que buscabas; por tanto no te arrepentiste. 11 ¿Y a quién reverenciaste y temiste? ¿Por qué mientes? que no te has acordado de mí, ni te vino al pensamiento. ¿No he yo disimulado, y nunca me has temido? 12 Yo publicaré tu justicia y tus obras, que no te aprovecharán. 13 Cuando clamares, líbrente tus allegados: que a todos ellos llevará el viento, tomará la vanidad: mas el que en mí espera, tendrá la tierra por heredad, y poseerá el monte de mi santidad; 14 ¶ Y dirá: Allanád, allanád: barréd el camino, quitád los tropiezos del camino de mi pueblo. 15 Porque así dijo el Alto y sublime, el que habita en eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Que tengo por morada la altura y la santidad; y con el quebrantado y abatido de espíritu habito, para hacer vivir el espíritu de los abatidos, y para hacer vivir el corazón de los quebrantados. 16 Porque no tengo de contender para siempre, ni para siempre me tengo de enojar; porque el espíritu por mí fue vestido, y yo hice las almas. 17 Por la iniquidad de su codicia me enojé, y le herí: escondí mí rostro, y me ensañé; y fue el rebelde por el camino de su corazón. 18 Sus caminos vi, y sanarle he; y pastorearle he, y darle he consolaciones a él y a sus enlutados. 19 Crío fruto de labios, paz, paz al lejano y cercano, dijo Jehová, y le sano. 20 Mas los impíos, como la mar en tempestad, que no se puede reposar; y sus aguas arrojan cieno y lodo. 21 No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos. 58  1 Clama a alta voz, no detengas: alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado. 2 Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como nación que hubiese obrado justicia, y que no hubiese dejado el derecho de su Dios: pregúntanme derechos de justicia, y quieren acercarse de Dios. 3 ¿Por qué ayunamos, y no hiciste caso: humillamos nuestras almas, y no lo supiste? He aquí que en el día de vuestro ayuno halláis lo que queréis, y todos pedís vuestras haciendas. 4 He aquí que para contiendas y debates ayunáis; y para herir del puño malamente. No ayunéis como hasta aquí, para que sea oída en lo alto vuestra voz. 5 ¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que encorve su cabeza como junco, y haga cama de saco y ceniza? ¿Esto llamaréis ayuno, y día agradable a Jehová? 6 ¿No es antes el ayuno que yo escogí, desatar los líos de impiedad, deshacer los haces de opresión, y soltar libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? 7 ¿Que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres vagabundos metas en casa: cuando vieres al desnudo, le cubras; y que no te escondas de tu carne? 8 Entonces nacerá tu luz como el alba; y tu sanidad reverdecerá presto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová te recogerá. 9 Entonces invocarás, y oírte ha Jehová: clamarás, y dirá: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el extender el dedo, y hablar vanidad; 10 Y si derramares tu alma al hambriento, y hartares el alma afligida: en las tinieblas nacerá tu luz; y tu oscuridad será como el mediodía. 11 Y pastorearte ha Jehová siempre, y en las sequedades hartará tu alma, y engordará tus huesos; y serás como huerta de riego, y como manadero de aguas, cuyas aguas nunca faltan. 12 Y edificarán de ti los desiertos antiguos: los cimientos caídos de generación y generación levantarás; y serás llamado, reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar. 13 Si retrajeres del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado llamares delicias, santo, glorioso de Jehová; y le venerares, no haciendo tus caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando palabra: 14 Entonces te deleitarás en Jehová; y hacerte he subir sobre las alturas de la tierra, y hacerte he comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová ha hablado. 59  1 He aquí, que no es acortada la mano de Jehová para salvar; ni es agravado su oído para oír: 2 Mas vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios; y vuestros pecados han hecho cubrir su rostro de vosotros, para no os oír. 3 Porque vuestras manos están contaminadas de sangre, y vuestros dedos de iniquidad: vuestros labios pronuncian mentira, y vuestra lengua habla maldad. 4 No hay quien clame por la justicia, ni quien juzgue por la verdad: confían en vanidad, y hablan vanidades: conciben trabajo, y paren iniquidad. 5 Ponen huevos de áspides, y tejen telas de arañas: el que comiere de sus huevos, morirá; y si lo apretaren, saldrá un basilisco. 6 Sus telas no servirán para vestir, ni de sus obras serán cubiertos: sus obras son obras de iniquidad, y obra de rapiña está en sus manos. 7 Sus pies corren al mal, y se apresuran para derramar la sangre inocente: sus pensamientos, pensamientos de iniquidad: destrucción y quebrantamiento en sus caminos. 8 Nunca conocieron camino de paz, ni hay derecho en sus caminos: sus veredas torcieron a sabiendas: cualquiera que por ellas fuere, no conocerá paz. 9 Por esto se alejó de nosotros el juicio, y justicia nunca nos alcanzó: esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandores, y andamos en oscuridad. 10 Atentamos como ciegos la pared, y como sin ojos andamos a tiento: tropezamos en el medio día como de noche: sepultados como muertos. 11 Aullamos como osos todos nosotros, y como palomas gemimos gimiendo: esperamos juicio, y no parece: salud, y se alejó de nosotros. 12 Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados nos han respondido; porque nuestras iniquidades están con nosotros, y conocemos nuestros pecados. 13 Rebelar, y mentir contra Jehová, y tornar de en pos de nuestro Dios: hablar calumnia, y rebelión, concebir, y hablar de corazón palabras de mentira. 14 Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir. 15 Y la verdad fue detenida; y el que se apartó del mal fue puesto en presa. Y lo vio Jehová, y desagradó en sus ojos; porque pereció el derecho. 16 ¶ Y vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiese quien entreviniese; y salvóle su brazo, y su misma justicia le afirmó. 17 Y vistióse de justicia, como de loriga, y capacete de salud en su cabeza; y vistióse de vestido de venganza por vestido, y cubrióse de zelo como de manto. 18 Como para dar pagos, como para tomar venganza de sus enemigos, dar el pago a sus adversarios: a las islas dará el pago. 19 Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol, su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él. 20 ¶ Y vendrá Redentor a Sión, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dijo Jehová. 21 Y este será mi concierto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, y de la boca de tu simiente, y de la boca de la simiente de tu simiente, dijo Jehová, desde ahora y para siempre. 60  1 Levántate, resplandece: que viene tu lumbre, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. 2 Que he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad los pueblos; y sobre ti nacerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. 3 Y andarán las naciones a tu lumbre, y los reyes al resplandor de tu sol. 4 Alza tus ojos en derredor, y mira, todos estos se han juntado, vinieron a ti: tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas sobre el lado serán criadas. 5 Entonces verás, y resplandecerás; y maravillarse ha, y ensancharse ha tu corazón, que se haya vuelto a ti la multitud de la mar, que la fortaleza de las naciones haya venido a ti. 6 Multitud de camellos te cubrirá, pollinos de Madián, y de Efa: todos los de Sabá vendrán: oro e incienso traerán, y publicarán alabanzas de Jehová. 7 Todo el ganado de Cedar será juntado para ti: carneros de Nabaiot te serán servidos: serán ofrecidos con gracia sobre mi altar; y la casa de mi gloria glorificaré. 8 ¿Quiénes son estos que vuelan como nubes, y como palomas a sus ventanas? 9 Porque a mi esperarán las islas, y las naves de Társis desde el principio: para traer tus hijos de lejos, su plata, y su oro con ellos, al nombre de Jehová tu Dios, y al Santo de Israel, que te ha glorificado. 10 Y los hijos de los extranjeros edificarán tus muros, y sus reyes te servirán; porque en mi ira te herí, mas en mi buena voluntad habré de ti misericordia. 11 Tus puertas estarán de continuo abiertas, no se cerrarán de día ni de noche: para que fortaleza de naciones sea traída a ti, y sus reyes guiando. 12 Porque la nación, o el reino que no te sirviere, perecerá; y asolando serán asoladas. 13 La gloria del Líbano vendrá a ti, hayas, pinos, y bojes juntamente, para honrar el lugar de mi santuario, y honraré el lugar de mis pies. 14 Y vendrán a ti humillados los hijos de los que te afligieron, y a las pisadas de tus pies se encorvarán todos los que te escarnecían; y llamarte han: Ciudad de Jehová, Sión del Santo de Israel. 15 En lugar de que has sido desechada y aborrecida, y que no había quien pasase por ti, ponerte he en gloria perpetua, en gozo de generación y generación. 16 Y mamarás la leche de las naciones, el pecho de los reyes mamarás; y conocerás que yo soy Jehová el Salvador tuyo, y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob. 17 Por el metal traeré oro, y por el hierro plata, y por la madera metal, y por las piedras hierro; y pondré paz por tu tributo, y justicia por tus exactores. 18 Nunca más se oirá en tu tierra violencia, destrucción y quebrantamiento en tus términos: mas a tus muros llamarás salud; y a tus puertas alabanza. 19 El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará: mas serte ha Jehová por luz perpetua, y por tu gloria, el Dios tuyo. 20 No se pondrá jamás tu sol, ni tu luna menguará; porque te será Jehová por perpetua luz, y los días de tu luto serán acabados. 21 Y tu pueblo, todos ellos, serán justos; para siempre heredarán la tierra: serán renuevos de mi plantación, obra de mis manos, para glorificarme. 22 El pequeño será por mil, el menor, por nación fuerte. Yo Jehová a su tiempo haré que esto sea presto. 61  1 El Espíritu del Señor Jehová es sobre mí; porque me ungió Jehová: envióme a predicar a los abatidos: a atar las llagas de los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos abertura de la cárcel: 2 A publicar año de la buena voluntad de Jehová, y día de venganza del Dios nuestro: a consolar a todos los enlutados: 3 A ordenar a Sión a los enlutados, para darles gloria en lugar de la ceniza, óleo de gozo en lugar del luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantación de Jehová, para glorificarme. 4 ¶ Y edificarán los desiertos antiguos, y levantarán los asolamientos primeros; y restaurarán las ciudades asoladas, los asolamientos de muchas generaciones. 5 Y estarán extranjeros, y apacentarán vuestras ovejas; y los extraños serán vuestros labradores, y vuestros viñeros. 6 Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová; ministros del Dios nuestro seréis dichos: comeréis la fuerza de las naciones, y con su gloria seréis sublimes. 7 En lugar de vuestra vergüenza doble; y de vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades: por lo cual en sus tierras poseerán doblado, y habrán gozo perpetuo. 8 Porque yo Jehová soy amador del derecho, aborrecedor del latrocinio para holocausto: que confirmaré en verdad su obra, y haré con ellos concierto perpetuo. 9 Y la simiente de ellos será conocida entre las naciones, y sus renuevos en medio de los pueblos: todos los que los vieren, los conocerán, que son simiente bendita de Jehová. 10 Gozando me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió de vestidos de salud, me cercó de manto de justicia: como a novio me atavió, y como a novia compuesta de sus joyas. 11 Porque como la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace brotar su simiente; así el Señor Jehová hará brotar justicia y alabanza, delante de todas las naciones. 62  1 Por causa de Sión no callaré, y por causa de Jerusalem no reposaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salud se encienda como una hacha. 2 Y verán las naciones tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y serte ha puesto un nombre nuevo que la boca de Jehová nombrará. 3 Y serás corona de gloria en la mano de Jehová, y diadema de reino en la mano del Dios tuyo. 4 Nunca más te llamarán desamparada, ni tu tierra se dirá más asolamiento: mas serás llamada Hapsiba, Mi voluntad en ella; y tu tierra Beula, Casada; porque el querer de Jehová será en ti, y tu tierra será casada. 5 Porque como el mancebo se casa con la virgen, se casarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo. 6 Sobre tus muros, o! Jerusalem, he puesto guardas; todo el día y toda la noche continuamente no callarán. Los que os acordáis de Jehová, no ceséis. 7 Ni a él le deis vagar hasta que confirme, y hasta que ponga a Jerusalem en alabanza en la tierra. 8 Juró Jehová por su mano derecha, y por el brazo de su fortaleza: Que jamás daré tu trigo por comida a tus enemigos, ni beberán los extraños el vino que tu trabajaste. 9 Mas los que lo allegaron, lo comerán, y alabarán a Jehová; y los que lo cogieron lo beberán en los patios de mi santuario. 10 Pasád, pasád por las puertas: barréd el camino al pueblo: allanád, allanád la calzada, quitád las piedras, alzád pendón a los pueblos. 11 He aquí que Jehová hizo oír hasta lo último de la tierra: Decíd a la hija de Sión: He aquí viene tu Salvador: he aquí que su salario trae, y su obra delante de él. 12 Y llamarles han: Pueblo santo, redimidos de Jehová; y a ti te llamarán: Ciudad buscada, no desamparada. 63  1 ¿Quién es este que viene de Edom: de Bosra, con vestidos bermejos? ¿Este, hermoso en su vestido, que va con la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar. 2 ¿Por qué es bermejo tu vestido? ¿y tus ropas como de el que ha pisado en lagar? 3 Solo pisé el lagar, y de los pueblos nadie fue conmigo. Pisélos con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y ensucié todas mis ropas. 4 Porque el día de la venganza está en mi corazón; y el año de mis redimidos es venido. 5 Miré pues, y no había quien ayudase; y abominé, que no hubiese quien me sustentase: y salvóme mi brazo, y me sustentó mi ira. 6 Y hollé los pueblos con mi ira, y los embriagué de mi furor, y derribé a tierra su fortaleza. 7 ¶ De las misericordias de Jehová haré memoria, de las alabanzas de Jehová, como sobre todo lo que Jehová nos ha dado; y de la grandeza de su beneficencia a la casa de Israel, que les ha hecho según sus misericordias, y según la multitud de sus miseraciones. 8 Y dijo: Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten; y fue su Salvador. 9 En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó: con su amor, y con su clemencia los redimió, y los trajo a cuestas, y los levantó todos los días del siglo. 10 Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su Espíritu Santo: por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos. 11 Empero acordóse de los días antiguos, de Moisés, y de su pueblo: ¿Dónde está el que los hizo subir de la mar con el pastor de su rebaño? ¿Dónde está el que puso en medio de él su Espíritu Santo? 12 ¿El que los guió por la diestra de Moisés con el brazo de su gloria? ¿El que rompió las aguas, haciéndose a sí nombre perpetuo? 13 El que los hizo ir por los abismos como un caballo por el desierto, nunca tropezaron. 14 El Espíritu de Jehová los pastoreó, como a una bestia que desciende al valle: así pastoreaste tu pueblo, para hacerte nombre glorioso. 15 ¶ Mira desde el cielo, desde la morada de tu santidad, y de tu gloria. ¿Dónde está tu zelo, y tu fortaleza, la multitud de tus entrañas, y de tus miseraciones para conmigo? ¿Hánse estrechado? 16 Porque tú eres nuestro padre, que Abraham nos ignora, e Israel no nos conoce: Tú, Jehová, eres nuestro padre, nuestro Redentor perpetuo es tu nombre. 17 ¿Por qué, o! Jehová, nos has hecho errar de tus caminos? ¿Endureciste nuestro corazón a tu temor? Vuélvete por tus siervos, por las tribus de tu heredad. 18 Por poco tiempo poseyó la tierra prometida, el pueblo de tu santidad: nuestros enemigos han hollado tu santuario. 19 Habemos sido como aquellos de quienes nunca te enseñoreaste, sobre los cuales nunca fue llamado tu nombre. 64  1 ¡O si rompieses los cielos, y descendieses, y a tu presencia se escurriesen los montes, 2 Como fuego, que abrasando derrite, fuego que hace hervir el agua, para que hicieses notorio tu nombre a tus enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia! 3 Como descendiste, cuando hiciste terribilidades, cuales nunca esperamos, que los montes se escurrieron delante de ti. 4 Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo vio Dios fuera de ti, que hiciese otro tanto por el que en él espera. 5 Saliste al encuento al que con alegría obró justicia: en tus caminos se acordaban de ti: he aquí, tú te enojaste porque pecamos: ellos serán eternos, y nosotros seremos salvos. 6 Que todos nosotros éramos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos como la hoja del árbol, todos nosotros, y nuestras maldades nos llevaron como viento. 7 Y nadie hay que invoque tu nombre, ni que se despierte para tenerte: por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades. 8 Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre: nosotros lodo, y tú el que nos obraste; así que obra de tus manos somos todos nosotros. 9 No te aires, o! Jehová, sobre manera, ni tengas perpetua memoria de la iniquidad: he aquí, mira ahora, pueblo tuyo somos todos nosotros. 10 Tus santas ciudades son desiertas: Sión desierto es, y Jerusalem soledad. 11 La casa de nuestro santuario y de nuestra gloria, en la cual te alabaron nuestros padres, fue quemada de fuego, y todas nuestras cosas preciosas fueron destruidas. 12 ¿Detenerte has, o! Jehová, sobre estas cosas? ¿Callarás, y afligirnos has sobre manera? 65  1 Fui buscado de los que no preguntaban por mí, y fuí hallado de los que no me buscaban. Dije a nación que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí. 2 Extendí mis manos todo el día a pueblo rebelde, que camina por camino no bueno, en pos de sus pensamientos: 3 Pueblo que en mi cara me provoca siempre a ira, sacrificando en huertos, y haciendo perfume sobre ladrillos: 4 Que se quedan a dormir en los sepulcros, y en los desiertos tienen la noche: que comen carne de puerco, y en sus ollas hay caldo de cosas inmundas: 5 Que dicen: Estáte en tu lugar, no te llegues a mí, que soy más santo que tú. Estos son humo en mi furor, fuego que arde todo el día. 6 He aquí, que escrito está delante de mí: No callaré, antes daré; y pagaré en su seno, 7 Vuestras iniquidades, y las iniquidades de vuestros padres juntamente, dice Jehová, que hicieron perfume sobre los montes, y sobre los collados me afrentaron: por tanto yo les mediré su obra antigua en su seno. 8 ¶ Jehová dijo así: Como si alguno hallase mosto en un racimo, y dijese: No lo eches a mal, que bendición hay en él; así haré yo por mis siervos, que no lo echaré a perder todo. 9 Mas sacaré simiente de Jacob, y de Judá heredero de mis montes, y mis escogidos la poseerán por heredad, y mis siervos habitarán allí. 10 Y será Sarón para habitación de ovejas, y el valle de Acor para majada de vacas a mi pueblo, que me buscó. 11 Mas vosotros que dejáis a Jehová, que olvidáis el monte de mi santidad, que ponéis mesa a la fortuna, y cumplís el número de la derramadura; 12 Yo también os contaré al cuchillo, y todos vosotros os arrodillaréis al degolladero; porque llamé, y no respondisteis; hablé, y no oísteis; e hicisteis lo malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que a mí desagrada. 13 ¶ Por tanto así dijo el Señor Jehová: He aquí que mis siervos comerán, y vosotros tendréis hambre: he aquí que mis siervos beberán, y vosotros tendréis sed: he aquí que mis siervos se alegrarán, y vosotros seréis avergonzados: 14 He aquí que mis siervos jubilarán por la alegría del corazón, y vosotros clamaréis por el dolor del corazón; y por el quebrantamiento de espíritu aullaréis. 15 Y dejaréis vuestro nombre por maldición a mis escogidos; y el Señor Jehová te matará, y a sus siervos llamará por otro nombre. 16 El que se echare bendición en la tierra, en el Dios de verdad se bendecirá; y el que jurare en la tierra, por el Dios de verdad jurará; porque las angustias primeras serán olvidadas, y serán cubiertas de mis ojos. 17 Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra: de lo primero no habrá memoria, ni más vendrán al pensamiento: 18 Mas gozaros heis, y alegraros heis por siglo de siglo en las cosas que yo crearé; porque he aquí que yo crío a Jerusalem alegría, y a su pueblo gozo, 19 Y alegrarme he con Jerusalem, y gozarme he con mi pueblo; y nunca más se oirá en ella voz de lloro, ni voz de clamor. 20 No habrá más allí mozo de días, ni viejo que no cumpla sus días; porque el mozo morirá de cien años; y el que de cien años pecare, será maldito. 21 Y edificarán casas, y morarán: plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. 22 No edificarán, y otro morará: no plantarán, y otro comerá; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos perpetuarán las obras de sus manos. 23 No trabajarán en vano, ni parirán con miedo; porque sus partos serán simiente de los benditos de Jehová, y sus descendencias estarán con ellos. 24 Y será que antes que clamen, yo oiré: aun hablando ellos, yo oiré. 25 El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey, y a la serpiente el polvo será su comida: no afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová. 66  1 Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies: ¿Dónde quedará esta casa que me habéis edificado; y dónde quedará este lugar de mi reposo? 2 Mi mano hizo todas estas cosas, y por ella todos estas cosas fueron, dijo Jehová: a aquel pues miraré que es pobre y abatido de espíritu, y que tiembla a mi palabra. 3 El que sacrifica buey, como si matase un hombre: el que sacrifica oveja, como si degollase un perro: el que ofrece presente, como si ofreciese sangre de puerco: el que ofrece perfume, como si bendijese la iniquidad. Y pues escogieron sus caminos, y su alma amó sus abominaciones: 4 También yo escogeré sus escarnios, y traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y nadie respondió: hablé, y no oyeron; e hicieron lo malo delante de mis ojos, y escogieron lo que a mí desagrada. 5 Oíd palabra de Jehová los que tembláis a su palabra. Vuestros hermanos, los que os aborrecen, y os niegan por causa de mi nombre, dijeron: Glorifíquese Jehová. Mas él se mostrará con vuestra alegría, y ellos serán confusos. 6 Voz de alboroto se oye de la ciudad, voz del templo, voz de Jehová que da el pago a sus enemigos. 7 ¶ Antes que estuviese de parto, parió: antes que le viniesen dolores, parió hijo. 8 ¿Quién oyó cosa semejante? ¿Quién vio cosa semejante? ¿La tierra parirse ha en un día? ¿Nacerá toda una nación de una vez? Que Sión estuvo de parto, y parió juntamente sus hijos. 9 ¿Yo que hago parir, no pariré? dijo Jehová. ¿Yo que hago engendrar, seré detenido? dice el Dios tuyo. 10 Alegráos con Jerusalem, y gozáos con ella, todos los que la amáis: gozáos con ella de gozo, todos los que os enlutasteis por ella: 11 Para que maméis y os hartéis de las tetas de sus consolaciones: para que ordeñéis, y os deleitéis con el resplandor de su gloria. 12 Porque así dice Jehová: He aquí que yo extiendo sobre ella paz, como un río; y la gloria de las naciones, como un arroyo que sale de madre; y mamaréis, y sobre el lado seréis traídos, y sobre las rodillas seréis regalados. 13 Como el varón a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y sobre Jerusalem tomaréis consuelo. 14 Y veréis, y alegrarse ha vuestro corazón, y vuestros huesos, como la yerba reverdecerán; y la mano de Jehová para con sus siervos será conocida, y contra sus enemigos se airará. 15 Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego, y sus carros, como torbellino, para tornar su ira en furor; y su reprensión en llama de fuego. 16 Porque Jehová juzgará con fuego y con su espada a toda carne; y los muertos de Jehová serán multiplicados. 17 Los que se santifican, y los que se purifican en los huertos, unos tras otros: los que comen carne de puerco, y abominación, y ratón, juntamente serán talados, dice Jehová. 18 Porque yo entiendo sus obras y sus pensamientos: tiempo vendrá para juntar todas las naciones y las lenguas; y vendrán, y verán mi gloria. 19 Y pondré entre ellos seña; y enviaré de los escapados de ellos a las naciones, a Társis, a Pul, y Lud, que tiran arco, a Tubal, y a Javán, a las islas apartadas, que no oyeron de mí, ni vieron mi gloria, y publicarán mi gloria entre las naciones. 20 Y traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones por presente a Jehová, en caballos, en carros, en literas, y en mulos, y en camellos, a mi santo monte de Jerusalem, dice Jehová, de la manera que los hijos de Israel suelen traer el presente en vasos limpios a la casa de Jehová. 21 Y tomaré también de ellos para sacerdotes y Levitas, dice Jehová. 22 Porque como los cielos nuevos, y la tierra nueva que yo hago, permanecen delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra simiente y vuestro nombre. 23 Y será que de mes en mes, y de sábado en sábado vendrá toda carne a adorar delante de mí, dijo Jehová. 24 Y saldrán, y verán los cuerpos de los muertos de los varones que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará; y serán abominables a toda carne.