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Reina-Valera 1865 Spanish translation

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LA EPÍSTOLA UNIVERSAL DE SANTIAGO

1  1 Santiago siervo de Dios y del Señor Jesu Cristo, a las doce tribus que están en la dispersión, salud. 2 Hermanos míos, tenéd por todo gozo cuando cayereis en diversas tribulaciones: 3 Sabiendo que la prueba de vuestra fe obra paciencia. 4 Mas tenga la paciencia su obra perfecta, para que seáis perfectos y cabales, sin faltar en alguna cosa. 5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, demándela a Dios, (el cual da a todos dadivosamente, y no zahiere,) y serle ha dada. 6 Empero demande en fe, no dudando nada; porque el que duda, es semejante a la onda de la mar, que es movida del viento, y es echada de una parte a otra. 7 No piense pues el tal hombre que recibirá cosa alguna del Señor. 8 El hombre de doblado ánimo, es inconstante en todos sus caminos. 9 Además, el hermano que es de humilde condición, gloríese en su ensalzamiento; 10 Mas el que es rico, en su humillación; porque él se pasará como la flor de la yerba: 11 Que salido el sol con ardor, la yerba se secó, y su flor se cayó, y su hermosa apariencia pereció: así también se marchitará el rico en sus caminos. 12 Bienaventurado el varón que sufre tentación; porque después que fuere probado, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. 13 Cuando alguno es tentado, no diga, que Dios me tienta; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a alguno: 14 Sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído, y cebado. 15 Y la concupiscencia después que ha concebido, pare al pecado: y el pecado, siendo cumplido, engendra muerte. 16 Hermanos míos muy amados, no erréis. 17 Toda buena dádiva, y todo don perfecto es de lo alto, que desciende del Padre de las lumbres, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. 18 El de su propia voluntad nos ha engendrado por la palabra de verdad, para que seamos como primicias de sus criaturas. 19 Así que, hermanos míos muy amados, todo hombre sea pronto para oír, tardío para hablar, tardío para airarse; 20 Porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. 21 Por lo cual dejando toda inmundicia, y superfluidad de malicia, recibíd con mansedumbre la palabra injerida en vosotros, la cual puede hacer salvas vuestras almas. 22 Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. 23 Porque si alguno oye la palabra, y no la pone por obra, este tal es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural: 24 Porque él se consideró a sí mismo, y se fue; y luego se olvidó qué tal era. 25 Mas el que hubiere mirado atentamente en la ley perfecta que es la de la libertad, y hubiere perseverado en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este tal será bienaventurado en su hecho. 26 Si alguno de entre vosotros piensa ser religioso, y no refrena su lengua, sino que engaña su propio corazón, la religión del tal es vana. 27 La religión pura y sin mácula delante de Dios y Padre es esta: Visitar los huérfanos y las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo. 2  1 Hermanos míos, no tengáis la fe de nuestro Señor Jesu Cristo glorioso en acepción de personas. 2 Porque si en vuestra congregación entra algún varón, que trae anillo de oro, vestido de preciosa ropa, y también entra un pobre vestido de vestidura vil, 3 Y pusiereis los ojos en el que trae la vestidura preciosa, y le dijereis: Tú asiéntate aquí honoríficamente; y dijereis al pobre: Estáte tú allí en pie; o, siéntate aquí debajo del estrado de mis pies: 4 ¿Vosotros, no hacéis ciertamente distinción dentro de vosotros mismos, y sois hechos jueces de pensamientos malos? 5 Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios los pobres de este mundo, que sean ricos en fe, y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? 6 Mas vosotros habéis afrentado al pobre. ¿Los ricos no os oprimen con tiranía, y ellos mismos os arrastran a los juzgados? 7 ¿No blasfeman ellos el buen nombre que es invocado sobre vosotros? 8 Si ciertamente vosotros cumplís la ley real conforme a la Escritura, es a saber: Amarás a tu prójimo como a ti mismo; bien hacéis; 9 Mas si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y sois acusados de la ley como transgresores. 10 Porque cualquiera que hubiere guardado toda la ley, y sin embargo se deslizare en un punto, es hecho culpado de todos. 11 Porque el que dijo: No cometas adulterio, también ha dicho: No mates. Y si no hubieres cometido adulterio, empero hubieres matado, ya eres hecho transgresor de la ley. 12 Así hablád, y así obrád como los que habéis de ser juzgados por la ley de libertad. 13 Porque juicio sin misericordia será hecho a aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia se gloría contra el juicio. 14 Hermanos míos, ¿qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? 15 Porque si el hermano, o la hermana estuvieren desnudos, o necesitados del mantenimiento de cada día, 16 Y alguno de vosotros les dijere: Id en paz, calentáos, y hartáos, empero no les diéreis las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿qué les aprovechará? 17 Así también la fe, si no tuviere obras, es muerta por sí misma. 18 Mas alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras; muéstrame tu fe sin tus obras; y yo te mostraré mi fe por mis obras. 19 Tú crees que Dios es uno: haces bien: también los demonios lo creen, y tiemblan. 20 ¿Mas, oh hombre vano, quieres saber, que la fe sin las obras es muerta? 21 Abraham, nuestro padre, ¿no fue justificado por las obras, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22 ¿No ves que la fe obró con sus obras, y que por las obras la fe fue perfecta? 23 Y la Escritura fue cumplida, que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue imputado a justicia, y fue llamado el amigo de Dios. 24 Vosotros, pues, veis, que por las obras es justificado el hombre, y no solamente por la fe. 25 Semejantemente también Raab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió los mensajeros, y los echó fuera por otro camino? 26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras es muerta. 3  1 Hermanos míos, no os hagáis muchos de vosotros maestros, sabiendo que recibiremos mayor condenación. 2 Porque todos ofendemos en muchas cosas. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, que también puede con freno gobernar todo el cuerpo. 3 He aquí, nosotros ponemos a los caballos frenos en las bocas para que nos obedezcan, y gobernamos todo su cuerpo. 4 He aquí también las naos, siendo tan grandes, y siendo llevadas de impetuosos vientos, son sin embargo gobernadas con un muy pequeño gobernalle por donde quiera que quisiere la gana del que las gobierna. 5 Semejantemente también la lengua es un pequeñito miembro, mas se gloría de grandes cosas. He aquí, un pequeño fuego, ¡cuán grande bosque enciende! 6 Y la lengua es un fuego, digo, un mundo de maldad. Así la lengua está puesta entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda natural; y es inflamada del gehena. 7 Porque toda naturaleza de bestias fieras, y de aves, y de serpientes, y de los de la mar, se doma, y es domada por la naturaleza humana; 8 Pero ningún hombre puede domar la lengua: es un mal que no puede ser refrenado, y está llena de veneno mortal. 9 Con ella bendecimos a Dios, y al Padre, y con ella maldecimos a los hombres, los cuales son hechos a la semejanza de Dios. 10 De una misma boca procede bendición y maldición. Hermanos míos, no conviene que estas cosas sean así hechas. 11 ¿Echa alguna fuente por un mismo manantial agua dulce y amarga? 12 Hermanos míos, ¿puede la higuera producir aceitunas; o la vid, higos? Así ninguna fuente puede dar agua salada y dulce. 13 ¿Quién es sabio, y entendido entre vosotros? muestre por buena conversación sus obras en mansedumbre de sabiduría. 14 Empero si tenéis envidia amarga, y contención en vuestros corazones, no os glorieis, ni seáis mentirosos contra la verdad; 15 Porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino que es terrena, animal, y demoniaca. 16 Porque donde hay envidia y contención, allí hay tumulto, y toda obra perversa. 17 Empero la sabiduría que es de lo alto, primeramente es pura, después pacífica, modesta, fácil de persuadir, llena de misericordia y de buenos frutos, no juzgadora, no fingida. 18 Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen paz. 4  1 ¿De dónde vienen las guerras, y los pleitos entre vosotros? De aquí, es a saber, de vuestras concupiscencias, las cuales batallan en vuestros miembros. 2 Codiciáis, y no tenéis: tenéis envidia y odio, y no podéis alcanzar: combatís y guerreáis, empero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 3 Pedís, y no recibís; porque pedís malamente, para gastar en vuestros deleites. 4 Adúlteros y adúlteras, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad con Dios? Cualquiera, pues, que quisiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. 5 ¿Pensáis que la Escritura dice sin causa: El espíritu que mora en nosotros, codicia envidiosamente? 6 Mas él da mayor gracia. Porque él dice: Dios resiste a los soberbios, empero da gracia a los humildes. 7 Sed pues sujetos a Dios: resistíd al diablo, y huirá de vosotros. 8 Allegáos a Dios, y él se allegará a vosotros. Pecadores, limpiád las manos; y vosotros de doblado ánimo, purificád los corazones. 9 Afligíos, y lamentád, y llorád. Vuestra risa conviértase en lloro, y vuestro gozo en tristeza. 10 Humilláos delante de la presencia del Señor, y él os ensalzará. 11 Hermanos, no digáis mal los unos de los otros: el que dice mal de su hermano, y juzga a su hermano, este tal dice mal de la ley, y juzga a la ley; mas si tú juzgas a la ley, no eres guardador de la ley, sino juez. 12 Solo uno es el dador de la ley, que puede salvar, y perder: ¿Quién eres tú que juzgas a otro? 13 Ea ahora, vosotros los que decís: Vamos hoy y mañana a tal ciudad, y estaremos allá un año, y compraremos mercadería, y ganarémos: 14 Vosotros que no sabéis lo que será mañana. Porque, ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es un vapor que se aparece por un poco de tiempo, y después se desvanece. 15 En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quisiere, y si viviéremos, haremos esto o aquello. 16 Mas ahora triunfáis en vuestras soberbias. Toda gloria semejante es mala. 17 El pecado, pues, está en aquel que sabe hacer lo bueno, y no lo hace. 5  1 Ea ya ahora, ricos, llorád aullando por causa de las miserias que os han de sobrevenir. 2 Vuestras riquezas están podridas; y vuestras ropas están roidas de la polilla. 3 Vuestro oro y vuestra plata están orinecidos, y el orín de ellos será testimonio contra vosotros, y comerá del todo vuestras carnes como fuego: habéis allegado tesoro para en los postreros días. 4 He aquí, el jornal de los obreros que han segado vuestras tierras, (el cual por engaño no les ha sido pagado de vosotros,) clama; y los clamores de los que habían segado han entrado en el oído del Señor de los ejércitos. 5 Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos, y habéis cebado vuestros corazones como en un día de matanza. 6 Habéis condenado y muerto al justo, y él no os resiste. 7 Por tanto, hermanos, sed pacientes hasta la venida del Señor. He aquí, el labrador espera el precioso fruto de la tierra, esperando pacientemente, hasta que reciba la lluvia temprana y tardía. 8 Sed pues también vosotros pacientes, y fortificád vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca. 9 Hermanos, no gimáis unos contra otros, porque no seáis condenados: He aquí, el juez está delante de la puerta. 10 Hermanos míos, tomád por ejemplo de sufrir el mal, y de paciencia, a los profetas que hablaron en el nombre del Señor. 11 He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Vosotros habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y piadoso. 12 Empero, hermanos míos, ante todas cosas no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por otro cualquier juramento; mas vuestro Sí, sea Sí; y vuestro No, No; porque no caigáis en condenación. 13 ¿Está alguno entre vosotros afligido? haga oración. ¿Está alguno alegre entre vosotros? salmodie. 14 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? llame a los ancianos de la iglesia, y oren sobre él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor; 15 Y la oración de fe hará salvo al enfermo, y el Señor le aliviará; y si estuviere en pecados, le serán perdonados. 16 Confesáos vuestras faltas unos a otros, y rogád los unos por los otros, para que seáis sanos. La oración eficaz del justo puede mucho. 17 Elías era hombre sujeto a semejantes pasiones que nosotros, y rogó con oración que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años, y seis meses. 18 Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto. 19 Hermanos, si alguno de entre vosotros errare de la verdad, y alguno le convirtiere, 20 Sepa este tal que el que hubiere hecho convertir al pecador del error de su camino, salvará un alma de muerte, y cubrirá multitud de pecados.