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Reina-Valera 1865 Spanish translation

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EL LIBRO DE LOS SALMOS

1  1 Bienaventurado el varón, que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni se asentó en silla de burladores. 2 Mas antes en la ley de Jehová es su voluntad: y en su ley meditará de día y de noche. 3 Y será como el árbol plantado junto a arroyos de aguas, que da su fruto en su tiempo: y su hoja no se marchita, y todo lo que hace, prosperará. 4 ¶ No así los malos: sino como el tamo, que lo lanza el viento. 5 Por tanto no se levantarán los malos en el juicio: ni los pecadores en la congregación de los justos. 6 Porque Jehová conoce el camino de los justos: y el camino de los malos se perderá. 2  1 ¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan vanidad? 2 Estarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán en uno contra Jehová, y contra su ungido, diciendo: 3 Rompamos sus coyundas: y echemos de nosotros sus cuerdas. 4 El que mora en los cielos se reirá: el Señor se burlará de ellos. 5 Entonces hablará a ellos con su furor, y con su ira los conturbará. 6 Y yo te establecí mi rey sobre Sión, el monte de mi santidad. 7 Yo recitaré el decreto. Jehová me dijo: Mi hijo eres tú: yo te engendré hoy. 8 Demándame, y yo daré las gentes por tu heredad, y por tu posesión los cabos de la tierra. 9 Quebrantarlos has con vara de hierro: como vaso de ollero los desmenuzarás. 10 Y ahora reyes entendéd: admitid consejo jueces de la tierra. 11 Servíd a Jehová con temor: y alegráos con temblor. 12 Besád al hijo, porque no se enoje, y perezcáis en el camino: cuando se encendiere un poco su furor, bienaventurados todos los que confían en él.

Salmo de David, cuando huía de delante de Absalom su hijo.

3  1 Jehová, ¡cuánto se han multiplicado mis enemigos! muchos se levantan contra mí. 2 Muchos dicen de mi alma: No hay para él salud en Dios. Selah. 3 Mas tú, Jehová, eres escudo por mí: mi gloria, y el que ensalza mi cabeza. 4 Con mi voz clamé a Jehová, y él me respondió desde el monte de su santidad. Selah. 5 Yo me acosté, y dormí, y desperté: porque Jehová me sustentaba. 6 No temeré de diez millares de pueblo, que pusieren cerco sobre mí. 7 Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío: porque heriste a todos mis enemigos en la quijada: los dientes de los malos quebrantaste. 8 De Jehová es la salud: sobre tu pueblo será tu bendición. Selah.

Al Vencedor en Neginot. Salmo de David.

4  1 Cuando llamo, respóndeme, o! Dios de mi justicia: en la angustia me hiciste ensanchar: ten misericordia de mí, y oye mi oración. 2 ¶ Hijos de hombre, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia? ¿amaréis la vanidad? ¿buscaréis la mentira? Selah. 3 Sabéd, pues, que Jehová hizo apartar al piadoso para sí: Jehová oirá, cuando yo clamare a él. 4 Temblád, y no pequéis: hablád en vuestro corazón, sobre vuestra cama, y callád. Selah. 5 Sacrificád sacrificios de justicia, y confiád en Jehová. 6 ¶ Muchos dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, o! Jehová, la luz de tu rostro. 7 Tu diste alegría en mi corazón, al tiempo que el grano de ellos, y el mosto de ellos se multiplicó. 8 En paz me acostaré, y asimismo dormiré: porque tú, Jehová, solo me harás estar confiado.

Al Vencedor, sobre Nehilot. Salmo de David.

5  1 Escucha, o! Jehová, mis palabras: entiende mi meditación. 2 Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío, y Dios mío, porque a ti oraré. 3 Jehová, de mañana oirás mi voz: de mañana me presentaré a ti, y esperaré. 4 Porque tú no eres Dios que quieres la maldad; el malo no habitará junto a ti. 5 No estarán los insensatos delante de tus ojos: a todos los que obran iniquidad, aborreciste. 6 Destruirás a los que hablan mentira: al varón de sangres y de engaño abominará Jehová. 7 Y yo en la multitud de tu misericordia entraré en tu casa: adoraré al santo templo tuyo con tu temor. 8 Jehová, guíame en tu justicia a causa de mis enemigos: endereza delante de mí tu camino. 9 Porque no hay en su boca rectitud: sus entrañas son pravedades: sepulcro abierto su garganta, con su lengua lisonjearán. 10 Asuélales, o! Dios, caigan de sus consejos: por la multitud de sus rebeliones échales, porque se rebelaron contra ti. 11 Y alegrarse han todos los que esperan en ti; para siempre se regocijarán, y cubrirles has, y alegrarse han en ti los que aman tu nombre. 12 Porque tú bendecirás al justo, o! Jehová; como de un pavés le cercarás de benevolencia.

Al Vencedor en Neginot sobre Seminit. Salmo de David.

6  1 Jehová, no me reprendas con tu furor: ni me castigues con tu ira. 2 Ten misericordia de mí, o! Jehová, porque yo estoy debilitado: sáname, o! Jehová, porque mis huesos están conturbados. 3 Y mi alma está muy conturbada: y tú, Jehová, ¿hasta cuándo? 4 Vuelve, o! Jehová, escapa mi alma, sálvame por tu misericordia: 5 Porque en la muerte no hay memoria de ti: en el sepulcro ¿quién te loará? 6 Trabajado he con mi gemido: toda la noche hago nadar mi cama en mis lágrimas: deslío mi estrado. 7 Mis ojos están carcomidos de descontento: hánse envejecido a causa de todos mis angustiadores. 8 Apartáos de mí todos los obradores de iniquidad: porque Jehová ha oído la voz de mi lloro. 9 Jehová ha oído mi ruego: Jehová ha recibido mi oración. 10 Avergonzarse han, y turbarse han mucho todos mis enemigos: volverán, y avergonzarse han súbitamente.

Sigayón de David, que cantó a Jehová, sobre las palabras de Cus, hijo de Ben-jamín.

7  1 Jehová, Dios mío, en ti he confiado: sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame; 2 Porque no arrebate mi alma: como el león, que despedaza, y no hay quien libre. 3 ¶ Jehová, Dios mío, si yo he hecho esto: si hay en mis manos iniquidad; 4 Si di mal pago a mi pacífico: si no salvé al que me perseguía sin motivo. 5 Persiga el enemigo a mi alma, y alcáncela, y pise en tierra mi vida: y a mi honra ponga en el polvo. Selah. 6 Levántate, o! Jehová, en tu furor, álzate a causa de las iras de mis angustiadores: y despierta para mí el juicio que mandaste, 7 Y rodearte ha congregación de pueblos: por causa pues de él vuélvete en alto. 8 Jehová juzgará los pueblos: júzgame, o! Jehová, conforme a mi justicia; y conforme a mi integridad venga sobre mí. 9 Consuma ahora mal a los malos, y enhiesta al justo: el Dios justo es el que prueba los corazones, y los riñones. 10 Mi escudo es en Dios, el que salva a los rectos de corazón. 11 Dios es el que juzga al justo: y Dios se aira todos los días. 12 Si no se volviere, él afilará su espada: su arco ha armado ya, y aparejádolo ha. 13 Y para él ha aparejado armas de muerte: ha labrado sus saetas para los que persiguen. 14 He aquí, ha tenido parto de iniquidad: y concibió trabajo, y parió mentira. 15 Pozo ha cavado, y ahondádolo ha: y en la fosa que él hizo caerá. 16 Su trabajo será vuelto sobre su cabeza: y su agravio descenderá sobre su mollera. 17 Alabaré a Jehová conforme a su justicia, y cantaré al nombre de Jehová el Altísimo.

Al Vencedor sobre Gitit. Salmo de David.

8  1 O! Jehová, Señor nuestro, ¡cuán grande es tu nombre en toda la tierra! que has puesto tu alabanza sobre los cielos. 2 De la boca de los chiquitos, y de los que maman, fundaste la fortaleza a causa de tus enemigos: para hacer cesar al enemigo, y al que se venga. 3 Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna, y las estrellas que tú compusiste, 4 ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria? ¿y el hijo del hombre, para que le visites? 5 Y le hiciste poco menor que los ángeles, y le coronaste de gloria y de hermosura. 6 Hicístele enseñorear de las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies. 7 Ovejas, y bueyes, todo ello: y asimismo las bestias del campo. 8 Las aves de los cielos, y los peces de la mar: lo que pasa por los caminos de la mar. 9 O! Jehová, Señor nuestro, ¡cuán grande es tu nombre en toda la tierra!

Al Vencedor sobre Mut-laben. Salmo de David.

9  1 Alabaré a Jehová con todo mi corazón: contaré todas tus maravillas. 2 Alegrarme he, y gozarme he en ti: cantaré a tu nombre, o! Altísimo. 3 Por haber sido mis enemigos vueltos atrás: caerán y perecerán delante de ti. 4 Porque has hecho mi juicio y mi causa: sentástete en trono juzgando justicia. 5 Reprendiste gentes, destruiste al malo, raíste el nombre de ellos para siempre y eternalmente. 6 O! enemigo, acabados son los asolamientos para siempre: y las ciudades que derribaste, su memoria pereció con ellas. 7 Y Jehová quedará para siempre, él ha aparejado para juicio su trono. 8 Y él juzgará al mundo con justicia, juzgará a los pueblos con rectitud. 9 Y será Jehová refugio al pobre, refugio en tiempos de la angustia. 10 Y confiarán en ti los que saben tu nombre, por cuanto no desamparaste a los que te buscaron, o! Jehová. 11 Cantád a Jehová, el que habita en Sión: notificád en los pueblos sus obras. 12 Porque, demandando las sangres se acordó de ellos: no se olvidó del clamor de los pobres. 13 ¶ Ten misericordia de mí, Jehová: mira la aflicción que sufro de los que me aborrecen, ensalzador mío de las puertas de la muerte. 14 Para que cuente yo todas tus alabanzas en las puertas de la hija de Sión: y me regocije en tu salud. 15 Hundiéronse las gentes en el foso que hicieron: en la red que escondieron fue tomado su pie. 16 Jehová fue conocido en el juicio que hizo: en la obra de sus manos fue enlazado el malo: Consideración. Selah. 17 Volverse han los malos al infierno: todas las gentes que se olvidan de Dios. 18 Porque no para siempre será olvidado el necesitado: ni la esperanza de los pobres perecerá para siempre. 19 Levántate, o! Jehová, no se fortalezca el hombre: sean juzgadas las naciones delante de ti. 20 Pon, o! Jehová, temor en ellos: conozcan las gentes que son hombres. Selah. 10  1 ¿Por qué estás lejos, Jehová? ¿por qué te escondes en los tiempos de la angustia? 2 Con arrogancia el malo persigue al pobre; sean tomados en los pensamientos que pensaron. 3 Por cuanto se alabó el malo del deseo de su alma: y diciendo bien del robador, blasfema de Jehová. 4 El malo por la altivez de su rostro no busca a Dios: no hay Dios en todos sus pensamientos. 5 Sus caminos atormentan en todo tiempo: altura son tus juicios delante de él: en todos sus enemigos resopla. 6 Dice en su corazón: No seré movido de generación a generación, porque no fuí en mal. 7 De maldición hinchió su boca, y de engaños y fraude: debajo de su lengua molestia y maldad. 8 Está en las asechanzas de las aldeas; en los escondrijos mata al inocente: sus ojos están mirando por el pobre. 9 Asecha de encubierto, como el león desde su cama: asecha para arrebatar al pobre: arrebata al pobre trayéndole en su red. 10 Encógese, abájase, y cae en sus fuerzas multitud de afligidos. 11 Dice en su corazón: Dios está olvidado, ha encubierto su rostro, nunca lo vio. 12 ¶ Levántate, o! Jehová Dios, alza tu mano: no te olvides de los pobres. 13 ¿Por qué ensaña el malo a Dios? dijo en su corazón: No inquirirás. 14  has visto: porque tú miras el trabajo, y el enojo, para dar en tus manos: a ti se remite el pobre; al huérfano tú fuiste ayudador. 15 Quebranta el brazo del depravado y del maligno: buscarás su maldad, y no la hallarás. 16 Jehová, Rey eterno y perpetuo; de su tierra fueron destruidas las gentes. 17 El deseo de los humildes oíste, o! Jehová: tú dispones su corazón, y haces atento tu oído: 18 Para juzgar al huérfano y al pobre; no volverá más a quebrantar el hombre de la tierra.

Al Vencedor. Salmo de David.

11  1 En Jehová he confiado, ¿cómo decís a mi alma: Muévete a vuestro monte, como ave? 2 Porque, he aquí, los malos flecharon el arco: apercibieron sus saetas sobre la cuerda para asaetear en oculto a los rectos de corazón. 3 Porque los fundamentos serán derribados: ¿el justo qué ha hecho? 4 Jehová en el templo de su santidad: Jehová en el cielo su trono: sus ojos ven, sus párpados prueban a los hijos de los hombres. 5 Jehová prueba al justo, y al malo, y al que ama la rapiña aborrece su alma. 6 Lloverá sobre los malos lazos, fuego y azufre; y viento de torbellinos será la parte de su vaso. 7 Porque el justo Jehová amó las justicias: al recto mirará su rostro.

Al Vencedor sobre Seminit. Salmo de David

12  1 Salva, o! Jehová, porque se acabaron los misericordiosos: porque se han acabado los fieles de entre los hijos de los hombres. 2 Mentira habla cada uno con su prójimo con labios lisonjeros: con doblez de corazón, hablan. 3 Tale Jehová todos los labios lisonjeros: la lengua que habla grandezas. 4 Que dijeron: Por nuestra lengua prevaleceremos: nuestros labios están con nosotros, ¿quién nos es Señor? 5 ¶ Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos, ahora me levantaré, dice Jehová: yo pondré en salvo al que el enlaza. 6 Las palabras de Jehová, palabras limpias: plata refinada en horno de tierra: colada siete veces. 7 Tú, Jehová, los guardarás: guárdalos para siempre de aquesta generación. 8 Cercando andan los malos: entretanto las vilezas de los hijos de los hombres son exaltadas.

Al Vencedor. Salmo de David.

13  1 ¿Hasta cuándo, Jehová, me olvidarás, para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? 2 ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma? ¿ansia en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí? 3 Mira, óyeme, Jehová, Dios mío: alumbra mis ojos, porque no duerma de muerte. 4 Porque no diga mi enemigo: Vencíle: mis enemigos se alegrarán, si yo resbalare. 5 Mas yo en tu misericordia he confiado: alegrarse ha mi corazón en tu salud. Cantaré a Jehová; porque me ha hecho bien.

Al Vencedor. Salmo de David.

14  1 Dijo el insensato en su corazón: No hay Dios: Corrompiéronse, hicieron obras abominables: no hay quien haga bien. 2 Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, por ver si hay algún sabio, que busque a Dios. 3 Todos declinaron a una, dañáronse; no hay quien haga bien, no hay ni aun uno. 4 Ciertamente ¿no lo conocieron todos los que obran iniquidad, que comen mi pueblo, como si comiesen pan? a Jehová no invocaron. 5 Allí temblaron de espanto: porque Dios está con la nación de los justos. 6 El consejo del pobre avergonzasteis por cuanto Jehová es su esperanza. 7 ¡Quién diese de Sión la salud de Israel, tornando Jehová la cautividad de su pueblo! Gozárse ha Jacob, y alegrarse ha Israel.

Salmo de David.

15  1 Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿quién residirá en el monte de tu santidad? 2 El que anda en integridad, y obra justicia, y habla verdad en su corazón: 3 El que no revolvió con su lengua, ni hizo mal a su prójimo, ni levantó vergüenza contra su cercano. 4 En sus ojos es menospreciado el vil, y a los que temen a Jehová, honra: juró en daño suyo, y no mudó. 5 Su dinero no dio a usura, ni tomó cohecho contra el inocente. El que hace estas cosas, no resbalará jamás.

Mictam. De David.

16  1 Guárdame, o! Dios: porque en ti he confiado. 2 Dijiste, o! alma mía, a Jehová: Tú eres, Señor; mi bien no viene a ti: 3 A los santos que están en la tierra, y a los fuertes, toda mi voluntad en ellos. 4 Multiplicarán sus dolores de los que se apresuraren tras otro dios; no derramaré sus derramaduras de sangre, ni tomaré sus nombres en mis labios. 5 Jehová la porción de mi parte, y de mi vaso: tú sustentarás mi suerte. 6 Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos: asimismo la heredad se hermoseó sobre mí. 7 Bendeciré a Jehová, que me aconseja; aun en las noches me enseñan mis riñones. 8 A Jehová he puesto delante de mí siempre: porque estando él a mi diestra, no seré conmovido. 9 Por tanto se alegró mi corazón, y se gozó mi gloria: también mi carne reposará segura. 10 Porque no dejarás mi alma en el sepulcro: ni darás tu Santo para que vea corrupción. 11 Hacerme has saber la senda de la vida, hartura de alegrías hay con tu rostro: deleites en tu diestra para siempre.

Oración de David.

17  1 Oye, o! Jehová, la justicia; está atento a mi clamor: escucha mi oración, hecha sin labios de engaño. 2 De delante de tu rostro salga mi juicio: vean tus ojos la rectitud. 3  has probado mi corazón; me has visitado de noche; refinásteme, y no hallaste: lo que pensé no pasó mi boca. 4 Para las obras humanas, por la palabra de tus labios yo observé los caminos del violento. 5 Sustenta mis pasos en tus caminos, porque mis pies no resbalen. 6 Yo te he invocado, por cuanto me oyes, o! Dios; inclina a mí tu oreja, oye mi palabra. 7 Haz maravillosas tus misericordias, salvador de los que en ti confían, de los que se levantan contra tu diestra. 8 Guárdame como a lo negro de la niñeta del ojo, escóndeme con la sombra de tus alas. 9 De delante de los malos que me oprimieron: de mis enemigos que me cercan por la vida. 10 Cerrados con su grosura: con su boca hablan soberbiamente. 11 Nuestros pasos nos han cercado ahora: ponen sus ojos para tendernos a tierra; 12 Parecen al león que desea hacer presa: y al leoncillo que está escondido. 13 Levántate, o! Jehová; anticipa su rostro: póstrale: escapa mi alma del malo con tu espada; 14 De los varones con tu mano, o! Jehová: de los varones de mundo cuya parte es en esta vida: cuyo vientre hinches de tu tesoro: hartan sus hijos, y dejan la resta a sus chiquitos. 15 Yo en justicia veré tu rostro: hartarme he cuando despertare a tu semejanza.

Al Vencedor: Salmo del siervo de Jehová, de David, el cual habló a Jehová las palabras de este cántico el día que le libró Jehová de mano de todos sus enemigos, y de mano de Saul: Y dijo:

18  1 Amarte he, Jehová, fortaleza mía. 2 Jehová, roca mía, y castillo mío, y escapador mío; Dios mío, fuerte mío: confiarme he en él: escudo mío, y el cuerno de mi salud; refugio mío. 3 Al alabado Jehová invocaré, y seré salvo de mis enemigos. 4 Cercáronme dolores de muerte, y arroyos de perversidad me atemorizaron: 5 Dolores del sepulcro me rodearon; anticipáronme lazos de muerte: 6 En mi angustia llamé a Jehová, y clamé a mi Dios: él oyó desde su templo mi voz, y mi clamor entró delante de él, en sus orejas. 7 Y la tierra fue conmovida y tembló: y los fundamentos de los montes se estremecieron, y se removieron, porque él se enojó. 8 Subió humo en su nariz, y de su boca fuego quemante: carbones se encendieron de él. 9 Y abajó los cielos, y descendió; y oscuridad debajo de sus pies. 10 Y cabalgó sobre un querubín, y voló: y voló sobre las alas del viento. 11 Puso tinieblas por su escondedero: en sus en derredores de su tabernáculo, oscuridad de aguas, nubes de los cielos. 12 Por el resplandor de delante de él sus nubes pasaron: granizo y carbones de fuego. 13 Y tronó en los cielos Jehová, y el Altísimo dio su voz: granizo y carbones de fuego. 14 Y envió sus saetas y desbaratólos: y echó relámpagos, y los destruyó. 15 Y aparecieron las honduras de las aguas: y descubriéronse los cimientos del mundo por tu reprensión, o! Jehová, por el soplo del viento de tu nariz. 16 Envió desde lo alto, me tomó, me sacó de las muchas aguas. 17 Me escapó de mi fuerte enemigo, y de los que me aborrecieron: aunque ellos eran más fuertes que yo. 18 Anticipáronme en el día de mi quebrantamiento: mas Jehová me fue por bordón. 19 Y me sacó a anchura: me libró, porque se agradó de mí. 20 Jehová me pagará conforme a mi justicia: conforme a la limpieza de mis manos me volverá. 21 Por cuanto guardé los caminos de Jehová: y no me maleé con mi Dios. 22 Porque todos sus juicios estuvieron delante de mí: y no eché de mí sus estatutos. 23 Y fui perfecto con él: y me recaté de mi maldad. 24 Y pagóme Jehová conforme a mi justicia: conforme a la limpieza de mis manos delante de sus ojos. 25 Con el misericordioso serás misericordioso: y con el varón perfecto serás perfecto. 26 Con el limpio serás limpio, y con el perverso serás perverso. 27 Por tanto tú al pueblo humilde salvarás: y los ojos altivos humillarás. 28 Por tanto tú alumbrarás mi candela: Jehová, mi Dios, alumbrará mis tinieblas, 29 Porque contigo desharé ejércitos: y en mi Dios asaltaré muros. 30 Dios, perfecto su camino: la palabra de Jehová afinada: escudo es a todos los que esperan en él. 31 Porque ¿qué Dios hay fuera de Jehová? ¿y qué fuerte fuera de nuestro Dios? 32 Dios, que me ciñe de fuerza; e hizo perfecto mi camino: 33 Que pone mis pies como pies de ciervas: y me hizo estar sobre mis alturas: 34 Que enseña mis manos para la batalla; y el arco de acero será quebrado con mis brazos. 35 Y me diste el escudo de tu salud; y tu diestra me sustentará, y tu mansedumbre me multiplicará. 36 Ensancharás mi paso debajo de mí, y no titubearán mis rodillas. 37 Perseguiré mis enemigos, y alcanzarles he; y no volveré hasta acabarles. 38 Herírles he, y no podrán levantarse: caerán debajo de mis pies. 39 Y ceñísteme de fortaleza para la pelea: agobiaste mis enemigos debajo de mí. 40 Y dísteme la cerviz de mis enemigos: y a los que me aborrecían, destruí. 41 Clamaron, y no hubo quien salvase: a Jehová, mas no les oyó. 42 Y los molí como polvo delante del viento: como a lodo de las calles los esparcí. 43 Librásteme de contiendas de pueblo: pusísteme por cabecera de gentes; pueblo que no conocí, me sirvió. 44 A oída de oreja me obedeció: los hombres extraños me mintieron. 45 Los hombres extraños se cayeron: y tuvieron miedo desde sus encerramientos. 46 Viva Jehová, y bendito sea mi fuerte: y sea ensalzado el Dios de mi salud. 47 El Dios que me da las venganzas, y sujetó pueblos debajo de mí. 48 Mi librador de mis enemigos: también me hiciste superior de mis adversarios: de varón violento me libraste. 49 Por tanto yo te confesaré entre las gentes, o! Jehová, y cantaré a tu nombre. 50 Que engrandece las saludes de su rey, y que hace misericordia a su ungido David, y a su simiente para siempre.

Al Vencedor. Salmo de David.

19  1 Los cielos cuentan la gloria de Dios; y el extendimiento denuncia la obra de sus manos. 2 El un día pronuncia palabra al otro día, y la una noche a la otra noche declara sabiduría. 3 No hay dicho, ni palabras, ni es oída su voz. 4 En toda la tierra salió su línea, y al cabo del mundo sus palabras: para el sol puso tabernáculo en ellos. 5 Y él como un novio que sale de su tálamo, alégrase, como un gigante, para correr el camino. 6 Del un cabo de los cielos es su salida, y rodea por sus cabos; y no hay quien se esconda de su calor. 7 ¶ La ley de Jehová perfecta, que vuelve el alma, el testimonio de Jehová fiel, que hace sabio al pequeño. 8 Los mandamientos de Jehová rectos, que alegran el corazón: el precepto de Jehová puro, que alumbra los ojos. 9 El temor de Jehová limpio que permanece para siempre, los derechos de Jehová, verdad, todos justos. 10 Deseables más que el oro, y más que mucho oro afinado: y dulces más que miel, y que licor de panales. 11 Tu siervo también es amonestado con ellos: en guardarlos, gran salario. 12 Los errores, ¿quién los entenderá? de los encubiertos líbrame. 13 Asimismo de las soberbias detén a tu siervo, que no se enseñoreen de mí: entonces seré perfecto, y seré limpio de gran rebelión. 14 Sean voluntarios los dichos de mi boca; y el pensamiento de mi corazón delante de ti, o! Jehová, roca mía, y mi redentor.

Al Vencedor. Salmo de David.

20  1 Oígate, Jehová, en el día de la angustia: ensálcete el nombre del Dios de Jacob. 2 Envíete ayuda desde el santuario, y desde Sión te sustente. 3 Tenga memoria de todos tus presentes, y encenice tu holocausto. Selah. 4 Déte conforme a tu corazón, y cumpla todo tu consejo. 5 Alegrarnos hemos con tu salud, y en el nombre de nuestro Dios alzarémos pendón: cumpla Jehová todas tus peticiones. 6 Ahora he conocido que Jehová ha guardado a su ungido: oírle ha desde los cielos de su santidad con las valentías de la salud de su diestra. 7 Estos en carros, y aquellos en caballos confían: mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria. 8 Estos arrodillaron, y cayeron: mas nosotros nos levantamos, y nos enhestamos. 9 Jehová, salva: que el rey nos oiga el día que le invocáremos.

Al Vencedor. Salmo de David.

21  1 Jehová, en tu fortaleza se alegrará el rey; y en tu salud se regocijará mucho. 2 El deseo de su corazón le diste; y no le negaste lo que sus labios pronunciaron. Selah. 3 Por tanto le adelantarás en bendiciones de bien: corona de oro fino has puesto sobre su cabeza. 4 Vida te demandó, se la diste: longura de días, por siglo y siglo. 5 Grande es su gloria en tu salud: honra y hermosura has puesto sobre él. 6 Porque le has bendecido para siempre: alegrástele de alegría con tu rostro. 7 Por cuanto el rey confía en Jehová: y en la misericordia del Altísimo no titubeará. 8 Alcanzará tu mano a todos tus enemigos: tu diestra alcanzará a los que te aborrecen. 9 Ponerlos has como horno de fuego en el tiempo de tu ira: Jehová los deshará en su furor, y fuego los consumirá. 10 Su fruto destruirás de la tierra: y su simiente de entre los hijos de los hombres. 11 Porque tendieron mal contra ti: maquinaron maquinación, mas no prevalecieron. 12 Por tanto ponerlos has a parte: con tus cuerdas apuntarás a sus rostros. 13 Ensálzate, o! Jehová, con tu fortaleza: cantaremos y alabaremos tu valentía.

Al Vencedor sobre Ajelet-hassaar. Salmo de David.

22  1 ¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has dejado? ¿estás lejos de mi salud, de las palabras de mi gemido? 2 Dios mío, clamo de día, y no oyes; y de noche, y no hay para mí silencio. 3 Y tú, santo, habitante, alabanzas de Israel. 4 En ti esperaron nuestros padres: esperaron, y los salvaste. 5 Clamaron a ti, y fueron librados: esperaron en ti, y no se avergonzaron. 6 Y yo, gusano, y no varón: vergüenza de hombres y desecho del pueblo. 7 Todos los que me ven, escarnecen de mí: echan de los labios, menean la cabeza. 8 Remítese a Jehová, líbrele, que le quiere bien. 9 Empero tú eres el que me sacó del vientre: el que me haces esperar desde los pechos de mi madre. 10 Sobre ti estoy echado desde la matriz: desde el vientre de mi madre tú eres mi Dios. 11 No te alejes de mí, porque la angustia está cerca: porque no hay quien ayude. 12 Rodeáronme muchos toros: fuertes toros de Basán me cercaron. 13 Abrieron sobre mí su boca, como león que hace presa y que brama. 14 Como aguas me escurrí, y descoyuntáronse todos mis huesos: mi corazón fue como cera desliéndose en medio de mis entrañas. 15 Secóse como un tiesto mi vigor, y mi lengua se pegó a mis paladares: y en el polvo de la muerte me has puesto. 16 Porque me rodearon perros: cercáronme cuadrilla de malignos: horadaron mis manos y mis pies. 17 Contaría todos mis huesos: ellos miran, me consideran: 18 Partieron entre sí mis vestidos: y sobre mi ropa echaron suertes. 19 Mas tú, Jehová, no te alejes: fortaleza mía, apresúrate para mi socorro. 20 Escapa de la espada mi alma; de poder del perro mi única. 21 Sálvame de la boca del león: y de los cuernos de los unicornios óyeme. 22 ¶ Contaré tu nombre a mis hermanos: en medio de la congregación te alabaré. 23 Los que teméis a Jehová, alabádle; toda la simiente de Jacob, glorificádle; y teméd de él toda la simiente de Israel. 24 Porque no menospreció, ni abominó, la aflicción del pobre, ni escondió su rostro de él: y cuando clamó a él, le oyó. 25 De ti será mi alabanza en la grande congregación: mis votos pagaré delante de los que le temen. 26 Comerán los pobres, y hartarse han: alabarán a Jehová los que le buscan: vivirá vuestro corazón para siempre. 27 Acordarse han, y volverse han a Jehová todos los términos de la tierra; y humillarse han delante de ti todas las familias de las gentes. 28 Porque de Jehová es el reino: y él se enseñoreará de las naciones. 29 Comieron, y adoraron todos los gruesos de la tierra: delante de él se arrodillaron todos los que descienden al polvo: y sus almas no vivificaron. 30 La simiente le servirá: será contada a Jehová perpetuamente. 31 Vendrán, y anunciarán al pueblo que naciere, su justicia que él hizo.

Salmo de David.

23  1 Jehová es mi pastor; no me faltará. 2 En lugares de yerba me hará yacer: junto a aguas de reposo me pastoreará. 3 Hará volver mi alma: guiarme ha por sendas de justicia por su nombre. 4 Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré algún mal, porque tú estarás conmigo: tu vara, y tu cayado ellos me confortarán. 5 Adornarás mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores: ungiste mi cabeza con aceite; mi copa está revertiendo. 6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida: y en la casa de Jehová reposaré por luengos días.

Salmo de David.

24  1 De Jehová es la tierra y su plenitud: el mundo, y los que en él habitan. 2 Porque él la fundó sobre los mares: y sobre los ríos la afirmó. 3 ¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿y quién estará en el lugar de su santidad? 4 El limpio de manos, y limpio de corazón: el que no tomó en vano mi alma, ni juró con engaño. 5 Recibirá bendición de Jehová: y justicia del Dios de salud. 6 Esta es la generación de los que le buscan: de los que buscan tu rostro, es a saber, Jacob. Selah. 7 ¶ Alzád, o! puertas, vuestras cabezas, y alzáos vosotras puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. 8 ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte, valiente; Jehová el valiente en batalla. 9 Alzád, o! puertas, vuestras cabezas, y alzáos vosotras puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. 10 ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová de los ejércitos, él es el Rey de gloria. Selah.

Salmo de David.

25  1 A ti, o! Jehová, levantaré mi alma. 2 Dios mío, en ti confié: no sea yo avergonzado, no se alegren de mí mis enemigos. 3 Ciertamente todos los que te esperan, no serán avergonzados: serán avergonzados los que se rebelan sin causa. 4 Tus caminos, o! Jehová, házme saber: enséñame tus sendas. 5 Encamíname en tu verdad, y enséñame: porque tú eres el Dios de mi salud: a ti he esperado todo el día. 6 Acuérdate de tus miseraciones, o! Jehová: y de tus misericordias, que son perpetuas. 7 De los pecados de mi mocedad, y de mis rebeliones no te acuerdes: conforme a tu misericordia acuérdate de mí, tú, por tu bondad, o! Jehová. 8 Bueno y recto es Jehová: por tanto él enseñará a los pecadores el camino. 9 Encaminará a los humildes por el juicio; y enseñará a los mansos su carrera. 10 Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, a los que guardan su concierto, y sus testimonios. 11 Por tu nombre, o! Jehová, perdonarás también mi pecado; porque es grande. 12 ¿Quién es el varón que teme a Jehová? Enseñarle ha el camino que ha de escoger. 13 Su alma reposará en el bien: y su simiente herederá la tierra. 14 El secreto de Jehová, a los que le temen: y su concierto, para hacerles saber. 15 Mis ojos, siempre a Jehová; porque él sacará de la red mis pies. 16 Mírame, y ten misericordia de mí: porque yo soy solo, y pobre. 17 Las angustias de mi corazón se ensancharon: sácame de mis congojas. 18 Mira mi aflicción, y mi trabajo: y perdona todos mis pecados. 19 Mira mis enemigos, que se han multiplicado: y de odio injusto me han aborrecido. 20 Guarda mi alma, y líbrame: no sea yo avergonzado, porque en ti confié. 21 Integridad y rectitud me guardarán: porque a ti he esperado. 22 Redime, o! Dios, a Israel de todas sus angustias.

Salmo de David.

26  1 Júzgame, o! Jehová, porque yo en mi integridad he andado, y en Jehová he confiado: no vacilaré. 2 Pruébame, o! Jehová, y tiéntame: funde mis riñones y mi corazón. 3 Porque tu misericordia está delante de mis ojos: y en tu verdad ando. 4 No me asenté con los varones de falsedad: ni entré con los que andan encubiertamente. 5 Aborrecí la congregación de los malignos: y con los impíos nunca me asenté. 6 Lavaré en inocencia mis manos: y andaré al derredor de tu altar, o! Jehová, 7 Para dar voz de alabanza, y para contar todas tus maravillas. 8 Jehová, la habitación de tu casa he amado: y el lugar del tabernáculo de tu gloria. 9 No juntes con los pecadores mi alma, ni con los varones de sangres mi vida. 10 En cuyas manos está el mal hecho, y su diestra está llena de cohechos. 11 Mas yo ando en mi integridad: redímeme, y ten misericordia de mí. 12 Mi pie ha estado en rectitud, y en las congregaciones bendeciré a Jehová.

Salmo de David.

27  1 Jehová es mi luz y mi salud, ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida, ¿de quién me espavoreceré? 2 Cuando se acercaron sobre mí los malignos para comer mis carnes: mis angustiadores y mis enemigos a mí, ellos tropezaron y cayeron. 3 Aunque se asiente campo sobre mí, no temerá mi corazón: aunque se levante guerra sobre mí, yo en esto confío. 4 Una cosa he demandado a Jehová, esta buscaré: Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para ver la hermosura de Jehová, y para buscar en su templo. 5 Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal: esconderme ha en el escondrijo de su tienda: en roca me pondrá alto. 6 Y luego ensalzará mi cabeza sobre mis enemigos en mis al derredores: y sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de jubilación: cantaré y salmearé a Jehová. 7 ¶ Oye, o! Jehová, mi voz con que llamo: y ten misericordia de mí, y respóndeme. 8 Mi corazón ha dicho de ti: Buscád mi rostro. Tu rostro, o! Jehová, buscaré. 9 No escondas tu rostro de mí, no apartes con ira tu siervo: mi ayuda has sido, no me dejes, y no me desampares Dios de mi salud. 10 Porque mi padre y mi madre me dejaron: y Jehová me recogerá. 11 Enséñame, o! Jehová, tu camino: y guíame por senda de rectitud a causa de mis enemigos. 12 No me entregues a la voluntad de mis enemigos: porque se han levantado contra mí testigos falsos, y quien habla calumnia. 13 Si no creyese que tengo de ver la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes. 14 Espera a Jehová, esfuérzate, y esfuércese tu corazón: y espera a Jehová.

Salmo de David.

28  1 A ti, o! Jehová, llamaré: fuerza mía, no me dejes: porque dejándome no sea semejante a los que descienden al sepulcro. 2 Oye la voz de mis ruegos, cuando clamo a ti: cuando alzo mis manos al templo de tu santidad. 3 No me tires con los malos, y con los que hacen iniquidad: que hablan paz con sus prójimos, y la maldad está en su corazón. 4 Dáles conforme a su obra, y conforme a la malicia de sus hechos: conforme a la obra de sus manos, dáles: págales su paga. 5 Porque no entendieron las obras de Jehová, y el hecho de sus manos, derribarlos ha, y no los edificará. 6 Bendito Jehová, que oyó la voz de mis ruegos. 7 Jehová es mi fortaleza, y mi escudo: en él esperó mi corazón, y yo fuí ayudado: y gozóse mi corazón, y con mi canción le alabaré. 8 Jehová es la fortaleza de ellos: y el esfuerzo de las saludes de su ungido es él. 9 Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad: y pastoréalos, y ensálzalos para siempre.

Salmo de David.

29  1 Dad a Jehová, o! hijos de fuertes, dad a Jehová la gloria y la fortaleza. 2 Dad a Jehová la gloria de su nombre: humilláos a Jehová en el glorioso santuario. 3 Voz de Jehová sobre las aguas: el Dios de gloria hizo tronar: Jehová, sobre las muchas aguas. 4 Voz de Jehová con potencia: voz de Jehová con gloria. 5 Voz de Jehová que quebranta los cedros; y quebrantó Jehová los cedros del Líbano. 6 E hízolos saltar como los becerros: al Líbano, y al Sirión como hijos de unicornios. 7 Voz de Jehová que corta llamas de fuego. 8 Voz de Jehová que hará temblar al desierto: hará temblar Jehová al desierto de Cádes. 9 Voz de Jehová que hará estar de parto a las ciervas, y desnudará a las breñas: y en su templo todos los suyos le dicen gloria. 10 Jehová estuvo en el diluvio, y asentóse Jehová por rey para siempre. 11 Jehová dará fortaleza a su pueblo: Jehová bendecirá a su pueblo en paz.

Salmo de canción del estrenamiento de la casa de David.

30  1 Ensalzarte he, o! Jehová, porque me has ensalzado: y no hiciste alegrar a mis enemigos de mí. 2 Jehová, Dios mío, clamé a ti, y me sanaste. 3 Jehová, hiciste subir del sepulcro mi alma: dísteme vida de mi descendimiento a la sepultura. 4 Cantád a Jehová sus misericordiosos: y celebrad la memoria de su santidad. 5 Porque un momento hay en su furor, mas vida en su voluntad: a la tarde reposará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría. 6 Y yo dije en mi quietud: No resbalaré jamás. 7 Porque , Jehová, por tu benevolencia asentaste mi monte con fortaleza: mas escondiste tu rostro, y yo fuí conturbado. 8 A ti, o! Jehová, llamaré: y al Señor suplicaré. 9 ¿Qué provecho hay en mi muerte, cuando yo descendiere al hoyo? ¿Loarte ha el polvo? ¿anunciará tu verdad? 10 Oye, o! Jehová, y ten misericordia de mí: Jehová, sé mi ayudador. 11  tornaste mi endecha en baile: desataste mi saco, y ceñísteme de alegría. 12 Por tanto a ti canté gloria, y no callé: Jehová Dios mío, para siempre te alabaré.

Al Vencedor. Salmo de David.

31  1 En ti, Jehová, he esperado; no sea yo avergonzado para siempre: líbrame en tu justicia. 2 Inclina a mí tu oído, escápame presto, séme por roca de fortaleza: por casa fuerte para salvarme. 3 Porque tú eres mi roca, y mi castillo: y por tu nombre me guiarás, y me encaminarás. 4 Sacarme has de la red, que han escondido para mí; porque tú eres mi fortaleza. 5 En tu mano encomendaré mi espíritu: redimísteme o! Jehová Dios de verdad. 6 Aborrecí los que esperan en las vanidades de vanidad: y yo en Jehová he esperado. 7 Gozarme he, y alegrarme he en tu misericordia; porque has visto mi aflicción: has conocido mi alma en las angustias. 8 Y no me encerraste en la mano del enemigo: antes hiciste estar mis pies en anchura. 9 Ten misericordia de mí, o! Jehová, que estoy en angustia: hánse carcomido con enojo mis ojos, mi alma, y mi vientre. 10 Porque se ha acabado con dolor mi vida, y mis años con suspiro; háse enflaquecido mi fuerza a causa de mi iniquidad; y mis huesos se han podrido. 11 De todos mis enemigos he sido oprobio, y de mis vecinos en gran manera, y horror a mis conocidos: los que me veían fuera, huían de mí. 12 He sido olvidado de corazón como muerto: he sido como un vaso perdido. 13 Porque he oído afrenta de muchos: miedo en derredor, cuando consultaban juntos contra mí, para prender mi alma pensaban. 14 Mas yo sobre ti confié, o! Jehová; dije: Mi Dios eres tú. 15 En tu mano están mis tiempos: líbrame de la mano de mis enemigos, y de mis perseguidores. 16 Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo: sálvame por tu misericordia. 17 Jehová, no sea yo confuso, porque te he invocado: sean confusos los impíos, sean cortados para el infierno. 18 Enmudezcan los labios mentirosos, que hablan contra el justo cosas duras con soberbia y menosprecio. 19 ¶ ¡Cuán grande es tu bien, que has guardado para los que te temen: que has obrado, para los que esperan en ti delante de los hijos de los hombres! 20 Esconderlos has en el escondedero de tu rostro de las arrogancias de cada cual: esconderlos has en el tabernáculo de cuestión de lenguas. 21 Bendito Jehová; porque ha hecho maravillosa su misericordia para conmigo en ciudad fuerte. 22 Y yo decía en mi priesa: Cortado soy de delante de tus ojos: mas ciertamente oías la voz de mis ruegos, cuando clamaba a ti. 23 Amád a Jehová todos sus misericordiosos: a los fieles guarda Jehová, y paga abundantemente al que hace con soberbia. 24 Esforzáos, y esfuércese vuestro corazón, todos los que esperáis en Jehová.

Salmo de David: Masquil.

32  1 Bienaventurado el perdonado de rebelión, el encubierto de pecado. 2 Bienaventurado el hombre a quien no contará Jehová la iniquidad, ni hubiere en su espíritu engaño. 3 Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemido todo el día. 4 Porque de día y de noche se agrava sobre mí tu mano, volvióse mi verdor en sequedades de verano. Selah. 5 Mi pecado te notifiqué: y no encubrí mi iniquidad. Dije: Yo confesaré contra mí mis rebeliones a Jehová; y tú perdonarás la maldad de mi pecado. Selah. 6 Por esto orará todo misericordioso a ti en el tiempo del hallar: ciertamente en la inundación de las muchas aguas, no llegarán a él. 7 eres mi escondedero, de la angustia me guardarás: con clamores de libertad me rodearás. Selah. 8 Hacerte he entender, y enseñarte he el camino en que andarás: sobre ti afirmaré mis ojos. 9 No seáis como el caballo, como el mulo, sin entendimiento: con cabestro y con freno su boca ha de ser cerrada para que no lleguen a ti. 10 Muchos dolores para el impío: y el que espera en Jehová misericordia le cercará. 11 Alegráos en Jehová, y gozáos justos: y cantád todos los rectos de corazón. 33  1 Cantád justos en Jehová: a los rectos es hermosa la alabanza. 2 Celebrád a Jehová con arpa: con salterio y decacordio cantád a él. 3 Cantád a él canción nueva: hacéd bien tañendo con júbilo. 4 Porque derecha es la palabra de Jehová: y toda su obra con verdad. 5 Él ama justicia y juicio: de la misericordia de Jehová está llena la tierra. 6 Con la palabra de Jehová fueron hechos los cielos: y con el espíritu de su boca todo el ejército de ellos. 7 El junta, como en un montón, las aguas de la mar: él pone por tesoros los abismos. 8 Teman a Jehová toda la tierra: teman de él todos los habitadores del mundo. 9 Porque él dijo, y fue; él mandó y estuvo. 10 Jehová hace anular el consejo de las gentes, y él hace anular las maquinaciones de los pueblos. 11 El consejo de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón, por generación y generación. 12 Bienaventurada la gente a quien Jehová es su Dios: el pueblo a quien escogió por heredad para sí. 13 Desde los cielos miró Jehová; vio a todos los hijos de Adam. 14 Desde la morada de su asiento miró sobre todos los moradores de la tierra. 15 El formó el corazón de todos ellos; él entiende todas sus obras. 16 El rey no es salvo con la multitud del ejército; el valiente no escapa con la mucha fuerza. 17 Vanidad es el caballo para la salud; con la multitud de su fuerza no escapa. 18 He aquí, el ojo de Jehová sobre los que le temen; sobre los que esperan su misericordia; 19 Para librar de la muerte a sus almas; y para darles vida en la hambre. 20 Nuestra alma esperó a Jehová; nuestro ayudador y nuestro escudo es él. 21 Por tanto en él se alegrará nuestro corazón, porque en su santo nombre hemos confiado. 22 Sea tu misericordia, o! Jehová, sobre nosotros, como te hemos esperado.

Salmo de David; cuando mudó su semblante delante de Abimelec; y él le echó, y se fue.

34  1 Bendeciré a Jehová en todo tiempo; siempre será su alabanza en mi boca. 2 En Jehová se alabará mi alma; oirán los mansos, y alegrarse han. 3 Engrandecéd a Jehová, conmigo; y ensalcemos su nombre a una. 4 Busqué a Jehová, y él me oyó; y de todos mis miedos me libró. 5 Miraron a él, y fueron alumbrados; y sus rostros no se avergonzaron. 6 Este pobre llamó, y Jehová le oyó, y de todas sus angustias le escapó. 7 El ángel de Jehová asienta campo en derredor de los que le temen, y los defiende. 8 Gustád, y ved que es bueno Jehová; dichoso el varón que confiará en él. 9 Teméd a Jehová sus santos; porque no hay falta para los que le temen. 10 Los leoncillos empobrecieron, y tuvieron hambre; y los que buscan a Jehová, no tendrán falta de ningún bien. 11 Veníd, hijos, oídme; temor de Jehová os enseñaré. 12 ¿Quién es el varón que desea vida, qué codicia días para ver bien? 13 Guarda tu lengua de mal, y tus labios de hablar engaño. 14 Apártate del mal, y haz el bien; inquiere la paz, y síguela. 15 Los ojos de Jehová están sobre los justos; y sus oídos al clamor de ellos. 16 La ira de Jehová contra los que mal hacen, para cortar de la tierra la memoria de ellos. 17 Clamaron, y Jehová los oyó: y de todas sus angustias los escapó. 18 Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón: y a los molidos de espíritu salvará. 19 Muchos son los males del justo: y de todos ellos le escapará Jehová. 20 Guardando todos sus huesos; uno de ellos no será quebrantado. 21 Matará al malo la maldad; y los que aborrecen al justo serán asolados. 22 Redime Jehová la vida de sus siervos; y no serán asolados todos los que en él confían.

Salmo de David.

35  1 Pleitea, o! Jehová, con mis pleiteantes; pelea con mis peleadores. 2 Echa mano al escudo y al pavés, y levántate en mi socorro. 3 Y saca la lanza, y cierra contra mis perseguidores; di a mi alma: Yo soy tu salud. 4 Y avergüéncense, y confúndanse los que buscan mi alma; vuelvan atrás, y sean avergonzados los que piensan mi mal. 5 Sean como el tamo delante del viento: y el ángel de Jehová el que rempuje. 6 Sea su camino oscuridad y resbaladeros: y el ángel de Jehová el que los persiga. 7 Porque sin causa escondieron para mí el hoyo de su red: sin causa hicieron hoyo a mi alma. 8 Véngale el quebrantamiento que no sepa: y su red que escondió, le prenda: con quebrantamiento caiga en ella. 9 Y regocíjese mi alma en Jehová: y alégrese en su salud. 10 Todos mis huesos dirán, Jehová, ¿quién como tú? Que escapas al afligido del más fuerte que él: y al pobre y menesteroso del que le roba. 11 ¶ Levantáronse testigos falsos: lo que no sabía, me demandaron. 12 Volviéronme mal por bien, orfandad a mi alma. 13 Y yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de saco: afligí con ayuno a mi alma, y mi oración se revolvía en mi seno. 14 Como por mi compañero, como por mi hermano andaba; como el que trae luto por su madre, enlutado me humillaba. 15 Y en mi cojera se alegraron, y se juntaron: juntáronse sobre mí entristecidos, y yo no lo entendía: me despedazaban, y no cesaban; 16 Con los lisonjeros escarnecedores de escarnio crujiendo sobre mí sus dientes. 17 Señor, ¿hasta cuándo verás? Haz volver mi alma de sus quebrantamientos, mi única de los leones. 18 Confesarte he en grande congregación: en pueblo fuerte te alabaré. 19 No se alegren de mí mis enemigos sin porqué: ni los que me aborrecen sin causa, hagan del ojo. 20 Porque no hablan paz: y contra los mansos de la tierra piensan palabras engañosas. 21 Y ensancharon sobre mí su boca; dijeron: Hola, hola, nuestros ojos lo han visto. 22 Visto has, o! Jehová, no calles: Señor, no te alejes de mí. 23 Recuerda, y despierta para mi juicio, Dios mío, y Señor mío, para mi causa. 24 Júzgame conforme a tu justicia, Jehová, Dios mío, y no se alegren de mí. 25 No digan en su corazón: Hola, nuestra alma. No digan: Deshecho le hemos. 26 Avergüéncense, y sean confundidos a una, los que se alegran de mi mal: vístanse de vergüenza y de confusión, los que se engrandecen contra mí. 27 Canten, y alégrense los que se huelgan de mi justicia; y digan siempre: Sea ensalzado Jehová, el que ama la paz de su siervo. 28 Y mi lengua hablará de tu justicia; todo el día de tu loor.

Al Vencedor: Salmo, del siervo de Jehová, de David.

36  1 Dicho de la rebelión del impío en medio de mi corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos. 2 Por tanto se lisonjea en sus ojos para hallar su iniquidad, para aborrecerla. 3 Las palabras de su boca son iniquidad y fraude; no quiso entender para hacer bien. 4 Iniquidad piensa sobre su cama; está sobre camino no bueno, no aborrece el mal. 5 ¶ Jehová, hasta los cielos es tu misericordia; tu verdad hasta las nubes. 6 Tu justicia como los montes de Dios, tus juicios abismo grande; al hombre y al animal conservas, o! Jehová. 7 ¶ ¡Cuán ilustre es tu misericordia, o, Dios! y los hijos de Adam se abrigan en la sombra de tus alas. 8 Embriagarse han de la grosura de tu casa: y del arroyo de tus delicias los abrevarás. 9 Porque contigo está el manadero de la vida; en tu lumbre veremos lumbre. 10 Extiende tu misericordia a los que te conocen; y tu justicia a los rectos de corazón. 11 No venga contra mí pie de soberbia; y mano de impíos no me mueva. 12 Allí cayeron los obradores de iniquidad; fueron rempujados, y no pudieron levantarse.

Salmo de David.

37  1 No te enojes con los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. 2 Porque como yerba serán presto cortados: y como verdura de renuevo caerán. 3 Espera en Jehová, y haz bien; vive en la tierra, y mantén verdad. 4 Y deléitate en Jehová: y él te dará las peticiones de tu corazón. 5 Vuelve hacia Jehová tu camino: y espera en él, y él hará. 6 Y sacará, como la lumbre, tu justicia: y tus derechos como el medio día. 7 Calla a Jehová, y espera en él: no te enojes con el que prospera en su camino, con el hombre que hace maldades. 8 Déjate de la ira, y deja el enojo: no te enojes en ninguna manera para hacerte malo. 9 Porque los malignos serán talados: y los que esperan a Jehová, ellos heredarán la tierra. 10 Y de aquí a poco no será el malo: y contemplarás sobre su lugar, y no parecerá. 11 Y los mansos heredarán la tierra; y deleitarse han con la multitud de la paz. 12 Piensa el impío contra el justo; y cruje sobre él sus dientes. 13 El Señor se reirá de él: porque ve que vendrá su día. 14 Los impíos desenvainaron espada, y entesaron su arco, para hacer arruinar al pobre y al menesteroso: para degollar a los que andan camino derecho. 15 La espada de ellos entrará en su mismo corazón; y su arco será quebrado. 16 Mejor es lo poco del justo, que las riquezas de muchos pecadores. 17 Porque los brazos de los impíos serán quebrados: y el que sustenta a los justos es Jehová. 18 Conoce Jehová los días de los perfectos: y su heredad será para siempre. 19 No serán avergonzados en el mal tiempo: y en los días de la hambre serán hartos. 20 Porque los impíos perecerán; y los enemigos de Jehová, como lo principal de los carneros, serán consumidos: como humo se consumirán. 21 El impío toma prestado, y no paga: y el justo tiene misericordia, y da. 22 Porque los benditos de él, heredarán la tierra: y los malditos de él, serán talados. 23 Por Jehová son ordenados los pasos del hombre piadoso, y él quiere su camino. 24 Cuando cayere, no será postrado: porque Jehová sustenta su mano. 25 Mozo fuí, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su simiente que busque pan. 26 Todo el día tiene misericordia, y presta: y su simiente es para bendición. 27 Apártate del mal, y haz el bien: y vivirás para siempre. 28 Porque Jehová ama el derecho, y no desamparará a sus misericordiosos; para siempre serán guardados: y la simiente de los impíos será talada. 29 Los justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella. 30 La boca del justo hablará sabiduría, y su lengua hablará juicio. 31 La ley de su Dios está en su corazón, por tanto sus pies no titubearán. 32 Asecha el impío al justo, y procura matarle. 33 Jehová no le dejará en sus manos; ni le condenará cuando le juzgaren. 34 Espera a Jehová, y guarda su camino, y él te ensalzará para heredar la tierra: cuando los pecadores serán talados, verás. 35 Yo ví al impío robusto, y reverdeciendo como un laurel verde: 36 Y se pasó, y he aquí no parece: y le busqué, y no fue hallado. 37 Considera al perfecto, y mira por el recto, porque la postrimería de cada uno de ellos es paz. 38 Mas los rebelados fueron todos a una destruidos: la postrimería de los impíos fue talada. 39 Y la salud de los justos fue Jehová, y su fortaleza en el tiempo de la angustia: 40 Y Jehová los ayudó, y los escapa, y los escapará de los impíos: y los salvará, por cuanto esperaron en él.

Salmo de David digno de memoria.

38  1 Jehová, no me reprendas con tu furor, ni me castigues con tu ira. 2 Porque tus saetas descendieron en mí; y sobre mí ha descendido tu mano. 3 No hay sanidad en mi carne a causa de tu ira: no hay paz en mis huesos a causa de mi pecado. 4 Porque mis iniquidades han pasado sobre mi cabeza: como carga pesada, se han agravado sobre mí. 5 Pudriéronse, y corrompiéronse mis llagas a causa de mi locura. 6 Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera: todo el día ando enlutado. 7 Porque mis caderas están llenas de ardor: y no hay sanidad en mi carne. 8 Estoy debilitado y molido en gran manera: rugiendo estoy a causa del alboroto de mi corazón. 9 Señor, delante de ti están todos mis deseos: y mi suspiro no te es oculto. 10 Mi corazón está rodeado, me ha dejado mi vigor; y la luz de mis ojos, aun ellos no están conmigo. 11 Mis amigos, y mis compañeros, se quitaron de delante de mi plaga: y mis cercanos se pusieron lejos. 12 Y los que buscaban a mi alma armaron lazos: y los que buscaban mi mal, hablaban iniquidades: y todo el día meditaban fraudes. 13 Y yo, como sordo, no oía: y como un mudo, que no abre su boca. 14 Y fuí como un hombre que no oye: y que no hay en su boca reprensiones. 15 Porque a ti Jehová esperaba: tú responderás Jehová Dios mío. 16 Porque decía: Que no se alegren de mí: cuando mi pie resbalaba se engrandecían sobre mí. 17 Porque yo aparejado estoy a cojear: y mi dolor está delante de mí continuamente. 18 Por tanto denunciaré mi maldad: congojarme he por mi pecado. 19 Porque mis enemigos son vivos y fuertes: y hánse aumentado los que me aborrecen sin causa: 20 Y pagando mal por bien me son contrarios, por seguir yo lo bueno. 21 No me desampares, o! Jehová; Dios mío, no te alejes de mí. 22 Apresúrate a ayudarme, Señor, que eres mi salud.

Al Vencedor; a Iditún. Salmo de David.

39  1 Yo dije: Miraré por mis caminos, para no pecar con mi lengua: guardaré mi boca con freno, entre tanto que el impío fuere contra mí. 2 Enmudecí con silencio, me callé de lo bueno; y mi dolor se alborotó. 3 Calentóse mi corazón dentro de mí; en mi meditación se encendió fuego: hablé con mi lengua. 4 Notifícame, Jehová, mi fin, y la medida de mis días cuanta sea, sepa yo cuanto tengo de ser del mundo. 5 He aquí, como a palmos diste mis días, y mi edad es como nada delante de ti: ciertamente toda la vanidad es todo hombre que vive. Selah. 6 Ciertamente en tiniebla anda el hombre: ciertamente en vano se inquietan: allega, y no sabe quien lo cogerá. 7 Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza en ti está. 8 ¶ Escápame de todas mis rebeliones, no me pongas por afrenta de insensato. 9 Yo enmudecí, no abrí mi boca; porque tú lo hiciste. 10 Quita de sobre mí tu llaga; de la guerra de tu mano soy consumido. 11 Con castigos sobre el pecado corriges al hombre, y haces desleir, como de polilla, su grandeza: ciertamente vanidad es todo hombre. Selah. 12 Oye mi oración, o! Jehová escucha mi clamor; no calles a mis lágrimas; porque peregrino soy contigo; advenedizo, como todos mis padres. 13 Déjame, y tomaré fuerzas, antes que me vaya y perezca.

Al Vencedor. Salmo de David.

40  1 Esperando esperé a Jehová, e inclinóse a mí, y oyó mi clamor. 2 E hízome sacar de un aljibe sonoro, de un lodo cenagoso; y puso mis pies sobre peña, enderezó mis pasos. 3 Y puso en mi boca canción nueva, alabanza a nuestro Dios. Verán muchos, y temerán, y esperarán en Jehová. 4 Bienaventurado el varón, que puso a Jehová por su confianza; y no miró a los soberbios, ni a los que declinan a la mentira. 5 ¶ Aumentado has tú, o! Jehová Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para con nosotros, no te los podremos contar: si yo los anunciare, y hablare, no pueden ser enarrados. 6 Sacrificio y presente no te agrada: orejas me has labrado: Holocausto y expiación no has demandado. 7 Entonces dije: He aquí, vengo; en el envoltorio del libro está escrito de mí. 8 Para hacer tu voluntad, Dios mío, ha me agradado; y tu ley está dentro de mis entrañas. 9 Yo anuncié justicia en grande congregación: he aquí, no detuve mis labios, Jehová tú lo sabes. 10 No encubrí tu justicia en medio de mi corazón: tu verdad y tu salud dije: no negué tu misericordia y tu verdad en grande congregación. 11 Tú, Jehová, no detengas de mí tus misericordias: tu misericordia y tu verdad me guarden siempre. 12 Porque me han cercado males hasta no haber cuento: me han comprendido mis maldades, y no puedo ver: hánse aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falta. 13 Quieras, Jehová, librarme: Jehová apresúrate para ayudarme. 14 Sean avergonzados y confusos a una los que buscan mi vida para cortarla: vuelvan atrás y avergüéncense los que quieren mi mal. 15 Sean asolados en pago de su afrenta, los que me dicen: Hala, hala. 16 Regocíjense, y alégrense en ti todos los que te buscan; y digan siempre: Sea ensalzado Jehová, los que aman tu salud. 17 Y yo afligido y necesitado; y Jehová pensará de mí: mi ayudador y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.

Al Vencedor. Salmo de David.

41  1 Bienaventurado el que entiende sobre el pobre; en el día malo le libre Jehová. 2 Jehová le guarde, y le dé vida; sea bienaventurado en la tierra, y no le entregues a la voluntad de sus enemigos. 3 Jehová le sustentará sobre la cama de dolor; toda su cama revolviste en su enfermedad. 4 Yo dije: Jehová, ten misericordia de mí; sana a mi alma, porque he pecado contra ti. 5 ¶ Mis enemigos dicen mal de mí: ¿Cuándo morirá, y perecerá su nombre? 6 Y si me venía a ver, hablaba mentira: su corazón le amontonaba iniquidad: salido fuera, hablaba. 7 Congregados murmuraban contra mí todos los que me aborrecían; contra mí pensaban mal para mí. 8 Cosa pestilencial, dicen, se ha pegado en él; y el que cayó en cama, no volverá a levantarse. 9 Aun el varón de mi paz, en quien confiaba; el que comía mi pan, engrandeció contra mí el calcañar. 10 Mas tú Jehová, ten misericordia de mí, y házme levantar; y pagárles he. 11 En esto conocí que te he agradado, porque mi enemigo no triunfará contra mí. 12 Y yo en mi integridad me has sustentado: y me has hecho estar delante de ti para siempre. 13 Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, de siglo a siglo. Amén, y Amén.

Al Vencedor: Masquil; a los hijos de Coré.

42  1 Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así mi alma suspira por ti, o! Dios. 2 Mi alma tuvo sed de Dios, del Dios vivo: ¡cuándo vendré, y pareceré delante de Dios! 3 Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche cuando me decían todos los días: ¿Dónde está tu Dios? 4 De estas cosas me acordaré, y derramaré sobre mí mi alma. Cuando pasaré en el número, iré con ellos hasta la casa de Dios con voz de alegría y de alabanza, bailando la multitud. 5 ¿Por qué te abates, o! alma mía, y te enfureces contra mí? Espera a Dios; porque aun le tengo de alabar por las saludes de su presencia. 6 Dios mío, mi alma está abatida en mí: por tanto me acordaré de ti desde tierra del Jordán, y de los Hermonitas, desde el monte de Mizar. 7 Un abismo llama a otro a la voz de tus canales: todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí. 8 De día mandará Jehová su misericordia, y de noche su canción conmigo, y mi oración al Dios de mi vida. 9 Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo? 10 Es me muerte en mis huesos, cuando mis enemigos me afrentan, diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios? 11 ¿Por qué te abates, o! alma mía: y por qué te enfureces contra mí? Espera a Dios, porque aun le tengo de alabar, salud de mi presencia, y Dios mío. 43  1 Júzgame, o! Dios, y pleitea mi pleito: de gente no misericordiosa, de varón de engaño y de iniquidad líbrame. 2 Porque tú eres el Dios de mi fortaleza: ¿por qué me has desechado? ¿por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo? 3 Envía tu luz, y tu verdad: estas me guiarán, traerme han al monte de tu santidad, y a tus tabernáculos. 4 Y entraré al altar de Dios, al Dios, alegría de mi gozo: y alabarte he con arpa, o! Dios, Dios mío. 5 ¿Por qué te abates, o! alma mía, y por qué te enfureces contra mí? Espera a Dios, porque aun le tengo de alabar, salud de mi presencia, y Dios mío.

Al Vencedor: a los hijos de Coré. Masquil.

44  1 Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado la obra que hiciste en sus tiempos, en los tiempos antiguos. 2 Tú con tu mano echaste a las naciones, y los plantaste a ellos: afligiste los pueblos, y los enviaste. 3 Porque no heredaron la tierra por su espada, ni su brazo les libró; si no tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro, por que los amaste. 4 Tú eres mi Rey o! Dios: manda saludes a Jacob. 5 Por ti acornearemos a nuestros enemigos: en tu nombre atropellaremos a nuestros adversarios. 6 Porque no confiaré en mi arco, ni mi espada me salvará. 7 Porque nos has guardado de nuestros enemigos: y a los que nos aborrecieron, has avergonzado. 8 En Dios nos alabamos todo el día; y para siempre loaremos tu nombre. Selah. 9 También nos has desechado, y nos has hecho avergonzar; y no sales en nuestros ejércitos. 10 Hicístenos volver atrás del enemigo: y los que nos aborrecieron, nos saquearon para sí. 11 Pusístenos como a ovejas para comer: y esparcístenos entre las naciones. 12 Has vendido a tu pueblo de balde; y no pujaste en sus precios. 13 Pusístenos por vergüenza a nuestros vecinos, por escarnio y por burla a nuestros al derredores. 14 Pusístenos por proverbio entre las naciones; por movimiento de cabeza en los pueblos. 15 Cada día mi vergüenza está delante de mí, y la confusión de mi rostro me cubre, 16 De la voz del que me avergüenza y deshonra; del enemigo, y del que se venga. 17 Todo esto nos ha venido, y no nos hemos olvidado de ti; y no hemos faltado a tu concierto. 18 No se ha vuelto atrás nuestro corazón; y no se han apartado nuestros pasos de tus caminos; 19 Cuando nos quebrantaste en el lugar de los dragones, y nos cubriste con sombra de muerte. 20 Si nos olvidásemos del nombre de nuestro Dios; y si alzásemos nuestras manos a dios ajeno; 21 ¿Dios no demandaría esto? porque él conoce los secretos del corazón. 22 Porque por tu causa nos matan cada día; somos tenidos como ovejas para el degolladero. 23 Despierta, ¿por qué duermes, Señor? Despierta, no te alejes para siempre. 24 ¿Por qué escondes tu rostro, y te olvidas de nuestra aflicción, y de nuestra opresión? 25 Porque nuestra alma se ha agobiado hasta el polvo: nuestro vientre está pegado con la tierra. 26 Levántate para ayudarnos; y redímenos por tu misericordia.

Al Vencedor: sobre Sosannim, a los hijos de Coré. Masquil. Canción de amores.

45  1 Rebosa mi corazón palabra buena: yo digo en mis obras del rey: mi lengua será como una pluma de escribano que escribe apriesa. 2 Te hermoseaste más que los hijos de los hombres: la gracia se derramó en tus labios; por tanto te ha bendecido Dios para siempre. 3 Cíñete tu espada sobre el muslo, o! Valiente, con tu gloria y con tu hermosura. 4 Y con tu hermosura sé prosperado: cabalga sobre palabra de verdad, y de humildad, y de justicia: y tu diestra te enseñará terribilidades. 5 Tus saetas agudas, con que caerán pueblos debajo de ti; en el corazón de los enemigos del rey. 6 Tu trono, o! Dios, eterno y para siempre: vara de justicia la vara de tu reino. 7 Amaste la justicia, y aborreciste la maldad: por tanto te ungió Dios, tu Dios, con aceite de gozo más que a tus compañeros. 8 Almizcle, y sándalos, y ámbar son todos tus vestidos, desde los palacios de marfil, donde te alegraron. 9 ¶ Hijas de reyes entre tus ilustres: está la reina a tu diestra con corona de Ofir. 10 Oye, hija, y mira, e inclina tu oído: y olvida tu pueblo, y la casa de tu padre. 11 Y deseará el rey tu hermosura: porque él es tu Señor, e inclínate a él. 12 Y la hija de Tiro con presente suplicará tu favor: todos los ricos del pueblo. 13 Toda ilustre es la hija del rey de dentro: de engastes de oro es su vestido. 14 Con vestidos bordados será llevada al rey, vírgenes en pos de ella: sus compañeras serán traídas a ti. 15 Serán traídas con alegrías y gozo: entrarán en el palacio del rey. 16 En lugar de tus padres serán tus hijos: hacerles has príncipes en toda la tierra. 17 Haré memoria de tu nombre en toda generación y generación: por lo cual pueblos te alabarán eternalmente y para siempre.

Al Vencedor: a los hijos de Coré. Sobre Halamot. Salmo.

46  1 Dios es nuestro amparo y fortaleza: socorro en las angustias hallarémos en abundancia. 2 Por tanto no temeremos, aunque la tierra se mude, y aunque se traspasen los montes al corazón de la mar. 3 Bramarán, turbarse han sus aguas: temblarán los montes a causa de su bravura. Selah. 4 Del río sus conductos alegrarán la ciudad de Dios, el santuario de las tiendas del Altísimo. 5 Dios está en medio de ella, no será movida: Dios la ayudará en mirando la mañana. 6 Bramaron naciones, titubearon reinos: dio su voz, derritióse la tierra: 7 Jehová de los ejércitos es con nosotros: nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah. 8 Veníd, ved las obras de Jehová, que ha puesto asolamientos en la tierra. 9 Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra; que quiebra el arco, y corta la lanza, y quema los carros en el fuego. 10 Cesád, y conocéd que yo soy Dios: ensalzarme he en las naciones, ensalzarme he en la tierra. 11 Jehová de los ejércitos es con nosotros: nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah.

Al Vencedor: a los hijos de Coré. Salmo.

47  1 Todos los pueblos batid las manos: clamád a Dios con voz de alegría. 2 Porque Jehová es sublime y temeroso: Rey grande sobre toda la tierra. 3 Él someterá a los pueblos debajo de nosotros, y a las naciones debajo de nuestros pies. 4 El nos eligirá nuestras heredades; la hermosura de Jacob, al cual amó. Selah. 5 Subió Dios con júbilo, Jehová con voz de trompeta. 6 Cantád a Dios, cantád; cantád a nuestro Rey, cantád. 7 Porque el Rey de toda la tierra es Dios: cantád entendiendo. 8 Reinó Dios sobre las naciones: Dios se asentó sobre su santo trono. 9 Los príncipes de los pueblos se juntaron al pueblo del Dios de Abraham: porque de Dios son los escudos de la tierra; él es muy ensalzado.

Canción de Salmo: a los hijos de Coré.

48  1 Grande es Jehová, y digno de ser en grande manera alabado en la ciudad de nuestro Dios, en el monte de su santuario. 2 De hermosa situación, el gozo de toda la tierra es el monte de Sión: los lados del aquilón, la ciudad del gran Rey. 3 Dios en sus palacios es conocido por refugio. 4 Porque, he aquí, los reyes de la tierra fueron congregados; pasaron todos. 5 Ellos vieron, maravilláronse grandemente, fueron asombrados: diéronse priesa. 6 Temblor los tomó allí; dolor, como a mujer que pare. 7 Con viento solano quiebras las naves de Társis. 8 Como lo oímos, así lo vimos en la ciudad de Jehová de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios: Dios la afirmará para siempre. Selah. 9 Esperamos, o! Dios, tu misericordia en medio de tu templo. 10 Conforme a tu nombre, o! Dios, así es tu loor hasta los fines de la tierra: de justicia está llena tu diestra. 11 Alegrarse ha el monte de Sión: regocijarse han las hijas de Judá por tus juicios. 12 Rodeád a Sión, y cercádla: contád sus torres. 13 Ponéd vuestro corazón a su antemuro: mirád sus palacios, para que lo contéis a la generación que vendrá. 14 Porque este Dios es Dios nuestro eternalmente y para siempre: él nos capitaneará hasta la muerte.

Al Vencedor: a los hijos de Coré. Salmo.

49  1 Oíd esto todos los pueblos: escuchád todos los habitadores del mundo: 2 Así los hijos de los hombres como los hijos de los varones: juntamente el rico y el pobre. 3 Mi boca hablará sabidurías: y el pensamiento de mi corazón inteligencias. 4 Acomodaré a ejemplos mi oído: declararé con la arpa mi enigma. 5 ¿Por qué temeré en los días de adversidad, cuando la iniquidad de mis calcañares me cercará? 6 Los que confían en sus haciendas, y en la multitud de sus riquezas se jactan; 7 Ninguno redimiendo redimirá al hermano: ni dará a Dios su rescate. 8 Porque la redención de su alma es de gran precio: y no se hará jamás, 9 Que viva adelante para siempre: y nunca vea la sepultura. 10 Porque se ve que los sabios mueren juntamente: el insensato y el ignorante perecen, y dejan a otros sus riquezas. 11 En su íntimo piensan que sus casas son eternas: sus habitaciones para generación y generación: llamaron sus tierras de sus nombres. 12 Mas el hombre no permanecerá en honra: es semejante a las bestias que mueren. 13 Este es su camino, su locura: y sus descendientes corren por el dicho de ellos. Selah. 14 Como ovejas son puestos en la sepultura, la muerte los pastorea; y los rectos se enseñorearon de ellos por la mañana: y su apariencia se envejece en la sepultura de su morada. 15 Ciertamente Dios redimirá mi vida del poder de la sepultura, cuando me tomará. Selah. 16 No temas cuando se enriquece alguno: cuando aumenta la gloria de su casa. 17 Porque en su muerte no tomará nada: ni su gloria descenderá en pos de él. 18 Porque mientras viviere, será su vida bendita: y tú serás loado cuando fueres bueno. 19 El entrará a la generación de sus padres: para siempre no verán luz. 20 El hombre en honra que no entiende, semejante es a las bestias que mueren.

Salmo: a Asaf.

50  1 El Dios de dioses, Jehová, habló; y convocó la tierra desde el nacimiento del sol hasta donde se pone. 2 De Sión, perfección de hermosura, Dios resplandeció. 3 Vendrá nuestro Dios, y no callará: fuego consumirá de su presencia: y al rededor de él habrá grande tempestad. 4 Convocará a los cielos de arriba: y a la tierra para juzgar a su pueblo. 5 Juntádme mis misericordiosos: los que concertaron mi concierto sobre sacrificio. 6 Y denunciarán los cielos su justicia; porque Dios es juez. Selah. 7 Oye pueblo mío, y hablaré: Israel, y contestaré contra ti: Yo soy el Dios, el Dios tuyo. 8 No te reprenderé sobre tus sacrificios; porque tus holocaustos delante de mí están siempre. 9 No tomaré de tu casa becerros: ni machos de cabrío de tus apriscos. 10 Porque mía es toda bestia del monte: millares de animales en los montes. 11 Yo conozco a todas las aves de los montes; y las fieras del campo están conmigo. 12 Si tuviere hambre, no te lo diré a ti; porque mío es el mundo y su plenitud. 13 ¿Tengo de comer carne de gruesos toros, o, de beber sangre de machos de cabrío? 14 Sacrifica a Dios alabanza: y paga al Altísimo tus votos. 15 Y llámame en el día de la angustia; librarte he, y honrarme has. 16 ¶ Y al malo dijo Dios: ¿Qué tienes tú que enarrar mis leyes: y que tomes mi concierto por tu boca: 17 Aborreciendo tú el castigo, y echando detrás de ti mis palabras? 18 Si veías al ladrón, tu corrías con él: y con los adúlteros era tu parte. 19 Tu boca metías en mal: y tu lengua componía engaño. 20 Asentábaste, hablabas contra tu hermano: contra el hijo de tu madre ponías infamia. 21 Estas cosas hiciste, y yo callé: ¿pensabas por eso que de cierto sería yo como tú? argüirte he, y propondré delante de tus ojos. 22 ¶ Entendéd ahora esto, los que os olvidáis de Dios: porque no arrebate, y no haya quien os escape. 23 El que sacrifica alabanza me honrará: y el que ordenare el camino, yo le enseñaré la salud de Dios.

Al Vencedor: Salmo de David, cuando vino a él Natán el profeta, después que entró a Batseba.

51  1 Ten misericordia de mí, o! Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus miseraciones rae mis rebeliones. 2 Aumenta el lavarme de mi maldad; y límpiame de mi pecado. 3 Porque yo conozco mis rebeliones: y mi pecado está siempre delante de mí. 4 A ti, a ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos: porque te justifiques en tu palabra, y te purifiques en tu juicio. 5 He aquí, en maldad he sido formado: y en pecado me calentó mi madre. 6 He aquí, la verdad has amado en lo íntimo: y en lo secreto me hiciste saber sabiduría. 7 Purifícame con hisopo, y seré limpio: lávame, y seré emblanquecido más que la nieve. 8 Házme oír gozo y alegría: y harán alegrías los huesos que moliste. 9 Esconde tu rostro de mis pecados: y rae todas mis maldades. 10 Críame, o! Dios, un corazón limpio: y renueva un espíritu recto en medio de mí. 11 No me eches de delante de ti: y no quites de mí tu Santo Espíritu. 12 Vuélveme el gozo de tu salud: y el Espíritu voluntario me sustentará. 13 Enseñaré a los prevaricadores tus caminos: y los pecadores se convertirán a ti. 14 Escápame de homicidios, o! Dios, Dios de mi salud: cante mi lengua tu justicia. 15 Señor, abre mis labios, y denuncie mi boca tu alabanza. 16 ¶ Porque no quieres sacrificio, que, si no, yo lo daría: holocausto no quieres. 17 Los sacrificios de Dios es el espíritu quebrantado: el corazón contrito y molido, o! Dios, no menospreciarás. 18 Haz bien con tu buena voluntad a Sión: edifica los muros de Jerusalem. 19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, el holocausto, y el quemado: entonces ofrecerán sobre tu altar becerros.

Al Vencedor: Masquil: de David, cuando vino Doeg Idumeo, y denunció a Saul, diciéndole: Vino David a casa de Aquimelec.

52  1 ¿Por qué te alabas de maldad, o! valiente? la misericordia de Dios es cada día. 2 Agravios maquina tu lengua: como navaja afilada, hace engaño. 3 Amaste el mal más que el bien: la mentira, más que hablar justicia. Selah. 4 Amaste todas las palabras dañosas; lengua engañosa. 5 También Dios te derrocará para siempre: cortarte ha, y arrancarte ha de la tienda; y te desarraigará de la tierra de los vivientes. Selah. 6 Y verán los justos, y temerán: y reírse han de él. 7 He aquí un varón que no puso a Dios por su fortaleza, mas confió en la multitud de sus riquezas: esforzóse en su maldad. 8 ¶ Mas yo, como oliva verde, en la casa de Dios: confié en la misericordia de Dios siempre y eternalmente. 9 Yo te alabaré para siempre, porque hiciste: y esperaré tu nombre, porque es bueno, delante de tus misericordiosos.

Al Vencedor sobre Mahalat. Masquil: de David.

53  1 Dijo el insensato en su corazón: No hay Dios; corrompiéronse, e hicieron abominable maldad: no hay quien haga bien. 2 Dios desde los cielos miró sobre los hijos de Adam: por ver si hay algún entendido, que busque a Dios. 3 Cada uno se había vuelto atrás, a una se habían dañado: no hay quien haga bien, no hay ni aun uno. 4 No tienen conocimiento todos los que obran iniquidad, que comen a mi pueblo como si comiesen pan: a Dios no invocan, 5 Allí se despavorieron de pavor donde no había pavor: porque Dios esparció los huesos del que asentó campo contra ti: avergonzástelos, porque Dios los desechó. 6 ¿Quién diese de Sión saludes a Israel? En volviendo Dios la cautividad de su pueblo, regocijarse ha Jacob, y alegrarse ha Israel.

Al Vencedor en Neginot. Masquil: de David, cuando vinieron los Zifeos y dijeron a Saul: ¿No está David escondido en nuestra tierra?

54  1 O! Dios, sálvame en tu nombre, y con tu valentía me defiende. 2 O! Dios, oye mi oración, escucha las razones de mi boca. 3 Porque extraños se han levantado contra mí, y fuertes han buscado a mi alma: no han puesto a Dios delante de si. Selah. 4 He aquí, Dios es el que me ayuda; el Señor es con los que sustentan mi vida. 5 El volverá el mal a mis enemigos; córtalos por tu verdad. 6 Voluntariamente sacrificaré a ti; alabaré tu nombre, o! Jehová, porque es bueno. 7 Porque me ha escapado de toda angustia, y en mis enemigos vieron mis ojos la venganza.

Al Vencedor en Neginot. Masquil: de David.

55  1 Escucha, o! Dios, mi oración; y no te escondas de mi suplicación. 2 Estáme atento, y respóndeme; que doy voces hablando, y estoy desasosegado, 3 Por la voz del enemigo, por el aprieto del impío; porque echaron sobre mí iniquidad, y con furor me han amenazado. 4 Mi corazón está doloroso dentro de mí: y terrores de muerte han caído sobre mí. 5 Temor y temblor vino sobre mí; y terror me ha cubierto. 6 Y dije: ¿Quién me diese alas como de paloma? volaría, y descansaría. 7 Ciertamente huiría lejos: moraría en el desierto. Selah. 8 Apresuraríame a escapar del viento tempestuoso, de la tempestad. 9 ¶ Deshace, o! Señor, divide la lengua de ellos: porque he visto violencia y rencilla en la ciudad. 10 Día y noche la cercaron sobre sus muros: e iniquidad y trabajo hay en medio de ella. 11 Agravios hay en medio de ella; y nunca se aparta de sus plazas fraude y engaño. 12 Porque no me afrentó enemigo, que entonces suportáralo: ni el que me aborrecía se engrandeció contra mí, que entonces escondiérame de él. 13 Mas tú, hombre según mi estimación, mi señor, y mi familiar. 14 Porque juntos comunicábamos suavemente los secretos: en la casa de Dios andábamos en compañía. 15 Condenados sean a muerte, desciendan al infierno vivos: porque hay maldades en su compañía, entre ellos. 16 ¶ Yo a Dios clamaré; y Jehová me salvará. 17 Tarde, y mañana, y a mediodía hablo y estoy gimiendo: y él oirá mi voz. 18 Redimió en paz mi alma de la guerra contra mí; porque muchos fueron contra mí. 19 Dios oirá, y los quebrantará, y el que permanece desde la antigüedad. Selah. Por cuanto no se mudan, ni temen a Dios. 20 Extendió sus manos contra sus pacíficos: violó su pacto. 21 Ablandan más que manteca las palabras de su boca, mas guerra en su corazón: enternecen sus palabras más que el aceite, mas ellas son espadas. 22 Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará: no dará para siempre resbalo al justo. 23 Y tú, o! Dios, les harás descender al pozo de la sepultura; los varones de sangre, y engañadores no llegarán a la mitad de sus días: mas yo confiaré en ti.

Al Vencedor sobre la paloma muda en las lejanías. Mictam de David, cuando los Filisteos le prendieron en Gat.

56  1 Ten misericordia de mí, o! Dios; porque me traga el hombre; cada día batallándome aprieta. 2 Tráganme mis enemigos cada día: porque muchos son los que pelean contra mí, o! Altísimo. 3 De día temo: mas yo en ti confío. 4 En Dios alabaré su palabra: en Dios he confiado, no temeré lo que la carne me hará. 5 Todos los días me contristan mis negocios: contra mí son todos sus pensamientos para mal. 6 Congréganse, escóndense, ellos miran atentamente mis pisadas esperando mi alma. 7 ¿Por la iniquidad escaparán ellos? o! Dios, derriba los pueblos con furor. 8 Mis huidas has contado tú; pon mis lágrimas en tu odre, ciertamente en tu libro. 9 Entonces serán vueltos atrás mis enemigos el día que yo clamare: en esto conozco que Dios es por mí. 10 En Dios alabaré su palabra; en Jehová alabaré su palabra. 11 En Dios he confiado, no temeré lo que el hombre me hará. 12 Sobre mí, o! Dios, están tus votos: alabanzas te pagaré. 13 Por cuanto has escapado mi vida de la muerte, ciertamente mis pies de caída: para que ande delante de Dios en la luz de los que viven.

Al Vencedor: No destruyas: Mictam de David, cuando huía delante de Saul, en la cueva.

57  1 Ten misericordia de mí, o! Dios, ten misericordia de mí; porque en ti ha confiado mi alma, y en la sombra de tus alas me ampararé, hasta que pasen los quebrantamientos. 2 Clamaré al Dios Altísimo, al Dios que me galardona. 3 El enviará desde los cielos, y me salvará de la afrenta de él que me traga. Selah. Dios enviará su misericordia y su verdad. 4 Mi vida está entre leones: estoy echado entre hijos de hombres que echan llamas: sus dientes son lanza y saetas, y su lengua espada aguda. 5 Ensálzate sobre los cielos, o! Dios: sobre toda la tierra se ensalce tu gloria. 6 Red han compuesto a mis pasos, mi alma se ha abatido: hoyo han cavado delante de mí, caigan en medio de él. Selah. 7 Aparejado está mi corazón, o! Dios, aparejado está mi corazón: cantaré, y diré salmos. 8 Despierta, o! gloria mía, despierta salterio y arpa; levantarme he de mañana. 9 Alabarte he en los pueblos, o! Señor, cantaré de ti en las naciones: 10 Porque grande es hasta los cielos tu misericordia, y hasta las nubes tu verdad. 11 Ensálzate sobre los cielos, o! Dios; sobre toda la tierra se ensalce tu gloria.

Al Vencedor: No destruyas. Mictam de David.

58  1 ¿Pronunciáis de verdad, o! congregación, justicia? ¿juzgáis rectamente hijos de Adam? 2 Antes de corazón obráis iniquidades en la tierra: violencia pesáis de vuestras manos. 3 Extrañáronse los impíos desde la matriz: erraron desde el vientre hablando mentira. 4 Veneno tienen semejante al veneno de la serpiente: como áspide sordo que cierra su oreja. 5 Que no oye la voz de los que encantan, del encantador sabio de encantamentos. 6 ¶ O! Dios, quiebra sus dientes en sus bocas: quiebra, o! Jehová, las muelas de los leoncillos. 7 Córranse como aguas que se van de suyo: armen sus saetas como si fuesen cortadas; 8 Como el caracol que se deslie, vayan: como el abortivo de mujer, no vean el sol. 9 Antes que vuestras ollas sientan el fuego de las espinas; así vivos, así airado los arrebate con tempestad. 10 ¶ Alegrarse ha el justo, cuando viere la venganza: sus pies lavará en la sangre del impío. 11 Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay fruto para el justo: ciertamente hay Dios que juzga en la tierra.

Al Vencedor: No destruyas. Mictam de David: cuando envió Saul, y guardaron la casa, para matarle.

59  1 Escápame de mis enemigos, o! Dios mío: líbrame de los que se levantan contra mí. 2 Escápame de los que obran iniquidad, y sálvame de los varones de sangres: 3 Porque, he aquí, han asechado a mi vida: hánse juntado contra mí fuertes sin rebelión mía, y sin pecado mío, o! Jehová. 4 Sin mi delito corren, y se aperciben: despierta para encontrarme, y mira. 5 Y tú, Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel, despierta a visitar todas las naciones: no hayas misericordia de todos los que se rebelan con iniquidad. Selah. 6 Volverse han a la tarde, ladrarán como perros, y rodearán la ciudad. 7 He aquí, hablarán con su boca: espadas están en sus labios, porque, ¿Quién lo oye? 8 Mas tú, Jehová, te reirás de ellos: harás burla de todas las gentes. 9 Para ti reservaré su fortaleza: porque Dios es mi defensa. 10 El Dios de mi misericordia me prevendrá: Dios me hará ver en mis enemigos venganza. 11 No los matarás, porque mi pueblo no se olvide; házlos vagabundos con tu fortaleza, y abatelos, o! Jehová, escudo nuestro. 12 Por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios, y sean presos por su soberbia: y cuenten de maldición y de enflaquecimiento, 13 Acábalos con furor, acábalos y no sean: y sepan que Dios domina en Jacob hasta los fines de la tierra. Selah. 14 Y vuelvan a la tarde, y ladren como perros: y rodeen la ciudad. 15 Anden ellos vagabundos para hallar que comer: y si no se hartaren, murmuren. 16 Y yo cantaré tu fortaleza y loaré de mañana tu misericordia: porque has sido mi amparo, y refugio en el día de mi angustia. 17 Fortaleza mía, a ti cantaré: porque eres Dios de mi amparo, Dios de mi misericordia.

Al Vencedor: sobre Susanhedut: Mictam de David, para enseñar: cuando tuvo guerra contra Aram-naharaim y contra Aram-sobat: y volvió Joab, e hirió a Edom en el valle de las salinas y mató a doce mil.

60  1 Dios, desechástenos, disipástenos; airástete, vuélvete a nosotros. 2 Hiciste temblar la tierra, abrístela; sana sus quebraduras, porque titubea. 3 Hiciste ver a tu pueblo duras cosas: hicístenos beber vino de temblor. 4 Has dado a los que te temen una bandera que alcen por amor de la verdad. Selah. 5 Para que se escapen tus amados: salva con tu diestra, y óyeme. 6 Dios habló en su santidad: Yo me alegraré: partiré a Siquem, y mediré al valle de Socot. 7 Mío es Galaad, y mío es Manasés: y Efraím es la fortaleza de mi cabeza; Judá mi legislador; 8 Moab, la olla de mi lavatorio: sobre Edom echaré mi zapato; sobre mí triunfa, o! Palestina. 9 ¿Quién me llevará a la ciudad fortalecida? ¿quién me llevará hasta Idumea? 10 Ciertamente tú, o! Dios, que nos habías desechado; y no salías, o! Dios, con nuestros ejércitos. 11 Dános socorro contra el enemigo, que vana es la salud de los hombres. 12 En Dios haremos proezas; y él pisará nuestros enemigos.

Al Vencedor sobre Neginot. Salmo de David.

61  1 Oye, o! Dios, mi clamor; está atento a mi oración. 2 Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando desmayare mi corazón; a la peña más alta que yo, llévame. 3 Porque has sido mi refugio; torre de fortaleza delante del enemigo. 4 Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre; estaré seguro en el escondedero de tus alas. 5 Porque tú, o! Dios, has oído mis votos; has dado heredad a los que temen tu nombre. 6 Días sobre días añadirás al rey: sus años serán como generación y generación. 7 El estará para siempre delante de Dios; misericordia y verdad apercibe que le conserven. 8 Así cantaré tu nombre para siempre, pagando mis votos cada día.

Al Vencedor: a Iditún. Salmo de David.

62  1 En Dios solamente está callada mi alma; de él es mi salud. 2 El solamente es mi fuerte y mi salud: mi refugio, no resbalaré mucho. 3 ¿Hasta cuándo maquinaréis contra un hombre? seréis muertos todos vosotros; como pared acostada seréis, como vallado rempujado. 4 Solamente consultan para arrojarle de su grandeza: aman la mentira: con su boca bendicen, mas en sus entrañas maldicen. Selah. 5 En Dios solamente repósate, o! alma mía; porque de él es mi esperanza. 6 El solamente es mi fuerte y mi salud: mi refugio, no resbalaré. 7 Sobre Dios es mi salud y mi gloria: peña de mi fortaleza: mi refugio es en Dios. 8 ¶ Esperád en él en todo tiempo, o! pueblos: derramád delante de él vuestro corazón: Dios es nuestro amparo. Selah. 9 Solamente vanidad son los hijos de Adam, mentira los hijos del varón, pesándolos a todos juntos en balanzas, serán menos que la vanidad. 10 No confiéis en la violencia, y en la rapiña no os desvanezcáis: en la hacienda, si se aumentare, no pongáis el corazón. 11 Una vez habló Dios, dos veces he oído esto: Que de Dios es la fortaleza: 12 Y tuya, Señor, es la misericordia: porque tú pagas a cada uno conforme a su obra.

Salmo de David, estando él en el desierto de Judá.

63  1 Dios, Dios mío eres tú, a ti madrugaré: mi alma tuvo sed de ti, mi carne te desea en tierra de sequedad, y sequiosa sin aguas. 2 Así te miré en el santuario, para ver tu fortaleza y tu gloria. 3 Porque mejor es tu misericordia que la vida: mis labios te alabarán. 4 Así te bendeciré en mi vida: en tu nombre alzaré mis manos. 5 Como de meollo y de grosura será harta mi alma: y con labios de alegría te alabará mi boca, 6 Cuando me acordaré de ti en mis camas, cuando a las alboradas meditaré de ti; 7 Porque has sido mi socorro: y en la sombra de tus alas me regocijaré. 8 Mi alma se apegó a ti: tu diestra me ha sustentado. 9 Mas ellos para destrucción buscaron mi alma: descendieron en lo más bajo de la tierra. 10 Matarlos han a filo de espada: porción de zorras serán. 11 Y el rey se alegrará en Dios, será alabado cualquiera que jura por él: porque la boca de los que hablan mentira, será cerrada.

Al Vencedor. Salmo de David.

64  1 Oye, o! Dios, mi voz en mi oración: guarda mi vida del miedo del enemigo: 2 Escóndeme del secreto consejo de los malignos: de la conspiración de los que obran iniquidad. 3 Que afilaron su lengua, como espada: armaron por su saeta palabra amarga: 4 Para asaetar a escondidas al perfecto: de presto le asaetean, y no temen. 5 Afírmanse asimismos sobre palabra mala: tratan de esconder los lazos: dicen: ¿Quién los ha de ver? 6 Inquieren iniquidades; perficionan la inquisición del inquiridor, y lo que inventó lo íntimo de cada uno, y el corazón inventivo. 7 Mas Dios los asaeteará con saeta, de repente serán sus plagas. 8 Y harán caer sobre sí sus mismas lenguas: espantarse han todos los que los vieren. 9 Y temerán todos los hombres, y anunciarán la obra de Dios, y entenderán su obra. 10 El justo se alegrará en Jehová, y asegurarse ha en él: y alabarse han todos los rectos de corazón.

Al Vencedor. Salmo de David. Canción.

65  1 En ti reposa la alabanza, o! Dios, en Sión; y a ti se pagará el voto. 2  oyes la oración, a ti vendrá toda carne. 3 Palabras de iniquidades me sobrepujaron: mas nuestras rebeliones, tú las perdonarás. 4 Dichoso el que tú escogieres, e hicieres llegar para que habite en tus patios: seremos hartos del bien de tu casa, de tu santo templo. 5 Con terribilidades nos oirás en justicia, o! Dios de nuestra salud: esperanza de todos los fines de la tierra, y de las partes más lejanas de la mar. 6 El que afirma los montes con su fortaleza, ceñido de valentía. 7 El que amansa el estruendo de las mares, el estruendo de sus ondas: y el alboroto de las civiles sediciones. 8 Y los habitadores de los fines de la tierra temen de tus maravillas: que haces alegrar las salidas de la mañana y de la tarde. 9 Visitas la tierra, y después que la has hecho desear mucho, la enriqueces: el río de Dios lleno de aguas: aparejas el grano de ellos: porque así la ordenaste. 10 Embriagas sus surcos, haces descender el agua en sus regaderas: ablándasla con lluvias, bendices sus renuevos. 11 Coronas el año de tus bienes: y tus nubes destilan grosura. 12 Destilan sobre las habitaciones del desierto: y los collados se ciñen de alegría, 13 Vístense los llanos de ovejas, y los valles se cubren de grano: regocíjanse, y aun cantan.

Al Vencedor: Canción: De Salmo.

66  1 Dé alabanza a Dios toda la tierra. 2 Cantád la gloria de su nombre: ponéd gloria en su alabanza. 3 Decíd a Dios: ¡Cuán terrible eres en tus obras! por la multitud de tu fortaleza se te sujetarán fingidamente todos tus enemigos. 4 Toda la tierra te adorará, y cantarán a ti: cantarán a tu nombre. Selah. 5 Veníd, y ved las obras de Dios: terrible en hechos sobre los hijos de los hombres. 6 Volvió la mar en seco: por el río pasaron a pie; allí nos alegramos en él. 7 El se enseñorea con su fortaleza para siempre: sus ojos atalayan sobre las naciones: los rebeldes no serán ellos ensalzados. Selah. 8 Bendecíd pueblos a nuestro Dios: y hacéd oír la voz de su loor. 9 El que puso nuestra alma en vida: y no permitió que resbalasen nuestros pies. 10 Porque nos probaste, o! Dios: afinástenos, como se afina la plata. 11 Metístenos en la red: pusiste apretura en nuestros lomos. 12 Hiciste subir varón sobre nuestra cabeza: entrámos en fuego y en aguas; y sacástenos a hartura. 13 Entraré pues en tu casa con holocaustos: y pagarte he mis votos, 14 Que pronunciaron mis labios, y habló mi boca, cuando estaba angustiado. 15 Holocaustos de engordados te ofreceré, con perfume de carneros: sacrificaré bueyes y machos de cabrío. Selah. 16 Veníd, oíd todos los que teméis a Dios: y contaré lo que ha hecho a mi alma. 17 A él hablé en alta voz: y fue ensalzado con mi lengua. 18 Si yo viera iniquidad en mi corazón, no oyera el Señor. 19 Ciertamente oyó Dios: escuchó a la voz de mi oración. 20 Bendito Dios, que no apartó mi oración, y su misericordia de mí.

Al Vencedor en Neginot: Salmo de Canción.

67  1 Dios haya misericordia de nosotros, y nos bendiga: haga resplandecer su rostro sobre nosotros. Selah. 2 Para que conozcamos en la tierra tu camino, en todas las naciones tu salud. 3 Alábente los pueblos, o! Dios, alábente todos los pueblos. 4 Alégrense, y regocíjense las naciones, cuando juzgares los pueblos con equidad: y pastoreares las naciones en la tierra. Selah. 5 Alábente los pueblos, o! Dios, alábente todos los pueblos. 6 La tierra dará su fruto: bendecirnos ha el Dios, nuestro Dios. 7 Bendíganos Dios, y témanle todos los términos de la tierra.

Al Vencedor: de David. Salmo de Canción.

68  1 Levántese Dios, espárzanse sus enemigos: y huyan los que le aborrecen delante de él. 2 Como es lanzado el humo, los lanzarás: como se derrite la cera delante del fuego, así perecerán los impíos delante de Dios. 3 Mas los justos se alegrarán: regocijarse han delante de Dios, y saltarán de alegría. 4 Cantád a Dios, cantád salmos a su nombre: ensalzád al que cabalga sobre los cielos en Jah su nombre: y alegráos delante de él. 5 Padre de huérfanos, y defensor de viudas, Dios en la morada de su santuario. 6 El Dios que hace habitar los solos en casa: que saca los presos en grillos; mas los rebeldes habitan en sequedad. 7 O! Dios, cuando tú saliste delante de tu pueblo, cuando anduviste por el desierto, Selah, 8 La tierra tembló; también los cielos destilaron delante de Dios; aquel Sinaí tembló delante de Dios, del Dios de Israel. 9 Lluvia de voluntades esparciste, o! Dios, a tu heredad; y cuando se cansó, tú la recreaste. 10 Tu compañía estaba en ella; por tu bondad acomodabas al pobre, o! Dios. 11 El Señor daba palabra: de las evangelizantes había ejército grande. 12 Reyes de ejércitos huían, huían: y la moradora de la casa partía despojos. 13 Si fuereis echados entre las ollas, seréis como las alas de la paloma cubierta de plata, y sus plumas con amarillez de oro. 14 Cuando esparcía el Omnipotente los reyes en ella; ella se emblanquecía como la nieve en Salmón. 15 El monte de Dios, el monte de Basán: monte alto el monte de Basán. 16 ¿Por qué saltasteis, o! montes altos? Este monte amó Dios para su asiento: ciertamente Jehová habitará en él para siempre. 17 Los carros de Dios dos millares de miles de ángeles: el Señor entre ellos, como en Sinaí, así en el santuario. 18 Subiste a lo alto, cautivaste cautividad, tomaste dones para los hombres: y también los rebeldes para que habiten, o! Jah Dios. 19 Bendito el Señor, cada día nos colma de mercedes, Dios nuestra salud. Selah. 20 Dios, Dios nuestro para saludes; y el Señor Jehová tiene salidas para la muerte. 21 Ciertamente Dios herirá la cabeza de sus enemigos, la mollera cabelluda de el que camina en sus pecados. 22 El Señor dijo: De Basán haré volver, haré volver de los profundos de la mar; 23 Porque tu pie se embermejecerá de sangre de sus enemigos; y la lengua de tus perros de ella. 24 Vieron tus caminos, o! Dios: los caminos de mi Dios, de mi Rey en el santuario. 25 Los cantores iban delante, detrás, los tañedores: en medio las doncellas con adufes. 26 Bendecíd a Dios en congregaciones: al Señor, los de el manadero de Israel. 27 Allí estaba Ben-jamín pequeño señoreándolos; príncipes de Judá en su congregación, príncipes de Zabulón, príncipes de Neftalí. 28 Tu Dios ha ordenado tu fuerza: confirma, o! Dios, lo que has obrado en nosotros. 29 Desde tu templo en Jerusalem, a ti ofrecerán los reyes dones. 30 Destruye el escuadrón de lanza, el escuadrón de fuertes, con señores de pueblos, hollándolos con sus piezas de plata: destruye los pueblos que quieren guerras. 31 Vendrán príncipes de Egipto: Etiopía apresurará sus manos a Dios. 32 Reinos de la tierra cantád a Dios; cantád al Señor; Selah; 33 Al que cabalga sobre los cielos de los cielos de antigüedad: he aquí, él dará con su voz, voz de fortaleza. 34 Dad fortaleza a Dios: sobre Israel es su magnificencia, y su fortaleza en las nubes. 35 Terrible eres, o! Dios, desde tus santuarios; el Dios de Israel, él da fortaleza y fuerzas al pueblo: Bendito Dios.

Al Vencedor sobre Sosannim: de David.

69  1 Sálvame, o! Dios, porque las aguas han entrado hasta el alma. 2 Estoy zabullido en cieno profundo, que no hay pie; soy venido en profundos de aguas, y la corriente me ha anegado. 3 He trabajado llamando; mi garganta se ha enronquecido; han desfallecido mis ojos de esperar a mi Dios. 4 Hánse aumentado más que los cabellos de mi cabeza los que me aborrecen sin causa; hánse fortalecido mis enemigos, los que me destruyen sin porqué: lo que no hurté, entonces lo volví. 5 Dios, tú sabes mi insensatez; y mis delitos no te son ocultos. 6 No sean avergonzados por mí, los que te esperan, Señor Jehová de los ejércitos; no sean confusos por mí los que te buscan, o! Dios de Israel. 7 Porque por ti he sufrido vergüenza; confusión ha cubierto mi rostro. 8 He sido extrañado de mis hermanos, y extraño a los hijos de mi madre. 9 Porque el zelo de tu casa me comió, y los denuestos de los que te denuestan, cayeron sobre mí. 10 Y lloré con ayuno de mi alma, y esto me ha sido por afrenta. 11 Y puse saco por mi vestido, y fuí a ellos por proverbio. 12 Hablaban contra mí los que se sentaban a la puerta, y en las canciones de los bebedores de sidra. 13 Y yo enderazaba mi oración a ti, o! Jehová, al tiempo de la buena voluntad: o! Dios, por la multitud de tu misericordia óyeme, por la verdad de tu salud. 14 Escápame del lodo, y no sea yo anegado; y sea yo librado de los que me aborrecen, y de los profundos de las aguas. 15 No me anegue el ímpetu de las aguas, ni me suerba la hondura, ni el pozo cierre sobre mí su boca. 16 Oyeme, Jehová; porque benigna es tu misericordia: conforme a la multitud de tus miseraciones mira por mí. 17 Y no escondas tu rostro de tu siervo; porque estoy angustiado; apresúrate, óyeme. 18 Acércate a mi alma, redímela: por causa de mis enemigos líbrame. 19 Tú sabes mi afrenta, y mi confusión, y mi vergüenza; delante de ti están todos mis enemigos. 20 La afrenta ha quebrantado mi corazón; y he tenido dolor; y he esperado quien se compadeciese de mí, y no lo hubo, y consoladores, y no hallé. 21 Y pusieron en mi comida hiel; y en mi sed me dieron a beber vinagre. 22 Sea su mesa delante de ellos por lazo; y lo que es por paces, les sea por tropezón. 23 Sean oscurecidos sus ojos para ver; y haz siempre titubear sus lomos. 24 Derrama sobre ellos tu ira, y el furor de tu enojo les comprenda. 25 Sea su palacio asolado; en sus tiendas no haya morador. 26 Porque persiguieron al que tú heriste: y cuentan del dolor de los que tú mataste. 27 Pon maldad sobre su maldad, y no entren en tu justicia. 28 Sean raídos del libro de los vivientes: y no sean escritos con los justos. 29 Y yo afligido, y dolorido: tu salud, o! Dios, me defenderá. 30 Yo alabaré el nombre de Dios con canción; y magnificarle he con alabanza. 31 Y agradará a Jehová más que buey, y becerro, que echa cuernos y uñas. 32 Verán los humildes, y regocijarse han: buscád a Dios, y vivirá vuestro corazón. 33 Porque Jehová oye a los menesterosos, y no menosprecia a sus prisioneros. 34 Alábenle los cielos y la tierra, las mares y todo lo que se mueve en ellas. 35 Porque Dios guardará a Sión, y reedificará las ciudades de Judá, y habitarán allí, y heredarla han. 36 Y la simiente de sus siervos la heredará; y los que aman su nombre habitarán en ella.

Al Vencedor: De David, para acordar.

70  1 O! Dios, para librarme, o! Dios, para ayudarme, apresúrate. 2 Sean avergonzados y confusos los que buscan mi vida: sean vueltos atrás y avergonzados, los que quieren mi mal. 3 Sean vueltos atrás en pago de su vergüenza los que dicen: Hala, hala. 4 Regocíjense, y alégrense en ti todos los que te buscan; y digan siempre, los que aman tu salud: Sea engrandecido Dios. 5 Yo soy afligido y menesteroso: o! Dios, apresúrate a mí: ayudador mío, y mi librador eres tú, Jehová, no te detengas. 71  1 En ti, Jehová, he esperado; no sea yo confundido para siempre. 2 Escápame, y líbrame en tu justicia: inclina a mí tu oído, y sálvame. 3 Séme por peña de fortaleza donde venga continuamente: mandado has que yo sea salvo, porque tú eres mi roca y mi castillo. 4 Dios mío, escápame de la mano del impío, de la mano del perverso y falsario. 5 Porque tú eres mi esperanza, Señor Jehová: seguridad mía desde mi mocedad. 6 Por ti he sido sustentado desde el vientre: de las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacaste: de ti ha sido siempre mi alabanza. 7 Como prodigio he sido a muchos; y tú mi refugio fuerte. 8 Sea llena mi boca de tu alabanza, todo el día de tu gloria. 9 No me deseches en el tiempo de la vejez: cuando mi fuerza se acabare, no me desampares. 10 Porque mis enemigos han dicho de mí; y los que asechan mi vida, consultaron juntamente, 11 Diciendo: Dios le ha dejado: perseguíd, y tomádle, porque no hay quien le libre. 12 O! Dios, no te alejes de mí: Dios mío, apresúrate para ayudarme. 13 Sean avergonzados, perezcan, los adversarios de mi alma: sean cubiertos de vergüenza y de confusión, los que buscan mi mal. 14 Y yo siempre esperaré: y añadiré sobre toda tu alabanza. 15 Mi boca recontará tu justicia: todo el día tu salud, aunque no sé el número. 16 Vendré a las valentías del Señor Jehová: haré memoria de la justicia de ti solo. 17 O! Dios, enseñásteme desde mi mocedad, y hasta ahora: manifestaré tus maravillas. 18 Y aun hasta la vejez y las canas: o! Dios, no me desampares: hasta que denuncie tu brazo a la posteridad: tus valentías a todos los que vendrán. 19 Y tu justicia, o! Dios, hasta lo alto: porque has hecho grandes cosas: o! Dios, ¿quién como tú? 20 Que me has hecho ver muchas angustias y males: volverás, y darme has vida: y de los abismos de la tierra volverás a levantarme. 21 Aumentarás mí magnificencia: y volverás a consolarme. 22 Asimismo yo te alabaré con instrumento de salterio: tu verdad, o! Dios mío, cantaré a ti en la arpa, o! Santo de Israel. 23 Mis labios cantarán cuando salmeare a ti: y mi alma, a la cual redimiste. 24 Asimismo mi lengua todo el día hablará de tu justicia: por cuanto fueron avergonzados, por cuanto fueron confusos, los que procuraban mi mal.

Salmo para Salomón.

72  1 O! Dios, da tus juicios al rey, y tu justicia al hijo del rey. 2 El juzgará a tu pueblo con justicia: y a tus afligidos con juicio. 3 Los montes llevarán paz al pueblo: y los collados justicia. 4 Juzgará a los afligidos del pueblo: Salvará a los hijos del menesteroso, y quebrantará al violento. 5 Temerte han con el sol, y antes de la luna: por generación de generaciones. 6 Descenderá como la lluvia sobre la yerba cortada: como el rocío que destila sobre la tierra. 7 Florecerá en sus días justicia, y multitud de paz, hasta que no haya luna. 8 Y dominará de mar a mar, y desde el río hasta los cabos de la tierra. 9 Delante de él se postrarán los Etiopes: y sus enemigos lamerán la tierra. 10 Los reyes de Társis, y de las islas traerán presentes: los reyes de Jeba y de Seba ofrecerán dones. 11 Y arrodillarse han a él todos los reyes; todas las naciones le servirán. 12 Porque él librará al menesteroso que clamare, y al afligido, que no tuviere quien le socorra. 13 Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso, y las almas de los pobres salvará. 14 De engaño y de fraude redimirá sus almas; y la sangre de ellos será preciosa en sus ojos. 15 Y vivirá, y darle ha del oro de Jeba, y orará por él continuamente, todo el día le echará bendiciones. 16 Será echado un puño de grano en tierra, en los cabezos de los montes; hará estruendo, como el Líbano, su fruto; y verdeguearán desde la ciudad, como la yerba de la tierra. 17 Será su nombre para siempre, delante del sol será propagado su nombre; y bendecirse han en él todas las naciones; llamarle han bienaventurado. 18 Bendito Jehová Dios, el Dios de Israel, que solo hace maravillas: 19 Y bendito su nombre glorioso para siempre: y toda la tierra sea llena de su gloria. Amén, y Amén. 20 Acábanse las oraciones de David, hijo de Isaí.

Salmo de Asaf.

73  1 Ciertamente bueno es a Israel Dios, a los limpios de corazón. 2 Y yo, casi se apartaron mis pies; poco faltó, para que no resbalasen mis pasos. 3 Porque tuve envidia a los malvados, viendo la paz de los impíos. 4 Porque no hay ataduras para su muerte: antes su fortaleza está entera. 5 En el trabajo humano no están: ni son azotados con los hombres. 6 Por tanto soberbia los corona: cúbrense de vestido de violencia. 7 Sus ojos están salidos de gruesos: pasan los pensamientos de su corazón. 8 Soltáronse, y hablan con maldad de hacer violencia: hablan de lo alto. 9 Ponen en el cielo su boca: y su lengua pasea la tierra. 10 Por tanto su pueblo volverá aquí, que aguas en abundancia les son exprimidas. 11 Y dirán: ¿Cómo sabe Dios? ¿Y, si hay conocimiento en lo alto? 12 He aquí, estos impíos, y quietos del mundo alcanzaron riquezas: 13 Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón: y he lavado mis manos en limpieza; 14 Y he sido azotado todo el día: y castigado por las mañanas. 15 Si decía: Contarlo he así: he aquí, habré negado la nación de tus hijos. 16 Pensaré pues para saber esto: es trabajo en mis ojos. 17 ¶ Hasta que venga al santuario de Dios; entonces entenderé la postrimería de ellos. 18 Ciertamente los has puesto en deslizaderos: hacerlos has caer en asolamientos. 19 ¡Cómo han sido asolados! ¡cuán en un punto! Acabáronse: fenecieron con turbaciones. 20 Como sueño de el que despierta. Señor, cuando despertares, menospreciarás sus apariencias. 21 Ciertamente mi corazón se acedó: y en mis riñones sentía punzadas. 22 Mas yo era ignorante, y no entendía; era una bestia acerca de ti. 23 Aunque yo siempre estaba contigo: y así echaste mano a mi mano derecha: 24 Guiásteme en tu consejo: y después me recibirás con gloria. 25 ¿A quién tengo yo en los cielos? Y contigo nada quiero en la tierra. 26 Desmáyase mi carne y mi corazón, ¡o roca de mi corazón! que mi porción es Dios para siempre. 27 Porque, he aquí, los que se alejan de ti, perecerán: cortas a todo aquel que rompe tu pacto. 28 Y yo, el acercarme a Dios, me es el bien: he puesto en el Señor Jehová mi esperanza, para contar todas tus obras.

Masquil de Asaf.

74  1 ¿Por qué o! Dios, nos has desechado para siempre? ¿por qué ha humeado tu furor contra las ovejas de tu dehesa? 2 Acuérdate de tu congregación, que adquiriste de tiempo antiguo: cuando redimiste la vara de tu heredad, este monte de Sión, donde has habitado. 3 Levanta tus pies a los asolamientos eternos: a todo enemigo que ha hecho mal en el santuario. 4 Tus enemigos han bramado en medio de tus sinagogas: han puesto en ellas sus señas, señas. 5 Nombrado era, como si lo llevara al cielo, el que metía las hachas en el monte de la madera para el edificio del santuario. 6 Y ahora con hachas y martillos han quebrado todas sus entalladuras. 7 Han puesto a fuego tus santuarios, el tabernáculo de tu nombre han ensuciado en tierra. 8 Dijeron en su corazón: Destruyámoslos de una vez: quemaron todas las sinagogas de Dios en la tierra. 9 No vemos ya nuestras señales: no hay más profeta, ni hay con nosotros quien sepa: ¿hasta cuándo? 10 ¿Hasta cuándo, o! Dios, nos afrentará el angustiador? ¿blasfemará el enemigo perpetuamente tu nombre? 11 ¿Por qué retráes tu mano, y tu diestra la escondes dentro de tu seno? 12 Y Dios ha sido mi rey de tiempo antiguo: el que obraba saludes en medio de la tierra. 13 Tú hendiste la mar con tu fortaleza: quebrantaste cabezas de ballenas en las aguas. 14 Tú magullaste las cabezas del leviatán: le diste por comida al pueblo de los desiertos. 15 Tú abriste fuente y río: tú secaste ríos impetuosos. 16 Tuyo es el día, tuya también es la noche: tú aparejaste la lumbre y el sol. 17 Tú estableciste todos los términos de la tierra: el verano y el invierno tú los formaste. 18 Acuérdate de esto, que el enemigo ha dicho afrentas a Jehová: y que el pueblo insensato ha blasfemado tu nombre. 19 No entregues a las bestias el alma de tu tórtola: y no olvides para siempre la compañía de tus afligidos. 20 Mira al concierto: porque las oscuridades de la tierra se han henchido de habitaciones de violencia. 21 No vuelva avergonzado el abatido: el afligido y el menesteroso alabarán tu nombre. 22 Levántate, o! Dios, pleitea tu pleito: acuérdate de tu injuria con que el insensato te injuria cada día. 23 No olvides las voces de tus enemigos: el tropel de los que se levantan contra ti sube continuamente.

Al Vencedor: No destruyas. Salmo de Asaf. Canción.

75  1 Alabarte hemos, o! Dios, alabarte hemos; que cercano está tu nombre: cuenten todos tus maravillas. 2 Cuando yo tuviere tiempo, yo juzgaré rectamente. 3 La tierra se arruinaba, y sus moradores: yo compuse sus columnas. Selah. 4 Dije a los malvados: No os enloquezcáis: y a los impíos: No alcéis el cuerno. 5 No levantéis en alto vuestro cuerno; no habléis con cerviz gruesa. 6 Porque ni de oriente, ni de occidente, ni del desierto viene el ensalzamiento. 7 Porque Dios, que es el juez; a este abate, y a aquel ensalza. 8 Que el cáliz está en la mano de Jehová, y lleno de vino bermejo de mistura, y él derrama de aquí: ciertamente sus heces chuparán, y beberán todos los impíos de la tierra. 9 Y yo anunciaré siempre: cantaré alabanzas al Dios de Jacob. 10 Y quebraré todos los cuernos de los pecadores: y los cuernos del justo serán ensalzados.

Al Vencedor en Neginot. Salmo de Asaf. Canción.

76  1 Dios es conocido en Judá: Dios, en Israel es grande su nombre. 2 Y en Salem está su tabernáculo: y su habitación en Sión. 3 Allí quebró las saetas del arco: el escudo, y la espada, y la guerra. Selah. 4 Ilustre eres tú, y fuerte, más que los montes de caza. 5 Los fuertes de corazón fueron despojados; durmieron su sueño, y nada hallaron en sus manos todos los varones fuertes. 6 Por tu reprensión, o! Dios de Jacob, es adormecido el carro y el caballo. 7 eres terrible, tú: ¿y quién parará delante de ti en comenzando tu ira? 8 Desde los cielos hiciste oír juicio: la tierra tuvo temor, y cesó, 9 Cuando, o! Dios, te levantaste al juicio, para salvar a todos los mansos de la tierra. Selah. 10 Ciertamente la ira del hombre te confesará: los restos de las iras constreñirás. 11 Prometéd, y pagád a Jehová, vuestro Dios, todos los que estáis al rededor de él: traigan presentes al terrible. 12 El que quita el espíritu a los príncipes: terrible a los reyes de la tierra.

Al Vencedor; para Iditún: Salmo de Asaf.

77  1 Mi voz a Dios, y clamé: mi voz a Dios, y él me escuchará. 2 En el día de mi angustia al Señor busqué: mi llaga se desangraba de noche, sin estancarse: mi alma no quería consuelo. 3 Acordábame de Dios, y me sobresaltaba: quejábame, y desmayaba mi espíritu. Selah. 4 Tenías los párpados de mis ojos: estaba quebrantado, y no hablaba. 5 Contaba los días desde el principio: los años de los siglos. 6 Acordábame de mis canciones de noche: meditaba con mi corazón, y mi espíritu escudriñaba. 7 ¿Desechará el Señor para siempre, y no volverá más a amar? 8 ¿Háse acabado para siempre su misericordia? ¿Háse acabado la palabra para generación y generación? 9 ¿Ha olvidado Dios el haber misericordia? ¿Ha encerrado con la ira sus misericordias? Selah. 10 Y dije: Enfermedad mía es. En los años de la diestra del Altísimo. 11 Acordábame de las obras de Jehová: por tanto me acordé de tus maravillas antiguas. 12 Y meditaba en todas tus obras, y hablaba de tus hechos. 13 O! Dios, en santidad es tu camino, ¿Quién es Dios grande, como el Dios nuestro? 14 eres el Dios que hace maravillas, haciendo notoria en los pueblos tu fortaleza. 15 Redímiste con brazo tu pueblo, los hijos de Jacob y de José. Selah. 16 Viéronte las aguas, o! Dios, las aguas te vieron, temieron, también temblaron los abismos. 17 Las nubes echaron inundaciones de aguas: los cielos dieron voz; asimismo discurrieron tus rayos. 18 El sonido de tus truenos anduvo en cerco: los relámpagos alumbraron al mundo: la tierra se estremeció, y tembló. 19 En la mar estuvo tu camino: y tus sendas en las muchas aguas; y tus pisadas no fueron conocidas. 20 Llevaste, como ovejas, tu pueblo, por mano de Moisés, y de Aarón.

Masquil de Asaf.

78  1 Escucha, pueblo mío, mi ley: inclinád vuestro oído a las palabras de mi boca. 2 Abriré en parábola mi boca: hablaré enigmas del tiempo antiguo: 3 Los cuales hemos oído y entendido: que nuestros padres nos los contaron. 4 No los encubriremos a sus hijos, contando a la generación postrera las alabanzas de Jehová: y su fortaleza, y sus maravillas, que hizo. 5 Que levantó testimonio en Jacob, y puso ley en Israel: la cual mandó a nuestros padres, que la notificasen a sus hijos: 6 Para que sepa la generación postrera: y los hijos que nacerán, que se levantarán, cuenten a sus hijos: 7 Y pondrán en Dios su confianza, y no se olvidarán de las obras de Dios: y guardarán sus mandamientos. 8 Y no serán como sus padres, generación contumaz, y rebelde: generación que no compuso su corazón, ni su espíritu fue fiel con Dios. 9 Los hijos de Efraím armados, flecheros, volvieron las espaldas el día de la batalla. 10 No guardaron el concierto de Dios: ni quisieron andar en su ley, 11 Antes se olvidaron de sus obras, y de sus maravillas que les había mostrado. 12 Delante de sus padres hizo maravillas en la tierra de Egipto, en el campo de Soan. 13 Rompió la mar, e hízolos pasar: e hizo estar las aguas como en un montón. 14 Y llevólos con nube de día, y toda la noche con lumbre de fuego. 15 Hendió las peñas en el desierto: y dióles a beber de abismos grandes. 16 Y sacó de la peña corrientes, e hizo descender aguas, como ríos. 17 Y tornaron aun a pecar contra él, enojando al Altísimo en la soledad. 18 Y tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida para su alma. 19 Y hablaron contra Dios, diciendo: ¿Podrá Dios ponernos mesa en el desierto? 20 He aquí, ha herido la peña, y corrieron aguas, y arroyos salieron ondeando: ¿podrá también dar pan? ¿aparejará carne a su pueblo? 21 Por tanto oyó Jehová, y enojóse: y encendióse el fuego en Jacob, y el furor subió también en Israel. 22 Porque no habían creído a Dios, ni habían confiado de su salud. 23 Y mandó a las nubes de arriba: y abrió las puertas de los cielos. 24 E hizo llover sobre ellos maná para comer, y dióles trigo de los cielos. 25 Pan de nobles comió el hombre: envióles comida a hartura. 26 Movió al solano en el cielo; y trajo con su fortaleza al austro, 27 E hizo llover sobre ellos carne, como polvo: y aves de alas como arena de la mar. 28 E hízolas caer en medio de su campo, al rededor de sus tiendas. 29 Y comieron, y hartáronse mucho: y cumplióles su deseo. 30 No habían aun quitado de sí su deseo, aun su vianda estaba en su boca, 31 Cuando vino sobre ellos el furor de Dios, y mató en los gruesos de ellos, y derribó los escogidos de Israel. 32 Con todo esto pecaron aun; y no dieron crédito a sus maravillas. 33 Y consumió en muy poco sus días, y sus años apresuradamente. 34 Si los mataba, entonces le buscaban; y convertíanse, y buscaban a Dios de mañana. 35 Y acordábanse que Dios era su refugio: y el Dios Alto su redentor. 36 Y lisonjeábanle con su boca; y con su lengua le mentían: 37 Mas sus corazones no eran rectos con él: ni estuvieron firmes en su concierto. 38 Mas él, misericordioso perdonaba la maldad, y no los destruyó: y abundó su misericordia para apartar su ira, y no despertó toda su ira. 39 Y acordóse que eran carne: espíritu que va y no vuelve. 40 ¡Cuántas veces le ensañaron en el desierto, le enojaron en la soledad! 41 Y volvieron, y tentaron a Dios: y limitaron al Santo de Israel. 42 No se acordaron de su mano: del día que les redimió de angustia; 43 Que había puesto en Egipto sus señales: y sus maravillas en el campo de Soan: 44 Y había vuelto sus ríos en sangre: y sus corrientes porque no bebiesen: 45 Había enviado en ellos una mezcla de moscas que los había comido: asimismo ranas que los destruyeron. 46 Y había dado al pulgón sus frutos: y sus trabajos a la langosta. 47 Había destruido sus viñas con granizo, y sus higuerales con piedra. 48 Y entregó al pedrisco sus bestias, y sus ganados al fuego. 49 Había enviado en ellos el furor de su saña: ira y enojo, y angustia, y ángeles malos. 50 Enderezó el camino a su furor: no detuvo la vida de ellos de la muerte, antes entregó su vida a la mortandad: 51 E hirió a todo primogénito en Egipto; las primicias de las fuerzas en las tiendas de Cam. 52 E hizo partir, como hato de ovejas, su pueblo; y llevólos, como a un rebaño, por el desierto. 53 Y guiólos con seguridad, que no tuvieron miedo; y a sus enemigos cubrió la mar. 54 Metiólos en los términos de su tierra santa; en este monte, que ganó su mano derecha. 55 Y echó las naciones de delante de ellos, e hízolas caer en cordel de heredad: e hizo habitar en sus moradas a las tribus de Israel. 56 Y tentaron, y enojaron al Dios Altísimo; y no guardaron sus testimonios. 57 Y volviéronse, y rebeláronse como sus padres; volviéronse como arco engañoso. 58 Y enojáronle con sus altos; y provocáronle a zelo con sus esculturas. 59 Oyó Dios, y enojóse; y aborreció en grande manera a Israel. 60 Por esta causa dejó el tabernáculo de Silo, la tienda en que habitó entre los hombres. 61 Y dio en cautividad su fortaleza; y su gloria en mano del enemigo. 62 Y entregó a su pueblo a la espada; y airóse contra su heredad. 63 A sus mancebos tragó el fuego; y sus vírgenes no fueron loadas. 64 Sus sacerdotes cayeron a espada: y sus viudas no lamentaron. 65 Y despertóse el Señor, como un dormido: como un valiente, que da voces a causa del vino: 66 E hirió a sus enemigos detrás: dióles vergüenza perpetua. 67 Y aborreció la tienda de José; y no escogió a la tribu de Efraím: 68 Mas escogió a la tribu de Judá: al monte de Sión, al cual amó. 69 Y edificó, como alturas, su santuario: como la tierra, lo acimentó para siempre. 70 Y eligió a David su siervo: y tomóle de las majadas de las ovejas. 71 Detrás de las paridas le trajo: para que apacentase a Jacob su pueblo, y a Israel su heredad. 72 Y apacentólos con enterez de su corazón: y con las industrias de sus manos los pastoreó.

Salmo de Asaf.

79  1 O! Dios, vinieron las gentes a tu heredad: contaminaron el templo de tu santidad; pusieron a Jerusalem en montones: 2 Dieron los cuerpos de tus siervos por comida a las aves de los cielos: la carne de tus piadosos a las bestias de la tierra. 3 Derramaron su sangre, como agua, en los al rededores de Jerusalem: y no hubo quien los enterrase. 4 Somos afrentados de nuestros vecinos: escarnecidos y burlados de los que están en nuestros al rededores. 5 ¿Hasta cuándo, o! Jehová? ¿Airarte has para siempre? ¿Arderá, como fuego, tu zelo? 6 Derrama tu ira sobre las naciones que no te conocen: y sobre los reinos que no invocan tu nombre. 7 Porque han consumido a Jacob: y su morada han asolado. 8 No nos traigas en memoria las iniquidades antiguas: anticípennos presto tus misericordias, porque estamos muy consumidos. 9 Ayúdanos, o! Dios, salud nuestra, por la honra de tu nombre: y líbranos, y aplácate sobre nuestros pecados por causa de tu nombre. 10 Porque dirán las gentes: ¿Dónde está su Dios? Sea notoria en las naciones delante de nuestros ojos la venganza de la sangre de tus siervos que se ha derramado. 11 Entre delante de ti el gemido de los presos: conforme a la grandeza de tu brazo preserva a los sentenciados a muerte. 12 Y torna a nuestros vecinos en su seno siete tantos de su deshonra con que te han deshonrado, o! Jehová. 13 Y nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu pasto, te alabaremos para siempre: por generación y generación contaremos tus alabanzas.

Al Vencedor sobre Sosannim: testimonio de Asaf: Salmo.

80  1 O! Pastor de Israel, escucha: tú que pastoreas, como a ovejas, a José: tú que estás entre los querubines, resplandece. 2 Despierta tu valentía delante de Efraím, y de Ben-jamín, y de Manasés: y ven a salvarnos. 3 O! Dios, háznos tornar: y haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos. 4 Jehová Dios de los ejércitos, ¿hasta cuándo te airarás contra la oración de tu pueblo? 5 Dísteles a comer pan de lágrimas: y dísteles a beber lágrimas con medida. 6 Pusístenos por contienda a nuestros vecinos: y nuestros enemigos se burlan de nosotros entre sí. 7 O! Dios de los ejércitos, háznos tornar: y haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos. 8 Hiciste venir la vid de Egipto: echaste a los Gentiles, y la plantaste. 9 Limpiaste el lugar delante de ella: e hiciste arraigar sus raíces, e hinchió la tierra. 10 Los montes fueron cubiertos de su sombra: y sus ramas como cedros de Dios. 11 Enviaste o! Señor, sus ramas hasta la mar: y hasta el río sus mugrones. 12 ¿Por qué aportillaste sus vallados, y la cogieron todos los que pasaron por el camino? 13 Destruyóla el puerco montés, y la pació la bestia del campo. 14 O! Dios de los ejércitos, vuelve ahora: mira desde el cielo, y vé, y visita esta vid. 15 Y la planta que tu diestra plantó: y sobre el mugrón que corroboraste para ti. 16 Quemada a fuego está, y talada: perezcan por la reprensión de tu rostro. 17 Sea tu mano sobre el varón de tu diestra: sobre el hijo del hombre que corroboraste para ti. 18 Y no nos tornaremos de ti: darnos has vida, e invocaremos tu nombre. 19 O! Jehová, Dios de los ejércitos, háznos tornar, haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.

Al Vencedor sobre Gitit. Salmo de Asaf.

81  1 Cantád a Dios nuestra fortaleza: cantád con júbilo al Dios de Jacob. 2 Tomád la canción, y dad al adufe: a la arpa de alegría, con el salterio. 3 Tocád la trompeta en la nueva luna, en el día señalado: en el día de nuestra solemnidad. 4 Porque estatuto es de Israel: juicio del Dios de Jacob. 5 Por testimonio en José le ha constituido, cuando salió sobre la tierra de Egipto: donde oí lenguaje que no entendía. 6 Quité entonces su hombro de debajo de la carga: sus manos se quitaron de las ollas. 7 En la angustia llamaste, y yo te libré; te respondí en el secreto del trueno; te probé sobre las aguas de Meriba. Selah. 8 Oye, pueblo mío, y protestarte he: Israel, si me oyeres; 9 No habrá en ti dios ajeno: ni te encorvarás a dios extraño. 10 Yo soy Jehová tu Dios, que te hice subir de la tierra de Egipto: ensancha tu boca, y henchirla he. 11 Mas mi pueblo no oyó mi voz: e Israel no me quiso a mí. 12 Y dejélos a la dureza de su corazón; caminaron en sus consejos. 13 ¡O si mi pueblo me oyera, si Israel anduviera en mis caminos! 14 En nada derribara yo a sus enemigos: y volviera mi mano sobre sus adversarios. 15 Los aborrecedores de Jehová le hubieran mentido: y el tiempo de ellos fuera para siempre. 16 Y Dios le hubiera mantenido de grosura de trigo: y de miel de la piedra te hubiera hartado.

Salmo de Asaf.

82  1 Dios está en la congregación de Dios; en medio de los dioses juzga. 2 ¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente: y aceptaréis las personas de los impíos? Selah. 3 Hacéd derecho al pobre y al huérfano: justificád al afligido y al menesteroso. 4 Librád al afligido y al menesteroso: librádle de mano de los impíos. 5 No saben, no entienden: andan en tinieblas, vacilan todos los cimientos de la tierra. 6 Yo dije, dioses sois vosotros; y todos vosotros hijos del Altísimo. 7 Empero como hombres moriréis: y como cualquiera de los tiranos caeréis. 8 Levántate o! Dios, juzga la tierra: porque tú heredarás en todas las naciones.

Canción. Salmo de Asaf.

83  1 O! Dios, no tengas silencio, no calles, ni ceses, o! Dios. 2 Porque he aquí que tus enemigos han bramado: y tus aborrecedores han alzado cabeza. 3 Sobre tu pueblo han consultado astuta y secretamente: y han entrado en consejo contra tus escondidos. 4 Han dicho: Veníd, y cortémoslos de ser nación: y no haya más memoria del nombre de Israel. 5 Por esto han conspirado de corazón a una: contra ti han hecho liga. 6 Las tiendas de los Idumeos, y de los Ismaelitas: Moab, y los Agarenos; 7 Gebal, y Ammón, y Amalec: Palestina, con los habitadores de Tiro. 8 También el Assur se ha juntado con ellos: son por brazo a los hijos de Lot. Selah. 9 ¶ Házles como a Madián, como a Sisara: como a Jabín en el arroyo de Cisón: 10 Que perecieron en En-dor: fueron hechos muladar de la tierra. 11 Pon a ellos y a sus capitanes como a Oreb, y como a Zeb, y como a Zebee, y como a Salmana: a todos sus príncipes, 12 Que han dicho: Heredemos para nosotros las moradas de Dios. 13 Dios mío, pónlos como a torbellino: como a hojarascas delante del viento: 14 Como fuego que quema el monte: como llama que abrasa las breñas; 15 Así persíguelos con tu tempestad; y con tu torbellino asómbralos. 16 Hinche sus rostros de vergüenza; y busquen tu nombre, o! Jehová. 17 Sean afrentados, y turbados para siempre; y sean deshonrados, y perezcan. 18 Y conozcan que tu nombre es Jehová; solo Altísimo sobre toda la tierra.

Al Vencedor sobre Gitit. A los hijos de Coré. Salmo.

84  1 ¡Cuán amables son tus moradas, o! Jehová de los ejércitos! 2 Codicia, y aun ardientemente desea mi alma los patios de Jehová; mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo. 3 Aun el gorrión halla casa, y la golondrina nido para sí, donde ponga sus pollos en tus altares, Jehová de los ejércitos, Rey mío, y Dios mío. 4 Bienaventurados los que habitan en tu casa; perpetuamente te alabarán. Selah. 5 Bienaventurado el hombre, que tiene su fortaleza en ti: caminos en sus corazones. 6 Pasando por el valle de los morales lo ponen a él por fuente: y también lo ponen por bendiciones, cuando los cubre la lluvia. 7 Irán de ejército en ejército; verán a Dios en Sión. 8 Jehová, Dios de los ejércitos, oye mi oración: escucha, o! Dios de Jacob. Selah. 9 Mira, o! Dios escudo nuestro: y pon los ojos en el rostro de tu ungido. 10 Porque mejor es un día en tus patios, que mil. Escogí antes estar a la puerta en la casa de mi Dios, que habitar en las moradas de maldad. 11 Porque sol y escudo nos es Jehová Dios: gracia y gloria dará Jehová: no quitará el bien a los que andan en integridad. 12 Jehová de los ejércitos, dichoso el hombre que confía en ti.

Al Vencedor: a los hijos de Coré. Salmo.

85  1 Tomaste contentamiento en tu tierra, o! Jehová: volviste la cautividad de Jacob. 2 Perdonaste la iniquidad de tu pueblo: cubriste todos los pecados de ellos. Selah. 3 Quitaste toda tu saña: volvístete de la ira de tu furor. 4 Tórnanos, o! Dios, salud nuestra: y haz cesar tu ira de nosotros. 5 ¿Enojarte has para siempre contra nosotros? ¿Extenderás tu ira de generación en generación? 6 ¿No volverás tú a darnos vida, y tu pueblo se alegrará en ti? 7 Muéstranos, o! Jehová, tu misericordia: y dános tu salud. 8 Escucharé lo que hablará el Dios Jehová: porque hablará paz a su pueblo, y a sus piadosos: para que no se conviertan a la locura. 9 Ciertamente cercana está su salud a los que le temen; para que habite la gloria en nuestra tierra. 10 La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron. 11 La verdad reverdecerá de la tierra: y la justicia mirará desde los cielos. 12 Jehová dará también el bien: y nuestra tierra dará su fruto. 13 La justicia irá delante de él: y pondrá sus pasos en camino.

Oración de David.

86  1 Inclina, o! Jehová, tu oído, y óyeme: porque soy afligido y menesteroso. 2 Guarda mi alma, porque soy piadoso; salva a tu siervo, tú, o! Dios mío, que en ti confía. 3 Ten misericordia de mí, o! Jehová: porque a ti clamo todo el día. 4 Alegra el alma de tu siervo: porque a ti, o! Señor, levanto mi alma. 5 Porque tú Señor eres bueno, y perdonador: y grande en misericordia a todos los que te invocan. 6 Escucha, o! Jehová, mi oración, y está atento a la voz de mis ruegos. 7 En el día de mi angustia te llamaré: porque me respondes. 8 O! Señor, no hay como tú entre los dioses: ni como tus obras. 9 Todas las gentes que hiciste, vendrán, y se humillarán delante de ti, Señor: y glorificarán tu nombre. 10 Porque tú eres grande, y hacedor de maravillas: tú solo eres Dios. 11 Enséñame, o! Jehová, tu camino: ande yo en tu verdad: aúna mi corazón, para que tema tu nombre. 12 Alabarte he, o! Jehová, Dios mío, con todo mi corazón: y glorificaré tu nombre para siempre. 13 Porque tu misericordia es grande sobre mí: y escapaste mi alma del hoyo profundo. 14 O! Dios, soberbios se levantaron contra mí: y conspiración de fuertes buscaron a mi alma; y no te pusieron delante de sí. 15 Mas tú Señor, Dios misericordioso, y clemente, luengo de iras, y grande en misericordia y verdad; 16 Mira en mí, y ten misericordia de mí: da tu fortaleza a tu siervo, y guarda al hijo de tu sierva. 17 Haz conmigo señal para bien, y veánla los que me aborrecen, y sean avergonzados: porque tú, Jehová, me ayudaste y me consolaste.

A los hijos de Coré: Salmo de Canción.

87  1 Su cimiento es en montes de santidad. 2 Ama Jehová las puertas de Sión, más que todas las moradas de Jacob. 3 Cosas ilustres son dichas de ti, ciudad de Dios. Selah. 4 Yo me acordaré de Rahab y de Babilonia, entre los que me conocen: he aquí Palestina, y Tiro, con Etiopía: este nació allá. 5 Y de Sión se dirá: Este, y aquel es nacido en ella: y el mismo Altísimo la fortificará. 6 Jehová contará, cuando se escribieren los pueblos: Este nació allí. Selah. 7 Y cantores con músicos de flautas: todas mis fuentes estarán en ti.

Canción de Salmo a los hijos de Coré, al Vencedor: para cantar sobre Mahalat. Masquil de Hemán Ezrahita.

88  1 Jehová Dios de mi salud, día y noche clamo delante de ti. 2 Entre delante de ti mi oración: inclina tu oído a mi clamor. 3 Porque mi alma está harta de males: y mi vida ha llegado a la sepultura. 4 Soy contado con los que descienden al sepulcro: soy como hombre sin fuerza; 5 Librado entre los muertos. Como los matados que duermen en el sepulcro: que no te acuerdas más de ellos, y que son cortados de tu mano. 6 Hásme puesto en el hoyo profundo: en tinieblas, en honduras. 7 Sobre mí se ha acostado tu ira: y con todas tus ondas me has afligido. Selah. 8 Has alejado de mí mis conocidos: hásme puesto a ellos por abominaciones: estoy encerrado, y no saldré. 9 Mis ojos enfermaron a causa de mi aflicción: te he llamado, o! Jehová, cada día he extendido a ti mis manos. 10 ¿Harás milagro a los muertos? ¿Levantarse han los muertos para alabarte? Selah. 11 ¿Será contada en el sepulcro tu misericordia? ¿tu verdad en la perdición? 12 ¿Será conocida en las tinieblas tu maravilla? ¿y tu justicia en la tierra del olvido? 13 Y yo a ti, o! Jehová, he clamado: y de mañana te previno mi oración. 14 ¿Por qué, o! Jehová, desechas a mi alma? ¿por qué escondes tu rostro de mí? 15 Yo soy afligido y menesteroso: desde la mocedad he llevado tus temores, he estado medroso. 16 Sobre mí han pasado tus iras; tus espantos me han cortado. 17 Hánme rodeado como aguas de continuo: hánme cercado a una. 18 Has alejado de mí el amigo y el compañero; y mis conocidos en las tinieblas.

Masquil de Etán Ezrahita.

89  1 Las misericordias de Jehová cantaré perpetuamente: en generación y generación haré notoria tu verdad con mi boca. 2 Porque dije: Para siempre será edificada misericordia en los cielos: en ellos afirmarás tu verdad. 3 Hice alianza con mi escogido: juré a David mi siervo; 4 Para siempre confirmaré tu simiente: y edificaré de generación en generación tu trono. Selah. 5 Y celebrarán los cielos tu maravilla, o! Jehová: tu verdad también en la congregación de los santos. 6 Porque ¿quién en los cielos se igualará con Jehová? ¿Quién será semejante a Jehová entre los hijos de los dioses? 7 Dios terrible en la grande congregación de los santos, y formidable sobre todos sus al rededores. 8 Jehová Dios de los ejércitos, ¿quién como tú, fuerte-Jehová; y tu verdad al rededor de ti? 9 Tú dominas sobre la soberbia de la mar: cuando se levantan sus ondas, tú las haces sosegar. 10 Tú quebrantaste como muerto a Egipto; con el brazo de tu fortaleza esparciste a tus enemigos. 11 Tuyos los cielos, tuya también la tierra: el mundo y su plenitud tú lo fundaste: 12 Al aquilón y al austro tú los creaste: Tabor y Hermón en tu nombre cantarán. 13 Tuyo es el brazo con la valentía: fuerte es tu mano, ensalzada tu diestra. 14 Justicia y juicio es la compostura de tu trono: misericordia y verdad van delante de tu rostro. 15 Bienaventurado el pueblo que sabe cantarte alegremente: Jehová, a la luz de tu rostro andarán: 16 En tu nombre se alegrarán todo el día: y en tu justicia se ensalzarán: 17 Porque tú eres la gloria de su fortaleza; y por tu buena voluntad ensalzarás nuestro cuerno. 18 Porque Jehová es nuestro escudo: y nuestro Rey es el Santo de Israel. 19 Entonces hablaste en visión a tu misericordioso, y dijiste: Yo he puesto el socorro sobre valiente: ensalcé a un escogido de mi pueblo. 20 Hallé a David mi siervo: ungíle con el aceite de mi santidad: 21 Porque mi mano será firme con él; mi brazo también le fortificará: 22 No le atribulará enemigo: ni hijo de iniquidad le quebrantará: 23 Mas yo quebrantaré delante de él a sus enemigos: y heriré a sus aborrecedores. 24 Y mi verdad y mi misericordia serán con él; y en mi nombre será ensalzado su cuerno. 25 Y pondré su mano en la mar, y en los ríos su diestra. 26 El me llamará: Mi padre eres tú, mi Dios, la roca de mi salud. 27 Yo también le pondré por primogénito; alto sobre los reyes de la tierra. 28 Para siempre le conservaré mi misericordia; y mi alianza será firme con él. 29 Y pondré su simiente para siempre; y su trono como los días de los cielos. 30 Si dejaren sus hijos mi ley; y no anduvieren en mis juicios: 31 Si profanaren mis estatutos; y no guardaren mis mandamientos: 32 Entonces visitaré con vara su rebelión, y con azotes sus iniquidades. 33 Mas mi misericordia no la quitaré de él: ni falsearé mi verdad. 34 No profanaré mi concierto, ni mudaré lo que ha salido de mis labios. 35 Una vez juré por mi santuario: No mentiré a David. 36 Su simiente será para siempre, y su trono como el sol delante de mí. 37 Como la luna será firme para siempre, la cual será testigo fiel en el cielo. Selah. 38 Y tú desechaste, y menospreciaste a tu ungido, y airástete con él. 39 Rompiste el concierto de tu siervo; profanaste a tierra su corona. 40 Aportillaste todos sus vallados; has quebrantado sus fortalezas. 41 Robáronle todos los que pasaron por el camino: es oprobio a sus vecinos. 42 Ensalzaste la diestra de sus enemigos; alegraste a todos sus adversarios. 43 Embotaste asimismo el filo de su espada; y no le levantaste en la batalla. 44 Hiciste cesar su claridad, y echaste por tierra su trono. 45 Acortaste los días de su juventud; cubrístele de vergüenza. Selah. 46 ¿Hasta cuándo, o! Jehová? ¿Esconderte has para siempre? ¿Arderá para siempre tu ira como el fuego? 47 Acuérdate cuanto sea mi tiempo: ¿por qué criaste sujetos a vanidad a todos los hijos del hombre? 48 ¿Qué hombre vivirá, y no verá muerte? ¿escapará su alma del poder del sepulcro? Selah. 49 Señor, ¿dónde están tus antiguas misericordias? Jurado has a David por tu verdad. 50 Señor, acuérdate del oprobio de tus siervos, que yo llevo de muchos pueblos en mi seno: 51 Porque tus enemigos, o! Jehová, han deshonrado, porque tus enemigos han deshonrado las pisadas de tu ungido. 52 Bendito Jehová para siempre. Amén y Amén.

Oración de Moisés, varón de Dios.

90  1 Señor, tú nos has sido refugio en generación y generación. 2 Antes que naciesen los montes, y formases la tierra y el mundo, y desde el siglo, y hasta el siglo, tú eres Dios. 3 Vuelves al hombre hasta ser quebrantado; y dices: Convertíos, hijos del hombre. 4 Porque mil años delante de tus ojos, son como el día de ayer, que pasó, y como la vela de la noche. 5 Háceslos pasar como avenida de aguas: son como sueño: a la mañana pasará como la yerba; 6 Que a la mañana florece, y crece: a la tarde es cortada, y se seca. 7 Porque con tu furor somos consumidos: y con tu ira somos conturbados. 8 Pusiste nuestras maldades delante de ti: nuestros yerros a la lumbre de tu rostro. 9 Porque todos nuestros días declinan a causa de tu ira: acabamos nuestros años, como la palabra. 10 Los días de nuestra edad son setenta años: y los de los más valientes, ochenta años: y su fortaleza es molestia, y trabajo: porque es cortado presto, y volamos. 11 ¿Quién conoce la fortaleza de tu ira? que tu ira es como tu temor. 12 Para contar nuestros días háznos saber así: y traeremos al corazón sabiduría. 13 Vuélvete a nosotros o! Jehová: ¿hasta cuándo? y aplácate para con tus siervos. 14 Hártanos de mañana de tu misericordia: y cantaremos, y alegrarnos hemos todos nuestros días. 15 Alégranos como en los días que nos afligiste: como en los años que vimos mal. 16 Parezca en tus siervos tu obra; y tu gloria sobre sus hijos. 17 Y sea la hermosura de Jehová nuestro Dios sobre nosotros: y haz permanecer sobre nosotros la obra de nuestras manos: la obra de nuestras manos confirma. 91  1 El que habita en el escondedero del Altísimo, morará en la sombra del Omnipotente. 2 Diré a Jehová: Esperanza mía y castillo mío: Dios mío: asegurarme he en él. 3 Porque él te escapará del lazo del cazador: de la mortandad de destrucciones. 4 Con su ala te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro: escudo y adarga, es su verdad. 5 No habrás temor de espanto nocturno, ni de saeta que vuele de día, 6 Ni de pestilencia que ande en oscuridad: ni de mortandad que destruya al mediodía. 7 Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra: a ti no llegará. 8 Ciertamente con tus ojos mirarás; y verás la recompensa de los impíos. 9 Porque tú, o! Jehová, eres mi esperanza: y al Altísimo has puesto por tu habitación. 10 No se ordenará para ti mal: ni plaga tocará a tu morada. 11 Porque a sus ángeles mandará cerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. 12 En las manos te llevarán, porque tu pie no tropiece en piedra. 13 Sobre el león y el basilisco pisarás, hollarás al cachorro del león, y al dragón. 14 Por cuanto en mí ha puesto su voluntad, yo también le escaparé: ponerle he alto, por cuanto ha conocido mi nombre. 15 Llamarme ha, y yo le responderé: con él estaré yo en la angustia: escaparle he, y glorificarle he. 16 De longura de días le hartaré: y mostrarle he mi salud.

Salmo de Canción, para el día del sábado.

92  1 Bueno es alabar a Jehová; y cantar salmos a tu nombre o! Altísimo: 2 Anunciar por la mañana tu misericordia: y tu verdad en las noches: 3 Sobre decacordio y sobre salterio: sobre arpa con meditación. 4 Por cuanto me has alegrado, o! Jehová, con tus obras, con las obras de tus manos me regocijaré. 5 ¡Cuán grandes son tus obras, o! Jehová! muy profundos son tus pensamientos. 6 El hombre necio no sabe, y el insensato no entiende esto: 7 Floreciendo los impíos como la yerba; y reverdeciendo todos los que obran iniquidad, para ser destruidos para siempre: 8 Mas tú, Jehová, para siempre eres Altísimo. 9 Porque, he aquí, tus enemigos, o! Jehová, porque, he aquí, tus enemigos perecerán: serán disipados todos los que obran maldad. 10 Y ensalzaste mi cuerno como de unicornio: yo fuí ungido con aceite verde. 11 Y miraron mis ojos sobre mis enemigos: de los que se levantaron contra mí, de los malignos, oyeron mis orejas. 12 El justo florecerá como la palma: crecerá como cedro en el Líbano. 13 Plantados en la casa de Jehová, en los patios de nuestro Dios, florecerán. 14 Aun en la vejez fructificarán: serán vigorosos y verdes; 15 Para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto: y que no hay injusticia en él. 93  1 Jehová reinó, vistióse de magnificencia; vistióse Jehová de fortaleza: ciñóse: afirmó también el mundo, que no se moverá. 2 Firme es tu trono desde entonces: tú eres eternalmente. 3 Alzaron los ríos, o! Jehová, alzaron los ríos su sonido: alzaron los ríos sus ondas, 4 Más que sonidos de muchas aguas, de fuertes ondas de la mar. Fuerte es Jehová en lo alto. 5 Tus testimonios son muy firmes: tu casa, o! Jehová, tiene hermosa santidad para luengos días. 94  1 Dios de venganzas Jehová, Dios de venganzas, muéstrate. 2 Ensálzate, o! Juez de la tierra: da el pago a los soberbios. 3 ¿Hasta cuándo los impíos, o! Jehová, hasta cuándo los impíos se regocijarán? 4 ¿Pronunciarán, hablarán cosas duras? ¿ensalzarse han todos los que obran iniquidad? 5 A tu pueblo, o! Jehová, quebrantan, y a tu heredad afligen. 6 A la viuda y al extranjero matan, y a los huérfanos quitan la vida. 7 Y dijeron: No verá Jehová: y, no entenderá el Dios de Jacob. 8 ¶ Entendéd necios en el pueblo: y vosotros insensatos, ¿cuándo seréis sabios? 9 ¿El que plantó la oreja, no oirá? ¿él que formó el ojo, no verá? 10 ¿El que castiga a las gentes, no reprenderá? ¿el que enseña al hombre la ciencia? 11 Jehová conoce los pensamientos de los hombres: que son vanidad. 12 ¶ Bienaventurado el varón a quien tú Jehová, castigares, y en tu ley le enseñares. 13 Para hacerle quieto en los días de aflicción, entre tanto que se cava el hoyo para el impío. 14 Porque no dejará Jehová a su pueblo, ni desamparará a su heredad. 15 Porque el juicio será vuelto hasta justicia, y en pos de ella irán todos los rectos de corazón. 16 ¿Quién se levanta por mí contra los malignos? ¿Quién está por mí contra los que obran iniquidad? 17 Si no me ayudara Jehová, presto morara mi alma con los muertos. 18 Mas si decía: Mi pie resbala, tu misericordia, o! Jehová, me sustentaba. 19 En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus consolaciones alegraban mi alma. 20 ¿Juntarse ha contigo el trono de iniquidades, que cria agravio en el mandamiento? 21 Pónense en ejército contra la vida del justo: y condenan la sangre inocente. 22 Mas Jehová me ha sido por refugio: y mí Dios por peña de mi confianza. 23 El cual hizo volver contra ellos su iniquidad: y con su maldad los talará: talarlos ha Jehová nuestro Dios. 95  1 Veníd, alegrémosnos en Jehová: cantemos con júbilo a la Roca de nuestra salud. 2 Anticipemos su rostro con alabanza: cantémosle alegres con salmos. 3 Porque Jehová es Dios grande; y Rey grande sobre todos los dioses. 4 Porque en su mano están las profundidades de la tierra: y las alturas de los montes son suyas. 5 Porque suya es la mar, y él la hizo: y sus manos formaron la seca. 6 ¶ Veníd, postrémosnos, y encorvémosnos, arrodillémonos delante de Jehová nuestro hacedor. 7 Porque él es nuestro Dios: y nosotros el pueblo de su pasto, y ovejas de su mano. Si hoy oyereis su voz, 8 No endurezcáis vuestro corazón como en Meriba: como el día de Masa en el desierto, 9 Donde me tentaron vuestros padres, probáronme, también vieron mi obra. 10 Cuarenta años combatí con la nación: y dije: Pueblo son que yerran de corazón, que no han conocido mis caminos: 11 Por tanto yo juré en mi furor: No entrarán en mi holganza. 96  1 Cantád a Jehová canción nueva: cantád a Jehová toda la tierra. 2 Cantád a Jehová, bendecíd su nombre: anunciád de día en día su salud. 3 Contád en las naciones su gloria: en todos los pueblos sus maravillas. 4 Porque grande es Jehová, y muy alabado: terrible sobre todos los dioses. 5 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos: mas Jehová hizo los cielos. 6 Alabanza y gloria está delante de él: fortaleza y gloria está en su santuario. 7 Dad a Jehová, o! familias de los pueblos, dad a Jehová la gloria y la fortaleza. 8 Dad a Jehová la honra de su nombre: tomád presentes, y veníd a sus patios. 9 Encorváos a Jehová en la hermosura de su santuario: teméd delante de él toda la tierra. 10 Decíd en las naciones: Jehová reinó, también compuso el mundo, no se meneará: juzgará a los pueblos en justicia. 11 Alégrense los cielos, y regocíjese la tierra: brame la mar y su plenitud. 12 Regocíjese el campo y todo lo que en él está: entonces exultarán todos los árboles de la breña, 13 Delante de Jehová que vino: porque vino a juzgar la tierra. Juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con su verdad. 97  1 Jehová reinó, regocíjese la tierra: alégrense las muchas islas. 2 Nube y oscuridad al rededor de él: justicia y juicio es el asiento de su trono. 3 Fuego irá delante de él: y abrasará al rededor a sus enemigos. 4 Sus relámpagos alumbraron el mundo: la tierra vio, y angustióse. 5 Los montes se derritieron como cera delante de Jehová: delante del Señor de toda la tierra. 6 Los cielos denunciaron su justicia: y todos los pueblos vieron su gloria. 7 Avergüéncense todos los que sirven a la escultura, los que se alaban de los ídolos: todos los dioses se encorven a él. 8 Oyó Sión, y alegróse: y las hijas de Judá se regocijaron por tus juicios, o! Jehová. 9 Porque tú, Jehová, eres alto sobre toda la tierra: eres muy ensalzado sobre todos los dioses. 10 Los que amáis a Jehová, aborreced el mal: él guarda las almas de sus piadosos: de mano de los impíos los escapa. 11 Luz está sembrada para el justo: y alegría para los rectos de corazón. 12 Alegráos justos en Jehová: y alabád la memoria de su santidad.

Salmo.

98  1 Cantád a Jehová canción nueva: porque ha hecho maravillas. Su diestra le ha salvado, y el brazo de su santidad. 2 Jehová ha hecho notoria su salud: en ojos de las naciones ha descubierto su justicia. 3 Háse acordado de su misericordia y de su verdad para con la casa de Israel: todos los términos de la tierra han visto la salud de nuestro Dios. 4 Cantád alegres a Jehová toda la tierra; gritád, y cantád, y decíd salmos. 5 Decíd salmos a Jehová con arpa: con arpa y voz de salmodia. 6 Con trompetas, y sonido de bocina: cantád alegres delante del Rey Jehová. 7 Brame la mar y su plenitud: el mundo y los que habitan en él. 8 Los ríos batan las manos: juntamente hagan regocijo los montes, 9 Delante de Jehová; porque vino a juzgar la tierra: juzgará al mundo con justicia: y a los pueblos con rectitud. 99  1 Jehová reinó, temblarán los pueblos: el que está sentado sobre los querubines reinó: conmoverse ha la tierra. 2 Jehová en Sión es grande: y ensalzado sobre todos los pueblos. 3 Alaben tu nombre, grande, y tremendo, y santo. 4 Y la fortaleza del rey, que ama el juicio: tú confirmas la rectitud: tú has hecho en Jacob juicio y justicia. 5 Ensalzád a Jehová nuestro Dios: y encorváos al estrado de sus pies; él es santo. 6 Moisés y Aarón están entre sus sacerdotes; y Samuel entre los que invocaron su nombre: llamaban a Jehová, y él les respondía. 7 En columna de nube hablaba con ellos: guardaban sus testimonios, y el derecho que les dió. 8 Jehová, Dios nuestro, tú les respondías: Dios, tú eras perdonador a ellos, y vengador por sus obras. 9 Ensalzád a Jehová nuestro Dios, y encorváos al monte de su santidad: porque Jehová nuestro Dios es santo.

Salmo para alabanza.

100  1 Cantád con júbilo a Dios los de toda la tierra. 2 Servíd a Jehová con alegría: entrád delante de él con regocijo. 3 Sabéd que Jehová, él es el Dios: él nos hizo, y no nosotros a nosotros: pueblo suyo somos, y ovejas de su pasto. 4 Entrád por sus puertas con confesión, por sus patios con alabanza: alabádle, bendecíd a su nombre. 5 Porque Jehová es bueno, para siempre es su misericordia: y hasta en generación y generación su verdad.

Salmo de David.

101  1 Misericordia y juicio cantaré; a ti, Jehová, diré salmos. 2 Entenderé en el camino de la perfección, cuando vinieres a mí: en perfección de mi corazón andaré en medio de mi casa. 3 No pondré delante de mis ojos cosa injusta: hacer traiciones aborrecí: no se allegará a mí. 4 Corazón perverso se apartará de mí: mal no conoceré. 5 Al detractor de su prójimo a escondidas, a este cortaré: al altivo de ojos, y ancho de corazón, a este no puedo sufrir. 6 Mis ojos serán sobre los fieles de la tierra, para que se sienten conmigo: el que anduviere en el camino de la perfección, este me servirá. 7 No habitará en medio de mi casa el que hace engaño; el que habla mentiras no se afirmará delante de mis ojos. 8 Por las mañanas cortaré a todos los impíos de la tierra: para talar de la ciudad de Jehová a todos los que obraren iniquidad.

Oración del pobre, cuando fuere atormentado, y delante de Jehová derramare su queja.

102  1 Jehová, oye mi oración, y venga mi clamor a ti. 2 No escondas de mí tu rostro: en el día de mi angustia inclina a mí tu oreja; el día que te invocare, apresúrate a responderme. 3 Porque mis días se han consumido como humo; y mis huesos son quemados como en hogar. 4 Mi corazón fue herido, y se secó como la yerba; por lo cual me olvidé de comer mi pan. 5 Por la voz de mi gemido mis huesos se han pegado a mi carne. 6 Soy semejante al pelícano del desierto: soy como el búho de las soledades. 7 Velo, y soy como el pájaro solitario sobre el tejado. 8 Cada día me afrentan mis enemigos; los que se enfurecen contra mí, conspiran contra mí. 9 Por lo cual yo como la ceniza a manera de pan; y mi bebida mezclo con lloro, 10 A causa de tu enojo y de tu ira: porque me alzaste, y me arrojaste. 11 Mis días son como la sombra que se va: y yo como la yerba me he secado. 12 Mas tú, Jehová, para siempre permanecerás; y tu memoria para generación y generación. 13 Tú levantándote habrás misericordia de Sión, porque es tiempo de tener misericordia de ella: porque el plazo es llegado. 14 Porque tus siervos amaron sus piedras: y del polvo de ella tuvieron compasión. 15 Y temerán las naciones el nombre de Jehová: y todos los reyes de la tierra tu gloria. 16 Por cuanto Jehová habrá edificado a Sión; y será visto en su gloria. 17 Habrá mirado a la oración de los solitarios: y no habrá desechado el ruego de ellos. 18 Escribirse ha esto para la generación postrera: y el pueblo que se criará, alabará a Jehová. 19 Porque miró de lo alto de su santuario: Jehová miró desde los cielos a la tierra, 20 Para oír el gemido de los presos: para soltar a los sentenciados a muerte: 21 Porque publiquen en Sión el nombre de Jehová: y su alabanza en Jerusalem, 22 Cuando los pueblos se congregaren en uno, y los reinos para servir a Jehová. 23 El afligió mi fuerza en el camino, acortó mis días. 24 Dije: Dios mío, no me cortes en el medio de mis días; por generación de generaciones son tus años. 25 Tú fundaste la tierra antiguamente, y los cielos son obra de tus manos. 26 Ellos perecerán, y tú permanecerás; y todos ellos como un vestido se envejecerán, como una ropa de vestir los mudarás, y serán mudados: 27 Mas tú, el mismo, y tus años no se acabarán. 28 Los hijos de tus siervos habitarán, y su simiente será afirmada delante de ti.

Salmo de David.

103  1 Bendice, alma mía, a Jehová, y todas mis entrañas a su nombre santo. 2 Bendice, alma mía, a Jehová, y no te olvides de todos sus beneficios. 3 El que perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus enfermedades. 4 El que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de misericordia y miseraciones. 5 El que harta de bien tu boca; renovarse ha como el águila tu juventud. 6 Jehová, el que hace justicias, y juicios a todos los que padecen violencia. 7 Sus caminos notificó a Moisés, y a los hijos de Israel sus obras. 8 Misericordioso y clemente es Jehová, luengo de iras, y grande en misericordia. 9 No contenderá para siempre; ni para siempre guardará el enojo. 10 No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades; ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. 11 Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le temen. 12 Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones. 13 Como el padre tiene misericordia de los hijos, tiene misericordia Jehová de los que le temen. 14 Porque él conoce nuestra hechura; acuérdase que somos polvo. 15 El varón, como la yerba son sus días; como la flor del campo así florece. 16 Que pasó el viento por ella, y pereció, y su lugar no la conoce más. 17 Mas la misericordia de Jehová, desde el siglo y hasta el siglo, sobre los que le temen, y su justicia sobre los hijos de los hijos: 18 Sobre los que guardan su concierto, y los que se acuerdan de sus mandamientos para hacerlos. 19 Jehová afirmó en los cielos su trono, y su reino domina sobre todos. 20 Bendecíd a Jehová sus ángeles valientes de fuerza, que ejecutan su palabra obedeciendo a la voz de su palabra. 21 Bendecíd a Jehová todos sus ejércitos, sus ministros, que hacen su voluntad. 22 Bendecíd a Jehová todas sus obras en todos los lugares de su señorío. Bendice alma mía a Jehová. 104  1 Bendice, alma mía, a Jehová; Jehová Dios mío, mucho te has engrandecido, de gloria y de hermosura te has vestido. 2 Que se cubre de luz como de vestidura, que extiende los cielos como una cortina; 3 Que entabla con las aguas sus doblados, el que pone a las nubes por su carro, el que anda sobre las alas del viento. 4 El que hace a sus ángeles espíritus, sus ministros al fuego flameante. 5 ¶ El fundó la tierra sobre sus basas, no se moverá por ningún siglo. 6 Con el abismo, como con vestido, la cubriste: sobre los montes estaban las aguas. 7 De tu reprensión huyeron; por el sonido de tu trueno se apresuraron. 8 Subieron los montes, descendieron los valles a este lugar, que tú les fundaste. 9 Pusísteles término, el cual no traspasarán, ni volverán a cubrir la tierra. 10 El que envía las fuentes en los arroyos; entre los montes van. 11 Abrévanse todas las bestias del campo; los asnos salvajes quebrantan su sed. 12 Junto a ellos habitan las aves de los cielos; entre las hojas dan voces. 13 El que riega los montes desde sus doblados; del fruto de tus obras se harta la tierra. 14 El que hace producir el heno para las bestias; y la yerba para servicio del hombre, sacando el pan de la tierra, 15 Y el vino que alegra el corazón del hombre; haciendo relumbrar la faz con el aceite; y el pan sustenta el corazón del hombre. 16 Hártanse los árboles de Jehová; los cedros del Líbano que él plantó: 17 Para que aniden allí las aves; la cigüeña tenga su casa en las hayas. 18 Los montes altos para las cabras monteses, las peñas madrigueras para los conejos. 19 Hizo la luna para sazones: el sol conoció su occidente. 20 Pones las tinieblas, y la noche es; en ella corren todas las bestias del monte. 21 Los leoncillos braman a la presa, y para buscar de Dios su comida. 22 Sale el sol, recógense, y échanse en sus cuevas. 23 Sale el hombre a su hacienda, y a su labranza hasta la tarde. 24 ¡Cuán muchas son tus obras, o! Jehová! todas ellas hiciste con sabiduría: la tierra está llena de tu posesión. 25 ¶ Esta gran mar y ancha de términos; allí hay pescados sin número, bestias pequeñas y grandes. 26 Allí andan navíos, este leviatán que hiciste para que jugase en ella. 27 Todas ellas esperan a ti, para que les des su comida a su tiempo. 28 Dásles, recogen: abres tu mano, hártanse de bien. 29 Escondes tu rostro, túrbanse: les quitas el espíritu, dejan de ser, y tórnanse en su polvo. 30 Envías tu espíritu, críanse: y renuevas la haz de la tierra. 31 Sea la gloria a Jehová para siempre: alégrese Jehová en sus obras. 32 El que mira a la tierra, y tiembla: toca en los montes, y humean. 33 A Jehová cantaré en mi vida: a mi Dios diré salmos mientras viviere. 34 Serme ha suave hablar de él: yo me alegraré en Jehová. 35 Sean consumidos de la tierra los pecadores: y los impíos dejen de ser. Bendice alma mía a Jehová. Alelu-Jah. 105  1 Alabád a Jehová, invocád su nombre: hacéd notorias sus obras en los pueblos. 2 Cantád a él, decíd salmos a él: hablád de todas sus maravillas. 3 Gloriáos en su nombre santo: alégrese el corazón de los que buscan a Jehová. 4 Buscád a Jehová, y a su fortaleza: buscád su rostro siempre. 5 Acordáos de sus maravillas, que hizo: de sus prodigios, y de los juicios de su boca, 6 Simiente de Abraham su siervo: hijos de Jacob sus escogidos. 7 El es Jehová nuestro Dios: en toda la tierra están sus juicios. 8 Acordóse para siempre de su alianza: de la palabra que mandó para mil generaciones: 9 La cual concertó con Abraham, y de su juramento a Isaac. 10 Y establecióla a Jacob por decreto, a Israel por concierto eterno, 11 Diciendo: A ti daré la tierra de Canaán, por cordel de vuestra heredad. 12 Siendo ellos pocos hombres en número, y extranjeros en ella. 13 Y anduvieron de gente en gente: de un reino a otro pueblo. 14 No consintió que hombre los agraviase: y por causa de ellos castigó a los reyes. 15 No toquéis en mis ungidos: ni hagáis mal a mis profetas. 16 Y llamó a la hambre sobre la tierra: y toda fuerza de pan quebrantó. 17 Envió un varón delante de ellos: por siervo fue vendido José. 18 Afligieron sus pies con grillos: en hierro entró su persona, 19 Hasta la hora que llegó su palabra: el dicho de Jehová le purificó. 20 Envió el rey, y soltóle: el señor de los pueblos, y le desató. 21 Púsole por señor de su casa: y por enseñoreador en toda su posesión. 22 Para echar presos sus príncipes, como él quisiese; y enseñó sabiduría a sus viejos. 23 Y entró Israel en Egipto: y Jacob fue extranjero en la tierra de Cam. 24 E hizo crecer su pueblo en gran manera: e hízole fuerte más que sus enemigos. 25 Volvió el corazón de ellos, para que aborreciesen a su pueblo: para que pensasen mal contra sus siervos. 26 Envió a su siervo Moisés: a Aarón, al cual escogió. 27 Pusieron en ellos las palabras de sus señales, y sus prodigios en la tierra de Cam. 28 Echó tinieblas, e hizo oscuridad, y no fueron rebeldes a su palabra. 29 Volvió sus aguas en sangre, y mató sus pescados. 30 Engendró ranas su tierra en las camas de sus reyes. 31 Dijo, y vino una mezcla de diversas moscas, piojos en todo su término. 32 Volvió sus lluvias en granizo: en fuego de llamas en su tierra. 33 E hirió sus viñas, y sus higueras; y quebró los árboles de su término. 34 Dijo, y vino langosta, y pulgón sin número; 35 Y comió toda la yerba de su tierra, y comió el fruto de su tierra. 36 E hirió a todos los primogénitos en su tierra, el principio de toda su fuerza. 37 Y sacólos con plata y oro; y no hubo en sus tribus enfermo. 38 Egipto se alegró en su salida; porque había caído sobre ellos el terror de ellos. 39 Extendió una nube por cubierta, y fuego para alumbrar la noche. 40 Pidieron, e hizo venir codornices; y de pan del cielo les hartó. 41 Abrió la peña, y corrieron aguas; fueron por las securas como un río. 42 Porque se acordó de su santa palabra con Abraham su siervo. 43 Y sacó a su pueblo con gozo; con júbilo a sus escogidos. 44 Y dióles las tierras de los Gentiles: y los trabajos de las naciones heredaron: 45 Para que guardasen sus estatutos; y conservasen sus leyes. Alelu-Jah.

Alelu-Jah.

106  1 Alabád a Jehová, porque es bueno: porque para siempre es su misericordia. 2 ¿Quién dirá las valentías de Jehová? ¿quién contará sus alabanzas? 3 Dichosos los que guardan juicio, los que hacen justicia en todo tiempo. 4 Acuérdate de mí, o! Jehová, en la voluntad de tu pueblo: visítame con tu salud; 5 Para que yo vea el bien de tus escogidos: para que me alegre en la alegría de tu gente: y me gloríe con tu heredad. 6 Pecamos con nuestros padres, hicimos iniquidad, hicimos impiedad. 7 Nuestros padres en Egipto no entendieron tus maravillas: no se acordaron de la muchedumbre de tus misericordias: mas se rebelaron sobre la mar, en el mar Bermejo. 8 Y salvólos por su nombre: para hacer notoria su fortaleza. 9 Y reprendió al mar Bermejo, y secóse: e hízolos ir por el abismo, como por un desierto. 10 Y salvólos de mano del enemigo: y rescatólos de mano del adversario. 11 Y cubrieron las aguas a sus enemigos: uno de ellos no quedó. 12 Y creyeron a sus palabras: y cantaron su alabanza. 13 Apresuráronse, olvidáronse de sus obras: no esperaron en su consejo. 14 Y desearon mal deseo en el desierto: y tentaron a Dios en la soledad. 15 Y él les dio lo que pidieron: y envió flaqueza en sus almas. 16 Y tomaron zelo contra Moisés en el campo: contra Aarón santo de Jehová. 17 Abrióse la tierra, y tragó a Datán, y cubrió a la compañía de Abirom. 18 Y encendióse el fuego en su compañía: la llama quemó a los impíos. 19 Hicieron el becerro en Horeb: y encorváronse a un vaciadizo. 20 Y trocaron su gloria por la imagen de un buey, que come yerba. 21 Olvidaron al Dios de su salud: que había hecho grandezas en Egipto, 22 Maravillas en la tierra de Cam, temerosas cosas sobre el mar Bermejo. 23 Y trató de destruirlos, si Moisés su escogido no se pusiera al portillo delante de él: para apartar su ira para que no los destruyese. 24 Y aborrecieron la tierra deseable: no creyeron a su palabra. 25 Y murmuraron en sus tiendas; y no oyeron la voz de Jehová. 26 Y alzó su mano para ellos; para postrarlos en el desierto, 27 Y para postrar su simiente entre las naciones; y esparcirlos por las tierras. 28 Y allegáronse a Baal-pehor; y comieron los sacrificios de los muertos. 29 Y ensañáronle con sus obras; y aumentó en ellos la mortandad. 30 Y púsose Finees, y juzgó; y la mortandad cesó. 31 Y fuéle contado a justicia de generación a generación para siempre. 32 Y ensañáronle a las aguas de Meriba; e hizo mal a Moisés por causa de ellos. 33 Porque hicieron rebelar a su espíritu, y habló inconsideradamente con sus labios. 34 No destruyeron los pueblos, que Jehová les dijo: 35 Antes se envolvieron con los Gentiles; y aprendieron sus obras: 36 Y sirvieron a sus ídolos: los cuales les fueron por ruina. 37 Y sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios. 38 Y derramaron la sangre inocente: la sangre de sus hijos y de sus hijas, que sacrificaron a los ídolos de Canaán; y la tierra fue contaminada con sangres. 39 Y contamináronse con sus obras, y fornicaron con sus hechos. 40 Y encendióse el furor de Jehová sobre su pueblo; y abominó su heredad. 41 Y entrególos en poder de los Gentiles; y enseñoreáronse de ellos los que les aborrecían. 42 Y sus enemigos les oprimieron, y fueron quebrantados debajo de su mano. 43 Muchas veces los escapó, y ellos se rebelaron a su consejo; y fueron humillados por su maldad. 44 Mas él miraba, cuando estaban en angustia, oyendo su clamor. 45 Y acordábase de su concierto con ellos, y arrepentíase conforme a la muchedumbre de sus miseraciones. 46 Y hacía que tuviesen de ellos misericordia todos los que los tenían cautivos. 47 Sálvanos Jehová Dios nuestro, y júntanos de entre las naciones, para que loemos tu santo nombre, para que nos gloriemos de tus alabanzas. 48 Bendito Jehová Dios de Israel desde el siglo y hasta el siglo; y diga todo el pueblo: Amén, Alelu-Jah. 107  1 Alabád a Jehová, porque es bueno; porque para siempre es su misericordia. 2 Díganlo los redimidos de Jehová, los que ha redimido de poder del enemigo, 3 Y los ha congregado de las tierras, del oriente y del occidente, del aquilón y de la mar. 4 ¶ Anduvieron perdidos por el desierto, por la soledad sin camino: no hallando ciudad de población. 5 Hambrientos, y sedientos: su alma desfallecía en ellos. 6 Y clamaron a Jehová en su angustia; y escapólos de sus aflicciones. 7 Y encaminólos en camino derecho; para que viniesen a ciudad de población. 8 Alaben pues ellos la misericordia de Jehová, y sus maravillas con los hijos de los hombres. 9 Porque hartó al alma menesterosa; y al alma hambrienta hinchió de bien. 10 ¶ Los que moraban en tinieblas, y sombra de muerte, aprisionados en aflicción, y en hierros; 11 Por cuanto fueron rebeldes a las palabras de Jehová; y aborrecieron el consejo del Altísimo: 12 Y él quebrantó con trabajo sus corazones: cayeron, y no hubo quien les ayudase: 13 Y clamaron a Jehová en su angustia: escapólos de sus aflicciones. 14 Sacólos de las tinieblas, y de la sombra de muerte; y rompió sus prisiones. 15 Alaben pues ellos la misericordia de Jehová, y sus maravillas con los hijos de los hombres. 16 Porque quebrantó las puertas de acero; y desmenuzó los cerrojos de hierro. 17 ¶ Insensatos, a causa del camino de su rebelión; y a causa de sus maldades fueron afligidos. 18 Su alma abominó toda vianda; y llegaron hasta las puertas de la muerte. 19 Y clamaron a Jehová en su angustia; y salvólos de sus aflicciones. 20 Envió su palabra, y curólos; y escapólos de sus sepulturas. 21 Alaben pues ellos la misericordia de Jehová; y sus maravillas con los hijos de los hombres. 22 Y sacrifiquen sacrificios de alabanza; y enarren sus obras con jubilación. 23 ¶ Los que descendieron a la mar en navíos: y contratan en las muchas aguas; 24 Ellos han visto las obras de Jehová, y sus maravillas en el mar profundo. 25 El dijo, y salió el viento de la tempestad, que levanta sus ondas: 26 Suben a los cielos, descienden a los abismos: sus almas se derriten con el mal. 27 Tiemblan, y titubean como borrachos; y toda su ciencia es perdida. 28 Y claman a Jehová en su angustia; y escápalos de sus aflicciones. 29 Hace parar la tempestad en silencio; y callan sus ondas. 30 Y alégranse, porque se reposaron; y guíalos al puerto que quieren. 31 Alaben pues ellos la misericordia de Jehová, y sus maravillas con los hijos de los hombres. 32 Y ensálcenle en congregación de pueblo; y en consistorio de ancianos le loen. 33 ¶ Vuelve los ríos en desierto; y los manaderos de las aguas en sed: 34 La tierra fructífera en salados; por la maldad de los que la habitan. 35 Vuelve el desierto en estanques de aguas, y la tierra seca en manaderos de aguas: 36 Y aposenta allí hambrientos; y aderezan allí ciudad de población: 37 Y siembran campos, y plantan viñas; y hacen fruto de renta: 38 Y bendícelos, y se multiplican en gran manera: y no disminuye sus bestias. 39 Y después son menoscabados, y abatidos de tiranía, de males, y de congojas. 40 ¶ El derrama menosprecio sobre los príncipes: y les hace andar errantes, vagabundos, sin camino. 41 Y levanta al pobre de la pobreza; y vuelve las familias como ovejas. 42 Vean los rectos, y alégrense; y toda maldad cierre su boca. 43 ¿Quién es sabio, y guardará estas cosas; y entenderá las misericordias de Jehová?

Canción de salmo. De David.

108  1 Mi corazón está aparejado, o! Dios, cantaré y diré salmos, también mi alma. 2 Despiértate salterio y arpa: yo despertaré al alba. 3 Alabarte he en pueblos, o! Jehová; cantaré salmos a ti entre las naciones. 4 Porque grande más que los cielos es tu misericordia, y hasta los cielos tu verdad. 5 Ensálzate sobre los cielos, o! Dios: sobre toda la tierra sea ensalzada tu gloria. 6 Para que sean librados tus amados: salva con tu diestra, y respóndeme. 7 Dios habló por su santuario: Yo me alegraré: repartiré a Siquem, y mediré el valle de Socot. 8 Mío será Galaad, mío será Manasés; y Efraím será la fortaleza de mi cabeza: Judá será mi legislador; 9 Moab, la olla de mi lavatorio: sobre Edom echaré mi zapato: sobre Palestina me regocijaré. 10 ¿Quién me guiará a la ciudad fortalecida? ¿quién me guiará hasta Idumea? 11 Ciertamente tú, o! Dios, que nos habías desechado; y no salías o! Dios, con nuestros ejércitos. 12 Dános socorro en la angustia; porque mentirosa es la salud del hombre. 13 En Dios haremos ejército; y él rehollará a nuestros enemigos.

Al Vencedor: Salmo de David.

109  1 ¡O Dios de mi alabanza! no calles: 2 Porque boca de impío, y boca de engañador se han abierto sobre mí: han hablado de mí con lengua mentirosa. 3 Y con palabras de odio me rodearon; y pelearon contra mí sin causa. 4 En pago de mi amor me han sido adversarios; y yo, hacía oración. 5 Y pusieron contra mí mal por bien; y odio por mi amor. 6 Pon sobre él al impío, y Satanás esté a su diestra. 7 Cuando fuere juzgado, salga por impío, y su oración sea para pecado. 8 Sean sus días pocos: tome otro su oficio. 9 Sean sus hijos huérfanos; y su mujer viuda. 10 Y anden sus hijos vagabundos, y mendiguen; y procuren de sus desiertos. 11 Enrede el acreedor todo lo que tiene; y extraños saqueen su trabajo. 12 No tenga quien le haga misericordia; ni haya quien tenga compasión de sus huérfanos. 13 Su posteridad sea talada: en segunda generación sea raído su nombre. 14 Venga en memoria cerca de Jehová la maldad de sus padres; y el pecado de su madre no sea raído. 15 Estén delante de Jehová siempre; y él corte de la tierra su memoria. 16 Por cuanto no se acordó de hacer misericordia; y persiguió al varón afligido, y menesteroso, y quebrantado de corazón, para matarle. 17 Y amó la maldición, y vínole; y no quiso la bendición, y ella se alejó de él. 18 Y vistióse de maldición como de su vestido; y entró como agua en sus entrañas, y como aceite en sus huesos. 19 Séale como vestido con que se cubra; y en lugar de cinto con que siempre se ciña. 20 Este sea el salario, de parte de Jehová, de los que me calumnían; y los que hablan mal contra mi alma. 21 Y tú, Jehová Señor, haz conmigo por causa de tu nombre: escápame, porque tu misericordia es buena. 22 Porque yo soy afligido y necesitado; y mi corazón está herido dentro de mí. 23 Como la sombra cuando declina me voy; soy sacudido como langosta. 24 Mis rodillas están enflaquecidas a causa del ayuno; y mi carne está falta de gordura. 25 Yo he sido a ellos oprobio: mirábanme, y meneaban su cabeza. 26 Ayúdame, Jehová Dios mío: sálvame conforme a tu misericordia; 27 Y entiendan que esta es tu mano; que tú, Jehová, has hecho esto. 28 Maldigan ellos, y bendigas tú; levántense, mas sean avergonzados: y tu siervo sea alegrado. 29 Sean vestidos de vergüenza los que me calumnían; y sean cubiertos como de manto de su confusión. 30 Yo alabaré a Jehová en gran manera con mi boca; y en medio de muchos le loaré: 31 Porque él se pondrá a la diestra del pobre; para librar su alma de los que juzgan.

Salmo de David.

110  1 Jehová dijo a mi Señor: Asiéntate a mi diestra, entre tanto que pongo a tus enemigos por estrado de tus pies. 2 ¶ La vara de tu fortaleza enviará Jehová desde Sión: domina en medio de tus enemigos. 3 Tu pueblo será voluntario en el día de tu ejército en hermosura de santidades: como el rocío que cae de la matriz del alba, así te nacerán los tuyos, 4 Juró Jehová, y no se arrepentirá: queserás sacerdote para siempre conforme al rito de Melquisedec. 5 ¶ El Señor está a tu diestra: herirá a los reyes en el día de su furor. 6 Juzgará en las naciones; henchirá de cuerpos muertos: herirá la cabeza sobre mucha tierra. 7 Del arroyo, beberá en el camino; por lo cual ensalzará la cabeza.

Alelu-Jah.

111  1 Alabaré a Jehová con todo el corazón, en la compañía y congregación de los rectos. 2 Grandes son las obras de Jehová: buscadas de todos los que las quieren. 3 Honra y hermosura es su obra; y su justicia permanece para siempre. 4 Hizo memorables sus maravillas: clemente y misericordioso es Jehová. 5 Dio mantenimiento a los que le temen: para siempre se acordará de su concierto. 6 La fortaleza de sus obras anunció a su pueblo: dándoles la heredad de los Gentiles. 7 Las obras de sus manos son verdad y juicio: fieles son todos sus mandamientos; 8 Afirmados por siglo de siglo: hechos en verdad y en rectitud. 9 Redención ha enviado a su pueblo; ordenó para siempre su concierto: santo y terrible es su nombre. 10 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; entendimiento bueno es a todos los que guardan sus mandamientos: su loor permanece para siempre.

Alelu-Jah.

112  1 Bienaventurado el varón que teme a Jehová: en sus mandamientos se deleita en gran manera: 2 Su simiente será valiente en la tierra: la generación de los rectos será bendita. 3 Hacienda y riquezas habrá en su casa; y su justicia permanece para siempre. 4 Resplandeció en las tinieblas luz a los rectos: clemente, y misericordioso, y justo. 5 El buen varón tiene misericordia, y presta: gobierna sus cosas con juicio. 6 Por lo cual para siempre no resbalará: en memoria eterna será el justo: 7 De mala fama no tendrá temor: su corazón está aparejado, confiado en Jehová. 8 Asentado está su corazón, no temerá, hasta que vea en sus enemigos la venganza. 9 Esparce, da a los pobres, su justicia permanece para siempre; su cuerno será ensalzado en gloria. 10 ¶ El impío verá, y airarse ha: sus dientes crujirá, y carcomerse ha: el deseo de los impíos perecerá.

Alelu-Jah.

113  1 Alabád siervos de Jehová, alabád el nombre de Jehová. 2 Sea el nombre de Jehová bendito desde ahora y hasta siempre. 3 Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, sea alabado el nombre de Jehová. 4 Alto sobre todas las naciones es Jehová: sobre los cielos es su gloria. 5 ¿Quién como Jehová nuestro Dios, que ha enaltecido su habitación? 6 Que se abaja para ver en el cielo, y en la tierra: 7 Que levanta del polvo al pobre; y al menesteroso alza del estiércol: 8 Para hacerle sentar con los príncipes, con los príncipes de su pueblo. 9 Que hace habitar en familia a la estéril, tornándola madre de hijos alegre. Alelu-Jah. 114  1 En saliendo Israel de Egipto, la casa de Jacob del pueblo bárbaro, 2 Judá fue por su santidad: Israel su señorío. 3 La mar vio, y huyó: el Jordán se volvió atrás. 4 Los montes saltaron como carneros; los collados, como hijos de ovejas. 5 ¿Qué tuviste mar, que huiste? ¿Jordán qué te volviste atrás? 6 ¿Los montes saltasteis como carneros, y los collados como hijos de ovejas? 7 A la presencia del Señor tiembla la tierra, a la presencia del Dios de Jacob. 8 El cual tornó la peña en estanque de aguas, y la roca en fuente de aguas. 115  1 No a nosotros, o! Jehová, no a nosotros, mas a tu nombre da gloria; por tu misericordia, por tu verdad. 2 Porque dirán los Gentiles, ¿Dónde está ahora su Dios? 3 Y nuestro Dios está en los cielos: todo lo que quiso, hizo. 4 Sus ídolos son plata y oro: obra de manos de hombres. 5 Tienen boca, mas no hablarán: tienen ojos, mas no verán. 6 Tienen orejas, mas no oirán: tienen narices, mas no olerán. 7 Tienen manos, mas no palparán: tienen pies, mas no andarán: no hablarán con su garganta. 8 Como ellos sean los que los hacen: cualquiera que confía en ellos. 9 O! Israel, confía en Jehová: él es su ayudador, y su escudo. 10 Casa de Aarón, confiád en Jehová: él es su ayudador, y su escudo. 11 Los que teméis a Jehová, confiád en Jehová: él es su ayudador, y su escudo. 12 Jehová se acordó de nosotros: bendecirá, bendecirá a la casa de Israel: bendecirá a la casa de Aarón. 13 Bendecirá a los que temen a Jehová: a chicos y a grandes. 14 Añadirá Jehová sobre vosotros: sobre vosotros y sobre vuestros hijos. 15 Benditos vosotros de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. 16 Los cielos, los cielos son de Jehová: y la tierra dio a los hijos de los hombres. 17 No los muertos alabarán a Jehová, ni todos los que descienden al silencio, 18 Mas nosotros bendeciremos, a Jehová, desde ahora hasta siempre. Alelu-Jah. 116  1 Amé a Jehová, porque ha oído mi voz: mis ruegos. 2 Porque ha inclinado su oído a mí; y en mis días le llamaré, 3 Rodeáronme los dolores de la muerte, las angustias del sepulcro me hallaron: angustia y dolor había hallado: 4 Y llamé el nombre de Jehová: Escapa ahora mi alma, o! Jehová. 5 Clemente es Jehová y justo, y misericordioso nuestro Dios. 6 Guarda a los sencillos Jehová: yo estaba debilitado y salvóme. 7 Vuelve, o! alma mía, a tu reposo; porque Jehová te ha hecho bien. 8 Porque has librado mi alma de la muerte, mis ojos de las lágrimas, mis pies del rempujón. 9 Andaré delante de Jehová en las tierras de los vivos. 10 Creí, por tanto hablé: y fuí afligido en gran manera. 11 Y dije en mi apresuramiento: Todo hombre es mentiroso. 12 ¶ ¿Qué pagaré a Jehová por todos sus beneficios sobre mí? 13 El vaso de saludes tomaré; e invocaré el nombre de Jehová. 14 Ahora pagaré mis votos a Jehová delante de todo su pueblo. 15 Estimada es en los ojos de Jehová la muerte de sus piadosos. 16 Así es, o! Jehová; porque yo soy tu siervo, yo soy tu siervo, hijo de tu sierva, rompiste mis prisiones. 17 A ti sacrificaré sacrificio de alabanza; y el nombre de Jehová invocaré. 18 Ahora pagaré mis votos a Jehová delante de todo su pueblo; 19 En los patios de la casa de Jehová; en medio de ti, o! Jerusalem. Alelu-Jah. 117  1 Alabád a Jehová todas las naciones: alabádle todos los pueblos. 2 Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia, y la verdad de Jehová es para siempre. Alelu-Jah. 118  1 Alabád a Jehová, porque es bueno; porque para siempre es su misericordia. 2 Diga ahora Israel: Que para siempre es su misericordia. 3 Digan ahora la casa de Aarón: Que para siempre es su misericordia. 4 Digan ahora los que temen a Jehová: Que para siempre es su misericordia. 5 Desde la angustia llamé a Jehová; y Jehová me respondió con anchura. 6 Jehová es por mí: no temeré lo que me haga el hombre. 7 Jehová es por mí entre los que me ayudan: por tanto yo veré venganza en los que me aborrecen. 8 Mejor es esperar en Jehová, que esperar en hombre. 9 Mejor es esperar en Jehová, que esperar en príncipes. 10 Todas las gentes me cercaron: en nombre de Jehová, que yo los talaré. 11 Cercáronme, y tornáronme a cercar: en nombre de Jehová, que yo los talaré. 12 Cercáronme como abejas, fueron apagados como fuego de espinos: en nombre de Jehová, que yo los talaré. 13 Rempujando me rempujaste para que cayese: mas Jehová me ayudó. 14 Mi fortaleza y mi canción es Jehová; y él me ha sido por salud. 15 Voz de jubilación y de salud hay en las tiendas de los justos: la diestra de Jehová hace valentías. 16 La diestra de Jehová sublime: la diestra de Jehová hace valentías. 17 No moriré, mas viviré; y contaré las obras de Jehová. 18 Castigando me castigó Jehová: mas no me entregó a la muerte. 19 Abrídme las puertas de la justicia: entraré por ellas, alabaré a Jehová. 20 Esta puerta de Jehová, los justos entrarán por ella. 21 Alabarte he; porque me oíste; y me fuiste por salud. 22 ¶ La piedra que desecharon los edificadores, ha sido por cabeza de esquina. 23 De parte de Jehová es esto, y es maravilla en nuestros ojos. 24 Este es el día que hizo Jehová: gozarnos hemos y alegrarnos hemos en él. 25 Ruégote, o! Jehová, salva ahora: ruégote, o! Jehová, haz ahora prosperar. 26 Bendito el que viene en nombre de Jehová: os bendecimos desde la casa de Jehová. 27 Dios es Jehová, que nos ha resplandecido: atád víctimas con cuerdas a los cuernos del altar. 28 Dios mío eres tú, y a ti alabaré: Dios mío, a ti ensalzaré. 29 Alabád a Jehová, porque es bueno; porque para siempre es su misericordia. 119  1 Bienaventurados los perfectos de camino: los que andan en la ley de Jehová. 2 Bienaventurados los que guardan sus testimonios; y con todo el corazón le buscan. 3 Ítem, los que no hacen iniquidad, andan en sus caminos. 4 Tú encargaste tus mandamientos, que sean muy guardados. 5 ¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos a guardar tus estatutos! 6 Entonces no sería yo avergonzado, cuando mirase en todos tus mandamientos. 7 Alabarte he con rectitud de corazón, cuando aprendiere los juicios de tu justicia. 8 Tus estatutos guardaré: no me dejes enteramente. 9 ¿Con qué limpiará el mozo su camino? cuando guardare tu palabra. 10 Con todo mi corazón te he buscado: no me dejes errar de tus mandamientos. 11 En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti. 12 Bendito tú, o! Jehová, enséñame tus estatutos. 13 Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca. 14 En el camino de tus testimonios me he regocijado, como sobre toda riqueza. 15 En tus mandamientos meditaré; y consideraré tus caminos. 16 En tus estatutos me recrearé: no me olvidaré de tus palabras. 17 Haz este bien a tu siervo; que viva, y guarde tu palabra. 18 Destapa mis ojos; y miraré las maravillas de tu ley. 19 Advenedizo soy yo en la tierra: no encubras de mi tus mandamientos. 20 Quebrantada está mi alma de desear tus juicios todo el tiempo. 21 Destruiste a los soberbios malditos, que yerran de tus mandamientos. 22 Aparta de mí oprobio y menosprecio; porque tus testimonios he guardado. 23 Príncipes también se asentaron, y hablaron contra mí: meditando tu siervo en tus estatutos. 24 También tus testimonios son mis delicias: los varones de mi consejo. 25 Apegóse con el polvo mi alma: vivifícame según tu palabra. 26 Mis caminos te conté, y respondísteme: enséñame tus estatutos. 27 El camino de tus mandamientos házme entender; y meditaré en tus maravillas. 28 Mi alma se destila de ansia: confírmame según tu palabra. 29 Camino de mentira aparta de mí: y de tu ley házme misericordia. 30 El camino de la verdad escogí: tus juicios he puesto delante de mí. 31 Allegádome he a tus testimonios, o! Jehová, no me avergüences. 32 Por el camino de tus mandamientos correré: cuando ensanchares mi corazón. 33 Enséñame, o! Jehová, el camino de tus estatutos; y guardarle he hasta el fin. 34 Dáme entendimiento, y guardaré tu ley; y guardarla he de todo corazón. 35 Guíame por la senda de tus mandamientos; porque en ella tengo mi verdad. 36 Inclina mi corazón a tus testimonios: y no a avaricia. 37 Aparta mis ojos, que no vean la vanidad: avívame en tu camino. 38 Confirma tu palabra a tu siervo, que te teme. 39 Quita de mí el oprobio que he temido; porque buenos son tus juicios. 40 He aquí yo he codiciado tus mandamientos: en tu justicia avívame. 41 Y véngame tu misericordia, o! Jehová: tu salud, conforme a tu dicho. 42 Y daré por respuesta a mi avergonzador, que en tu palabra he confiado. 43 Y no quites de mi boca palabra de verdad en ningún tiempo; porque a tu juicio espero. 44 Y guardaré tu ley siempre, por siglo y siglo. 45 Y andaré en anchura, porque busqué tus mandamientos. 46 Y hablaré de tus testimonios delante de los reyes; y no me avergonzaré. 47 Y deleitarme he en tus mandamientos, que amé. 48 Y alzaré mis manos a tus mandamientos, que amé; y meditaré en tus estatutos. 49 Acuérdate de la palabra dada a tu siervo: en la cual me has hecho esperar. 50 Esta es mi consolación en mi aflicción; porque tu dicho me vivificó. 51 Los soberbios se burlaron mucho de mí: de tu ley no me he apartado. 52 Acordéme, o! Jehová, de tus juicios antiguos, y me consolé. 53 Temblor me tomó a causa de los impíos, que dejan tu ley. 54 Canciones me son tus estatutos en la casa de mis peregrinaciones. 55 Acordéme en la noche de tu nombre, o! Jehová, y guardé tu ley. 56 Esto tuve, porque guardaba tus mandamientos. 57 Mi porción, o! Jehová, dije, será guardar tus palabras. 58 En tu presencia supliqué de todo corazón: ten misericordia de mí según tu dicho. 59 Consideré mis caminos, y torné mis pies a tus testimonios. 60 Apresuréme, y no me detuve, a guardar tus mandamientos. 61 Compañías de impíos me han saqueado: mas no me he olvidado de tu ley. 62 A media noche me levantaré a alabarte sobre los juicios de tu justicia. 63 Compañero soy yo a todos los que te temieren; y guardaren tus mandamientos. 64 De tu misericordia, o! Jehová, está llena la tierra: tus estatutos enséñame. 65 Bien has hecho con tu siervo, o! Jehová, conforme a tu palabra. 66 Bondad de sentido, y sabiduría enséñame, porque a tus mandamientos he creído. 67 Antes que fuera humillado, yo erraba: mas ahora tu palabra guardo. 68 Bueno eres tú, y bienhechor: enséñame tus estatutos. 69 Compusieron sobre mí mentira los soberbios: mas yo de todo corazón guardaré tus mandamientos. 70 Engrosóse su corazón como sebo: mas yo en tu ley me he deleitado. 71 Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos. 72 Mejor me es la ley de tu boca, que millares de oro y de plata. 73 Tus manos me hicieron, y me compusieron: házme entender, y aprenderé tus mandamientos. 74 Los que te temen, me verán, y se alegrarán; porque a tu palabra he esperado. 75 Conozco, o! Jehová, que tus juicios son justicia, y que con verdad me afligiste. 76 Sea ahora tu misericordia para consolarme, conforme a lo que has dicho a tu siervo. 77 Vénganme tus misericordias, y viva; porque tu ley es mis delicias. 78 Sean avergonzados los soberbios, porque sin causa me han calumniado: yo empero meditaré en tus mandamientos. 79 Tórnense a mí los que te temen, y saben tus testimonios. 80 Sea mi corazón perfecto en tus estatutos; porque no sea avergonzado. 81 Desfalleció de deseo mi alma por tu salud, esperando a tu palabra. 82 Desfallecieron mis ojos por tu dicho, diciendo: ¿Cuándo me consolarás? 83 Porque estoy como el odre al humo: mas no he olvidado tus estatutos. 84 ¿Cuántos son los días de tu siervo? ¿cuándo harás juicio contra los que me persiguen? 85 Los soberbios me han cavado hoyos: mas no según tu ley. 86 Todos tus mandamientos son verdad, sin causa me persiguen, ayúdame. 87 Casi me han consumido por tierra: mas yo no he dejado tus mandamientos. 88 Conforme a tu misericordia vivifícame; y guardaré los testimonios de tu boca. 89 Para siempre, o! Jehová, permanece tu palabra en los cielos. 90 Por generación y generación es tu verdad: afirmaste la tierra, y persevera. 91 Por tu ordenación perseveran hasta hoy; porque todas ellas son tus siervos. 92 Si tu ley no hubiese sido mis delicias, ya hubiera perecido en mi aflicción. 93 Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos; porque con ellos me has vivificado. 94 Tuyo soy yo, guárdame; porque tus mandamientos he buscado. 95 Los impíos me han aguardado para destruirme: mas yo entenderé en tus testimonios. 96 A toda perfección he visto fin: ancho es tu mandamiento en gran manera. 97 ¡Cuánto he amado tu ley! todo el día ella es mi meditación. 98 Más que mis enemigos me has hecho sabio con tus mandamientos; porque me son eternos. 99 Más que todos mis enseñadores he entendido; porque tus testimonios han sido mi meditación. 100 Más que los viejos he entendido: porque he guardado tus mandamientos. 101 De todo mal camino detuve mis pies, para guardar tu palabra. 102 De tus juicios no me aparté; porque tú me enseñaste. 103 ¡Cuán dulces han sido a mi paladar tus palabras! más que la miel a mi boca. 104 De tus mandamientos, he adquirido entendimiento; por tanto he aborrecido todo camino de mentira. 105 Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbre a mi camino. 106 Juré, y afirmé, de guardar los juicios de tu justicia. 107 Afligido estoy en gran manera, o! Jehová: vivifícame conforme a tu palabra. 108 Los sacrificios voluntarios de mi boca, ruégote, o! Jehová, que te sean agradables; y enséñame tus juicios. 109 Mi alma está en mi palma de continuo: mas de tu ley no me he olvidado. 110 Los impíos me pusieron lazo: empero yo no me desvié de tus mandamientos. 111 Por heredad he tomado tus testimonios para siempre; porque son el gozo de mi corazón. 112 Mi corazón incliné a hacer tus estatutos de continuo hasta el fin. 113 Las cautelas aborrezco, y tu ley he amado. 114 Mi escondedero y mi escudo eres tú, a tu palabra he esperado. 115 Apartáos de mí los malignos, y guardaré los mandamientos de mi Dios. 116 Susténtame conforme a tu palabra, y viviré, y no me avergüences de mi esperanza. 117 Sosténme, y seré salvo; y deleitarme he en tus estatutos siempre. 118  atropellaste a todos los que yerran de tus estatutos; porque mentira es su engaño. 119 Como escorias hiciste deshacer a todos los impíos de la tierra: por tanto yo he amado tus testimonios. 120 Mi carne se ha erizado de temor de ti; y de tus juicios he tenido miedo. 121 Juicio y justicia he hecho: no me dejes a mis opresores. 122 Responde por tu siervo para bien: no me hagan violencia los soberbios. 123 Mis ojos desfallecieron por tu salud, y por el dicho de tu justicia. 124 Haz con tu siervo según tu misericordia; y enséñame tus estatutos. 125 Tu siervo soy yo; dáme entendimiento, para que sepa tus testimonios. 126 Tiempo es de hacer, o! Jehová: disipado han tu ley. 127 Por tanto yo he amado tus mandamientos más que el oro, y más que el oro muy puro. 128 Por tanto todos los mandamientos de todas las cosas estimé rectos: todo camino de mentira aborrecí. 129 Maravillosos son tus testimonios; por tanto los ha guardado mi alma. 130 El principio de tus palabras alumbra: hace entender a los simples. 131 Mi boca abrí y suspiré; porque deseaba tus mandamientos. 132 Mira a mí, y ten misericordia de mí: como acostumbras con los que aman tu nombre. 133 Ordena mis pasos con tu palabra; y ninguna iniquidad se enseñoree de mí. 134 Redímeme de la violencia de los hombres; y guardaré tus mandamientos. 135 Haz que tu rostro resplandezca sobre tu siervo; y enséñame tus estatutos. 136 Ríos de aguas descendieron de mis ojos; porque no guardaban tu ley. 137 Justo eres tú, o! Jehová, y rectos tus juicios. 138 Encargáste la justicia, es a saber, tus testimonios, y tu verdad. 139 Mi zelo me ha consumido; porque mis enemigos se olvidaron de tus palabras. 140 Afinada es tu palabra en gran manera; y tu siervo la ama. 141 Pequeño soy yo y desechado: mas no me he olvidado de tus mandamientos. 142 Tu justicia es justicia eterna; y tu ley verdad. 143 Aflicción y angustia me hallaron: mas tus mandamientos fueron mis delicias. 144 Justicia eterna son tus testimonios: dáme entendimiento, y viviré. 145 Clamé con todo mi corazón: respóndeme Jehová, y guardaré tus estatutos. 146 Clamé a ti; sálvame, y guardaré tus testimonios. 147 Previne al alba y clamé, esperé tu palabra. 148 Previnieron mis ojos las veladas, para meditar en tus palabras. 149 Oye mi voz conforme a tu misericordia, o! Jehová: vivifícame conforme a tu juicio. 150 Acercáronse los que me persiguen a la maldad: alejáronse de tu ley. 151 Cercano estás tú, Jehová, y todos tus mandamientos son verdad. 152 Ya ha mucho que he entendido de tus mandamientos, que para siempre los fundaste. 153 Mira mi aflicción, y escápame; porque de tu ley no me he olvidado, 154 Pleitea mi pleito, y redímeme: vivifícame con tu palabra. 155 Lejos está de los impíos la salud; porque no buscan tus estatutos. 156 Muchas son tus misericordias, o! Jehová: vivifícame conforme a tus juicios. 157 Muchos son mis persiguidores y mis enemigos; mas de tus testimonios no me he apartado. 158 Veía a los prevaricadores, y carcomíame; porque no guardaban tus palabras. 159 Mira, o! Jehová, que amo tus mandamientos: vivifícame conforme a tu misericordia. 160 El principio de tu palabra es verdad; y eterno todo juicio de tu justicia. 161 Príncipes me han perseguido sin causa: mas de tus palabras tuvo miedo mi corazón. 162 Regocíjome yo sobre tu palabra, como el que halla muchos despojos. 163 La mentira aborrezco, y abomino; tu ley amo. 164 Siete veces al día te alabo sobre los juicios de tu justicia. 165 Mucha paz tienen los que aman tu ley; y no hay para ellos tropezón. 166 Tu salud he esperado, o! Jehová; y tus mandamientos he practicado. 167 Mi alma ha guardado tus testimonios; y en gran manera los he amado. 168 Guardado he tus mandamientos, y tus testimonios; porque todos mis caminos están delante de ti. 169 Acérquese mi clamor delante de ti, o! Jehová: dáme entendimiento conforme a tu palabra. 170 Venga mi oración delante de ti: escápame conforme a tu dicho. 171 Mis labios rebosarán alabanza, cuando me enseñares tus estatutos. 172 Hablará mi lengua tus palabras; porque todos tus mandamientos son justicia. 173 Sea tu mano en mi socorro; porque tus mandamientos he escogido. 174 Deseado he tu salud, o! Jehová; y tu ley es mis delicias. 175 Viva mi alma, y alábete; y tus juicios me ayuden. 176 Yo me perdí, como oveja que se pierde: busca a tu siervo, porque no me he olvidado de tus mandamientos.

Canción de las gradas.

120  1 A Jehová llamé estando en angustia; y él me respondió. 2 Jehová, escapa mi alma del labio mentiroso: de la lengua engañosa. 3 ¿Qué te dará a ti, o qué te añadirá la lengua engañosa? 4 Es como saetas de valiente agudas con brasas de enebros. 5 ¡Ay de mí que peregrino en Mesec: habito con las tiendas de Cedar! 6 Mucho se detiene mi alma con los que aborrecen la paz. 7 Yo soy pacífico; y cuando hablo, ellos guerrean.

Canción de las gradas.

121  1 Alzaré mis ojos a los montes de donde vendrá mi socorro. 2 Mi socorro es de parte de Jehová; que hizo los cielos y la tierra. 3 No dará tu pie al resbaladero: ni se dormirá el que te guarda. 4 He aquí, no se adormecerá, ni dormirá el que guarda a Israel. 5 Jehová será tu guardador: Jehová será tu sombra sobre tu mano derecha. 6 De día el sol no te fatigará, ni la luna de noche. 7 Jehová te guardará de todo mal; él guardará a tu alma. 8 Jehová guardará tu salida, y tu entrada, desde ahora y hasta siempre.

Canción de las gradas. De David.

122  1 Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos. 2 Nuestros pies estuvieron en tus puertas, o! Jerusalem. 3 Jerusalem, la que es edificada como una ciudad que está unida consigo a una. 4 Porque allá subieron las tribus, las tribus de Jehová, el testimonio a Israel, para alabar el nombre de Jehová. 5 Porque allá están las sillas del juicio: las sillas de la casa de David. 6 Demandád la paz de Jerusalem: sean pacificados los que te aman. 7 Haya paz en tu antemuro, descanso en tus palacios. 8 A causa de mis hermanos y mis compañeros hablaré ahora paz de ti. 9 A causa de la casa de Jehová nuestro Dios buscaré bien para ti.

Canción de las gradas.

123  1 A ti alcé mis ojos, el que habitas en los cielos. 2 He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de sus señores: como los ojos de la sierva a la mano de su señora, así nuestros ojos miran a Jehová nuestro Dios: hasta que haya misericordia de nosotros. 3 Ten misericordia de nosotros: o! Jehová, ten misericordia de nosotros; porque estamos muy hartos de menosprecio. 4 Muy harta está nuestra alma del escarnio de los sosegados: del menosprecio de los soberbios.

Canción de las gradas. De David.

124  1 A no haber estado Jehová por nosotros, dígalo ahora Israel: 2 A no haber estado Jehová por nosotros, cuando se levantaron contra nosotros los hombres; 3 Vivos nos tragaran entonces: cuando se encendió su furor en nosotros: 4 Entonces las aguas inundaran sobre nosotros: el arroyo pasara sobre nuestra alma. 5 Entonces pasaran sobre nuestra alma las aguas soberbias. 6 Bendito Jehová que no nos dio por presa a sus dientes. 7 Nuestra alma, como ave, escapó del lazo de los cazadores: el lazo se quebró, y nosotros escapamos. 8 Nuestro socorro fue en el nombre de Jehová, que hizo el cielo y la tierra.

Canción de las gradas.

125  1 Los que confían en Jehová, son como el monte de Sión, que no deslizará: para siempre estará. 2 Jerusalem, montes al rededor de ella, y Jehová al rededor de su pueblo, desde ahora y para siempre. 3 Porque no reposará la vara de la impiedad sobre la suerte de los justos; porque no extiendan los justos sus manos a la iniquidad. 4 ¶ Haz bien, o! Jehová, a los buenos, y a los rectos en sus corazones. 5 Y a los que se apartan tras sus perversidades, Jehová les llevará con los que obran iniquidad; y paz será sobre Israel.

Canción de las gradas.

126  1 Cuando Jehová hiciere tornar los cautivos de Sión, seremos como los que sueñan. 2 Entonces nuestra boca se henchirá de risa, y nuestra lengua de alabanza: entonces dirán entre los Gentiles: Grandes cosas ha hecho Jehová con estos. 3 Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros: seremos alegres. 4 Haz volver, o! Jehová, nuestros cautivos, como los arroyos en el austro. 5 Los que sembraron con lágrimas, con regocijos segarán. 6 Irá yendo y llorando el que lleva la preciosa simiente: mas viniendo, vendrá con regocijo trayendo sus gavillas.

Canción de las gradas: para Salomón.

127  1 Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican: Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guarda. 2 Por demás os es el madrugar a levantaros, el veniros tarde a reposar, el comer pan de dolores: así dará a su amado el sueño. 3 ¶ He aquí, heredad de Jehová son los hijos: cosa de estima el fruto de vientre. 4 Como saetas en mano del valiente, así son los hijos de las juventudes. 5 Bienaventurado el varón que hinchió su aljaba de ellos: no será avergonzado, cuando hablare con los enemigos en la puerta.

Canción de las gradas.

128  1 Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos. 2 Cuando comieres el trabajo de tus manos, bienaventurado tú, y bien habrás. 3 Tú mujer será coma la parra, que lleva fruto a los lados de tu casa: tus hijos, como plantas de olivas, al rededor de tu mesa. 4 He aquí que así será bendito el varón que teme a Jehová. 5 Bendígate Jehová desde Sión; y veas el bien de Jerusalem todos los días de tu vida. 6 Y veas a los hijos de tus hijos, la paz sobre Israel.

Canción de las gradas.

129  1 Mucho me han angustiado desde mi juventud, dígalo ahora Israel; 2 Mucho me han angustiado desde mi juventud: mas no prevalecieron contra mí. 3 Sobre mis espaldas araron gañanes: hicieron luengos surcos: 4 Mas Jehová justo, cortó las coyundas de los impíos. 5 Serán avergonzados, y vueltos atrás, todos los que aborrecen a Sión. 6 Serán como la yerba de los tejados: que antes que salga, se seca; 7 De la cual no hinchió su mano segador; ni su brazo el que hace gavillas. 8 Ni dijeron los que pasaron: Bendición de Jehová sea sobre vosotros: os bendecimos en nombre de Jehová.

Canción de las gradas.

130  1 De los profundos te llamo, o! Jehová. 2 Señor, oye mi voz. Sean tus orejas atentas a la voz de mi oración. 3 Jehová, si mirares a los pecados, Señor ¿quién persistirá? 4 Por lo cual hay perdón acerca de ti: para que seas temido. 5 Yo esperé a Jehová, mi alma esperó: a su palabra he esperado. 6 Mi alma esperó a Jehová, más que las guardas esperan a la mañana: las guardas a la mañana. 7 Espere Israel a Jehová, porque con Jehová está la misericordia; y abundante redención cerca de él. 8 Y él redimirá a Israel de todos sus pecados.

Canción de las gradas. De David.

131  1 Jehová, no se ensoberbeció mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron: ni anduve en grandezas, ni en cosas maravillosas más de lo que me pertenecía. 2 Si no puse, e hice callar mi alma, sea yo como el destetado de su madre, como el destetado de mi vida. 3 Espera, o! Israel, a Jehová desde ahora y hasta siempre.

Canción de las gradas.

132  1 Acuérdate, o! Jehová, de David, de toda su aflicción: 2 Que juró a Jehová, prometió al fuerte de Jacob: 3 No entraré en la morada de mi casa: no subiré sobre el lecho de mi estrado: 4 No daré sueño a mis ojos, ni a mis párpados adormecimiento, 5 Hasta que halle lugar para Jehová, moradas para el fuerte de Jacob. 6 He aquí, en Efrata oímos de ella: hallámosla en los campos del bosque. 7 Entraremos en sus tiendas: encorvarnos hemos al estrado de sus pies. 8 Levántate, o! Jehová, a tu reposo, tú, y el arca de tu fortaleza. 9 Tus sacerdotes vistan justicia; y tus piadosos se regocijen. 10 Por amor de David tu siervo no vuelvas de tu ungido el rostro. 11 Juró Jehová verdad a David, no se apartará de ella: de fruto de tu vientre pondré sobre tu trono. 12 Si tus hijos guardaren mi alianza, y mi testimonio que yo les enseñaré: sus hijos también se asentarán sobre tu trono para siempre. 13 Porque Jehová ha elegido a Sión: la codició por habitación para sí. 14 Este será mi reposo para siempre: aquí habitaré, porque la he codiciado. 15 A su mantenimiento daré bendición: sus pobres hartaré de pan. 16 Y a sus sacerdotes vestiré de salud; y sus piadosos exultarán de gozo. 17 Allí haré reverdecer el cuerno de David: yo he aparejado lámpara a mi ungido. 18 A sus enemigos vestiré de confusión; y sobre él florecerá su corona.

Canción de las gradas. De David.

133  1 ¡Mirád, cuán bueno, y cuán suave es habitar los hermanos también en uno! 2 Como el buen óleo sobre la cabeza, que desciende sobre la barba, la barba de Aarón, que desciende sobre el borde de sus vestiduras: 3 Como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sión. Porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna.

Canción de las gradas.

134  1 Mirád, bendecíd a Jehová todos los siervos de Jehová, los que estáis en la casa de Jehová, en las noches: 2 Alzád vuestras manos al santuario, y bendecíd a Jehová. 3 Bendígate Jehová desde Sión, el que hizo los cielos y la tierra.

Alelu-Jah.

135  1 Alabád el nombre de Jehová, alabád siervos de Jehová. 2 Los que estáis en la casa de Jehová, en los patios de la casa de nuestros Dios. 3 Alabád a Jehová, porque es bueno Jehová: cantád salmos a su nombre, porque es suave. 4 Porque Jehová ha escogido a Jacob para sí, a Israel por su posesión. 5 Porque yo sé que Jehová es grande, y el Señor nuestro mayor que todos los dioses. 6 Todo lo que quiso Jehová, hizo en los cielos y en la tierra, en las mares, y en todos los abismos. 7 El que hace subir las nubes del cabo de la tierra: hizo los relámpagos para la lluvia; el que saca los vientos de sus tesoros. 8 El que hirió a los primogénitos de Egipto desde el hombre hasta la bestia. 9 Envió señales y prodigios en medio de ti, o! Egipto: en Faraón, y en todos sus siervos. 10 El que hirió a muchas naciones; y mató a reyes poderosos: 11 A Sejón rey Amorreo, y a Og rey de Basán, y a todos los reinos de Canaán. 12 Y dio la tierra de ellos en heredad: en heredad a Israel su pueblo. 13 Jehová, tu nombre es eterno: Jehová, tu memoria para generación y generación. 14 Porque Jehová juzgará a su pueblo; y sobre sus siervos se arrepentirá. 15 Los ídolos de los Gentiles son plata y oro: obra de manos de hombre. 16 Tienen boca, y no hablan: tienen ojos y no ven. 17 Tienen orejas y no escuchan; tampoco hay espíritu en sus bocas. 18 Como ellos sean los que los hacen; y todos los que en ellos confían. 19 Casa de Israel bendecíd a Jehová: Casa de Aarón bendecíd a Jehová: 20 Casa de Leví bendecíd a Jehová: los que teméis a Jehová, bendecíd a Jehová. 21 Bendito Jehová de Sión, el que mora en Jerusalem. Alelu-Jah. 136  1 Alabád a Jehová, porque es bueno; porque para siempre es su misericordia. 2 Alabád al Dios de dioses; porque para siempre es su misericordia. 3 Alabád al Señor de señores; porque para siempre es su misericordia. 4 Al que solo hace grandes maravillas; porque para siempre es su misericordia. 5 Al que hizo los cielos con entendimiento; porque para siempre es su misericordia. 6 Al que tendió la tierra sobre las aguas; porque para siempre es su misericordia. 7 Al que hizo los grandes luminares; porque para siempre es su misericordia. 8 El sol para que dominase en el día; porque para siempre es su misericordia. 9 La luna y las estrellas para que dominasen en la noche; porque para siempre es su misericordia. 10 ¶ Al que hirió a Egipto con sus primogénitos; porque para siempre es su misericordia. 11 Al que sacó a Israel de en medio de ellos; porque para siempre es su misericordia. 12 Con mano fuerte, y brazo extendido; porque para siempre es su misericordia. 13 Al que partió al mar Bermejo en partes; porque para siempre es su misericordia. 14 E hizo pasar a Israel por medio de él; porque para siempre es su misericordia. 15 Y sacudió a Faraón y a su ejército en el mar Bermejo; porque para siempre es su misericordia. 16 Al que pastoreó a su pueblo por el desierto; porque para siempre es su misericordia. 17 Al que hirió a grandes reyes; porque para siempre es su misericordia. 18 Y mató a reyes poderosos; porque para siempre es su misericordia. 19 A Sejón rey Amorreo; porque para siempre es su misericordia. 20 Y a Og rey de Basán; porque para siempre es su misericordia. 21 Y dio la tierra de ellos en heredad; porque para siempre es su misericordia. 22 En heredad a Israel su siervo; porque para siempre es su misericordia. 23 ¶ El que en nuestro abatimiento se acordó de nosotros; porque para siempre es su misericordia. 24 Y nos rescató de nuestros enemigos; porque para siempre es su misericordia. 25 El que da mantenimiento a toda carne; porque para siempre es su misericordia. 26 Alabád al Dios de los cielos; porque para siempre es su misericordia. 137  1 Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentámos: también llorámos acordándonos de Sión. 2 Sobre los sauces que están en medio de ella colgamos nuestras arpas. 3 Cuando nos pedían allí, los que nos cautivaron, las palabras de la canción, colgadas nuestras arpas de alegría: Cantádnos de las canciones de Sión. 4 ¿Cómo cantaremos canción de Jehová en tierra de extraños? 5 Si me olvidare de ti, o! Jerusalem, mi diestra sea olvidada. 6 Mi lengua se pegue a mi paladar, si no me acordare de ti: si no hiciere subir a Jerusalem en el principio de mi alegría. 7 Acuérdate, o! Jehová, de los hijos de Edom en el día de Jerusalem; que decían: Descubríd, descubríd en ella hasta los cimientos. 8 Hija de Babilonia destruida, bienaventurado el que te pagará tu pago, que nos pagaste a nosotros. 9 Bienaventurado el que tomará, y estrellará tus niños contra las piedras.

Salmo de David.

138  1 Alabarte he con todo mi corazón: delante de los dioses te cantaré salmos. 2 Encorvarme he al templo de tu santidad, y alabaré tu nombre sobre tu misericordia y tu verdad; porque has hecho magnífico tu nombre, y tu palabra sobre todas las cosas. 3 El día que te llamé, me respondiste, esforzásteme, y diste en mi alma fortaleza. 4 Confesarte han, o! Jehová, todos los reyes de la tierra; porque oyeron las palabras de tu boca. 5 Y cantarán en los caminos de Jehová: que la gloria de Jehová es grande. 6 Porque el alto Jehová mira al humilde, y al altivo conoce de lejos. 7 Si anduviere por medio de la angustia, me vivificarás: contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano, y tu diestra me salvará. 8 Jehová cumplirá por mí, Jehová, tu misericordia es para siempre; no dejarás la obra de tus manos.

Al Vencedor: Salmo de David.

139  1 Jehová, me has examinado, y conocido. 2 Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme, has entendido desde lejos mis pensamientos. 3 Mi senda, y mi acostarme has rodeado; y todos mis caminos has conocido. 4 Porque aun no está la palabra en mi lengua, y, he aquí, Jehová, tú la supiste toda. 5 Detrás y delante me formaste; y pusiste sobre mí tu mano. 6 Más maravillosa es la ciencia que mi capacidad: alta es, no puedo comprenderla. 7 ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿y a dónde huiré de delante de ti? 8 Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si hiciere mi estrado en el infierno, héte allí. 9 Si tomare las alas del alba, y habitare en el cabo de la mar, 10 Aun allí me guiará tu mano; y me trabará tu diestra. 11 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán: aun la noche resplandecerá por causa de mí. 12 Aun las tinieblas no encubren nada de ti; y la noche resplandece como el día: las tinieblas son como la luz. 13 Porque tú poseiste mis riñones; cubrísteme en el vientre de mi madre. 14 Confesarte he, porque terribles y maravillosas son tus obras: estoy maravillado, y mi alma lo conoce en gran manera. 15 No fue encubierto mi cuerpo de ti, aunque yo fuí hecho en secreto: fue entretejido en los profundos de la tierra. 16 Mi imperfección vieron tus ojos; y en tu libro estaban todas aquellas cosas escritas, que fueron entonces formadas, sin faltar una de ellas. 17 Así que ¡cuán preciosos me son tus pensamientos, o! Dios! ¡Cuán multiplicadas son sus cuentas! 18 Si las cuento, multiplícanse más que la arena: despierto, y aun estoy contigo. 19 ¶ Si matases, o! Dios, al impío; y los varones de sangres se quitasen de mí; 20 Que te dicen blasfemias: ensoberbécense en vano tus enemigos. 21 ¿No tuve en odio, o! Jehová, a los que te aborrecieron? ¿y peleo contra tus enemigos? 22 De entero odio los aborrecí: túvelos por enemigos. 23 ¶ Examíname, o! Dios, y conoce mi corazón: pruébame, y conoce mis pensamientos. 24 Y vé si hay en mí camino de perversidad; y guíame en el camino del mundo.

Al Vencedor: Salmo de David.

140  1 Escápame, o! Jehová, de hombre malo: de varón de iniquidades guárdame: 2 Que pensaron males en el corazón: cada día juntaron contiendas. 3 Aguzaron su lengua como la serpiente: veneno de áspid hay debajo de sus labios. Selah. 4 Guárdame, o! Jehová, de manos de impío, de varón de injurias guárdame: que han pensado de rempujar mis pasos. 5 Soberbios me han escondido lazo y cuerdas: han tendido red: en el lugar de la senda me han puesto lazos. Selah. 6 He dicho a Jehová: Dios mío eres tú: escucha, o! Jehová, la voz de mis ruegos. 7 Jehová, Señor, fortaleza de mi salud, cubre mi cabeza el día de las armas. 8 No des, o! Jehová, al impío sus deseos: no saques en efecto su pensamiento, y se ensoberbezcan. Selah. 9 La cabeza de los que me cercan, la perversidad de sus labios la cubra. 10 Caigan sobre ellos brasas: en el fuego les haga Dios caer: en profundos hoyos, de donde no salgan. 11 El varón de lengua no sea firme en la tierra: al varón de injuria cace el mal para rempujones. 12 Yo sé que hará Jehová el juicio del afligido, el juicio de los menesterosos. 13 Ciertamente los justos alabarán tu nombre: los rectos estarán en tu presencia.

Salmo de David.

141  1 Jehová, a ti he llamado, apresúrate a mí: escucha mi voz, cuando te llamare. 2 Sea enderezada mi oración delante de ti como un perfume: el don de mis manos como un presente de la tarde. 3 Pon, o! Jehová, guarda a mi boca: guarda la puerta de mis labios. 4 No inclines mi corazón a cosa mala: a hacer obras con impiedad con los varones que obran iniquidad; y no coma yo de sus delicias. 5 Hiérame el justo con misericordia, y repréndame; y aceite de cabeza no unte mi cabeza: porque aun también mi oración será contra sus males. 6 Sean derribados en lugares peñascosos sus jueces; y oigan mis palabras que son suaves. 7 Como quien parte e hiende leños en tierra, son esparcidos nuestros huesos a la boca de la sepultura: 8 Por tanto a ti, o! Jehová, Señor, miran mis ojos, en ti he confiado: no tengas en poco a mi alma. 9 ¶ Guárdame de las manos del lazo que me han tendido; y de los lazos de los que obran iniquidad. 10 Caigan los impíos a una en sus redes, mientras yo pasaré para siempre.

Masquil de David, cuando estaba en la cueva: Oración.

142  1 Con mi voz clamaré a Jehová: con mi voz pediré misericordia a Jehová. 2 Delante de él derramaré mi querella: delante de él denunciaré mi angustia. 3 Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tu conociste mi senda: en el camino en que andaba, me escondieron lazo. 4 Consideraba hacia mi mano derecha y miraba, y no había quien me conociese: no tuve refugio, no había quien volviese por mi vida. 5 Clamé a ti, o! Jehová; dije: Tú eres mi esperanza, y mi porción en la tierra de los vivientes. 6 Escucha mi clamor, que estoy afligido mucho: escápame de los que me persiguen; porque son más fuertes que yo. 7 Saca mi alma de la cárcel, para que alabe tu nombre: conmigo se coronarán los justos, cuando me hubieres hecho bien.

Salmo de David.

143  1 Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos por tu verdad: respóndeme por tu justicia. 2 Y no entres en juicio con tu siervo; porque no se justificará delante de ti ningún viviente. 3 Porque ha perseguido el enemigo mi alma: ha quebrantado a tierra mi vida: me ha hecho habitar en tinieblas como los ya muertos. 4 Y mi espíritu se angustió dentro de mí: mi corazón se pasmó. 5 Acordéme de los días antiguos: meditaba en todas tus obras: meditaba en las obras de tus manos. 6 Extendí mis manos a ti: mi alma, como la tierra sedienta, a ti. Selah. 7 Respóndeme presto, o! Jehová, que desmaya mi espíritu: no escondas de mí tu rostro, y sea semejante a los que descienden a la sepultura. 8 Házme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado: házme saber el camino por donde ande, porque a ti he alzado mi alma. 9 Escápame de mis enemigos, o! Jehová: a ti me acojo. 10 Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Tu buen Espíritu me guie a tierra de rectitud. 11 Por tu nombre, o! Jehová, me vivificarás; por tu justicia sacarás mi alma de angustia. 12 Y por tu misericordia disiparás mis enemigos, y destruirás todos los adversarios de mi alma; porque yo soy tu siervo.

Salmo de David.

144  1 Bendito Jehová mi roca, que enseña mis manos a la batalla, y mis dedos a la guerra. 2 Misericordia mía, y mi castillo: altura mía, y mi libertador: escudo mío en quien he confiado: el que allana mi pueblo delante de mí. 3 O! Jehová, ¿qué es el hombre, que te haces familiar a él? ¿el hijo del hombre, para que le estimes? 4 El hombre es semejante a la vanidad: sus días son como la sombra que pasa. 5 ¶ O! Jehová, inclina tus cielos y desciende: toca los montes, y humeen. 6 Relampaguea relámpagos, y disípalos; envía tus saetas, y contúrbalos. 7 Envía tu mano desde lo alto: redímeme, y escápame de las muchas aguas: de la mano de los hijos extraños. 8 Cuya boca habla vanidad; y su diestra es diestra de mentira. 9 O! Dios, a ti cantaré canción nueva: con salterio, con decacordio cantaré a ti. 10 El que da salud a los reyes: el que redime a David su siervo de perniciosa espada. 11 Redímeme, y escápame de mano de los hijos extraños: cuya boca habla vanidad, y su diestra es diestra de mentira. 12 ¶ Que nuestros hijos sean como plantas crecidas en su juventud: nuestras hijas como las esquinas labradas a manera del palacio: 13 Nuestros rincones llenos, proveidos de toda suerte de grano: nuestros ganados que paran a millares, y a diez millares en nuestras plazas. 14 Nuestros bueyes cargados de carnes, no haya portillo, ni quien salga, ni quien dé grita en nuestras calles. 15 Bienaventurado el pueblo que tiene esto: bienaventurado el pueblo, cuyo Dios es Jehová.

Alabanza de David.

145  1 Ensalzarte he, mi Dios y Rey; y bendeciré a tu nombre por el siglo y para siempre. 2 Cada día te bendeciré; y alabaré tu nombre por el siglo y para siempre. 3 Grande es Jehová, y digno de alabanza en gran manera; y su grandeza no puede ser comprendida. 4 Generación a generación enarrará tus obras; y anunciarán tus valentías. 5 La hermosura de la gloria de tu magnificencia, y tus hechos maravillosos hablaré. 6 Y la terribilidad de tus valentías dirán; y tu grandeza recontaré. 7 La memoria de la muchedumbre de tu bondad rebosarán; y tu justicia cantarán. 8 Clemente y misericordioso es Jehová: luengo de iras, y grande en misericordia. 9 Bueno es Jehová para con todos; y sus misericordias, sobre todas sus obras. 10 Alábente, o! Jehová, todas tus obras; y tus misericordiosos te bendigan. 11 La gloria de tu reino digan; y hablen de tu fortaleza: 12 Para notificar a los hijos de Adam sus valentías; y la gloria de la magnificencia de su reino. 13 Tu reino es reino de todos los siglos; y tu señorío en toda generación y generación. 14 Sostiene Jehová a todos los que caen; y levanta a todos los oprimidos. 15 Los ojos de todas las cosas esperan a ti; y tú les das su comida en su tiempo. 16 Abres tu mano, y hartas de voluntad a todo viviente. 17 Justo es Jehová en todos sus caminos, y misericordioso en todas sus obras. 18 Cercano está Jehová a todos los que le invocan: a todos los que le invocan con verdad. 19 La voluntad de los que le temen, hará; y su clamor oirá, y los salvará. 20 Jehová guarda a todos los que le aman; y a todos los impíos destruirá. 21 La alabanza de Jehová hablará mi boca; y bendiga toda carne su santo nombre, por el siglo y para siempre.

Alelu-Jah.

146  1 Alaba, o! alma mía, a Jehová. 2 Alabaré a Jehová en mi vida: diré salmos a mi Dios mientras viviere. 3 No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre; porque no hay en él salud. 4 Saldrá su espíritu, volverse ha el hombre en su tierra: en aquel día perecerán sus pensamientos. 5 ¶ Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob: cuya esperanza es en Jehová su Dios. 6 El que hizo los cielos y la tierra: la mar, y todo lo que en ello está: el que guarda verdad para siempre: 7 El que hace derecho a los agraviados, el que da pan a los hambrientos: Jehová el que suelta a los aprisionados: 8 Jehová es el que abre los ojos a los ciegos: Jehová el que ama a los justos: 9 Jehová el que guarda a los extranjeros: al huérfano y a la viuda levanta; y el camino de los impíos trastorna. 10 Reinará Jehová para siempre: tu Dios, o! Sión, por generación y generación. Alelu-Jah. 147  1 Alabád a Jehová; porque es bueno cantar salmos a nuestro Dios; porque suave y hermosa es la alabanza. 2 El que edifica a Jerusalem, Jehová: los echados de Israel recogerá. 3 El que sana a los quebrantados de corazón; y el que liga sus dolores. 4 El que cuenta el número de las estrellas, y a todas ellas llama por sus nombres. 5 Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; y de su entendimiento no hay número. 6 El que ensalza a los humildes, Jehová: el que humilla a los impíos hasta la tierra. 7 Cantád a Jehová con alabanza: cantád a nuestro Dios con arpa. 8 El que cubre los cielos de nubes; el que apareja la lluvia para la tierra: el que hace a los montes producir yerba. 9 El que da a la bestia su mantenimiento: a los hijos de los cuervos que claman a él. 10 No toma contentamiento en la fortaleza del caballo: ni se deleita con las piernas del varón. 11 Ama Jehová a los que le temen: a los que esperan en su misericordia. 12 Alaba, Jerusalem, a Jehová: alaba, Sión, a tu Dios. 13 Porque fortificó los cerrojos de tus puertas: bendijo a tus hijos dentro de ti. 14 El que pone por tu término la paz; y de grosura de trigo te hará hartar. 15 El que envía su palabra a la tierra; y muy presto corre su palabra. 16 El que da la nieve como lana: derrama la helada como ceniza. 17 El que echa su hielo como en pedazos; ¿delante de su frío quién estará? 18 Enviará su palabra, y desleirlos ha: soplará su viento, gotearán las aguas. 19 El que denuncia sus palabras a Jacob, sus estatutos y sus juicios a Israel. 20 No ha hecho esto con toda nación; y sus juicios no los conocieron. Alelu-Jah.

Alelu-Jah.

148  1 Alabád a Jehová desde los cielos: alabádle en las alturas. 2 Alabádle todos sus ángeles: alabádle todos sus ejércitos. 3 Alabádle el sol y la luna: alabádle todas las estrellas de luz. 4 Alabádle los cielos de los cielos; y las aguas que están sobre los cielos. 5 Alaben el nombre de Jehová; porque él mandó, y fueron creadas. 6 Y las hizo ser para siempre, por el siglo: púsoles ley que no será quebrantada. 7 Alabád a Jehová, de la tierra, los dragones y todos los abismos. 8 El fuego, y el granizo; la nieve y el vapor: el viento de tempestad que hace su palabra: 9 Los montes, y todos los collados: el árbol de fruto, y todos los cedros: 10 La bestia, y todo animal: lo que va arrastrando, y el ave de alas. 11 Los reyes de la tierra, y todos los pueblos: los príncipes, y todos los jueces de la tierra. 12 Los mancebos, y también las doncellas: los viejos con los mozos. 13 Alaben el nombre de Jehová; porque su nombre de él solo es ensalzado: su gloria es sobre tierra y cielos. 14 El ensalzó el cuerno de su pueblo: alábenle todos sus misericordiosos: los hijos de Israel, el pueblo a él cercano. Alelu-Jah.

Alelu-Jah.

149  1 Cantád a Jehová canción nueva: su alabanza sea en la congregación de los misericordiosos. 2 Alégrese Israel con su hacedor: los hijos de Sión se regocijen con su Rey. 3 Alaben su nombre con corro: con adufe y arpa canten a él. 4 Porque Jehová toma contentamiento con su pueblo: hermoseará a los humildes con salud. 5 Regocijarse han los piadosos con gloria: cantarán sobre sus camas. 6 Ensalzamientos de Dios estarán en sus gargantas; y espadas de dos filos en sus manos: 7 Para hacer venganza de los Gentiles: castigos en los pueblos. 8 Para aprisionar a sus reyes en grillos; y a sus nobles en cadenas de hierro. 9 Para hacer en ellos el juicio escrito: esta será la gloria de todos sus piadosos. Alelu-Jah.

Alelu-Jah.

150  1 Alabád a Dios en su santuario: alabádle en el extendimiento de su fortaleza. 2 Alabádle en sus valentías: alabádle conforme a la muchedumbre de su grandeza. 3 Alabádle a son de bocina: alabádle con salterio y arpa. 4 Alabádle con adufe y flauta: alabádle con cuerdas y órgano. 5 Alabádle con címbalos resonantes: alabádle con címbalos de jubilación. 6 Todo espíritu alabe a Jehová. Alelu-Jah.