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Reina-Valera 1865 Spanish translation

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LIBRO PRIMERO DE SAMUEL

1  1 Hubo un varón de Ramataim de Sofim del monte de Efraím, que se llamaba Elcana, hijo de Jeroham, hijo de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Suf Éufrateo. 2 Este tuvo dos mujeres; el nombre de la una era Ana; y el nombre de la otra Fenenna. Y Fenenna tenía hijos, y Ana no los tenía. 3 Y subía aquel varón todos los años, de su ciudad a adorar y sacrificar a Jehová de los ejércitos en Silo: donde estaban dos hijos de Elí, Ofni, y Finees, sacerdotes de Jehová. 4 Y como venía el día, Elcana sacrificaba y daba a Fenenna su mujer, y a todos sus hijos, y a todas sus hijas a cada uno su parte. 5 Mas a Ana daba una parte escogida, porque él amaba a Ana aunque Jehová había cerrado su vientre. 6 Y su competidora la irritaba enojándola y entristeciéndola, porque Jehová había cerrado su vientre. 7 Y así hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová, enojaba así a la otra; por lo cual ella lloraba, y no comía. 8 Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿Y por qué no comes? ¿Y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos? 9 Y levantóse Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y Elí sacerdote estaba sentado sobre una silla junto a un pilar del templo de Jehová. 10 Y ella con amargura de alma oró a Jehová, llorando abundantemente. 11 E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si mirando mirares la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, mas dieres a tu sierva simiente de varón, yo le dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no subirá navaja sobre su cabeza. 12 Y fue que como ella orase luengamente delante de Jehová, Elí la estaba mirando a su boca. 13 Mas Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y no se oía su voz, y Elí la tuvo por borracha. 14 Y díjole Elí: ¿Hasta cuándo estarás borracha? digiere tu vino. 15 Y Ana le respondió, diciendo: No, señor mío, mas yo soy una mujer congojada de espíritu, no he bebido vino ni sidra, mas he derramado mi alma delante de Jehová. 16 No tengas a tu sierva por una hija de Belial, porque con la multitud de mis congojas, y de mi aflicción he hablado hasta ahora. 17 Y Elí le respondió, y dijo: Vé en paz, el Dios de Israel te dé la petición que has pedido de él. 18 Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y fuése la mujer su camino, y comió, y no estuvo más triste. 19 Y levantándose de mañana adoraron delante de Jehová; y volviéronse, y vinieron a su casa en Ramata. Y Elcana conoció a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella. 20 Y fue que pasados algunos días Ana concibió, y parió un hijo, y púsole por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo demandé a Jehová. 21 Después subió el varón Elcana con toda su familia a sacrificar a Jehová el sacrificio acostumbrado, y su voto. 22 Mas Ana no subió, sino dijo a su marido: Yo no subiré hasta que el niño sea destetado, para que le lleve y sea presentado delante de Jehová, y se quede allá para siempre. 23 Y Elcana su marido le respondió: Haz lo que bien te pareciere, quédate hasta que le destetes, solamente Jehová cumpla su palabra. Y quedóse la mujer, y crió a su hijo, hasta que le destetó. 24 Y después que le hubo destetado, llevóle consigo, con tres becerros, y un efa de harina, y un cuero de vino, y trájolo a la casa de Jehová en Silo, y el niño era aun pequeño. 25 Y matando él un becerro trajeron el niño a Elí. 26 Y ella dijo: Ay, señor mío, viva tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuve aquí contigo orando a Jehová. 27 Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. 28 Y yo también le vuelvo a Jehová: todos los días que viviere, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová. 2  1 Y Ana oró, y dijo: Mi corazón se alegra en Jehová, mi cuerno es ensalzado en Jehová, mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, por cuanto me alegré en tu salud. 2 No hay santo como Jehová: porque no hay ninguno fuera de ti, y no hay fuerte como el Dios nuestro. 3 No multipliquéis hablando grandezas, grandezas: cesen las palabras arrogantes de vuestra boca, porque el Dios de las ciencias es Jehová, y las obras magníficas a él le son prestas. 4 Los arcos de los fuertes fueron quebrados, y los flacos se ciñeron de fortaleza. 5 Los hartos se alquilaron por pan: y los hambrientos cesaron: hasta parir siete la estéril, y la que tenía muchos hijos enfermó. 6 Jehová mata, y él da vida: él hace descender a los infiernos, y hace subir. 7 Jehová empobrece, y él enriquece: abate, y ensalza. 8 El levanta del polvo al pobre, y al menesteroso ensalza del estiércol, para asentarle con los príncipes: y hace que tengan por heredad asiento de honra: porque de Jehová son las columnas de la tierra, y él asentó sobre ellas el mundo. 9 El guarda los pies de sus santos; mas los impíos perecen en tinieblas, porque nadie con fuerza será valiente. 10 Jehová, serán quebrantados sus adversarios: y sobre ellos tronará desde los cielos: Jehová juzgará los términos de la tierra, y dará fortaleza a su rey, y ensalzará el cuerno de su Mesías. 11 Y Elcana se volvió a su casa en Ramata: y el mozo ministraba a Jehová delante de Elí sacerdote. 12 ¶ Mas los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová. 13 Era la costumbre de los sacerdotes con el pueblo que cualquiera que sacrificaba sacrificio, venía el criado del sacerdote, cuando la carne estaba a cocer, trayendo en su mano un garfio de tres ganchos, 14 Y hería con él en la caldera, o en la olla, o en el caldero, o en el pote; y todo lo que sacaba el garfio, el sacerdote lo tomaba para sí. De esta manera hacían a todo Israel que venía a Silo. 15 Asimismo antes de quemar el sebo, venía el criado del sacerdote, y decía al que sacrificaba: Da carne que ase para el sacerdote: porque no tomará de ti carne cocida, sino cruda. 16 Y respondíale el varón: Quemen de presto el sebo hoy, y después tómate como quisieres. Y él respondía: No, sino ahora la has de dar; de otra manera yo la tomaré por fuerza, 17 Y así el pecado de los mozos era muy grande delante de Jehová: porque los hombres menospreciaban los sacrificios de Jehová. 18 Y el mozo Samuel ministraba delante de Jehová vestido de un efod de lino. 19 Y hacíale su madre una túnica pequeña, y traíasela cada año, cuando subía con su marido a sacrificar el sacrificio acostumbrado. 20 Y Elí bendecía a Elcana y a su mujer, diciendo: Jehová te dé simiente de esta mujer en lugar de esta petición que pidió a Jehová: y así se volvieron a su lugar. 21 Y visitó Jehová a Ana, y concibió, y parió tres hijos, y dos hijas; y el mozo Samuel crecía delante de Jehová. 22 Elí empero era muy viejo, y oía todo lo que sus hijos hacían a todo Israel; y como dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo del testimonio. 23 Y díjoles: ¿Por qué hacéis cosas semejantes? Porque yo oigo de todo este pueblo vuestros negocios malos. 24 No, hijos míos; porque no es buena fama la que yo oigo: que hacéis pecar al pueblo de Jehová. 25 Si pecare el hombre contra el hombre, los jueces le juzgarán: mas si alguno pecare contra Jehová, ¿quién rogará por él? Mas ellos no oyeron la voz de su padre: porque Jehová les quería matar. 26 Y el mozo Samuel iba creciendo, y mejorándose delante de Dios, y delante de los hombres. 27 ¶ Y vino un varón de Dios a Elí, y le dijo: Así dijo Jehová: ¿No me manifesté yo manifiestamente a la casa de tu padre, cuando estaban en Egipto, en la casa de Faraón? 28 Y yo le escogí por mi sacerdote entre todas las tribus de Israel, para que ofreciese sobre mi altar, y quemase perfume, y trajese efod delante de mí; y di a la casa de tu padre todas las ofrendas de los hijos de Israel. 29 ¿Por qué habéis hollado mis sacrificios, y mis presentes, que yo mandé en el tabernáculo, y has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel? 30 Por tanto Jehová el Dios de Israel dijo: Yo había dicho, que tu casa, y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente. Mas ahora dijo Jehová: Nunca yo tal haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me tuvieren en poco, serán viles. 31 He aquí, vienen días, en que cortaré tu brazo, y el brazo de la casa de tu padre, para que no haya viejo en tu casa. 32 Y verás a un competidor en el tabernáculo, en todas las cosas en que hiciere bien a Israel; y en ningún tiempo habrá viejo en tu casa. 33 Y no te cortaré del todo varón de mi altar, para hacerte marchitar tus ojos, y henchir tu ánimo de dolor; mas toda la cria de tu casa morirán ya varones. 34 Y esto te será señal, es a saber, lo que acontecerá a tus dos hijos, Ofni y Finees, que ambos morirán en un día. 35 Y yo me despertaré sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma, y yo le edificaré casa firme, y él andará delante de mi ungido todos los días. 36 Y será que el que hubiere quedado en tu casa, vendrá a postrársele por haber un dinero de plata, y un bocado de pan, diciéndole: Ruégote que me constituyas en algún ministerio, para que coma un bocado de pan. 3  1 Y el mozo Samuel ministraba a Jehová delante de Elí, y la palabra de Jehová era de estima en aquellos días, no había visión manifiesta. 2 Y aconteció un día, que estando Elí acostado en su aposento, y ya sus ojos comenzaban a oscurecerse que no podía ver, 3 Y antes que la lámpara de Dios fuese apagada, Samuel estaba durmiendo en el templo de Jehová, donde el arca de Dios estaba. 4 Y Jehová llamó a Samuel; el cual respondió: Heme aquí. 5 Y corriendo a Elí dijo: Heme aquí: ¿para qué me llamaste? Y Elí le dijo: Yo no he llamado: tórnate y acuéstate. Y él se volvió, y acostóse. 6 Y volvió otra vez Jehová a llamar a Samuel. Y levantándose Samuel vino a Elí, y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Y él dijo: Hijo mío, yo no he llamado, vuelve, y acuéstate. 7 Mas Samuel aun no conocía a Jehová, ni le había sido revelada palabra de Jehová. 8 Jehová pues llamó la tercera vez a Samuel: y él levantándose vino a Elí, y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Entonces Elí entendió que Jehová llamaba al mozo. 9 Y dijo Elí a Samuel: Vé, y acuéstate: y si te llamare, dirás: Habla Jehová, que tu siervo oye. Así Samuel se fue, y acostóse en su lugar. 10 Y vino Jehová, y paróse, y llamó como las otras veces: Samuel, Samuel. Entonces Samuel dijo: Habla, que tu siervo oye. 11 Y Jehová dijo a Samuel: He aquí que yo haré una cosa en Israel, que quien la oyere, le retiñan ambas sus orejas. 12 Aquel día yo despertaré contra Elí todas las cosas que he dicho sobre su casa. Yo comenzaré; y acabaré. 13 Y yo le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe: que sus hijos se han envilecido, y él no los ha estorbado. 14 Y por tanto yo he jurado a la casa de Elí, que la iniquidad de la casa de Elí no será expiada jamás, ni con sacrificios ni con presentes. 15 Y Samuel estuvo acostado hasta la mañana, y abrió las puertas de la casa de Jehová. Y Samuel tenía miedo de descubrir la visión a Elí. 16 Llamando pues Elí a Samuel, díjole: Hijo mío, Samuel. Y él respondió: Heme aquí. 17 Y él le dijo: ¿Qué es la palabra que te habló? Ruégote que no me la encubras. Así te haga Dios, y así te añada, si me encubrieres palabra de todo lo que habló contigo. 18 Y Samuel se lo descubrió todo, que nada le encubrió. Entonces él dijo: Jehová es, haga lo que bien le pareciere. 19 ¶ Y Samuel creció, y Jehová fue con él, y no dejó caer a tierra ninguna de todas sus palabras. 20 Y conoció todo Israel desde Dan, hasta Beer-seba, que Samuel era fiel profeta de Jehová. 21 Así tornó Jehová a aparecer en Silo, porque Jehová se manifestó a Samuel en Silo con palabra de Jehová. 4  1 Y Samuel habló a todo Israel: e Israel salió al encuentro en batalla a los Filisteos, y asentaron campo junto a Eben-ezer: y los Filisteos asentaron el suyo en Afec. 2 Y los Filisteos presentaron la batalla a Israel, y como la batalla se dió, Israel fue vencido delante de los Filisteos: los cuales hirieron en la batalla por el campo como cuatro mil hombres. 3 Y como el pueblo volvió al campo, los ancianos de Israel dijeron: ¿Por qué nos ha herido hoy Jehová delante de los Filisteos? Traigamos a nosotros de Silo el arca del concierto de Jehová, para que viniendo ella entre nosotros nos salve de mano de nuestros enemigos. 4 Y envió el pueblo a Silo, y trajeron de allá el arca del concierto de Jehová de los ejércitos, que estaba asentado entre los querubines: y los dos hijos de Elí, Ofni y Finees estaban allí con el arca del concierto de Dios: 5 Y aconteció, que como el arca del concierto de Jehová vino en el campo, todo Israel dio grita con tan gran júbilo, que la tierra tembló. 6 Y como los Filisteos oyeron la voz del júbilo, dijeron: ¿Qué voz de gran júbilo es esta en el campo de los Hebreos? Y conocieron que el arca de Jehová había venido al campo. 7 Y los Filisteos hubieron miedo, porque dijeron: Ha venido el Dios al campo. Y dijeron: ¡Ay de nosotros! que ayer ni anteayer no fue así. 8 ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de estos dioses fuertes? Estos son los dioses que hirieron a Egipto con toda plaga en el desierto. 9 Esforzáos y sed varones Filisteos, porque no sirváis a los Hebreos, como ellos os han servido a vosotros. Sed varones, y peleád. 10 Y los Filisteos pelearon, e Israel fue vencido, y huyeron cada cual a sus tiendas, y fue hecha muy grande mortandad: y cayeron de Israel treinta mil hombres de a pie. 11 Y el arca de Dios fue tomada, y muertos los dos hijos de Elí, Ofni y Finees. 12 ¶ Y corriendo de la batalla un varón de Ben-jamín vino aquel día a Silo, rotos sus vestidos, y echada tierra sobre su cabeza. 13 Y como llegó, he aquí Elí que estaba sentado sobre una silla atalayando junto al camino: porque su corazón estaba temblando por causa del arca de Dios. Y como aquel hombre llegó a la ciudad, a dar las nuevas, toda la ciudad gritó. 14 Y como Elí oyó el estruendo del grito, dijo: ¿Qué estruendo de alboroto es este? Y aquel hombre vino a priesa, y dio las nuevas a Elí. 15 Y era Elí de edad de noventa y ocho años: y sus ojos se habían oscurecido, que no podía ver. 16 Y dijo aquel varón a Elí: Yo vengo de la batalla, yo he huido hoy de la batalla. Y él le dijo: ¿Qué ha acontecido, hijo mío? 17 Y el mensajero respondió, y dijo: Israel huyó delante de los Filisteos, y también fue hecha gran mortandad en el pueblo; y también tus dos hijos, Ofni y Finees son muertos; y el arca de Dios fue tomada. 18 Y aconteció que como él hizo mención del arca de Dios; Elí cayó para atrás de la silla junto al lugar de la puerta, y quebráronsele las cervices, y murió: porque era hombre viejo y pesado, y había juzgado a Israel cuarenta años. 19 ¶ Su nuera, la mujer de Finees, que estaba preñada, cercana al parto, oyendo el rumor que el arca de Dios era tomada, y su suegro muerto, y su marido, encorvóse y parió; porque sus dolores se habían ya derramado por ella. 20 Y al tiempo que se moría decíanle las que estaban junto a ella: No tengas temor; porque has parido hijo. Mas ella no respondió, ni paró mientes. 21 Y llamó al niño Icabod, diciendo: Cautiva es la gloria de Israel, (por el arca de Dios, que era tomada; y porque era muerto su suegro, y su marido.) 22 Y dijo: Cautiva es la gloria de Israel: porque era tomada el arca de Dios. 5  1 Y los Filisteos tomada el arca de Dios, la trajeron desde Eben-ezer a Azoto. 2 Y tomaron los Filisteos el arca de Dios, y metiéronla en la casa de Dagón, y pusiéronla junto a Dagón. 3 Y el siguiente día los de Azoto se levantaron de mañana, y, he aquí Dagón postrado en tierra delante del arca de Jehová: y tomaron a Dagón, y volviéronle a su lugar. 4 Y tornándose a levantar de mañana el día siguiente, he aquí que Dagón había caído postrado en tierra delante del arca de Jehová: y la cabeza de Dagón, y las dos palmas de sus manos estaban cortadas sobre el umbral de la puerta; solamente había quedado Dagón en él. 5 Por esta causa los sacerdotes de Dagón, y todos los que entran en el templo de Dagón, no pisan el umbral de Dagón en Azoto hasta hoy. 6 ¶ Y la mano de Jehová se agravó sobre los de Azoto, que los destruyó; y los hirió con hemorróides en los siesos en Azoto y en todos sus términos. 7 Y viendo esto los de Azoto, dijeron: No quede con nosotros el arca del Dios de Israel: porque su mano es dura sobre nosotros, y sobre nuestro dios Dagón. 8 Y enviaron a juntar a sí todos los príncipes de los Filisteos, y dijeron: ¿Qué haremos del arca del Dios de Israel? Y ellos respondieron: Pásese el arca del Dios de Israel en Get. Y pasaron el arca del Dios de Israel. 9 Y aconteció que como la hubieron pasado, la mano de Jehová fue contra la ciudad con grande quebrantamiento: que hirió los hombres de aquella ciudad desde el chico hasta el grande que se les cubrían los siesos con hemorróides. 10 ¶ Y enviaron el arca de Dios a Accarón. Y como el arca de Dios vino a Accarón, los de Accarón dieron voces, diciendo: Pasaron a mí el arca del Dios de Israel por matarme a mí y a mí pueblo. 11 Y enviaron a juntar todos los príncipes de los Filisteos, diciendo: Enviád el arca del Dios de Israel, y tórnese a su lugar, y no mate a mí y a mí pueblo. Porque había quebrantamiento de muerte en toda la ciudad, y la mano de Dios se había allí agravado. 12 Y los que no morían, eran heridos con hemorróides en los siesos, que el clamor de la ciudad subía al cielo. 6  1 Y estuvo el arca de Jehová en la tierra de los Filisteos siete meses. 2 Y llamando los Filisteos a los sacerdotes y adivinos, preguntaron: ¿Qué haremos del arca de Jehová? Declarádnos como la hemos de tornar a enviar a su lugar. 3 Y ellos dijeron: Si enviáis el arca del Dios de Israel, no la enviéis vacía; mas pagarle heis la expiación: y entonces seréis sanos, y conoceréis por qué no se apartó de vosotros su mano. 4 Y ellos dijeron: ¿Y qué será la expiación que le pagaremos? Y ellos respondieron: Conforme al número de los príncipes de los Filisteos, cinco hemorróides de oro, y cinco ratones de oro: porque la misma plaga que todos tienen, tienen también vuestros príncipes. 5 Haréis pues las formas de vuestras hemorróides, y las formas de vuestros ratones, que destruyen la tierra, y daréis gloria al Dios de Israel: quizá aliviará su mano de sobre vosotros, y de sobre vuestros dioses, y de sobre vuestra tierra. 6 Mas ¿por qué endureceréis vuestro corazón, como los Egipcios y Faraón endurecieron su corazón? Desde que él los hubo así tratado, ¿no los dejaron que se fuesen, y se fueron? 7 Tomád pues ahora, y hacéd un carro nuevo; y tomád dos vacas que crien, a las cuales no haya sido puesto yugo; y uncíd las vacas al carro, y hacéd tornar de detrás de ellas sus becerros a casa. 8 Y tomaréis el arca de Jehová, y ponerla heis sobre el carro; los vasos de oro que le pagáis en expiación, ponéd en una cajeta al lado de ella, y dejarla heis que se vaya. 9 Y mirád que si sube por el camino de su término a Bet-sames, él nos ha hecho este mal tan grande: y si no, seremos ciertos que su mano no nos hirió, mas que nos ha sido accidente. 10 Y aquellos varones lo hicieron así, que tomando dos vacas que criaban, unciéronlas al carro y encerraron en casa sus becerros. 11 Y pusieron el arca de Jehová sobre el carro, y la cajuela con los ratones de oro, y con las formas de sus hemorróides. 12 Y las vacas se encaminaron por el camino de Bet-sames, e iban por un mismo camino andando y bramando sin apartarse ni a diestra ni a siniestra. Y los príncipes de los Filisteos fueron tras ellas hasta el término de Bet-sames. 13 Y los de Bet-sames segaban el trigo en el valle, y alzando sus ojos vieron el arca y holgáronse cuando la vieron. 14 Y el carro vino al campo de Josué Bet-samita, y paró allí: porque allí estaba una gran piedra: y ellos cortaron la madera del carro, y ofrecieron las vacas en holocausto a Jehová. 15 Y los Levitas descendieron el arca de Jehová, y la cajuela que estaba cerca de ella, en la cual estaban los vasos de oro: y pusiéronla sobre aquella gran piedra: y los varones de Bet-sames sacrificaron holocaustos, y mataron víctimas a Jehová en aquel día. 16 Lo cual viendo los cinco príncipes de los Filisteos, volviéronse a Accarón el mismo día. 17 Estas pues son las hemorróides de oro, que pagaron los Filisteos a Jehová en expiación. Por Azoto una, por Gaza una, por Ascalón una, por Get una, por Accarón una. 18 Y ratones de oro conforme al número de todas las ciudades de los Filisteos que pertenecían a los cinco príncipes, desde las ciudades fuertes hasta las aldeas sin muro. Y hasta la gran piedra sobre la cual pusieron el arca de Jehová, en el campo de Josué Bet-samita, y hasta hoy. 19 ¶ E hirió Dios de los de Bet-sames porque habían mirado el arca de Jehová: hirió en el pueblo cincuenta mil y setenta hombres. Y el pueblo puso luto, porque Jehová había herido el pueblo de tan gran plaga. 20 Y dijeron los de Bet-sames: ¿Quién podrá estar delante de Jehová el Dios santo? ¿Y a quién subirá desde nosotros? 21 Y enviaron mensajeros a los de Cariat-jarim, diciendo: Los Filisteos han vuelto el arca de Jehová: descendéd pues y traédla a vosotros. 7  1 Y vinieron los de Cariat-jarim, y trajeron el arca de Jehová, y metiéronla en casa de Abinadab en Gabaa: y santificaron a Eleazar su hijo, para que guardase el arca de Jehová. 2 Y aconteció que desde el día que llegó el arca a Cariat-jarim pasaron muchos días, veinte años: y toda la casa de Israel lamentaba tras Jehová. 3 ¶ Y habló Samuel a toda la casa de Israel, diciendo: Si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehová, quitád los dioses ajenos, y a Astarot de entre vosotros, y preparád vuestro corazón a Jehová, y servíd a él solo, y él os librará de mano de los Filisteos. 4 Entonces los hijos de Israel quitaron a los Baales, y a Astarot, y sirvieron a solo Jehová. 5 Y Samuel dijo: Juntád a todo Israel en Maspa, y yo oraré por vosotros a Jehová. 6 Y juntándose en Maspa, sacaron agua, y derramaron delante de Jehová: y ayunaron aquel día, y dijeron allí: Contra Jehová habemos pecado. Y juzgó Samuel a los hijos de Israel en Maspa. 7 ¶ Y oyendo los Filisteos que los hijos de Israel estaban congregados en Maspa, subieron los príncipes de los Filisteos contra Israel. Lo cual como oyeron los hijos de Israel, hubieron temor de los Filisteos. 8 Y dijeron los hijos de Israel a Samuel: No ceses de clamar por nosotros a Jehová nuestro Dios, que nos guarde de mano de los Filisteos. 9 Y Samuel tomó un cordero de leche, y sacrificóle a Jehová en holocausto entero: y clamó Samuel a Jehová por Israel, y Jehová le oyó. 10 Y aconteció que estando Samuel sacrificando el holocausto, los Filisteos llegaron para pelear con los hijos de Israel. Mas Jehová tronó con gran sonido aquel día sobre los Filisteos, y quebrantólos y fueron vencidos delante de Israel. 11 Y saliendo los hijos de Israel de Maspa, siguieron a los Filisteos hiriéndolos hasta abajo de Bet-car. 12 Y Samuel tomó una piedra, y púsola entre Maspa y Sen, y púsole nombre Eben-ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová. 13 Y los Filisteos fueron humillados, que no vinieron más al término de Israel: y la mano de Jehová fue contra los Filisteos todo el tiempo de Samuel. 14 Y fueron tornadas a los hijos de Israel las ciudades, que los Filisteos habían tomado a los Israelitas desde Accarón hasta Get, con sus términos, e Israel las libró de mano de los Filisteos. Y hubo paz entre Israel y el Amorreo. 15 Y juzgó Samuel a Israel todo el tiempo que vivió. 16 E iba todos los años, y daba vuelta a Bet-el y a Galgal, y a Maspa, y juzgaba a Israel en todos estos lugares: 17 Y volvíase a Rama; porque allí estaba su casa, y allí también juzgaba a Israel, y edificó allí altar a Jehová. 8  1 Y aconteció que como Samuel se hizo viejo, puso sus hijos por jueces sobre Israel. 2 Y el nombre de su hijo primogénito fue Joel; y el nombre del segundo Abías: los cuales eran jueces en Beer-seba. 3 Mas no anduvieron los hijos por los caminos de su padre, antes se acostaron tras la avaricia recibiendo cohecho, y pervertiendo el derecho. 4 Y todos los ancianos de Israel se juntaron, y vinieron a Samuel en Rama, 5 Y dijéronle: He aquí, tú te has hecho viejo, y tus hijos no van por tus caminos, por tanto constitúyenos ahora rey que nos juzgue, como tienen todas las gentes. 6 ¶ Y descontentó a Samuel esta palabra que dijeron: Dános rey, que nos juzgue. Y Samuel oró a Jehová. 7 Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te dijeren: porque no te han desechado a ti, mas a mí me han desechado que no reine sobre ellos. 8 Conforme a todas las obras que han hecho desde el día que los saqué de Egipto hasta hoy, que me han dejado, y han servido a dioses ajenos, así hacen también contigo. 9 Ahora pues oye su voz; mas protesta primero contra ellos declárandoles el derecho del rey, que ha de reinar sobre ellos. 10 Y dijo Samuel todas las palabras de Jehová al pueblo, que le había pedido rey. 11 Y díjoles: Este será el juicio del rey que hubiere de reinar sobre vosotros. Tomará vuestros hijos, y ponérselos ha en sus carros, y en su gente de a caballo, para que corran delante de su carro. 12 Y ponérselos ha por coroneles, y cincuenteneros; y que aren sus aradas, y sieguen sus siegas, y que hagan sus armas de guerra, y los pertrechos de sus carros. 13 Ítem, tomará vuestras hijas, para que sean ungüenteras, cocineras, y amasadoras. 14 Asimismo tomará vuestras tierras, vuestras viñas, y vuestros buenos olivares, y dará a sus siervos. 15 El diezmará vuestras simientes, y vuestras viñas, para dar a sus eunucos, y a sus siervos. 16 El tomará vuestros siervos, y vuestras siervas, y vuestros buenos mancebos, y vuestros asnos, y con ellos hará sus obras. 17 Diezmará también vuestro rebaño, y finalmente seréis sus siervos. 18 Y clamaréis aquel día a causa de vuestro rey que os habréis elegido: mas Jehová no os oirá en aquel día. 19 Mas el pueblo no quiso oír la voz de Samuel, antes dijeron: No, sino rey será sobre nosotros. 20 Y nosotros seremos también como todas las gentes, y nuestro rey nos gobernará, y saldrá delante de nosotros, y hará nuestras guerras. 21 Y oyó Samuel todas las palabras del pueblo, y recitólas en los oídos de Jehová. 22 Y Jehová dijo a Samuel: Oye su voz, y pon rey sobre ellos. Entonces Samuel dijo a los varones de Israel: Idos cada uno a su ciudad. 9  1 Y había un varón de Ben-jamín hombre valeroso, el cual se llamaba Cis, hijo de Abiel, hijo de Seor, hijo de Becorat, hijo de Afias, hijo de un varón de Jemini: 2 Este tenía un hijo que se llamaba Saul, mancebo y hermoso, que entre los hijos de Israel no había otro más hermoso que él: del hombro arriba sobrepujaba a todo el pueblo. 3 Y habíanse perdido las asnas de Cis padre de Saul: y dijo Cis a Saul su hijo: Toma ahora contigo alguno de los criados, y levántate, y vé a buscar las asnas. 4 Y él pasó el monte de Efraím y de allí pasó en la tierra de Salisa: y no las hallaron. Y pasaron por la tierra de Salim, y tampoco. Y pasaron por la tierra de Jemini, y no las hallaron. 5 Y cuando vinieron a la tierra de Suf, Saul dijo a su criado que tenía consigo: Ven, volvámosnos porque quizá mi padre, dejadas las asnas, estará congojado por nosotros. 6 Y él le respondió: He aquí ahora que en esta ciudad está el varón de Dios, que es varón insigne: todas las cosas que él dijere, sin duda vendrán. Vamos ahora allá: quizá nos enseñará nuestro camino por donde vayamos. 7 Y Saul respondió a su criado: Vamos pues: mas ¿qué llevaremos al varón? Porque el pan de nuestras alforjas se ha acabado, y no tenemos que presentar al varón de Dios: porque ¿qué tenemos? 8 Entonces tornó el criado a responder a Saul, diciendo: He aquí, se halla en mi mano un cuatro de siclo de plata; esto daré al varón de Dios, porque nos declare nuestro camino. 9 (Antiguamente en Israel cualquiera que iba a consultar a Dios, decía así: Veníd y vamos hasta el vidente; porque el que ahora se llama profeta, antiguamente era llamado, vidente.) 10 Dijo pues Saul a su criado: Bien dices: ea pues vamos. Y fueron a la ciudad, donde estaba el varón de Dios: 11 Y cuando subían por la cuesta de la ciudad, hallaron unas mozas que salían por agua, a las cuales dijeron: ¿Está en este lugar el vidente? 12 Y ellas respondiéndoles, dijeron: Si. Héle aquí, delante de ti; dáte pues priesa, porque hoy ha venido a la ciudad; porque el pueblo tiene hoy sacrificio en el alto: 13 Y cuando entrareis en la ciudad, luego le hallaréis, antes que suba al alto a comer; porque el pueblo no comerá hasta que él haya venido; porque él ha de bendecir el sacrificio, y después comerán los convidados. Subíd pues ahora, porque ahora le hallaréis. 14 Y ellos subieron a la ciudad, y cuando estuvieron en medio de la ciudad, he aquí Samuel que salía delante de ellos para subir al alto. 15 Y un día antes que Saul viniese, Jehová había revelado al oído de Samuel, diciendo: 16 Mañana a esta misma hora, yo enviaré a ti un varón de la tierra de Ben-jamín, al cual ungirás por príncipe sobre mi pueblo Israel: y este salvará mi pueblo de mano de los Filisteos: porque yo he mirado a mi pueblo, porque su clamor ha llegado hasta mí. 17 Y Samuel miró a Saul, y Jehová le dijo: He aquí este es el varón del cual te dije: Este señoreará a mi pueblo. 18 Y llegando Saul a Samuel en medio de la puerta, díjole: Ruégote que me enseñes donde está la casa del vidente. 19 Y Samuel respondió a Saul, y dijo: Yo soy el vidente: sube delante de mí al alto, y coméd hoy conmigo; y por la mañana te despacharé, y te descubriré todo lo que está en tu corazón. 20 Y de las asnas que se te perdieron hoy ha tres días, pierde cuidado de ellas, porque ya son halladas. ¿Mas cuyo es todo el deseo de Israel, sino tuyo, y de toda la casa de tu padre? 21 Y Saul respondió y dijo: ¿No soy yo hijo de Jemini, de las más pequeñas tribus de Israel? ¿Y mi familia la más pequeña de todas las familias de la tribu de Ben-jamín? ¿Pues, por qué me has dicho cosa semejante? 22 Y trabando Samuel de Saul y de su criado, metiólos al cenadero, y dióles lugar en la cabecera de los convidados, que eran como treinta varones. 23 Y dijo Samuel al cocinero: Da acá la porción que te dí, la cual te dije que guardases aparte. 24 Y el cocinero alzó una espalda con lo que estaba sobre ella, y púsola delante de Saul. Y Samuel dijo: He aquí lo que ha quedado, pon delante de ti, y come: porque de industria se guardó para ti, cuando dije: Yo he convidado al pueblo. Y Saul comió aquel día con Samuel. 25 Y cuando hubieron descendido del alto a la ciudad, él habló con Saul sobre la techumbre. 26 Y otro día madrugaron como al salir del alba, y Samuel llamó a Saul sobre la techumbre, y dijo: Levántate, para que te despache. Y Saul se levantó: y salieron fuera ambos, él y Samuel. 27 Y descendiendo ellos al cabo de la ciudad, dijo Samuel a Saul: Di al mozo que vaya delante. Y el mozo pasó delante. Y tú espera un poco para que yo te declare palabra de Dios. 10  1 Y tomando Samuel una ampolla de aceite, derramóla sobre su cabeza, y besóle, y díjole: ¿No te ha ungido Jehová por capitán sobre su heredad? 2 Hoy luego que te hayas apartado de mí, hallarás dos varones junto al sepulcro de Raquel, en el término de Ben-jamín en Salesa, los cuales te dirán: Las asnas, que habías ido a buscar, son halladas: y tu padre, había ya dejado el negocio de las asnas, y congojábase por vosotros, diciendo: ¿Qué haré de mi hijo? 3 Y como de allí te fueres más adelante, y llegares a la campaña de Tabor, salirte han al encuentro tres varones, que suben a Dios en Bet-el: llevando el uno tres cabritos, y el otro tres tortas de pan, y el tercero, un cuero de vino. 4 Los cuales, luego que te hayan saludado, te darán dos panes, y los tomarás de mano de ellos. 5 De allí vendrás al collado de Dios, donde está la guarnición de los Filisteos, y como entrares allá en la ciudad, encontrarás una compañía de profetas, que descienden del alto, y delante de ellos salterio, y adufe, y flauta, y arpa, y ellos profetizando. 6 Y el Espíritu de Jehová te arrebatará, y profetizarás con ellos; y serás mudado en otro varón. 7 Y cuando te hubieren venido estas señales hazte lo que te viniere a la mano: porque Dios es contigo. 8 Y descenderás delante de mí en Galgal; y luego yo descenderé a ti a sacrificar holocaustos, y a matar víctimas pacíficas. me esperarás siete días hasta que yo venga a ti, y te enseñe lo que has de hacer. 9 ¶ Y aconteció que como él tornó su hombro para partirse de Samuel, Dios le trocó su corazón: y todas estas señales vinieron en aquel día. 10 Y como llegaron allá al collado, he aquí la compañía de los profetas que venía a encontrarse con él, y él Espíritu de Dios le arrebató, y profetizó entre ellos. 11 Y aconteció que todos los que le conocían de ayer y de anteayer, miraban como profetizaba con los profetas. Y el pueblo decía el uno al otro. ¿Qué ha acontecido al hijo de Cis? ¿Saul también entre los profetas? 12 Y alguno de allí respondió, y dijo: ¿Y quién es el padre de ellos? Por esta causa se tornó en proverbio, ¿También Saul entre los profetas? 13 Y cesó de profetizar, y llegó al alto. 14 Y un tio de Saul dijo a él y a su criado: ¿Dónde fuisteis? Y él respondió: A buscar las asnas. Y como vimos que no parecían, fuimos a Samuel. 15 Y dijo el tio de Saul: Yo te ruego que me declares, ¿qué os dijo Samuel? 16 Y Saul respondió a su tio, declarando nos declaró que las asnas habían parecido. Mas del negocio del reino, de que Samuel le habló, no le descubrió nada. 17 ¶ Y Samuel convocó el pueblo a Jehová en Maspa. 18 Y dijo a los hijos de Israel: Así dijo Jehová el Dios de Israel: Yo saqué a Israel de Egipto, y os libré de mano de los Egipcios, y de mano de todos los reinos que os afligieron; 19 Mas vosotros habéis desechado hoy a vuestro Dios, que os guarda de todas vuestras aflicciones y angustias, diciendo: No, sino pon rey sobre nosotros. Ahora pues ponéos delante de Jehová por vuestras tribus, y por vuestros millares. 20 Y haciendo allegar Samuel todas las tribus de Israel, fue tomada la tribu de Ben-jamín. 21 E hizo llegar la tribu de Ben-jamín por sus linajes, y fue tomada la familia de Metri, y de ella fue tomado Saul hijo de Cis: y como le buscaron, no fue hallado. 22 Y preguntaron otra vez a Jehová, si había aun de venir allí aquel varón: y Jehová respondió: He aquí que él está escondido entre el bagaje. 23 Entonces corrieron allá, y tomáronle de allí; y puesto en medio del pueblo, desde el hombro arriba era más alto que todo el pueblo. 24 Y Samuel dijo a todo el pueblo: ¿Habéis visto al que ha elegido Jehová, que no hay semejante a él en todo el pueblo? Entonces el pueblo clamó con alegría, diciendo: Viva el rey. 25 Entonces Samuel recitó al pueblo el derecho del reino, y escribiólo en un libro, el cual guardó delante de Jehová. 26 Y envió Samuel a todo el pueblo cada uno a su casa: y Saul también se fue a su casa en Gabaa, y fueron con él algunos del ejército, el corazón de los cuales Dios había tocado. 27 Mas los impíos dijeron: ¿Cómo nos ha este de salvar? Y tuviéronle en poco, y no le trajeron presente: mas él disimuló. 11  1 Y subió Naas Ammonita, y asentó campo contra Jabes de Galaad. Y todos los de Jabes dijeron a Naas: Haz alianza con nosotros, y servirte hemos. 2 Y Naas Ammonita les respondió: Con esta condición haré alianza con vosotros, que a cada uno de todos vosotros saque el ojo derecho, y ponga esta vergüenza sobre todo Israel. 3 Y los ancianos de Jabes le dijeron: Dános siete días, para que enviemos mensajeros en todos los términos de Israel: y si nadie hubiere que nos defienda, saldremos a ti. 4 Y llegando los mensajeros a Gabaa de Saul, dijeron estas palabras en oídos del pueblo: y todo el pueblo lloró a alta voz. 5 Y, he aquí, Saul que venía del campo tras los bueyes: y dijo Saul: ¿Qué tiene el pueblo, que lloran? y contáronle las palabras de los varones de Jabes. 6 Y el Espíritu de Dios arrebató a Saul en oyendo estas palabras, y encendióse en ira en gran manera. 7 Y tomando un par de bueyes, cortólos en piezas, y enviólos por todos los términos de Israel por mano de mensajeros, diciendo: Cualquiera que no saliere en pos de Saul, y en pos de Samuel, así será hecho a sus bueyes. Y cayó temor de Jehová sobre el pueblo; y salieron todos como un hombre. 8 Y contólos en Bezec, y fueron los hijos de Israel trescientos mil: y los varones de Judá, treinta mil. 9 Y respondieron a los mensajeros que habían venido: Así diréis a los de Jabes de Galaad: Mañana en calentando el sol, tendréis salud. Y vinieron los mensajeros, y declaráronlo a los de Jabes, los cuales se holgaron. 10 Y los de Jabes dijeron: Mañana saldremos a vosotros, para que hagáis con nosotros todo lo que bien os pareciere. 11 Y el día siguiente Saul puso el pueblo en orden en tres escuadrones: y vinieron en medio del real a la vela de la mañana, e hirieron a los Ammonitas hasta que el día se calentaba; y los que quedaron, se derramaron, que no quedaron dos de ellos juntos. 12 El pueblo entonces dijo a Samuel: ¿Quién son los que decían? ¿Reinará Saul sobre nosotros? Dad aquellos hombres, y matarlos hemos, 13 Y Saul dijo: No morirá hoy alguno; porque hoy ha obrado Jehová salud en Israel. 14 ¶ Mas Samuel dijo al pueblo: Veníd, vamos a Galgal para que renovemos allí el reino. 15 Y fue todo el pueblo a Galgal, y envistieron allí a Saul por rey delante de Jehová en Galgal. Y sacrificaron allí víctimas pacíficas delante de Jehová: y alegráronse mucho allí Saul y todos los de Israel. 12  1 Y dijo Samuel a todo Israel: He aquí, yo he oído vuestra voz en todas las cosas que me habéis dicho, y os he puesto rey. 2 Ahora, pues, he aquí vuestro rey va delante de vosotros. Porque yo ya soy viejo y cano; mas mis hijos están con vosotros, y yo he andado delante de vosotros desde mi mocedad hasta este día. 3 Aquí estoy, contestád contra mí delante de Jehová, y delante de su ungido, si he tomado el buey de alguno, o si he tomado el asno de alguno, o si he calumniado a alguno, o si he injuriado a alguno, o si he tomado cohecho de alguno por el cual haya cubierto mis ojos: y satisfaceros he. 4 Entonces ellos dijeron: Nunca nos has calumniado, ni injuriado, ni has tomado algo de mano de ningún hombre. 5 Y él les dijo: Jehová es testigo contra vosotros, y su ungido también es testigo en este día, que no habéis hallado tras mí cosa ninguna. Y ellos respondieron: Así es. 6 Entonces Samuel dijo al pueblo: Jehová, que hizo a Moisés y a Aarón, y que sacó a vuestros padres de la tierra de Egipto. 7 ¶ Ahora pues estád, y yo os pondré demanda delante de Jehová, de todas las justicias de Jehová que ha hecho con vosotros, y con vuestros padres. 8 Como Jacob hubo entrado en Egipto, y que vuestros padres clamaron a Jehová, Jehová envió a Moisés, y a Aarón, los cuales sacaron a vuestros padres de Egipto, y los hicieron habitar en este lugar. 9 Y olvidaron a Jehová su Dios, y él los vendió en la mano de Sísera capitán del ejército de Asor, y en la mano de los Filisteos, y en la mano del rey de Moab, los cuales les hicieron guerra. 10 Y ellos clamaron a Jehová, y dijeron: Pecamos, porque hemos dejado a Jehová, y habemos servido a los Baales, y a Astarot: líbranos pues ahora de la mano de nuestros enemigos, y nosotros te serviremos. 11 Entonces Jehová envió a Jeru-baal, y a Badán, y a Jefté, y a Samuel, y os libró de mano de vuestros enemigos al derredor; y habitasteis seguros. 12 Y como visteis que Naas rey de los hijos de Ammón venía contra vosotros, me dijisteis: No, sino rey reinará sobre nosotros; siendo vuestro rey Jehová vuestro Dios. 13 Ahora, pues, veis aquí vuestro rey, que elegisteis, que pedisteis; veis aquí que Jehová ha puesto sobre vosotros rey. 14 Pues si temiereis a Jehová, y le serviereis, y oyereis su voz, y no fuereis rebeldes a la palabra de Jehová, así vosotros como el rey que reina sobre vosotros, seréis tras Jehová vuestro Dios. 15 Mas si no oyereis la voz de Jehová, y si fuereis rebeldes a la palabra de Jehová, la mano de Jehová será contra vosotros como contra vuestros padres. 16 Y también ahora estád, y mirád esta gran cosa, que Jehová hará delante de vuestros ojos. 17 ¿No es ahora la siega de los trigos? Yo clamaré a Jehová, y él dará truenos y aguas, para que conozcáis y veais, que es grande vuestra maldad, que habéis hecho en los ojos de Jehová, pidiéndoos rey. 18 Y Samuel clamó a Jehová, y Jehová dio truenos y aguas en aquel día: y todo el pueblo temió en gran manera a Jehová y a Samuel. 19 ¶ Y dijo todo el pueblo a Samuel: Ruega por tus siervos a Jehová tu Dios, que no muramos: porque a todos nuestros pecados hemos añadido este mal, de pedir rey para nosotros. 20 Y Samuel respondió al pueblo: No temáis. Vosotros habéis cometido todo este mal; mas con todo eso no os apartéis de en pos de Jehová, sino servíd a Jehová con todo vuestro corazón. 21 No os apartéis en pos de las vanidades, que no aprovechan, ni libran; porque son vanidades. 22 Que Jehová no desamparará a su pueblo por su grande nombre; porque Jehová ha querido haceros pueblo suyo. 23 Y lejos vaya también de mí, que peque contra Jehová, cesando de rogar por vosotros; antes os enseñaré por buen camino y derecho: 24 Solamente teméd a Jehová, y servídle de verdad con todo vuestro corazón: porque considerád cuán grandes cosas ha hecho con vosotros. 25 Mas si perseverareis en hacer mal, vosotros y vuestro rey pereceréis. 13  1 Hijo de un año era Saul cuando reinó: y dos años reinó sobre Israel. 2 Cuando Saul se escogió tres mil de Israel, los dos mil estuvieron con Saul en Macmas, y en el monte de Bet-el, y los mil estuvieron con Jonatán en Gabaa de Ben-jamín: y envió a todo el otro pueblo cada uno a sus tiendas. 3 Y Jonatán hirió la guarnición de los Filisteos, que estaba en el collado, y oyéronlo los Filisteos, y Saul hizo tocar trompeta por toda la tierra, diciendo: Oíganlo los Hebreos. 4 Y todo Israel oyeron que se decía: Saul ha herido la guarnición de los Filisteos; y también que Israel olía mal a los Filisteos: y el pueblo se juntó en pos de Saul en Galgal. 5 Entonces los Filisteos se juntaron para pelear con Israel, treinta mil carros, y seis mil caballos, y pueblo como la arena que está a la orilla de la mar en multitud: y subieron, y asentaron campo en Macmas al oriente de Bet-aven. 6 ¶ Mas los hombres de Israel viéndose puestos en estrecho, (porque el pueblo estaba en estrecho,) el pueblo se escondió en cuevas, en fosas, en peñascos, en rocas, y en cisternas. 7 Y algunos de los Hebreos pasaron el Jordán en la tierra de Gad y de Galaad: y Saul se estaba aun en Galgal, y todo el pueblo iba tras de él temblando. 8 Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho, y Samuel no venía a Galgal, y el pueblo se le iba. 9 Entonces dijo Saul: Traédme holocausto, y sacrificios pacíficos. Y sacrificó el holocausto. 10 Y como él acababa de hacer el holocausto, he aquí Samuel que venía: y Saul le salió a recibir para saludarle. 11 Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saul respondió: Porque ví que el pueblo se me iba, y que tú no venías al plazo de los días, y que los Filisteos estaban juntos en Macmas; 12 Dije en mí: Los Filisteos descenderán ahora a mí en Galgal, y yo no he rogado a la faz de Jehová. Y esforcéme, y ofrecí holocausto. 13 Entonces Samuel dijo a Saul: Locamente has hecho, que no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios, que él te había mandado. Porque ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre. 14 Mas ahora tu reino no será durable. Jehová se ha buscado varón según su corazón, al cual Jehová ha mandado, que sea capitán sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó. 15 Y levantándose Samuel subió de Galgal en Gabaa de Ben-jamín: y Saul contó el pueblo, que se hallaba con él, como seiscientos hombres. 16 Y Saul y Jonatán su hijo, y el pueblo que se hallaba con ellos, se quedaron en Gabaa de Ben-jamín: y los Filisteos habían puesto su campo en Macmas. 17 Y salieron del campo de los Filisteos tres escuadrones a correr la tierra. El un escuadrón marchaba por el camino de Efra a la tierra de Sual. 18 El otro escuadrón marchaba hacia Bet-orón, y el tercer escuadrón marchaba hacia la región que mira al valle de Seboim hacia el desierto. 19 Y en toda la tierra de Israel no se hallaba oficial; que los Filisteos habían dicho entre sí: Para que los Hebreos no hagan espada, o lanza. 20 Y así todos los de Israel descendían a los Filisteos cada uno a aguzar su reja, su azadón, su hacha, o su sacho, 21 Y cuando se hacían bocas en las rejas, o en los azadones, o en las horquillas, o en las hachas, hasta un aguijón que se había de adobar. 22 Así aconteció que el día de la batalla no se halló espada, ni lanza en la mano de ninguno de todo el pueblo, que estaba con Saul y con Jonatán, sino fueron Saul y Jonatán su hijo que las tenían. 23 Y la guarnición de los Filisteos salió al paso de Macmas. 14  1 Y un día aconteció que Jonatán, hijo de Saul, dijo a su criado que le traía las armas: Ven, y pasemos a la guarnición de los Filisteos, que está a aquel lado. Y no lo hizo saber a su padre. 2 Y Saul estaba en el término de Gabaa debajo de un granado que estaba en Magrón, y el pueblo que estaba con él, era como seiscientos hombres. 3 Y Aquias, hijo de Aquitob, hermano de Icabod, hijo de Finees, hijo de Elí sacerdote de Jehová en Silo, traía el efod: y el pueblo no sabía que Jonatán se hubiese ido. 4 Y entre los pasos por donde Jonatán procuraba pasar a la guarnición de los Filisteos había un peñasco agudo de la una parte, y otro de la otra parte, el uno se llamaba Boses, y el otro Sene. 5 El un peñasco al norte hacia Macmas, y el otro al mediodía hacia Gabaa. 6 Dijo pues Jonatán a su criado que le traía las armas: Ven, pasemos a la guarnición de estos incircuncisos, quizá hará Jehová por nosotros; que no es difícil a Jehová salvar con multitud, o con poco número. 7 Y su paje de armas le respondió: Haz todo lo que tienes en tu corazón; vé, que aquí estoy contigo a tu voluntad. 8 Y Jonatán dijo: He aquí, nosotros pasaremos a estos hombres, y mostrárnosles hemos. 9 Si nos dijeren así: Esperád hasta que lleguemos a vosotros; entonces nos estaremos en nuestro lugar, y no subiremos a ellos. 10 Mas si nos dijeren así: Subíd a nosotros; entonces subiremos, porque Jehová los ha entregado en nuestras manos, y esto nos será por señal. 11 Y mostráronse ambos a la guarnición de los Filisteos, y los Filisteos dijeron: He aquí los Hebreos, que salen de las cavernas en que se habían escondido. 12 Y los varones de la guarnición respondieron a Jonatán y a su paje de armas, y dijeron: Subíd a nosotros, y mostraros hemos el caso. Entonces Jonatán dijo a su paje de armas: Sube tras mí, que Jehová los ha entregado en la mano de Israel. 13 Y subió Jonatán con sus manos y con sus pies, y tras él su paje de armas: y los que caían delante de Jonatán, su paje de armas, qué iba tras de él, los mataba. 14 Esta fue la primera matanza, en la cual Jonatán con su paje de armas mató como veinte varones, como en la mitad de una huebra que un par de bueyes suelen arar en un campo. 15 Y hubo temblor en el real, y por la tierra, y por todo el pueblo de la guarnición: y los que habían ido a correr la tierra, también ellos temblaron: y la tierra fue alborotada, y hubo gran temblor. 16 Y las centinelas de Saul vieron desde Gabaa de Ben-jamín como la multitud estaba turbada, e iba de una parte a otra, y era deshecha. 17 Entonces Saul dijo al pueblo que tenía consigo: Reconocéd luego y mirád, quién haya ido de los nuestros. Y como reconocieron, hallaron que faltaba Jonatán y su paje de armas. 18 Y Saul dijo a Aquias: Trae el arca de Dios. Porque el arca de Dios estaba aquel día con los hijos de Israel. 19 Y aconteció que estando aun hablando Saul con el sacerdote, el alboroto que estaba en el campo de los Filisteos, se aumentaba, e iba creciendo en gran manera. Entonces dijo Saul al sacerdote: Detén tu mano. 20 Y juntando Saul todo el pueblo que con él estaba, vinieron hasta el lugar de la batalla: y, he aquí que la espada de cada uno era vuelta contra su compañero, y la mortandad era grande. 21 Y los Hebreos que habían estado con los Filisteos los días antes, y habían venido con ellos de los al derredores al campo, también estos se volvieron para incorporarse con los Israelitas que estaban con Saul y con Jonatán. 22 Asimismo todos los Israelitas que se habían escondido en el monte de Efraím, oyendo que los Filisteos huían, ellos también los siguieron en aquella batalla. 23 Y Jehová salvó a Israel aquel día, y la batalla llegó hasta Bet-aven. 24 ¶ Y los varones de Israel fueron puestos en estrecho aquel día; porque Saul había conjurado al pueblo, diciendo: Cualquiera que comiere pan hasta la tarde, hasta que haya tomado venganza de mis enemigos, sea maldito. Y todo el pueblo no había gustado pan. 25 Y toda la gente del país llegó a un bosque, donde había miel en la haz del campo. 26 Y entró el pueblo en el bosque, y, he aquí que la miel corría, y ninguno hubo que llegase la mano a su boca: porque el pueblo tenía en reverencia el juramento. 27 Mas Jonatán no había oído, cuando su padre conjuró al pueblo: y extendió la punta de una vara, que traía en su mano, y mojóla en un panal de miel y llegó su mano a su boca, y sus ojos fueron aclarados. 28 Entonces habló uno del pueblo, diciendo: Conjurando ha conjurado tu padre al pueblo, diciendo: Maldito sea el varón que comiere hoy nada: y el pueblo desfallecía de hambre. 29 Y respondió Jonatán: Mi padre ha turbado el país. Ved ahora como han sido aclarados mis ojos por haber gustado un poco de esta miel: 30 ¿Cuánto más si el pueblo hubiera hoy comido del despojo de sus enemigos que halló? ¿No se hubiera hecho ahora mayor estrago en los Filisteos? 31 E hirieron aquel día a los Filisteos desde Macmas hasta Ajalón; mas el pueblo se cansó mucho. 32 ¶ Y el pueblo se tornó al despojo, y tomaron ovejas y vacas, y becerros, y matáronlos en tierra, y el pueblo comió con sangre. 33 Y dándole de ello aviso a Saul, dijéronle: El pueblo peca contra Jehová comiendo con sangre. Y él dijo: Vosotros habéis prevaricado. Revolvédme ahora acá una grande piedra. 34 Y Saul tornó a decir: Esparcíos por el pueblo, y decídles: Traígame cada uno su vaca, y cada uno su oveja, y degollád aquí, y coméd, y no pecaréis contra Jehová comiendo con sangre. Y trajeron todo el pueblo cada uno su vaca con su mano aquella noche, y degollaron allí. 35 Y edificó Saul altar a Jehová, el cual altar fue el primero que edificó a Jehová. 36 Y dijo Saul: Descendamos de noche contra los Filisteos, y saquearlos hemos hasta la mañana, y no dejaremos de ellos a ninguno. Y ellos dijeron: Haz lo que bien te pareciere. Y el sacerdote dijo: Lleguémosnos aquí a Dios. 37 Y Saul consultó a Dios: ¿Descenderé tras los Filisteos? ¿Entregarlos has en mano de Israel? Mas Jehová no le dio respuesta aquel día. 38 Entonces dijo Saul: Llegáos acá todos los cantones del pueblo: sabéd, y mirád por quien ha sido hoy este pecado. 39 Porque vive Jehová, que salva a Israel, que si fuere en mi hijo Jonatán, él morirá de muerte. Y no hubo en todo el pueblo quien le respondiese. 40 Y dijo a todo Israel: Vosotros estaréis a un lado, y yo y Jonatán mi hijo estaremos a otro lado. Y el pueblo respondió a Saul: Haz lo que bien te pareciere. 41 Entonces dijo Saul a Jehová Dios de Israel: Da perfección. Y fueron tomados Jonatán y Saul, y el pueblo salió por libre. 42 Y Saul dijo: Echád entre mí, y Jonatán mi hijo. Y fue tomado Jonatán. 43 Entonces Saul dijo a Jonatán: Declárame que has hecho. Y Jonatán se lo declaró, y dijo: Gustando gusté con la punta de la vara que traía en mi mano, un poco de miel: ¿y moriré por eso? 44 Y Saul respondió: Así me haga Dios, y así me añada, que sin duda morirás Jonatán. 45 Entonces el pueblo dijo a Saul: ¿Pues ha de morir Jonatán, el que ha hecho esta salud grande en Israel? No será así. Vive Jehová que no ha de caer un cabello de su cabeza en tierra, pues que ha hecho hoy con Dios. Y el pueblo libró a Jonatán, que no muriese. 46 Y Saul dejó de seguir los Filisteos: y los Filisteos se fueron a su lugar. 47 Y tomando Saul el reino sobre Israel, hizo guerra a todos sus enemigos al derredor: contra Moab, contra los hijos de Ammón, contra Edom, contra los reyes de Soba, y contra los Filisteos, y a donde quiera que se tornaba era vencedor. 48 Y juntó ejército, e hirió a Amalec, y libro a Israel de mano de los que le saqueaban. 49 ¶ Y los hijos de Saul eran, Jonatán, Jesuí, y Melqui-sua. Y los nombres de sus dos hijas eran, el nombre de la mayor, Merob, y el de la menor, Micol. 50 Y el nombre de la mujer de Saul era Aquinoam, hija de Aquimaas. Y el nombre del general de su ejército era Abner, hijo de Ner, tio de Saul. 51 Porque Cis padre de Saul, y Ner padre de Abner, fueron hijos de Abiel. 52 Y la guerra fue fuerte contra los Filisteos, todo el tiempo de Saul: y a cualquiera que Saul veía que era valiente hombre, y hombre de esfuerzo, le juntaba consigo. 15  1 Y Samuel dijo a Saul: Jehová me envió a que te ungiese por rey sobre su pueblo Israel: oye pues la voz de las palabras de Jehová. 2 Así dijo Jehová de los ejércitos: Acuérdome de lo que hizo Amalec a Israel: que se le opuso en el camino, cuando subía de Egipto. Vé, pues, e hiere a Amalec, 3 Y destruiréis en él todo lo que tuviere; y no hayas piedad de él. Mata hombres y mujeres, niños y mamantes, vacas y ovejas, camellos y asnos. 4 Y Saul juntó el pueblo, y reconociólos en Telaim, doscientos mil hombres de a pie, y diez mil varones de Judá. 5 Y viniendo Saul a la ciudad de Amalec puso emboscada en el valle. 6 Y Saul dijo al Cineo: Idos, apartáos, y salíd de entre los de Amalec: porque no te destruya juntamente con él; porque tú hiciste misericordia con todos los hijos de Israel, cuando subían de Egipto. Y el Cineo se apartó de entre los de Amalec. 7 Y Saul hirió a Amalec desde Hevila hasta llegar a Sur que está a la frontera de Egipto. 8 Y tomó vivo a Agag rey de Amalec, mas a todo el pueblo mató a filo de espada. 9 Y Saul y el pueblo perdonaron a Agag, a lo mejor de las ovejas, y al ganado mayor, a los gruesos, y a los carneros, y finalmente a todo lo bueno, que no lo quisieron destruir: mas todo lo que era vil y flaco destruyeron. 10 ¶ Y fue palabra de Jehová a Samuel, diciendo: 11 Pésame de haber puesto por rey a Saul; porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras. Y pesó a Samuel: y clamó a Jehová toda aquella noche. 12 Y Samuel madrugó por venir a recibir a Saul por la mañana: y fue dado aviso a Samuel, diciendo: Saul es venido al Carmelo: y, he aquí, él se ha levantado un trofeo: y que volviendo había pasado, y descendido a Galgala. 13 Vino pues Samuel a Saul, y Saul le dijo: Bendito seas tú de Jehová, yo he cumplido la palabra de Jehová. 14 Samuel entonces dijo: ¿Pues qué balido de ganados y bramido de bueyes es este que yo oigo con mis oídos? 15 Y Saul respondió: De Amalec los han traído: porque el pueblo perdonó a lo mejor de las ovejas, y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios: y los demás destruimos. 16 Entonces Samuel dijo a Saul: Déjame declararte lo que Jehová me ha dicho esta noche. Y él le respondió: Dí. 17 Y dijo Samuel: ¿Siendo tú pequeño en tus ojos, no has sido hecho cabeza a las tribus de Israel, y Jehová te ha ungido por rey sobre Israel? 18 Y envióte Jehová en jornada, y dijo: Vé, y destruye los pecadores de Amalec, y házles guerra hasta que los acabes. 19 ¿Por qué pues no has oído la voz de Jehová, antes vuelto al despojo, has hecho lo malo en los ojos de Jehová? 20 Y Saul respondió a Samuel: Antes he oído la voz de Jehová, y fuí a la jornada donde Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido los Amalecitas. 21 Mas el pueblo tomó del despojo ovejas y vacas, las primicias del anatema, para sacrificarlas a Jehová tu Dios en Galgal. 22 Y Samuel dijo: ¿Tiene Jehová tanto contentamiento con los holocaustos y víctimas, como con obedecer a la palabra de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios: y el escuchar, que el sebo de los carneros. 23 Porque pecado es de adivinación la rebelión, e ídolo e idolatría, el quebrantar. Y por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado que no seas rey. 24 Entonces Saul dijo a Samuel: Yo he pecado, que he quebrantado el dicho de Jehová, y tus palabras: porque temí al pueblo, y consentí a la voz de ellos: perdona pues ahora mi pecado, 25 Y vuelve conmigo para que adore a Jehová. 26 Y Samuel respondió a Saul: No volveré contigo; porque desechaste la palabra de Jehová, y Jehová te ha desechado que no seas rey sobre Israel. 27 Y volviéndose Samuel para irse, él echó mano del canto de su capa, y rompióse. 28 Entonces Samuel le dijo: Jehová ha rompido hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a tu prójimo, mejor que tú. 29 Y aun el Vencedor de Israel no mentirá, ni se arrepentirá: porque no es hombre para que se arrepienta. 30 ¶ Y él dijo: Yo he pecado: mas ruégote que me honres delante de los ancianos de mi pueblo, y delante de Israel, y vuelve conmigo, para que adore a Jehová tu Dios. 31 Y volvió Samuel tras Saul, y adoró Saul a Jehová. 32 Y dijo Samuel: Traédme a Agag rey de Amalec. Y Agag vino a él delicadamente. Y dijo Agag: ciertamente se acercó la amargura de la muerte. 33 Y Samuel dijo: Como tu espada hizo las mujeres sin hijos; así tu madre será sin hijo entre las mujeres. Entonces Samuel cortó en piezas a Agag delante de Jehová en Galgal. 34 Y Samuel se fue a Rama, y Saul subió a su casa en Gabaa de Saul. 35 Y nunca después vio Samuel a Saul en toda su vida: y Samuel lloraba a Saul, porque Jehová se había arrepentido de haber puesto a Saul por rey sobre Israel. 16  1 Y dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuando has tú de llorar a Saul habiéndole yo desechado, que no reine sobre Israel? Hinche tu cuerno de aceite, y ven, enviarte he a Isaí de Belén: porque de sus hijos me he proveido de rey. 2 Y dijo Samuel: ¿Cómo iré? Si Saul lo entendiere, me matará. Jehová respondió: Toma una becerra de las vacas en tus manos, y dí: A sacrificar a Jehová he venido. 3 Y llama a Isaí al sacrificio, y yo te enseñaré lo que has de hacer, y ungirme has al que yo te dijere. 4 Y Samuel hizo como le dijo Jehová: y como él llegó a Belén, los ancianos de la ciudad le salieron a recibir con miedo: y dijeron: ¿Es pacífica tu venida? 5 Y él respondió: Si. Vengo a sacrificar a Jehová; santificáos, y veníd conmigo al sacrificio: y santificando él a Isaí y a sus hijos llamólos al sacrificio. 6 Y aconteció, que como ellos vinieron, él vio a Eliab, y dijo: De cierto delante de Jehová está su ungido. 7 Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a la altura de su estatura; porque yo le desecho; porque no es lo que el hombre ve, porque el hombre ve lo que está delante de sus ojos, mas Jehová ve el corazón. 8 E Isaí llamó a Abinadab, e hízole pasar delante de Samuel, el cual dijo: Ni a este ha elegido Jehová. 9 E hizo pasar Isaí a Samma; y él dijo: tampoco a este ha elegido Jehová. 10 E hizo pasar Isaí sus siete hijos delante de Samuel, y Samuel dijo a Isaí: Jehová no ha elegido a estos. 11 Y dijo Samuel a Isaí: ¿Hánse acabado los mozos? Y él respondió: Aun queda el menor que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él; porque no nos asentarémos a la mesa hasta que él venga aquí. 12 Y él envió por él, y metióle delante: el cual era rojo, de hermoso parecer, y de bello aspecto. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngele, que este es. 13 Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y ungióle de entre sus hermanos: y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová tomó a David. Y levantándose Samuel, volvióse a Rama. 14 ¶ Y el Espíritu de Jehová se apartó de Saul, y atormentábale el espíritu malo de parte de Jehová. 15 Y los criados de Saul le dijeron: He aquí ahora que el espíritu malo de Dios te atormenta. 16 Diga pues nuestro señor a tus siervos que están delante de ti, que busquen alguno que sepa tañer arpa: para que cuando fuere sobre ti el espíritu malo de Dios, él taña con su mano, y estés mejor. 17 Y Saul respondió a sus criados: Mirádme pues ahora por alguno que taña bien, y traédmele. 18 Entonces uno de los criados respondió, diciendo: He aquí, yo he visto a un hijo de Isaí de Belén que sabe tañer: y es valiente de fuerza, y hombre de guerra: prudente en sus palabras, hermoso, y Jehová es con él. 19 Y Saul envió mensajeros a Isaí, diciendo: Envíame a David tu hijo, el que está con las ovejas. 20 E Isaí tomó un asno cargado de pan, y un cuero de vino, y un cabrito de las cabras, y enviólo a Saul por mano de David su hijo. 21 Y viniendo David a Saul estuvo delante de él, y él le amó mucho, y fue hecho su escudero. 22 Y Saul envió a decir a Isaí: Yo te ruego que esté David conmigo, porque ha hallado gracia en mis ojos. 23 Y cuando el espíritu malo de Dios era sobre Saul, David tomaba la arpa y tañía con su mano, y Saul tenía refrigerio, y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él. 17  1 Y los Filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra, y congregáronse en Soco, que es en Judá, y asentaron campo entre Soco y Azeca en el término de Donmim. 2 Y también Saul y los varones de Israel se juntaron, y asentaron el campo en el valle del Alcornoque: y ordenaron la batalla contra los Filisteos. 3 Y los Filisteos estaban sobre el un monte de la una parte, e Israel estaba sobre el otro monte de la otra parte; y el valle estaba entre ellos. 4 Y salió un varón del campo de los Filisteos entre los dos campos, el cual se llamaba Goliat de Get, y tenía de altura seis codos y un palmo. 5 Y traía un almete de acero en su cabeza, vestido de unas corazas de planchas: y el peso de las corazas tenía cinco mil siclos de metal. 6 Y sobre sus pies traía grebas de hierro, y un escudo de acero en sus hombros. 7 El hasta de su lanza era como un enjullo de un telar, y el hierro de su lanza tenía seiscientos siclos de hierro, y su escudero iba delante de él. 8 Y paróse, y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué salís a dar batalla? ¿No soy yo el Filisteo, y vosotros los siervos de Saul? Escogéd un varón de vosotros que venga contra mí. 9 Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos. Y si yo pudiere más que él, y le venciere, vosotros seréis nuestros siervos, y nos serviréis. 10 Y añadió el Filisteo: Yo he deshonrado hoy el campo de Israel: dádme varón que pelee conmigo. 11 Y oyendo Saul y todo Israel estas palabras del Filisteo, fueron espantados, y hubieron gran miedo. 12 Y David era hijo de un varón Éufrateo de Belén de Judá, cuyo nombre era Isaí, el cual tenía ocho hijos: y era este hombre en el tiempo de Saul viejo, y de grande edad entre los hombres. 13 Y los tres hijos mayores de Isaí habían ido a seguir a Saul en la guerra. Y los nombres de sus tres hijos, que habían ido a la guerra eran, Eliab el primogénito: el segundo Abinadab: y el tercero Samma. 14 ¶ Y David era el menor. Y habiendo ido los tres mayores tras Saul, 15 David había ido y vuelto de con Saul, para apacentar las ovejas de su padre en Belén. 16 Venía pues aquel Filisteo por la mañana y a la tarde, y presentábase por cuarenta días. 17 E Isaí dijo a David su hijo: Toma ahora para tus hermanos un efa de esta cebada tostada, y estos diez panes, y llévalo presto al campo a tus hermanos. 18 Y estos diez quesos de leche llevarás al capitán, y vé a ver a tus hermanos, si están buenos, y tomarás prendas de ellos. 19 Y Saul, y ellos, y todos los de Israel estaban al valle del Alcornoque peleando con los Filisteos. 20 Y David se levantó de mañana, y dejando las ovejas a la guarda, cargóse y fuése, como Isaí le mandó: y vino a la trinchera al ejército, el cual había salido a la ordenanza, y ya tocaban alarma en batalla. 21 Porque así los Israelitas como los Filisteos estaban en ordenanza, escuadrón contra escuadrón. 22 Y David dejó la carga de sobre sí en mano del que guardaba el bagaje, y corrió al escuadrón, y como llegó, preguntaba por sus hermanos, si estaban buenos. 23 Y estando él hablando con ellos, he aquí aquel varón que se ponía en medio de los dos campos, que se llamaba Goliat, Filisteo de Get, que subía de los escuadrones de los Filisteos, hablando las mismas palabras, las cuales David oyó. 24 Y todos los varones de Israel que veían aquel varón, huían delante de él, y tenían gran temor. 25 Y cada uno de los de Israel decía: ¿No habéis visto a aquel varón que sube? él sube para deshonrar a Israel. Al que le venciere, el rey le enriquecerá de grandes riquezas, y le dará su hija, y hará franca la casa de su padre en Israel. 26 Entonces habló David a los que estaban a par de él, diciendo: ¿Qué harán a aquel varón que venciere a este Filisteo, y quitare la deshonra de Israel? Porque ¿quién es este Filisteo incircunciso, para que deshonre los escuadrones del Dios viviente? 27 Y el pueblo le respondió las mismas palabras, diciendo: Así se hará al tal varón que le venciere. 28 Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos varones, Eliab se encendió en ira contra David, y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido. 29 Y David respondió: ¿Qué he hecho ahora? ¿Estas, no son palabras? 30 Y apartándose de él hacia otros, habló lo mismo, y respondiéronle los del pueblo como primero. 31 Y fueron oídas las palabras que David había dicho, las cuales fueron recitadas delante de Saul: y él le hizo venir. 32 Y dijo David a Saul: No desmaye ninguno a causa de él, tu siervo irá, y peleará con este Filisteo. 33 Y dijo Saul a David: No podrás tú ir contra aquel Filisteo para pelear con él, porque tú eres mozo, y él es hombre de guerra desde su juventud. 34 Y David respondió a Saul: Tu siervo era pastor en las ovejas de su padre, y venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada; 35 Y salía yo tras él, y heríale, y escapábale de su boca: y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y le hería y mataba. 36 Fuese león, fuese oso, tu siervo le mataba; pues este Filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha deshonrado al ejército del Dios viviente. 37 Y añadió David: Jehová que me ha librado de mano de león, y de mano de oso, él también me librará de la mano de este Filisteo. Y dijo Saul a David: Vé, y Jehová sea contigo. 38 ¶ Y Saul vistió a David de sus ropas, y puso sobre su cabeza un almete de acero, y vistióle corazas. 39 Y ciñó David su espada sobre sus vestidos, y probó a andar: porque nunca lo había experimentado. Y dijo David a Saul: Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo experimenté. Y echando de si David aquellas cosas, 40 Tomó su cayado en su mano, y tomóse cinco piedras lisas del arroyo, y púsolas en el saco pastoril, y en el zurrón que traía, y fuése, su honda en su mano, hacia el Filisteo. 41 Y el Filisteo venía andando y acercándose a David, y su escudero delante de él. 42 Y como el Filisteo miró, y vio a David, túvole en poco, porque era mancebo, y rojo, y de hermoso parecer. 43 Y dijo el Filisteo a David: ¿Soy yo perro que vienes a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses. 44 Y dijo el Filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo, y a las bestias del campo. 45 Y David dijo al Filisteo: Tú vienes a mí con espada, y lanza, y escudo; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, que tú has deshonrado. 46 Jehová pues te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y quitaré tu cabeza de ti: y daré los cuerpos de los Filisteos hoy a las aves del cielo, y a las bestias de la tierra, y sabrá toda la tierra, que hay Dios en Israel. 47 Y toda esta congregación sabrá, que Jehová no salva con espada y lanza; porque de Jehová es la guerra, y él os entregará en nuestras manos. 48 Y aconteció, que como el Filisteo se levantó para ir y llegarse contra David, David se dio priesa y corrió al combate contra el Filisteo. 49 Y metiendo David su mano en el saco, tomó de allí una piedra, y tirósela con la honda, e hirió al Filisteo en la frente: y la piedra quedó hincada en su frente, y cayó en tierra sobre su rostro. 50 Y así venció David al Filisteo con honda y piedra: e hirió al Filisteo, y matóle, sin tener David espada en su mano. 51 Entonces corrió David, y púsose sobre el Filisteo, y tomando su espada, y sacándola de su vaina, le mató, y cortóle con ella la cabeza. Y como los Filisteos vieron su gigante muerto, huyeron. 52 Y levantándose los de Israel y de Judá, dieron grita, y siguieron a los Filisteos hasta llegar al valle, y hasta las puertas de Accarón. Y cayeron heridos de los Filisteos por el camino de Saraim hasta Get, y Accarón. 53 Y tornando los hijos de Israel de seguir los Filisteos, robaron su campo. 54 Y David tomó la cabeza del Filisteo, y trájola a Jerusalem, y puso sus armas en su tienda. 55 Mas cuando Saul vio a David que salía a encontrarse con el Filisteo, dijo a Abner el general del ejército: Abner; ¿cúyo hijo es aquel mancebo? Y Abner respondió: 56 Vive tu alma, oh rey, que no lo sé. Y el rey dijo: Pregunta, pues, cúyo hijo es aquel mancebo. 57 Y cuando David volvía de matar al Filisteo, Abner le tomó, y le llevó delante de Saul teniendo la cabeza del Filisteo en su mano. 58 Y díjole Saul: Mancebo, ¿cúyo hijo eres? Y David respondió: Yo soy hijo de tu siervo Isaí de Belén. 18  1 Y después que él hubo acabado de hablar con Saul, el alma de Jonatán fue ligada con la de David, y amóle Jonatán como a su alma. 2 Y Saul le tomó aquel día, y no le dejó volver a casa de su padre. 3 E hicieron alianza Jonatán y David, porque él le amaba como a su alma. 4 Y Jonatán se desnudó la ropa que tenía sobre sí, y dióla a David, y otras ropas suyas, hasta su espada y su arco, con su talabarte. 5 Y salía David, donde quiera que Saul le enviaba, y conducíase prudentemente. Y Saul le hizo capitán de gente de guerra, y era acepto en los ojos de todo el pueblo, y en los ojos de los criados de Saul. 6 Y aconteció que como ellos volvieron, y David volvió de matar al Filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando, y con danzas, con adufes, y con alegrías y panderos a recibir al rey Saul. 7 Y cantaban las mujeres que danzaban y decían: Saul hirió sus miles, y David sus diez miles. 8 Y enojóse Saul en gran manera, y desagradó esta palabra en sus ojos, y dijo: A David dieron diez miles y a mí miles: no le queda más que el reino. 9 Y desde aquel día Saul miró de través a David. 10 Otro día aconteció que el espíritu malo de Dios tomó a Saul, y profetizaba dentro de su casa; y David tañía con su mano como los otros días; y estaba una lanza a mano de Saul. 11 Y arrojó Saul la lanza, diciendo: Enclavaré a David con la pared; y dos veces se apartó de él David. 12 Mas Saul se temía de David, por cuanto Jehová era con él, y se había apartado de Saul. 13 ¶ Y Saul le apartó de sí, e hízole capitán de mil, y salía y entraba delante del pueblo. 14 Y David se conducía prudentemente en todos sus negocios, y Jehová era con él. 15 Y viendo Saul que se conducía tan prudentemente, temíase de él. 16 Mas todo Israel y Judá amaba a David, porque él salía y entraba delante de ellos. 17 ¶ Y dijo Saul a David: He aquí, yo te daré a Merob mi hija mayor por mujer: solamente porque me seas valiente hombre, y hagas las guerras de Jehová. Mas Saul decía en sí: No será mi mano contra él, mas la mano de los Filisteos será contra él. 18 Y David respondió a Saul: ¿Quién soy yo, o qué es mi vida, o la familia de mi padre en Israel, para ser yerno del rey? 19 Y venido el tiempo en que Merob, hija de Saul, se había de dar a David, fue dada por mujer a Adriel Meholatita. 20 ¶ Mas Micol la otra hija de Saul amaba a David; y fue dicho a Saul, lo cual plugo en sus ojos. 21 Y Saul dijo en sí: Yo se la daré, para que le sea por lazo: y para que la mano de los Filisteos sea contra él. Y dijo Saul a David: Con la otra serás mi yerno hoy. 22 Y Saul mandó a sus criados: Hablád en secreto a David, diciéndole: He aquí, el rey te ama, y todos sus criados te quieren bien, sé pues yerno del rey. 23 Y los criados de Saul hablaron estas palabras a los oídos de David: y David dijo: ¿Pareceos a vosotros que es poco ser yerno del rey, siendo yo un hombre pobre y de ninguna estima? 24 Y los criados de Saul le dieron la respuesta, diciendo: Tales palabras ha dicho David. 25 Y Saul dijo: Decíd así a David: No está el contentamiento del rey en el dote, sino en cien prepucios de Filisteos, para que sea tomada venganza de los enemigos del rey. Mas Saul pensaba echar a David en las manos de los Filisteos. 26 Y como sus criados declararon a David estas palabras, plugo la cosa en los ojos de David, de ser yerno del rey. Y el plazo no era aun cumplido. 27 Y David se levantó y partióse con sus varones, e hirió doscientos hombres de los Filisteos, y David trajo los prepucios de ellos, y entregáronlos todos al rey, para que él fuese hecho yerno del rey: y Saul le dio a su hija Micol por mujer. 28 Y Saul viendo y considerando que Jehová era con David, y que su hija Micol le amaba, 29 Temióse más Saul de David, y fue Saul enemigo de David todos los días. 30 Y salían los príncipes de los Filisteos; y como ellos salían, David se conducía más prudentemente que todos los siervos de Saul: y su nombre era muy ilustre. 19  1 Y habló Saul a Jonatán su hijo, y a todos sus criados, para que matasen a David: mas Jonatán hijo de Saul amaba a David en gran manera: 2 El cual dio aviso a David, diciendo: Saul mi padre procura matarte: por tanto mira ahora por ti con tiempo, y estáte en secreto, y escóndete. 3 Y yo saldré y estaré junto a mi padre en el campo, donde estuvieres: y yo hablaré de ti a mi padre, y hacerte he saber lo que viere. 4 Y Jonatán habló bien de David a Saul su padre, y díjole: No peque el rey contra su siervo David, pues que ninguna cosa ha cometido contra ti; antes sus obras te han sido muy buenas. 5 Porque el puso su alma en su palma, e hirió al Filisteo, e hizo Jehová una gran salud a todo Israel. Tú lo viste, y te holgaste: ¿por qué pues pecarás contra la sangre inocente matando a David sin causa? 6 Y oyendo Saul la voz de Jonatán, juró: Vive Jehová, que no morirá. 7 Y llamando Jonatán a David, declaróle todas estas palabras: y metió a David a Saul, el cual estuvo delante de él como antes. 8 Y tornó a hacerse guerra: y salió David, y peleó contra los Filisteos, e hiriólos con grande estrago, y huyeron delante de él. 9 ¶ Y el espíritu malo de Jehová fue sobre Saul; y estando sentado en su casa tenía una lanza a mano: y David estaba tañendo con su mano. 10 Y Saul procuró de enclavar a David con la lanza en la pared; mas él se apartó de delante de Saul, el cual hirió con la lanza en la pared, y David huyó y se escapó aquella noche. 11 Y Saul envió mensajeros a casa de David, para que le guardasen, y le matasen a la mañana: mas Micol su mujer lo descubrió a David, diciendo: Si no escapares tu vida esta noche, mañana serás muerto. 12 Y Micol descolgó a David por una ventana; y él se fue, y huyó, y se escapó. 13 Y Micol tomó una estatua, y púsola sobre la cama, y le puso por cabecera una almohada de pelos de cabra, y cubrióla con una ropa. 14 Y cuando Saul envió mensajeros que tomasen a David, ella respondió: Está enfermo. 15 Y tornó Saul a enviar mensajeros para que viesen a David, diciendo: Traédmele en la cama para que le mate. 16 Y como los mensajeros entraron, he aquí la estatua que estaba en la cama, y una almohada de pelos de cabra por cabecera. 17 Entonces Saul dijo a Micol: ¿Por qué me has así engañado, y has dejado escapar a mi enemigo? Y Micol respondió a Saul: Porque él me dijo: Déjame ir, si no yo te mataré. 18 Y huyó David, y escapóse, y vino a Samuel en Rama, y díjole todo lo que Saul había hecho con él, y fuése él y Samuel, y moraron en Najot. 19 ¶ Y fue dado aviso a Saul, diciendo: He aquí que David está en Najot en Rama. 20 Y envió Saul mensajeros que trajesen a David, los cuales vieron una compañía de profetas que profetizaban, y a Samuel que estaba, y les presidía. Y fue el Espíritu de Dios sobre los mensajeros de Saul, y ellos también profetizaron. 21 Y fue hecho saber a Saul, y él envió a otros mensajeros, los cuales también profetizaron: y Saul volvió a enviar otros terceros mensajeros, y ellos también profetizaron. 22 Entonces él vino a Rama; y llegando al pozo grande que está en Soco, preguntó, diciendo: ¿Donde están Samuel y David? Y le fue respondido: He aquí, están en Najot en Rama. 23 Y vino allí a Najot en Rama, y fue también sobre él el Espíritu de Dios, e iba profetizando hasta que llegó a Najot en Rama. 24 Y él también se desnudó sus vestidos, y profetizó él también delante de Samuel, y cayó desnudo todo aquel día, y toda aquella noche. De aquí se dijo: ¿También Saul entre los profetas? 20  1 Y David huyó de Najot, que es en Rama, y vínose delante de Jonatán, y dijo: ¿Qué he hecho? ¿Qué es mi maldad? ¿O qué es mi pecado contra tu padre que él procura quitarme mi vida? 2 Y él le dijo: En ninguna manera. No morirás. He aquí que mi padre ninguna cosa hará, grande ni pequeña, que no me la descubra. ¿Por qué pues me encubrirá mi padre este negocio? No será así. 3 Y David volvió a jurar, diciendo: Tu padre sabe claramente, que yo he hallado gracia delante de tus ojos: y dirá en sí: No sepa esto Jonatán, porque no haya pesar: y ciertamente vive Jehová, y vive tu alma, que apenas hay un paso entre mí y la muerte. 4 Y Jonatán dijo a David: Qué dice tu alma, que yo lo haré por ti. 5 Y David respondió a Jonatán: He aquí que mañana será nueva luna, y yo acostumbro sentarme con el rey a comer: mas tú me dejarás que me esconda en el campo hasta la tarde del tercero día: 6 Si tu padre hiciere mención de mí, dirás: Rogóme mucho que le dejase ir presto a Belén su ciudad; porque todos los del linaje tienen allá sacrificio aniversario. 7 Si él dijere: Bien está: tu siervo tiene paz. Mas si se enojare, sabe que la malicia es en él consumada. 8 Harás pues misericordia con tu siervo, (pues que trajiste contigo a tu siervo en alianza de Jehová,) que si maldad hay en mí, tú me mates, que no hay necesidad de traerme hasta tu padre. 9 Y Jonatán le dijo: Esto nunca te acontezca: mas si yo entendiere ser consumada la malicia de mi padre, para venir sobre ti, ¿no te lo había yo de descubrir? 10 Y David dijo a Jonatán: ¿Quién me dará la respuesta: o si tu padre te respondiere ásperamente? 11 Y Jonatán dijo a David: Ven, salgamos al campo. Y saliéronse ambos al campo. 12 Entonces dijo Jonatán a David: Jehová Dios de Israel, si preguntando yo a mi padre mañana a esta hora, o después de mañana, y si él me hablare bien de David, si entonces no enviare a ti, y te lo descubriere, 13 Jehová haga así a Jonatán, y esto le añada. Mas si a mi padre pareciere bien de hacerte mal, también te lo descubriré, y te enviaré y te irás en paz; y sea Jehová contigo, como fue con mi padre. 14 Y si yo viviere, harás conmigo misericordia de Jehová. Mas si fuere muerto, 15 No quitarás tu misericordia de mi casa perpetuamente. Cuando desarraigare Jehová los enemigos de David de la tierra uno a uno, quite también a Jonatán de su casa, y requiera Jehová de la mano de los enemigos de David. 16 Y así Jonatán hizo alianza con la casa de David. 17 Y tornó Jonatán a jurar a David, porque le amaba, que como a su alma le amaba. 18 Y díjole Jonatán: Mañana es nueva luna, y tú serás echado menos, porque tu asiento estará vacío. 19 Estarás pues tres días, y luego descenderás, y vendrás al lugar donde estabas escondido el día de trabajo, y esperarás junto a la piedra de Ezel. 20 Y yo tiraré tres saetas hacia aquel lado, como ejercitándome al blanco. 21 Y luego enviaré el criado, diciéndole: Vé, busca las saetas. Y si dijere al mozo: He allí las saetas más acá de ti, tómalas: tú vendrás, porque paz tienes, y nada hay de mal, vive Jehová. 22 Mas si yo dijere al mozo así: He allí las saetas adelante de ti: vete, porque Jehová te ha enviado. 23 Y cuanto a las palabras que yo y tú hemos hablado, sea Jehová para siempre entre mí y ti. 24 ¶ David pues se escondió en el campo, y fue la nueva luna, y el rey se asentó a comer pan. 25 Y el rey se asentó en su silla, como solía, en el asiento de la pared: y Jonatán se levantó, y sentóse Abner al lado de Saul, y el lugar de David estaba vacío. 26 Aquel día Saul no dijo nada, diciendo entre sí: Habrále acontecido algo, no está limpio, porque no estará limpio. 27 El día siguiente, el segundo día de la nueva luna, aconteció también que el asiento de David estaba vacío: y Saul dijo a Jonatán su hijo: ¿Por qué no ha venido el hijo de Isaí hoy ni ayer al pan? 28 Y Jonatán respondió a Saul: David me pidió que le dejase ir hasta Belén. 29 Y dijo: Ruégote que me dejes ir, porque tenemos sacrificio del linaje en la ciudad, y mi hermano mismo me lo ha mandado: por tanto si he hallado gracia en tus ojos, escaparme he ahora, y visitaré a mis hermanos: y por esto no ha venido a la mesa del rey. 30 Entonces Saul se encendió contra Jonatán, y díjole: ¡Hijo de la perversa y rebelde! ¿no entiendo yo que tú has elegido al hijo de Isaí para confusión tuya, y para confusión de la vergüenza de tu madre? 31 Porque todo el tiempo que el hijo de Isaí viviere sobre la tierra, ni tú serás firme, ni tú reino, Envía pues, y tráemele en esta hora, porque ha de morir. 32 Y Jonatán respondió a su padre Saul, y díjole: ¿Por qué morirá? ¿Qué ha hecho? 33 Entonces Saul le arrojó una lanza por herirle: y Jonatán entendió que su padre estaba determinado de matar a David. 34 ¶ Y Jonatán se levantó de la mesa con ira de furor, y no comió pan el segundo día de la nueva luna; porque tenía dolor a causa de David, y porque su padre le había afrentado. 35 Otro día de mañana Jonatán salió al campo al tiempo aplazado con David, y un mozo pequeño con él: 36 Y dijo a su mozo: Corre y busca las saetas que yo tirare. Y como el muchacho iba corriendo, él tiraba la saeta adelante de él. 37 Y llegando el muchacho adonde estaba la saeta que Jonatán había tirado, Jonatán dio voces tras el muchacho, diciendo: ¿La saeta no está más adelante de ti? 38 Y tornó a dar voces Jonatán tras el muchacho: Dáte priesa prestamente; no te pares. Y el muchacho de Jonatán cogió las saetas, y vínose a su señor. 39 Y el muchacho ninguna cosa entendió, solamente Jonatán y David entendían el negocio. 40 Y Jonatán dio sus armas a su muchacho, y díjole: Vete, y llévalas a la ciudad. 41 Y como el muchacho fue ido, David se levantó de la parte del mediodía, e inclinóse tres veces postrado en tierra; y besándose el uno al otro, lloraron el uno con el otro, aunque David lloró más. 42 Y Jonatán dijo a David: Vé en paz: que ambos habemos jurado por el nombre de Jehová, diciendo: Jehová sea entre mí y ti; entre mi simiente, y entre tu simiente, para siempre. 43 Y él se levantó, y se fue: y Jonatán se entró en la ciudad. 21  1 Y vino David a Nobe a Aquimelec el sacerdote, y Aquimelec le salió a recibir espantado, y díjole: ¿Cómo vienes tú solo, y nadie contigo? 2 Y respondió David a Aquimelec el sacerdote: El rey me encomendó un negocio, y me dijo: Nadie sepa cosa alguna de este negocio a que yo te envío, y que yo te he mandado: y yo señalé a los criados un cierto lugar. 3 Por tanto ¿qué tienes ahora a mano? Dáme cinco panes en mi mano, o lo que se hallare. 4 Y el sacerdote respondió a David, y dijo: No tengo pan común a la mano: solamente tengo pan sagrado. Mas si los criados se han guardado, mayormente de mujeres. 5 Y David respondió al sacerdote y díjole: De cierto las mujeres nos han sido vedadas desde ayer, y desde anteayer cuando salí: y los vasos de los mozos fueron santos, aunque el camino es profano: cuanto más que hoy será santificado con los vasos. 6 Así el sacerdote le dio el pan sagrado, porque allí no había otro pan, que los panes de la proposición, que habían sido quitados de delante de Jehová, para que se pusiesen panes calientes el día que los otros fueron quitados. 7 Aquel día estaba allí uno de los siervos de Saul encerrado delante de Jehová, el nombre del cual era Doeg Idumeo, príncipe de los pastores de Saul. 8 Y David dijo a Aquimelec: ¿No tienes aquí a mano lanza, o espada? Porque no tomé en mi mano mi espada ni mis armas: porque el mandamiento del rey era de priesa. 9 Y el sacerdote respondió: La espada de Goliat el Filisteo, que tú venciste en el valle del Alcornoque, está aquí envuelta en un velo detrás del efod: Si tú te la quieres tomar, tómala: porque aquí no hay otra sino aquella. Y David dijo: No hay otra tal; dámela. 10 ¶ Y levantándose David aquel día, huyo de la presencia de Saul, y vínose a Aquis rey de Get. 11 Y los siervos de Aquis le dijeron: ¿No es este David el rey de la tierra? ¿No es este a quién cantaban en los corros, diciendo: Hirió Saul sus miles, y David sus diez miles? 12 Y David puso estas palabras en su corazón, y tuvo gran temor de Aquis rey de Get. 13 Y mudó su habla delante de ellos: y fingióse ser loco entre las manos de ellos: y escribía en las portadas de las puertas, dejando correr su saliva por su barba. 14 Y dijo Aquis a sus siervos: Catád; ¿Habéis visto un hombre furioso? ¿por qué le habéis traído a mí? 15 ¿Fáltanme a mi locos, qué trajeseis este, que hiciese del loco delante de mí? ¿Este había de venir a mi casa? 22  1 Y yéndose David de allí, escapóse en la cueva de Odollam: lo cual como oyeron sus hermanos, y toda la casa de su padre, vinieron allí a él. 2 Y juntáronse con él todos los varones afligidos, y todo hombre que estaba adeudado, y todos los que estaban amargos de alma: y fue hecho capitán de ellos, y así tuvo consigo como cuatrocientos hombres. 3 Y fuése David de allí a Maspa de Moab: y dijo al rey de Moab: Yo te ruego que mi padre y mi madre estén con vosotros, hasta que sepa lo que Dios hará de mí. 4 Y trájoles en la presencia del rey de Moab: y habitaron con él todo el tiempo que David estuvo en la fortaleza. 5 Y Gad profeta dijo a David: No te estés en esta fortaleza: pártete, y vete en tierra de Judá. Y David se partió, y vino al bosque de Haret. 6 ¶ Y oyó Saul como había parecido David y los que estaban con él. Y Saul estaba en Gabaa debajo de un árbol en Rama, y tenía su lanza en su mano, y todos sus criados estaban en derredor de él. 7 Y dijo Saul a sus criados, que estaban en derredor de él: Oíd ahora hijos de Jemini. ¿Os dará también a todos vosotros el hijo de Isaí tierras y viñas? ¿y haceros ha a todos vosotros capitanes y sargentos, 8 Que todos vosotros habéis conspirado contra mí, y no hay quien me descubra al oído, como mi hijo ha hecho alianza con el hijo de Isaí: ni hay alguno de vosotros que se duela de mí, y me descubra como mi hijo ha despertado a mi siervo contra mi, para que me aseche, como es este día? 9 ¶ Entonces Doeg Idumeo, que era señor sobre los siervos de Saul, respondió y dijo: Yo ví al hijo de Isaí, que vino a Nobe, a Aquimelec, hijo de Aquitob: 10 Y él consultó por él a Jehová, y le dio provisión, y asimismo le dio la espada de Goliat el Filisteo. 11 Y el rey envió por Aquimelec, hijo de Aquitob, sacerdote, y por toda la casa de su padre, los sacerdotes que estaban en Nobe: y todos vinieron al rey. 12 Y Saul le dijo: Oye ahora hijo de Aquitob. Y él dijo: Aquí estoy, señor mío. 13 Y Saul le dijo: ¿Por qué habéis conspirado contra mí, tú, y el hijo de Isaí, cuando tú le diste pan, y espada, y consultaste por él a Dios, para que se levantase contra mí, y me asechase, como es este día? 14 Entonces Aquimelec respondió al rey, y dijo: ¿Y quién hay fiel entre todos tus siervos como lo es David, y yerno del rey, y que va por tu mandado, y es ilustre en tu casa? 15 ¿He comenzado yo desde hoy a consultar por él a Dios? Lejos sea de mí. No imponga el rey cosa a su siervo, ni a toda la casa de mi padre; porque tu siervo ninguna cosa sabe de este negocio, grande ni chica. 16 Y el rey dijo: Sin duda morirás Aquimelec, tú y toda la casa de tu padre. 17 Entonces el rey dijo a la gente de su guardia, que estaban al rededor de él: Cercád y matád a los sacerdotes de Jehová: porque la mano de ellos es también con David: porque sabiendo ellos que huía, no me lo descubrieron. Mas los siervos del rey no quisieron extender sus manos para matar los sacerdotes de Jehová. 18 Entonces el rey dijo a Doeg: Vuelve tú, y arremete contra los sacerdotes. Y tornando Doeg Idumeo, arremetió contra los sacerdotes, y mató en aquel día ochenta y cinco varones, que vestían efod de lino. 19 Y a Nobe, ciudad de los sacerdotes, puso a cuchillo, así hombres como mujeres, niños y mamantes, bueyes y asnos, y ovejas, todo a cuchillo. 20 Mas escapó uno de los hijos de Aquimelec, hijo de Aquitob, que se llamaba Abiatar, el cual huyó tras David. 21 Y Abiatar dio las nuevas a David, como Saul había muerto los sacerdotes de Jehová. 22 Y dijo David a Abiatar: Yo sabía que estando allí aquel día Doeg Idumeo, él lo había de hacer saber a Saul. Yo he dado causa contra todas las personas de la casa de tu padre. 23 Quédate conmigo, no hayas temor: quien buscare mi alma, buscará también la tuya; porque tú estarás conmigo guardado. 23  1 E hicieron saber a David, diciendo: He aquí que los Fililsteos combaten a Ceila, y saquean las eras. 2 Y David consultó a Jehová, diciendo: ¿Iré a herir a estos Filisteos? Y Jehová respondió a David: Vé, hiere los Filisteos, y libra a Ceila. 3 Y los varones que estaban con David, le dijeron: He aquí que nosotros estando aquí en Judá, estamos con miedo: ¿cuánto más si fuéremos a Ceila contra el ejército de los Filisteos? 4 Y David tornó a consultar a Jehová: y Jehová le respondió, y dijo: Levántate, desciende a Ceila, que yo entregaré en tu mano a los Fililsteos. 5 Y partióse David con sus hombres a Ceila, y peleó contra los Filisteos, y trajo antecogidos sus ganados, e hiriólos con grande estrago, y libró David a los de Ceila. 6 Y aconteció, que huyendo Abiatar, hijo de Aquimelec, a David a Ceila, vino también con el efod en su mano. 7 ¶ Y fue dicho a Saul, como David había venido a Ceila; y dijo Saul: Dios le ha traído a mis manos: porque él está encerrado metiéndose en ciudad con puertas y cerraduras. 8 Y juntó Saul todo el pueblo a la batalla para descender a Ceila y poner cerco a David, y a los suyos. 9 Y entendiendo David que Saul pensaba contra él mal, dijo a Abiatar sacerdote: Trae el efod. 10 Y dijo David: Jehová Dios de Israel, tu siervo ha oído que Saul procura de venir contra Ceila a destruir la ciudad por causa mía. 11 ¿Entregarme han los señores de Ceila en sus manos? ¿Descenderá Saul, como tu siervo ha oído? Jehová Dios de Israel, ruégote que lo declares a tu siervo. Y Jehová dijo: , que descenderá. 12 Y dijo David: ¿Entregarme han los señores de Ceila a mí, y a los varones que están conmigo en las manos de Saul? Y Jehová respondió: , os entregarán. 13 David entonces se levantó con sus hombres, que eran como seiscientos, y saliéronse de Ceila, y fuéronse de una parte a otra. Y la nueva vino a Saul, como David se había escapado de Ceila: y dejó de salir. 14 ¶ Y David se estaba en el desierto en peñas, y habitaba en un monte en el desierto de Zif: y Saul le buscaba todos los días: mas Dios no le entregó en sus manos. 15 Y viendo David, que Saul había salido en busca de su vida, David se estaba en el bosque en el desierto de Zif. 16 Y levantándose Jonatán, hijo de Saul, vino a David en el bosque, y confortó su mano en Dios: 17 Y díjole: No tengas temor, que no te hallará la mano de Saul mi padre, y tú reinarás sobre Israel, y yo seré segundo después de ti: y aun mi padre lo sabe así. 18 E hicieron ambos alianza delante de Jehová: y David se quedó en el bosque, y Jonatán se volvió a su casa. 19 ¶ Y subieron los de Zif a decir a Saul en Gabaa: ¿No está David escondido en nuestra tierra en las peñas del bosque, en el collado de Jaquila, que está a la mano derecha del desierto? 20 Por tanto, oh rey, desciende presto ahora, según todo el deseo de tu alma, y nosotros le entregaremos en la mano del rey. 21 Y Saul dijo: Benditos seáis vosotros de Jehová, que habéis tenido compasión de mí. 22 Id pues ahora, y apercibíd aun, y considerád, y ved su lugar donde tiene el pie, y quien le haya visto allí: porque me ha sido dicho, que él es en gran manera astuto. 23 Considerád pues, y ved todos los escondrijos donde se esconde, y volvéd a mí con la certeza, y yo iré con vosotros: que si él estuviere en la tierra, yo le buscaré con todos los millares de Judá. 24 Y ellos se levantaron, y se fueron a Zif delante de Saul: mas David y sus varones estaban en el desierto de Maón, en la campaña que está a la diestra del desierto. 25 Y partióse Saul con sus varones a buscarle: y fue dado aviso a David, y descendió de allí a la peña, y quedóse en el desierto de Maón. Lo cual como Saul oyó, siguió a David al desierto de Maón. 26 Y Saul iba por el un lado del monte, y David con los suyos por el otro lado del monte, y David se daba priesa para ir delante de Saul: mas Saul y los suyos encerraron a David y a los suyos para tomarlos. 27 Entonces vino un mensajero a Saul, diciendo: Ven luego, porque los Filisteos han entrado con ímpetu en la tierra. 28 Y así se volvió Saul de perseguir a David, y partióse contra los Filisteos. Por esta causa pusieron nombre a aquel lugar, Sela-hammalecot. 29 Entonces David subió de allí, y habitó en las fortalezas de Engadí. 24  1 Y como Saul volvió de los Filisteos, diéronle aviso, diciendo: He aquí que David está en el desierto de Engadí. 2 Y tomando Saul tres mil hombres, escogidos de todo Israel, fue en busca de David y de los suyos, por las cumbres de los peñascos de las cabras monteses. 3 Y como llegó a una majada de ovejas en el camino, donde estaba una cueva, entró Saul en ella a cubrir sus pies; y David y los suyos estaban a los lados de la cueva. 4 Entonces los de David le dijeron: He aquí, el día de que te ha dicho Jehová: He aquí que yo entrego a tu enemigo en tus manos; y harás con él como te pareciere. Y levantóse David, y calladamente cortó la orilla de la ropa de Saul. 5 Después de lo cual el corazón de David le hirió, porque había cortado la orilla de Saul; 6 Y dijo a los suyos: Jehová me guarde de hacer tal cosa contra mi señor, y el ungido de Jehová, que yo extienda mi mano contra él, porque es ungido de Jehová. 7 Así reprimió David a los suyos con palabras, y no les permitió que se levantasen contra Saul: y Saul saliendo de la cueva fuése su camino. 8 ¶ Después también David se levantó, y saliendo de la cueva dio voces a las espaldas de Saul, diciendo: Mi señor el rey. Y como Saul miró atrás, David inclinó su rostro a tierra, e hizo reverencia. 9 Y dijo David a Saul: ¿Por qué oyes las palabras de los que dicen: He aquí que David procura tu mal? 10 He aquí, han visto hoy tus ojos como Jehová te ha puesto en mis manos en esta cueva: y dijeron que te matase: mas yo te perdoné, porque dije en mí: No extenderé mi mano contra mi señor, porque el ungido es de Jehová. 11 Mira pues padre mío, mira aun la orilla de tu ropa en mi mano: porque yo corté la orilla de tu ropa, y no te maté. Conoce pues, y vé que no hay mal en mi mano, ni traición, ni he pecado contra ti: y tú andas a caza de mi vida para quitármela. 12 Juzgue Jehová entre mí y ti, y véngueme de ti Jehová, que mi mano no sea contra ti. 13 Como dice el proverbio del antiguo: De los impíos saldrá la impiedad: por tanto mi mano no será contra ti. 14 ¿Tras quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién persigues? ¿A un perro muerto? ¿a una pulga? 15 Jehová pues será juez, y él juzgará entre mí y ti. El vea y pleitee mi pleito, y me defienda de tu mano. 16 Y aconteció, que como David acabó de decir estas palabras a Saul: Saul dijo: ¿No es esta tu voz, hijo mío, David? Y alzando Saul su voz, lloró. 17 Y dijo a David: Más justo eres tú que yo, que me has pagado con bien, habiéndote yo pagado con mal. 18 Tú has mostrado hoy que has hecho conmigo bien; pues no me has muerto, habiéndome Jehová puesto en tus manos. 19 Porque ¿quién hallará a su enemigo, y le dejará ir buen viaje? Jehová te pague con bien por lo que en este día has hecho conmigo. 20 Ahora pues, porque yo entiendo que tú has de reinar, y que el reino de Israel ha de ser en tu mano firme y estable, 21 Júrame, pues, ahora por Jehová, que no talarás mi simiente después de mí, ni raerás mi nombre de la casa de mi padre. 22 Entonces David juró a Saul: y Saul se fue a su casa, y también David y los suyos se subieron a la fortaleza. 25  1 Y murió Samuel, y juntóse todo Israel, y endecháronle, y sepultáronle en su casa en Rama. Y David se levantó, y se fue al desierto de Farán. 2 ¶ Y en Maón había un hombre que tenía su hacienda en el Carmelo, el cual era muy rico: que tenía tres mil ovejas, y mil cabras. Y aconteció, que este trasquilaba sus ovejas en el Carmelo. 3 El nombre de aquel varón era Nabal: y el nombre de su mujer, Abigail: Y era aquella mujer de buen entendimiento, y de buena gracia; mas el hombre era duro, y de malos hechos: y era del linaje de Caleb. 4 Y David oyó en el desierto, que Nabal trasquilaba sus ovejas. 5 Y envió David diez criados, y díjoles: Subíd al Carmelo, y veníd a Nabal, y demandádle en mi nombre de paz. 6 Y decídle así: Que vivas, y hayas paz, y tu familia haya paz; y todo lo que a ti pertenece haya paz. 7 Ahora he entendido que tienes trasquiladores. Ahora, los pastores que tienes han estado con nosotros, a los cuales nunca hicimos fuerza, ni les faltó cosa en todo el tiempo que han estado en el Carmelo. 8 Pregunta a tus criados, que ellos te lo dirán. Hallen por tanto estos criados gracia en tus ojos, pues que venimos en buen día: ruégote que des lo que tuvieres a mano a tus siervos, y a tu hijo David. 9 Y como llegaron los criados de David, dijeron a Nabal todas estas palabras en nombre de David; y callaron. 10 Y Nabal respondió a los criados de David, y dijo: ¿Quién es David? ¿Y quién es el hijo de Isaí? Muchos siervos hay hoy, que se huyen de sus señores. 11 ¿Qué tome yo ahora mi pan, mi agua, y mi víctima que he aparejado para mis trasquiladores, y que la dé a hombres que no sé de donde son? 12 Y tornándose los criados de David, volviéronse por su camino. Y viniendo dijeron a David todas estas palabras. 13 Entonces David dijo a sus hombres: Ciñase cada uno su espada. Y ciñóse cada uno su espada: también David ciñó su espada; y subieron tras David como cuatrocientos hombres; y dejaron doscientos con el bagaje. 14 Y uno de los criados dio aviso a Abigail mujer de Nabal, diciendo: He aquí, David ha enviado mensajeros del desierto que saludasen a nuestro amo; y él los ha reprendido. 15 Y aquellos hombres nos han sido muy buenos, y nunca nos han hecho fuerza: y ninguna cosa nos ha faltado en todo el tiempo que con ellos hemos conversado, mientras hemos estado en el campo. 16 Nos han sido por muro de día y de noche, todos los días que hemos apacentado las ovejas con ellos. 17 Ahora pues entiende y mira lo que has de hacer, porque el mal está del todo resuelto contra nuestro amo, y contra todo su casa, que él es un hombre tan malo, que no hay quien le pueda hablar. 18 Entonces Abigail tomó luego doscientos panes, y dos cueros de vino, y cinco ovejas guisadas, y cinco medidas de harina tostada, y cien hilos de uvas pasadas, y doscientas masas de higos pasados, y cargólo en asnos; 19 Y dijo a sus criados: Id delante de mí, que yo os seguiré luego. Y nada declaró a su marido Nabal. 20 Y sentándose sobre un asno, descendió por una parte secreta del monte, y, he aquí David y los suyos que venían delante de ella, y ella los encontró. 21 Y David había dicho: Ciertamente en vano he guardado todo lo que aquel tiene en el desierto, que nada le haya faltado de todo cuanto tiene; y él me ha dado mal pago por el bien. 22 Así haga Dios, y así añada a los enemigos de David, que no tengo de dejar de todo lo que fuere suyo de aquí a mañana meante a la pared. 23 Y como Abigail vio a David, descendió prestamente del asno, y postrándose delante de David sobre su rostro, inclinóse a tierra: 24 Y echándose a sus pies, dijo: Señor mío, en mí sea este pecado: por tanto ahora hable tu sierva en tus oídos, y oye las palabras de tu sierva. 25 No ponga ahora mi señor su corazón a aquel hombre impío, a Nabal; porque conforme a su nombre, así es. El se llama Nabal, y la locura está con él; porque yo tu sierva no ví a los criados de mi señor, que enviaste. 26 Ahora pues, señor mío, vive Jehová, y viva tu alma, que Jehová te ha vedado, que vengas contra sangre, y que tu mano te salve. Tus enemigos pues sean como Nabal, y todos los que procuran mal contra mi señor. 27 Ahora pues esta bendición que tu sierva ha traído a mi señor, dése a los criados que siguen a mi señor: 28 Y yo te ruego que perdones a tu sierva esta maldad; porque Jehová hará casa firme a mi señor, por cuanto mi señor hace las guerras de Jehová, y mal no se ha hallado en ti en tus días. 29 Aunque alguien se haya levantado a perseguirte, y buscar tu alma; mas el alma de mi señor será ligada en el haz de los que viven con Jehová Dios tuyo, el cual arrojará el alma de tus enemigos puesta en medio de la palma de la honda. 30 Y acontecerá que cuando Jehová hiciere con mi señor conforme a todo el bien que ha hablado de ti, y te mandare que seas capitán sobre Israel, 31 Entonces esto no te será, señor mío, en tropezón y escrúpulo de corazón, que hayas derramado sangre sin causa, y que haya mi señor salvádose a sí. Guárdese pues mi señor, y cuando Jehová hiciere bien a mi señor, acuérdate de tu sierva. 32 Entonces David dijo a Abigail: Bendito sea Jehová Dios de Israel, que te envió para que hoy me encontrases. 33 Y bendito sea tu razonamiento, y bendita seas tú, que me has estorbado hoy de ir a derramar sangres, y que mi mano me salvase. 34 Porque vive Jehová Dios de Israel, que me ha defendido de hacerte mal, que si no te hubieras dado priesa a venirme al encuentro, de aquí a mañana no le quedara a Nabal meante a la pared. 35 Y recibió David de su mano lo que le había traído, y díjole: Sube en paz a tu casa, y mira que yo he oído tu voz, y tenídote respeto. 36 ¶ Y Abigail se vino a Nabal; y he aquí que él tenía banquete en su casa como banquete de rey; y el corazón de Nabal estaba ya alegre en él; y estaba muy borracho; y ella no le declaró poco ni mucho, hasta que vino el día siguiente. 37 Y a la mañana, cuando ya el vino había salido de Nabal, su mujer le declaró los negocios; y el corazón se le murió en sí, y se volvió como una piedra. 38 Y pasados diez días Jehová hirió a Nabal, y murió. 39 Y como David oyó que Nabal era muerto, dijo: Bendito sea Jehová, que juzgó la causa de mi afrenta de la mano de Nabal, y detuvo del mal a su siervo, y Jehová tornó la malicia de Nabal sobre su cabeza. Y envió David a hablar con Abigail para tomarla por su mujer. 40 Y los criados de David vinieron a Abigail en el Carmelo, y hablaron con ella, diciendo: David nos ha enviado a ti para tomarte por su mujer. 41 Y ella se levantó, e inclinó su rostro a tierra, diciendo: He aquí tu sierva, para que sea sierva que lave los pies de los siervos de mi señor. 42 Y levantándose luego Abigail, sentóse en un asno, con cinco mozas que la seguían; y siguió los mensajeros de David, y fue su mujer. 43 También tomó David a Aquinoam de Jezrael, las cuales ambas fueron sus mujeres. 44 Porque Saul había dado a Micol su hija, la mujer de David, a Falti, hijo de Lais, que era de Gallim. 26  1 Y vinieron los Zifeos a Saul en Gabaa, diciendo: ¿David no está escondido en el collado de Jaquila, delante del desierto? 2 Saul entonces se levantó, y descendió al desierto de Zif, llevando consigo tres mil hombres escogidos de Israel, para buscar a David en el desierto de Zif. 3 Y Saul asentó el campo en el collado de Jaquila, que está delante del desierto, junto al camino. Y David estaba en el desierto, y entendió que Saul le seguía en el desierto. 4 ¶ Y envió David espías, y entendió por cierto que Saul venía. 5 Y levantóse David, y vino al lugar donde Saul había asentado el campo: y miró David el lugar donde dormía Saul, y Abner, hijo de Ner, general de su ejército: y Saul dormía en la trinchera, y el pueblo estaba por el campo en derredor de él. 6 Y David habló, y dijo a Aquimelec Jetteo, y a Abisaí, hijo de Sarvia, hermano de Joab, diciendo: ¿Quién descenderá conmigo a Saul al campo? Y dijo Abisaí: Yo descenderé contigo. 7 Y vino David y Abisaí al pueblo de noche, y he aquí Saul, que estaba tendido durmiendo en la trinchera, y su lanza estaba hincada en tierra a su cabecera; y Abner y el pueblo estaban tendidos al rededor de él. 8 Entonces dijo Abisaí a David: Entregado ha hoy Dios a tu enemigo en tus manos: ahora pues, herirle he ahora con la lanza, y enclavarle he con la tierra de un golpe, y no segundaré. 9 Y David respondió a Abisaí: No le mates: porque ¿quién extendió su mano en el ungido de Jehová, y fue inocente? 10 Y tornó a decir David: Vive Jehová, que si Jehová no le hiriere, o que su día llegue para que muera, o que descendiendo en batalla muera: 11 Jehová me guarde de extender mi mano en el ungido de Jehová: mas toma ahora la lanza, que está a su cabecera, y el barril de agua, y vámosnos. 12 Y tomó David la lanza y el barril de agua de la cabecera de Saul, y se fueron, que no hubo nadie que viese, ni entendiese, ni velase: que todos dormían: porque sueño de Jehová había caído sobre ellos. 13 Y pasando David de la otra parte, púsose desviado en la cumbre del monte, que había grande distancia entre ellos: 14 Y dio voces David al pueblo, y a Abner, hijo de Ner, diciendo: ¿No respondes Abner? Entonces Abner respondió, y dijo: ¿Quién eres tú, que das voces al rey? 15 Y dijo David a Abner: ¿No eres varón tú? ¿y quién hay como tú en Israel? ¿Por qué pues no has guardado al rey tu señor? que ha entrado uno del pueblo a matar a tu señor el rey. 16 Esto que has hecho, no es bien: Vive Jehová que sois dignos de muerte, que no habéis guardado a vuestro señor, al ungido de Jehová. Mira pues ahora donde está la lanza del rey, y el barril del agua, que estaban a su cabecera. 17 ¶ Y conociendo Saul la voz de David, dijo: ¿No es esta tu voz, hijo mío, David? Y David respondió: Mi voz es, rey, señor mío. 18 Y dijo: ¿Por qué persigue así mi señor a su siervo? ¿Qué he hecho? ¿Qué mal hay en mi mano? 19 Yo ruego pues, que el rey mi señor oiga ahora las palabras de su siervo. Si Jehová te incita contra mi, huela él el sacrificio; mas si hijos de hombres, malditos ellos sean en la presencia de Jehová, que me han echado hoy que no me junte en la heredad de Jehová, diciendo: Vé, y sirve a dioses ajenos. 20 No caiga pues ahora mi sangre en tierra delante de Jehová; que ha salido el rey de Israel a buscar una pulga, como quien persigue una perdiz por los montes. 21 Entonces Saul dijo: Yo he pecado, vuélvete, hijo mío, David, que ningún mal te haré más, pues que mi vida ha sido estimada hoy en tus ojos. He aquí, yo he hecho locamente, y he errado mucho en gran manera. 22 Y David respondió, y dijo: He aquí la lanza del rey, pase acá uno de los criados, y tómela. 23 Y Jehová pague a cada uno su justicia, y su lealtad; que Jehová te había entregado hoy en mi mano, mas yo no quise extender mi mano en el ungido de Jehová. 24 Y, he aquí, como tu vida ha sido estimada hoy en mis ojos, así sea mi vida estimada en los ojos de Jehová, y me libre de toda aflicción. 25 Y Saul dijo a David: Bendito eres tú, hijo mío, David; haciendo harás, y pudiendo podrás. Entonces David se fue su camino, y Saul se volvió a su lugar. 27  1 Y dijo David en su corazón: Al fin seré cortado algún día por la mano de Saul, por tanto nada me será mejor que escaparme en la tierra de los Filisteos, para que Saul se deje de mí, y no me ande buscando más por todos los términos de Israel; y así me escaparé de sus manos. 2 Y levantándose David pasóse él, y los seiscientos hombres que estaban con él, a Aquis, hijo de Maoc, rey de Get. 3 Y moró David con Aquis en Get, él y los suyos, cada uno con su familia, David y sus dos mujeres Aquinoam Jezraelita, y Abigail, la mujer de Nabal, él del Carmelo. 4 Y vino la nueva a Saul, que David se había huido a Get, y no le buscó más. 5 Y David dijo a Aquis: Si he hallado ahora gracia en tus ojos, séame dado lugar en alguna de las ciudades de la tierra, donde habite: ¿por qué ha de morar tu siervo contigo en la ciudad real? 6 Y Aquis le dio aquel día a Siceleg. De aquí fue Siceleg de los reyes de Judá hasta hoy. 7 Y fue el número de los días que David habitó en la tierra de los Filisteos, cuatro meses, y algunos días. 8 ¶ Y subía David con los suyos, y hacían entradas en los Gessureos, y en los Gerzeos, y en los Amalecitas; porque estos habitaban la tierra de luengo tiempo, desde como van a Sur hasta la tierra de Egipto. 9 Y hería David la tierra, y no dejaba a vida hombre ni mujer: y llevábase las ovejas, y las vacas, y los asnos, y los camellos, y las ropas, y volvía, y se venía a Aquis. 10 Y decía Aquis: ¿Dónde habéis corrido hoy? Y David decía: Al mediodía de Judá, y al mediodía de Jerameel, o contra el mediodía de Ceni. 11 Ni hombre ni mujer dejaba a vida David, que viniese a Get, diciendo: Porque no den aviso de nosotros, diciendo: Esto hizo David. Y esta era su costumbre todo el tiempo que moró en tierra de los Filisteos. 12 Y Aquis creía a David, diciendo así: El se hace abominable en su pueblo de Israel; y así será siempre mi siervo. 28  1 Y aconteció, que en aquellos días los Filisteos juntaron sus campos para pelear contra Israel. Y dijo Aquis a David: Sepas de cierto, que has de salir conmigo al campo, tú y los tuyos. 2 Y David respondió a Aquis: Conocerás pues lo que hará tu siervo. Y Aquis dijo a David: Por eso te haré guarda de mi cabeza todos los días. 3 Ya Samuel era muerto, y todo Israel le había endechado, y habíanle sepultado en Rama, en su ciudad: y Saul había echado de la tierra los encantadores y adivinos. 4 Pues, como los Filisteos se juntaron, vinieron, y asentaron campo en Suna: y Saul junto a todo Israel, y asentaron campo en Gelboé. 5 Y como Saul vio el campo de los Filisteos, temió, y su corazón se pasmó en gran manera. 6 Y consultó Saul a Jehová, y Jehová no le respondió, ni por sueños, ni por Urim, ni por profetas. 7 Entonces Saul dijo a sus criados: Buscádme alguna mujer que tenga pitón, para que yo vaya a ella, y pregunte por medio de ella. Y sus criados le respondieron: Aquí hay una mujer en En-dor, que tiene pitón. 8 Y disfrazóse Saul, y vistióse de otros vestidos, y se fue con dos hombres, y vinieron a aquella mujer de noche, y él dijo: Yo te ruego que me adivines con el pitón, y me hagas subir a quien yo te dijere. 9 Y la mujer le dijo: He aquí, tú sabes lo que Saul ha hecho, como ha talado de la tierra los pitones, y los adivinos: ¿por qué pues pones tropezón a mi vida, para hacerme matar? 10 Entonces Saul le juró por Jehová, diciendo: Vive Jehová, que ningún mal te vendrá por esto. 11 La mujer entonces dijo: ¿A quién te haré venir? Y él respondió: Házme venir a Samuel. 12 Y viendo la mujer a Samuel, clamó a alta voz, y habló aquella mujer a Saul, diciendo: 13 ¿Por qué me has engañado? que tú eres Saul. Y el rey le dijo: No hayas temor. ¿Qué has visto? Y la mujer respondió a Saul: He visto dioses que suben de la tierra. 14 Y él le dijo: ¿Cuál es su manera? Y ella respondió: Un hombre viejo viene, y cubierto de un manto. Saul entonces entendió que era Samuel, y humillándose el rostro a tierra hízole grande reverencia. 15 ¶ Y Samuel dijo a Saul: ¿Por qué me has inquietado haciéndome venir? Y Saul respondió: Estoy muy congojado: que los Filisteos pelean contra mí, y Dios se ha apartado de mí, y no me responde más, ni por mano de profetas, ni por sueños: por esto te he llamado, para que me declares que tengo de hacer. 16 Entonces Samuel dijo: ¿Y para qué me preguntas a mí, habiéndose apartado de ti Jehová, y es tu enemigo? 17 Jehová pues se ha hecho como habló por mi mano: y Jehová ha cortado el reino de tu mano, y lo ha dado a tu compañero David: 18 Como tú no obedeciste a la voz de Jehová, ni cumpliste la ira de su furor sobre Amalec, por eso Jehová te ha hecho esto hoy. 19 Y Jehová entregará a Israel también contigo en mano de los Filisteos: y mañana seréis conmigo, tú y tus hijos: y aun el campo de Israel entregará Jehová en manos de los Filisteos. 20 En aquel punto Saul cayó en tierra cuán grande era, y hubo gran temor por las palabras de Samuel, que no quedó en él esfuerzo ninguno, por que en todo aquel día, y en toda aquella noche, no había comido pan. 21 Entonces la mujer vino a Saul, y viéndole en grande manera turbado, díjole: He aquí que tú criada ha obedecido a tu voz, y he puesto mi alma en mi palma, y he oído las palabras que tú me has dicho: 22 Ruégote pues que tú también oigas la voz de tu sierva: yo pondré delante de ti un bocado de pan, que comas, para que te esfuerces, y vayas tu camino. 23 Y él lo rehusó, diciendo: No comeré. Mas sus criados juntamente con la mujer le constriñeron, y él los obedeció: y levantóse del suelo, y sentóse sobre una cama. 24 Y aquella mujer tenía en su casa un ternero grueso, el cual mató luego: y tomó harina y la amasó, y coció de ella panes sin levadura: 25 Y trájolo delante de Saul, y de sus criados; y después que hubieron comido, levantáronse, y caminaron aquella noche. 29  1 Y los Filisteos juntaron todos sus campos en Afec: e Israel puso su campo junto a la fuente que está en Jezrael. 2 Y reconociendo los príncipes de los Filisteos sus compañías de a ciento, y de a mil hombres, David y los suyos iban en los postreros con Aquis. 3 Y dijeron los príncipes de los Filisteos: ¿Qué hacen aquí estos Hebreos? Y Aquis respondió a los príncipes de los Filisteos: ¿No es este David el siervo de Saul rey de Israel, que ha estado conmigo algunos días, o algunos años, y no he hallado cosa en él, desde el día que se pasó a hasta hoy? 4 Entonces los príncipes de los Filisteos se enojaron contra él, y dijéronle: Envía a este hombre, que se vuelva al lugar que le señalaste, y no venga con nosotros a la batalla, porque en la batalla no se nos vuelva enemigo: porque ¿con qué cosa volverá mejor en gracia con su señor que por las cabezas de estos hombres? 5 ¿No es este David, de quien cantaban en los corros, diciendo: Saul hirió sus miles, y David sus diez miles? 6 Y Aquis llamó a David, y díjole: Vive Jehová, que tú has sido recto, y que me ha parecido bien tu salida y entrada en el campo conmigo: y que ninguna cosa mala he hallado en ti, desde el día que veniste a mí hasta hoy: mas en los ojos de los príncipes no agradas. 7 Vuélvete pues, y vete en paz: y no hagas lo malo en los ojos de los príncipes de los Filisteos. 8 Y David respondió a Aquis: ¿Qué he hecho? ¿Qué has hallado en tu siervo desde el día que estoy contigo hasta hoy, para que yo no vaya y pelee contra los enemigos de mi señor el rey? 9 Y Aquis respondió a David, y dijo: Yo sé que tú eres bueno en mis ojos, como un ángel de Dios: mas los príncipes de los Filisteos han dicho: No venga este con nosotros a la batalla. 10 Levántate pues de mañana, tú y los siervos de tu señor que han venido contigo, y levantándoos de mañana, en amaneciendo, partíos. 11 Y David se levantó de mañana, él y los suyos para irse, y volverse a la tierra de los Filisteos: y los Filisteos vinieron a Jezrael. 30  1 Y como David y los suyos vinieron a Siceleg al tercero día, los de Amalec habían entrado al mediodía, y a Siceleg, y habían herido a Siceleg, y puéstola a fuego. 2 Y a las mujeres que estaban en ella habían llevado cautivas, desde el menor hasta el mayor: mas a nadie habían muerto, sino los habían llevado, e ídose su camino. 3 Vino pues David con los suyos a la ciudad, y he aquí que estaba quemada a fuego: y sus mujeres, e hijos, e hijas llevadas cautivas. 4 Entonces David, y el pueblo que estaba con él, alzaron su voz y lloraron hasta que les faltaron las fuerzas para llorar. 5 Las dos mujeres de David Aquinoam Jezraelita, y Abigail la mujer de Nabal del Carmelo, también eran cautivas. 6 Y David fue muy angustiado, porque el pueblo hablaba de apedrearle: porque todo el pueblo estaba con ánimo amargo, cada uno por sus hijos y por sus hijas: mas David se esforzó en Jehová su Dios. 7 Y dijo David a Abiatar sacerdote, hijo de Aquimelec: Yo te ruego que me acerques el efod. Y Abiatar acercó el efod a David. 8 Y David consultó a Jehová, diciendo: ¿Seguiré este ejército? ¿Podré alcanzarle? Y él le dijo: Síguele, que de cierto le tomarás, y de cierto librarás la presa. 9 Y partióse David, él y los seiscientos hombres que con él estaban, y vinieron hasta el arroyo de Besor, donde se quedaron algunos. 10 Y David siguió el alcance con cuatrocientos hombres, porque los doscientos se quedaron, que estaban tan cansados que no pudieron pasar el arroyo de Besor. 11 Y hallaron un hombre Egipcio en el campo, el cual tomaron, y trajeron a David: y diéronle de comer pan, y diéronle también a beber agua. 12 Y diéronle también un pedazo de masa de higos pasados, y dos hilos de pasas. Y como comió volvió en él su espíritu: por que no había comido pan, ni bebido agua en tres días y tres noches. 13 Y David le dijo: ¿Cúyo eres tú? ¿Y de dónde eres? Y el mozo Egipcio respondió: Yo soy siervo de un Amalecita: y dejóme mi amo hoy ha tres días, porque estaba enfermo. 14 Y corrimos a la parte del mediodía de Cereti, y a Judá, y al mediodía de Caleb, y pusimos fuego a Siceleg. 15 Y díjole David: ¿Me llevarás tú a aquel ejército? Y él dijo: Házme juramento por Dios, que no me matarás, ni me entregarás en las manos de mi amo: y yo te llevaré al ejército. 16 Y así le llevó: y he aquí, que estaban derramados sobre la haz de toda la tierra comiendo y bebiendo; y haciendo fiesta, por toda aquella gran presa que habían tomado de la tierra de los Filisteos, y de la tierra de Judá. 17 E hiriólos David desde aquella mañana hasta la tarde del día siguiente: que no escapó de ellos ninguno, sino fueron cuatrocientos mancebos, que habían subido en camellos, y habían huido. 18 Y libró David todo lo que los Amalecitas habían tomado: y también libró David a sus dos mujeres. 19 Y no les faltó cosa chica ni grande, así de hijos como de hijas, del robo, y de todas las cosas que les habían tomado: todo lo tornó David. 20 Tomó también David todas las ovejas, y ganados mayores: y traíanlo todo delante, y decían: Esta es la presa de David. 21 Y vino David a los doscientos hombres, que habían quedado cansados, y no habían podido seguir a David, a los cuales habían hecho quedar al arroyo de Besor: y ellos salieron a recibir a David, y al pueblo que con él estaba. Y como David llegó a la gente saludólos con paz. 22 Y todos los malos y los de Belial que había entre los que habían ido con David, respondieron, y dijeron: Pues que estos no fueron con nosotros, no les daremos de la presa, que hemos quitado, mas de a cada uno su mujer y sus hijos, los cuales tomen y se vayan. 23 Y David dijo: No hagáis eso, hermanos míos, de lo que Jehová nos ha dado: el cual nos ha guardado, y ha entregado en nuestras manos el ejército, que vino sobre nosotros. 24 Porque ¿quién os escuchará en este caso? Porque igual parte ha de ser la de los que vienen a la batalla, y la de los que quedan al bagaje: que partan juntamente. 25 Y desde aquel día en adelante fue esto puesto por ley y ordenanza en Israel hasta hoy. 26 Y como David llego a Siceleg, envió de la presa a los ancianos de Judá sus amigos, diciendo: Veis aquí bendición para vosotros de la presa de los enemigos de Jehová. 27 A los que estaban en Bet-el, y en Ramot al mediodía: y a los que estaban en Geter: 28 Y a los que estaban en Aroer, y en Sefamot: y a los que estaban en Estamo: 29 Y a los que estaban en Racal: y a los que estaban en las ciudades de Jerameel: y a los que estaban en las ciudades del Cineo: 30 Y a los que estaban en Jorma: y a los que estaban en Corasán: y a los que estaban en Atac: 31 Y a los que estaban en Hebrón, y en todos los lugares donde David había estado con los suyos. 31  1 Los Filisteos pues pelearon con Israel, y los de Israel huyeron delante de los Filisteos, y cayeron muertos en el monte de Gelboé. 2 Y siguiendo los Filisteos a Saul y a sus hijos, mataron a Jonatán, y a Abinadab, y a Melquisua, hijos de Saul. 3 Y la batalla se agravó sobre Saul, y alcanzáronle los flecheros, y hubo gran temor de los flecheros. 4 Entonces Saul dijo a su escudero: Saca tu espada y pásame con ella; porque no vengan estos incircuncisos, y me pasen, y me escarnezcan. Mas su escudero no quería, porque tenía gran temor. Entonces Saul tomó la espada y echóse sobre ella. 5 Y viendo su escudero a Saul muerto, él también se echó sobre su espada, y murió con él. 6 Así murió Saul y sus tres hijos, y su escudero, y todos sus varones juntamente en aquel día. 7 Y los de Israel que estaban de la otra parte del valle, y de la otra parte del Jordán, viendo que Israel había huido, y que Saul y sus hijos eran muertos, dejaron las ciudades, y huyeron, y los Filisteos vinieron, y habitaron en ellas. 8 Y aconteció el siguiente día, que viniendo los Filisteos a despojar los muertos, hallaron a Saul, y a sus tres hijos tendidos en el monte de Gelboé. 9 Y cortáronle la cabeza, y desnudáronle las armas, y enviáronlas a tierra de los Filisteos al derredor, para que lo denunciasen en el templo de sus ídolos, y por el pueblo. 10 Y pusieron sus armas en el templo de Astarot, y colgaron su cuerpo en el muro de Bet-sán. 11 ¶ Y oyendo los de Jabes de Galaad esto que los Filisteos hicieron a Saul, 12 Todos los hombres valientes se levantaron, y anduvieron toda aquella noche, y quitaron el cuerpo de Saul, y los cuerpos de sus hijos del muro de Bet-sán: y viniendo a Jabes, quemáronlos allí. 13 Y tomando sus huesos sepultáronlos debajo de un árbol en Jabes, y ayunaron siete días.